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Ternevoi, O C-La Filosofía en Cuba 1790-1878

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LA FILOSOFIA 
EN CUBA
1790-1878
O. C. Ternevoi
FILOSOFIA
EDITORIAL DE C«€!MC!IAS SOCIALES, LA HABANA 1981
T o m a d o d e l a E d i t o r i a l d e l a U n i v e r s i d a d E s t a t a l d e B ie lo - 
r r u s i a " V . I . L e n i n " , M in s k , 1972.
T r a d u c c i ó n : F é lix d e l a U z 
E d i c i ó n : N o r m a S u á re z S u á r e z 
D is e ñ o : A n a S u á r e z D ía z 
C o r r e c c i ó n : L u c ía A re n a l L in a re s 
y L o u r d e s P é r e z N ú ñ e z
© E d i t o r i a l d e C i e n c i a s S o c i a l e s , 1981.
E d ic ió n r e a l i z a d a c o n a u t o r i z a c i ó n d e l C e n t r a N a c i o n a l d e 
D e r e c h o d e A u t o r d e l a R e p ú b l i c a d e C u b a .
E s t i m a d o l e c t o r , l e e s t a r e m o s m u y agradecidos s i n o s h a c e 
l l e g a r s u o p i n i ó n , p o r e s c r i t o , a c e r c a d e este l i b r o y d e n u e s ­
t r a s e d i c i o n e s .
E d i t o r i a l d e C i e n c i a s S o c i a l e s , c a l l e 14 N o . 4104 , P l a y a , 
C i u d a d d e L a H a b a n a , C u b a .
PROLOGO
Cuba socialista es el primer territorio libre de América. 
"La Revolución Cubana —expresa el Documento de la Confe­
rencia Internacional de Partidos Comunistas y Obreros del 
año 1969— rompió la cadena del yugo imperialista en América 
Latina y condujo a la creación del primer Estado socialista 
en el continente americano, lo que significó un viraje histórico 
y abrió una nueva etapa al movimiento revolucionario."1 La 
trascendencia internacional de esta revolución está determina­
da por el vivo interés que despierta la circunstancia de que 
haya sido precisamente Cuba, antigua colonia de España y, 
más tarde, semicolonia de Estados Unidos, el país que se 
convirtió en cuna y avanzada del socialismo en América. Para 
dar respuesta a esta cuestión es imprescindible volver la vista 
a la historia económica, política e intelectual de la Isla de ]« 
Libertad. En este caso no debemos limitarnos exclusivamente 
a los trabajos políticos y periodísticos que arrojan luz sobre 
los acontecimientos del momento actual. Se necesitan inves­
tigaciones científicas complejas de los problemas de la histo­
ria, la economía, la cultura y la ideología cubanas. Debe desti­
narse (in lugar especial al estudio de la ideología progresista 
cubana y u uno de sus elementos más importantes: la filoso­
fía. Como, según palabras de Marx, "toda filosofía verdadera 
es la quintaesencia espiritual de su t:puca"r- ésta no puede 
comprenderse sin el estudio de la actividad de los pensadores 
progresistas del pasado y de sus filosofías. " .. .Los filósofos 
—escribía Marx— no crecen del suelo como hongos; son el 
producto de su época y su pueblo, cuya savia más sutil, pre­
ciosa e invisible circula por las ideas El mismo 
espíritu que construye ferrocarriles con las manos de los obre­
5
ros, construye también los sistemas filosóficos en el cerebro 
de los filósofos. La filosofía no se encuentra fuera del mundo, 
del mismo modo que el cerebro del hombre no está fuera de 
éste. .. r'E
En Cuba, como en cualquier otro país, la filosofía progresis­
ta, verdadera, está indisolublemente ligada a la vida del pueblo, 
a su lucha revolucionaria por la libertad y la independencia. 
Por estas razones, nuestro creciente interés hacia el pasado 
heroico de Cuba, hacia la historia de su movimiento de libe­
ración y su ideología progresista es perfectamente válido y 
está más que justificado. Como escribiera A. I. Herzen, al 
tomar plena conciencia del pasado esclarecemos el presente, 
al penetrar con más profundidad en el sentido de lo acontecido 
descubrimos el sentido del futuro, al mirar hacia atrás avanza­
mos. Para una mejor comprensión del momento actual, de su 
vinculo con el pasado revolucionario, es imprescindible volverse 
hacia la historia de la filosofía y el movimiento de liberación 
cubanos. Este vínculo encontró reflejo en dos conmemoracio­
nes gloriosas, celebradas por el pueblo cubano y toda la huma­
nidad progresista: el centenario de la Revolución del 10 de 
Octubre de 1868 y el décimo aniversario de la Revolución Socia­
lista del Primero de Enero de 1959, símbolos del comienzo 
heroico y el final triunfal de la lucha por la libertad y la inde­
pendencia de Cuba.
El estudio de la herencia revolucionaria y filosófica del pasa­
do ocupa un lugar destacado en el leninismo. Para todos nos­
otros es ejemplo inspirador la actitud leninista hacia los pro­
blem as de la lucha ideológica y revolucionaria en Rusia. Lenin 
siempre puso estos problemas en el centro de su atención y 
los estudió en su indisoluble unidad; una evidencia de esto es 
el examen integral que hizo de ellos en trabajos como En 
rtiE/tturia de Herzen, El papel de los estamentos y las clases 
en el movimiento de liberación y Del pasado de la prensa obre­
ra. en Rusia. Lenin ofreció una brillante valoración del papel 
histórico de los estamentos y clases, las generaciones de revo­
lucionarios y pensadores que actuaron en el movimiento de 
liberación, "en la revolución
En esencia, se tra ta de la misma tarea que se plantea al 
investigar la filosofía cubana. Al estudiar su historia, el autor 
se ha orientado por los postulados marxista-leninistas acerca 
del inmenso papel del pensamiento filosófico de vanguardia 
en la fundamentación teórica del movimiento de liberación y 
la preparación ideológica de las revoluciones sociopolíticas. 
Por este motivo, el surgimiento y desarrollo de la filosofía
cubana se examinan en estrecha ligazón con la historia econó­
mica y política de Cuba, con la lucha del pueblo cubano por 
su libertad e independencia contra el colonialismo español y, 
con posterioridad, contra las aspiraciones de conquista de 
Estados Unidos. Los materiales y documentos de las conferen­
cias internacionales de los partidos comunistas y obreros de 
los años 1957, 1960 y 1969, las Declaraciones de La Habana 
de 1960 y 1962, y los discursos e intervenciones de Fidel Castro 
tienen particular importancia para la comprensión correcta 
del movimiento revolucionario y la ideología progresista en 
Cuba.
La filosofía de Cuba es un campo que permite todo un con­
junto de investigaciones científicas básicas. La imperiosa nece­
sidad de éstas viene dictada por la circunstancia de que ni 
en la Unión Soviética, ni en el extranjero, incluyendo la propia 
Cuba, existe una historia marxista-leninista íntegra de la filo­
sofía cubana. Nuestra monografía no se propone eliminar del 
todo esta ausencia. La misión del autor se limita a la investi­
gación del pensamiento filosófico durante la primera etapa 
del movimiento criollo de liberación en Cuba (1790-1878). 
Durante esa etapa, la lucha contra el yugo colonial español 
fue encabezada por los terratenientes criollos, descendientes 
de conquistadores y emigrantes españoles que se habían esta­
blecido en la isla y vincularon a ésta sus destinos, por lo cual 
consideraban que era Cuba y no España su verdadera patria. 
Los mejores hombres de entre los criollos fueron los primeros 
que hicieron ondear en Cuba la bandera de la revolución, al 
igual que en Rusia, donde, según Lenin, lo hicieron "los mejo­
res hombres de la
En la monografía se analiza un período que ocupa un impor­
tante lugar en la historia de Cuba y de su filosofía. ¿ Pur qué 
es importante este período?
En primer lugar, está indisolublemente enlazado con los 
acontecimientos actuales en Cuba, aunque lo separa casi un 
siglo de éstos. Fue el período coronado por la revolución de 
1868-1878, conocido también en la historia como la Guerra 
de los Diez Años. Todo lo que sucedió después en Cuba fue 
la ejecución del testamento de esta primera revoluciún, su 
continuación y desarrollo sujeto a ley. Por lo tanto, el período 
criollo no es sólo toda una etapa en el movimiento de libera­
ción cubano, pues a él está vinculado el comienzo de la Revo­
lución Cubana, que concluyó victoriosamente en el año 1959.Fidel Castro tenía toda la razón cuando en su discurso del 
día 10 de Octubre de 1968, con motivo de la conmemoración
7
del centenario de la Revolución de 1868 expresara: "Nuestra 
Revolución, con su estilo, con sus características esenciales, 
tiene raíces muy profundas en la historia de nuestra Patria. 
Por eso decimos, y por eso es necesario que lo conprendamos 
con claridad todos los revolucionarios, que nuestra Revolución 
es una Revolución, y que esa Revolución comenzó el 10 de Octu­
bre de ÍE6E Como vemos, esta evaluación se asemeja a la 
profunda formulación leninista, antes mencionada, acerca de 
la unidad de la "revolución rusa", que destaca la continuidad 
y el vínculo de sus principales etapas, de todas las generacio­
nes de revolucionarios, y nos recuerda que la Gran Revolución 
Socialista de Octubre es la conclusión sujeta a ley de todo el 
movimiento de liberación ruso que había comenzado con la 
insurrección de los decembristas el 14 de diciembre de 1825.
