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Fernández, V. H. FISIOLOGÍA DE SISTEMAS CAPÍTULO XXVI EQUILIBRIO ÁCIDO-BASE ESQUEMA DEL CAPÍTULO ✓ Introducción ✓ MECANISMOS DE CONTROL DEL pH DEL LEC • Procedencia de los H+ ✓ MECANISMOS DE CONTROL DEL pH ✓ AMORTIGUADORES PARA EL CONTROL DEL pH • Ecuación de Henderson-Hasselbalch ✓ MECANISMOS RESPIRATORIOS DE CONTROL DEL pH ✓ MECANISMOS URINARIOS QUE CONTROLAN EL pH ✓ TRASTORNOS DEL EQUILIBRIO ÁCIDO-BASE ✓ ACIDOSIS Y ALCALOSIS ✓ ACIDOSIS VENTILATORIA ✓ ACIDOSIS METABÓLICA ✓ ALCALOSIS VENTILATORIA ✓ ALCALOSIS METABÓLICA ✓ MECANISMOS COMPENSATORIOS • Mecanismos compensatorios respiratorios • Mecanismos compensatorios renales ✓ INTERPRETACIÓN CLÍNICA DE LOS GASES EN SANGRE ARTERIAL • Exceso de base (EB) • Brecha aniónica • Enfoque fisicoquímico de Stewart ✓ APLICACIONES CLÍNICO-FISIOLÓGICAS ✓ Bibliografía OBJETIVOS DEL CAPÍTULO 1. Identificar el rango de referencia de valores de pH en los líquidos corporales y los límites superior e inferior compatibles con la vida. Definir acidosis y alcalosis a partir de este rango. 2. Explicar qué es un amortiguador (buffer o tampón) químico y su respuesta ante un aumento de la producción de ácidos y bases. 3. Enumerar los principales amortiguadores en sangre, líquido intersticial y líquido intracelular. Fernández, V. H. 4. Describir el sistema amortiguador del bicarbonato, la regulación renal y respiratoria del sistema tampón HCO3-/H2CO3 y su importancia fisiológica en el mantenimiento del pH plasmático normal. 5. Explicar la capacidad del sistema respiratorio para amortiguar los cambios de pH. 6. Enumerar los procesos implicados en la secreción tubular de H+, exponiendo la importancia de estos procesos en la regulación aguda y prolongada del equilibrio ácido-básico. 7. Calcular la carga filtrada de HCO3-, e identificar los principales lugares de reabsorción a lo largo de la nefrona, poniendo énfasis en la importancia de los mecanismos secretores de H+ en este proceso. 8. Describir los mecanismos celulares responsables del movimiento transepitelial neto de HCO3-. 9. Describir los ajustes en la carga filtrada y en la reabsorción de HCO3- causados por alteraciones en el balance ácido-base sistémico, diferenciándolos de los factores que alteran este proceso (volumen extracelular, aldosterona, angiotensina II). 10. Describir la excreción ácida neta por los riñones, la importancia de los tampones urinarios y la producción y excreción de amonio. Distinguir entre la reabsorción del bicarbonato filtrado y la formación de nuevo bicarbonato. 11. Identificar la magnitud y el curso temporal de las compensaciones que se ponen en funcionamiento, tras un aumento o disminución repentina del pH, para minimizar los cambios en el pH de los líquidos corporales, incluyendo: a) amortiguadores, b) ajustes respiratorios c) ajustes renales. 12. Describir los efectos de los inhibidores de la anhidrasa carbónica y de otros diuréticos sobre el equilibrio ácido-base y la reabsorción de HCO3- por la nefrona. 13. Describir las cuatro alteraciones simples del equilibrio ácido-básico y, para cada una de ellas, explicar: el defecto primario, una causa, los procesos de amortiguación química y las compensaciones renales o respiratorias. 14. A partir de los valores sanguíneos, identificar las alteraciones metabólicas y respiratorias del equilibrio ácido-base. Diferenciar entre acidosis metabólica con brecha aniónica normal y aumentada, alcalosis metabólica resistente o sensible al cloruro y alteraciones respiratorias agudas y crónicas. 15. Explicar los cambios en la distribución de potasio intra y extracelular cuando se producen variaciones del pH, y su importancia funcional. Fernández, V. H. 714 EQUILIBRIO ÁCIDO-BASE Introducción El equilibrio acido-base es uno de los estados que debe mantenerse estrictamente mediante mecanismos homeostáticos, ya que corresponde a uno de los más importantes del cuerpo, la concentración de H+ en el líquido extracelular. Muchas de las moléculas de mayor importancia biológica del cuerpo contienen grupos químicos que pueden “ceder” o “ganar” un H+ y, por consiguiente, comportarse como ácidos o bases. Cuando el pH de una molécula cambia, también lo hacen su configuración y su actividad biológica. La forma y la capacidad funcional de los canales iónicos, los receptores de membrana, la Hb, las enzimas y otras importantes proteínas del organismo dependen de la regulación precisa de la concentración de H+. En consecuencia, incluso las pequeñas desviaciones del intervalo de pH normal en las células y los líquidos corporales dan lugar a pronunciados cambios sistémicos y de la actividad metabólica, potencialmente mortales. Por ejemplo, la bomba de Na+/K+-ATPasa disminuye su actividad en un 50% cuando el pH se reduce en aproximadamente una unidad. Un efecto aún más intenso se observa en la actividad de la fosfofructocinasa, implicada en la descomposición de la glucosa en ausencia de O2 durante la glucólisis. La actividad biológica de esta enzima fundamental se reduce en aproximadamente un 90% cuando el pH disminuye solo en 0,1 unidades. El mantenimiento del equilibrio acido-básico en intervalos estrechos y precisos resulta, pues, imprescindible para la supervivencia. MECANISMOS DE CONTROL DEL pH DEL LEC Todas las soluciones acuosas del LEC contienen H+ y OH-. El pH es una representación simbólica del logaritmo negativo (exponente de 10) del número de H+ presente en 1 litro de solución. Se expresa mediante un valor numérico comprendido entre 0 y 14. El pH indica el grado de acidez o alcalinidad de una solución y, a medida que la concentración de H+ aumenta, el pH desciende y la solución se hace más ácida. Por contra, una disminución de la concentración de H+ hace que la solución se haga más alcalina y el pH se eleve. Por ello, un pH 7 es indicativo de neutralidad (cantidades iguales de H+ y OH-). Por ejemplo, el jugo gástrico, con un pH de 1, es la sustancia más ácida del cuerpo. El líquido intracelular, con pH de 7, es en esencia neutro, en tanto que las sangres arterial y venosa son ligeramente alcalinas, dado que ambas tienen un pH levemente superior a 7. El pequeño aumento de la acidez de la sangre venosa (pH = 7,36) con respecto a la sangre arterial (pH = 7,4) se debe sobre todo al CO2 que pasa a la sangre como producto residual del metabolismo celular. Sin embargo, aunque cualquier valor de pH por encima de 7 se considera básico desde el punto de vista químico, fisiopatológicamente hablando, el término acidosis se emplea para describir un pH de la sangre arterial inferior a 7,35, en tanto que la alcalosis hace referencia a un pH de sangre arterial superior a 7,45. Los pulmones excretan de la sangre venosa el equivalente a más de 30 litros de H2CO3 al día, por eliminación de CO2, mientras que 1 litro de sangre venosa contiene en torno a 1/1.000.000 g más de H+ que 1 litro de sangre arterial. Fernández, V. H. 715 Procedencia de los H+ Los ácidos y las bases entran continuamente en la circulación sanguínea por medio de los alimentos que se absorben y del metabolismo de los nutrientes a nivel celular. Por ello, se hace necesario algún mecanismo a través del cual se neutralicen o se eliminen estas sustancias, de modo que el pH se mantenga constante. Sin embargo, aunque los componentes ácidos, así como los básicos son importantes, la homeostasis del pH corporal depende en gran medida del control de la concentración de H+ en el LEC. Los H+ entran a formar parte de los líquidos corporales de manera continua a partir de diferentes productos. El catabolismo de las proteínas y los fosfolípidos conduce a la producción de unos 50 a 70 mmol/día de ácido fijo. Las proteínas con aminoácidos azufrados (p. ej., metionina, cisteína y cistina) producen ácido sulfúrico en su metabolismo, mientras que los fosfolípidos producenácido fosfórico. Los ácidos carbónico y láctico son generados por los metabolismos aeróbico y anaeróbico de la glucosa, respectivamente. El ácido sulfúrico se produce cuando los aminoácidos que contienen azufre se oxidan, en tanto que el ácido fosfórico se acumula cuando ciertas fosfoproteínas y ribonucleótidos se descomponen para obtener energía. Los cuerpos cetónicos (cetoácidos), entre los que se cuentan la acetona, el ácido acetoacético y el ácido 3-beta-hidroxibutírico, se acumulan durante la descomposición incompleta de las grasas. Cada uno de estos ácidos aporta H+ al LEC en cantidades variables e influye en el equilibrio acido-básico. De los minerales que quedan tras ser metabolizados se dice que son formadores de ácido o formadores de base, dependiendo de si contribuyen al desarrollo de un medio ácido o básico cuando están en solución. Entre los elementos que producen ácido se cuentan cloro, azufre y fósforo, todos los cuales abundan en los alimentos de alto contenido en proteínas, tales como carne, pescado, aves y huevos. Asimismo, están presentes en determinados cereales, como el trigo, el maíz y la avena. Estos alimentos a menudo se catalogan como formadores de ácido. Una vez que el metabolismo está completo, la mayor parte de las dietas combinadas contienen un excedente de elementos minerales formadores de ácido, que han de ser sometidos a un efecto amortiguador continuado a fin de mantener el equilibrio acido-básico. Las dietas de muy alto contenido en proteínas, que originan un residuo mineral ácido predominante cuando son metabolizadas, pueden obligar a los sistemas homeostáticos a trabajar al límite para mantener el estado de equilibrio acido-básico si se consumen durante períodos prolongados. Entre los elementos minerales que en solución son alcalinos, o básicos, incluyen al potasio, el calcio, el sodio y el magnesio. Todos ellos están presentes en frutas y verduras, a las que a menudo