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Kaplan (2019) Entrenamiento de Terapéutas y uso de la Caìmara Gesell

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CÁTEDRA DE TEORÍA Y TÉCNICA DE LA CLÍNICA SISTÉMICA 
 Dra. Valeria Wittner 
Entrenamiento de terapeutas y el uso de la Cámara Gesell 
Lic. Shirly Kaplan 
“Como en la formación del samurái, el discípulo necesita de algunos años para 
obtener pericia, pero de muchos más para alcanzar la espontaneidad.” 
 Salvador Minuchin (1984) 
Introducción 
La cuestión acerca de la formación profesional del psicólogo clínico es 
una problemática que conserva ciertamente actualidad (Fernández-Liria y 
Lopez-Vega et al., 2010; Le Roux, et al., 2011; Imber-Black, 2014). El complejo 
pasaje entre un aprendizaje preminentemente teórico en la formación de grado 
y la práctica profesional, requiere del desarrollo de dispositivos de 
entrenamiento que acerquen al terapeuta en formación al trabajo concreto en la 
clínica psicoterapéutica. Puede pensarse, según Cruz Fernández (2009), el 
entrenamiento sostenido en tres pilares: la formación teórica, que cerciore una 
coherencia en el actuar terapéutico; la formación práctica, donde poder 
aprender desde el hacer con experiencias significativas; y el trabajo con el self 
o persona del terapeuta, donde visibilizar aquellos aspectos personales y 
únicos del terapeuta en formación. Uno de los recursos con los que cuenta la 
clínica sistémica para acercar al futuro terapeuta a la práctica clínica es la 
observación y supervisión en vivo de casos reales o simulados a través de la 
Cámara Gesell. ¿Cómo se realiza, efectivamente, una primera entrevista?, 
¿qué tipo de intervenciones y qué estilo de terapeuta podrían ser más 
adecuados para cada sistema consultante?, ¿cómo pueden verse en el aquí y 
ahora de la interacción signos verbales y no verbales que permiten arribar a las 
hipótesis que guían el quehacer clínico? son algunas de las preguntas que 
comienzan a surgir en el encuentro con el campo. 
Técnicamente, la Cámara Gesell es un dispositivo conformado por dos 
habitaciones contiguas que se encuentran separadas por un vidrio de visión 
unidireccional, permitiendo la observación de una habitación hacia la otra pero 
no viceversa. Cuenta con equipos de audio y video, que posibilitan la 
observación en vivo a través del espejo y/o la grabación de video para su 
reproducción simultánea en circuito cerrado o posterior. En contextos de 
psicoterapia, el o los consultantes se encuentran junto con uno o más 
terapeutas de un lado del espejo, mientras que del otro está el equipo que 
observa y/o interviene. Asimismo, puede incluir un teléfono, a través del cual 
https://onlinelibrary.wiley.com/action/doSearch?ContribAuthorStored=Imber-Black%252C+Evan
se establece comunicación entre el interior y el exterior de la cámara. En la 
actualidad, se utiliza con diversos fines y en distintos ámbitos, como pueden 
ser una declaración judicial, la investigación científica, el entrenamiento de 
terapeutas, entre otros. 
Desde sus inicios, se ha utilizado para observar la conducta humana 
buscando evitar el efecto de por lo menos alguno de los observadores reales 
sobre el sistema. Arnold Lucius Gesell (1880-1961), fue un psicólogo y 
pediatra estadounidense, pionero en la investigación visual en psicología, que 
se ha interesado principalmente por el desarrollo infantil. Fundador de la Yale 
Clinic of Child Development en la Universidad de Yale (1911), ha observado a 
miles de niños y adolescentes con fines científicos utilizando como instrumento 
la “Cámara de Observación” luego denominada bajo su nombre. Existen 
variantes del dispositivo: el vidrio unidireccional puede ser o no espejado, o 
bien puede ser reproducida la imagen en una pantalla a partir de la filmación. 
