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BEEKE, Joel El culto familiar

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CONTENIDO 
Fundamentos teológicos del culto familiar 
 
El deber del culto familiar 
 
La implementación del culto familiar 
 
Objeciones contra el culto familiar 
 
Motivaciones para el culto familiar 
 
Apéndeci 1- Guía para el culto familiar 
 
Apéndice 2 – John Paton se va de casa 
 
Índice de tectos bíblicos 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fundamentos teológicos del culto familiar 1 
Toda iglesia desea crecer. Sin embargo, es sorprendente ver cuán pocas iglesias buscan 
promover el crecimiento interior enfatizando la necesidad de criar a los hijos en la verdad 
del pacto. Pocos se esfuerzan realmente por entender la razón de que tantos adolescentes se 
conviertan en miembros nominales con una simple fe teórica, o de que abandonen la verdad 
evangélica a cambio de doctrinas y formas de adoración ajenas a la Biblia. 
Creo que una de las razones principales de este fracaso es la falta de énfasis en el 
culto familiar. En muchas iglesias y hogares, el culto familiar es algo opcional, oa lo sumo, 
es una práctica superficial tal como bendecir brevemente la mesa antes de las comidas. En 
consecuencia, muchos niños crecen sin ninguna experiencia ni idea de la fe y la adoración 
cristiana como realidades cotidianas. 
Cuando mis padres celebraron sus cincuenta años de matrimonio, sus cinco hijos 
decidimos agradecerles alguna cosa sin ponernos de acuerdo en qué. Increíblemente, los 
cinco agradecimos a nuestra madre por sus oraciones, y los cinco dimos gracias a nuestro 
padre por dirigir el culto familiar de los domingos por la noche. Mi hermanodijo: «Papá, el 
recuerdo más antiguo que guardo es de las lágrimas que corrían por tu rostro cuando los 
domingos por la tarde nos enseñaste, usando El progreso del peregrino , cómo el Espíritu 
Santo conduce a los creyentes. Cuando yo tenía tres años, Dios te usó durante el culto 
familiar para convencerme de que el cristianismo es real. Sin importar cuánto me desviara 
años más tarde, nunca pude cuestionar seriamente la realidad del cristianismo, y quiero 
agradecerte por eso ». 
¿Queremos ver un avivamiento entre nuestros hijos? Recordemos que Dios usa a 
menudo la restauración del culto familiar para producir un avivamiento en la iglesia. Por 
ejemplo, el pacto eclesiástico redactado en 1677 por la congregación puritana de 
Dorchester, Massachusetts, incluyó el compromiso de «reformar nuestras familias, tomando 
parte nosotros mismos en trabajar aplicadamente por establecer ante nosotros y mantener en 
ellas la adoración de Dios; y andar en nuestros hogares con corazones perfectos, 
cumpliendo fielmente todos los deberes domésticos, educando, instruyendo, y ordenando a 
nuestros hijos y familias guardar los caminos del Señor » 1 . 
Tal como marcha el hogar, marcha la iglesia, y así marcha también la nación. El 
culto familiar es un factor sumamente decisivo en el funcionamiento del hogar. 
Pero no es el único factor, por supuesto. El culto familiar no sustituye los demás 
deberes de los padres. Sin el ejemplo de los padres, el culto familiar es inútil. La enseñanza 
que surge espontáneamente a lo largo de un día típico es crucial, pero los momentos 
establecidos de adoración familiar son también importantes. El culto familiar es la basede la 
crianza bíblica de los hijos. 
En este folleto, examinaremos el culto familiar bajo cinco encabezados: (1) 
fundamentos teológicos, (2) deber; (3) implementación; (4) objeciones; y (5) motivaciones. 
 
