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1 CASO N: FIN DE ANÁLISIS N llega a la consulta derivada por su médica endocrinológica. Comienza el relato refiriéndose a sus ataques de pánico, que comenzaron, dice al poco tiempo de fallecer su madre en julio de 1990. Muerte que ocurrió súbitamente por un pico de presión. Cuenta que desde entonces en julio queda sin referencia y se angustia. Le marco que estamos en el mes de julio. Recuerda que el día de la muerte, su madre había ido a su casa a almorzar porque N le había insistido mucho, a pesar de la reticencia de la misma. Su madre tuvo un vómito repentino en casa de la paciente, luego fue internada, permaneciendo unos días en terapia hasta su muerte. N decidió mudarse a los pocos meses. Dice que allí comenzó a tener palpitaciones, que tenía que bajarse de los colectivos porque sentía que se ahogaba. Sufría además de fuertes y cotidianos dolores de cabeza. Su madre tenía 60 años al momento de morir, y N 31. Dice “Yo era hija, a pesar de que ya tenía a mis dos hijos de 5 y de 2 años, era tan hija, sólo hija.” Al momento de la consulta N tiene 50 años, un hijo de 23 y otro de 20. Su marido 53. N dice que duerme mal, sobre todo si tiene “la presión” de tener que levantarse temprano para ir a trabajar. Remarco la palabra utilizada por ella. Dice “la presión es una constante en mi vida” Su padre falleció súbitamente en el año 92. Ella se enteró por un llamado telefónico a las 11 de la mañana. A partir de allí comenzó a tener temor de atender por la mañana el teléfono de su casa. Sus padres se habían separado a los 13 años de N. Desde esa edad hasta que N se casara no volvió a hablar con él. Su padre se fue con la tía, madrina de N, que era la esposa del hermano de su mamá. Dice que su madre nunca les permitió hablar mal de su padre, tampoco hablar. N era muy amiga de su prima hija de esa tía. Sostiene que su padre se fue enojado y negando todo lo sucedido. Tiene pocos recuerdos de su padre. Refiere que éste le decía que ella había nacido de “un forro pinchado”. Rescata que él la llevaba a la pileta a sus 10 años y le decía que lo llamara “tio”.Dice que siempre pensó que ella era adoptada, suponiendo que algún secreto se escondía allí. “Siento que no me dijeron la verdad de algo”. Recuerda que su padre era un gran fabulador. “Yo nunca sabía cuando decía la verdad” “Era un mentiroso, prometía y no cumplía, también era un gran contador de cuentos, alegre, potente.” N es Licenciada en Filosofía. Al momento de comenzar el tratamiento ejerce como docente en una escuela privada primaria. Dice que cuando estaba su madre, ella no necesitaba a nadie. “Ella era la que sostenía todo, cuando murió se desestructuró todo, nosotros la endiosamos.” “Dormí con mi madre hasta que me casé”. “De chica me paraba en la cama de mamá para sentir si respiraba, ella se levantaba sobresaltada cuando me veía ahí parada.” 2 “De más grande me daba culpa que no saliera” “ella no hablaba, no tocaba, no abrazaba, decía pocas palabras pero siempre estaba” En la tercera sesión N pierde la voz. De todas maneras viene. Dice: “la garganta quema, no hablaría así, tengo bronca de no decir lo que quiero, mi tono sería otro, más fuerte. (N tiene un tono de voz muy suave, encantador, como un arrullo.) Le propongo que se conecte con ese otro tono de voz y desde ahí hable. Dice con un tono fuerte : “Este tono sale inesperadamente, me siento Mr Hyde, así puedo gritarle al otro, me sale una violencia desconocida, esa voz dice verdades desconocidas, me deja temblando.” “Me asusta el descontrol a todo nivel”. Le pido que asocie. “Asocio descontrol con locura, los ataques de pánico me descontrolan, pierdo los límites”… “me recuerdo mirando por la ventana, pensando…¿ y si me tiro?” Le pregunto si