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La crisis de la psicología (capítulo 3) In_ La psicologia de Vygotski -- Alex Kozulin -- 1994 -- Alianza Editorial -- 9b282191c476454c844c0e43428b5ab1 -- Annas Archive

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Fonte original desse capítulo:
KOZULIN, Alex. Vygotsky's psychology: a biography of 
ideas. Cambridge, Massachusetts: Harvard University 
Press, 1990. 286 p.
Fonte do capítulo em espanhol:
KOZULIN, Alex. La psicologia de Vygotski. Madrid: Alianza 
Editorial, 1994. 296 p.
Sugestão para citação:
KOZULIN, A. La crisis de la psicología (capítulo 3). In:
______ . La psicologia de Vygotski. Madrid: Alianza
Editorial, 1994. p. 77-109.
"O princípio da prática e sua filosofia se impõem uma vez 
mais: a pedra que foi rejeitada pelos construtores, esta 
veio a ser a pedra angular. Aí se encontra o significado 
completo da crise."
— L. S. Vigotski (1926-27/1996, p. 346)
VIGOTSKI, L. S. (1926-27/1996) O significado histórico da crise da
psicologia: uma investigação metodológica. In :______ . Teoria e
método em psicologia. São Paulo: Martins Fontes, (trad, do 
espanhol), p. 203-417.
Capitulo 3 
LA CRISIS DE LA PSICOLOGÍA
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• • Poco cs lo que se sabe sobre los últimos años que Vygotski pasó en 
Gomel. Su trabajo en la escuela normal aparentemente le acercó a la psi­
cología académica, y probablemente estableció algunas conexiones con 
colegas de Moscú-o Leningrado. Aún no está claro a que se debió la pre­
sencia de Vygotski en el Segundo Congreso de Psiconeurología celebrado 
el 6 de enero de 1924 en Leningrado. Lo más probable es que en su trabajo 
independiente Vygotski hubiese alcanzado un estadio en que le resultaba ^ 
imperioso compartir sus ideas con una audiencia. Teniendo en cuenta que 
la psicología soviética aún no estaba establecida en aquella época, no era 
imposible que un joven profesor interesado por los problemas de la psico­
logía viese aceptada su presentación para el congreso.
En este capítulo comenzaré por discutir la ponencia «La metodología 
de la investigación reflexológica y psicológica» que Vygotski presentó en 
aquel congreso, y después proporcionaré información sobre las doctrinas 
psicológicas soviéticas dominantes en aquella época '. La tesis central de 
Vygotski era sencilla: si la reflexología quería convertirse en una teoría 
general de la conducta tenía que aceptar primero la existencia de la con­
ciencia y tenía que asimilar los métodos de la investigación psicológica.
En este proceso de incorporación desaparecerían las fronteras entre refle- 
xología y psicología y surgiría una nueva psicología científica de la mente 
y de la conducta: «El psiquismo [psijika] sin conducta no existe, igual que 
tampoco la conducta sin psiquismo, aunque sólo sea porque son lo 
mismo»2. ! . • • • ■. i':. V 8 •
* • • I
Según Vygotski, la reflexología había hecho importantes aportaciones 
al estudio de los fundamentos de la conducta, pero su pretcnsión de expli­
car formas más complejas de comportamiento como agregados de reflejos
78 La psicología de Vygotski
condicionados era esquemática y retórica. Ponía de manifiesto, además, la 
falta de coherencia de la doctrina reflcxológica que admite la palabra ha­
blada como posible «respuesta» de un organismo, pero niega la existencia 
del pensamiento. Vygotski recordaba a sus contrincantes que los padres 
fundadores de la rcflexología rusa, Ivan Sechenov y Vladimir Bejterev, ha­
bían planteado que el pensamiento no era más que un reflejo inhibido des­
pués de recorrer dos terceras partes de su camino. De manera que, si es le­
gítimo estudiar un reflejo verbal plenamente expresado, ¿por qué no lo es 
estudiarlo en estado inhibido?
Otra debilidad de la doctrina reflcxológica radicaba en su negativa a 
considerar que entre distintos grupos de reflejos existe una relación siste­
mática. La expresión de un reflejo en forma de movimiento o secreción 
endocrina se convierte inevitablemente en estímulo de otro sistema de re­
flejos. De manera que el verdadero objeto de estudio de la reflexología 
«ilustrada» es la organización funcional de distintos sistemas de reflejos y 
su mecanismo de «comunicación». En este contexto la noción de pensa­
miento puede formularse de una forma potencialmente aceptable por los 
reflexólogos: «En nuestra opinión, el acto de pensamiento, el acto de con­
ciencia, no es un reflejo, es decir, no puede servir de estímulo, sino que es 
un mecanismo transmisor entre [diferentes] sistemas de reflejos» 3. Apa­
rentemente, Vygotski abordaba aquí uno de los aspectos del pensamiento: 
el pensamiento como organización de los actos de la conducta.
Después de analizar las limitaciones teóricas de la reflexología, Vy­
gotski pasaba a ocuparse de problemas metodológicos. Insistía en que era 
erróneo prescindir de com ponentes tan obvios de la conducta humana 
como el lenguaje y el pensamiento. Pero esto no significaba que la ciencia 
de la conducta tuviera que rendirse a la metodología introspeccionista. Re­
curriendo a su metáfora criminológica favorita, Vygotski daba la siguiente 
explicación: «El sujeto ya no es un testigo que testifica sobre un crimen 
que ha presenciado (su papel anterior); él mismo es el autor del crimen y 
— lo que es más importante— [un autor observado] en el momento mismo 
del crimen» 4. En lugar de ignorar el fenómeno de la conciencia, como ha­
cen los reflexólogos, y en lugar de aceptar el informe introspectivo del su­
jeto como copia fidedigna de los procesos conscientes, como hacían los 
introspeccionistas, lo que Vygotski sugería era colocar al sujeto en cir­
cunstancias experimentales capaces de provocar una manifestación obser­
vable de los procesos mentales internos.
Ignoramos a cuántos participantes en el congreso impresionaron los ar-
La crisis de la psicología 79-* - 1 -................ 1--- ---------- 1 — —'—------------- ' ' '
t gumentos de Vygotski. Las recensiones posteriores no fueron prccisa-
-y mente favorables 5. Pero parece que el desafío de Vygotski dejó una pro-
funda huella. Según recuerda Alexander Luria:
i-iS; . • . * • . . . . . . . .
A v.. ■ j ; •• ' i • i . i '
i. En lugar de elegir un tema de importancia menor, com o correspondería a un joven
de 28 años que hablaba por vez primera ante lo más granado de su profesión, Vy- 
gotski escogió el d ifícil tema de la relación entre los reflejos condicionados y la 
> conducta consciente del hombre... Aunque no logró convencer a todo el mundo de
que su punto de vista fuese el correcto, quedó claro que este hombre procedente 
>]■- de aquella pequeña ciudad de provincias del occidente de Rusia era una fuerza in-
/ _ tclectual a la que habría que escuchar. Se decidió que había que invitar a Vygotski
a que formase parte de la plantilla de jóvenes psicólogos del flamante y reorgani­
zado Instituto de Psicología de Moscú 6. ’ - •' !
< En el otoño de 1924 Vygotski se trasladó a Moscú y pasó a encontrarse 
cerca del epicentro de las controversias que estaban sacudiendo la psicolo­
gía rusa de los años veinte.
Las psicologías de los años veinte ;
El Instituto de Psicología de Moscú, del que Vygotski estaba a punto 
de entrar a formar parte, fue fundado por Georgy Chelpanov en 19127. Era 
la única institución en toda Rusia que estaba exclusivamente dedicada a la 
investigación y la form ación en el campo de la psicología. Chelpanov 
ocupó el puesto de director del Instituto desde el momento de su fundación 
hasta 1923, cuando fue destituido por los nuevos líderes marxistas. Esta 
destitución y los ataques contra las ideas psicológicas de Chelpanov fue­
ron tema de conversación durante mucho tiempo en aquella época. Chel­
panov había aparecido en la escena psicológica rusa durante la última dé­
cada del siglo XIX como entusiasta defensor de la independencia de la 
psicología como ciencia empírica. Chelpanov identificaba el reduccio- 
nismo materialista y la tradicional psicología metafísica como los dos ad­
versarios principales de la nueva psicología empírica. Su libro Cerebro y 
espíritu (1900), de gran éxito popular, contenía una crítica sistemática del 
reduccionismo fisiológico del siglo xix, incluidos algunos comentarios crí­
ticos contra el líder de la reflexologíarusa, Ivan Sechenov. El programa 
que proponía Chelpanov tomaba como modelo la psicología de Wilhelm 
Wundt y sus discípulos de la Universidad de Wurtzburgo*. Probablemente,
80 La psicología de Vygotski
Chelpanov no será recordado tanto por sus ideas y escritos como por sus 
esfuerzos en favor de la psicología académica en Rusia. Luchó incansable­
mente, primero por establecer un programa de psicología dentro del depar­
tamento de filosofía de la Universidad de Moscú, y después para obtener 
fondos destinados al Instituto de Psicología. Los puntos de vista liberales 
y el talante pluralista de Chelpanov influyeron mucho en la actividad del 
Instituto. Uno de los estudiantes de Chelpanov, Konstantin Kornilov, llevó 
a cabo estudios que tendían un puente entre la cronom etría mental de 
Wundt y el funcionalismo norteamericano e incluso, en última instancia, 
con el conductismo; otro, Gustav Schpet, indagó sobre el método fenome- 
nológico de Husserl y los estudios transculturales de corte humboldtiano 
sobre el lenguaje, además de bosquejar un sistema de hermenéutica filosó­
fica. Chelpanov no consideró necesario cambiar sus puntos de vista con la 
llegada de la revolución. Durante los años de la guerra civil (1918-1922) 
se las arregló para preservar el Instituto, lo cual no fue tarea fácil, y man­
tener en marcha algunos estudios.