los nutricionistas designan como alimentos formadores de base. El residuo básico predominante que resulta del metabolismo de una dieta vegetariana estricta también puede comprometer la capacidad del cuerpo para mantener el equilibrio acido-básico, como consecuencia del elevado aflujo de componentes alcalinos al LEC. Entre los alimentos que presentan características formadoras de ácido se encuentran el maíz y el aceite de maíz, las aceitunas y el aceite de oliva, los arándanos azules y rojos, la avena, el trigo, el arroz, el maní, el poroto (rojo y negro), el queso, la carne de vacuno, el pescado, la carne de cerdo y de pavo y el azúcar. Los alimentos que contienen ácidos oxálicos, que son metabolizados muy lentamente, son formadores de ácidos directos, entre ellos se encuentran el pimiento negro, el perejil, las semillas de amapola, la espinaca, la acelga, la remolacha, el cacao, el chocolate, las nueces, y los porotos, entre otros. Las hojas de la planta del té contienen una de las mayores concentraciones de ácido oxálico en relación con otras plantas. Fernández, V. H. 716 Asimismo, el ácido benzoico es una sustancia utilizada como conservante, aunque también se encuentra en alimentos que incluyen salsas y conservas. También es un formador de ácidos en el LEC. Además, es posible la ingestión de otros ácidos fijos, como el ácido acetilsalicílico (sobredosis de aspirina), ácido fórmico (ingestión de metanol) y ácidos glicólico y oxálico (ingestión de etilenglicol). La producción excesiva o la ingestión de ácidos fijos provocan acidosis metabólica. Los alimentos que presentan características formadoras de bases incluyen los pimientos, la sal marina, la soja, las almendras, el agua mineral, los cítricos, las uvas, las moras, las bananas, los tomates, las manzanas, las judías verdes (habichuelas), la lechuga, el ajo, el brócoli, las zanahorias y la palta (aguacate). Los antiácidos como el bicarbonato sódico y el carbonato cálcico, entre otros, también son ejemplos de sustancias formadoras de base directas. Por su parte, el CO2 es un ácido volátil que se produce como producto final del metabolismo aerobio en las células a una tasa de 13.000 a 20.000 mmol/día. En realidad, no es un ácido en sí mismo, pero cuando reacciona con H2O se convierte en ácido carbónico (H2CO3), que es un ácido débil, por acción de la anhidrasa carbónica que acelera unas 500 veces dichas reacciones: CO2 + H2O ⇄ H2CO3 ⇄ H+ + HCO3- En este caso el CO2 producido por las células es añadido a la sangre venosa, convertido en H+ y HCO3 - en el interior de los hematíes sanguíneos y transportado a los pulmones. En los pulmones tienen lugar las reacciones inversas y el CO2 es regenerado y espirado. Es por ello, que el CO2 se denomina ácido volátil y la neutralización del H+ que procede del CO2 es sólo un problema temporal para la sangre venosa. MECANISMOS DE CONTROL DEL pH Los tipos principales de sistemas de control del pH se dividen en mecanismos químicos (sistema buffer bicarbonato, buffer fosfato y proteinatos) y mecanismos fisiológicos (sistema respiratorio y sistema renal). Los amortiguadores (buffers) químicos de acción rápida (segundos) se combinan inmediatamente con cualquier ácido o base añadidos que pasen al LEC, evitando así cambios drásticos en la concentración de H+ y en el pH. Todos los amortiguadores actúan con el fin de prevenir las alteraciones del pH cuando cambian las concentraciones de H+. Si la acción inmediata de los amortiguadores químicos no puede estabilizar el pH, los amortiguadores fisiológicos actúan como una segunda línea de defensa en contra de las variaciones nocivas de pH en el LEC. Fernández, V. H. 717 Las variaciones que no son controladas por los efectos inmediatos de la amortiguación química hacen que el sistema respiratorio responda en unos pocos minutos (1 o 2 min) y se registran cambios en la frecuencia y la profundidad de la respiración. Esto produce cambios en la PaCO2 alterando las concentraciones de H+ y contribuyen a estabilizar el pH. Si los mecanismos respiratorios no son capaces de detener las alteraciones del pH, entonces, en un plazo de unas 24 h, se pone en marcha el sistema de amortiguación fisiológica renal, más potente, pero de acción más lenta, que implica la excreción de una orina ácida o alcalina según la situación. En conjunto, todos ellos conforman los mecanismos homeostáticos del pH. AMORTIGUADORES PARA EL CONTROL DEL pH Un amortiguador o buffer es una sustancia que evita cambios importantes en el pH de una solución cuando se añaden a la misma un ácido o una base. Por ejemplo, si una pequeña cantidad de un ácido fuerte (por ejemplo, HCl) se añade a una solución que contiene un amortiguador (como en la sangre), el pH disminuye poco. Sin embargo, si la misma cantidad de HCl se añade al agua pura sin amortiguadores, el descenso del pH será mucho más significativo. En ambos casos, el pH se reduce tras la adición del ácido, pero la disminución es mucho menor en presencia de amortiguadores que en ausencia de ellos. Es importante destacar que los amortiguadores no impiden los cambios de pH, pero ayudan a minimizar dicho cambio. Según su composición química, los amortiguadores constan de dos tipos de sustancias, por lo que a menudo se hace referencia a ellos designándolos como pares amortiguadores (el ácido y su base conjugada). La mayoría de los pares amortiguadores de los líquidos corporales están formados por un ácido débil y por una sal de dicho ácido. Los principales pares amortiguadores de los líquidos corporales son: a) HCO3-/H2CO3 (Bicarbonato/ácido carbónico) b) Na2HPO4/NaH2PO4 (fosfato básico/fosfato ácido) c) Proteinatos/Proteína Ecuación de Henderson-Hasselbalch La ecuación de Henderson-Hasselbalch se usa para calcular el pH de una solución buffer. Esta ecuación deriva del comportamiento de los ácidos y sus bases conjugadasdébiles en solución. Si consideramos al buffer HCO3 -/H2CO3: H2CO3 ⇄ H+ + HCO3- La reacción anterógrada (la disociación de H2CO3 en H + y HCO3 -) se caracteriza por un valor constante K1 y la reacción inversa se caracteriza por otro valor constante K2. Cuando las constantes de las reacciones anterógrada e inversa son exactamente iguales, hay un estado de equilibrio químico, sin más cambio neto de la concentración de H2CO3 o HCO3 -. Según la ley de acción de masas en equilibrio químico: K1 [H2CO3] = K2 [H+] [HCO3-] Si se reordena: K1/K2 = [H+] [HCO3-]/[H2CO3] Fernández, V. H. 718 El cociente entre las constantes puede ser combinado en una sola constante de equilibrio (K) del modo siguiente: K = [H+] [HCO3-]/[H2CO3] Si se reordena otra vez para resolver [H+]: [H+] = K [H2CO3]/[HCO3-] Para expresar [H+] como pH se aplica el log10 negativo a ambos lados de la ecuación anterior. Así: -log [H+] = -log K -log [H2CO3]/[HCO3-] Recordando que −log [H+] es igual al pH, −log K es igual a pK y que menos log HA/A− es igual a log A−/HA. Así, la forma final de la ecuación de Henderson-Hasselbalch es la siguiente: pH = pK + log [HCO3-]/[H2CO3] El pK es un valor característico para una pareja de tampones y depende de su grado de disociación del ácido. Por tanto, los ácidos fuertes como el HCl están más disociados en H+ y Cl- y tienen constantes de equilibrio K elevadas y pK bajos (puesto que pK es menos el log10 de la constante de equilibrio. Por otra parte, los ácidos débiles como el H2CO3 están menos disociados y tienen constantes de equilibrio bajas y pK elevados correspondiente a un valor de 6,1 a 37°C, bastante alejado del pH sanguíneo de 7,4. Por su parte, en este sistema es difícil la medición del H2CO3 por lo cual suele sustituirse en la ecuación de Henderson-Hasselbalch por [CO2], es decir: [H2CO3] = [CO2] = PaCO2 x 0,03 De esta manera: pH = 6,1 + log (24 mmol/L/1,2 mmol/L) = 7,4 La importancia de esta ecuación radica en que la concentración de bicarbonato no puede medirse de manera directa, pero el pH y la PaCO2 son sensibles de cuantificarse con exactitud adecuada mediante electrodos de vidrio para pH y CO2 y, entonces, es posible calcular el [HCO3 -]. Parecería, en principio, que este sistema amortiguador no sería bueno dado que la porción lineal de la curva de titulación se extiende desde pH 5,1 hasta 7,1; por lo cual, la porción lineal está fuera del intervalo de amortiguación para el pH 7,4 de la sangre. Sin embargo, hay tres factores adicionales que hacen del sistema HCO3 -/H2CO3 un amortiguador biológico tan eficaz. Primero, la reacción CO2 + H2O ⇄ H2CO3 es lenta en ambos sentidos, a menos que esté presente la anhidrasa carbónica. En el plasma no se detecta dicha enzima, pero hay abundancia de ella en los eritrocitos, lo cual confina espacialmente y controla la reacción. Segundo, la presencia de Hb en la sangre aumenta la amortiguación del sistema porque se une con los H+ libres generados con la hidratación del CO2 y así es posible el Fernández, V. H. 719 movimiento del HCO3 -al plasma. Tercero, el CO2 es regulado por el sistema respiratorio, mientras que el HCO3 - es regulado por el sistema renal. En este mismo sentido, el sistema amortiguador Na2HPO4/NaH2PO4, presenta un pK de 6,8 a 37°C, más cerca del pH arterial sanguíneo y la porción lineal de su curva se extiende desde pH 5,8 hasta 7,8. Parecería que el sistema fosfato inorgánico debiera ser un tampón fisiológico más importante que el anterior, puesto que su intervalo de amortiguación es más cercano al pH de 7,4 de la sangre arterial. Sin embargo, un problema para este sistema es su concentración plasmática entre 1 y 2 mmol/l, muy baja respecto al buffer bicarbonato, además de que solo puede ser controlado por el sistema renal. Por ello, este sistema toma importancia a nivel renal donde se concentra en el túbulo distal y puede excretar H+ dando lugar a los ácidos titulables. Por su