asocia con alguna imagen y dice que después de que su padre se fuera de la casa, su madre se quedaba horas fumando mirando por la ventana. “A mi no me veía, dice”. Dice que tal vez la locura sea eso, que su madre no la mirara. Remarco que tal vez la voz fuerte y violenta, tuviera también que ver con su enojo con la ida de su padre y la imposibilidad de poner palabras a lo que ocurría en su casa. Dice: ¿qué verdad tendré que decirme? Le pregunto desde cuándo se recuerda con la voz que tiene. “ Mi prima, la hija de mi tía (con quien se fuera su padre) tenía una voz suave y cadenciosa, tomé ese tono de voz antes de que papá se fuera con la tía. Antes me recuerdo con otra voz más varonil y potente” “empecé a usar un tono de voz cadenciosos como el de mi prima, era como una pantalla, a la gente le gustaba, me distinguía de mis hermanos, me hacía sobresalir”. Le marco lo llamativo que parece que justamente emulara el tono de voz de su prima, la que ahora estaba con su padre, dice: “cierto, como si me pusiera en ese lugar para que mi padre me eligiera”. “Retomo el término “sobresalir” y dice: “sobre salir”, “era yo quien había salido de la vida de papá.” Relata que cuando murió su madre permaneció tres meses sin voz .“Tres meses no pude hablar, perdí las palabras, no me salían, se me iban, tenía que pensarlas antes de pronunciarlas, me anotaba las palabras como ayuda”. Le marco lo paradójico de perder las palabras con su profesión Lic. en letras. Se recuerda como una niña flaquita hasta los 6 años. Luego vendría un período de engorde y siestas interminables. Refiere que: “de los 7 a los 10 años fui mala, gorda, haragana, tenía voz de mala, estuve por repetir todos los grados, llegaba a las 13 hs y dormía hasta las 19, “¿a nadie le llamaba la atención?, ¿dónde estaban los adultos?” “Me angustia ese recuerdo de nena chiquita y sola” Le pregunto si durmiendo escapaba de algo, o algo no quería mirar, o algo no podía decir. Algo de mucho peso, parece. Trae recuerdos en donde ella estaba en la casa de su tía, con su prima. Dice que una vez ella irrumpió en el comedor y su padre y su tía se sobresaltaron. 3 Cuenta que su madre era inconsciente en algunos temas, por ejemplo en la época de la dictadura N que tenía 13 años, se iba sola con sus hermanos a Villa Gesell sin ningún adulto. También recuerda que su casa era un “descontrol”, todos los amigos de sus hermanos tenían llave de la casa y su madre, dice no hacía nada. Le marco que a los 13 su padre se va con su tía. Refiere que su madre siempre se arreglaba sola, que no necesitaba de nadie, la define como una mujer fuerte. A los 8 años(su madre) fue separada de sus hermanos y criada por una tia. La historia que circula es que como en casa de su abuela no había dinero, deciden mandar a su madre a casa de su tia. “Debía ser angustiante dejar a su papá al que adoraba para irse a la casa de su tía.” “Por qué permitían que se fuera? ¿Por qué los tres hermanos se quedaron con los padres y a ella la separaron?” “Mi mamá fue abandonada por su madre” Debía ser doloroso para vos, le digo, que a los 13 años se fuera tu padre y sintieras que tu madre no te miraba. N refiere que de niña ella iba colgada de su madre y que le decían: “ahí viene Ana con el fusil al hombro” le pregunto por esta frase y ella asocia, “hombro, hombre, fusil… ¿yo era el hombre de mamá, yo era su fusil, espantaba a todos los que se acercaban?” “Con mamá no me podía enojar, la amaba mucho, era incuestionable”. Luego de algunos meses dice “en verdad la muerte de mamá fue un alivio”, “Siempre pendiente de que muriera, al final murió eso me alivió porque me di cuenta de todo lo que dejé de disfrutar por estar pendiente de ella.” Poder pronunciarse esta frase (a la que volverá en reiteradas oportunidades) dice