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FUNCION Y ESTRUCTURA DEL CUERPO HUMANO (391)

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Capítulo 15 Aparato digestivo 363
zona sufre con frecuencia ulceración (úlcera duodenal). 
El tercio medio del duodeno contiene las desemboca­
duras de los conductos que llevan el jugo pancreático 
y la bilis desde el hígado al intestino delgado. Como 
puede verse en la figura 15-10, las dos desembocadu­
ras se llaman papilas duodenales menor y mayor. En
ocasiones, un cálculo biliar bloquea la papila duodenal 
mayor y produce síntomas como dolor intenso, icteri­
cia y anomalías digestivas. El músculo liso de la pared 
del intestino delgado se contrae para producir el peris­
taltismo, la contracción en forma de ondas que impulsa 
los alimentos a través del tubo.
Cálculos biliares y pérdida de peso
Los cálculos biliares son agregados sólidos de material (princi­
palmente colesterol), que se forman en la vesícula biliar de uno 
de cada diez norteamericanos (fig. A). Algunos cálculos nunca 
ocasionan problemas y se llaman cálculos silentes, pero otros 
producen síntomas dolorosos y otras complicaciones médicas y 
se denominan cálculos sintomáticos. Los cálculos se forman con 
frecuencia cuando la concentración de colesterol en la bilis se 
vuelve excesiva y se produce la cristalización o precipitación. Se 
producen cálculos cuando la vesícula no se vacía de forma 
regular y permanece bilis descompensada en su composición 
química o llena de colesterol durante mucho tiempo.
La relación entre la dieta y la pérdida de peso y la formación 
de cálculos biliares está siendo objeto de intensos estudios. Los 
médicos saben desde hace años que en los individuos muy 
obesos (índice de masa corporal [IMC] superior a 40) el hígado 
produce una mayor cantidad de colesterol y aumenta el riesgo 
de sufrir cálculos biliares. Sin embargo, solo recientemente se ha 
podido establecer que una pérdida rápida e importante de peso 
aumenta el riesgo de formación de cálculos sintomáticos que 
pueden necesitar cirugía (intervención llamada colecistecto- 
mía) de forma significativa.
Las intervenciones quirúrgicas utilizadas para conseguir pér­
didas de peso, como las bandas restrictivas gástricas (gastroplas- 
tia vertical en banda), el sistema de banda gástrica ajustable 
LAP-BAND o las técnicas de derivación más amplias (por ejemplo, 
derivación gástrica en Y de Roux) casi siempre determinan una
pérdida rápida de peso tras la intervención y más de un tercio 
de estos pacientes desarrollan cálculos. Por desgracia, los indivi­
duos que optan por técnicas no quirúrgicas para perder peso de 
forma rápida y eficaz, como los que eligen dietas muy bajas en 
calorías, ultrabajas en grasas o de hidratos de carbono, también 
muestran una mayor frecuencia de formación de cálculos. En 
estos casos, la formación de los cálculos se relaciona con dese­
quilibrios en la bioquímica de la bilis y retrasos en el vaciamiento 
o contracciones incompletas de la vesícula biliar.
Si se necesita cirugía para extraer cálculos sintomáticos, las 
técnicas laparoscópicas han conseguido que la cirugía abierta 
sea menos necesaria. La cirugía laparoscópica consiste en 
emplear instrumentos para acceder a los contenidos internos a 
través de «agujeros», en lugar de realizar una incisión tradicional. 
Para perforar estos agujeros se utiliza un trocar (un cilindro con 
una punta afilada dentro de un tubo), que se introduce a través 
de la piel. Cuando se accede a la cavidad corporal, se extrae el 
cilindro fiador y se deja dentro el tubo. Posteriormente se 
pueden introducir instrumentos, luces y gases en la cavidad 
según sea preciso para realizar la intervención. En el caso de la 
colecistectomía laparoscópica, se crean 4-5 agujeros. La figura B 
muestra las localizaciones más frecuentes de los accesos a la 
cavidad abdominal. En ocasiones se pueden tratar (disolver) los 
cálculos durante un tiempo o evitar su desarrollo en individuos 
que sufren una pérdida rápida de peso mediante la administra­
ción oral de un elemento natural de la bilis, el ácido ursodesoxi- 
cólico (ursodiol, entre otros).
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