En segundo lugar, con el período criollo está relacionado el 
nacimiento mismo de la filosofía cubana, la cual, desde sus 
comienzos se manifestó como una "filosofía de la renova- 
tiún 'V e incluso como filosofía de la revolución, pues la parte 
mejor y más patriótica de los criollos se caracterizaba por su 
espíritu progresista y revolucionario. De la misma forma que 
la revolución burguesa del siglo x v i i i en Francia fue precedida 
por la revolución en la filosofía, en Cuba, la revolución de 1868 
fue antecedida por su propia revolución filosófica. Su fuerza 
motriz comenzó a surgir en la isla durante la década de los 
años 90 del siglo x v i i i : el movimiento ilustrado, cuya bandera 
ideológica era la filosofía de vanguardia de la Ilustración cuba­
na o criolla. Conocemos perfectamente bien el gran mérito 
histórico que tuvieron los filósofos del siglo x v i i i en la pre­
paración de la revolución francesa de 1789, quienes, según 
señalara Lenin, fueron reconocidos como "líderes de la burgue- 
sfc" .6 Lo mismo puede decirse del papel más modesto, pero 
igualmente importante, que en la preparación de la revolución 
desempeñaron en Cuba pensadores criollos de vanguardia como 
José Agustín Caballero, Félix Varela, José de la Luz y Caballero 
y otros. Ellos fueron los que tuvieron más influencia durante 
el período que puede denominarse como prólogo a la Revolu­
ción Cubana del 10 de Octubre de 1868. Por estas razones, 
dichos pensadores pueden considerarse también "hombres del
10 de Octubre", junto a Carlos Manuel de Céspedes e Ignacio 
Agramonte, jefes reconocidos de esa revolución; es decir, for­
man parte de la primera generación de combatientes por una 
t'Lctü libre y soberana. Con todo fundamento podemos afirmar 
que los revolucionarios y pensadores criollos fueron hermanos 
de sangre de los "grandes revolucionarios franceses de la bur-
yuesía'"1, y los decembristas revolucionarios provenientes de la 
nobleza en Rusia.
La filosofía y la revolución de los criollos fue la primera 
piedra que se puso en los cimientos de la Cuba socialista 
moderna. La chispa criolla encendió la llama de la Revolución 
Cubana, y el pensamiento filosófico crioLo de vanguardia se 
remonta en sus orígenes a fuentes criollas.
L;i filosofía de la Ilustración criolla constituye una verdade­
ra ierra incógnita para los lectores soviéticos y la mayoría de 
los especialistas en filosofía. La literatura marxista y progre­
sista de la historia de la filosofía cubana es extremadamente 
pobre, y esta pobreza se hace más evidente si observamos la 
extensa literatura que existe sobre los problemas de la historia, 
la economía y la cultura de Cuba.* Actualmente, en la Unión 
Soviética no disponemos de monografías de los pensadores 
progresistas cubanos del período criollo y ni siquiera conta­
mos con una traducción al ruso de alguna de sus obras.** 
Acerca de los filósofos criollos podemos encontrar alguna infor­
mación, pequeña aunque sustanciosa, en los trabajos de Ricar­
do Burguete publicados como capítulos y artículos en obras 
como Historia de la filosofía, Enciclopedia íilosóíicn y P a sa ­
dores progresistas de América Latina. "** Los artículos del 
investigador y dirigente cubnno Carlos Rafael Rodríguez (lítírva 
de José de la Luz y Caballero y José Manuel Mestre) ron de 
gran interés, así como del historiador Emilio Roig de Leuch- 
senring (acerca de Varela).LD mencionar también la
monografía de J. M. García Espinosa Epoca de gestación, en la
* E n la Unión Soviética han hecho un considerable aporte al estudio de estos 
problemas I. R. Grigulevich, V I. Ermolaev, A. M Zorina, E. L. Nitoburg, 
L. Yu. Slezkin- en Estados Unidos William Foster y Philip Fomer, y ijn 
Cuba Juan Marinello, Blás Roca, Carlos Rafael Rodríguez, Antonio Efttfi .. 
Jiménez, Julio Le Riverend, José Antonio Portuondo, Raúl Cepero Bonilla, 
Raúl Roa, Sergio Aguirre, José Rivero Muñiz, José López Sánchez, Emilio 
Roig de Leuchsenring, Elias Entralgo, Fernando Ortiz, Alejo Carpentier y 
otros (véase la "Bibliografía1?. Hay que mencionar, además, algunos trabajos
colectivos publicados en la Unión Soviética: Cuba, problemas de la ideolo­
gía y la cultura nacional de los países de América Latina; La lucha por la 
independencia en América Latina (1810-1826); Las naciones de Amdrica Latina 
(véase la "Bibliografía"). La literatura soviética y extranjera que hemos men­
cionado es de valiosa ayuda para esclarecer las condiciones y causas históricas 
del surgimiento del pensamiento filosófico progresista cubano y definir 
principales períodos históricos de su desarrollo.
Acerca de la historia de la filosofía cubana, en la LTniÓn Soviética sólo 
se han editado dos monografías, las de O. S. Temovoi: José Marti, y de Y. I. 
Shiskina: Las concepciones sociales y políticas de José Martí (véase la "Biblio­
grafía"). Ambas monograffas están dedicadas a la concepción del mundo de 
un mismo pensador, por lo que no ofrecen una imagen de toda la filosofía 
cubana.
*** Véase la "Bibliografía".
£
cual se esclarece la génesis de la filosofía cubana y se ofrece 
un análisis de la concepción del mundo de José Agustín Caba­
llero.1 i De particular importancia son algunos trabajos y mani­
festaciones de los propios pensadores cubanos de vanguardia 
del pasado para comprender y valorar correctamente la filoso­
fía cubana del período criollo, como Félix Varela, José de la Luz 
y Caballero, José Manuel Mestre, así como José Martí, Enrique 
José Varona y Manuel Sanguily."
Del tema que nos interesa disponemos de una amplia litera­
tura histórico-filosófica burguesa, la cual, a pesar de los ricos 
y a menudo interesantes datos que nos ofrece, de ciertas obser­
vaciones justas, sobre todo, en los trabajos de Roberto Agra- 
monte, Medardo Vitier y A. Hernández Travieso,"* debe ser 
abordada muy críticamente, sobre todo en lo que respecta a 
problemas históricos de la filosofía cubana, como su periodi- 
zación y valoración global, sus particularidades nacionales y 
las leyes generales de su desarrollo.
De todo lo antes expuesto se desprende que el presente 
libro es, en esencia, la primera experiencia de investigación 
sistemática del período criollo en la historia de la filosofía 
cubana desde las posiciones del marxismo-leninismo. La estruc­
tura del libro está condicionada por la lógica objetiva del 
proceso filosófico, ideológico y revolucionario-liberador cuba­
no. En el primer capítulo se examinan algunos de los problemas 
teóricos y metodológicos más importantes relacionados con 
la periodización científica de la historia de la filosofía cubana 
y se explican las causas históricas del nacimiento y desarrollo 
de la misma. Al hacerlo, hemos puesto énfasis en la caracteri­
zación del papel histórico de los criollos, en la teoría y la 
práctica del criollismo, como exigencia del propio objeto de 
nuestra investigación. En los capítulos siguientes se analizan 
las concepciones filosóficas de Caballero, Varela y De la Luz, 
así como las de algunos de sus partidarios y opositores.En el 
capitulo final ofrecemos una valoración histórica general de 
la filosofía progresista criolla de la Ilustración y mostramos 
sll relación con la revolución de 1868, la etapa democrático- 
revolucionaria siguiente en la historia de la Revolución Cubana 
y In actualidad.
De esta forma queda subrayada la importancia actual del 
tema que tra ta la monografía. Nuestro interés por la historia 
de la filosofía cubana no ha sido motivado sólo por razones
* Véase la "Bibliografía'’.
** Ibfdem.
m
académicas, pues está condicionado también por la necesidad 
de analizar, a la luz del leninismo, los nuevos procesos del 
desarrollo histórico y las tareas de la lucha ideológica en la 
etapa presente. Por estas razones, el autor busca alcanzar, 
al orientarse por el principio leninista del espíritu de partido, 
un fin politico y científico: no sólo llenar un conocido vacío 
en la ciencia histórico-filosófica marxista, sino hacer un mo­
desto aporte a la defensa y propaganda de las tradiciones 
filosóficas y revolucionarias del pueblo cubano. Los trabajos 
leninistas ¿A qué herencia renunciamos? y Acerca del orgullo 
nacional de los grandes rusos, y el artículo de José Martí 
Vindicación de Cuba, son ejemplos de una justa actitud hacia 
esto. Hoy las tradiciones filosóficas y revolucionarias han 
adquirido gran importancia, debido al enfrentamiento cada 
vez más enconado entre do? mundos y. sobre todo, dos ideolo­
gías: la comunista y la burguesa. Es imposible triunfar en esta 
lucha sin contraponer la comprensión materialista de la histo­
ria filosófica cubana al punto de vista proimperialista de 
"pensadores canijos (.. .) pensadores de lámparas”,12 de los 
"profesores reaccionarios de filoEufia".-1’ Esta tarea es inminente 
en Cuba socialista, que sufre la constante presión del imperia­
lismo norteamericano. En estas condiciones, el correcto escla­
recimiento y la defensa de su herencia nacional constituyen 
instrumentos poderosos para la educación política de las 
masas, tal como señalara Fidel Castro en el discurso antes 
aludido: "Si las raíces y la historia de este país no se conocen, 
la cultura política de nuestras masas no estará suficientemente 
desarrollada. Porque no podríamos siquiera entender el marxis­
mo, no podríamos siquiera calificarnos de marxistas si no 
empezásemos por comprender el propio proceso de nuestra 
revolución, y el proceso del desarrollo de la conciencia y del 
pensamiento politico y revolucionario en nuestro país durante 
cien años. Si no entendemos eso, no sabremos nada de política.
"Y desde luego, desgraciadamente, mucho tiempo hemos vivi­
do ignorantes de muchos hechos de la historia.
"Porque si el interés de los que se aliaron aquí con los impe­
ria lis ta -e ra ocultar la historia de Cuba, deformar la historia 
de Cuba, eclipsar el heroísmo, el mérito extraordinario, el pen­
samiento y el ejemplo de nuestros héroes, los que realmente 
están llamados y tienen que ser los más interesados en divul­
gar esa historia, en conocer esa historia, en conocer esas raíces, 
en divulgar esas verdades, somos los reWtucitm arioi.Ir;*
Es comprensible entonces la importancia que tiene el escla­
recimiento marxista-leninista de este período de la historia
11
cubana, con el cual - c o m o destacara Fidel Castro en su discur­
so— están relacionados el nacimiento de la nación cubana y 
de su conciencia política revolucionaria.
En su trabajo, el autor ha utilizado como fuente primaria 
fundamental 26 tomos de las obt-as filosóficas originales de los 
pensadores criollos editados pot la Universidad de la Flabana 
en la serie "Biblioteca de Autores Cubanos"." Con la finalidad 
de simplificar el uso del aparato científico, cuando nos remiti­
mos a esas obras utilizamos las siglas BAC. que corresponden 
a las letras iniciales del nombre de la serie en español, después 
de las cuales anotamos el número del tomo y la página.
Véase la "Bibliografía".