Los fundamentos teológicos del culto familiar están arraigados en el mismo ser de 
Dios. El apóstol Juan nos dice que el amor de Dios es inseparable de su vida trinitaria. Su 
amor es extrovertido y desbordante. Cada persona de la Trinidad comparte el carácter 
bendito de este amor con los demás. Dios nunca ha sido un individuo solitario carente de 
algo en sí mismo. El Padre, el Hijo y el Espíritu comparten eternamente entre sí la plenitud 
de la luz y el amor. 
El majestuoso Dios trino no se moldeó a sí mismo a partir de nuestras familias. En 
lugar de eso, moldeó el concepto terrenal de la familia a partir de sí mismo. Nuestra vida 
familiar refleja ligeramente la vida de la Santa Trinidad. Es por eso que Pablo habla de «el 
Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien recibe el nombre toda la familia en el cielo y en 
la tierra» (Ef 3: 14–15). Desde la eternidad, el amor entre las personas de la Trinidad era tan 
grande que el Padre decidió crear un mundo de personas que, aunque finitas, tendrían 
personalidades que reflejarían al Hijo. Siendo conformadas al Hijo, las personas podrían 
entonces participar de la santidad y el gozo benditos de la vida familiar de la Trinidad. 
Dios creó a Adán a su propia imagen, y creó a Eva a partir de Adán. De ellos provino 
la familia humana completa, de modo que la humanidad puede tener compañerismo con 
Dios en el marco de un pacto. Como una familia de dos personas, nuestros primeros padres 
adoraban reverentemente a Dios mientras él andaba con ellos en el jardín del Edén (Gn 3: 
8). 
No obstante, Adán desobedeció a Dios convirtiendo el gozo de la adoración y de la 
comunión con Dios en miedo, culpa, y alejamiento. Como nuestro representante, Adán 
rompió la relación entre la familia de Dios y la familia de la humanidad. Sin embargo, el 
propósito de Dios no podía ser frustrado. Mientras Adán y Eva aún estaban delante de Dios 
en el Paraíso, él pronunció un nuevo pacto — el pacto de gracia—, y les habló de su Hijo, 
quien como descendiente de la mujer rompería el poder de Satanás sobre ellos, y aseguraría 
para ellos las bendiciones de este pacto de gracia (Gn 3:15). Mediante la obediencia de 
Cristo a la ley y su sacrificio por el pecado, Dios abrió el camino para salvar pecadores 
satisfaciendo al mismo tiempo su justicia perfecta. El Cordero sería sacrificado en el 
Gólgota para quitar el pecado del mundo, de manera que pobres pecadores como nosotros 
pudiéramos ser restaurados para cumplir nuestro verdadero propósito: glorificar, adorar, y 
tener comunión con el Dios trino. Como dice 1 Juan 1: 3, «en verdad nuestra comunión es 
con el Padre y con su Hijo Jesucristo». 
Dios se relaciona con la raza humana por medio de pactos y liderazgos —o 
representación—. En la vida diaria, los padres representan a los hijos, un padre representa a 
su esposa ya sus hijos, los oficiales de la iglesia representan a los miembros de la iglesia, y 
los legisladores representan a los ciudadanos. En la vida espiritual, cada persona es 
representada ya sea por el primer o por el último Adán (ver Romanos 5 y 1 Corintios 
15). Este principio de representación se hace visible a lo largo de toda la Escritura. Por 
ejemplo, se nos habla de la descendencia piadosa de Set, o de que Noé y Job ofrecieron 
sacrificios en beneficio de sus hijos (Gn 8: 20-21; Job 1: 5). Dios organizó la raza humana 
en familias y tribus, y se relacionó en gran medida con ellos a través del liderazgo del 
padre. ComoDios dijo a Abraham: «En ti serán benditas todas las familias de la tierra» (Gn 
12: 3). 
La economía mosaica mantuvo el principio de que la familia es representada por el 
padre en la adoración y en la comunión con Dios. El libro de Números, particularmente, se 
centra en la relación de Dios con su pueblo en términos de familias y líderes. El padre debía 
liderar a la familia en la adoración pascual e instruir a sus hijos sobre el significado de esta. 
El rol del padre como líder en la adoración continuó a lo largo de la monarquía 
israelita y en los días de los profetas del Antiguo Testamento. Por ejemplo, Zacarías predijo 
que, cuando el Espíritu Santo fuera derramado en una época futura, las personas lo 
experimentarían como un Espíritu de gracia y de súplica, el cual los movería, familia por 
familia, a un lamento amargo y sincero. Se mencionan familias particulares según sus 
líderes y padres: la casa de David, la de Natán, la de Leví, y la de Simei (Zac 12: 10-14). 
Larelación entre la adoración y la vida familiar continua en los tiempos del Nuevo 
Testamento. En su sermón de Pentecostés, Pedro reiteró la promesa hecha a Abraham, el 
padre de los fieles (Ro 4:11), declarando a los judíos que «la promesa es para ustedes y para 
sus hijos y para todos los que están lejos» ( Hch 2:39). En 1 Corintios 7:14, Pablo nos dice 
que la fe de uno de los padres establece para los hijos el estatus de santidad, privilegio, y 
responsabilidad asociada al pacto. La iglesia del Nuevo Testamento, que incluyó a los hijos 
con sus padres como miembros del cuerpo (Ef 6: 1–4), y la experiencia de creyentes 
individuales tales como Timoteo (2Ti 1: 5; 3:15), afirman la importancia de la fe y de la 
adoración al interior de las familias. 
Como concluye Douglas Kelly, «La religión familiar, que depende en gran medida 
de que el jefe de hogar conduzca diariamente a la familia ante Dios en adoración, es una de 
las estructuras más poderosas que el Dios fiel a los pactos ha establecido para expandir la 
redención a través de las generaciones; para que, de este modo, incontables multitudes 
pueden ser llevadas a tener comunión con y adorar al »Dios vivo en el rostro de 
Jesucristo 2 . 
 