Lo importante para Gesell era poder observar con una interferencia mínima del 
observador. De hecho, manifiesta tener preferencia por la pantalla de visión 
unilateral por sobre el espejo debido al efecto mismo que genera en el niño 
verse a sí mismo en el reflejo. Su foco en la enseñanza simultánea (Gesell, 
1997) anticipa el uso pedagógico del dispositivo, del cual sacará provecho 
luego la terapia familiar. 
El entrenamiento de terapeutas a través del uso de la Cámara Gesell es 
una de las principales herramientas que ha utilizado la clínica sistémica para 
tener un acercamiento al trabajo con los pacientes y es de utilidad para 
terapeutas en los distintos momentos de su carrera profesional. Aún más, los 
tratamientos sistémicos fueron los pioneros en controlar la eficacia y la 
eficiencia de los tratamientos mediante este dispositivo. Si bien es al inicio un 
espacio de aprendizajes seguramente más pronunciados, el trabajo en equipo 
con otros terapeutas es siempre fuente de actualización y construcción de 
nuevos conocimientos. 
El objetivo de este trabajo es presentar el dispositivo de la Cámara 
Gesell como una herramienta de formación práctica que acerca al terapeuta en 
formación al trabajo concreto en la clínica psicoterapéutica y dar cuenta de 
cómo se instrumenta para entrenar terapeutas desde el modelo sistémico. 
Cámara Gesell y la terapia familiar sistémica 
Habría sido Charles Fulweiler, consultor de Psicoterapia Familiar en el 
Departamento de Psicología de la Universidad de California, el primer 
psicoterapeuta en utilizar la tecnología de Gesell con fines clínicos alrededor de 
los años ‘50. El procedimiento consistía en dejar conversar a solas a la familia 
mientras él observaba detrás del espejo de visión unilateral. Luego entraba en 
la sala según lo considere pertinente para alguna intervención. En una visita, 
Jay Haley reconoce el trabajo de Fulweiler con familias a través del espejo y 
decide llevarlo a Palo Alto donde se encontraba trabajando para el Proyecto 
Bateson junto a John Weakland, Don Jackson y Bill Fry, entre otros (Haley, 
1996). La utilización de la Cámara Gesell se vuelve un instrumento central y 
característico de la psicoterapia sistémica y comienza a desarrollarse en 
diferentes instituciones, tomando distintas modalidades de funcionamiento. 
En el Mental Research Institute (MRI) se emprende el primer programa 
formal de entrenamiento para psicoterapeutas familiares. Es Virginia Satir quién 
da inicio a dicho programa mostrando su trabajo en vivo para una audiencia de 
profesionales: “No voy a hablaros de todo esto, voy a mostraros de qué se 
trata” (Satir, como se citó en Wittezaele y García, 1994, pp.). En un contexto 
donde la terapia se presentaba como íntima y secreta entre colegas, la 
transparencia aportada por Satir resulta una verdadera innovación en términos 
de enseñanza-aprendizaje del arte de hacer terapia (Wittezaele y García, 1994) 
“Desde el primer momento, trabajamos en equipo. A cada caso se le 
asignaba un miembro como terapeuta, y los demás miembros observaban 
todas las sesiones a través de un espejo unidireccional. Los observadores 
podían brindar comentarios o sugerencias por el interfono, o incluso 
entrando un momento en la habitación de tratamiento. Se grababan en 
cinta magnetofónica todas las sesiones, con el propósito de efectuar un 
estudio detallado” (Weakland, Segal y Fisch, 1984) 
Desde la Child Guidance Clinic of Philadelphia en los años ‘60, también 
Salvador Minuchin, fundador del modelo estructural en terapia sistémica, utiliza 
la Cámara Gesell como herramienta de trabajo y enseñanza de la terapia 
familiar. Contando con la presencia de Jay Haley, Braulio Montalvo y Bernice 
Rosman, capacitan terapeutas a través de la supervisión y grabaciones en 
video de las sesiones. 