11
Notas
1 Conferencia Internacional de los Partidos Comunistas y 
Obreros. Documentos y materiales. Moscú, 5-17 de junio de 
1969. Ed. en ruso, Edit. Politizdat, Moscú, 1969, p. 314.
2 C. Marx y F. Engels: "El editorial del no. 179 del Kolnische 
Zeitung". Sobre la religión. Edit. Cartago, Buenos Aires, 1959, 
p. 28.
3 Ibídem.
* V. I. Lenin: Obras completas. Edit. Política, La Habana, t. 18, 
p. 23.
“ Ibídem, t. 19, p. 327.
4 G r a n m a , 11 de octubre de 1968.
7 Ricardo Burguete: "La filosofía de la renovación". Pensado­
res progresistas de América Latina (xix-comienzos del ¡el). Edi­
ción en ruso, Edit. Misl, Moscú, 1965, p. S.
*V. I. Lenin: ob. cit., t. 2, p. 496.
a Ibfdem, t. 29, p. 364.
10 C R. Rodríguez: José Manuel Mestre. La filosofía en La 
Habana, La Habana, 1938. José de la Luz y Caballero, La 
Habana, 1947. E. Roig de Leuchsenring: “Varela en 'El Haba­
nero'", Prólogo a El Habanero, Biblioteca de Autores Cuba­
nos, Editora de la Universidad de La Habana, La Habana, 
1962, t. 4, p. XLI-LXXXVII.
11J. M García Espinosa: Epoca de gestación. Academia de 
Ciencias de Cuba, 1966.
13
1 2 José Martí: Obras com pleta. Editorial Nacional de Cuba, 
La Habana, t. 6, p. 22.
31 V. I. Lenin: ob. cit., t. 14, p, 339.
14 Granma, 11 de octubre de 1968.
1 4
CAPITULO í
PERIODIZACIÓN DE LA HISTORIA 
DE LA FILOSOFÍA CUBANA 
A LA LUZ DEL LENINISMO
La filosofía de la Ilustración criolla es una importante parte 
componente de la herencia revolucionaria y cultural del pueblo 
cubano. Al investigarla es preciso resolver una importantísima 
tarea teórica y metodológica: la periodización de la historia 
de la filosofía cubana desde las posiciones del leninismo. Dicha 
periodización debe relacionarse forzosamente con la "historia 
de las ideas”' en Cuba, con las épocas históricas del desarrollo 
del país, así como las principales etapas del movimiento de 
liberación cubano, pues, como enseña el leninismo, a pesar 
de toda su independencia relativa, el "desarrollo de las ideas" 
depende, en última instancia, "del de las cosas"."
1. CONDICIONES HISTÓRICAS DEL SURGIMIENTO 
DE LA FILOSOFIA EN CUBA. LA "ISLA DEL AZÚCAR 
Y LOS ESCLAVOS" EN LA EPOCA 
DEL ESTABLECIMIENTO DEL CAPITALISMO
Metodología leninista de la periodización
Podemos afirmar, sin exageraciones, que la periodización es 
uno de los principales problemas en cualquier ciencia histórica, 
incluyendo la historia de la filosofía cubana. En ella se mani­
fiesta el irreconciliable espíritu de partido y la oposición entre 
los postulados teóricos y metodológicos de la historia de la
15
filosofía marxista y burguesa. A los "teóricos" burgueses los 
caracteriza el idealismo y la metafísica, así como expresara 
Lenin, la "búsqueda, tan de moda hoy, quasi realista, aunque en 
realidad ecléctica, detrás de una completa enumeración de todos 
los índices y todos los 'factores' por separado1', que "hace que 
el 'teórico' no vea el bosque a causa de los árboles1'.9 Por 
supuesto, en las obras de los historiadores burgueses de la filo­
sofía cubana pueden encontrarse algunas observaciones certe­
ras acerca de la periodización de la misma. Sin embargo, 
debido a la limitación clasista de esos investigadores, así como 
a lo erróneo de los fundamentos metodológicos (eclecticismo o 
una metafísica y un idealismo definidos) n-o pudieron solucio­
nar de forma científica este problema.*
Lenin nos previno: "cuando se tra ta de filosofía, no puede 
ser creída ni una sola palabra.. de los profesores burgueses, 
de la misma forma que "tan pronto se tra ta de la teoría gene­
ral de la Economía Política, no se puede creer ni una juírt 
palabra de ninguno de los profesores de Economía Políti­
ca. . . r,J En el caso que nos ocupa tampoco se les puede creer, 
pues se tra ta de la “teoría general" sobre la periodización de 
la historia de la filosofía cubana.
Sólo el leninismo nos seíiala el camino correcto para la 
elaboración científica de esta historia, pues es "metodología 
del pensamiento revolucionario y la acción revolucionaria”/1 
Para nosotros tiene una importancia teóricay metodológica 
de principio la periodización leninista de la historia universal, 
y del movimiento de liberación en Rusia, la cual, como sabe­
mos, fue utilizada por Lenin como fundamento científico para 
establecer las principales etapas de desarrollo del pensamiento 
social ruso de avanzada.
La periodización marxista-leninista de la historia a partir 
del año 1789 (y teniendo en cuenta la corrección introducida 
por la Gran Revolución Sccialista de Gfctuhrc en la definición 
de la frontera cronológica entre la segunda y la tercera épo­
ca)** es la que ofrecemos a continuación.
La primera época (1789-1871) "que se extiende desde la Gran 
Revolución Francesa hasta la guerra franco-alemana, es la
* No existe siquiera una concepción integral acerca de la periodización de la 
filosofía cubana en historiadores burgueses como Medarlo Vitier y Roberto 
Agramonte, quienes de hecho sustentan la teoría de la "filiación de ideas", 
por lo que se in c lin a al silencio en cuanto a la lucha entre materialismo e 
idealismo.
** Lenin, en el trabajo Bajo hxm bandera ajena, indica ul año de comienzo de 
la Primera Guerra Mundial: “ . . .2) 1871-1914; 3) ¿1914?’’ (V. I. Lenin: ob. cit . 
t. 26, p. 143.)
16
época de ascenso de la burguesía y en la que ésta triunfa plena­
mente. Nos hallamos aquí ante la línea ascendente de la 
burguesía, en la época de los movimientos democrático-burgue- 
ses en general y de los movimientos nacionales burgueses en 
particular, en la época en que las instituciones caducas de la 
sociedad feudal y absolutista se desmoronan rápidam ente''/■ 
Según la definición de Lenin, "el movimiento de la burguesía 
contra las fuerzas feudales y absolutistas" era la "fuerza motriz 
principal" del progreso histórico, su "contenido objetivo”.7
La segunda época (1871-1917) es "aquélla en que la burgue­
sía, llegada a su plena dominación, comienza a declinar; es 
la del tránsito de la burguesía progresista al capital financiero 
reaccionario y ultrarreaccionario. Es la época en que una 
nueva clase prepara y reúne lentamente sus fuerzas, la época 
de la democracia contemporánea”;3 es decir, cuando é) proleta­
riado y sus aliados se aprestan a la lucha contra el imperia­
lismo.
La tercera época (desde 1917 hasta hoy) es la época del 
tránsito del capitalismo al socialismo. En el centro de la época 
actual encuentra la clase obrera internacional y su principal 
creación: el sistema mundial del socialismo.
En el articulo "Del pasado de la prensa obrera en Rusia', 
Lenin deslindó también tres etapas fundamentales del movi­
miento de emancipación en Rusia "correspondientes a las tres 
principales clases de la sociedad rusa, que marcaron su huella 
en ese movimiento: 1) el período de la nobleza, desde 1825 
a 1861, aproximadamente; 2) el período de los intelectuales 
raznochintsi o democrático-burgués, aproximadamente desde 
1861 hasta 1895; 3) el período proletario, desde 1895 hasta 
nuestros díáS?l.D
El análisis de la periodización leninista nos ayuda a descu­
brir su principio me'urológico básico. El cirrCCer progresista 
y r e v a l u c i t m z i i d de una u otra clase es, "en primer lugar", ]í, 
q u j e caracteriza, según Lenin, el contenido fundamental de lar 
"grandes épocas históricas", al igual que de los correspondien­
tes "grandes movimientos hlEL-áricoE \ ]0 Al periodizar la histo­
ria, Lenin se guiaba por este criterio objetivo. Al caracterizar 
tato enfoque escribía: "El método de Marx consiste, ante todo, 
en tomar en cuenta el contenido objetivo del. proceso histórico 
en un momento dado y en una situación dada, a fin de com­
prender, en primer lugar, cuál es la clase cuyo movimiento es 
la principal fuerza motriz del posible progreso en esa situa­
ción dada.”11
17
Lenin insistía: "la teoría marxista exige de un modo absolu­
to que, para analizar cualquier problema social, se le encuadre 
dentro de un marco histórico determinado, y después, si se 
tra ta de un solo país ( ...) que se tengan en cuenta las particu­
laridades concretas que distinguen a este país de los demás 
dentro del marco de una y la misma época histórica".12 Señala­
ba, además, que "sólo el conocimiento de los rasgos funda­
mentales de una época dada servirá de base para considerar 
las particularidades más detalladas de tal o cual país".13
Al centrar la atención en los "rasgos fundamentales” que de­
terminan los marcos cronológicos de las épocas históricas, 
Lenin advertía: "Por supuesto, estas delimitaciones, como en 
general todas las que se dan en la naturaleza o en la sociedad, 
son delimitaciones convencionales y móviles, relativas y no 
absolutas. Sólo de un modo aproximado tomamos los hechos 
históricos como destacados, los que más saltan a la vista, como 
jalones de los grandes movimientos históricos."'1 Con la misma 
decisión se abstrae de lo casual: " . . . En toda época hay y 
habrá movimientos parciales, particulares, dirigidos tanto hacia 
adelante como hacia atrás; hay y habrá desviaciones con res­
pecto al tipo medio del movimiento. No podemos saber con 
qué rapidez y con qué éxito se desarrollarán los diferentes 
movimientos históricos de una época dada".15 Según Lenin, 
el "momento determinante”16 es otro: " . . . Podemos saber y 
sabemos cuál es la clase que se encuentra en el centro de tal 
o cual época y determina su contenido fúndamental, la tenden­
cia principal de su desarrollo, las particularidades esenciales 
de su situación histórica, etcétera."17 Aunque Lenin exigía poner 
al descubierto "las raíces de todas las ideas sin excepción y 
de las diversas tendencias que se manifiestan en el estado de 
las fúerzas productivas materiales",18 tenía en cuenta, al mismo 
tiempo, la independencia relativa del desarrollo de las ideas. 