El Primer Congreso de Psiconeurología Post-revolucionario (1923), or­
ganizado con el apoyo activo del propio Chelpanov, puso de manifiesto 
que la psicología rusa había entrado en una nueva era. Las ideas sobre la 
psicología que Chelpanov presentó en el congreso eran las mismas de an­
tes: defendió la existencia de una psicología empírica independiente, libre 
de reduccionismos filosóficos o fisiológicos. Pero, esta vez, Chelpanov 
topó con unos formidables oponentes: los refiexólogos y los nuevos «psi­
cólogos marxistas», cuyos objetivos no se limitaban a los problemas aca­
démicos, sino que se hacían extensivos a la cuestión de la utilidad social y 
política de la psicología. Kornilov presentó un programa de lo que debía 
ser la psicología marxista en el que afirmaba que «el marxismo fundamen­
talmente rompe los vínculos con el mentalismo que infestaba a la psicolo­
gía moderna. El objetivo del marxismo no es sólo la explicación de la 
mente humana, sino también su dominio» 9. El reflexólogo Vladimir Bejte- 
rev, que siempre se había mostrado en contra de lo que él veía como subje­
tivismo de la psicología wundtiana, continuó su ataque. Pero, esta vez, ,su 
llamamiento en favor de una «psicología objetiva» fue percibido en un 
nuevo marco ideológico: el de la dicotomía fundamental entre los «mate­
rialistas» y los «idealistas». Mientras que a Bcjterev y a Kornilov se les 
consideraba m aterialistas, inevitablemente Chelpanov, con su programa 
wundtiano y el uso del método introspectivo, fue tachado de «idealista». 
Si a esto añadimos que muchos de los anteriores colegas de Chelpanov,
La crisis de la psicología 81
I- profesores de las Universidades de Moscú y San Pctcrsburgo, se habían 
exiliado a Occidente en 1922, no tiene nada de sorprendente que, poco 
después del Congreso de 1923, Chelpanov fuese destituido del cargo de 
à director del Instituto. : • ' - T . ’.a.;
¿ ' Con la desaparición de Chelpanov, la reflexología y la «psicología mar-
V xista» se convirtieron en las corrientes dominantes de la ciencia soviética 
de la conducta ,0. Ya antes de la revolución, los refiexólogos se habían mos­
trado suspicaces con el tipo de psicología que defendía Chelpanov, pero su 
oposición se había limitado al marco de discusiones puramente académicas. 
Pavlov, que había prohibido el uso de términos mentalistas en su laborato­
rio, había visto con buenos ojos la fundación del Instituto de Psicología y 
había felicitado por ello a Chelpanov. Después de la revolución, la reflexo- 
logía recibió un impulso que no tenía nada de inesperado, ya que se consi­
deraba más compatible con la dialéctica materialista del marxismo que con 
los estudios de Chelpanov sobre el funcionamiento de la mente. Sin em­
bargo, la reflexología comprendía una serie de corrientes científicas mutua­
mente antagónicas, la más famosa de las cuales es la teoría de los reflejos 
condicionados de Pavlov Pavlov, entregado a trabajos sobre el reflejo de 
salivación en los perros e interesado prioritariamente por los mecanismos 
cerebrales de la conducta refleja, había sido un científico de fama mundial 
desde 1904, cuando recibió el Premio Nobel. Aunque Pavlov nunca trabajó 
con sujetos humanos, sugirió en distintas ocasiones que el campo de la con­
ducta humana podía — al menos potencialmente— ser abarcado por la no­
ción de «actividad nerviosa superior»: «Los reflejos condicionados son fe­
nóm enos corrien tes y bastante extendidos: su cstab lccim cnto es una 
función que forma parte integrante de la vida cotidiana. Los conocemos en 
nosotros o en los animales bajo nombres tales como "educación”, “hábitos” 
y "formación”, y todos estos fenómenos no son en realidad más que el re­
sultado de establecer nuevas conexiones nerviosas durante la experiencia 
postnatal del organismo»12. En los años veinte, Pavlov, aún en la etapa de 
generalizaciones teóricas más que de estudio experimental, amplió la no­
ción de reflejo a la esfera de la actividad verba ll3. ' . • ■ .
Si Pavlov estaba dispuesto a hacer este tipo de amplias generalizacio­
nes, sus discípulos, tanto los genuinos como los sedicentes, fueron mucho 
más lejos y reclamaron un estatus exclusivo para la investigación rcflexo- 
lógica. Según ellos, la teoría de los reflejos condicionados no sólo era el 
mejor enfoque científico que podía aplicarse a la conducta humana, sino 
que también era el que estaba mejor preparado para acometer esa transfor-
82 La psicología de Vygotski
mación radical de la conducta humana que preveía la idea revolucionaria 
del «nuevo hombre soviético».
En su esfuerzo por dominar el campo de la ciencia de la conducta, los 
pavlovianos tuvieron como contrincantes a los discípulos de Vladimir Bcj- 
terev. Bejterev — neurólogo, psiquiatra y hombre de otras muchas cualida­
des— había sido el principal rival de Pavlov desde comienzos de siglo. A 
diferencia de Pavlov, cuyo programa científico, al menos al principio, era 
más bien limitado, Bejterev siempre había intentado abarcar la conducta 
humana en sus múltiples manifestaciones. Su laboratorio fue el primero 
que realizó experimentos sobre reflejos motores «asociativos» en huma­
nos. Y Bejterev comprendió rápidamente cuáles podrían ser algunas de las 
aplicaciones de la metodología rcflexológica: por ejemplo, la realización 
de pruebas de sordera y ceguera simulada o «funcional» o de anestesia. 
Además del estudio experimental de los reflejos, Bejterev indagó sobre los 
mecanismos de las neurosis histéricas, desarrolló un sistema para la utili­
zación clínica y experimental de la hipnosis y se aventuró en los, por aquel 
entonces, oscuros campos de la conducta social, la psicología industrial y 
la psicología del arte.
Bejterev, líder carismático, fundó en 1907 el Instituto de Psiconeurolo- 
gía de la San Petersburgo, que combinaba las funciones de colegio univer­
sitario con las de centro de investigación, cuyos estudios abarcaban desde 
la teoría de la personalidad hasta la neuropsicología. A pesar del pronun­
ciado eclecticismo de sus métodos, Bejterev insistía en defender el estudio 
«objetivo» de la conducta humana definida en términos de estímulos y res­
puestas. «La nueva ciencia que llamamos “reflexología” tiene por meta el 
estudio de la personalidad mediante la observación y la experimentación 
objetivas, y el registro de todas sus manifestaciones externas y de sus cau­
sas externas, presentes y pasadas, que provienen del ambiente social o in­
cluso del marco del carácter heredado. En otras palabras, la meta de la re­
flexología es el estudio estrictam ente objetivo, en su totalidad, de las 
correlaciones entre el ser humano y el am biente...»14 Bejterevdescartaba 
el método de la introspección por su falta de fiabilidad, y se mostraba sus­
picaz respecto a la conciencia, aduciendo que muchos actos de conducta se 
realizan de forma inconsciente. Bejterev atrajo aún a más seguidores que 
Pavlov, a los cuales les faltó tiempo para emplear la reflexología de Bejte­
rev como herramienta para la transformación revolucionaria de la con­
ducta humana.
Por último, Konstantin Kornilov, cuya carrera prerrevolucionaria no
La crisis de la psicologia 83
había sido nada espectacular, entró en escena como el autor de la nueva 
psicología marxista. Sus investigaciones se centraban en la reacción sen­
sorio-motriz humana, la cual explicaba mediante una mezcla de elementos 
procedentes de lo que Wundt denominaba «cronometría mental» con las 
ideas de los funcionalistas norteamericanos y los principios del incipiente 
■conductismo. Pero, a diferencia de muchos otros psicólogos, Kornilov ha­
bía sido miembro del Partido Comunista, detalle que aparentemente cobró 
bastante importancia después de la revolución. Sin cambiar en esencia los 
métodos experimentales que empleaba, Kornilov se embarcó en ana ambi­
ciosa campaña cuya meta era crear la nueva «psicología marxista». La 
idea no era precisamente original: durante los años veinte, muchos entu­
siastas del método marxista hicieron numerosos intentos de crear apresura­
damente la «biología marxista», la «física marxista» y la «ciencia agrícola 
marxista». La mayoría de las veces la receta era la misma: se cogían una 
serie de métodos experimentales conocidos y se combinaban con algunas 
citas de Marx, Engels o Lenin, y el texto resultante se presentaba como 
ejemplo de la nueva ciencia.
Kornilov pasó revista a los textos clásicos del marxismo y seleccionó 
lo que le pareció relevante para la psicología. Según él, el marxismo, aun­
que estaba, construido sobre los fundamentos de la dialéctica hcgeliana, 
rompía decisivamente con la interpretación idealista de Hcgcl, según la 
cual el desarrollo es el desenvolvimiento de la Mente l5. Defendiendo el 
m aterialism o filosófico de la nueva p sico log ía ,,K ornilov identificaba 
como sus principales enemigos el idealismo metafísico clásico de Hegel, 
así como el moderno pseudomaterialismo de Ernst Mach y Richard Avena­
rius. Kornilov adoptó «la ley de la transformación de la cantidad en cuali­
dad», «la mutua penetración de los opuestos» y «la ley de la negación de 
la negación» como leyes fundamentales de la filosofía marxista. A conti­
nuación, empleaba ejemplos psicológicos para subrayar la validez de estas 
leyes. Según él, por ejemplo, los cambios cualitativos que se dan en la per­
cepción de «totalidades», descritos por la psicología de la Gestalt, reflejan 
la ley de la relación entre la cualidad y la cantidad l6.