parte, aunque varios grupos amortiguadores potenciales se encuentran en proteínas, sólo un grupo grande tiene pK dentro del rango de pH que se presenta en la sangre; éstos son los grupos imidazol en los residuos histidina de las cadenas peptídicas (pK de 6,4 a 7,0 para los grupos imidazoles y pK de 7,4 a 7,9 para los grupos amino). La proteína presente en la mayor cantidad en la sangre es la Hb dentro de los eritrocitos y, por ello, no son tan importantes como buffers plasmáticos debido a su concentración (si son excelentes amortiguadores intracelulares). Sin embargo, aunque no son importantes en el LEC como amortiguadores, las proteínas plasmáticas también neutralizan el H+ y existe una relación entre proteínas plasmáticas, H+ y Ca2+, que producen a cambios del Ca2+ ionizado (libre) cuando existe un trastorno ácido-base. Los grupos con carga negativa en las proteínas plasmáticas, principalmente la albúmina, se pueden unir a H+ o Ca2+. De hecho, el 40% del Ca2+ total se encuentra unido a proteínas en el plasma y, cuando aparece la acidosis, hay un exceso de H+ en sangre, por lo cual, conforme se une más H+ a las proteínas plasmáticas, se une menos Ca2+ y aumenta su concentración libre. En la alcalosis existe un defecto de H+ en la sangre, por lo cual, hay menos H+ unido a las proteínas plasmáticas y se une más Ca2+, con la consiguiente disminución de la concentración de Ca2+ libre generando una hipocalcemia relativa (el calcio total no cambia). Los síntomas de hipocalcemia ocurren frecuentemente en la alcalosis respiratoria (por ser un cambio más rápido) y comprenden hormigueo, entumecimiento y tetania, entre otros (ver más adelante). Es importante destacar que la porción extracelular de hueso contiene depósitos muy grandes de sales de calcio y fosfato, principalmente en la forma de hidroxiapatita. En un adulto por lo demás sano, donde el crecimiento y la resorción óseos se presentan en un estado estable, las sales óseas pueden amortiguar H+ en la acidosis crónica. Por ende, la amortiguación crónica de H+ mediante las sales óseas puede llevar a la desmineralización del hueso. MECANISMOS RESPIRATORIOS DE CONTROL DEL pH La respiración desempeña un papel fundamental en el control del pH como se explicó previamente. Con cada espiración, el aire espirado hace que el organismo expulse CO2 y agua. El CO2 procede de la sangre venosa, desde la que se difunde al medio externo cuando esa sangre atraviesa los capilares pulmonares. Por consiguiente, la sangre arterial presenta una menor concentración de H+ y un pH más elevado que la sangre venosa. El pH característico de la sangre venosa es de 7,38 mientras que el de la arterial es de 7,40. Para que la respiración sirva como medio de control del pH es necesario que haya un cierto mecanismo que cambie la frecuencia o la profundidad de la misma en función de las necesidades, con el fin de mantener o restablecer el pH normal. Si la cantidad de CO2 en sangre arterial aumenta por encima de un determinado nivel, o si el pH de la sangre arterial desciende por debajo de 7,38, se estimula el centro respiratorio y Fernández, V. H. 720 aumenta proporcionalmente la frecuencia y la profundidad de la respiración, eliminando el CO2 en exceso, disminuye el H2CO3 y los H +, con lo cual el pH recupera sus valores normales. Los quimiorreflejos carotídeos son también mecanismos mediante los cuales la respiración se ajusta al pH sanguíneo, regulándolo. Los principios básicos que ayudan a comprender la relación entre la función respiratoria y el pH del medio interno son: ✓ La disminución del pH sanguíneo hasta valores inferiores a los normales (acidosis) tiende a estimular el aumento del número de respiraciones (hiperventilación), que a su vez tiende a hacer que el pH recupere el nivel normal. Es decir, la acidosis induce hiperventilación y esta, por su parte, actúa como mecanismo de compensaciónde la propia acidosis. Sin embargo, la hiperventilación prolongada (más allá del necesario restablecimiento del pH normal) puede elevar el pH sanguíneo hasta producir alcalosis. ✓ El aumento del pH de la sangre por encima de lo normal (alcalosis) induce hipoventilación, que actúa como mecanismo de compensación de esa alcalosis, haciendo que el pH sanguíneo descienda de nuevo hasta niveles normales. Sin embargo, la hipoventilación es de menor importancia que en la hiperventilación. Por su parte, la hipoventilación prolongada (más allá del necesario restablecimiento del pH normal) puede reducir el pH sanguíneo hasta producir acidosis. MECANISMOS URINARIOS QUE CONTROLAN EL pH Dado que pueden excretar cantidades variables de ácidos y bases, los riñones, al igual que los pulmones, desempeñan un papel fundamental en el control del pH. Excretando muchos o pocos H+ en el intercambio para reabsorber muchos o pocos iones sodio, los túbulos renales controlan el pH urinario y, en consecuencia, ayudan a controlar el pH sanguíneo. Si, por ejemplo, el pH de la sangre disminuye por debajo de su valor normal, los túbulos renales secretan una mayor cantidad de H+ de la sangre a la orina, intercambiando cada H+, y reabsorben iones sodio de la orina a la sangre. Ello reduce el pH de la orina, pero también elevan el pH de la sangre hasta que este recupera su valor normal. Este mecanismo urinario de control del pH es un proceso en el que se excretan cantidades variables de H+ para compensar las cantidades de los mismos que entran en la circulación sanguínea. La disminución del pH sanguíneo acelera los mecanismos de intercambio iónico en los túbulos renales que acidifican la orina y conservan las bases presentes en la sangre, haciendo que el pH sanguíneo se eleve para recuperar su valor normal. Los riñones controlan la concentración plasmática de HCO3 -, los cuales se filtran con libertad en el glomérulo con una carga diaria filtrada de HCO3 - sea muy grande. Si se excretara alguna fracción apreciable de este bicarbonato filtrado, el pH del organismo disminuiría mucho. Así, los riñones deben recuperar o reabsorber la mayor parte del HCO3 - filtrado. Sin embargo, como el HCO3 - posee un Tm, si aumenta el HCO3 - filtrado, se supera el Tm y los riñones son incapaces de reabsorberlo todo, de modo que se excreta parte del anión hasta que las concentraciones plasmáticas vuelven a la normalidad. Es importante tener en mente el hecho de que la concentración absoluta de H+ que existe en el organismo es muy baja cuando se mantiene el pH normal de 7,4, de sólo 40 nmol/L (40 × 10-9 mol/L). En comparación, la concentración normal de iones HCO3 - es de 24 mmol/L (24 × 10-3 mol/L), un factor 1 x 106 mayor. En la membrana apical, la reabsorción de Na+ por su gradiente de concentración causa la secreción de H+ a la luz. Los H+ se combinan con iones HCO3 - para formar H2CO3. La anhidrasa carbónica (AC) del borde en cepillo de las células epiteliales tubulares, cataliza la disociación Fernández, V. H. 721 del H2CO3 en H2O y CO2 dentro de la luz del túbulo. Estos últimos difunden libremente hacia la célula, donde vuelven a formar HCO3 -, estando este proceso catalizado por la AC intracelular. El HCO3 - que se sintetiza en las células del túbulo difunde a través de la membrana basolateral hacia el capilar peritubular por medio de dos sistemas de transporte distintos: un simport Na+- 3HCO3 -, y un antiport Cl-/HCO3 -. Por su parte, los H+ salen de la célula secretándose a la luz tubular, donde se reciclan para permitir que continúe el ciclo. Los inhibidores de la AC, como la acetazolamida, en la luz suprimen la secreción de H+, provocando un descenso de la absorción de Na+ y HCO3 - y, por tanto, funcionan como diuréticos débiles. El TCP recupera 80% de la carga filtrada de bicarbonato y un 15% se reabsorbe en el AAGH. En un mecanismo de acidificación urinaria, los túbulos distales y los conductos colectores secretan H+ a la orina intercambiándolos por iones básicos, que son reabsorbidos por ellos. Cabe destacar que el CO2 se difunde desde los capilares tubulares a las células tubulares distales, donde la AC genera HCO3 -. A continuación, los iones H+ pasan a la orina tubular, donde desplazan a los iones básicos (en la mayoría de los casos Na+) de una sal básica de un ácido débil, intercambiando la sal básica por una sal ácida o un ácido débil, que son eliminados por la orina. Mientras esto sucede, el Na+ u otros iones básicos se difunden a una célula tubular. En ella se combinan con el HCO3 - y se difunde (reabsorbido) a la sangre. De esta manera, el organismo conserva el HCO3 - y eleva automáticamente el pH de la sangre. En otro mecanismo urinario, los túbulos renales pueden excretar H+ o K+ a cambio del Na+ que reabsorben. Así pues, en general, cuanto mayor sea la cantidad de H+ que excreten, menor será la de K+ que puedan excretar. Por ello, los fosfatos monobásicos se unen al H+ para formar fosfatos dibásicos. H+ + HPO42- = H2PO4- Los fosfatos son bastante efectivos como amortiguadores urinarios, en especial en el túbulo distal, ya que no se reabsorben en un punto proximal en cantidad significativa y por tanto se concentran en el líquido tubular. También son efectivos porque su pK es bastante cercano al pH urinario. En la acidosis, la excreción tubular de H+ aumenta de forma significativa, mientras que la de K+ disminuye, lo cual puede dar lugar a hiperpotasemia. En un tercer mecanismo urinario, las células de los túbulos distales y los conductos colectores excretan amoníaco a la orina tubular, al igual que las células del TCP. Glutaminasa Glutamina −−−−−→ Glutamato + NH3 + H+ = NH4+ El NH4 + desplaza al sodio, u otro ion básico, procedente de una sal de un ácido fijo (no volátil), para formar una sal de amonio. A continuación, el ion básico se difunde de nuevo a la célula tubular y se combina con el HCO3 - para