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La teoría de la diversión parte de la idea de que las personas estamos más motivadas para llevar a cabo conductas que demanden un esfuerzo si somos incentivadas por algún estímulo que nos resulte divertido. O sea, el premio parece tener un poder grande a la hora de modelar conductas. Hasta no hace mucho tiempo, vivíamos en un mundo en el que se creía que el castigo debía ser uno de los elementos importantes de la educación. Educar consistía en restringir mientras la persona adquiría la capacidad de autor restringirse. Esto ha sido revaluado en gran medida y con la teoría de la diversión queda claro que, en muchos casos, hay métodos más eficaces. Es cierto que los seres humanos venimos al mundo con pautas de conducta altamente egocéntricas. Para aprender a vivir en sociedad tenemos que ir renunciando paulatinamente a la idea de que somos el centro de todo y que deben cumplirse todos nuestros deseos. En otras palabras, un estímulo positivo puede convertirse en un gran acicate para cumplir con algunas normas o llevar a cabo comportamientos deseables para la sociedad.La teoría de la diversión apareció en 2009 y no surgió estrictamente en los entornos académicos. La compañía Volkswagen patrocinó un experimento para probar que funcionaba. A medio camino entre el marketing y la responsabilidad social, este gigante automotriz quiso comprobar que el cambio social e individual es posible siempre que se cuente con un incentivo para alcanzarlo. La Volkswagen lanzó su Fun Theory, o teoría de la diversión, para inspirar a las personas a llevar una vida más plena. Obviamente, de paso, estaban consolidando la imagen de su marca. Lo que hicieron fue proponer una serie de experimentos sociales para observar la reacción de la gente. Todos estos experimentos le planteaban un dilema a las personas. Había dos opciones: una que apostaba por la comodidad y la costumbre, y otra que apuntaba a exigir un determinado esfuerzo, pero implicaba a su vez una experiencia diferente y divertida. Veamos qué sucedió. El primer experimento social que se llevó a cabo fue muy sencillo, pero también muy revelador. Se adelantó en un lugar altamente concurrido: la estación de metro más popular de Suecia. Había una escalera eléctrica y a su lado una convencional. Encontraron una respuesta divertida. Inventaron lo que se denominó “escalera piano”. Pintaron la escalera convencional como si fuera un piano y lograron que pisar cada peldaño emitiera un sonido, como si en realidad se estuviera tocando un instrumento musical. El resultado fue sorprendente. Habitualmente, el 95 % de las personas usaban la escalera eléctrica para subir. Con la escalera piano el 66 % de los transeúntes optaron por hacer el esfuerzo de subir peldaño a peldaño. https://lamenteesmaravillosa.com/el-prejuicio-sexista-en-la-sociedad-actual/ https://lamenteesmaravillosa.com/7-tecnicas-del-condicionamiento-operante-para-el-cambio/ https://lamenteesmaravillosa.com/3-experimentos-sobre-el-poder-de-la-sonrisa/ https://lamenteesmaravillosa.com/3-experimentos-sobre-el-poder-de-la-sonrisa/ https://www.researchgate.net/profile/Cesar_Coll/publication/39155653_Esfuerzo_ayuda_y_sentido_en_el_aprendizaje_escolar/links/02e7e5204b4a558eff000000/Esfuerzo-ayuda-y-sentido-en-el-aprendizaje-escolar.pdf Además, se veían muy felices haciéndolo. Esto probaba, en principio, que la teoría de la diversión funcionaba.
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