“La formación requiere también determinado instrumental pedagógico: 
una colección de videotapes sobre el trabajo de terapeutas 
experimentados, una sala provista de un falso espejo para la supervisión 
en vivo y un sistema completo de videotape que permita registrar la labor 
de los aspirantes, a fin de poder analizarla después”. (Minuchin y 
Fishman, 1984) 
 Otro de los pioneros en terapia familiar fue Nathan Ackerman, quien 
comienza a atender familias neoyorkinas poniendo en práctica nuevas 
técnicas, distintas a su formación psicoanalítica.En el Ackerman Institute for de 
Family, fundado en los años ’60 gracias a la colaboración económica de los 
pacientes de Ackerman, se registran los tratamientos en videocintas para luego 
utilizarlas en el training de terapeutas. Una de sus colaboradoras, Peggy Papp 
(1984), introduce la idea del equipo terapéutico detrás del espejo como un coro 
griego y desarrolla distintos tipos de intervención haciendo uso del grupo para 
generar cambios en la familia. Se desarrollará este punto más adelante. 
 En el Centro para el Estudio de la Familia de Milán, fundado por Mara 
Selvini Palazzoli, se estructura el uso de la cámara y el trabajo en equipo de los 
terapeutas estableciendo diferentes momentos dentro de cada sesión 
terapéutica. Primeramente, se da a conocer a la familia acerca de la modalidad 
de trabajo en Cámara Gesell, donde detrás del espejo se encontrarían otros 
dos colegas que ayudan en la tarea y con los cuales los terapeutas se reúnen 
antes y después de cada sesión. La sesión se subdivide en los siguientes cinco 
pasos : l a p re -ses ión ; l a ses ión ; l a d i scus ión de l a ses ión ; 
la conclusión de la sesión; el acta de la sesión (Boscolo, Cecchin, Prata y 
Selvini Palazzoli, 1991). 
Ya para los años ‘80, el uso de la Cámara Gesell en el entrenamiento y 
atención clínica contaba con amplia difusión. Tom Andersen, psiquiatra y 
profesor de psiquiatría social noruego, introduce en 1985 una variante 
significativa para el uso clínico del dispositivo: el “equipo reflexivo” (Andersen, 
1987). La propuesta ocurre luego de un incidente ocasional en la entrevista con 
una familia a partir de lo cual se le ocurre invertir la dirección del espejo para 
que la familia pueda ver y escuchar las opiniones del equipo directamente. La 
espontaneidad de la idea lo lleva a anticipar pobres resultados: “cuando 
revertimos la luz y el sonido, estábamos listos para escuchar cualquier cosa: 
desde gente furiosa a gente aburrida. Lo que vimos fue cuatro personas 
silenciosas y pensativas que después de una corta pausa comenzaron a hablar 
entre sí con sonrisas y optimismo” (Andersen, como se citó en Limón Arce, 
2005). Luego de esta experiencia motivadora, Andersen continúa 
instrumentando al equipo reflexivo y a través de sus publicaciones comienza a 
ser reconocida como técnica dentro de la clínica sistémica. En el equipo 
reflexivo, la barrera de la Cámara Gesell se diluye y la familia tiene acceso al 
punto de vista de cada integrante del equipo, escuchando qué han observado y 
qué ideas tienen respecto al proceso terapéutico en curso y las interacciones 
familiares. Deschamps (n.d.) lo introduce como una forma democrática de 
psicoterapia: la familia tiene libre acceso a las opiniones que se formulan 
acerca de ellos del otro lado del espejo y puede elegir aquella que le resulte 
más acorde o funcional. No hay una única respuesta, sino múltiples soluciones 
posibles que se ofrecen a partir de un trabajo en equipo. El cambio se plantea 
como posible a partir de la colaboración y el intercambio, no como un proceso 
normativo o desde una posición de autoridad por parte del profesional (Moreno 
Fernández, 2014). Actualmente, en la Universidad de California se ha 
comenzado un estudio piloto a fin de estandarizar y evaluar los resultados de la 
utilización de los equipos reflexivos que en la práctica vienen funcionando hace 
más de tres décadas (Armstrong, Underhill , Epstein, 2018). 
