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• SISTEMA DIGESTIVO Y METABOLISMO • Metabolismo energético Cualquier actividad cotidiana entraña un coste o gas- to adicional al metabolismo basal. Este gasto adicional se denomina metabolismo energético. Como se observa en la parte superior de la figura 15-1 , el potencial reductor de los sustratos en condiciones basales no se traduce en trabajo externo, sino que la mayor parte se transforma en calor y trabajo interno (ósmosis, transporte de moléculas, etc.). Sin embargo, cuando se realiza una determinada actividad físi- ca, se gasta energía en desarrollar trabajo externo, lo que se ilustra en la parte inferior de la figura 15-1. ¿Cómo se puede valorar el metabolismo energético? De forma similar al cálculo del metabolismo basal, midiendo el V02 se puede estimar el gasto energético. En función del vol, es frecuente clasificar el metabolismo energético en las categorías mostradas en la tabla 15-3. Los datos de la tabla 15-3 son únicamente orientati- vos. Además de la intensidad, los esfuerzos se pueden ver influidos por factores diversos, como la duración, las con- diciones ambientales, el lugar donde se realiza el ejercicio, etc. A pesar de estos inconvenientes, en los ejercicios esta- bles basta con medir el vo2 una o dos veces para estimar el gasto energético. Finalmente, a lo largo de la historia de la ciencia, se ha medido el gasto energético en diversas actividades. • Estados nutricionales El metabolismo global presenta variaciones derivadas del estado nutricional del animal, por lo que se distinguen las si- guientes situaciones: ayuno y estado alimentario o pospran- drial. La fase de ayuno oscila considerablemente. Aunque de difícil delimitación, se puede dividir en dos períodos: ayuno de corta duración y ayuno prolongado. Moderada 0,5-1 7,1-14,2 2-4 2,5-5 Fuerte 1-1,5 14,2-21.4 4-6,1 5-7,5 Muy fuerte 1,5-2 21,4-28,5 6,1-8 7,5-10 Extenuante >2 > 28,5 >8 > 10 Según el tipo de alimento ingerido, apJ:oxim;adam después de 3 a 4 horas, el hígado recibe todas las mc)lé<:ull• simples que han sido absorbidas a través del intestino. produce un incremento de la glucosa sanguínea (sobre si la comida es rica en carbohidratos), que en el hígado termina un incremento de la fosforilación de la glucosa a su vez, condiciona: a) un incremento de la relación na/glucagón (estimulación de la síntesis de glucógeno); utilización para la síntesis de ácidos grasos y su liberación tejido adiposo, y e) su utilización como combustible. Como los seres vivos no siempre disponen de dll.lll~uu para llevar a cabo sus funciones vitales, ello supone la eludible necesidad de almacenar la energía. Este dll.u«<..o.o._ miento se produce, fundamentalmente, durante el oerto~• posprandrial. En la tabla 15-4 se muestran las reservas energía potencial a través del almacenamiento o la uullLl.,.. ción de las biomoléculas. Del análisis de la tabla se vuo;:u.:- sacar importantes conclusiones: l. Cuantitativamente, el mayor almacenamiento de gía es en forma de grasa. El motivo de este mayor dllllldl.ct.ti._ miento es doble: • Por un lado, la liberación de energía de 1 g de grasa tética con 6 átomos de carbono es de 45 ATP, miem:GIII• que la misma cantidad de glucosa (6 átomos de carooJQ • libera 38 ATP. Esta razón parece por sí sola suficiente. En todos los tejidos, pero fundamentalmente en ido muscular 8.800
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