Evidencia de esto es, por ejemplo, la valoración leninista del 
papel de Herzen y Belinski en la historia del movimiento de 
emancipación y del desarrollo del pensamiento social de van­
guardia en Rusia."
Lenin sometió a una crítica demoledora el libro de V. Shulia- 
tikov: La justificación del capitalismo en la filosofía de Europa
* Al caracterizarlos como los hombres más relevantes del período de la noble­
za, Lenin destaca el papel especial de Herzen durante este periodo ("los 
decembristas y Herzen") y habla de su evolución posterior como de un 
demócrata revolucionario y predecesor del socialismo en Rusia (V. I. Lenin: 
ob. cit., t. 18, pp. 17-24). Lenin indicó el papel particular de Belinski, quien 
aun bajo el derecho feudal fue un predecesor de la eliminación total de los 
nobles por los raznochnitsi. (V. I. Lenin: ob. cit., t. 20, pp. 243-244.)
Occidental. Enumeraba entre sus defectos el antihistoricismo 
y el estrecho esquematismo clasista, que se manifestaban en la 
ausencia "de un análisis concreto de períodos, formaciones, 
ideologías",,D El autor del libro nada decía, por ejemplo, acerca 
del diferente papel de los ideólogos de la burguesía progresista 
y reaccionaria en las diferentes épocas históricas, lo que lo 
condujo a una evaluación muy primitiva de ellos como reaccio­
narios, ya que su punto de partida era que toda la burguesía 
constituía una clase explotadora reaccionaria. Pero eso era el 
"método” de Shuliatikov. En su "vulgarización de la historia 
de la filosofía olvida por completo la lucha de la burguesía con­
tra el feudalismo" y "el clc2ÍcH]t&TnuJ|.w "Todo el libro —con­
cluía Lenin— es un ejemplo de vulgarización extrema del mate­
rialismo (...) Una caricatura del marxismo en la fjiríorifl."33
Cuando analizaba cualquier fenómeno social valoraba pen­
sadores y realizaba analogías; Lenin se valía rigurosamente del 
enfoque histórico y tomaba siempre en consideraciún la seme­
janza objetiva entre el desarrollo social de los países, las épocas 
históricas y las etapas del movimiento de liberación. Exigía 
también que se evaluaran los méritos históricos de un pensa­
dor no por lo que dieron en comparación con las exigencias y 
conocimientos actuales, sino por lo que ofrecieron de nuevo 
respecto a sus predecesores.Un ejemplo brillante de analogías 
científicas lo encontramos en las profundas comparaciones leni­
n is ta -e n tre la Ilustración francesa (siglo xvm) y rusa 
(siglo xix) y también entre la democracia y el populismo en 
China y
Esta es, en rasgos generales, la metodología dialéctico-ma­
terialista seguida por Lenin al elaborar su periodización de la 
historia universal y el movimiento emancipador en Rusia. Sin 
embargo, para nosotros no sólo es importante la metodología 
leninista de la periodización, sino la periodización misma como 
tal. Esta última tiene valor para nosotros pues es una concep­
ción teórica, aunque de más está decir que la caracterización 
leninista de la época de 1789 a 1871 y de la etapa de la nobleza 
en el movimiento emancipador ruso tiene relación directa con 
nuestra investigación del período criollo en la historia de Cuba 
y de su filosofía (1790-1878) y nos ayuda a hacer analogías 
históricas en el desarrollo de las ideas de vanguardia y la lu­
cha revolucionaria en Rusia y Cuba, en Cuba y Francia.
La periodización leninista es la clave para el estudio y la 
comprensión científica de la historia de la filosofía cubana y la 
elaboración de su periodización. Por supuesto, tenemos en cuen­
ta una aplicación creadora y no mecánica de la periodización
19
leninista y su metodología a la investigación de los problemas 
que nos interesan. Semejante enfoque presupone la necesidad 
de un examen histórico-concreto, rigurosamente científico de 
estos problemas, en primer lugar, en relación con las épocas 
históricas por las que atravesó Cuba en su desarrollo y, en 
segundo lugar, en su concatenación con las etapas principales 
del movimiento de liberación cubano.
Cuba en 1790. Frontera entre dos épocas
La causa última y la fúerza motriz decisiva de todos los acon­
tecimientos históricos importantes residen "en el desarrollo 
económico de la sociedad, en las transformaciones del modo 
dd producción y de cambio, en la consiguiente división de la 
sociedad en distintas clases y en las luchas de estas clases en­
tre e:".-1 Engels escribió que "en cada época histórica, el modo 
predominante de producción económica y de cambio y la orga­
nización social que de él se deriva necesariamente, forman la 
base sobre la cual se levanta, y es la única que explica la his­
toria política e intelectual de dicha época.. .":i
Por estas razones, es del todo imposible abordar el estudio 
de la filosofía cubana del período criollo sin esclarecer las con­
diciones históricas de su aparición y desarrollo, es decir, sin 
definir con precisión la época histórica que vivía entonces Cuba 
y las peculiaridades concretas que la diferenciaban de otros 
países dentro de los marcos de una misma época. Es proce­
dente entonces trazar analogías con la evaluación leninista de lo 
general y lo particular en el desarrollo del capitalismo en Rusia. 
En la época de 1790 a 1878 vemos en Cuba 'Tos mismos proce­
sos fundamentales en el desarrollo del espita l im o " ,35 lo que, 
sin embargo, no debe llevamos a olvidar las particularidades 
del establecimiento y el desarrollo de ese régimen en Cuba, que 
encontraron expresión plena en las particularidades nacionales 
de la historia de sus ideas y de su lucha por la libertad y la 
independencia.
Resulta evidente que sin tomar en cuenta la dialéctica de lo 
general y lo particular es imposible comprender la evolución 
económica y la "historia política e iatd«itííáP“ del país. Lenin 
escribió " . . . Quien se dedica a los problemas particulares sin 
antes resolver los generales, fatalmente 'tropezará' con estos 
problemas generales a cada paso, y sin darse tnííníH.”27 Por 
consiguiente, es imprescindible trazar primero la periodización 
de la historia del desarrollo económico cubano, establecer los
20
rasgos generales de cada período por separado y concretar tam ­
bién la “teoría general" de cada uno de ellos mediante el seña­
lamiento de las características del desarrollo general de Cuba 
y del capitalismo cubano en particular. Como han reconocido 
la mayoría de los investigadores, y con este punto de vista esta­
mos de acuerdo, el año 1790 marca las fronteras entre dos épo­
cas en la historia de la Cuba colonial: 1510-1790 y 1790-1878. 
Por este motivo, todos los acontecimientos históricos (entre 
ellos la revolución filosófica) sólo pueden ser correctamente 
comprendidos si se tienen en cuenta las diferencias fundamen­
tales entre estas dos épocas (y no los movimientos y episodios 
aislados) de la historia de Cuba y se analizan las condiciones 
históricas, en primer lugar económicas, del paso de una época 
a ctra
Aproximadamente hacia 1510, es decir, poco después del des­
cubrimiento de Cuba por Colón (1492), la isla se convirtió en 
objeto de la colonización española. La colonización de América 
fue una de las manifestaciones del proceso de acumulación ori­
ginaria de capital. Marx escribió al caracterizar esta época: "El 
descubrimiento de los yacimientos de oro y plata en América, 
la cruzada de exterminio, esclavización y sepultamiento en las 
minas de la población aborigen, el comienzo de la conquista 
y el saqueo de las Indias Orientales, la conversión del conti­
nente africano en cazadero de esclavos negros: son todos hechos 
que señalan los albores de la era de producción capLtalEstfi.,',]* 
El robo y la expoliación fueron el único objetivo de los con­
quistadores españoles; el oro era la palabra mágica que los 
empujaba a atravesar el océano y llegar a Air.írica-^ En Cuba, 
la conquista estuvo acompañada de la eliminación, por los colo­
nizadores, de los indios y de su antiquísima civilización. La isla 
fúe convertida en una factoría colonial, en un apéndice agrario 
y proveedor de materias primas a la colonia. Mediante el esta­
blecimiento de un riguroso monopolio comercial, los coloniza­
dores españoles controlaban el desarrollo económico de su 
colonia y detenían por todos los medios su progreso industrial. 
El cruel régimen colonial implantado en Cuba se mantuvo 
prácticamente invariable hasta la liberación del país del domi­
nio de España, en 1898.
Desde los tiempos de la conquista hasta finales del siglo x v i i i 
y comienzos del xix, el desarrollo de Cuba transcurrió a ritmos 
extremadamente lentos. En esto influyó de manera nefasta la 
decadencia económica y política que sufría la propia metrópo­
li durante ese tiempo. Además, cuando los conquistadores espa­
ñoles no pudieron encontrar yacimientos considerables de oro
31
y plata en el país lo relegaron al plano de "una tierra carente 
de ventajas". La isla era considerada por España como punto 
de tránsito en su comercio con las colonias continentales y 
puesto de avanzada en la defensa de éstas. De todas formas, 
Cuba consiguió algunos logros durante esta "prolongada época 
de miseria", llamada así por el historiador y geógrafo español 
del siglo xix Jacobo de la Pezuela. Durante este período se sen­
taron las bases de la estructura económica y social de la socie­
dad colonial cubana.
El desarrollo económico de Cuba hasta 1790 puede caracte­
rizarse mediante los índices siguientes. Hacia 1702, la pobla­
ción del país era de unas 20 000 personas, de las cuales 13 000 
vivían en La Habana o sus alrededores. Según el censo de 
1791-1792, la población de la colonia habia crecido hasta 
172 620 habitantes, compuesta por 96 440 blancos (criollos asi 
como "pirenaicos", es decir, nativos de España), 31 847 negros 
y mulatos libres y 44 333 esclavos. En el año 1776 vivían en La 
Habana 76 000 personas (en Nueva York sólo 12 000). La eco­
nomía de la isla adquirió un carácter típicamente colonial, 
mixto. Estaba formada por fincas de diferentes tipos (multitud 
de pequeñas posesiones y una pequeña cantidad de grandes) 
que se ocupaban, a escala relativamente pequeña, de cultivos 
agrícolas para la exportación, como el tabaco, el café y la gana­
dería. Según ese mismo censo, en Cuba existían 399 grandes 
economías ganaderas, 478 plantaciones de caña de azúcar y 
7814 posesiones agrícolaspequeñas. Merece la pena señalar 
que ya por esos tiempos habia crecido visiblemente el peso 
específico de la producción de azúcar y el sistema de la escla­
vitud de plantación en la economía ligado a ella, aunque las 
posibilidades potenciales de este sistema se revelaron plena­
mente en el transcurso del ulterior desarrollo económico de la 
isla, después de 1790.