que la descomprimió. Dejó de tener taquicardia, también mermó la sensación de sentir con fuerza los latidos de su corazón. Recuerda que en la escuela de monjas le decían: “vas a disfrutar el dia que te mueras”. “el dia que se muera…. Dice” “¿Cómo sobrevivir aalguien que querés?” “¿Cómo seguir viva si ella murió’?” “¿Y la lealtad a ella?, “¿Me llenaba de culpa” “No morí pero me llené de síntomas” Durante el primer año N llega siempre angustiada, sin aire, con dolores de cabeza. Se reiteran las quejas laborales, detesta el trabajo que está haciendo en la escuela. Busca alternativas, talleres de escritura, radioteatro, alumnos virtuales, esto la entusiasma. También prepara a alumnos en lengua y literatura en su casa. N comienza a desprenderse de algunos aspectos enquistados de su madre y a traer recuerdos de su padre. Rescata un pañuelo de él, una foto, un abrazo. Dice que su madre era fría, frígida y asocia con su propia incapacidad de disfrutar sexualmente. Dice: “Sólo tengo cuerpo para el dolor” En una sesión trabaja sobre el impacto que le produjera la película “El cisne Negro” Dice que se mimetizaba con el personaje, que no entendía las situaciones donde la actriz alucinaba, dice que la confusión la asustó. “yo fui una hija devoradora, qué difícil debe haber sido para mamá” También asocia lo confusional con que su padre se fuera con su tía, y las historias que éste le contaba. “Nunca sabía si me decía la verdad” -Se hacía llamar tío y no era verdad- le digo 4 Puede asociar a partir del film la angustia de no poder diferenciarse de su madre. También, digo, perderse dentro de una madre debe ser un descontrol. Cuenta un sueño: “ Había una cucaracha, me peleaba violentamente con mamá, ella era joven y hablaba por teléfono con alguien, ella me gritaba, cuánta paciencia más pensás que te iba a tener? yo le tiraba con violencia la cartera por el hueco del ascensor” Dice que fue la primera vez que pudo pelearse con su madre. (En un sueño). “Nunca hubo entre nosotras ni un “sí” ni un “no”.” “Cuando mamá murió no me encontré más, dejé de ser yo, no podía mirarme en el espejo” Le propongo que vaya adoptando todos los personajes del sueño. Que sea cada personaje y desde ahí hable. Elige en primer lugar ser la cucaracha y dice: “soy una cucaracha. Mamá me deja de lado por otro, no lo soporto, ni me mira” Luego elige ser la voz del teléfono y dice que es un hombre, le propongo que tome esa voz y hable desde ahí: “esa chica no te deja respirar, tenés que ponerle distancia, ella tiene que hacer tu vida” Le marco el fallido que acaba de cometer. La confusión de ser ella o su madre. No puede creerlo, se ríe. Luego elige ser la cartera y dice : “Soy una cartera marrón , llena de mierda, horrible, me tiene hinchada las pelotas.” Le pregunto a la cartera quién la tiene hinchada las pelotas. Dice: “Mi hija, no me deja respirar, me sigue a sol y sombra, no me deja hacer mi vida” Le digo que sin embargo su hija acaba de tirarla por el hueco del ascensor. Llora. Pienso en el hueco, agujero, separación, castración. N comienza a mejorar su calidad de descanso. Logra dormir toda la noche. También empieza a poder decir “no” sin que esto signifique una hecatombe emocional. Llamativamente su nombre comienza con “no” y el de su hermana con “si”. Ella dice yo soy “no” ella es “si” Refiere otro sueño : “soñé con mamá, yo le ponía aros, ella no tenía agujeritos, yo le hacía los agujeritos y empezaba a salirle sangre, ahí me desperté” Le pido que asocie y no puede decir nada. Le digo “parece que tu mamá no tenía agujeritos y vos se los empezás a hacer”…Retomo una frase anterior donde había dicho que ella siempre estaba “pendiente”de su madre. “Vos “pendiente”, arito de tu madre, decís que empezaba a salirle sangre. Salir de tu madre debe ser una herida sangrante para vos”. Se rie. “cierto mamá siempre completa para mí, es hora de desidealizarla”. Recuerda cierta vez que ella venía de comprar una malla y escuchó una conversación entre su madre y su abuela. Dice que preguntó de qué se trataba y su madre le dijo vehementemente: “es un secreto, no te metas” Que su madre no le haya contado el secreto la carcome, la desespera, la impotentiza, la enfurece, no puede soportarlo Le marco que su madre podía tener algo donde ella no entrara. 