Si bien la instrumentación particular del dispositivo ha tenido sus 
variantes, todos comparten un contexto de trabajo en equipo, en el cual 
terapeutas en formación, terapeutas experimentados y supervisores participan 
de un espacio de co-construcción de conocimiento y reflexión partiendo de la 
observación directa de casos reales o simulados (role playing) a través de un 
espejo unidireccional o video grabación en circuito cerrado. En la actualidad, la 
Cámara Gesell como herramienta de formación de terapeutas tiene expansión 
a nivel mundial. Si bien realizando una revisión bibliográfica de los últimos años 
se encuentran pocas actualizaciones publicadas a este respecto, se sostiene 
desde los estándares esperados de formación profesional del psicólogo clínico 
con orientación sistémica la necesidad de mostrar el ejercicio en entrenamiento 
a través de supervisión en vivo o grabaciones en video (AFT, 2015; IFTA, 2017; 
COAMFTE 2017). 
El sistema terapéutico 
El modo en que se realiza la formación de terapeutas, guarda relación 
con el modo en que se piensa desde una epistemología sistémica y 
construccionista (Alvear Mendoza, Jerez Bezzenberger y Chenevard, 2012; 
Cruz Fernandez, 2009; Cantwell y Holmes, 1994). Los aportes del pensamiento 
sistémico con apoyaturas teóricas en la Teoría General de los Sistemas, la 
Cibernética, la Teoría de la Información y el marco epistemológico del 
construccionismo social, nos permiten pensar en ciertas conexiones entre la 
teoría y la práctica: ¿qué de la cosmovisión sistémica se expresa en la 
utilización la Cámara Gesell como herramienta en el trabajo con individuos, 
parejas y familias? 
La teoría de los sistemas y la cibernética, surgen como modelos 
matemáticos que permiten pensar los sistemas como agregados de elementos 
en interacción entre los cuales ocurren fenómenos interactivos e iterativos, 
https://onlinelibrary.wiley.com/action/doSearch?ContribAuthorStored=Armstrong%252C+Keith
https://onlinelibrary.wiley.com/action/doSearch?ContribAuthorStored=Underhill%252C+Justine
https://onlinelibrary.wiley.com/action/doSearch?ContribAuthorStored=Epstein%252C+Ken
siendo los primeros la acción de un elemento sobre otro y los segundos la 
repetición de las interacciones en el tiempo (Wainstein, 2006). Si se piensa a 
la consulta terapéutica como un sistema, el trabajo en Cámara Gesell abre un 
espacio tercero, donde el equipo se incluye como parte del mismo e ingresa en 
el juego de interacciones. Con una llamada a través del teléfono, con una 
intervención de ingreso de uno de los terapeutas o simplemente estando del 
otro lado y siendo utilizado indirectamente por el terapeuta, el equipo influye y 
puede introducir información que genere cambio, una “diferencia que genera 
una diferencia” en términos de Bateson (1981). Siendo imposible no comunicar 
(Watzlawick, 1991), el sistema familia– terapeuta es distinto desde un primer 
momento del sistema que incluye, además, a un equipo de terapeutas del otro 
lado del espejo. Gran cantidad de intervenciones pueden formularse gracias a 
la alternativa que aporta el equipo, algunas de las cuales serán expuestas en el 
próximo apartado. 
Desde los aportes del construccionismo, existen tantas realidades como 
miradas. A partir de la segunda cibernética, la epistemología sistémica es una 
epistemología del observador (Wainstein, 2006). No hay un objeto verdadero a 
alcanzar, sino sólo mapas trazados a partir de un territorio que nunca es del 
todo accesible dada su enorme complejidad (Segal, 1994). El trabajo en 
cámara propicia el intercambio de ideas y de hipótesis que surgen desde la 
posibilidad de ampliar el campo de observación. Toda observación es un 
recorte de la realidad y los terapeutas reducen complejidad recortando la 
información que consideran más relevante en el devenir de la consulta 
(Wainstein. 2006). Sería imposible registrar cada aspecto, la información que 
circula es casi infinita y registramos mientras pensamos, mientras intervenimos, 
mientras nos vemos influidos por el efecto interaccional que se genera entre 
consultantes y terapeutas. Tener distintos recortes es contar con más 
información acerca del problema con el cual estamos tratando y da la 
posibilidad de construir un mapa más detallado. Si el terapeuta es capaz de 
trazar las avenidas, el equipo muchas veces aporta calles, pasajes, pasadizos 
o incluso avenidas descuidadas. 