Régimen económico
¿Cuál era el régimen económico que se había formado en 
Cuba durante esta época? Sin proponernos ofrecer una res­
puesta definitiva acerca del problema, sólo prestaremos aten­
ción a aquellos aspectos que tienen relación directa con el tema 
de la presente monografía.*
+ Acerca de esto se habla con más detalle en la obra de Julio Le Riverend: 
Historia económica de Cuba. Tienen gran interés las obras de Blas Roca: Los 
fundamentos del socialismo en Cuba y de William Foster: Esbozo de ruu his­
toria política de las Américas ñ Luir la "Bibliografía").
22
No hay dudas de que en la base y la superestructura, for­
madas durante la época que nos ocupa del régimen colonial, 
predominaban las relaciones precapitalistas. En su fundamento 
era éste un régimen feudal, como el propio colonialismo espa­
ñol. Sin embargo, el feudalismo importado e introducido gra­
dualmente por los colonizadores españoles no era un feudalis­
mo "puro". Bajo la influencia de las condiciones locales, el 
feudalismo español sufrió en Cuba una evidente transformación 
al adaptarse a las circunstancias concretas de la época. Como 
resultado del exterminio bárbaro de la población indígena y 
del insuficiente arribo de emigrantes desde la metrópoli, a los 
colonizadores españoles se les planteó el difícil problema de 
asegurar fuerza de trabajo a las emergentes haciendas feuda­
les, esto fue resuelto de un modo igualmente bárbaro: mediante 
la introducción forzada de la esclavitud, a partir de la impor­
tación de esclavos provenientes de Africa. De esa forma, la pro­
piedad feudal del suelo no estuvo acompañada de la servidum­
bre, sino de un régimen emparentado con ésta, la esclavitud 
(debido a que ambos sistemas de trabajo se asientan en la 
violencia extraeconómica). La simbiosis de feudalismo y escla­
vitud se mantuvo en la base de la economía colonial cubana 
hasta la revolución de 1868-1878.
No estamos de acuerdo con la afirmación de que Cuba nun­
ca conoció el feudalismo ni sus rezagos. Como es sabido, Lenin 
consideró profundamente errónea y científicamente inconsis­
tente una aseveración similar respecto a Estados Unidos. Al 
rechazar y caracterizar el desarrollo del capitalismo en la agri­
cultura de este país escribió: "Esta afirmación es abiertamente 
contraria a la verdad, pues las supervivencias económicas de la 
esclavitud no se diferencian en absoluto de las supervivencias 
similares del feudalismo. . "Podemos observar aquí ( ...) el 
pasaje de la estructura esclavista —o, lo que en este caso es 
lo mismo, feudal— de la agricultura a la estructura mercantil 
y capitalista. . .,rai
Estas formulaciones leninistas son más válidas aún para 
Cuba, donde existía todo un conjunto de relaciones precapita­
listas con supervivencias feudales, esclavistas y patriarcales.
Tampoco se deben exagerar la importancia de las tendencias 
capitalistas en el desarrollo económico de la Cuba colonial 
hasta 1790, las cuales eran un débil reflejo de la aurora del 
capitalismo en Europa. Sobre la Cuba de este período no puede 
decirse lo mismo que escribió Engels acerca de Estados Uni­
dos: su historia "comienza en presencia de elementos de la so­
ciedad burguesa moderna formados ya en el siglo sv n 1;1-
.. Estados Unidos es por su origen mismo, un pais moderno 
y burgués ( ...) fundado por petits bourgeois y por campesinos 
que habían huido de la Europa feudal para establecer una so­
ciedad puramente burguesa."*
En la economía colonial de Cuba y hasta 1790 existían, por 
lo menos en germen, determinados elementos del capitalismo. 
Empero, no tuvieron un desarrollo tan amplio como en Esta­
dos Unidos durante los siglos xvrr y xviii. A diferencia de 
Estados Unidos, donde la tendencia del desarrollo dominante 
en ese período era la capitalista, en la Cuba de hasta la década 
de los años 90 del siglo xvm predominaban las formas preca- 
pitalistas de explotación. Sin embargo, después de 1790 el 
capital comenzó a abrirse paso en Cuba, liberando gradualmen­
te la agricultura de los derroteros del feudalismo y la esclavi­
tud, incorporándola a la circulación comercial y, con ello, al 
desarrollo capitalista mundial y sacándola del estancamiento 
y la rutina, propios del medioevo y el régimen patriarcal.
Como señalaron Marx en el tomo 3 de El Capital y Lenin en 
jVwíVím datos acerca de las leyes del desarrollo del capitalismo 
en la agricultura, el capitalismo en el agro no depende de la 
forma de la agricultura y la explotación del suelo; obstruyendo 
la agricultura medieval y patriarcal de los más diferentes tipos 
(en Cuba; feudal, esclavista, media y pequeña libre), el capita­
lismo ias subordina a sí mismo, aunque de diferente forma y 
mediante procedimientos distintos. Entre las variadas f o r m a s 
de penetraciún del capitalismo en la agricultura de Cuba ofrece 
particular interés la peculiar transformación capitalista del sis­
tema de esclavitud de plantación como base de la economía 
colonial.
Como se sabe, la esciavitud funciona como modo dominante 
de producción sólo en la formación esclavista, mientras que en 
otras formaciones, en las épocas históricas de tránsito, no 
desempeña un papel independiente. La naturaleza de la escla­
vitud en Cuba era doble desde los comienzos mismos. Por un 
lado, como forma de explotación precapitalista basada en la 
coacción extraeconómica estaba emparentada con el feudalismo
* Por supuesto, esto no significa que el capitalismo en Estados Unidos surgió 
en forma "pura" o sobre un terreno "puro". Como en los demás lugares, 
nació en forma de elementos dentro de las entrañas del viejo régimen feudal, 
y se desarrolló en lucha contra l:I y sus rezagos. Engels señala el nacimiento 
relativamente temprano del capitalismo en Estados Unidos y la formación 
de L-.ILU como un estado burgués y no feudal, lo que fue el objetivo funda­
mental de sus fundadores, quienes trataron de institucionalizar una sociedad 
libre de las reminiscencias del feudalismo. (F. Engels: "Carta a Danielson", 
17 de octubre de 1893. Obras escogidas, Edición en Lenguas Extranjeras, Moscú, 
t. 2 , p . 472.)
(servidumbre). El feudalismo se apoyaba en el sistema de la 
economía de plantación esclavista que, hasta finales del 
siglo x v i i i , siguió siendo patriarcal-natural, en lo fundamental. 
Por otro lado, la esclavitud en Cuba fu t engendrada por la épo­
ca de la acumulación originaria de capital. Como indicó Marx, 
"lo mismo que las máquinas, el crédito, etc., la esclavitud direc­
ta es la base de la industria burguesa.".10 Le dio valor a Cuba 
como colonia, pues sin la esclavitud no hubiera habido azúcar 
y sin azúcar, y la industria ligada a ella, no se hubiese produ­
cido el desarrollo capitalista del país.
Por estas razones, el sisteina de esclavitud de plantación que 
se afianzaba en la isla, aunque se basaba en métodos de explo­
tación precapitalistas, llevaba en su seno la tendencia capitalis­
ta de desarrollo. La producción de azúcar para la exportación, 
basada en la esclavitud, anunciaba la descomposición del viejo 
régimen en Cuba. La propia economía de plantación comenzó 
a transformarse, gradualmeiite, de patriarcal-natural en econo­
m í a mercantil de tipo capitalista. La aclaración de lo especifico 
de la transformación capitalista de la economía de plantación 
es muy importante en el caso de Cuba, pues con ella están rela­
cionadas la promoción y la actividad de la clase de los hacen­
dados-esclavistas, la cual desempeñó, durante el período de 
1790 a 1878, el papel rector en el movimiento liberador e ilu- 
minista y en el desarrollo de la ideología y la cultura nacional. 
La valoración del papel históricode esta clase tiene importan­
cia de principio para la comprensión correcta de todos los p o- 
blemas relacionados con la explicación científica de la génesis 
y el desarrollo del pensamiento filosófico de vanguardia en la 
Cuba de esos tiempos, cuyo análisis constituye el objeto de esta 
investigación.
Estos son los rasgos característicos dcL régimen económico 
de Cuba colonial, que determinaron el desarrollo del pais hasta 
1790 y ejercieron una influencia sustancial sobre todo el pro­
ceso de establecimiento del capitalismo en Cuba. ¿Cómo trans­
currió el desarrollo de Cuba durante el período de 1790 a 1878?
Eí LÍdSílrríjJfrn r:<V>PZíj J J ííc Clí^ír fVsjjiTtis' rfa ¿790
En el siglo a is Cuba era un país agrario atrasado con una 
industria poco desarrollada. La economía de plantación, que 
utilizaba coactivamente el trabajo de los negros esclavos y esta­
ba' orientada a la exportación de azúcar y otros producios 
agrícolas, fue durante casi todo el siglo pasado la base del sis­
1 5
tema económico cubano. Sólo hacia 1886, con posterioridad al 
resto de los países de la América española, Cuba abolió la escla­
vitud, que junto con el régimen colonial frenaba seriamente 
el desarrollo de las relaciones capitalistas en el país. Hacia 
finales del siglo xix, la economía de Cuba se especializó, cada 
vez más, en la producción de azúcar y adquirió un carácter 
monocultor cada vez más marcado. A aumentar la producción 
de azúcar de caña desde 10 000 toneladas en 1774 hasta 750 000 
en 1869 (cerca de un tercio de la producción mundial), el 
pequeño país se convirtió en un gigantesco central azucarero 
que trabajaba para el mercado mundial. El carácter monocul­
tor de la economía situaba toda la vida de la isla en dependen­
cia plena de la coyuntura de este mercado.