5 Dice que siempre pensó que estaría saliendo con alguien. “Se llevó el secreto con ella” “Tal vez yo era adoptada?” “fui al registro civil para averiguar” “¿sería ella hija de la abuela o la dejaron porque no lo era?” Nuevamente le marco la confusión entre ella y su madre, adoptada ella o su madre, o ambas? Dice de repente:“yo pienso en un abuso” Le pido que asocie y trae una escena: “Yo tenía 19 años, fui a un médico traumatólogo, me manoseó, salí corriendo casi desnuda, me tomé el subte. Como mi hermano era abogado se lo conté, él no me defendió, transó con el médico y le sacó plata.” Se angustia. Trae otro recuerdo de cuando tenía 8 años. Ella iba al negocio de ropa de hombre que su mamá tenía en una galería. Su madre la mandaba a buscar cambio al kiosco de la galería. Dice : “el hombre me tocó, le dije a mamá, ella no hizo nada, no volví a la galería, mamá no lo confrontó, no hubo palabras” Parece, le digo, que ninguna ley operó cuando debía haber operado. Ni tu hermano abogado, ni tu madre pudieron cuidarte. Llama la atención que su madre tuviera negocio de ropa de hombre. Recuerda que desde niña se pasaba a la cama de sus padres. Cuando estaba su padre él la llevaba a su cama. Dice que su madre no decía nada y se pregunta “¿le habré venido bien a mamá en el medio? ¿Ellos estarían mal y yo la salvaba?” Dice que su padre le dijo que la pareja no había funcionado porque ella siempre estaba en el medio, “mamá no decía nada.” No sólo la ley no operó, sino que la responsabilizaron a ella del fracaso matrimonial. Le marco lo difícil que debe haber sido, siendo una niña, sentirse responsable de la separación de sus padres, si un padre puede irse también una madre puede hacerlo. Trabajamos meses alrededor de su pensamiento acerca del abuso. Trae otro recuerdo: “Cuando tenía 8, 9, 10 años venía a jugar una nena, nos tocábamos, me da vergüenza decirlo, nunca lo conté, terminábamos agotadas, cerrábamos la puerta, teníamos conciencia de lo que hacíamos” “Qué raro, yo sólo tuve relaciones con mi primer novio y con mi marido, siempre fui recatada sexualmente, y mirá lo que era de chiquita!” “Busco afuera lo que está en mí. Busco afuera el abuso, y lo espantoso está en mí” “Y los adultos, dónde estaban? Yo cerraba la puerta, quién estaría en casa? Estaríamos solas?” De a poco puede reconocer y soportar que su madre no siempre estaba, dice que nunca la llevó a una plaza, ni a un cine. Refiere que estar presente no alcanza, que la presencia sin una mirada amorosa, de inclusión , es lo mismo que no estar. “Ella estaba en otro lugar” Reconoce cierto descuido de su madre y decirlo no la escandaliza. Dice que no compartió con ella nada que fuera de placer. “con ella todo era el deber ser”. Trae otro recuerdo: “ Vivíamos en una casa, y los vecinitos eran insoportable, yo ya tenía a mi hijo mayor, recuerdo que a esos chicos les decía que eran insoportables, que no los aguantaba, me daban asco y rechazo, cometí abuso verbal con ellos, yo siempre tan amable y pacífica, parece que también podía ser una hija de puta”. 