¿Cómo se forma un terapeuta sistémico utilizando la Cámara Gesell como 
instrumental? 
Según Haley (1996), durante los primeros cien años de la psicoterapia, losterapeutas aprendían acerca de cómo hacer terapia sometiéndose a ella. El 
aprendiz nunca había visto trabajar a su maestro ni viceversa. Sin embargo, 
menciona que así como no es posible aprender a manejar un auto sin 
someterse a la práctica, “nadie puede aprender a hacer terapia en los 
textos“(Haley, 1996, pp.): la mejor manera de enseñar destrezas clínicas es 
instruir al terapeuta en formación en el vivo, mientras se lo observa en el curso 
de la entrevista terapéutica. Si bien éste parecería ser en principio un método 
didáctico caro, resulta mucho menos costoso cuando se enseña a un grupo de 
terapeutas en formación. Minuchin y Fishman (1984) refieren que la formación 
práctica podría pensarse en dos fases: una está dedicada a la observación de 
casos llevados por terapeutas de mayor experiencia y la otra a la supervisión 
en vivo. 
Durante la observación los terapeutas en formación ven a través del espejo 
el trabajo de terapeutas más expertos mientras analizan lo que sucede junto a 
un supervisor o docente del otro lado de la pantalla. Se observan entrevistas en 
vivo o a posteriori y tratamientos completos, a través de los cuales puede 
tenerse una visión sincrónica y diacrónica del proceso terapéutico. El 
supervisor o docente del otro lado del espejo puntúa los movimientos del 
terapeuta experto, incentiva a prestar atención a las técnicas que utiliza y a 
pensar en conjunto, someter lo que se ha hecho a discusión y análisis en 
equipo. Si la sesión de terapia está grabada, da la posibilidad de estudiarla en 
detalle, ir frenando, aprender de las sutilezas del terapeuta y conocer qué 
objetivo estratégico podría tener tal o cual intervención. Permite observar las 
respuestas de los consultantes a las intervenciones y las decisiones que toma 
in situ el terapeuta en el constante feedback producido por la interacción. 
Asimismo, en la instancia de observación, el terapeuta en formación conoce el 
estilo terapéutico del experto o formador, lo cual permite comparar diferentes 
estilos en función de sus diferentes formadores y reflexionar acerca del propio 
estilo a desarrollar. El terapeuta es un instrumento específico y debe poder 
instrumentarse a sí mismo con el fin de provocar un cambio en el sistema 
consultante: debe a partir de su propio estilo, utilizar las técnicas aprendidas y 
confiar en una óptima instrumentación de sí mismo para promover el cambio 
(Minuchin y Fishman, 1984). 
La segunda fase de la formación consiste en la supervisión de los aspirantes 
en vivo o sobre la base de videos grabados de las sesiones de terapia 
conducidas por ellos mismos. El supervisor y el grupo de terapeutas en 
formación observan al aspirante que trabaja con una familia. En el formato de 
supervisión en vivo a través de la Cámara Gesell un teléfono une las dos salas, 
lo que permite una comunicación directa entre el terapeuta y el supervisor. El 
terapeuta en entrenamiento sabe que éste lo llamará por teléfono si es 
necesario. El supervisor puede intervenir de distintas formas, puede sugerir una 
intervención para que realice el terapeuta luego del llamado, puede solicitar al 
terapeuta que salga del consultorio para encontrarse con el equipo detrás y 
conversar acerca de pasos a seguir o bien puede ingresar en la sala e 
interactuar directamente con la familia. Por ejemplo, podría ser el caso que un 
miembro de la familia permanezca en silencio y el terapeuta en formación se 
encuentre respondiendo a aquellos miembros que se muestran más activos y 
motivados. Una llamada telefónica podría sugerir al terapeuta que active a la 
persona que se muestra periférica e indagar qué piensa acerca del tema que 
se está tratando. También podría suceder que el entrenado encuentre 
dificultades para llevar a cabo una intervención planeada y acordada con el 
equipo previo a la sesión y el supervisor solicite mediante el llamado que pase 
del otro lado a fin de debatir el mejor modo de continuar con la estrategia 
(Minuchin y Fishman, 1984). Si bien el teléfono puede ser una herramienta útil, 
se hará uso del mismo con discreción, de manera estratégica teniendo en 
cuenta que el hecho del llamado en sí mismo es también información para los 
consultantes. 