A diferencia de los reflexólogos radicales, Kornilov conservó en su sis­
tema la noción de conciencia: «En las criaturas vivas que poseen sistemas 
nerviosos sumamente organizados, encontramos claramente la expresión 
de esas reacciones internas de las actividades del cerebro que llamamos 
“conciencia”, “pensamiento”, “psiquismo”... Así, pues, desde este punto 
de vista, la naturaleza de lo que llamamos “conciencia” o “psiquismo” es
84 La psicologia de Vygotski
indistinguible de la materia... y no es más que una de las propiedades de la 
materia en su estado de organización más elevado» l7. Al mismo tiempo, 
Kornilov señalaba que los fenómenos psicológicos no pueden identificarse 
con los procesos fisiológicos y llegaba a la conclusión de que la psicología 
debía ser una unidad de «lo subjetivo y lo objetivo». Kornilov sugería que 
la «reacción», definida como la respuesta del organismo a estímulos tanto 
físicos como sociales, debía considerarse como unidad metodológica de la 
investigación psicológica. Basándose en sus trabajos prerrevolucionarios, 
Kornilov distinguía entre la tasa de las reacciones, su intensidad y su 
forma, a lo cual añadió el significado social de la reacción.
La «reforma» que Kornilov introdujo en la psicología tuvo como con­
secuencia el abandono de la terminología de estados y procesos mentales y 
una limpieza casi ritual de todos los vestigios del pasado de Chelpanov 
que fueron barridos fuera del hogar de la psicología. Así es como Luria 
describió este bizarro proceso:
D e m om ento, la reforma [perestro ika ] de la psicología se realizaba de dos formas: 
en primer lugar, cambiando nombres; y en segundo, cambiando cosas de sitio. A 
la percepción la llamábamos, creo, «recepción de la señal para la reacción»; a la 
memoria, «conservación con reproducción de la reacción»; a la atención, «lim ita­
ción de la reacción»; a la em oción, «reacciones em ocionales»; en una palabra, en 
donde era posible y también en donde era im posible, introducíam os el término 
«reacción», creyendo sinceramente que estábam os realizando una labor seria e im ­
portante. Al m ism o tiem po, trasladábamos m uebles de un laboratorio a otro, y re­
cuerdo perfectamente que, cuando subía m esas por la escalera, estaba convencido 
de que justamente de este modo estábam os reformando el trabajo [psicológico] y 
sentando las nuevas bases de la psicología soviética ls.
El problem a de la conciencia
La comunicación que Vygotski presentó en el Congreso de Psiconeuro- 
logía de 1924, juzgada dentro de este contexto, era indudablemente atre­
vida. El programa de Vygotski para el estudio de la conciencia se vio desa­
rrollado en un artículo publicado el siguiente año en un libro compilado 
por Kornilov, cuyo título era Psicología y marxismo l9. En la primera pá­
gina de este artículo Vygotski definía el problema que habría de ser el cen­
tro de toda su carrera como psicólogo, el problema de qué es la conducta 
genuinamente humana: «Y, así, [en estos principios reficxológicos] no hay
La crisis de la psicologia 85
-ni una sola ley psicológica que formule la relación o dependencia que 
•existe entre los fenómenos que caracteriza la singularidad de la conducta 
humana y sus diferencias con la conducta de los anim ales.»20
Para comprender la singularidad de la conducta humana, Vygotski su- 
'gería que había que tener en cuenta el carácter histórico del comporta- 
imiento y el aprendizaje del ser humano: «El hombre no utiliza sólo la ex­
periencia heredada físicam ente. Toda nuestra vida, nuestro trabajo y 
nuestra conducta están basados en una utilización más extensa de la expe­
riencia de las generaciones anteriores, experiencia que no se transmite del 
padre al hijo durante el nacimiento. Convencionalmente, la denominamos 
“experiencia histórica”» 21. " 1 ’ ’ ■ f ! • •*
• Un segundo componente es la naturaleza social de la experiencia hu­
mana. El carácter social de la experiencia humana y la posibilidad de usar 
la comunicación interpersonal permiten a un individuo recurrir a la reserva 
casi infinita de experiencias de los demás. Pero este hecho cambia por 
completo la naturaleza de lo que denominamos «experiencia individual». 
La experiencia individual en sentido estricto pasa a ser un elemento más 
en el campo de experiencias que hay a disposición del individuo. Se puede 
decir literalmente que vivimos en las experiencias de los demás. El habla 
desempeña el papel decisivo en esta transformación del campo de nuestras 
experiencias. El habla es un tipo especial de estímulo que puede ser repro­
ducido por los individuos y mediante el cual éstos pueden identificarse 
con los demás. «En sentido amplio», decía Vygotski, «en el habla radica la 
fuente de la conducta social y de la conciencia» 22. Este análisis tenía una 
conexión directa con el viejo problema psicológico de cómo conocer la 
mente de otra persona. Según Vygotski, «somos conscientes de nosotros 
mismos porque somos conscientes de los demás, y por el mismo procedi­
miento mediante el cual somos conscientes de ellos, ya que nosotros, en 
relación con nosotros mismos, nos encontramos en la misma posición que 
los demás en relación a nosotros»13. Con esta proposición Vygotski lle­gaba a su tesis de la primacía del componente social en el desarrollo psico­
lógico: «... al elemento social de la conciencia le corresponde la primacía 
temporal y de hecho. El elemento individual se construye como algo deri­
vado y secundario...»
El último componente de la conducta genuinamente humana es su na­
turaleza desdoblada, como actividad mental y como acción externa. Vy­
gotski señalaba que, mientras que los animales se adaptan a su ambiente, 
el hombre adapta activamente el ambiente a sí mismo; de ahí la importan-
86 La psicologia de Vygotski
cia del trabajo y el uso de herramientas. Lo que diferencia la utilización de 
instrumentos por parte del ser humano de su utilización por parte de los 
pájaros que construyen un nido o las abejas que construyen colmenas es 
que, mientras que estos últimos obedecen a un instinto inmutable, los hu­
manos siguen en su actividad externa un diseño mental sometido a cons­
tantes cambios. En este contexto, Vygotski evocaba la frase de Marx según 
la cual hasta el peor de los arquitectos se distingue de la mejor de las abe­
jas porque el arquitecto tiene primero el proyecto en su cabeza. Esta doble 
naturaleza de la conducta humana, que consta de un plano mental, interno, 
además del plano activo, externo, no sólo requiere conciencia, sino que de 
hecho la postula como premisa fundamental de la conducta humana.
Para desarrollar sus ideas Vygotski se apoyaba en fuentes intelectuales 
que resultaban bastante insólitas para el libro Psicología y marxismo. Los 
puntos de referencia de Vygotski eran William James, Sigmund Freud, el 
filósofo neokantiano Paul Natorp y el fisiólogo Charles S. Sherrington. 
Vygotski se refería en términos elogiosos al intento psicoanalítico de ex­
plicar los procesos internos sobre la base de manifestaciones no intencio­
nales, pero objetivas, tales como el lapsus linguae y las asociaciones li­
b res. V ygotski estaba tam b ién fasc in ad o por la concepc ión de las 
emociones de James, según la cual éstas consistirían en la percepción 
consciente y secundaria de las propias reacciones afectivo-fisiológicas. 
Sherrington le proporcionó la noción de función integradora del sistema 
nervioso, que no sería un mero agregado de reflejos sino un sistema suma­
mente organizado.
Pero hay un autor al que Vygotski nunca mencionó cuyas ideas sobre la 
naturaleza social de la conducta eran posiblemente las más cercanas a las 
suyas: se trata del «conductista social» G. H. Mead. Fijémonos en las si­
guientes citas:
El problema es que Wundt parte de los yocs com o antecedentes del proceso social 
para explicar la com unicación en el seno de este proceso, cuando, al contrario, hay 
que expicar los yoes en función del proceso social y en función de la com unica­
ción 25.
Los gestos se convierten en sím bolos significativos cuando im plícitam ente des­
piertan en el individuo que los hace las m ism as respuestas que despiertan, o que se 
supone que despiertan, explícitam ente en otros individuos, aquellos a los que van 
dirigidos... El m ism o procedim iento que es responsable de la génesis y existencia 
de la mente o la conciencia — es decir, la adopción de la actitud del otro hacia uno 
m ism o, o hacia la conducta de uno m ism o— también implica necesariamente la
La crisis de la psicologia 87
génesis y existencia sim ultánea de sím bolos significativos, o gestos sign ificati­
vos
La afinidad entre estos dos pensadores pasó inadvertida a sus contem­
poráneos. Sólo se reparó en ella cuarenta años más tarde, y llevó a los psi­
cólogos del desarrollo a emprender el análisis comparado de los enfoques 
de Vygotski y Mead sobre la cuestión del lenguaje como instrumento de 
regulación «externa» de la conducta individual27. . , :
W ' Otro aspecto del trabajo de Vygotski,en el que reparamos sólo al consi­
derarlo de forma retrospectiva se refiere a su crítica de la unilateralidad 
«sustancialista» de que adolecen tanto la postura mentalista clásica como 
la reflcxológica. Para los reflexólogos, no sólo todo son reflejos, sino que 
además el sistema nervioso aparece como una especie de «sustancia» me­
tafísica de la que emanan físicamente los reflejos y a la que se recurre para 
explicarlos teóricamente. Lo mismo sucede con la psicología mentalista 
tradicional, que explicaba el fenómeno de la conciencia recurriendo a la 
noción teórica de conciencia. Ambas corrientes se encuentran atrapadas en 
un círculo vicioso en el que el objeto de estudio psicológico no se distin­
gue del principio explicativo. Los reflejos se definen como objeto de estu­
dio, pero también se utilizan como programa explicativo, y la misma pos­
tura se adoptaba respecto a los estados m entales. Como se sugiere en 
algunas interpretaciones recientes, la distinción entre objeto de estudio y 
principio explicativo es probablemente la aportación epistemológica más 
importante hecha por Vygotski en sus primeros trabajos psicológicos. La 
conclusión implícita es que, si la conciencia ha de convertirse en objeto de 
estudio de la psicología, entonces habrá que referirse a alguna otra dimen­
sión de la realidad durante la explicación: «Hay que buscar este estrato de 
la realidad, un estrato cuya función es la conciencia» 28. La actividad so­
cialmente significativa puede, entonces, ser esa dimensión y servir como 
esquema explicativo. , ,,
: Vygotski emprendió un análisis epistem ológico a gran escala de las 
cuestiones fundamentales de la psicología en su siguiente obra de entidad: 
El significado histórico de la crisis de la psicología. Este trabajo fue ter­
minado en 1927 y, durante algún tiempo, se consideró como una introduc­
ción histórica y filosófica para un volumen más amplio en preparación so­
bre el desarrollo de las funciones mentales superiores. Pero como sucedió 
con muchas de las otras obras de Vygotski, la Crisis no fue publicada 
hasta 198229. ............. .. .
