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El tesoro de la memoria 95 do a los resultados de las investigaciones an- tes mencionadas, si le damos un significado emocional a la información o habilidad que queremos aprender, necesitaremos de un me- nor tiempo o esfuerzo de repaso. Si el número de teléfono que quiero recordar es de la per- sona que me gusta y que por lo tanto preten- do marcarlo en varias ocasiones en mi vida, seguro lo recordaré por más tiempo aún des- pués de marcarlo la primera vez. Una vez que entendemos cómo fun- ciona la memoria, podemos comprender por qué olvidamos tan fácilmente dónde quedó la pluma con la que estábamos escribiendo, dado que dejar estos objetos en alguna parte es uno de los sucesos más cotidianos y por lo tanto poco significativos, en cambio, es más fácil recordar el día en que conocí a mi pareja, incluso hasta los detalles; recuerdo cómo era el clima ese día, entre otras cosas. Los conte- nidos de las clases que llevamos diariamente también son parte de una rutina cotidiana y por lo tanto corren el riesgo de ser pasados a la bandeja de “papelera” con mucha facilidad. Pero no te preocupes, rompe con la cotidianidad de la información que recibes y