Vista previa del material en texto
CAPÍTULO 4 Hematopatología 87 FIGURA 4-52 Enfermedad mieloproliferativa, vista macroscópica Este bazo de gran tamaño (la regla tiene una longitud de 15 cm) presenta infartos subcapsulares amarillo-parduscos. La esplenomegalia masiva a menudo se asocia a enfermedades mieloproliferativas, incluyendo LMC, policitemia vera, trombocitosis esencial y mielofibrosis primaria. Éstas pueden sufrir una transformación blástica y convertirse en leucemia aguda. Con frecuencia acaban en fibrosis medular, con pancitopenia, hematopoyesis extramedular y esplenomegalia. Aunque a veces la esplenomegalia congestiva puede superar los 1.000 g, un bazo de más de 1.000 g sugiere la presencia de enfermedades mieloproliferativas, linfoproliferativas o hematopoyéticas subyacentes. Algunas infecciones crónicas como la malaria o la leishmaniasis también pueden ocasionar esplenomegalia pronunciada. Como consecuencia de la esplenomegalia se produce hiperesplenismo secundario. FIGURA 4-53 Enfermedad mieloproliferativa, vista microscópica Este bazo pone de manifiesto hematopoyesis extramedular, que es la proliferación de hematíes y otros precursores hematopoyéticos (�) en los órganos del sistema mononuclear-fagocítico. La hematopoyesis extramedular con frecuencia acompaña a las enfermedades mieloproliferativas que afectan a la médula ósea. En las enfermedades mieloproliferativas, los hallazgos en la sangre periférica incluyen leucoeritroblastosis y plaquetas gigantes. A medida que la enfermedad progresa a mielofibrosis por secreción de citocinas tales como el factor de crecimiento transformador β y el factor de crecimiento derivado de las plaquetas, hay pancitopenia y el paciente tiene un alto riesgo de infección, hemorragia e insuficiencia cardíaca congestiva de alto gasto. Algunas enfermedades mieloproliferativas evolucionan a LMA. FIGURA 4-54 Trombocitosis esencial, vista microscópica En esta médula ósea se observan numerosos megacariocitos en un proceso muy poco frecuente conocido como trombocitosis esencial, en el cual el recuento de plaquetas en la sangre periférica puede exceder 1.000.000/μm. Los procesos mieloproliferativos pueden afectar a la médula ósea, reemplazándola con proliferaciones de células anormales. La proliferación puede afectar predominantemente a los elementos mieloides, produciendo hallazgos de LMC; a los elementos eritroides, produciendo policitemia vera, o a los elementos megacariocíticos, produciendo trombocitosis esencial. El proceso mieloproliferativo crónico puede continuar durante años, sufrir una transformación blástica a leucemia, o «quemarse» y dar lugar a mielofibrosis.