88 La psicología de Vygotski
La crisis de la psicología : i
La Crisis constituye la evaluación de Vygotski sobre la situación de la 
psicología contemporánea, y es también una critica metateórica (o «meto­
dológica», como Vygotski la denominaba) de las perspectivas de la psico­
logía. La primera tarea se encontraba conectada de modo inmediato con el 
intento por parte de Vygotski de encontrar un lugar para su propio pro­
grama psicológico en el sistema general de la psicología tal y como apare­
cía ante sus ojos. La segunda tarea surgía del convencimiento de Vygotski 
acerca de la imposibilidad de hacer avanzar a la psicología como ciencia 
positiva si antes no se definía su posición epistemológica en relación con 
su objeto de estudio, la conducta y la m ente hum anas, y en relación 
con sus poderosos rivales, la filosofía y la fisiología. El problema episte­
mológico se ponía de manifiesto en la urgente necesidad de una psicología 
general, que Vygotski concebía como una teoría metapsicológica cuyo ob­
jeto serían manifestaciones concretas c históricamente específicas de la in­
vestigación psicológica: «... mediante el análisis de la realidad científica 
queremos obtener una idea clara de la esencia de la psicología individual y 
social como dos aspectos de una sola ciencia, y del destino histórico de 
am bas»30.
Desde el punto de vista estilístico, la Crisis es como un fragmento de 
la corriente de conciencia de Vygotski proyectada sobre el papel, con los 
giros abruptos, los saltos y pausas elípticas propios del diálogo interior. 
Esta peculiar característica del trabajo de Vygotski fue puesta de relieve 
recientemente por un historiador, David Joravsky, cuya conclusión era que 
la contraposición por parte de Vygotski de la fe en la psicología unificada 
frente al pluralismo incoherente de la cultura contemporánea tenía «el acre 
sabor del absurdo modernista» 3I. En muchos aspectos, la Crisis es una 
obra insólita para un psicólogo, aunque sólo sea por lo atípico que resulta 
que la psicología, como ciencia inductiva, ofrezca una crítica metateórica 
antes de haber formulado un programade investigación ppsitivo. Sin em ­
bargo, hay que advertir que la atmósfera de los años veinte era propicia a 
anteponer todo tipo de proyectos generales a la investigación concreta. 
Buena parte de las controversias psicológicas giraba en torno a lo que de­
bía ser, y no a lo que realmente era la psicología. Muchas veces, a las par­
tes implicadas les importaba más el desacuerdo sobre la perspectiva de la 
disciplina que el acuerdo sobre los métodos de investigación. Probable­
mente así era el espíritu de los años veinte, época en que los proyectos so-
La crisis de la psicología 89
cíales se valoraban más que los logros económicos, y en que, por ejemplo, 
. los conceptos arquitectónicos se juzgaban por sus versiones dibujadas so­
bre el papel más que por sus realizaciones de ladrillo y cem ento32.
Vygotski comenzaba su análisis de la crisis de la psicología contempo­
ránea señalando el importante papel desempeñado por el cambio en lo que 
se considera «tipo» y lo que se considera «variación». Los estudios de la 
psicología mentalista clásica sobre las respuestas subjetivas a estímulos 
objetivos se llevaban a cabo con la suposición tácita de que el hombre 
adulto sano era el «tipo», mientras que los niños, las mujeres y los enfer­
mos mentales eran la «variación». Desde el punto de vista teórico, esto ve­
nía a significar que un niño es un adulto subdesarrollado cuyas funciones 
mentales, aun siendo cualitativamente idénticas a las del adulto, son cuan­
titativamente inferiores. Por consiguiente, el nivel mental del niño puede 
estimarse evaluando la distancia que tiene que cubrir para alcanzar el nivel 
adulto. Asimismo, un enfermo mental es una persona cuyos procesos cog­
nitivos y conductuales constituyen una variación respecto al tipo normal.
Con el advenimiento de los nuevos sistemas psicológicos, tales como 
la reflexología, el conductismo y el psicoanálisis, se produjo un cambio en 
el acuerdo tácito acerca del tipo. En el psicoanálisis, la mujer histérica se 
convirtió en tipo y la teoría estaba construida de tal modo que la conducta 
de los hombres adultos sanos era una variación de ese tipo. La inversión 
del papel de la psicopatología respecto a la psicología normal resultó espe­
cialm ente pronunciada en la teoría del «físico y el carácter» de Ernst 
K retschm er33. Kretschmer tomó la tipología psicopatológica como base 
para desarrollar la tipología de los caracteres normales. Por ejemplo, el ca­
rácter esquizoide ya no se consideraba como una desviación del tipo nor­
mal, sino que, por el contrario, se consideraba que algunas características 
del conocimiento normal derivaban del conocimiento correspondiente al 
tipo de carácter esquizoide. •' ‘ '• '. •■¡i-
Procesos semejantes se estaban produciendo en la reflexología y en el 
conductismo. En estaj dos corrientes, la conducta animal se tomaba como 
base para comprender la conducta humana. Pavlov sostenía que, mientras 
que el progreso en la fisiología de la conducta es decisivo para compren­
der las funciones psicológicas, lo contrario no es verdad: «Pavlov no sólo 
quiere conseguir la independencia de su propio campo de investigación, 
sino que además quiere hacer extensiva la influencia y dominio de éste a 
todas las esferas del saber psicológico...»34. El reflejo salivar del perro se 
convirtió en paradigma para comprender la conducta del hombre; la con-
90 La psicología de Vygotski
ducta del animal se tomaba como tipo y la conducta hum ana aparecía 
como variación. Lo más importante de este cambio de tipos era que se ha­
bía roto un acuerdo tácito y distintas escuelas de psicología habían empe­
zado a promover sus tipos respectivos como paradigmas naturales de in­
vestigación descartando los tipos a lternativos por co n sid erarlo s no 
científicos. . . .
Parece importante que mencionemos, a este respecto, que la prolifera­
ción de tipos no se detuvo con los modelos psicopatológico y animal des­
critos por Vygotski. A su debido tiempo, el modelo animal fue superado 
por el modelo de los computadores o del procesamiento de inform ación35. 
Históricamente, este cambio adoptó la forma de una reñida batalla entre 
los pavlovianos, que no querían abandonar la interpretación fisicista de la 
conducta como respuestas fisiológicas a estímulos físicos, y los defensores 
de un nuevo modelo cuya noción fundamental era la de procesamiento de 
información y cuyo prototipo de la conducta era la simulación por ordena­
d o r36. Cuando el grupo que defendía el procesamiento de información lo­
gró finalmente la victoria, las operaciones de los ordenadores se convirtie­
ron en el tipo mientras que los equivalentes humanos de estas operaciones 
han pasado a ser las variaciones. Actualmente, el tipo basado en el ordena­
dor está sometido a un continuo asedio por quienes lo consideran dema­
siado pobre para cum plir su función y creen que la noción de procesa­
miento de información da tan sólo una versión aproximada y pobre de lo 
que puede hacer el lenguaje humano. Se han hecho ya algunos intentos 
preliminares de formular un nuevo tipo constituido por un proceso crea­
tivo y posiblemente, de modo más restringido, por la «facultad de escri­
bir». Desde esta nueva perspectiva, un lenguaje comunicativo normal, por 
ejemplo, será considerado una «variación» del tipo constituido por el len­
guaje literario37.
Estos cambios están directamente relacionados con los dos enfoques 
metodológicos alternativos que definía Vygotski: el enfoque «de arriba 
abajo» y el enfoque «de abajo arriba», en los que «arriba» y «abajo» re­
presentan procesos más y menos avanzados, respectivamente. Partir de un 
reflejo para intentar explicar la totalidad de la conducta humana es proce­
der de abajo arriba. Pero el movimiento opuesto, de arriba abajo, pasar de 
las funciones más complejas a las más primitivas, también es legítimo. Se­
ñalando que interpretar la conducta animal como una variación de la con­
ducta humana no tiene por qué ser necesariamente antropomorfista, Vy­
gotski argum entaba de la siguiente m anera: «A m enudo había serias
r
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m
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f e ; í*+; 
li¿'.