formar una sal básica que, a su vez, se difunde a la sangre tubular. Así pues, al igual que la excreción de iones hidrógeno de los túbulos renales, su excreción de amoníaco y su combinación con H+ para formar NH4 + también tienden a aumentar el cociente del par amortiguador de bicarbonato sanguíneo y, en consecuencia, a elevar el pH de la sangre. No obstante, desde el punto de vista cuantitativo, la excreción de NH4 + es más importante que la de H+. La excreción por parte de los túbulos renales de H+ y NH4 + se controla, al menos en parte, por el nivel del pH sanguíneo. Fernández, V. H. 722 La disminución del pH de la sangre acelera la excreción tubular tanto de H+ como de NH3, en tanto que la elevación del mismo produce los efectos opuestos. Una porción significativa del NH4 + secretado por las células del TCP se reabsorbe en el AAGH, donde NH4 + sustituye a K+ en el cotransportador Na+/K+/2Cl-. Este NH4 + se acumula en el intersticio medular del riñón, donde existe en equilibrio con NH3. Aunque tanto NH4+ como NH3 están presentes en el líquido intersticial medular, sólo NH3 es liposoluble y puede difundirse por las células del conducto colector hacia el líquido tubular. Una vez en el líquido tubular, el NH3 se combina con el H + secretado para formar NH4 +. Dado que el NH4 + no es liposoluble, queda atrapado en el líquido tubular y se excreta en la orina. Como la fuente del H+ secretado por las células de los túbulos recolectores es CO2 y H2O, por cada H+ que se produce en las células y se secreta, un nuevo HCO3 - adicional se genera y agrega a la sangre. Una de las características más importantes del sistema amortiguador de amoníaco es que está sujeto a control fisiológico. En condiciones normales, la cantidad de H+ eliminado por el sistema amortiguador de amoníaco es cerca del 50% del ácido excretado y el 50% del nuevo HCO3 - regenerado. Sin embargo,con la acidosis crónica, puede volverse el mecanismo dominante para la excreción de H+ y la generación de nuevo HCO3 -. El intervalo aniónico de la orina, que es un método indirecto para determinar los niveles de NH4 + de la orina, puede emplearse para valorar la función renal en términos de eliminación de H+. Los niveles de K+ plasmático influyen en la eliminación renal de H+ y viceversa. La hipopotasemia es un potente estímulo para la secreción de H+ y la reabsorción de HCO3 -. Cuando los niveles plasmáticos de K+ bajan, hay movimiento de K+ del LIC al compartimiento del LEC y un movimiento recíproco de H+ del LEC hacia el compartimiento de LIC. Un proceso similar tiene lugar en los túbulos distales del riñón, donde la bomba de intercambio de H+/K+-ATPasa reabsorbe de forma activa K+ y secreta H+. Una elevación de los niveles plasmáticos de K+ tiene el efecto opuesto. El equilibrio acido-básico altera de modo similar los niveles plasmáticos de K+. Por lo tanto, la acidosis tiende a incrementar la eliminación de H+ y a disminuir la eliminación de K+, con un incremento resultante de los niveles plasmáticos de K+, mientras que la alcalosis tiende a disminuir la eliminación de H+ y a incrementar la eliminación de K+, con una disminución resultante de los niveles de K+ plasmáticos. La aldosterona también influye en la eliminación renal de H+. Actúa en el conducto colector para estimular la secreción de H+ de manera indirecta, al tiempo que incrementa la reabsorción de Na+ y la secreción de K+. Así, el hiperaldosteronismo tiende a conducir a una disminución de los niveles plasmáticos de K+ y a un incremento del pH debido a la mayor secreción de H+, en tanto que el hipoaldosteronismo tiene el efecto contrario. Otro mecanismo que los riñones utilizan para regular el HCO3- es el intercambio de aniones Cl-/HCO3 - que tiene lugar en asociación con la reabsorción de Na+. En condiciones normales, el Cl- se reabsorbe junto con Na+ en los túbulos. En situaciones de agotamiento de volumen por vómito y agotamiento de Cl-, los riñones son forzados a sustituir HCO3 - por el anión Cl-, incrementando así su absorción de HCO3 -. TRASTORNOS DEL EQUILIBRIO ÁCIDO-BASE La acidemia se refiere a la disminución del pH sanguíneo (o un incremento en la concentración de H+) y alcalemia es la elevación en el pH sanguíneo (o una reducción en la concentración de H+). Por su parte, la acidosis y alcalosis se refieren a todas las situaciones que tienden a disminuir o aumentar el pH, respectivamente. Estos cambios en el pH pueden ser inducidos en la PaCO2 o del HCO3 -. Fernández, V. H. 723 Las alteraciones primarias de la PaCO2 se denominan acidosis ventilatoria o respiratoria (PaCO2 alta) y alcalosis ventilatoria o respiratoria (PaCO2 baja). Asimismo, cuando los cambios afectan a la concentración de HCO3 -, se denominan acidosis metabólica (HCO3 - bajo) y alcalosis metabólica (HCO3 - alto). En todos los casos, se deben considerar sus respectivas respuestas metabólicas y respiratorias que intentan mantener normal el pH. La compensación metabólica de los trastornos respiratorios tarda de 6 a 12 horas en empezar, y no es máxima hasta días o semanas después, y la compensación respiratoria de los trastornos metabólicos es más rápida, aunque no es máxima hasta 12-24 horas. Por ello, las alteraciones del equilibrio ácido-base (EAB1) se pueden presentar en pacientes de forma primaria o secundaria a enfermedades como la diabetes mellitus, la falla renal y EPOC, entre otros. El estudio del equilibrio ácido-base, su regulación y su interpretación ha sido objeto de debate desde los inicios del siglo XX. Las interpretaciones más empleadas y aceptadas están basadas en el concepto de pH introducido por Sörensen en 1909 y en la ecuación de Henderson- Hasselbalch en 1916, denominado modelo tradicional. Desde entonces se han desarrollado nuevos conceptos destinados a completar y facilitar el entendimiento de los trastornos del EAB. A comienzo de los años 80´s, el fisiólogo canadiense Peter Arthur Robert Stewart (1921-1993) puso en duda la interpretación clásica de las alteraciones del EAB y desarrolló un nuevo método denominado modelo fisicoquímico. ACIDOSIS Y ALCALOSIS Los trastornos ácido-básicos se dividen en cuatro categorías principales: a) Acidosis ventilatoria. b) Acidosis metabólica. c) Alcalosis ventilatoria. d) Alcalosis metabólica. Estos trastornos ácido-básicos primarios ocurren de manera única (“simples”) o en combinación (“mixtos”), o pueden ser alterados por mecanismos compensatorios. ACIDOSIS VENTILATORIA La PaCO2 por lo normal es mantenida en 40 mmHg (35 a 45 mmHg), o cerca de la misma, por medio de los mecanismos que regulan la respiración. Los sensores expuestos a la sangre arterial y al LCR proporcionan a los controladores centrales de la respiración la información necesaria para regular la PaCO2 a 40 mmHg o cerca de esta cifra. Cualquier alteración a corto plazo (las que ocurrirán sin compensación renal) de la ventilación alveolar que dan por resultado un aumento de la PACO2 y, por ende, también de la arterial (hipercapnia), tienden a disminuir el pH, resultando en acidosis ventilatoria. En la acidosis ventilatoria, la proporción entre HCO3 - y CO2 disminuye; sin embargo, en la acidosis ventilatoria primaria (simple) no compensada, la concentración absoluta de HCO3 - 1 Los métodos tradicionales y basados en las modificaciones del bicarbonato plasmático (Henderson-Hasselbalch) son inadecuados para explicar estos cambios dado que no se ajustan a las reacciones físico-químicas que se llevan a cabo en los compartimentos corporales. En los últimos años esto ha llevado a numerosas controversias y lo que es más grave aún, a un mal abordaje diagnóstico y terapéutico de los enfermos que presentan alguna alteración ácido-base ya sea simple o compleja. Fernández, V. H. 724 en plasma incrementa un poco debido a la amortiguación de algunos de los H+ liberados por la disociación de H2CO3 por amortiguadores no HCO3 -. La depresión de los centros respiratorios en el bulbo raquídeo por agentes anestésicos, narcóticos, hipoxia, enfermedad o traumatismo del SNC o incluso la PaCO2 muy aumentada da lugar a hipoventilación y acidosis respiratoria. La interferencia con la transmisión neuronal a los músculos respiratorios por enfermedades, fármacos o toxinas, o disfunciones o deformidades de los músculos respiratorios o de la pared del tórax pueden dar por resultado acidosis ventilatoria. Asimismo, las enfermedades restrictivas, obstructivas y obliterantes de los pulmones también pueden dar lugar a acidosis ventilatoria. La acidosis ventilatoria se relaciona con un pH menor de 7,35 y una PaCO2 superior a 45 mmHg. Las manifestaciones clínicas de la acidosis respiratoria dependen de la rapidez del inicio y de si la afección es aguda o crónica. Como la acidosis respiratoria a menudo se acompaña de hipoxemia, las manifestaciones de la acidosis ventilatoria con frecuencia se mezclan con las del déficit de O2. El CO2 cruza con facilidad la barrera hematoencefálica y ejerce sus efectos al cambiar el pH de los líquidos cerebrales. Los niveles elevados de CO2 producen vasodilatación de los vasos sanguíneos cerebrales, la cual causa cefalea, visión borrosa, irritabilidad, espasmo muscular y alteraciones psicológicas. Si la afección es grave y prolongada, puede ocasionar incremento de la presión del LCR y papiledema (edema de papila). El deterioro de la conciencia, que va desde letargo (estado de cansancio y de somnolencia profunda y prolongada, por enfermedad) hasta coma, se presenta cuando la PaCO2 sube a niveles extremos. La parálisis de las extremidades es posible, lo mismo que la depresión respiratoria. Las formas más graves de acidosis a menudo se acompañan de piel caliente y rubor, debilidad y taquicardia. El tratamiento dela acidosis respiratoria aguda y crónica se dirige a mejorar la ventilación. En casos graves podría requerirse ventilación mecánica. ACIDOSIS METABÓLICA La acidosis metabólica conlleva un descenso de la concentración plasmática de HCO3 - junto con una disminución de pH. En la acidosis metabólica, el cuerpo compensa la disminución de pH incrementando la frecuencia respiratoria en un esfuerzo por disminuir los niveles de PaCO2 y H2CO3. Puede esperarse que la PaCO2 disminuya 1 mmHg a 1,5 mmHg por cada disminución de 1 mEq/l de HCO3 -. La acidosis metabólica puede deberse a uno o más de los siguientes mecanismos: 1. Aumento de la producción de ácidos metabólicos fijos o ingestión de ácidos fijos como el ácido acetilsalicílico. 