6 N trabaja en la sesiones su vínculo simbiótico con su hijo mayor. Dice que ya no lo aguanta. Que la tiene podrida, que la cansa hablando y somatizando. Que se le pega todo el día. Que ella lo empuja, que hay que empujarlo, dice. Le digo que se parece al vínculo de ella con su madre. Dice : “Yo soy todo femenina y suave, mamá era fuerte un hombre que podía todo, nunca pedía ayuda” Sueño: “Venía mamá que era un barco enorme, avanzaba como una topadora. Yo en la orilla, ella arrasaba por arriba con todo”. Asocia con la sensación de madre avasallante y topadora. Ella en la orilla, en el borde. De a poco comienza a sentirse menos niña, más mujer. Comienza una lenta separaciónde aspectos enquistados de su madre. Ni tan niña, ni tan topadora., Ni todo barco, ni todo orilla. Dice que cuando ella murió dejó de utilizar las palabras: “anclaje y genuino” asocia: “anclada en mi madre, qué será lo genuino de mí?” “La tengo metida adentro, me la comí”. “Necesito sacármela de encima”. Cometo un error y por equivocación la nombro con el nombre de su hermana, se enoja y me dice: “No me cae bien que me llames con el nombre de mi hermana, cuando mamá abrió los ojos en la terapia intensiva, me confundió con ella, eso fue terrible”. Trabajamos con este enojo algunas sesiones, finalmente dice que tal vez para su madre fuera más fácil despedirse de su hermana que de ella. Eso la pacifica. Desde ahí puede perdonarla. En una sesión llega al consultorio y atiende el timbre una colega. Al subir me dice que cuando no escuchó mi voz empezó a tener taquicardia en la calle, dice que se sintió mal, en el borde, que casi se descompuso de pensar que la podía atender otra. Le pido que despliegue la sensación y pensamientos que tiene y dice: “Mi papá se fue con otra!” “Y si vos no estabas que hago yo!” Le digo que no pensaba dejarla, que tal vez algo de la falta de su madre también se le hubiera cruzado en ese instante. Llora. N logra antes de fin de año dejar el trabajo de la escuela, donde se sentía maltratada y agobiada, haciendo un trabajo con niños que no le agradaba. Su temor por lo económico va cediendo cuando logra abrir espacios de talleres para adultos que la gratifican. Primer corte: Con su madre. Serán años de trabajo alrededor de despegarse, de hacer el duelo. Segundo corte: Con su hijo mayor. De a poco la relación comienza a transitar otros carriles. Ni su hijo le cuenta todo, ni se le pega como estampilla. Tercer corte: Con su trabajo. Logra encontrar el deseo en los talleres con adultos. Comienza a desplegar nuevas facetas desconocidas en lo artístico. Escribe se presenta en concursos. 7 En un momento de su análisis N trae a su casa una perrita, pedido que fuera hecho por su hijo a instancias, dice de la psiquiatra de éste. N no quiere a la perrita pero no puede decirle que “no” a su hijo. Con la perrita empieza a sentir que enloquece, algo se le descontrola, se siente invadida, asfixiada. No puede tomar la decisión de darla a otra familia porque siente que sería abandonarla. Dice “Se la saqué a su madre y ahora la voy a abandonar”. Le marco que quien fuera (para ella) abandonada y separada de su madre había sido su propia madre. Trabajamos el abandono, la separación y la posibilidad de decir “no”sin que esto resulte catastrófico para N. Finalmente logra ubicar a la perrita y siente gran alivio de poder hacerlo. Trabajamos su dolor de cabeza, ella dice que no le pertenece. Le pregunto a quién le pertenece ese dolor y dice que a su madre no le dolía la cabeza, pero que al morir tuvo hidrocefalia. Desde que murió su madre no puede meter la cabeza bajo el agua. Dice que el dolor tiene que ver con algo que no ve, algo a lo que no accede. Recuerda como punto inicial del dolor una tarde en casa de su abuela. Dice que se fue a acostar por el dolor y vio a su tío (el hermano de su madre, esposo de la tia ) en pijama durmiendo la siesta. Tendría 8 años, dice que era en su etapa de niña gorda. “¿Mi tío no veía que su mujer