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Elida Fernández: La psicosis y sus exilios, Cap. 16. Material clínico. Caso L. El material procede de un trabajo realizado en el ámbito hospitalario a lo largo de 4 años. El paciente es L, de 42 años, de profesión analista de sistemas, casado en primeras nupcias con H, con quien tiene un hijo de 9 años: G. Del núcleo conviviente forma parte A, de 16 años, hijo del 1er matrimonio de H. L se presenta solo a una entrevista de orientación en el hospital, en la misma se decide su tratamiento en la Institución, ya que reúne los criterios de urgencia necesarios para su admisión. Se encuentra en crisis y presenta productividad psicótica aguda bajo la forma de ideación delirante de contenido persecutorio a mecanismo interpretativo. Su tratamiento me es asignado en reunión de equipo. En la 1ª entrevista se muestra reticente a hablar de aquello relacionado con el control o la persecución, pero rápidamente se explaya sobre el tema que lo desborda: su separación de H. Cuenta que hace 10 días se produjo una pelea con agresión física por parte de ella, y quedó él tendido en el piso ante la vista de su hijo que sonreía frente a la escena. Este punto lo hace decidir su separación, dice: ”tenia que rescatar un mínimo de dignidad, de hombría…”Es la perdida de éste lugar en su hogar lo que motiva la consulta. A raíz de la separación, comienza a convivir con su madre y la pareja de ésta (su padre había fallecido cuando él tenia 29 años) Con dificultad en sucesivas entrevistas, narrará tres internaciones anteriores: la primera se realizó a los 17 años, por presentar ideación delirante persecutoria, fue efectuada en una clínica privada, propiedad de un familiar de su padre, una segunda internación a los 20 años en la misma clínica, con el mismo cuadro, para ser luego trasladado a otra clínica psiquiátrica donde se le realizaron varios electrochoques. La tercera y ultima será a los 27años por “insomnio”. Esto le sucede al estar a cargo de un emprendimiento profesional muy importante. A partir de allí ha realizado tratamientos psicoterapéuticos y farmacológicos con varios terapeutas. Finalmente abandonó todo tratamiento, dos años antes a su consulta al hospital, pero siguió tomando lo que él llama su “medicación base”: Haloperidol 5mg/día y Diazepam 5mg/día. Estas dosis no variaron a lo largo del tratamiento (salvo en periodos críticos en donde el mismo paciente aumentaba la dosis de Haloperidol). L da cuenta del lugar en el que han quedado esos tratamientos: L: -Mi primera internación fue en un campo comunista de control prosionista internacional, estaba confinado, aislado, a merced de un projudio de una mezquindad absoluta… …… Era un sanatorio de campo, cuando me mostraron el sillón de electrochoque, negro, con un agujero, pensé: “cuantos han muerto aquí.” Mi pariente no era medico, era un asesino, tuvo un conde italiano de 40 años internado por su fortuna, para quedarse con ella y el pobre tipo no tenia nada… …. Mi segunda internación también en la quinta XX del mismo Doctor, yo tenia insomnio, exceso de estudio, llegué ahí y estaba perdido, me daban inyecciones de Pentotal para sacarme información. Terapeuta: - Lo iba a visitar su familia? L: - …Papá me llamaba por teléfono, él me salvó, mandó a mi hermano para que me sacara y me llevara a otra clínica, papá me llamaba Raúl, yo ese nombre lo borre, cuando hablaba por teléfono. Yo le contaba que mi tío con unas agujas dejaba autómatas a las personas. A José, su sirviente, le hizo eso para no pagarle… Otra sesión….. T:- Y su tratamiento con la Dra. C como fue? L:- …Con C? Bien, me daba muestras gratis de remedios, había un carisma maternal, pero se le mezclaron los tantos, ella se enamoro de mi, me tomaba la mano, quería ver mis pinturas siempre, yo no quise