2. Incapacidad renal para excretar los ácidos fijos producidos por el metabolismo normal. 3. Pérdida excesiva de HCO3- a través de los riñones o el tubo digestivo. 4. Incremento de la concentración plasmática del ion Cl-. La BA es útil para determinar la causa de la acidosis metabólica, dado que, la presencia de ácidos metabólicos en exceso produce un incremento de la BA cuando la sal sódica del ácido (p. ej., lactato de sodio) reemplaza el HCO3 -. La diarrea es la causa más frecuente de acidosis metabólica con BA normal. Cuando la acidosis es resultado de incremento de las concentraciones plasmáticas de Cl- (p. ej., acidosis hiperclorémica), la BA permanece también dentro de los niveles normales. Fernández, V. H. 725 Las causas más comunes de acidosis con BA elevada incluyen metanol, uremia, cetoacidosis diabética, paraldehído, isoniacida, ácido láctico, etilenglicol y salicilatos (ácido acetilsalicílico). La acidosis láctica aguda es el tipo más común de acidosis metabólica en personas hospitalizadas y se desarrolla cuando hay producción excesiva o eliminación reducida de ácido láctico de la sangre, el cual se produce mediante el metabolismo anaeróbico de la glucosa. La mayoría de casos de acidosis láctica se debe a aporte inadecuado de O2, como en el shock o el paro cardíaco. Tales padecimientos no sólo incrementan la producción de ácido láctico, sino que tienden a disminuir su eliminación como resultado de perfusión hepática y renal insuficiente. Las tasas de mortalidad son altas para personas con acidosis láctica debido a shock o hipoxia tisular. A menudo, la sepsis grave también se relaciona con acidosis láctica. La acidosis láctica puede presentarse durante períodos de ejercicio intenso en los que las necesidades metabólicas de los músculos exceden su capacidad aeróbica para producir ATP, lo que causa que reviertan el metabolismo anaeróbico y la producción de ácido láctico Diversos fármacos producen acidosis láctica mortal al inhibir la función mitocondrial. Estos medicamentos incluyen los antidiabéticos biguanida (metformina) y los inhibidores nucleósidos antirretrovirales de la transcriptasa inversa (p. ej., zidovudina o AZT) que se emplean para tratar el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida). Los cetoácidos (ácido acetoacético y β-hidroxibutírico), que se producen en el hígado a partir de ácidos grasos, son la fuente de combustible para muchos tejidos corporales. Una sobreproducción de cetoácidos tiene lugar cuando las reservas de carbohidratos son inadecuadas o cuando el cuerpo no puede utilizar los carbohidratos disponibles como combustible. En estas condiciones, los ácidos grasos se movilizan del tejido adiposo y se liberan en el hígado, donde se convierten en cetonas. La cetoacidosis se desarrolla cuando la producción de cetona en el hígado excede el empleo tisular. La causa más común de cetoacidosis es la diabetes mellitus no controlada, en la que una insuficiencia de insulina conduce a la liberación de ácidos grasos de células adiposas con producción subsecuente de exceso de cetoácidos. La cetoacidosis también puede desarrollarse como resultado de ayuno o privación de alimento, durante la cual la falta de carbohidratos produce un estado autolimitado de cetoacidosis. Las cetonas se forman durante la oxidación de alcohol, un proceso que se efectúa en el hígado. Una afección llamada cetoacidosis alcohólica puede desarrollarse en personas que consumen alcohol en exceso y puede ser mortal. Por lo general, sigue a la ingesta prolongada de alcohol, en particular si se acompaña de baja ingesta alimentaria y vómito, cuyo resultado es el empleo de ácidos grasos como fuente de energía. La hipoglucemia secundaria a inhibición de la gluconeogénesis inducida por el alcohol y la eliminación deteriorada de cetonas por los riñones como resultado de la deshidratación pueden intensificar la formación de cetonas. Un déficit de volumen de LEC causado por vómito e ingesta reducida de líquidos a menudo contribuye a la acidosis. Muchos otros factores, como incrementos de las concentraciones de cortisol, hormona del crecimiento, glucagón y catecolaminas, median la liberación de ácidos grasos libres y, por lo tanto, contribuyen al desarrollo de cetoacidosis alcohólica. Por su parte, los salicilatos son otra fuente potencial de ácidos metabólicos. El ácido acetilsalicílico (aspirina) se absorbe fácilmente en el estómago y el intestino delgado, y luego se convierte con rapidez en ácido salicílico en el cuerpo. Aunque el ácido acetilsalicílico es la causa más común de toxicidad por salicilatos, otras preparaciones de salicilatos como salicilato de metilo, salicilato de sodio y ácido salicílico podrían producir efectos similares. La sobredosis de salicilatos causa efectos tóxicos graves, incluso la muerte. La ingestión aguda, con base en el peso, de 150 mg/kg o 6,5 g de ácido acetilsalicílico requiere enviar al paciente a la sala de urgencias para evitar una fatalidad. Fernández, V. H. 726 Diversas alteraciones acido-básicas se presentan con la toxicidad por salicilatos. Los salicilatos cruzan la barrera hematoencefálica y estimulan de modo directo el centro respiratorio, causando hiperventilación y alcalosis ventilatoria. Los riñones compensan mediante la secreción de mayores cantidades de HCO3 -, K+ y Na+, lo que contribuye al desarrollo de acidosis metabólica. Los salicilatos también interfieren con el metabolismo de carbohidratos, con producción de ácidos metabólicos resultante. Uno de los tratamientos para la toxicidad por salicilatos es la alcalinización del plasma. El ácido salicílico, un ácido débil, existe en equilibrio con el anión salicilato alcalino. El ácido salicílico es tóxico debido a su capacidad para cruzar membranas celulares y entrar a las células del cerebro. El anión salicilato cruza las membranas de forma insuficiente y es menos tóxico. Con la alcalinización del LEC, la relación entre ácido salicílico y salicilato se reduce en gran medida, lo cual permite que el ácido salicílico salga de las células hacia el LEC por el gradiente de concentración. La eliminación renal de salicilatos sigue un patrón similar cuando la orina se alcaliniza. La ingestión de metanol y etilenglicol da lugar a la producción de ácidos metabólicos y causa acidosis metabólica. Ambos producen un intervalo osmolar debido a su tamaño pequeño y propiedades osmóticas. El metanol (alcohol de madera) es un componente de la goma laca, el barniz, las soluciones de descongelación y otros productos comerciales. Una persona adicta al alcohol a veces lo consume como sustituto del etanol y puede absorberse por la piel o el tubo digestivo, o inhalarse a través de los pulmones. Una dosis tan pequeña como 10 ml es tóxica. Además de acidosis metabólica, el metanol causa toxicidad grave al nervio óptico y el SNC. El daño al sistema orgánico se presenta después de un período de 24 h en el que el metanol se convierte en formaldehído y ácido fórmico. Por su parte, el etilenglicol es un disolvente que se encuentra en productos que van desde anticongelantes y soluciones descongelantes hasta limpiadoresde alfombras y telas. Tiene un sabor dulce y es embriagador, factores que contribuyen a su abuso potencial. Se absorbe con rapidez desde el intestino, lo que hace que el tratamiento con lavado gástrico y jarabe de ipecacuana sea ineficaz. La acidosis tiene lugar conforme el etilenglicol se convierte en ácido oxálico y láctico. Las manifestaciones de toxicidad se presentan con síntomas neurológicos que van desde borrachera hasta coma, los cuales aparecen durante las primeras 12 h. Luego aparecen los trastornos cardiorrespiratorios como taquicardia y edema pulmonar y, por último, aparece dolor abdominal e insuficiencia renal aguda causada por taponamiento de túbulos con cristales de oxalato (del exceso de producción de ácido oxálico). La enzima alcohol deshidrogenasa metaboliza metanol y etilenglicol hacia sus metabolitos tóxicos. Ésta es la misma enzima que se utiliza en el metabolismo del etanol y, debido a que la deshidrogenasa tiene una mayor afinidad por el etanol que por el metanol o el etilenglicol, el etanol intravenoso u oral se emplea como antídoto para la intoxicación por metanol y etilenglicol. También se emplean la expansión del volumen extracelular y la hemodiálisis. El femepizol es un antídoto para la intoxicación por metanol y etilenglicol, el cual, de manera similar al etanol, se cree que actúa como inhibidor de la enzima alcohol deshidrogenasa, con lo que previene la formación de metabolitos tóxicos de etilenglicol. La enfermedad renal crónica es la causa más común de acidosis metabólica crónica. En condiciones normales, los riñones conservan HCO3 - y secretan iones H+ hacia la orina como medio para regular el equilibrio acido-básico. En la enfermedad renal crónica, hay pérdida de la función glomerular y tubular, con retención de residuos de nitrógeno y ácidos metabólicos. El efecto más notable de estos cambios se observa en el sistema musculoesquelético. En la acidosis tubular renal (ATR), la función glomerular es normal, pero la secreción