Íív-y
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La crisis de la psicología 91
le*.*
razones metodológicas que imponían esa dirección a la investigación: la 
psicología subjetiva no podía actuar de otro modo. Ésta veía en la psicolo­
gía humana la clave de la psicología animal; en las formas superiores, la 
clave para comprender las formas inferiores. Y es que el investigador no 
tiene por qué seguir siempre el camino seguido por la naturaleza; a veces,
■ es mejor seguir el camino inverso» 38. En apoyo de esta tesis Vygotski ci­
ta b a una conocida idea de Marx, de acuerdo con la cual el estudio de los 
sistemas económ icos y sociales históricam ente más avanzados es una 
: clave para comprender los menos avanzados. Por una parte, el sistema más 
avanzado, como la economía capitalista, conserva reliquias de las relacio­
nes sociales y económicas, ya desaparecidas, del feudalismo, y, por otra, el 
capitalismo desarrolla por completo aquellas capacidades que se encontra­
ban en estado embrionario en la sociedad precapitalista. Cuando partimos 
del punto de llegada, resulta mucho más fácil comprender todo el proceso 
de desarrollo y el significado de cada uno de sus estadios. Vygotski afir­
maba que el método de arriba abajo había sido beneficioso para distintas 
disciplinas; su posible aplicación en la psicología era aún objeto de contro­
versia. Esta controversia entre los modelos animales y humanos sólo será 
resuelta por una futura psicología general, y cuál sea la solución dada a 
esta cuestión será algo decisivo para el destino de esta ciencia. . ’
El camino hacia esa psicología general futura pasa por la crítica meta- 
psicológica de las escuelas de psicología existentes, cada una de las cuales 
pretende poseer un sistema explicativo adecuado que puede ser la base de 
la psicología general. Según la psicología mentalista tradicional, esa base 
la proporciona la noción de estados psicológicos subjetivosa los que sólo 
puede acceder el propio individuo. La reflexología. por su parte, pretende 
que esa base la establece la noción de reflejo, que sirve para explicar la to­
talidad de la conducta humana. El psicoanálisis afirma que la psicología 
general debe descansar sobre los fundamentos proporcionados por los im­
pulsos inconscientes. Vygotski señalaba a este respecto que «un hecho 
cualquiera, expresado sucesivamente mediante los conceptos de cada uno 
de estos tres sistemas, adopta tres formas completamente distintas; más 
exactamente, tres aspectos diferentes del mismo hecho; o, todavía mejor, 
tres hechos distintos»39. r ••■v I
No es sólo en las conclusiones en lo que difieren los introspcccionistas, 
los reflexólogos y los psicoanalistas, sino que, de hecho, difieren en los 
hechos mismos con los que operan. El complejo de Edipo es un hecho em­
pírico para los psicoanalistas, pero para muchos psicólogos infantiles no es
92 La psicología de Vygotski
más real que los cálculos de los astrólogos. Para los conductistas, lo que 
los mentalistas denominan «pensamiento» es un fenómeno secundario que 
refleja la conducta motriz original. Pero los mentalistas niegan que exista 
este vínculo empírico. Para Pavlov no tiene sentido decir que un perro re­
cuerda algo, porque en su teoría científica la memoria es una palabra va­
cía, no un hecho empírico.
La realidad de las teorías y hechos psicológicos en conflicto revela un 
problema científico y filosófico fundamental relativo al origen y desarrollo 
del hecho científico. Vygotski deliberadamente planteó este problema de* 
forma paradójica. Por una parte, «en todo concepto científico natural, por 
elevado que sea su grado de abstracción respecto al hecho empírico, siem­
pre queda un grumo, un residuo de la realidad concreta a partir de cuyo co­
nocimiento científico ha surgido...»; pero, por otra, «en cualquier hecho in­
mediato aislado, aunque sea el más empírico, el más “crudo” de los hechos 
científicos naturales, hay ya presente una primera abstracción»40. Vygotski, 
además, subrayaba la diferencia entre la realidad empírica que viene inme­
diatamente dada a las personas, y la misma realidad interpretada como he­
cho científico. La física opera con «hechos» tales como la materia, los 
cuerpos y los movimientos físicos, todos los cuales son abstracciones cien­
tíficas. La «energía de la formación del vapor» se considera una entidad fí­
sica, es decir, empírica, pero ¿quién puede decir que se haya topado alguna 
vez con ella? Vygotski fue aún más lejos y planteó una cuestión fundamen-, 
tal sobre el papel del habla en la percepción del mundo. Tan pronto como 
empleamos una palabra ya estamos en presencia de una generalización. 
«Una palabra ya es una teoría», decía Vygotski recordando una máxima 
que había leído en el libro de Potebnya. Las ideas de Vygotski a este res­
pecto seguían las del lingüista norteamericano Edward Sapir cuyas obras 
ejercieron considerable influencia sobre la interpretación vygotskiana del 
lenguaje. Según Sapir, «es obvio que el lenguaje posee el poder de analizar 
la experiencia en elementos disociables desde el punto de vista teórico y 
crear ese mundo de lo potencial entremezclado con lo real que permite a los 
seres humanos trascender lo inmediatamente dado en sus experiencias indi­
viduales y unirse en una comprensión común más am plia»41.
La diferencia entre la experiencia inmediata y el hecho científico no 
sólo reside en la naturaleza lingüística y conceptual de este último, sino 
que además refleja la disparidad fundamental que existe entre el mundo de 
la experiencia y el mundo de la ciencia. Por ejemplo, en algunos animales 
se han descubierto formas químicas de percepción que el ser humano no
• La crisis de la psicologia 93
----------------------------------------- -—-— ------------------------------------------------------
puede experimentar, es decir, que no pueden convertirse en un hecho expe- 
jfe rimentado en la vida humana. Pero sí pueden convertirse en una realidad 
^ científica y ser tratados como hechos científicos. El ejemplo más revelador 
•i de esta disparidad es el fenómeno de la salida y la puesta del Sol, que se 
!' experimenta universalmente como el movimiento del Sol alrededor de la 
Tierra. El hecho científico de que es la Tierra la que se mueve alrededor 
\ del Sol no sólo contradice el hecho experimentado de que el sol se levanta, 
;; sino que además no puede hacer nada por cambiar la percepción humana. 
’ ■ Sin llegar a utilizar de hecho estos términos, Vygotski expuso el enfrenta­
miento entre el enfoque fenomenológico, según el cual la fuente primaria 
de conocimiento psicológico es el hecho experim entado, y el enfoque 
científico-conceptual, que sólo opera con hechos científicos. n 
, La disparidad entre los hechos y principios experimentados y los he­
chos y principios científicos, y sus diferentes ritmos de adquisición en la 
infancia, se convirtió en uno de los temas principales de Pensamiento y 
lenguaje. Este mismo problem a, oscurecido durante algún tiempo por 
otras cuestiones psicológicas y educativas, fue replanteado recientemente 
por el psicólogo soviético de la educación Vasili D avidov42. El análisis de 
los hechos científicos que realiza Davidov aparece en un contexto muy es­
pecífico: la lucha por reformar los contenidos y los métodos de enseñanza 
en la Unión Soviética. Los métodos tradicionales, según Davidov, se basan 
en las experiencias diarias de un estudiante, las cuales hay que agrupar y 
abstraer para llegar a las nociones científicas tales como las nociones de 
número y energía. La tesis de Davidov es que este enfoque es esencial­
mente erróneo porque oscurece la diferencia fundamental que existe entre 
la realidad experimentada y la realidad científica. La única lógica de la ge­
neralización de que disponían las formas tradicionales de enseñanza era la 
lógica empirista del filósofo del siglo xvn John Locke. Como la tarca de 
la educación, desde el punto de vista de Davidov, es desarrollar en el estu­
diante una visión científica del mundo, se deduce que desde el comienzo 
mismo de la enseñanza escolar habrá que enseñar hechos y principios 
científicos teóricos. El camino correcto es, por consiguiente, el que lleva 
de la abstracción y el hecho científico a las ideas y hechos cotidianos co­
rrespondientes. Más adelante discutiremos este problema; por el momento 
baste con llamar la atención sobre el hecho de que una antigua observa­
ción metodológica de Vygotski acerca de la oposición entre hechos cientí­
ficos y hechos experimentados recibió una importante respuesta cincuenta 
años más tarde. •
94 La psicología de Vygotski
Otro importante paralelismo con la idea de Vygotski de que los hechos 
científicos están «cargados de teoría» apareció en el contexto del debate 
que sobre la filosofía de la ciencia sacudió a la comunidad científica norte­
americana entre la década de los sesenta y los setenta. En aquel período el 
blanco de las críticas eran las teorías positivistas del conocimiento y la de­
finición de ciencia como acumulación de hechos experimentalmente proba­
dos. En este caso el reto más importante provenía de la noción de revolu­
ciones científicas de Thomas Kuhn y la teoría anarquista del conocimiento 
de Paul Feyerabend 43. Kuhn resaltaba la total imposibilidad de interpretar 
los hechos científicos fuera del contexto de la tendencia dominante en la 
comunidad científica, designada con el hoy popular término de «para­
digma». Por ejemplo, el descubrimiento de estrellas «nuevas», que por su­
puesto se podían haber observado con anterioridad, se produjo inmediata­
mente después de la transición del paradigma físico de la Tierra inmóvil al 
paradigma heliocéntrico defendido por Copémico. Esas estrellas se convir­
tieron en un hecho científico y empírico sólo después de que cambiase por 
completo la concepción científica del mundo.
Feyerabend también exploró el resultado de fundir los hechos empíri­
cos («apariencias») con ciertasproposiciones acerca de ellos, lo cual daba 
lugar a «interpretaciones naturales»: «eliminemos todos los hechos natu­
rales, y habrem os elim inado tam bién la capacidad de pensar y per­
cibir» M. Las ideas teóricas están orgánicamente fundidas con los denomi­
nados «datos empíricos». El reconocim iento de este hecho lleva a una 
nueva interpretación de cómo habría que efectuar la investigación cientí­
fica. La mejor investigación científica consiste en la interacción y con­
frontación entre una teoría nueva, formulada explícitamente, y unas ideas 
más antiguas que impregnan el lenguaje de la observación y los hechos. 
Los hechos mismos dependen de ontologias cambiantes. A causa de ello, 
algunos problem as — y esto parece especialm ente característico de la 
psicología y otras ciencias sociales— nunca se resuelven, sino que desa­
parecen. Feyerabend mencionaba problemas tales como la trayectoria de 
los electrones o el comportamiento de los demonios, los cuales han des­
aparecido como consecuencia de cambios en la ontologia del mundo fí­
sico.
