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FUNCION Y ESTRUCTURA DEL CUERPO HUMANO (233)

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Sentidos
Si le pidiesen que nombrase los órganos de los sentidos, ¿cuáles recordaría? ¿Se acuerda de 
algún otro, además del ojo, el oído, la nariz y el 
gusto? En realidad existen millones de otros 
órganos de los sentidos distribuidos por el 
cuerpo, en la piel, los órganos internos y los múscu­
los. Constituyen los numerosos receptores sensitivos 
que nos permiten responder a estímulos como tacto, 
presión, temperatura y dolor. Esos receptores micros­
cópicos están localizados en las puntas de las den­
dritas de las neuronas sensitivas.
La capacidad de «sentir» los cambios en los 
medios externo e interno es un requisito para 
mantener la homeostasis y para la supervi­
vencia misma. Los reflejos protectores, impor­
tantes para la homeostasis, solo pueden 
actuar si se detectan los cambios o peligros. 
Los peligros externos pueden ser detectados 
mediante la vista o el oído. En lo que se refiere 
a los peligros internos, como el estiramiento 
excesivo de un músculo, el aumento de la 
temperatura corporal (fiebre) o el dolor causado 
por una úlcera, otros receptores detectan el pro­
blema y permiten tomar las medidas apropiadas 
para mantener la homeostasis.
CLASIFICACIÓN DE LOS ÓRGANOS 
DE LOS SENTIDOS
Los órganos de los sentidos se suelen clasificar como 
especiales o generales. Los órganos de los sentidos 
generales son receptores microscópicos ampliamente 
distribuidos por el cuerpo en la piel, los músculos, 
los tendones, las articulaciones y otros órganos inter­
nos. Están encargados de la percepción del dolor, la 
temperatura, el tacto y la presión. Los órganos de los 
sentidos especiales son responsables de la percepción 
del gusto, el olfato, la visión, la audición y el equili­
brio y se agrupan en áreas localizadas, como la 
mucosa nasal o la lengua, u órganos complejos, como 
el ojo o el oído.
© 2012. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos
CLAVES PARA EL ESTUDIO
Cada sentido debe realizar el siguiente proceso para cumplir su
función: detectar un estímulo físico al que responde y conver­
tirlo en un impulso nervioso.
1. Cuando estudie las estructuras y sus funciones específicas 
dentro de un sistema sensitivo, trate de ver cómo contribu­
yen a cada paso de este proceso. Por ejemplo, el ojo debe 
dejar que entre la luz y enfocarla en un punto específico; los 
receptores deben convertir el estímulo en un impulso ner­
vioso y enviarlo al encéfalo.
2. Utilice fichas para aprenderse las estructuras específicas y 
las funciones de los sistemas sensitivos.
3. En su grupo de estudio, comente cómo cada uno de los 
sistemas sensitivos detecta y responde a un estímulo.
4. Fotocopie las figuras de los órganos de los sentidos, tache 
los nombres de las etiquetas y pregunte a los demás los 
nombres, las localizaciones y las funciones de las diversas 
estructuras.
5. Revise las preguntas de repaso, mire las preguntas del final 
del capítulo y valore posibles preguntas de examen.
Además de la clasificación como órganos genera­
les o especiales, a menudo los receptores se clasifican 
1) por ser encapsulados o no encapsulados, es decir, 
según estén rodeados por alguna clase de cápsula o 
aparezcan «libres» o «desnudos», y 2) según los tipos 
de estímulos que los activan. La tabla 9-1 clasifica los 
órganos de los sentidos generales como terminacio­
nes nerviosas libres o como uno de los seis tipos de 
terminaciones nerviosas encapsuladas, mientras que 
la tabla 9-2 clasifica el tipo de células receptoras en 
los órganos de los sentidos especiales que se estimu­
lan por tipos específicos de estímulos.
CONVERSIÓN DE UN ESTÍMULO 
EN UNA SENSACIÓN
Todos los órganos de los sentidos, con independencia 
del tipo, el tamaño o la localización, comparten ciertas 
características funcionales importantes. En primer 
lugar, deben ser capaces de detectar o sentir un estímulo
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