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306 ATLAS DE ANATOMÍA PATOLÓGICA FIGURA 13-45 Endometritis aguda, vista microscópica Hay neutrófilos diseminados en las glándulas y la estroma del endometrio, lo que es indicativo de endometritis aguda, proceso que a menudo constituye una complicación del parto («sepsis puerperal» o «fiebre posparto»), con organismos causales como los estreptococos del grupo B y Staphylococcus aureus. Los restos ovulares retenidos tras el parto aumentan el riesgo de endometritis. Con buena asistencia obstétrica este proceso es raro, pero, desde el punto de vista histórico, ha sido responsable de una mortalidad materna significativa. Además, las infecciones por clamidias pueden producir endometritis aguda o crónica. FIGURA 13-46 Endometritis crónica, vista microscópica Aquí se ven agregados de linfocitos en la estroma endometrial. A gran aumento se identificarían células plasmáticas. La endometritis crónica leve se asocia a los dispositivos intrauterinos (la inflamación de bajo grado inducida por algunos de estos dispositivos, diseñados para crear un medio espermicida, impide la implantación de forma secundaria). La inflamación más pronunciada presente en este caso puede verse tras el parto, sobre todo cuando hay retención de restos ovulares, tras el aborto y en las enfermedades inflamatorias crónicas de la pelvis. En una sexta parte de las pacientes no hay causa definible de endometritis crónica. Estas mujeres pueden tener dolor pélvico, fiebre, flujo vaginal e infertilidad. * FIGURA 13-47 Endometritis granulomatosa, vista microscópica Obsérvese en esta biopsia que la estroma endometrial contiene granulomas mal definidos (*), con células epitelioides que tienen abundante citoplasma rosado. Asimismo, se aprecian las células gigantes de tipo Langhans. La forma granulomatosa de endometritis crónica que aquí se muestra se debe al drenaje de una salpingitis tuberculosa a la cavidad endometrial. Esto puede ocurrir en los pacientes con tuberculosis diseminada.