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Capítulo 33: Tratamiento médico de los adenomas hipofisarios III mirTha guiTelmaN, NaTalia garcía baSaVilbaSo, armaNdo baSSo Enfermedad de Cushing y adenomas no funcionantes (ANF) Tratamiento médico El tratamiento médico tiene un rol menor en el manejo de la Enfermedad de Cushing. Se utilizan dos catego- rías diferentes de drogas, las que bloquean directamen- te la producción adrenal y otras neuromoduladoras, que actúan a nivel hipofisario. 28 Las drogas bloqueantes adrenales incluyen meto- pirona, ketoconazol, aminoglutetimida y mitotane. Todas ellas son capaces de hacer descender los niveles séricos de cortisol a través de una inhibición directa sobre la síntesis y secreción hormonal. Los primeros tres agentes inhiben la función enzimática adrenal; el último posee un efecto adrenolítico. En la práctica clínica, el agente más utilizado es el ketoconazol, droga antimicótica, que posee un rápido comienzo de acción, pero se asocia a menudo con el llamado fenómeno de escape debido a una sobreproducción de ACTH. El ketoconazol posee efectos gastrointestinales que incluyen disfunción hepática, que rara vez induce a una hepatitis severa con falla hepática aguda. Metopirona y aminoglutetimida tienen similares características que el ketoconazol, aunque no son tan efectivas como tratamiento a largo plazo, y se utilizan sobre todo previo a la cirugía o como tratamiento adyuvante luego de esta y/o radioterapia, mientras la efectividad de ambos procedimientos queda pendiente. Estos tratamientos médicos también pueden uti- lizarse en aquellos pacientes que rechacen o tengan contraindicada la cirugía. El mitotane es una droga muy potente con un lento comienzo de acción pero sin escape. Sin embargo, se la asocia con severos efectos adversos neurológicos e induce una adrenalectomía química, por lo tanto su uso se limita a los casos de enfermedad severa o cáncer adrenal. 29 Las drogas inmunomoduladoras incluyen una serie de agentes que durante las décadas pasadas han sido estudiados como inhibidores potenciales de la secre- ción de ACTH. Sin embargo, hasta el momento, ningún agente ha demostrado una gran efectividad para su uso de rutina en el manejo de la enfermedad de Cushing. En el pasado, ciproheptadina y valproato actuando respectivamente sobre los receptores de serotonina y ácido amino butírico demostraron escasa efectividad en el control de la secreción de ACTH y cortisol. El uso del análogo de somatostatina, octreotide, produjo resultados contradictorios, siendo efectivo sólo en una minoría de casos tratados por un corto período de tiempo. De los análogos de la dopamina, la bro- mocriptina demostró ser efectiva sólo en un tercio de los pacientes en tratamientos a corto plazo. 30-32 Recientemente ha crecido el interés en nuevas drogas neuromoduladoras. Los agonistas PPARγ, (Peroxisome Proliferator-Activated Receptor gam- ma, Receptor gama de Peroxisoma Activado por la Proliferación), como la rosiglitazona, han demostrado reducir los niveles de cortisol y ACTH en mode- los animales con enfermedad de Cushing, así como prevenir el crecimiento tumoral. 33 A pesar de la documentada expresión de los receptores PPARγ en los tumores productores de ACTH humanos, lamenta- blemente, los estudios en pacientes con enfermedad de Cushing no tuvieron éxito. La rosiglitazona logró control del cortisol sólo por un corto periodo de tiempo, con escape posterior. 34-36 La pioglitazona mostró similares resultados. 37 A pesar de que los agonistas PPARγ fallaron en demostrar su efectividad en la enfermedad de Cushing, es posible que mayores dosis o agonistas más potentes sean necesarios para obtener un éxito significativo. Al momento actual, el uso de los agonistas de los receptores PPARγ no está recomendado en el algoritmo de tratamiento de la Enfermedad de Cushing. En los últimos años, el posible rol de los agonistas dopaminérgicos en el tratamiento de la enfermedad de Cushing ha sido reconsiderado, apoyado por la demostración de remisión bioquímica de la enferme- dad en diferentes casos con tumores silentes o activos luego de la administración de cabergolina 38-39 y la demostración de la expresión de los receptores D2 en los corticotropinomas. 40 Más aún, tratamientos cortos con cabergolina en dosis de 1 a 3 mg/semana demostraron descenso de los niveles séricos de cor- tisol en el 60% de los casos y normalización en el 40%. 41 Datos preliminares con tratamientos a largo plazo (24 meses) sugieren que más de un tercio de los pacientes se hallan controlados con la administración de cabergolina, en dosis que van de 1 a 7 mg por se-
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