La Cámara Gesell como dispositivo ofrece distintos beneficios que permitirán 
al terapeuta en entrenamiento guiarse en el complejo territorio de la consulta. 
En el siguiente apartado se detallarán algunas de las ventajas que se 
consideran fundamentales en la selección de esta tecnología para el 
entrenamiento. 
Algunas ventajas del dispositivo en el entrenamiento de terapeutas 
¿Cómo beneficia el uso de la Cámara Gesell el proceso formativo de los 
terapeutas? Por un lado, los principiantes pueden hacer terapia antes de 
sentirse capacitados. El terapeuta en entrenamiento confiará en el auxilio de su 
supervisor si es necesario para dar cierre a una sesión de manera adecuada o 
superar los posibles obstáculos. Más allá de los miedos y ansiedades iniciales, 
siente la tranquilidad de tener el apoyo y guía del supervisor y el equipo. Esto 
permite al terapeuta en formación contar con cierto respaldo y la seguridad de 
que si comete errores, estos podrán ser encausados. La supervisión en vivo 
puede pensarse en este sentido como una coterapia que permite una 
responsabilidad compartida entre el supervisor y el terapeuta respecto al 
manejo de la consulta. En un contexto de trabajo en equipo, los entrenados 
irán aprendiendo de su propia experiencia supervisada y de la de sus 
compañeros de equipo que se encuentran en una situación similar. Por lo tanto, 
por un lado el terapeuta principiante trabaja de manera directa con una familia, 
pero por otro sigue la terapia de varias familias más, se entera de las 
dificultades con que tropezaron sus colegas y de las soluciones que 
construyeron para elaborar un modo eficaz de intervención (Minuchin y 
Fishman, 1984). Hay aprendizaje directo y vicario: los estudiantes mencionan 
que se sienten “como si” fueran los terapeutas (Alvear Mendoza, et al., 2012). 
A su vez, el entrenamiento en Cámara Gesell, da la posibilidad de una 
co-construcción del diagnóstico sistémico, objetivo y estrategia (Midori y Brown, 
1998) como trabajo en equipo. Propicia el intercambio de ideas y de hipótesis 
que surgen desde la posibilidad de ampliar el campo de observación. Tener 
distintos recortes es contar con más información acerca del problema con el 
cual estamos tratando y da la posibilidad de construir un mapa más detallado. 
Una vez construida la estrategia, otro desafío es llevarla a cabo, instrumentarse 
como terapeutas para ir en dirección al objetivo. La supervisión en vivo es un 
medio privilegiado de enseñar al terapeuta el cómo llevar adelante un plan 
terapéutico. Durante la misma, se realiza una planificación previa de la 
entrevista y se hace uso del teléfono para sugerir un modo de mejorar la 
acción terapéutica dentro de un plan. No sólo permite trabajar sobre las 
destrezas para poner en marcha la estrategia sino que también permite al 
supervisor abordar el estilo del terapeuta a fin de reflexionar sobre el mismo y 
ayudar en la planificación de intervenciones. La videograbación y la 
reproducción posterior sirven a los fines de que el mismo terapeuta en 
formación pueda puntualizar alguna intervención y el objetivo que perseguía 
para que el supervisor pueda evaluar la correspondencia entre la meta 
propuesta y la pericia del terapeuta para llevarla a cabo. Permite visibilizar 
puntos fuertes y áreas de mayor dificultad en la instrumentación de sí mismo. 