enamorarla. T:- Como sabe que ella estaba enamorada de usted? L:- Ella me amaba, yo me daba cuenta. El otro persecutorio era encarnado, en el caso de L, por las fuerzas armadas o fuerzas de seguridad. Estas mismas fuerzas fuera de los momentos persecutorios adquirían características ideales y constituían el paradigma de todos los valores nobles y buenos. L había intentado ingresar allí a los 18 años, siendo rechazado por sus antecedentes psiquiátricos. El acceso a esta institución para L era muy importante, ya que en su concepción del mundo el único ambiento de dignidad era el de las Fuerzas Armadas. L:- Quiero entrar a la mutual, pero… mis antecedentes…. T:- Sus antecedentes? L:- Si, pienso que me pueden perjudicar, mas que todos los militares son personas muy sanas, muy integras, si bien lo que yo he tenido cualquier persona no esta exenta. …… En el único lugar donde existen ideales patrióticos es en las Fuerzas Armadas. T:- Ese es el único lugar? L:- Si, el único. Pero el acceso a esta único lugar de dignidad le iba a ser nuevamente vedado. L:- He pasado estos días con muchas lagrimas, los que se decían mis amigos no están, soy un sapo de otro charco, no tengo nada, no tengo a nadie, solo ésta relación en la que usted me escucha, si ese hijo no estuviera ya me hubiera pegado un tiro, ya no me interesa mas nada, ya no. L:- Los únicos hombres de ley , de ideales, son los militares, la única manera de ser un hombre hoy es ser militar. T:- Es la única manera? L:- No, también siendo medico del Hospital. T:- L, no hay otra forma aparte de estas dos, de ser un hombre de ley? L:- Por favor Dr., no hay otra… En ocasiones habría la puerta del consultorio y , sin siquiera saludar, espetaba frases tales como: L:- Doctor, ustedes, los que están en el pináculo de la ciencia medica, Usted puede decirme lo que es la vida? T:- L, que es el pináculo?? Que no lo se bien?? L:- (entre la sorpresa, el enojo, y el alivio) pináculo, doctor, (alzando la voz) pi-na-cu-lo. T:- Que se yo L, es un lugar alto, no? L:- (comprensivo) Doctor, doctor…. En otra sesión….. L:- …La realidad dura, concreta, me hace llorar. El plano vivencial, real del desafecto. Cuando podremos llegar a la devolución? Que me de consejos , su interpretación, me hace falta sentir que me esta protegiendo mas a nivel hombre, como se puede llamar?, medico tutelar?, necesito elementos compensatorios para poder vivir esta situación, ese consejo solo lo puede dar un especialista, como sobrevivir a cosas tan duras?, lo que vive ese ser, yo tengo que superar mi propio estado, mis terapeutas anteriores eran siempre mujeres, salvo el Dr. CC., él me dijo que no buscara una mujer, buscar un hombre, un poco que las mujeres trataban de protegerme, eso desvirtúa un poco la relación psicoanalítica…. T:- Como es esto L? Por un lado pide protección y, por otro lado, la protección desvirtúa la relación? L:- …Si, no lo niego, quiero saber lo que siente como hombre aparte de cómo medico, en algo somos pares, hombres en la misma realidad, aunque con profesiones diferentes, en común el hombre, cuando entra el afecto se dejan de lado las diferencias medico-paciente. Otros momentos clínicos…. L:- Doctor, viene para acá a destruir el ultimo bastión!! T:- Quien viene, L? L:- H, va a venir al Hospital, ya destruyó todo lo mío, ahora quiere destruir lo único que me queda, mi tratamiento doctor, usted es el ultimo bastión. T:- A ver, L, que destruyó H?? Porque Ud. Sigue con su trabajo, su casa, su hijo, su vida de siempre, no destruyó nada de eso. Por que y como H va venir a destruirme? L:- Va a venir, Dr., va a gritar, va a armar un escandalo, me va a hacer internar. T:- L, usted sabe que solo los médicos pueden internar, y que yo sepa, H no es medica, ni nada parecido. Aparte, supongamos que venga, que puede