se iba con mi papá?” “¿Me dormía para no ver?” Dice que le ocupa la cabeza saber si su mamá fue feliz, “no me preocupa tanto saber si yo soy feliz, quisiera saber si ella lo fue” “¿para qué le pregunto?” “Para vivir más tranquila, dice, para tener más permitidos. Papá tuvo permitidos, mamá no” “Sabiendo algo de mamá voy a saber más de mí” “algo del abuso, del secreto, me dejó afuera”. Le marco lo aterrador que debe ser que sepan todo de uno, como estar adentro y no tener límites con el otro. Dice que soñó conmigo: “Vos estabas atendiendo en el Hospital, había un pasillo desapasible y mucha gente esperándote, salía una persona un enfermero y decía que no ibas a atender más. A mi me hacías pasar y me decías que conmigo tenías confianza, decías que no podías atender porque tenías una hemorragia y me decías “no me compliqués volvé otro día”” Le digo que parece que yo también la dejé afuera en el sueño. Dice que no lo puede tolerar Qué?, le pregunto Que yo la deje afuera, dice. Que no le cuente mis secretos, parece que en el sueño le tengo confianza, como su madre, la hago pasar, pero al mismo tiempo le digo que no me complique y que se vaya. Cierto día me comunica que se hará, al día siguiente, una dermopigmentación en las cejas. Dice: “a mis 14 mi vieja me sentenció, yo me había depilado las cejas muy finitas(con mi hermana y una amiga) y mi mamá nos dijo: “No les van a crecer nunca más” y a mi nunca más me crecieron, a mi hermana sí.” 8 No tener las cejas, dice, “es tener la cara de furia de mi madre en mi rostro, incrustada, me molesta, la odio.” Me preocupa el acto que está por realizar, pienso si es un acting, un pasaje al acto o un pasar al acto. Al mismo tiempo el acto es doloroso y le imposibilitará mojarse el rostro por una semana, a pesar de ello decide hacerlo. Con sus nuevas cejas siente que se le modifica la mirada en el espejo, que se le borra la frase de su madre de su cara. Dice que el tatuaje le permitió deshacer la maldición de su vieja. Extraño, pienso que algo indeleble e imborrable le borrara una frase incrustada. ¿O será que sólo pudo deshacerse del maleficio incluyéndose otro? N siente que las cejas le dan un encuadre, un marco, que la sostienen de un lugar del que había caído. Cae su madre. Se reencuentra con una parte suya. Luego de tres años de tratamiento logra pasar, por primera vez desde la muerte de su madre, por la galería donde su madre tenía el negocio de ropa de hombre. Encuentra que ahora hay ropa de bebé. Dice : “Entré para cerrar”. Llamativo que donde hubiera hombre ahora haya bebé. Se cumplen 20 años de la muerte de su madre. N le escribe una carta. Puede enojarse, reconocer que este vínculo “es un dolor de cabeza”. De a poco cede el dolor de cabeza, pasa de doler todos los días a doler tres veces por semana, a doler una vez por semana, a doler esporádicamente. En una sesión viene alarmada, dice que de uno de sus pezones sale un líquido. Se hace controles endócrinos, todo está en orden. Llora una mama, le digo. N llora a su madre, llora por la madre que se construyó, que quiso tener y no tuvo. N logra después de 20 años viajar en subte. N me trae de regalo un libro, “Las señoras de la calle Brenner” de Angélica Gorodischer, dice que me quiere decir algo pero no sabe qué, que lea el libro, que no pudo dejar de pensar en mí mientras lo leía. Le pregunto qué del libro le hizo recordarme y dice: Cuando la protagonista dice que ya puede sobrevivir a la muerte de su madre. Trabajamos largas sesiones con la temática de ese libro, el vínculo de una niña con una mujer a quien adopta como su madre. N empieza a decirme que podrá sobrevivir sin mí. Sin necesidad de que yo muera, le digo. Reímos. Último corte: con la analista.
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