Los sistem as de conocim iento basados en ontologias diferentes son 
«inconmensurables», y sus discrepancias no se pueden resolver empírica­
mente. Como veremos más adelante, Vygotski era muy consciente de la 
tendencia de distintos sistemas psicológicos a convertirse en visiones del
La crisis de la psicología 95
• mundo que lo abarcan todo, lo cual supone que sus propias ontologias son 
inconmensurables con las demás. • •
$ El reconocimiento de que los hechos psicológicos están cargados de 
teoría permitió a Vygotski poner en evidencia la vaciedad que había detrás 
de la pretcnsión por parte de la psicología moderna de que era estricta­
mente empírica. En primer lugar, Vygotski resaltó el hecho de que históri­
camente la definición de la psicología como disciplina empírica aparece de 
forma negativa, más que positiva. El em pirism o definía su psicología 
como «psicología sin alma» o «psicología sin metafísica», es decir, negati­
vamente, como algo que no está basado en un fundamento metafísico. En 
determinados contextos históricos, tales como el de la lucha con la psico­
logía metafísica o el de la confrontación entre racionalismo y empirismo, 
una definición como la anterior tiene su mérito. Pero en los años veinte, 
cuando todas las escuelas psicológicas pretendían pertenecer a la corriente 
empírica, la noción de empirismo se convirtió en algo vacío de contenido 
y engañoso. Oscurecía dramáticamente los diferentes postulados no empí­
ricos en los cuales las escuelas rivales basaban su actividad psicológica. 
Vygotski señalaba que, mientras que el psicoanálisis al menos reconocía 
abiertamente su componente metapsicológico, las demás escuelas se nega­
ban a indagar en sus fundamentos metapsicológicos, no empíricos. El uso 
de la lógica empirista y la negativa a reflexionar sobre su propia posición 
teórica condujo a la psicología a una situación absurda, cuando debería ha­
ber sido definida como una «ciencia natural de fenómenos no naturales». 
La psicología empirista intentaba esconderse detrás de los hechos, pero 
cada hecho delataba su base y contexto teórico. . i j . ,;
Lo que Vygotski presentaba como una desafortunada tendencia general 
se convirtió en realidad plenamente elaborada en la ciencia de la conducta 
norteamericana, casada con el positivismo lógico. Stephen Toulmin y Da­
vid Leary reconstruían así esa realidad: «En primer lugar, los psicólogos 
tenían que liberarse de los vínculos que les unían a la verborrea de la espe­
culación filosófica prçcedente; después, tenían que crearse una tabula rasa 
teórica: un campo vacío o un espacio conceptual plano en espera de la 
erección de un vasto emporio científico libre de infecciones; y, por último, 
tenían que alzar de novo nuevas “construcciones lógicas”, a medida que el 
material de construcción les fuese siendo suministrado por los experimen­
tos controlados»45. 1 •
El problema de las múltiples psicologías se resolvió negando la admi­
sión a todos aquellos hechos que no encajaban en el esquema del positi-
96 La psicologia de Vygotski
vismo lógico. Pero, como acertadamente predijo Vygotski, el culto a los 
hechos empíricos no liberó al neoconductismo de la necesidad de desarro-? 
llar sus propias reglas relativas a la interpretación de los hechos. Buena 
parte de la labor desarrollada por los psicólogos norteamericanos durante 
los años treinta y cuarenta tuvo más que ver con procedimientos científi­
cos de decisión que con conductas reales 46. La estrecha afinidad entre la 
metodología ncoconductista y el positivismo lógico hizo que la transición 
de los problemas puramente conductuales a las generalizaciones filosófi­
cas pareciese bastante natural. Y a eso es precisamente a lo que Vygotski 
se refería: el hecho empírico siempre es sólo el punto de partida; el princi* 
pió general «escondido» tras este hecho se pondrá inevitablemente de ma­
nifiesto cuando la noción científica se desarrolle pasando de su «princi­
pio» empírico a su «final» filosófico. El análisis detallado de este proceso 
es uno de los temas centrales de la Crisis.
Analizando la evolución de sistemas psicológicos tales como la refle- 
xología, el psicoanálisis y la psicología de la Gestalt, Vygotski mostró que 
en su desarrollo existía un patrón uniforme que transcurría desde su descu­
brimiento inicial a su transformación en visiones del mundo que lo abarca­
ban todo.
El desarrollo de cada uno de estos sistemas comenzó con un descubri­
miento o una observación empírica inicial que resultaba de importancia 
para la revisión de los puntos de vista existentes en un campo determinado 
de la psicología. En ese momento comienza el primer estadio en el des­
arrollo de una idea, en el cual la idea aparece de forma empírica, como por 
ejemplo sucedió con el descubrimiento del reflejo condicionado salivar en 
los perros, la observación del movimiento aparente por los psicólogos de 
la Gestalt o el tratamiento de las neurosis histéricas por Freud.
En el segundo estadio de su desarrollo, la idea inicial adquiere forma 
conceptual convirtiéndose así en un concepto generalizado. Como tal, co­
mienza a mostrar pretensiones en relación con fenómenos psicológicos y 
campos de conocimiento relacionados con él. En este estadio, los vínculos 
entre el concepto generalizado y el descubrimiento inicial están ya debili­
tados. Pero la idea que se está convirtiendo en un concepto generalizado 
«independiente» sólo existe gracias a que el descubrimiento inicial sigue 
alimentando su reputación científica y prestándole legitimidad. En este es­
tadio es posible distinguir entre una idea como concepto original generali­
zado y como principio explicativo. Por ejemplo, en la reflexología el con­
cepto generalizado de conducta va acompañado del principio explicativo
La crisis de la psicologia 97
* de reflejo, y en el psicoanálisis el concepto de inconsciente se explica mc- 
diante el principio de la libido. ';•<*: ; ••: 1 ■: ’•
I';. $ En el tercer estadio, el concepto generalizado actúa en coordinación 
con el principio explicativo y se hace aplicable a todos los problemas de 
t una disciplina dada. El concepto corta ahora de forma definitiva sus cone- 
'í xiones con el descubrimiento inicial. Al hacerse extensivo a la totalidad de....... v
% la psicología, transforma la disciplina, pero al mismo tiempo también se 
transforma el concepto. El concepto generalizado y el objeto de la psicolo- 
% gía son capturados por el principio explicativo en expansión: toda la con­
ducta se convierte en una suma de reflejos condicionados, o en una tran- 
formación de la libido, o en un cambio de Gestalten. .
- En el cuarto estadio, se produce un nuevo desacoplamiento entre el 
concepto generalizado y el principio explicativo: «La idea seguirá siendo 
un principio explicativo en la medida en que trascienda los límites del 
concepto básico; porque, como hemos visto, explicar significa traspasar 
las fronteras propias en busca de una causaextema. Tan pronto como la 
idea [como principio explicativo] coincida por completo con el concepto 
básico, ya no explicará nada»47. La consecuencia es que el principio expli­
cativo se separa del objeto de estudio de la psicología convirtiéndose en 
una ideología o visión del mundo. En ese momento, según Vygotski, la 
idea suele derrumbarse bajo el peso de su enorme deuda intelectual. Deja 
de existir como principio intelectual independiente y se mezcla con una de 
las filosofías dominantes de su tiempo. V . ■¿•Y i:! ‘ ‘i -*»s
El psicoanálisis se originó, según Vygotski, en descubrimientos especí­
ficos relativos al campo de la psicopatología de las neurosis. Se había de­
mostrado «la determinación subconsciente de una serie de fenómenos psí­
quicos» y «la sexualidad oculta en una serie de actividades y formas que 
hasta entonces no se habían relacionado con el campo de lo erótico»48. 
Gradualm ente el concepto generalizado relacionado con este descubri­
miento concreto, apoyado por el éxito, de las técnicas terapéuticas corres­
pondientes, se ampliójpara cubrir otros temas, como la psicopatología de 
la vida cotidiana y la psicología infantil. En el curso de este movimiento 
expansionista, el psicoanálisis llegó a alcanzar rincones de la psicología 
tan remotos como la etnopsicología y la psicología del arte. Pero esta ex­
pansión condujo al psicoanálisis fuera de la psicología: «... la sexualidad 
se convirtió en un principio metafísico en la línea de otras ideas metafísi­
cas; el psicoanálisis, en una concepción del mundo; la psicología, en una 
metapsicología. El psicoanálisis posee su propia teoría del conocimiento y
98 La psicología dg Vygotski
su propia metafísica... El comunismo y el tótem, la Iglesia y la obra de 
Dostoyevski, el ocultismo y los anuncios, el mito y los inventos de Leo­
nardo da Vinci, no son más que sexo disfrazado y enmascarado, sexo y 
nada m ás»49. '•
Puede distinguirse un patrón similar en la evolución del concepto de 
reflejo. En esta ocasión, el punto de partida eran las investigaciones expe­
rimentales de Pavlov sobre el reflejo salivar de los perros. La idea de re­
flejo condicionado abandonó posteriormente su esfera de aplicación origi­
nal y se aplicó a o tros fenóm enos de la conducta. En el sistem a de 
Bejterev ya se había ampliado a los fenómenos de la conducta lingüística, 
el sueño, el pensamiento y la creatividad. Distintos campos de la psicolo­
gía, entre ellos las psicologías social, educativa y clínica, se vieron englo­
bados bajo la etiqueta de la reflexología: «Ana Karenina y la cleptomanía, 
la lucha de clases y el paisaje, el lenguaje y los sueños son también refle­
jos» Como en el caso del psicoanálisis, según el cual todos los tipos de 
conducta aparecían como derivaciones de impulsos libidinales, la reflexo­
logía presentaba los mismos fenómenos conductualcs como derivados de 
los reflejos condicionados. La reflexología dejó así de ser una mera teoría 
científica convirtiéndose en una visión del mundo con sus propios proyec­
tos sociales, y con una epistemología e incluso una estética propias.
Vygotski creía que todas las pretensiones metateóricas de las distintas 
escuelas de psicología que acabamos de mencionar no eran más que sínto­
mas reveladores de la crisis de la psicología. Aunque los síntomas resulta­
sen a menudo grotescos, expresaban, de esa forma distorsionada, el deseo 
genuino y legítimo de los psicólogos de establecer una teoría metapsicoló- 
gica y formular un método inmanente de indagación psicológica. Lo que 
superficialmente podía parecer una lucha caricaturesca por la supremacía 
entre distintas escuelas correspondía, en un nivel más profundo, a una preo­
cupación genuina por la falta de coherencia de la psicología como ciencia.