La situación de Cuba empeoró debido a la circunstancia de 
que el país pasó a ser prácticamente dependiente de un mer­
cado: el de Estados Unidos. A mediados del siglo xix, el 62 Hn 
de todas las exportaciones de azúcar cubano iba a parar a Esta­
dos Unidos y sólo el 3 % a España. El azúcar se convirtió en 
la riqueza principal de Cuba, en base de sus exportaciones. El 
monocultivo escondía funestas consecuencias para la isla." La 
creciente dependencia económica de Cuba respecto a Estados 
Unidos constituía un síntoma amenazador del proceso ya ini­
ciado de conversión del país, que no se habia desembarazado 
aún del yugo del colonialismo español, en patrimonio colonial 
de nuevos amos: los imperialistas norteamericanos.
Sobre la base del desarrollo de la producción azucarera des­
tinada a la exportación, y la formación de las relaciones capi­
talistas, se produjo el reequipamiento técnico de la industria 
y la agricultura. Creció con particular rapidez la industria azu­
carera: en 1791 existían 478 ingenios; en 1827, 1000; 1442 en 
1846, y 2 000 en 1869, lo que constituyó una cifra record para 
Cuba.** No obstante, éstas estaban muy lejos de ser lo que 
podríamos llamar empresas de tipo capitalista. La revolución 
industrial iniciada en Inglaterra llegó a Cuba con gran retraso, 
razón por la cual los ingenios se caracterizaban por un bajo
* Esto ya habia sido señalado por José Martí. Escribió con amargura que 
el azúcar, el café y otros monocultivos alzaban temporaimente a los países 
latinoamericanos, aunque lo m ás común era que los lanzaran al abismo. Estos 
cultivos lo mismo se convertían en oro que en una pompa de jabón. Las 
conclusiones del demócrata revolucionario cubano suenan como una adver­
tencia: "Comete suicidio un pueblo el día que fía su subsistencia a un solo 
fruto." (José Martí: Obras completas, t. 7, p. 21.)
**Con el desarrollo del capitalismo en Cuba se produjo la reconstrucción téc­
nica de la producción azucarera, esto hizo que se concentrara en grandfts 
fábricas. Como resultado de este proceso, la producción general de azúcar 
creció mientras disminuía el número de ingenios.
2f>
nivel de mecanización y equipamiento técnico. El trabajo fun­
damental era realizado manualmente por esclavos. Hacia fina­
les de la década de los años 40 del siglo xix, en las fábricas 
de azúcar laboraban unos 40 obreros (asalariados) que se ocu­
paban de las máquinas de vapor y los aparatos de vacío.
EL desarrollo del capitalismo iba acompañado de cambios 
sustanciales en la estructura de clases y la composición nacio­
nal de la población del país. El "boom azucarero" fue provo­
cado por el rápido crecimiento de aquélla. En comparación 
con 1774, la población de Cuba creció 8 veces hacia 1861, alcan­
zó la cifra de 1 400 000 habitantes. La población aumentó, en lo 
fundamental, a cuenta de la introducción de esclavos. Si desde 
el año 1512 hasta 1790 en Cuba se introdujeron 90 000 esclavos, 
desde 1790 hasta 1880 se trajeron 900 000. El crecimiento de la 
población iba unido a una disminución del peso específico de 
la capa de los "pirenaicos" y a un aumento de un nuevo grupo 
de población: los criollos. En 1861, el 46 % de la población de 
Cuba estaba formada por criollos, el 28 % por negros esclavos, 
21 16 % por negros y mulatos libres, el 8 % por españoles 
y el 2 % por chinos. Los negros y mulatos libres eran 221 417, 
mientras los esclavos alcanzaban la cifra de 368 550. Durante
censo de población de 1872 fueron registrados unos 40000 
hombres que trabajaban por un salario: panaderos, tabaqueros 
■■ trabajadores del ferrocarril.
El régimen colonial español en Cuba se caracterizaba por 
el entrelazamiento del yugo nacional y social.
Las leyes que establecían la discriminación nacional y racial 
’■ defendían el sistema de relaciones sociales basadas en la 
esclavitud determinaron directamente, durante largo tiempo, 
la posición social del hombre. Por esta razón, la composición 
nacional de la población reflejaba, hasta cierto punto, la divi­
sión en clases de la sociedad, su estructura social. En la cima 
misma de la jararquía social se encontraban los comerciantes 
ricos, el gran clero y la aristocracia m ilitar y burocrática. Esta 
capa privilegiada estaba formada, en lo fundamental, por espa­
ñoles. En el sistema de administración colonial, los españoles 
ocupaban los principales puestos militares, administrativos y 
eclesiásticos. Los criollos mantenían una posición menos privi­
legiada: eran los propietarios de plantaciones y haciendas gana­
deras. Por debajo de ellos se encontraba la importante capa de 
la burguesía local y un amplio estamento de empleados, milita­
res e intelectuales. Más abajo aún estaban los campesinos me­
dianos y pequeños, los artesanos y pequeños comerciantes, y los 
obreros asalariados. Por último, los negros esclavos ocupaban
27
el peldaño más bajo de la escala social. Desprovistos de toda 
propiedad después de sll emancipación, durante 1880-1886, pasa­
ron rápidamente a la condición de obreros asalariados agrícolas 
y urbanos. Sólo una pequeña cantidad de negros pudo "conver­
tirse en gentes" después de la emancipación, al pasar a ser 
propietarios de tierra o artesanos.
Con el desarrollo del capitalismo en Cuba, sobre todo después 
de abolida la esclavitud, se aceleró la diferenciación clasista 
que ya desde antes se observaba en todos los grupos nacionales 
y de raza, lo que contribuyó mucho al acercamiento y nivela­
ción de la posición social de todos los "pobres de la tierra" 
(José M artí), independientemente del color de la piel y la nacio­
nalidad. Entre la población blanca, es decir, de españoles y 
criollos, por estos tiempos se había delimitado ya una minoría 
explotadora, en cuyas manos se concentraban el poder y las 
riquezas y una mayoría desposeída que, a pesar de los prejui­
cios raciales nacionalistas, gravitaba hacia la solidaridad con 
sus hermanos de clase de la población negra y mulata. La 
modificación de la actitud hacia negros y mulatos por parte 
de la población blanca f n c reforzada por la sangre vertida de 
conjunto en los campos de batalla por la independencia nacio­
nal. No es casual que hayan sido un criollo descendiente de 
españoles, José Martíy un mulato descendiente de negros escla­
vos, Antonio Maceo, quienes se convirtieron en símbolos nc 
sólo de heroísmo en la lucha por la independencia nacional, 
sino también de la unidad entre las distintas razas que compo­
nían la población de la joven nación cubana. Debe añadirse 
que negros y mulatos hicieron un aporte sustancial al desarro­
llo de la cultura nacional cubana. Por estas razones estamos 
plenamente de acuerdo con el sabio cubano Fernando Ortiz 
cuando afirma que "sin el negro Cuba no sería Ciibii''.1'1
L<1 etittiirti liocioitat, la Ciencia y ia educación en S79O-I078
El período criollo, que originó profundos cambios en la es­
tructura socioeconómica de Cuba, ocupa también un lugar 
destacado en la historia de la cultura nacional, la educación ir­
la ciencia del país.
El establecimiento I l i nación cubana, condicionado por el 
desarrollo dei capitalismo en Cuba, iba acompañado de la for­
mación de la autoconciencia nacional y de una cultura nacional 
propia. Como era de esperar, este proceso que se dibuja ya 
durante la década de los años 90 del siglo xvm encontró feroz
2&
resistencia por parte de los poderes oficiales y de la iglesia 
católica, fiel guardián del dominio de España y baluarte del 
oscurantismo medieval. Durante todo el periodo colonial, la 
iglesia católica, convertida gracias a la Inquisición en el instru­
mento más tenebroso del colonialismo y el absolutismo espa­
ñol, ayudó celosamente a los españoles que expoliaban la isla 
a preservar el dominio sobre las mentes de los hombres. La 
iglesia mantenía firmemente asidas la educación, la ciencia y 
la filosofía, impidiendo su libre desarrollo.
La educación religiosa, accesible sólo a unos pocos, estaba 
formada fundamentalmente por la teología, la filosofía escolás­
tica y algunas migajas de física aristotélica que envejecía 
irremisiblemente. E ra éste el "pan espiritual" del cual se ali­
mentaron varias generaciones de cubanos, bajo la vigilancia 
rigurosa de sus maestros escolásticos. Éstos cuidaban afanosa­
mente que semejante "papilla" escolástica fuera tragada y dige­
rida y que ninguna influencia extraña alterara el proceso de 
acceso al conocimiento humano establecido durante siglos y 
personificado por la teología. Reinaba por doquier la práctica 
pedagógica de educar en los alumnos el sometimiento ciego 
a las autoridades, mientras se consideraba sedicioso cualquier 
pensamiento independiente. "Magister dixit"* era la máxima 
convertida en criterio de la verdad y de la disciplina mecánica 
en las escuelas.
Un Aristóteles preparado por los escolastas era considerado 
"príncipe de la sabiduría", "maestro de maestros" cuya autori­
dad no originaba duda alguna. Se consideraban igualmente 
autoridades infalibles a los "padres de la iglesia" como San 
Agustín y Santo Tomás de Aquino, pilar de la escolástica 
medieval que mucho hizo por adaptar el aristotelismo a las 
necesidades de la iglesia católica. "El escolasticismo y el clerica­
lismo tomaron lo que habia de muerto en Aristóteles—señalaba 
Lenin—, pero no lo que habia de vivo (. ..) La lógica de Aris­
tóteles es una investigación, una búsqueda, una aproximación 
a la lógica de Hegel, y ella, la lógica de Aristóteles (que en 
todas partes, a cada paso, plantea precisamente el problema 
de la dialéctica) ha sido convertida en un eccolasticismo 
muerto. La escolástica ocupaba las posiciones dominantes 
en las escuelas bajo la presión de la iglesia católica, poseedora 
del "monopolio sobre la educación IntelectualIJ-aü La escolás­
tica, predominante en la enseñanza escolar y también en la 
universitaria, fue la filosofía oficial en varios países europeos 
hasta los siglos Jívu-wní, es decir, hasta la época de la Ilustra-
* El maestro lo h a dicho.
ción. Su posición era mucho más firme en España, por ser 
este país un baluarte del feudalismo y el catolicismo. La esco­
lástica duró en España (como en Cuba) hasta comienzos del 
siglo xix. Se trataba ya de la llamada segunda escolástica, 
reducida en lo fundamental al tomismo, que se habia conver­
tido en filosofía oficial del catolicismo. La filosofía escolástica 
desempeñaba el papel de servidora de la teología, pues el domi­
nio de ésta en todos los campos de la actividad intelectual y 
educativa era apoyada por los poderes civiles y eclesiásticos. 