tubular de H+ o la reabsorción de HCO3 - son anómalas. Las pérdidas incrementadas de HCO3 - tienen lugar con la pérdida de líquidos corporales ricos en HCO3 - o el deterioro de la conservación de Fernández, V. H. 727 HCO3 - por el riñón. Las secreciones intestinales tienen una alta concentración de HCO3 -, por lo cual, la pérdida excesiva de HCO3 - se presenta en la diarrea grave; drenaje de intestino delgado, pancreático o de fístula biliar, drenaje de ileostomía y succión intestinal. En la diarrea de origen microbiano, HCO3 - también se secreta en el intestino como una forma de neutralizar los ácidos metabólicos producidos por los microorganismos que causan la diarrea. La creación de una vejiga ileal, que se efectúa para afecciones como vejiga neurógena o extirpación quirúrgica de la vejiga por cáncer, implica la implantación de uréteres en un asa aislada y corta del íleo que sirve como un conducto para la acumulación de orina. Con este procedimiento, el tiempo de contacto entre la orina y la vejiga ileal suele ser demasiado corto para el intercambio significativo de aniones y HCO3 - se pierde en la orina. La acidosis hiperclorémica se observa cuando los niveles de Cl- se incrementan. Como Cl- y HCO3 - son aniones intercambiables, el HCO3 - plasmático disminuye cuando hay un incremento de Cl-. La acidosis hiperclorémica puede desarrollarse como resultado de tratamiento con fármacos que contienen Cl- (es decir, NaCl, soluciones de hiperalimentación de aminoácidos- Cl- y NH4Cl). El NH4Cl se descompone en NH4 + y Cl-. El NH4 + se convierte en urea en el hígado, dejando el Cl- libre para reaccionar con H+ y formar HCl. La administración de NaCl intravenoso o soluciones de hiperalimentación parenteral que contienen una combinación de aminoácidos-cloruro pueden causar acidosis de una manera similar. En la acidosis hiperclorémica, la BA permanece dentro de la normalidad, mientras que los niveles plasmáticos de Cl- se incrementan y los de HCO3 - disminuyen. La acidosis metabólica se caracteriza por la disminución del pH (< 7,35) y los niveles de HCO3 - (< 22 mEq/l) debida a ganancia de H+ o pérdida de HCO3 -. Por lo general, la acidosis produce un incremento compensatorio de la FR con una disminución de PaCO2. Los signos y síntomas de la acidosis metabólica suelen comenzar a aparecer cuando la concentración plasmática de HCO3 - cae a 20 mEq/l o menos. Una caída de pH a menos de 7,1 a 7,2 puede reducir el GC y predisponer a arritmias cardíacas potencialmente mortales. La acidosis metabólica pocas veces es un trastorno primario y casi siempre se desarrolla durante el curso de otra enfermedad. Las manifestaciones de acidosis metabólica a menudo se superponen a los síntomas del problema de salud contribuyente. Con cetoacidosis diabética, que es una causa común de acidosis metabólica, hay un incremento de la glucosa en la sangre y la orina, y un olor característico de cetonas en el aliento. En la acidosis metabólica que acompaña a la enfermedad renal crónica, los niveles de urea en sangre se elevan y otras pruebas de la función renal dan resultados alterados. En situaciones de acidosis metabólica aguda, el sistema respiratorio compensa la disminución de pH incrementando la ventilación para reducir la PaCO2. Esto se realiza por medio de respiraciones profundas y rápidas. En la cetoacidosis diabética, este patrón de respiración se denomina respiración de Kussmaul. Para fines descriptivos, puede decirse que la respiración de Kussmaul se asemeja a la hiperpnea del ejercicio, donde la persona respira como si hubiese estado corriendo. Podría haber quejas de dificultad para respirar o disnea con el esfuerzo. Con la acidosis grave, la disnea puede presentarse aun en reposo. La compensación respiratoria de la acidosis aguda tiende a ser un poco mayor que la de la acidosis crónica. Cuando la función renal es normal, la excreción de H+ se incrementa rápidamente en respuesta a la acidosis y la orina se vuelve más ácida. Los cambios de pH tienen un efecto directo en la función corporal que puede producir signos y síntomas comunes para la mayoría de los tipos de acidosis metabólica, sin importar la causa. Las personas con acidosis metabólica a menudo refieren debilidad, fatiga, malestar general y cefalea intensa. También pueden tener anorexia, náuseas, vómito y dolor abdominal. La turgencia tisular se afecta y la piel se seca cuando el déficit de líquido acompaña a la acidosis. En personas con diabetes mellitus no diagnosticada, náuseas, vómito y síntomas abdominales Fernández, V. H. 728 pueden malinterpretarse como secundarios a enfermedad abdominal, como apendicitis. La acidosis deprime la excitabilidad neuronal y disminuye la unión del Ca2+ a proteínas plasmáticas, así que más Ca2+ libre está disponible para disminuir la actividad neuronal (recuerde la inhibición del Ca2+ sobre los canales de Nav). Conforme la acidosis avanza, el nivel de conciencia disminuye y se manifiestan estupor y coma. Con frecuencia, la piel se calienta y ruboriza porque los vasos sanguíneos en la piel se vuelven menos sensibles a la estimulación del SNS y pierden su tono. Cuando el pH cae a 7,1 a 7,2, la contractilidad cardíaca y el GC disminuyen, el corazón se vuelve menos sensible a las catecolaminas y pueden presentarse arritmias, aun arritmias ventriculares mortales. La acidemia crónica, como en la insuficiencia renal crónica, puede causar diversos problemas musculoesqueléticos, algunos de los cuales son resultado de la liberación de Ca2+ y fosfato durante el amortiguamiento óseo del exceso de iones H+. El tratamiento de la acidosis metabólica se centra en corregir la afección que causó el trastorno y restablecer los líquidos y electrolitos que salieron del cuerpo. El consumo de NaHCO3 complementario es el pilar del tratamiento para algunas formas de acidosis con intervalo anióniconormal. Sin embargo, su administración para tratar la acidosis metabólica con intervalo aniónico incrementado es controversial. En la mayoría de las personas con shock circulatorio, paro cardíaco o sepsis, la provisión de O2 deteriorada es la causa principal de acidosis láctica. En estas situaciones, la administración de grandes cantidades de NaHCO3 no mejora el aporte de O2. Con acidosis láctica, se requieren medidas terapéuticas para mejorar la perfusión tisular, y con acidosis relacionada con sepsis, el tratamiento de la infección es esencial. ALCALOSIS VENTILATORIA La ventilación alveolar que excede la necesaria para mantenerse a la par de la V̇CO2 del cuerpo da lugar a PCO2 alveolar y arterial de menos de 35 mmHg. Esa hiperventilación lleva a alcalosis ventilatoria. En la alcalosis ventilatoria primaria (simple) no compensada la PaCO2 disminuida (hipocapnia) desvía hacia la izquierda el equilibrio de la serie de reacciones que describen la hidratación de CO2 y disociación de H2CO3. Esto da lugar a descenso de la concentración de Fernández, V. H. 729 H+ arterial, aumento del pH y descenso de la concentración de HCO3 - en el plasma. La proporción entre HCO3 - y CO2 se incrementa. La alcalosis ventilatoria se produce por todo aquello que lleve a la hiperventilación. El síndrome de hiperventilación, una disfunción psicológica de causa desconocida, da por resultado episodios crónicos o recurrentes de hiperventilación y alcalosis respiratoria. Los fármacos, las hormonas (como la progesterona), las sustancias tóxicas, enfermedades o trastornos del SNC, bacteriemia, fiebre, ventilación excesiva por ventiladores mecánicos (o por el médico), o el ascenso a grandes alturas, pueden dar lugar a alcalosis ventilatoria. La alcalosis respiratoria se reconoce desde hace mucho como un trastorno acido-básico en personas críticamente enfermas y es un hallazgo consistente en el embolismo pulmonar y la insuficiencia cardíaca congestiva. Las mujeres pueden manifestar hipocapnia sustancial durante el embarazo, de modo más notable durante el último trimestre. Una de las causas más comunes de la alcalosis ventilatoria es la hiperventilación, que se caracteriza por episodios recurrentes de respiración excesiva a menudo relacionados con la ansiedad. Las personas que experimentan ataques de pánico con frecuencia se presentan en la sala de urgencias con manifestaciones de alcalosis respiratoria aguda. Un tipo fisiológico de alcalosis respiratoria puede observarse cuando una persona escala grandes altitudes. El menor contenido de oxígeno en el aire estimula la frecuencia respiratoria. Esta mayor frecuencia causa pérdida de CO2 y da como resultado una forma leve de alcalosis respiratoria. Por lo general, el cuerpo compensará lo anterior por medio de los riñones incrementando la excreción de HCO3 -. La hipoxemia desempeña su efecto en el pH mediante los quimiorreceptores periféricos en los cuerpos carotídeos. La estimulación de los quimiorreceptores periféricos tiene lugar en padecimientos que causan hipoxemia con transporte de CO2 relativamente deteriorado, como la exposición a grandes alturas. La alcalosis ventilatoria se manifiesta con un descenso de PaCO2 y un déficit de H2CO3. El pH es 7,45, la PaCO2 es menor de 35 mmHg y los niveles de HCO3 - suelen estar debajo de 22 mEq/l. Los signos y síntomas de la alcalosis ventilatoria se relacionan con hiperexcitabilidad del sistema nervioso y disminución del flujo sanguíneo cerebral. La alcalosis incrementa la unión de Ca2+ libre a proteínas plasmáticas, lo cual reduce los niveles de Ca2+ ionizado ocasionando un incremento de la excitabilidad neuromuscular. La reducción del contenido de CO2 de la sangre causa constricción de los vasos sanguíneos cerebrales, dado que el CO2 cruza la barrera hematoencefálica muy rápido. Las manifestaciones de alcalosis ventilatoria aguda suelen ser de inicio repentino y, a menudo, la persona