Antes de pasar a analizar la respuesta que dio Vygotski a esta crisis de 
la psicología, vamos a dar un salto en el tiempo de cinçuenta años para ver 
qué ha sucedido con la idea de una psicología unificada y coherente meto­
dológicamente. El texto de referencia que analiza el estado actual de la 
psicología como disciplina científica independiente es el artículo de Sig­
mund Koch «Naturaleza y lím ites del conocimiento psicológico» 5I. El 
análisis de Koch revela la existencia de dos momentos significativos. En 
primer lugar, el hecho de que, durante los años treinta y cuarenta, el neo- 
conductismo americano estuviese a punto de alcanzar una base metodoló-
La crisis de la psicología 99
gica unificada para la psicología, pero a costa de hacer caso omiso de 
otros enfoques alternativos y elaborar lo que Koch llama «conocimiento 
l asignificativo». En segundo lugar, el hecho de que, desde los comienzos 
£ del declive de la teoría neoconductista, se ha observado una pronunciada
■J? tendencia al fraccionamiento teórico y sustantivo, más que a la integra-
ción. • '• i .
L- Según Koch, había buenas razones para que la psicología siguiese este 
curso de desarrollo. En diferentes épocas, distintos aspectos de la con- 
o f ducta, la mente y la personalidad han ocupado la vanguardia de la investi*
•g- gación psicológica, pero, tras estos objetivos más limitados, siempre ace-
SSf chaba el fin último de explicar la totalidad del ser humano. Reformulando
las ideas de Koch con palabras un poco distintas, la psicología ha inten­
d i ’ tado repetidamente comprender al ser humano —ese objeto de estudio pre- 
sumiblemente universal— con medios de investigación sorprendentemente 
limitados y ciertamente no universales. Los resultados tan poco satisfacto­
rios que tuvieron estos intentos podían preverse con facilidad. Para resol­
ver la paradoja del objeto universal frente a los medios particulares, pare­
cía que el ncoconductismo americano estaba dispuesto a prescindir de la 
universalidad humana. Para conseguirlo, había que «poner entre parénte­
sis» al ser humano y centrarse sobre la conducta, que sería un objeto de es­
tudio por sí misma. Pero hasta una meta tan limitada como ésta era difícil 
i de alcanzar. Como demuestra Koch en su penetrante análisis, los neocon-
'■ ductistas no se atuvieron a las reglas del positivismo lógico que, según
ellos mismos, eran la premisa metateórica de toda investigación científica. 
El paso siguiente fue el empirismo radical de B. F. Skinner, que declaró su 
rechazo a cualquier dispositivo de organización teórica. El declive del 
ncoconductismo y el resurgimiento de la fragmentación de la psicología 
resulta, en mi opinión, no del hecho de que la teoría comportamental no 
consiguiese alcanzar la pureza lógico-positiva, sino de la insatisfacción, a 
veces inconsciente pero, no obstante, muy real, que sienten los psicólogos 
respecto a lo que han producido. Los datos sobre la «conducta»,;divorcia­
dos de los problemas importantes relacionados con la universalidad hu­
mana, eran «asignificativos» no sólo para los críticos externos sino tam­
bién para los mismos psicólogos. Ciertos mecanismos «compensatorios» 
evocados por esta «asignificación» guardan un estrecho parecido con los 
que describió Vygotski. Por ejemplo, B. F. Skinner no paraba de saltar de 
los datos empíricos sobre el condicionamiento operante obtenidos con ani­
males de laboratorio a vastos proyectos sociales y educativos. El compo-
100 La psicología de Vygotski
ncnte empírico original parece garantizar el status científico de la idea, y 
este último garantiza su relevancia para el hombre. La paradójica coexis­
tencia de estos dos componentes permitió al condicionamiento operante 
actuar como visión del mundo sin abandonar su status de enfoque cientí­
fico particular. ' .
La solución que proponía Koch al problema de la particularidad de la 
psicología frente a la universalidad humana era reafirmar la universalidad 
del ser humano al mismo tiempo que liberaba a la psicología de ser una 
disciplina unificada o científica. -j
Mi postura es que se reconozca por fin la falta de cohesión de la psicología reem­
plazándola por alguna locución del tipo de «los estudios psicológicos» ... Además,los m ecanism os de organización conceptual, los lenguajes técnicos («paradigmas», 
si se prefiere) de que disponen los distintos estudios psicológicos son... perspectívi- 
cos, dependientes de la sensibilidad del indagador, y a menudo inconmensurables... 
Cada teoría — dependiendo de sus propósitos analíticos, sus metas predictivas o 
prácticas, su sensibilidad perceptiva, su capacidad de formación de metáforas, y sus 
repertorios d iscrim inativos previos— efectuará cortes perceptivos asistem ática- 
mente distintos en un m ism o dom inio. Identificarán «variables» o texturas y con­
tornos de sign ificado marcadamente distintos se leccionados y agrupados según 
principios diferentes. Los cortes, las variables, los conceptos, con toda probabili­
dad, establecerán distintos universos de discurso, aunque sean v a g o s5Í.
Koch predecía, además, que esos «universos de discurso psicológico» 
gravitarían generalmente en tomo a dos polos distintos: uno de ellos sería 
un discurso biológico y de ciencias naturales, y el otro, un discurso especí­
fico de las ciencias humanas.
Tras esta breve incursión en la reflexión introspectiva de la psicología 
de los años ochenta, retomemos al análisis de Vygotski de las distintas res­
puestas que se dieron a la crisis de la psicología en los años veinte. El pri­
mer tipo de respuesta era negar la crisis. La negación era posible para 
quienes eran insensibles a las contradicciones teóricas y para quienes la 
teoría psicológica es por definición un ejercicio de eclecticismo. Vygotski 
señalaba a Chelpanov como representante de este tipo. Chelpanov estaba 
dispuesto a admitir cualquier idea o enfoque sin que su mutua inconmen­
surabilidad le perturbase lo más mínimo. Vygotski creía que este tipo de 
eclecticism o es incom patible con el genuino progreso científico. Los 
eclécticos pueden ser buenos «profesores, organizadores y animadores cul­
turales», pero no son capaces de producir resultados científicos importan-
La crisis de ia psicologia 101
tes. Cabe preguntarse si Vygotski habría mantenido su mala opinión de los 
eclécticos como Chelpanov de haber sabido lo rígida que podía llegar a ser 
la opinión científica no ecléctica. También cabría desear que Vygotski se 
hubiese ocupado con más detalle de la diferencia entre el eclecticismo 
como postura teórica y el pluralismo como política científica. Si tenemos 
cn cuenta el historial de Chelpanov como académico y organizador, parece 
plausible que lo que Vygotski tomó por una postura teórica fuese cn reali­
dad la actitud de Chelpanov respecto a la política científica, que permitió a 
sus ayudantes y estudiantes realizar muchos tipos distintos de investiga­
ción psicológica. Por último, cabe preguntarse si el pluralismo ó la Chel­
panov no es la única garantía verdadera contra el imperialismo de princi­
pio único que con tanto éx ito e jerc ieron los n coconductistas y los 
pavlovianos por igual. :■ •
El segundo tipo de respuesta a la situación de crisis de la psicología 
consistía en dividir las teorías en dos grupos: «mi teoría y las que son erró­
neas». Según Vygotski, esta fue la postura adoptada por J. B. Watson y 
otros conductistas en Estados Unidos y por Bejterev en Rusia. Para ellos, 
la crisis era una línea divisoria que separaba las fuerzas del pasado, que 
estaban equivocadas, y la psicología del futuro — la suya— , que tenía ra­
zón. Vygotski ridiculizaba esta interpretación egocéntrica de la crisis, pero 
aparentemente no llegó a darse cuenta del todo del poder destructivo que 
esc «egocentrismo» tenía en la psicología. La historia posterior de la cien­
cia de la conducta pavloviana en la Unión Soviética y del neoconductismo 
cn los Estados Unidos puso de manifiesto lo dañina que puede ser la exis­
tencia de una única metodología «correcta y autocorrcctiva».
Una importante fuente de información sobre la crisis de la psicología 
es el lenguaje que ésta utiliza. Vygotski creía que la terminología no es un 
mero atributo externo sin importancia, sino un verdadero espejo que re­
fleja el estado de la psicología: «...la palabra, al dar nombre a un hecho, 
da también la filosofía de ese hecho, su teoría y su sistema. Cuando digo 
“conciencia del color”, hay cn mí unas asociaciones científicas; el hecho 
se ve incorporado a una serie de fenómenos; yo le confiero un significado. 
Cuando digo “reacción al blanco” , todo es completamente distinto» 33. Se­
gún Vygotski, el lenguaje psicológico de la época de la crisis revelaba un 
conglomerado de: (a) palabras procedentes del lenguaje cotidiano, (b) ves­
tigios del lenguaje filosófico, y (c) palabras tomadas del léxico de las cien­
cias naturales. Vygotski m encionaba al psicólogo de la G estalt Kurt 
Koffka como científico que reconocía claramente la existencia de diferen-
102 La psicologia de Vygotski
tes vocabularios y discursos psicológicos. La conducta humana, según 
Koffka, tiene dos aspectos: uno de ellos está abierto a la investigación 
científico-natural, la cual presupone, a su vez, conceptos funcionales; el 
otro aspecto tiene que ver con la experiencia y presupone un lenguaje des-! 
criptivo54. El lenguaje cotidiano que con tanta frecuencia se usa en los es­
critos psicológicos oscurece esta importante dicotomía entre el discurso 
explicativo y el descriptivo. ‘i
La dicotomía term inológica no tiene importancia en sí misma, sino 
como señal de la división esencial entre dos grandes grupos de teorías psi­
cológicas que gravitan hacia dos tipos distintos de conocimiento. No hay 
que confundir las escuelas rivales que revelan su tendencia a convertirse 
en visiones globales del mundo con enfoques potencialmente reconcilia­
bles. Las posturas adoptadas por las distintas escuelas se basan en distintos 
tipos de conocim iento mutuamente cxcluyentes. La conclusión de Vy­
gotski era que, en última instancia, la multiplicidad de psicologías podía 
reducirse a tan sólo dos tipos: la psicología explicativa científico-natural y 
la psicología descriptiva filosófico-fenomcnológica55. El desarrollo de las 
ideas psicológicas que se estaba produciendo de hecho en la época de 
la crisis ponía de manifiesto la necesidad de una metateoría psicológica, 
que tendría que ser inevitablemente o científico-natural o fenomenológico- 
humanista.