hacer?, gritar? Escucharemos los gritos…. Armar un escandalo?... Pasaremos un poco de vergüenza. Mis colegas dirán “Mira como le gritan al tarambana del Dr. B”. Tendré menos prestigio profesional, perode ahí a destruirme, No le parce que hay un gran paso?? L:- Usted no sabe de lo que es capaz ella!! T:- No, no se. Pero lo que usted dice es que va a armar un escandalo acá, y si arma un escandalo acá, se le pide al personal de seguridad que la retire y listo. Acá estamos en un Hospital, no se puede hacer cualquier cosa. Aparte, entre nosotros L, si arma un escandalo acá, en un Hospital de emergencias Psiquiátricas, quizás termine internada ella. (En tono cómplice) Ni usted, ni yo elegiríamos un Hospital Psiquiátrico para hacer los escándalos. No le parece? L:- (Sonríe). No!, ni loco! T:- Cuénteme que paso, L L:- Paso que … En otra sesión… L:- Doctor, ella tiene los papeles de mi segunda internación, los va a llevar al Juez, lo van a citar y hacerle declarar que soy un psicótico crónico, que tengo que estar internado. T:- L, Ud. Sabe que lo que usted dice acá esta protegido por la mas estricta confidencialidad, que hay algo que se llama secreto medico, que si los profesionales no lo guardamos, cometemos delito? L:- Como es Dr.? Y si lo llama el juez? T:- Suponiendo que H tuviera los papeles, suponiendo que los llevara a un Juzgado, y que el juzgado los aceptara, suponiendo todo eso, suponiendo que me llamen a declarar, aun con todos esos supuestos, yo me puedo amparar en el secreto profesional. Declarar que usted es un paciente comprometido con el tratamiento, que concurre siempre, que no falta nunca, y el resto de los datos solo declararlos si me levanta el secreto profesional un juez, con justa causa. L:- Si. Dr., como yo siempre digo: yo no soy un paciente psicótico crónico, sino una persona que por sus antecedentes, necesita psicoterapia semanal de por vida para poder funcionar. Por haber estado internado tantas veces necesito una logística profesional. En otra ocasión, narra una escena en la que estaban su mujer y su cuñado, y él tiene la certeza en ese momento de que había un complot para eliminarlo. L:- Ya estaba todo listo, ella me había tirado el vaso de cerveza, él se levanto y yo me vi venir lo peor, y ahí, en la desesperación se me prendió la lamparita y me acorde lo que me dijo usted. Que en el Hospital al sexto día todos los pacientes pasan bajo el juez. Ellos estaban en silencio y yo grite de repente “yo estoy bajo juez!”. Se miraron entre ellos y enseguida cambió, se ve que eso los paró. T:- Que pensó que le iban a hacer? L:- No se, Dr. Lo peor, matarme. Era claro, estaba todo preparado. T:- L, pero usted no está bajo juez, eso es para los pacientes internados y usted lo sabe. L:- (Sonríe) Si, ya se doctor, les mentí, pero eso fue lo que los detuvo. En otra sesión dirá… L:- Dr. Se produjo un impasse en el efecto toxico de las neuronas, que me produce la alteración del razonamiento. En la introspección, el autoanálisis (baja la voz), lo del delito, lo de Tito, ese zafarrancho de delirio, es la magnificación de acontecimientos propios de la enfermedad, que a veces a uno lo desbordan. T:- Que enfermedad, L? L:- (Acercándose en voz baja y tono confidencial). “La paranoia , doctor”. Para finalizar un ultimo fragmento…. L:- Doctor, no lo puedo evitar, esta celopatía que tengo con H. Llego a casa y me tengo que fijar debajo de la cama y adentro del placar, me da vergüenza decírselo, pero es así. T:- Hace algo más? L:- No, doctor, nada más, con eso me quedo tranquilo. Es solo cuando llego a casa, nada más, ese momento del día. T:- Esto lo molesta? L:- No, doctor, lo que me molesta es que no lo puedo evitar. Elida Fernández: La psicosis y sus exilios, Cap. 16. Material clínico. Caso L.
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