experimenta mareo, hormigueo y adormecimiento de los dedos de manos y pies. Transpiración, palpitaciones, pánico, falta de aire y disnea pueden acompañar estas manifestaciones. Los signos de Chvostek y Trousseau pueden ser positivos, legando a la tetania y las convulsiones. Como el CO2 proporciona el estímulo para la regulación de corto plazo de la respiración, personas con episodios agudos de hiperventilación pueden presentar períodos cortos de apnea. Puesto que la alcalosis ventilatoria casi siempre es un estado compensatorio, no debe tratarse de modo directo. Así, el tratamiento de la alcalosis respiratoria se centra en medidas para corregir la causa subyacente. La hipoxia puede corregirse con la administración de O2 complementario. Fernández, V. H. 730 Podría recurrirse a ajustes cambiantes del ventilador para evitar o tratar la alcalosis respiratoria en quienes reciben ventilación mecánica. Las personas con hiperventilación podrían beneficiarse si se les tranquiliza, respiran de una bolsa de papel durante ataques sintomáticos y se presta atención al estrés psicológico. ALCALOSIS METABÓLICA La alcalosis metabólica es un trastorno sistémico causado por un incremento del pH plasmático debido a un exceso primario de HCO3 -. Se considera el segundo trastorno acido- básico más frecuente en adultos hospitalizados, que explica cerca del 32% de los trastornos acido-básicos. La alcalosis metabólica puede deberse a factores que generan una pérdida de ácidos fijos o una ganancia de HCO3- y a los que mantienen la alcalosis al interferir con la excreción del exceso de HCO3 - (ganancia de base por vía oral o intravenosa, pérdida de ácidos fijos desde el estómago, mantenimiento de los niveles incrementados de HCO3 - por contracción del volumen de LEC, hipopotasemia e hipocloremia). Puesto que el riñón normal es en extremo eficiente para excretar HCO3 -, la ingesta de exceso de base rara vez causa alcalosis metabólica crónica importante. Por otro lado, la alcalosis aguda transitoria es una ocurrencia bastante común durante o justo después de la ingesta oral excesiva de antiácidos que contienen HCO3 - o de la infusión intravenosa de NaHCO3 o equivalente de base (p. ej., acetato en soluciones de hiperalimentación, lactato en Ringer con lactato y citrato en transfusiones sanguíneas). Un padecimiento denominado síndrome de leche y alcalinos es una afección en la que la ingestión crónica de leche o antiácidos de carbonato de calcio produce hipercalcemia y alcalosis metabólica. En este caso, los antiácidos elevan la concentración plasmática de HCO3 -, mientras que la hipercalcemia impide la excreción urinaria de HCO3 -. La causa más común en el presente es la administración de carbonato de calcio como aglutinante de fosfato para personas con enfermedad renal crónica. La pérdida de ácidos fijos ocurre de modo principal a través de la pérdida de ácido del estómago y de Cl- en la orina. El vómito y la eliminación de secreciones gástricas por succión nasogástrica son causas frecuentes de alcalosis metabólica en personas muy enfermas u hospitalizadas. Las secreciones gástricas contienen altas concentraciones de HCl y concentraciones más bajas de cloruro de potasio (KCl). Cuando Cl- es tomado de la sangre y secretado hacia el estómago, es sustituido por HCO3 -. Así, la pérdida de secreciones gástricas a través de vómito o succión gástrica es una causa frecuente de alcalosis metabólica. Asimismo, el agotamiento del volumen de LEC acompañante, la hipocloremia y la hipopotasemia sirven para mantener la alcalosis metabólica incrementando la absorción de HCO3 - por los riñones. Los diuréticos de asa (p. ej., furosemida) y tiazídicos (p. ej., hidroclorotiazida) suelen relacionarse con alcalosis metabólica, cuya gravedad varía de forma directa con el grado de diuresis. La contracción de volumen y la pérdida de H+ en la orina contribuyen al problema. Esta última sedebe sobre todo a secreción incrementada de H+ en el túbulo distal resultante de una interacción entre el incremento inducido por diuréticos del aporte de Na+ al túbulo distal y el conducto colector, donde la excreción acelerada de H+ y K+ tiene lugar, y un aumento de la secreción de aldosterona que es consecuencia de la contracción de volumen. Aunque la aldosterona disminuye la pérdida de Na+, también acelera la secreción de K+ y H+. La pérdida resultante de K+ también intensifica la pérdida de HCO3 -. Asimismo, la alcalosis metabólica puede presentarse con la corrección abrupta de la acidosis respiratoria en personas con acidosis respiratoria crónica. Fernández, V. H. 731 La acidosis ventilatoria crónica se relaciona con una pérdida compensatoria de H+ y Cl- en la orina junto con retención de HCO3 -. Cuando la acidosis ventilatoria se corrige de modo brusco, como con la ventilación mecánica, puede surgir alcalosis metabólica “poshipercápnica” porque, si bien la PaCO2 cae rápido, la concentración plasmática de HCO3 -, que debe eliminarse a través del riñón, permanece elevada. El mantenimiento de la alcalosis metabólica reside dentro del riñón y su capacidad para eliminar el exceso de HCO3 -. Muchos de los padecimientos que acompañan al desarrollo de alcalosis metabólica, como contracción del volumen de LEC, hipocloremia e hipopotasemia, incrementan también la reabsorción de HCO3 - por el riñón y contribuyen así a su mantenimiento. El agotamiento del LEC causa una disminución de la TFG con incremento posterior de Na+ y reabsorción de H2O. Cuando hay un agotamiento de Cl - por pérdida de HCl, el anión disponible para la reabsorción con Na+ es HCO3 -. La hipopotasemia, que suele acompañar a la alcalosis metabólica, también contribuye a su mantenimiento. Esto se debe en parte al efecto directo de la alcalosis en la excreción de potasio por el riñón y en parte al hiperaldosteronismo secundario resultante del agotamiento de volumen. En la hipopotasemia, la reabsorción tubular distal de K+ se acompaña de un incremento de la secreción de H+. El hiperaldosteronismo secundario, a su vez, promueve la reabsorción extensa de Na+ desde los túbulos distales y colectores, y al mismo tiempo estimula la secreción de H+ desde las células de los túbulos colectores. La hipopotasemia inducida de esta manera empeora además la alcalosis metabólica al incrementar la reabsorción de HCO3 - en el túbulo proximal y la secreción de H+ en el túbulo distal. La alcalosis metabólica se caracteriza por pH superior a 7,45, HCO3 - mayor de 26 mEq/l y exceso de base por arriba de 2 mEq/l. Las personas con alcalosis metabólica a menudo están asintomáticas o tienen signos vinculados con agotamiento del volumen de LEC o hipopotasemia. Los signos y síntomas neurológicos (p. ej., hiperexcitabilidad) se observan con menos frecuencia en la alcalosis metabólica que en otros trastornos acidobásicos porque el HCO3 - entra al LEC más lentamente que el CO2. Cuando las manifestaciones neurológicas tienen lugar, como en la alcalosis aguda y grave, incluyen confusión mental, reflejos hiperactivos, tetania y espasmo carpopedal (signo de Trousseau). La alcalosis metabólica Fernández, V. H. 732 también conduce a hipoventilación compensatoria con desarrollo de varios grados de hipoxemia y acidosis respiratoria. La alcalosis metabólica grave (pH > 7,55) causa morbilidad significativa, la cual incluye insuficiencia respiratoria, arritmias cardíacas, convulsiones y coma. El tratamiento de la alcalosis metabólica suele dirigirse a corregir la causa de la afección. El déficit de Cl- requiere corrección. El KCl casi siempre es el tratamiento elegido cuando hay un déficit acompañante de K+. Cuando el KCl se emplea como tratamiento, el Cl- reemplaza al HCO3 - y K+ corrige el déficit de potasio, lo que permite que los riñones retengan H+ mientras eliminan K+. La restitución de líquido con solución salina fisiológica, a menudo se emplea en el tratamiento de la alcalosis por contracción de volumen. MECANISMOS COMPENSATORIOS Las alteraciones ácido-básicas primarias no compensadas rara vez ocurren porque entran en juego mecanismos compensatorios respiratorios y renales. Los dos principales mecanismos son funciones de los sistemas respiratorio y renal. Existen diversas gráficas que se han desarrollado para el estudio de las alteraciones ácido- básicas, uno de ellos es el nomograma acido-básico de Davenport. En él se muestran los cambios en la PaCO2 (líneas curvas o isobaras), el HCO3 -plasmático y el pH de la sangre arterial en la acidosis y la alcalosis ventilatorias y metabólicas. Observe los cambios en el HCO3 - y el pH conforme se compensan la acidosis y la alcalosis ventilatorias agudas, lo cual origina sus contrapartes crónicas. Mecanismos compensatorios respiratorios El sistema respiratorio puede compensar acidosis o alcalosis metabólica al alterar la ventilación alveolar. Si la V̇CO2 es constante, la PACO2 es inversamente proporcional a la ventilación alveolar. En la acidosis metabólica, la concentración aumentada de H+ en la sangre estimula quimiorreceptores, lo cual, a su vez, incrementa la ventilación alveolar, lo que disminuye la PaCO2. Esto causa un aumento del pH y lo regresa hacia lo normal. Conforme ocurre compensación ventilatoria para la acidosis metabólica, en forma de un incremento de la ventilación, la PaCO2 disminuye como puede verse en la gráfica de Davenport. El punto que representa el pH, la PaCO2 y la concentración de HCO3 - de la sangre, se movería entonces una corta distancia a lo largo de la línea de amortiguación más baja que lo normal hasta que se alcanza una nueva PaCO2 más baja. Esto regresa el pH hacia lo normal, Fernández, V. H. 733 aunque no hay compensación completa, aun, cuando la compensación respiratoria para acidosis metabólica ocurre de manera casi simultánea con la aparición de