Vygotski reconocía que esta dicotomía tenía una larga historia y apare­
cía bajo distintos nombres, tales como enfoque «nomotético» frente a en­
foque «idiográfico», conocimiento natural frente a conocimiento histórico, 
o teoría causal frente a teoría intencional, en las obras de W. Windclband, 
H. Rickert, W. Dilthey, y más recientemente en las de Hugo Münsterberg y 
Ludwig Binswangcr. Las ideas del psicoanalista suizo Binswanger atraje­
ron a Vygotski porque expresaban claramente la necesidad que tenía la 
psicología de una metateoría, en forma de epistemología del conocimiento 
psicológico56. Asimismo, Binswanger no dudaba en identificar la línea di­
visoria entre los dos campos principales de la psicología como el criterio 
del enfoque científico-natural de los fenómenos psicológicos. Otro prota­
gonista de la Crisis de Vygotski era el psicólogo germano-americano Hugo 
Münsterberg, figura fascinante para Vygotski porque parecía personificar 
la naturaleza escindida de la psicología. Como teórico, Münsterberg afir­
maba que la psicología causal sólo era capaz de proporcionar respuestas a 
cuestiones formuladas artificialmente, y que la experiencia humana reque­
ría comprensión, más que explicación. Pero al mismo tiempo, como pió-
La crisis de la psicología 103
nero de la psicología aplicada c industrial. Münsterberg reconocía que sólo 
el método causal y explicativo de las ciencias naturales era apropiado para 
abordar los problemas aplicados e industriales57. De manera que Münster- 
bcrg siguió desarrollando, como teórico coherente, dos enfoques mutua­
mente excluyentes de la conducta humana. •*!
¡■yLa postura del propio Vygotski era fundamentalmente la de cronista y 
crítico de la crisis. A la hora detomar partido, parecía decantarse por el de 
la psicología científica, explicativa, pero con la siguiente reserva de al­
cance: «... también dejamos abierta otra cuestión: la de si la psicología es 
de verdad una ciencia natural en sentido estricto...» 58. Vygotski explicaba 
a continuación que, puesto que la psicología no había sido comprendida 
aún como teoría social y cultural, la psicología científica se identificaba 
con una ciencia natural. Pero la futura metateoría tendría que ocuparse de 
dilucidar cómo sería posible que la psicología fuese una forma de conoci­
miento materialista y científica y, al mismo tiempo, social y cultural. ;
Vygotski dirigió una proporción considerable de su vena crítica contra 
aquellos colegas, incluido su «jefe», Kornilov, que sostenían que la «psi­
cología marxista» era una alternativa viable tanto para la psicología cientí­
fico-natural como para la psicología fenomenológica. Para empezar, Vy­
gotski no estaba de acuerdo con el uso que estos autores hacían del 
marxismo. En su opinión, los psicólogos soviéticos no buscaban el apoyo 
del marxismo «donde era preciso», no asimilaban el material «que era ne­
cesario», y, finalmente, no usaban este material «de la form a cn que había 
que hacerlo» 59. Merece la pena prestar atención a las críticas de Vygotski 
aunque sólo sea porque los procedimientos que critica estaban destinados 
a convertirse en una característica habitual de la teoría psicológica sovié­
tica entre los años veinte y los años cincuenta, e incluso posteriormente.
Vygotski ridiculizaba el extendido método de seleccionar citas fortuitas 
de las obras de Marx y Engels para presentarlas como una postura mar­
xista respecto a la psicología. Vygotski resaltaba el hecho — ya que para él 
eso era un hecho— <Ie que ni el propio Marx ni sus seguidores poseyeron 
nunca ninguna noción de método psicológico. Ni siquiera puede encon­
trarse en sus escritos ningún componente epistemológico de una teoría psi­
cológica. Según él, «los psicólogos marxistas» buscaban el material erró­
neo porque lo que querían era una fórm ula marxista ya confeccionada que 
fuese aplicable a los fenómenos psicológicos. Pero una «fórmula» como 
esa sólo podría alcanzarse como colofón de un proceso teórico que todavía 
no había comenzado. Por último, Vygotski creía que las ideas marxistas se
104 La psicología de Vygotski
utilizaban erróneamente porque la «psicología marxista» adoptaba una 
postura autoritaria y dogmática que paralizaba la crítica e impedía la libre 
búsqueda de la verdad científica ®°.
Todos estos abusos del marxismo, según Vygotski, provenían de la 
misma raíz: la incomprensión de la naturaleza de la crisis de la psicología. 
Ningún sistema filosófico, incluido el marxismo, puede convertirse en su­
cedáneo de la metateoría psicológica, y la única aportación legítima del 
marxismo sería ayudar a desarrollar esa metateoría. Esto era válido no 
sólo para la psicología sino también para todos los campos del conoci­
miento; no había ninguna fórmula mágica marxista que pudiese resolver 
sus problemas: «La aplicación directa de la teoría del materialismo dialéc­
tico a los problemas de las ciencias naturales, especialmente al grupo de 
las ciencias biológicas o a la psicología, es imposible, igual que es imposi­
ble aplicarla directamente a la historia y a la sociología» 6I.
La idea de Vygotski era que si la psicología tenía algo que aprender de 
Marx, tendría que escribir su propio El Capital, en el mismo sentido en 
que El Capital sirvió de metateoría de la economía del siglo x d í. Durante 
el resto de su vida Vygotski buscó este nuevo enfoque metateórico que ha­
ría científica a la psicología, pero no a costa de la naturalización de la con­
ciencia humana, y que haría uso del método marxista sin degenerar en una 
«psicología marxista».
Filosofía de la práctica
Pero, si ni el empirismo ateórico ni la «psicología marxista» podían 
proporcionar una salida a la crisis, ¿de dónde vendría ésta entonces? Vy­
gotski dio a esta pregunta una respuesta dialécticamente paradójica: ¡De la 
crisis misma! Para ello, sin embargo, había que rectificar la valoración de 
la crisis, pasando a considerarla como un fenómeno positivo en lugar de 
negativo. Para comprender la crisis como un avance positivo había que 
descubrir primero la contradicción básica — en el sentido hegeliano y crea­
tivo del término— que subyacía a todos los síntomas de la crisis.
Según Vygotski, tras la aparente disputa en tomo a la teoría psicológica 
general de los años veinte había dos fuerzas principales: la epistemología 
y la práctica. Para comprender la crisis era necesario realizar una crítica 
epistemológica de las filosofías de investigación fundamentales reveladas 
por la crisis, y el programa crítico desarrollado en la Crisis de Vygotski
pt.
era un prim er paso en esa dirección. Pero también había que tener en 
4 cuenta la segunda fuerza principal — la práctica— . Fue en los años veinte 
cuando la psicología se hizo por primera vez totalmente consciente de los 
aspectos prácticos asociados con las tareas y problemas industriales, fo­
renses, educativos y de salud mental. Vygotski creía que este encuentro 
con los problemas prácticos forzaría a la psicología a revisar sus propios 
principios siguiendo las líneas dictadas por las exigencias de la práctica. 
El horizonte práctico ampliaría los horizontes de la psicología y la obliga­
ría a echar una nueva mirada a la gran riqueza de conocimientos psicológi­
cos prácticos acumulados durante siglos por la religión, la política, la in­
dustria y la milicia. En todas esas esferas de la vida la tarea de organizar y 
controlar la conducta humana era de capital importancia y ha dado lugar a 
la acumulación de una gran cantidad de principios psicológicos. Habría 
que usar procedimientos analíticos para «extraer» e identificar esos princi­
pios. Según Vygotski, cualquier situación práctica, desde el trabajo indus­
trial a la redacción de un poema lírico, podría usarse como un experimento 
cultural cuyo escenario son la mente y la conducta humanas. Lo que en un 
experim ento «real» se consigue controlando estímulos y respuestas, en 
un experimento cultural de este tipo se conseguiría mediante procedimien­
tos teóricos de análisis y síntesis. Sería erróneo, por consiguiente, concebir 
la psicología práctica como la aplicación de teorías previamente estableci­
das. Habría que invertir esta relación: la práctica seleccionaría sus propios 
principios psicológicos y, en última instancia, crearía su propia psicología.
Los componentes práctico y epistemológico de la crisis no deberían 
considerarse problemas independientes; ambos tienen un centro común: la 
filosofía de la práctica. Vygotski estaba convencido de que, al buscar un 
método general de investigación psicológica, acabaríamos por llegar inevi­
tablemente al problema de la práctica: «Método [del griego meta , “hacia”, 
y hodos, “camino”] significa camino; y lo entendemos como medio de co­
nocimiento; pero un camino está determinado en todos sus puntos por el 
destino al que condece. Por eso, la práctica [como meta] reorganiza la me­
todología de la ciencia en su totalidad» 62. ■ Ayr.'rpiinuó.'.v- vM ‘ .
Esta idea constituye el punto culminante del análisis de la crisis de la 
psicología efectuado por Vygotski. Los análisis posteriores van más allá de 
Vygotski, pero están inspirados por la idea de la práctica como fuerza mo­
triz de la crisis. El problema fundamental es ahora la crítica de la filosofía 
de la práctica. Si se supone que la teoría psicológica ha de corresponderse 
con determinadas prácticas, la cuestión fundamental es con qué clases de
La crisis de la psicología 105
106 La psicologia de Vygotski
práctica. Resulta significativo que, al trabajar con la teoría psicológica, 
Vygotski encontrase los mismos problemas que los científicos sociales ha­
bían descubierto y siguen discutiendo en el contexto de la teoría general 
de la actividad social humana. El punto de partida de

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