(Haley, 1996) 
Otro de los beneficios de la supervisión en vivo es contar con un tercer 
argumento sobre el diálogo terapéutico que entró en un círculo vicioso. El 
sistema consultante es un complejo entramado de interacciones cuyas reglas 
responden a particulares patrones repetidos de funcionamiento. Según 
Minuchin y Fishman (1984), el arte de la terapia familiar involucra entrar en 
coparticipación con la familia, experimentar su realidady envolverse en sus 
interacciones repetidas. “El terapeuta, cuyo papel es influir sobre la gente y 
cambiarla, está en el interior del campo que observa y sobre el cual ha de 
influir” (Minuchin y Fishman, 1984). El terapeuta debe poder instrumentar dicha 
coparticipación para transformarse en agente de cambio. El consultor tiene el 
objetivo influir sobre la familia para generar cambios significativos, que 
modifiquen las interacciones disfuncionales o que generan malestar y 
sufrimiento para los miembros del familia. Atendiendo a este propósito, una de 
las dificultades con las que se encuentra es verse “absorbido” por el sistema 
familiar, perdiendo así perspectiva y capacidad de maniobra. Tiene la tarea de 
surfear mareas emocionales haciendo equilibrio entre empatizar con la familia, 
generar alianza terapéutica y conservar una adecuada distancia para poder 
intervenir. El riesgo de que lo alcance la ola es el de repetir patrones o 
encontrarse respondiendo directamente al efecto interpersonal que genera el 
sistema en su disfuncionalidad. Contar con un equipo detrás del espejo, 
minimiza estos riesgos dando lugar a visibilizar estas interacciones y corregir el 
rumbo mientras se anda. Se encuentran opciones para salir del círculo, para 
probar nuevas hipótesis de trabajo. Trabajar en soledad genera vicios 
circulares. 
Finalmente, la presencia del supervisor detrás del espejo protege al 
cliente de los errores que pudiere cometer el principiante. El supervisor cuenta 
con mayor cantidad de información que en las supervisiones conversacionales, 
en las cuales el recorte que realiza el terapeuta puede dejar de lado aspectos 
importantes a tener en cuenta. En la supervisión en vivo, no sólo se presencia 
el diálogo sino que se puede observar directamente el lenguaje no verbal de 
los consultantes (Haley 1996). 
Más allá de las ventajas mencionadas, Haley (1996) advierte de un 
hecho problemático a tener en cuenta: el espejo de visión unilateral tamiza las 
emociones. El supervisor puede encontrar dificultades para comprender el 
estado emocional del paciente. Es por este motivo, menciona, que las 
indicaciones del supervisor son siempre sugerencias. Esto implica a los 
terapeutas en formación en la coparticipación de la responsabilidad por el 
proceso terapéutico: son ellos los que efectivamente están en el cara a cara 
con la familia y perciben de manera vívida la información que circula. 
Clínica e Investigación 
El uso de la cámara Gesell no sólo tiene beneficios en cuanto al 
entrenamiento de terapeutas sino que también funciona como herramienta de 
intervención clínica. El equipo terapéutico detrás del espejo desarrolla distintos 
tipos de intervención haciendo uso del grupo para generar cambios en la 
familia. Peggy Papp (1984) propone pensar al equipo como un coro griego que 
interviene enviando mensajes a la familia a través del terapeuta. El equipo se 
presenta a la familia desde el primer momento de manera que se lo invista de 
la mayor autoridad posible. Luego, en el transcurso de las sesiones, tiene la 
palabra a través del terapeuta quien comunica a la familia sus observaciones y 
opiniones acerca del caso. El terapeuta es quien tiene la “última palabra” 
acerca de qué transmitirá a la familia y cómo. Estos aportes se usan 
estratégicamente según lo que consideren conveniente para la familia en la 
dirección de la resolución del problema. Entonces el equipo puede utilizarse 
para apoyar, enfrentar, confundir, cuestionar o provocar a la familia y el 
terapeuta puede mostrarse ante ésta como estando de acuerdo o no con el 
equipo. En una primera entrevista, podría simularse un desacuerdo en entre el 
equipo y el terapeuta respecto a si podrán lograr los objetivos acordados o no, 
construir lo que se dio a llamar “triángulo terapéutico”. Esto podrá dar cuenta 
de la motivación de la familia ante la situación de elegir ponerse del lado de 
uno o de otro, a favor o en contra del cambio. La posibilidad de estar “divididos” 
(terapeuta y equipo o equipo entre sí por ejemplo hombres/mujeres) plantea 
diferentes escenarios en los que, si la intervención encuentra resistencia por 
parte del sistema, el terapeuta conserva capacidad de maniobra y queda 
resguardado. 
