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101 - Sobre el sueño

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fantasía en que yo me portaba hacia la dama de una cierta 
manera indecorosa. Ahora bien, esta situación esperada en 
la fantasía no es, a su turno, más que la reedición de otra 
vivenciada realmente cierta vez." 
II. Un sueño en apariencia totalmente insignificante, en 
que se presentan números: 
Ella quiere pagar algo; su hija le toma 3 florines y 65 
kreuzer de la cartera; pero ella dice: «¿Qué haces? Sólo 
cuesta 21 kreuzer». 
La soñante era una extranjera que había puesto a su 
hija en un instituto pedagógico de Viena y que podría con-
tinuar su tratamiento conmigo mientras aquella permanecie-
se en la ciudad. El día anterior al sueño, la directora del ins-
tituto le había sugerido que dejase a su hija todavía un año 
más. De ocurrir tal cosa, ella alargaría también el tratamien-
to en un año. Los números incluidos en el sueño cobran 
significado si se recuerda que el tiempo es oro. «Time is 
money». Un año es igual a 365 días; expresado en kreuzer, 
365 kreuzer o 3 florines y 65 kreuzer. Los 21 kreuzer co-
rresponden a las tres semanas que debían trascurrir desde el 
día del sueño hasta el cierre de los cursos y, por tanto, el 
final del tratamiento. Eran evidentemente consideraciones 
pecuniarias las que habían movido a la dama a rechazar la 
propuesta de la directora, y las responsables de la pequenez 
de la suma en el sueño."* 
III. Una dama joven, pero casada desde hace años, se 
entera de que su conocida, la seriorita Elise L., casi de la 
misma edad que ella, ha contraído esponsales. Esta ocasión 
excita el siguiente sueño: 
Está sentada con su marido en el teatro, un sector de la 
platea está totalmente desocupado. Su marido le cuenta que 
Elise L. y su prometido también habían querido ir, pero 
sólo consiguieron malas localidades, 3 por 1 florín y ?0 kreu-
zer, y no pudieron tomarlas. Ella piensa que eso no habría 
sido una calamidad. 
Aquí nos interesarán el origen de los números tomados 
del material de los pensamientos oníricos y las mudanzas 
que han experimentado. (De dónde proviene la cifra de 1 
florín y 50 kreuzer? De una ocasión indiferente de la vís-
pera. Su cuñada había recibido en obsequio de su marido 
- [Este sueño se comunica con mayor detalle en ha interpretación 
de los sueños (l9Q0a), supra, 4, pág. 199.] 
•' [Cf. para este sueño La interpretación de los sueños (1900fl), 
supra, págs. 415-6.] 
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la suma de 150 florines y se apresuró a desprenderse de 
ellos comprándose una alhaja a cambio. Reparemos en que 
150 florines son cien veces más que 1 florín y 50 kreuzer. 
Para el tres, que está en el número de las entradas de tea-
tro, se descubre este único anudamiento: que Elise L., la 
novia, es precisamente tres meses más joven que la soñante. 
La situación del sueño es el reflejo de un pequeño episodio 
por el cual su marido se mofó a menudo de ella. Una vez se 
había apresurado demasiado, había reservado con anticipa-
ción entradas para una función de teatro, y cuando después 
entraron en él un sector de la platea estaba casi desocupado. 
No habría necesitado, pues, apresurarse tanto. Que no se 
nos escape, por último, la absurdidad del sueño, a saber, ¡que 
dos personas hayan de comprar tres entradas para el teati'o! 
Ahora los pensamientos oníricos: «Seguro que fue un 
disparate casarse tan temprano; yo no habría necesitado apre-
surarme tanto. Por el ejemplo de Elise L. veo que de todos 
modos habría conseguido un marido, y por cierto uno cien 
veces mejor (hombre, tesoro), con sólo haber esperado. Tres 
hombres así me habría podido comprar a cambio del dinero 
(la dote)».* 
* [Este sueño, que se menciona nuevamente injra, pág. 655, es 
analizado en La interpretación de los sueños (1900a), supra, págs. 
416-7, y con mayor extensión en las Conferencias de introducción al 
psicoanálisis (Freud, 1916-17), AE, 15, esp. págs. 111-4 y 201-2.] 
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no vacilé un instante en consentir en el güito de aquella 
suma. El pesar provocado por ello, eso corriente contra-
ria, no me devino conciente; por qué razón, esa es otra 
cuestión muy distinta, que nos llevaría muy lejos, y la res-
puesta que conozco para ella pertenece a un contexto diverso. 
Si yo no someto al análisis un sueño propio, sino el de 
una persona extraña, el resultado es el mismo; pero los mo-
tivos para el convencimiento varían. Si se trata del sueño de 
una persona sana, para compelerla a admitir las ideas repri-
midas que se hallaron no me queda otro recurso que la tra-
bazón de los pensamientos oníricos, y esa persona siempre 
puede rehusarse a reconocerla. Pero si se trata de un en-
fermo neurótico, por ejemplo de un histérico, la aceptación 
del pensamiento reprimido se vuelve obligatoria para él por 
la trabazón de este último con sus síntomas patológicos y 
por la mejoría que experimenta con el trueque de síntomas 
por ideas reprimidas. En el caso, verbigracia, de la paciente 
de quien proviene el último sueño mencionado, el de las 
tres localidades a cambio de 1 florín y 50 kreuzer, el aná-
lisis tiene que suponer que ella menosprecia a su marido, 
que lamenta haberse casado con él, que bien querría permu-
tarlo por otro. Claro está que sostiene amar a su marido, 
que su mundo de sentimientos nada sabe de ese menospre-
cio (¡uno cien veces mejor!), pero todos sus síntomas lle-
van a idéntica resolución que este sueño, y después que se 
hubieron evocado recuerdos, reprimidos por ella, de una 
cierta época en que tampoco concientemente había amado 
a su marido, esos síntomas se solucionaron y desapareció su 
resistencia a la interpretación del sueño. 
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