la acidosis. Por su parte, la compensación respiratoria para alcalosis metabólica es disminuir la ventilación alveolar, lo que eleva la PaCO2. Esto disminuye el pH hacia lo normal. En casi todas las circunstancias, la causa de la acidosis o alcalosis ventilatoria es una disfunción del mecanismo de control ventilatorio o del aparato respiratorio en sí. Por ende, la compensación para acidosis o alcalosis en estas condiciones, debe provenir de fuera del sistema respiratorio. El mecanismo compensatorio respiratorio puede operar muy rápidamente (en el transcurso de minutos) para corregir de forma parcial acidosis o alcalosis metabólica. Mecanismos compensatorios renales Los riñones pueden compensar acidosis ventilatorias y acidosis metabólica de origen no renal al excretar ácidos fijos y al retener HCO3 - filtrado. Además, pueden compensar alcalosis ventilatoria o alcalosis metabólica de origen no renal al disminuir la excreción de H+ y la retención de HCO3 - filtrado. Los mecanismos compensatorios renales para alteraciones ácido-básicas operan mucho más lentamente que los mecanismos compensatorios respiratorios. Por ejemplo, las respuestas compensatorias renales a acidosis o alcalosis ventilatorias sostenida pueden requerir de 3 a 6 días. Los riñones ayudan a regular el equilibrio acido-básico al alterar la excreción de ácidos fijos y la retención del HCO3 - filtrado; el sistema respiratorio ayuda a regular el equilibrio ácido-básico del cuerpo al ajustar la ventilación alveolar para alterar la PACO2. Por estas razones, la ecuación de Henderson-Hasselbalch es en efecto: pH = Constante + (Riñones/Pulmones) INTERPRETACIÓN CLÍNICA DE LOS GASES EN SANGRE ARTERIAL Para hacer la aproximación diagnóstica de los trastornos del equilibrio ácido-base, es imprescindible relacionar la historia clínica (vómitos, diarrea, edema, disnea, trauma, si ha recibido transfusiones, o toma de fármacos) y elexamen físico (signos de deshidratación o edema, polipnea, tetania, coma) del paciente con los parámetros de los gases arteriales. Para ello, se debe determinar qué componente predomina (respiratorio o metabólico) y analizar la coherencia del mecanismo de compensación, teniendo siempre presente que hay compensaciones fisiológicas exageradas que llevan a trastornos mixtos o combinados del equilibrio acido-base. Las pruebas de laboratorio que se utilizan para valorar el equilibrio acido-básico incluyen gases sanguíneos arteriales y pH, contenido de CO2 y niveles de HCO3 -, exceso o déficit de base e intervalos aniónicos sanguíneos y urinarios. Aunque son útiles para determinar si hay acidosis o alcalosis, las mediciones del pH sanguíneo brindan poca información de la causa del trastorno acido-básico. Para ello, se utilizan muestras de sangre arterial y, por lo general, se cuantifica PaO2, PaCO2 y pH. A continuación, es posible calcular el HCO3 - plasmático a partir del pH y la PaCO2 al usar la ecuación de Henderson-Hasselbalch. Esto se puede hacer de manera directa o al usar un nomograma, o mediante análisis gráfico, como el diagrama de pH/HCO3 - (gráfico de Davenport), el diagrama de pH/PaCO2 (diagrama Fernández, V. H. 734 de Siggaard-Andersen), o el diagrama de ácido-base compuesto. Los analizadores de gases en sangre efectúan estos cálculos de modo automático. Un método sencillo para interpretar un grupo de datos de gases en sangre es primero analizar el pH para determinar si el problema predominante es acidosis o alcalosis. Después de evaluar el pH, se observa a la PaCO2 para ver si explica el pH. ✓ Si el pH es bajo y la PaCO2 está aumentada, el problema primario es acidosis respiratoria. ✓ Si el pH es bajo y la PaCO2 es cercano a 40 mmHg, el problema primario es acidosis metabólica con poca compensación o ninguna. ✓ Si tanto el pH como la PaCO2 están bajos, existe acidosis metabólica con compensación respiratoria. A continuación, se evalúa la concentración de HCO3 - para confirmar el diagnóstico. Debe estar un poco elevada en la acidosis respiratoria no compensada, alto en la acidosis respiratoria parcialmente compensada, y bajo en la acidosis metabólica. ✓ Si el pH es alto y la PaCO2 es baja, el problema primario es alcalosis respiratoria. ✓ Si el pH es alto y la PaCO2 está cerca de 40 mmHg, el problema es alcalosis metabólica no compensada. ✓ Si tanto el pH como la PaCO2 están altos, hay alcalosis metabólica parcialmente compensada. El HCO3 - debe estar un poco disminuido en la alcalosis respiratoria, disminuido en la alcalosis respiratoria parcialmente compensada, y aumentado en la alcalosis metabólica. En el caso de la acidosis metabólica, el diagnóstico definitivo se alcanza comparando la PaCO2 observada con la PaCO2 predicha, midiendo directamente el contenido sérico de HCO3 -. Para cualquier valor dado de HCO3 -: PaCO2 esperada = [(1,5 x HCO3-) + 8] ± 2 Esto es igual, a grandes rasgos, a decir que existe un cambio entre 1,0 y 1,3 mm Hg de cambio en la PaCO2 por cada mEq de cambio en el HCO3 -. El diagnóstico final del paciente alcalótico con una PaCO2 elevada se efectúa comparando el valor de PaCO2 con el esperado (calculado) basándose en la concentración sérica de HCO3 - medida. En presencia de una alcalosis metabólica simple compensada: PaCO2 esperada = [(0,7 x HCO3-) + 20] ± 1,5. Una PaCO2 observada más alta indica la presencia de una acidosis respiratoria simultánea. Un valor de la PaCO2 inferior al esperado indica la presencia de una alcalosis respiratoria concomitante. Exceso de base (EB) En 1960, Oled Siggaard-Andersen, un médico danés especialista en química clínica de la universidad de Copenhague (de aquí es que este método se denomine “escuela de Copenhague”), implementó un método que utilizaba la sangre capilar para determinar el equilibrio ácido-base basados en la ecuación de van Slyke. En este se destaca el uso del exceso (o déficit) de base (EB). El cálculo del exceso de base o del déficit de base puede ser muy útil para determinar las medidas terapéuticas por administrar a un paciente. El exceso de base es el número de mEq de ácido o base necesarios para titular 1 L de sangre a pH de 7,4 a 37°C si la PaCO2 se Fernández, V. H. 735 mantuviera constante en 40 mmHg. Por ende, no es sólo la diferencia entre la concentración plasmática de HCO3 - de la muestra en cuestión y la concentración plasmática normal de HCO3 - porque los ajustes respiratorios también causan un cambio de la concentración de HCO3 -: la PaCO2 debe considerarse, aunque en casi todos los casos la desviación vertical de la concentración de HCO3 - por arriba de la línea de sangre-amortiguador o por debajo de la misma en el diagrama de Davenport al pH de la muestra es un estimado razonable. El EB suele cuantificarse al valorar en realidad una muestra o al usar un nomograma, diagrama o calculadora ácido-base. Los analizadores de gases arteriales calculan el exceso de base de manera automática. El EB se expresa en mEq/L por arriba del rango de amortiguador-base normal, o por debajo del mismo, por consiguiente, tiene un valor normal de 0 ± 2 mEq/L (+2 a -2 mEq/L). El déficit de base se denomina EB negativo. El déficit de base puede usarse para estimar cuánto HCO3 - de sodio (en mEq) debe administrarse a un paciente al multiplicar el déficit de base (en mEq/L) por el espacio del LEC estimado del paciente (en litros), que es el espacio de distribución para el HCO3 -. Sin embargo, no indica la necesidad de administración de HCO3-. Un exceso de base puede orientar hacia alcalosis metabólica y un déficit de base, hacia una acidosis metabólica. Hipotéticamente, “corrige” el pH hasta 7,40 “ajustando” en primer término la PaCO2 a 40 mmHg, permitiendo de esa manera una comparación del HCO3 - “corregido” con el valor normal conocido a dicho pH (24 mEq/L). Como una regla práctica aproximada, el exceso de base (mEq/L) puede calcularse a partir de los valores observados del HCO3 - y del pH: EB = HCO3- + 10 (pH - 7,40) - 24 Asimismo, se utiliza en el análisis de Siggaard-Andersen, el concepto de exceso de base estándar (SBE), cuya diferencia radica en que el analizador de gases calcula esta última, estimando una concentración de Hb de 5 g/dl en el LEC (rango de referencia entre -3 y +3 mEq/L). El SBE tiene una relación directa con los cambios en la diferencia de iones fuertes y la concentración total de ácidos débiles, es decir, un déficit de base (SBE negativo) corresponde a una DIF positiva y representa la presencia de aniones no medidos (p. ej., Lactato), mientras un SBE positiva corresponde a una DIF negativa. Por lo tanto, representa una medida confiable del componente metabólico y es una herramienta clínica práctica. ✓ SBE < -3 mEq/L indica acidosis metabólica. ✓ SBE > +3 mEq/L indica alcalosis metabólica. Brecha aniónica Brecha aniónica (BA) es un concepto diagnóstico que describe la diferencia entre la concentración plasmática del catión principal medido (Na+) y la suma de los aniones medidos (Cl- y HCO3 -). Esta diferencia representa la concentración de aniones no medidos, como fosfatos, sulfatos, ácidos orgánicos y proteínas. Normalmente, la BA medida por espectrometría de emisión atómica de llama varía entre 8 mEq/l y 12 mEq/l (un intervalo de 12 mEq/l a 20 mEq/l es normal cuando se incluye el potasio en el cálculo). Como la albúmina es un anión, a menudo se mide y emplea para determinar la BA en personas con niveles reducidos de albúmina. Fernández, V. H. 736 Por cada disminución de 1 g/dl en la concentración plasmática de albúmina, debe añadirse un factor de corrección al intervalo que se calcula con la fórmula: BA = Na+ - (Cl- + HCO3-) Por lo general, la BA se utiliza para diagnosticar las causas de acidosis metabólica. En afecciones como acidosis láctica y cetoacidosis
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