También la Cámara Gesell es de utilidad en el campo de la 
investigación en psicoterapia. La observación y seguimiento de tratamientos 
da la posibilidad de contar con evidencia empírica de los resultados 
obtenidos a partir de las intervenciones. 
Aspectos éticos y consentimiento informado 
 Algo importante a tener en cuenta en la utilización de la Cámara Gesell 
son los aspectos éticos y el consentimiento informado de los consultantes. Por 
un lado, los asistentes u observadores, el equipo detrás del espejo, deberá 
firmar un convenio de confidencialidad bajo el cual se resguarde el secreto 
profesional. El supervisor o terapeuta a cargo tendrá la responsabilidad sobre 
el material audiovisual que quede grabado debiendo garantizar la protección de 
datos. Respecto a los consultantes, la cámara nunca está oculta. Antes de 
comenzar con la entrevista, se le informa a la familia acerca del modo de 
trabajo en equipo a través del espejo, se le explican las disposiciones físicas, 
cómo estarán organizadas las entrevistas y se mencionan las ventajas de esta 
modalidad para el tratamiento (Weakland, Fish, Watzlawick y Bodin, 1974). Se 
informa que podrá sonar el teléfono o ingresar algún miembro del equipo si se 
da la oportunidad. Luego de la explicación y si se encuentra de acuerdo la 
familia, se le solicita la firma de un consentimiento informado por escrito o de 
manera verbal que debe quedar grabado. Los consultantes, podrán echarse 
atrás si así lo desean y que el video sea borrado al finalizar la entrevista. Haley 
(1996) sugiere presentar el dispositivo con naturalidad, lo que lo hará más 
natural para los consultantes. A modo ilustrativo, el autor presentaría el trabajo 
en cámara de la siguiente manera: 
“Aquí trabajamos así: tenemos un espejo de visión unilateral detrás del 
cual yo tengo a uno o varios colegas que podrán llamarme por este 
teléfono y hacerme sugerencias. Cuatro ojos ven más que dos. Estas son 
cámaras de televisión; grabo las sesiones porque me gusta repasarlas y 
ver qué detalles se me escaparon. Al término de la sesión, les pediré que 
firmen un formulario de consentimiento. Si ustedes no desean firmarlo, 
borraré la cinta”(pp.) 
En términos generales, la utilización de la cámara cuenta con buena 
aceptación por parte de los consultantes. Cuando los terapeutas presentan el 
dispositivo con convicción de su utilidad y beneficios, los pacientes suelen 
acceder sin problemas. Contar con un equipo de profesionales detrás del 
espejo es de gran ayuda para ofrecer a los consultantes alternativas y 
propuestas efectivas para la resolución del problema que los ha traído a 
consultar. 
A modo de cierre 
La Clínica Sistémica hizo uso de la Cámara Gesell en los años ‘50, 
cuando todos trabajaban en soledad. Ver, registrar, mostrar y compartir con un 
equipo implica construir conocimiento como una práctica colectiva. Las 
ventajas presentadas hasta aquí son sólo algunas de las que posibilita el uso 
de la Cámara Gesell como dispositivo en el entrenamiento de terapeutas, la 
investigación y en la consulta clínica en general. Se considera de especial 
importancia en el inicio del trabajo de los terapeutas debido a la gran 
complejidad que presenta la práctica clínica: la posibilidad de supervisión 
directa, realizar registros audiovisuales y el respaldo del equipo son 
herramientas con gran valor para los psicólogos clínicos en formación 
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http://www.ebooks.edesclee.com/catalogsearch/advanced/result/?publisher=Descl%25C3%25A9e+De+Brouwer
	Introducción
	Cámara Gesell y la terapia familiar sistémica
	El sistema terapéutico
	¿Cómo se forma un terapeuta sistémico utilizando la Cámara Gesell como instrumental?
	Algunas ventajas del dispositivo en el entrenamiento de terapeutas
	Clínica e Investigación
	Aspectos éticos y consentimiento informado
	A modo de cierre
	Referencias bibliográficas

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