La situación en Cuba era igual a la que existía en España. 
Pero lo infructuoso de la escolástica, su distanciamiento de la 
vida, se puso de relieve sobre el fondo de las conquistas cien­
tíficas. La palabra "escolástica" se convirtió en expresión de 
conocimiento escolar formalizado sin valor científico o vital 
alguno.
En Cuba no existía la enseñanza laica; los centros educativos 
eran los seminarios y monasterios que ofrecían cierta enseñan­
za primaria y media. Sólo en 1728 abre sus puertas la Real 
y Pontificia Universidad de la Habana, aunque ya se habían 
fundado otras en Santo Domingo (1538), México y Lima (1551), 
Quito (1586) y Bogotá (1592). Desde el momento de su crea­
ción hasta la emancipación de Cuba del yugo español estuvo 
sometida al control omnipotente de los poderes coloniales espa­
ñoles y la iglesia católica. No es casual que las nuevas corrien­
tes en filosofía y educación nacieran en los seminarios y no 
en la universidad, en la cual predominó la metafísica hasta las 
vísperas mismas de la Revolución de 1895. Se sabe que Varela 
realiza su conocida reforma del sistema de enseñanza de la 
filosofía (eliminación de la escolástica, sustitución del método 
irreflexivo de memorización por el de la explicación, supresión 
del latin y enseñanza en español, introducción del estudio de 
la física y de otras ciencias naturales) durante 1811-1818, mucho 
antes de que la Universidad de la Habana, en 1842, se atreviera 
a incorporar algunas novedades parecidas.
En su ÍSMlJutlld, la enseñanza universitaria, y la primaria y la 
media se encontraban en un estado deplorable bajo la influen­
cia de los poderes coloniales y eclesiásticos. A finales del 
siglo xix, sólo el 0,7 % de los gastos de la administración espa­
ñola en Cuba estaban destinados a la enseñanza superior. La 
enseñanza primaria y media eran financiadas por los munici­
pios, que no dedicaban a ella más que el 2,5 de los impuestos 
percibidos. La mayoría aplastante de la población (85 %) era 
analfabeta. La educación era un privilegio de las clases pudien­
tes, mientras que el pueblo humilde tenía que conformarse
exclusivamente con el duro trabajo físico.* Sólo la Revolución 
Socialista puso fin a esta situación «canda losa-0'
El papel nefasto de la iglesia católica se manifestaba también 
en su aspiración a introducir en todo el sistema de enseñanza 
y en las relaciones sociales el veneno mortal del racismo. 
Ofreció incluso su doctrina para justificar la esclavitud, como 
si ésta hubiera sido establecida por Dios. Valorando el papel 
reaccionario de la iglesia en América, William Foster escribió: 
"La iglesia (...) desempeñó un doble papel en la conquista 
y explotación de las colonias en América: en primer lugar, 
otorgó su sanción moral y religiosa a los actos de barbarismo 
tan abundantes en toda la historia de las colonias; en segundo 
lugar, paralizó la resistencia de los pueblos sometidos, envene­
nando su conciencia con la religión, expresión de los intereses 
de la clase d o m i n a n t e . " ' ’
Durante todo el período colonial de cuatro siglos en Cuba, 
la iglesia católica fue el baluarte del colonialismo español y la 
religión, a lo que contribuyó en no poca medida la circunstan­
cia de que su cima dirigente estaba formada por españoles. Es 
cierto que durante el siglo xvm , y sobre todo el xix, la iglesia 
se vio conminada a adaptarse al espíritu de la época y a las 
exigencias de los criollos: debilitar su control sobre la educación, 
modernizar la escolástica y aceptar más tarde la elimina­
ción de ésta como corriente dominante en la filosofía. De 
los servidores de la iglesia salieron los primeros ilustrados 
cubanos que supieron comprender el espíritude la época y 
rompieron con el oscurantismo tradicional. Por supuesto, eran 
pocos y la mayoría de ellos defendía el régimen colonial y la 
esclavitud. La iglesia católica actuó en todas las etapas de 
la historia cubana como enemiga de la independencia, el pro­
greso y la educación popular. Así fue en el pasado y así fue 
durante la Revolución Socialista, aunque la mayoría del bajo 
clero, de espíritu patriótico, la ap oyó.. J
Pero a pesar de lo fuerte que era el control reaccionario 
sobre el pensamiento y de lo elevada de la muralla con que 
los poderes coloniales y eclesiásticos intentaron aislar la isla 
de Ll "nefasta influencia" de los nuevos tiempos, la época de 
la Ilustracíún abarcó también a Cuba. Bajo la influencia direc­
ta de la revolución burguesa francesa de 1789 y de las guerras 
por la independencia en América Latina, durante 1810-1826,
* Según los datos de Antonio Bachiller y Morales, en el año 1851 había en 
Cuba 378 escuelas primarias y el mismo número de maestros. De 139311 niños 
en edad escolar (entre 5 y 15 años) sólo recibían educación 12 936, entre 
ellos 574 "de color". (Antonio Bachiller y Morales: Apuntes para la historia 
de las letras y de la instrucción pública en la Isla de Cuba, La Habana, 1965.)
3 \
comienza t-n Cuba una revolución cultural, que se despoja de 
la teología, y sobre las ruinas del medioevo, nace el pensa­
miento filosófico libre, núcleo de la revolución ilurninista. Las 
ideas de la Ilustración penetran en Cuba a pesar de toda la 
resistencia de los poderes coloniales y eclesiásticos. Comenzó 
el difícil y prolongado proceso de ascenso cultural e intelec­
tual del pueblo cubano. Como expresión de los intereses de la 
nación en formación, sus primeros pensadores fueron hombres 
de pensamiento vanguardista, cuyas aspiraciones todas estaban 
encaminadas a lograr la independencia del país y luchar contra 
el régimen colonial y su reaccionaria ideología religioso-esco- 
lástica oficial. Gracias a ellos, en Cuba se sentaron las bases 
de una cultura y una ciencia nacionales y de avanzada. Antonio 
Núñez Jiménez, quien fuera presidente de la Academia de 
Ciencias de Cuba escribió: "No cabe duda que la época colonial, 
también en el plano cultural, dejó a Cuba una pesada herencia: 
el analfabetismo de las amplias masas, la superstición y la dis­
criminación. Pero no debe olvidarse que fue precisamente esa 
época, sobre todo el siglo xix, la que marcó el impetuoso flore­
cimiento del arte y la cultura cubanos, la que dio escritores 
como Heredia, Zenea, Plácido, Avellaneda y Cirilo Villaverde; 
científicos como Poey y Gundlach; médicos tan destacados 
como Romay, Albarrán y Finlay. Por esos tiempos se difun­
dieron ampliamente las ideas democráticas de Céspedes, Maceo 
y Martí. El desarrollo del pueblo cubano debe mucho a estos 
notables representantes de su poca numerosa intelectualidad."40
Es característico que los pensadores criollos de avanzada 
como Caballero. Varela, De la Luz, Mestre y más tarde, Varona 
y Martí fúeron también magníficos pedagogos. En sus obras 
pedagógicas se pronunciaron siempre por el desarrollo de la
educación popular Los educadores criollos “enterraron” el 
viejo método escolástico de enseñanza basado en la memori­
zación mecánica de los textos, introdujeron en la práctica 
pedagógica el método explicativo, así como utilizaron el pensa­
miento creador de los propios estudiantes y cultivaron el estu­
dio de las ciencias naturales.
En el desarrollo de la educación desempeñó un papel pre­
ponderante la Sociedad Económica de Amigos del País, fonda­
da por criollos en 1793, la cual llegó a tener la primera biblio­
teca nacional. Fueron centros de educación de vanguardia los 
seminarios de San Carlos y San Ambrosio, en los cuales estudia­
ron y más tarde enseñaron Caballero, Varela v De la Luz, ¡i£Í 
como el Colegio El Salvador, fundado por Luz y Caballero 
en 1848.
i :
Hacia comienzos del siglo xix nace la ciencia cubana. En 
lucha contra la escolástica se libera de la teología filosófica, 
gracias a esto se logra el "restablecimiento de la ciencia” que se 
había producido ya en Europa Occidental, debido a los esfuer­
zos de Bacon, Descartes y sus seguidores. Se elaboraron obras 
históricas; en el año 1760 aparece la "Descripción de la Isla 
de Cuba” de Nicolás Joseph de Ribera (el manuscrito fue des­
cubierto en 1791); en 1791 el Teatro histórico, jurídico y polí­
tico ttnltíiir de la Istia Fernandina de Cuba y principalmente de 
su rupiiuif de Ignacio José de Urrutia y Montoya, en 1813; la 
tlüiorki de la Isla de Cuba y ¿rtr especial de La Habana, de 
J. Valdés; en 1855, los Apuntes para la historia de las 
U-itu.'i y de la instrucción pública en la Isla de Cuba (en 
3 lomos) de Antonio Bachiller y Morales; y en 1879, la Historia 
de la esclavitud (en 4 tomos) de José Antonio Saco. Este últi­
mo trabajo es único en su clase, pues en él se expone toda la 
historia de la esclavitud en América Latina a partir de la con­
quista.
Con el desarrollo de la industria y la agricultura progresan 
las ciencias naturales, en primer lugar, la física, la química, 
la zoología y la botánica. En 1818 se inaugura en la Habana 
un jardín botánico. Pero el estudio de las disciplinas de la 
naturaleza en las escuelas y la universidad se ve obstaculizado 
no sólo por la falta de profesores y del instrumental necesario, 
sino también por el prejuicio profundamente enraizado, en la 
población pudiente privilegiada, de considerar el trabajo físico 
y la actividad de los naturalistas como algo vergonzoso e 
inferior a los quehaceres del cura, jurista o empleado. Y como 
quiera que la educación era únicamente accesible a los criollos 
ricos, sólo algunos entusiastas dedicaron su vida a esa "ingra­
ta" actividad.
El régimen colonial era un obstáculo particularmente fúerte 
al desarrollo de las ciencias naturales. Carente de medios, el 
poder enterró distintos proyectos para crear laboratorios, cáte­
dras y escuelas de perfil técnico. Sólo se alcanzaron algunos 
éxitos en los campos de la medicina y la biología, sobre todo, 
gracias al entusiasmo de los propios científicos, como fúeron 
los casos del biólogo Felipe Poey y de los médicos Tomás 
Romay y Carlos J. Finlay. Pero en otras áreas debido a nume­
rosas causas objetivas, las actividades no pasaron de ciertas 
aplicaciones de pocas conquistas de las ciencias naturales. No 
se desarrollaban investigaciones teóricas propias. El atraso 
económico y el estancamiento en el campo de las ciencias y 
la técnica vinculado a él fúeron transmitidos por herencia a la
1 - 1 « . ] i J j j y T L i
Cuba burguesa y de aquí pasaron casi sin cambios a los .i< Hu­
les constructores de la nueva Cuba Socialista, país que Ltniim 
grandes esfuerzos por superar estos problemas, propios de- 
todos los antiguos países coloniales y dependientes.
En estas condiciones se produce un considerable ascenso de 
la literatura y el arte cubanos. Surge la escuela nacional 
de pintura y se crean las primeras obras plásticas. El pintor 
Escobar dio inicio a una nueva tradición de pintura al romper 
con la vieja escuela de pintura eclesiástica. Su continuador fue 
Juan Bautista Vermay, alumno del célebre J. D. David. Vermay 
llegó procedente de Francia y se estableció en Cuba, convirtién­
dose, de hecho, en un pintor cubano. Por iniciativa suya, en 
el año 1818, se creó la academia San Alejandro, que formó 
varias generaciones de pintores cubanos. Es cierto que muchos 
pintores se encontraban influenciados por el academicisma 
europeo, lo que menoscababa el contenido nacional de sus 
obras. El nacimiento del movimiento independentista e ilus­
trado durante la primera mitad del siglo xix despertó el interés 
de los artistas hacia la vida de su pueblo. Aparecen entonces 
los costumbristas en la gráfica y la pintura, quienes dedican 
sus obras a la vida cotidiana y al paisaje de Cuba: Garnerev, 
Laplante, Mialhe, Barañano, y Landaluze, éste último creador 
del popular personaje de Liborio, imagen del criollo perspicazy bondadoso. En la pintura cubana de mediados del siglo x tx 
dejaron una huella imborrable los paisajistas Chartrand y 
Cisneros.
Se renueva también la vida musical. En 1814 se crea en 
la Habana una academia de música. El fundador de la escuela 
nacional de música fue el compositor Manuel Saumell. Otros 
destacados compositores fueron Ignacio Cervantes, Laureano 
Fuentes, el negro José Manuel Jiménez y el mulato José White. 
Hay que señalar que la música nacional cubana surgió sobre la 
base de la cultura española, aunque sometida a la influencia 
del arte musical negro, como resultado de una síntesis y elabo­
ración creadora, es decir, a partir d e materiales locales.
En el campo de la literatura los logros fueron de considera­
ción. El proceso literario fue la base del renacimiento cultural 
y estuvo estrechamente ligado a la ideología. El amor hacia 
la tierra nativa, la libertad y la independencia de Cuba se con­
virtieron en las ideas dominantes de la literatura cubana del 
siglo xrx. Los escritores criticaron el despotismo, la tiranía 
y la esclavitud. La vida literaria se concentro inicialmente 
alrededor de la Sociedad Económica de Amigos del País y, más 
tarde, en torno a revistas y en círculos. En 1834, de la Socie­
dad Económica se separó una sección literaria y a partir de 
ella se fundó la Academia Cubana de Literatura, que desde 
sus comienzos tuvo que enfrentarse al poder colonial, pues 
este veía en ella, no sin fundamentos, una organización conta­
minada por las ideas separatistas. Fue rápidamente clausurada 
y José Antonio Saco fue expulsado del país por haberse opuesto 
a esa medida. Se prohibió la publicación de la Revista Bimes­
tre Cubana.
Después de cerrada la Academia, los escritores comenzaron a 
reunirse en la casa del crítico literario Domingo del Monte. 
La actividad de éste como escritor y crítico contribuyó a la 
tormación de la literatura nacional cubana y al afianzamiento 
en ella del romanticismo revolucionario. En sus numerosos 
artículos escribió acerca del elevado destino social del arte y 
el deber ciudadano de los escritores, llamados a defender en 
sus obras los intereses de la patria y a condenar la esclavitud. 
Del Monte escribió que el poeta "antes que poeta se conside­
rará hombre, en la calidad de tal empleará todas las fuerzas 
de su ingenio en cooperar con los demás artistas y filósofos del 
siglo que sean dignos de llamarse hombres, es decir, que sientan 
con bríos de tal, y encierren en sus pechos corazones enteros 
y varoniles, a la mejora de la condición de sus semejan Les' .l| 
Muchos poetas cubanos deben su formación a Del Monte, pues 
heredaron de él el amor a la patria, el odio a sus opresores y 
la aspiración a "cubanizar la poesía", vinculándola a la vida 
de la-nación que surgía.
Con una clara conciencia del sentido social de la literatura, 
los escritores cubanos de avanzada del período criollo crearon 
numerosas obras patrióticas que entraron en el fondo dorado 
de la literatura cubana. Un destacado poeta nacional fue el 
"Homero cubano", José María Heredia, el primero que en Cuba 
llamó a combatir el yugo español, proclamó la independencia 
v la libertad de la patria y fue condenado al exilio. Publica 
en el año 1825 el "Himno del Desterrado", especie de juramen­
to de los patriotas cubanos que afirma la fidelidad a la patria. 
Otro gran poeta de esos tiempos fue Gabriel de la Concepción 
Valdés (Plácido). En su poesía ("El hijo de maldición", "La 
partida del pirata"), Plácido condenó la tiranía y la esclavitud, 
glorificó el trabajo, la libertad y la dignidad humana. Fue fusi­
lado por sospechas de haber participado en una conspiración 
contra España. El poeta Juan Francisco Manzano, el poeta y 
dramaturgo José Jacinto Milanés, autor de un drama penetrado 
de ideas antiabsolutistas "El Conde Alarcos”, y la poetisa Ger­
trudis Gómez de Avellaneda, cuyos versos estaban colmados
35
de motivos patrióticos, fue on muy conocidos. Los participan­
tes en el grupo ME1 Laúd del Desterrado”, entre los cuales des­
colla Juan Clemente Zenea, crearon a mediados del siglo xix 
una poesía revolucionaria que exaltaba el heroísmo, el sacrificio 
y la valentía de los patriotas cubanos. La pléyade de poetas es 
coronada por el nombre de José Martí, quien saluda triunfal­
mente el comienzo de la guerra revolucionaria por la indepen­
dencia de la patria en sus primeros versos: el soneto ”E1 10 
de Octubre” y el poema ”Abdala”. Muchos poetas participaron 
con las armas en la mano en los combates contra los españoles 
durante la Revolución de 1868-1878.
El desarrollo de la prosa cubana durante este período está 
relacionado en lo fundamental con los nombres de Anselmo 
Suárez y Romero, quien en su novela Francisco protesta contra 
la esclavitud, y de Cirilo Villaverde, autor de los cuentos Teresa 
y Una cruz negra y de la novela Cecilia Valdés, en la cual con­
dena la esclavitud y el comercio de esclavos.
Desde sus inicios mismos, la literatura nacional cubana está 
penetrada de espíritu patriótico y ligada estrechamente a la 
lucha revolucionaria de su pueblo por la libertad y la indepen­
dencia, por lo que fue recibida por el poder colonial con malos 
ojos. Las obras de los literatos cubanos fueron prohibidas y 
destruidas, y sus autores ferozmente perseguidos. Heredia, Del 
Monte, Villaverde y otros pasaron buena parte de sus vidas en 
el exilio.
No obstante, nada pudo quebrar la valentía ciudadana de esos 
escritores ni obligarlos a que renunciaran a sus ideales. En 
el artículo ”Cirilo Villaverde”, José Martí llamó al primer nove­
lista cubano de patriota entero, combatiente abnegado y 
fiel hijo de Cuba que no reparó en sacrificios por la felicidad 
de su patria^3 Esta valoración puede hacerse extensiva a todos 
los literatos patriotas del período criollo, gracias a ellos se 
sentaron las bases de la literatura nacional cubana.
El proceso de establecimiento de la literatura cubana fue 
complejo y contradictorio; sintió la influencia del neoclacisis- 
mo y el romanticismo. La mayoría de las primeras obras fue­
ron escritas en el espíritu del romanticismo progresista, lo que 
estuvo dictado, en grado sumo, por el énfasis en la lucha por la 
libertad y la independencia de la patria.
La formación de la cultura nacional en Cuba estuvo íntima­
mente enlazada con el desarrollo del pensamiento filosófico de 
vanguardia, que ofreció los fundamentos teóricos de la necesi­
dad histórica de la revolución cultural y resolvió sus problemas, 
más acuciantes, comenzando por el método científico del cono-
3 6
cimiento y acabando por los problemas estéticos de la literatura 
y el arte.
En la Cuba colonial se produjo un deslindamiento entre 
dos naciones y dos culturas: la española y la nacional cubana, 
que reflejaba cada vez más el antagonismo entre la metrópoli 
y la colonia.
Metrópoli y colonia
Alejandro de Humboldt, quien visitara la isla a comienzos 
del siglo xix y se convirtiera —según palabras de De Luz— en 
su Msegundo descubridor”, llamó al país MPerla de las Antillas”, 
MIsla de Azúcar y BscUtob11̂ Y en realidad, la Cuba de esos 
tiempos era Mun país de esclavos, un país de señores” . Los 
colonizadores españoles expoliaban la isla y oprimían inmiseri- 
cordemente a su población.
Cuba, convertida en colonia de una España feudal-monárqui- 
ca atrasada, era expresión de todos los defectos de la metrópoli. 
Como señaló Marx, ya desde la segunda m itad del siglo xvi se 
observaban en España "esos síntomas tan repulsivos de ignomi­
niosa y lenta putrefacción que presentó el Imperio Turco..
La decadencia política y socioeconómica de España se extendió 
hasta los comienzos mismos del siglo xix, donde después de un
largo estancamiento del desarrollo capitalista aparecieron los 
primeros rasgos de progreso. Pero, debido a las poderosas 
reminiscencias del feudalismo (influencia de los terratenientes 
eclesiásticos y seglares, la iglesia católica, la superestructura 
feudal-monárquica, etc.) el desarrollo de España por el cami­
no del capitalismo

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