 
 
 
 
 
 
El deber del culto familiar 2 
Dada la importancia del culto familiar como una fuerza poderosa capaz de ganar 
incontables millones para la verdad del evangelio a través de las épocas, no debería 
sorprendernos que Dios exija a las cabezas del hogar hacer todo lo posible para guiar a sus 
familias en la adoración del Dios vivo. Josué 24: 14-15 dice: «Ahora pues, teman al Señor y 
sírvanle con integridad y con fidelidad. Quiten los dioses que sus padres sirvieron al otro 
lado del río y en Egipto, y sirvan al Señor. Y si no les parece bien servir al Señor, escojan 
hoy a quién han de servir: si a los dioses que sirvieron sus padres, que estaban al otro lado 
del río [es decir, en Ur de los caldeos], oa los dioses de los Amorreos en cuya tierra habitan 
[es decir, aquí en Canaán]. Pero yo y mi casa serviremos al Señor ». 
En este texto debemos observar tres cosas: primero, Josué no consideró como algo 
opcional adorar o servir al Dios vivo. En el versículo 14, Josué acaba de ordenar a Israel 
temer al Señor. Ahora, en el versículo 15, enfatiza que el Señor desea ser adorado y servido 
de manera voluntaria y deliberada en nuestras familias. 
Segundo, en el versículo 15 Josué usa su propio ejemplo para imponer el servicio a 
Dios en las familias. 
El versículo 1 deja claro que se está dirigiendo a los jefes de hogar. El versículo 15 
declara que Josué hará lo que quiere que todas las demás familias de Israel hagan: 
«serviremos al Señor». Josué tiene tal autoridad sobre su familia, que habla por la familia 
entera. Dado: «pero yo y mi casa serviremos al Señor». Varios factores refuerzan esta audaz 
declaración: 
• • Cuando Josué hace esta declaración, tiene más de 100 años. Su celo es 
extraordinario siendo un hombre mayor. 
• Josué sabe que dentro de poco ya no tendrá control directo sobresufamilia; 
Dioslehadichoquemorirápronto.Sinembargo, Josué confía en que, una vez muerto, 
seguirá influyendo sobre su familia y que esta no abandonará la adoración. 
• • Josué sabe que en Israel queda mucha idolatría; acaba de decirle al pueblo que se 
deshaga de los dioses falsos (v. 14). Él sabe que su familia nadará contra la 
corriente al continuar sirviendo al Señor, pero declara enfáticamente que, de todos 
modos, eso es lo que harás. 
• • El registro histórico muestra que la influencia de Josué era tan amplia que, durante 
al menos una generación, la mayor parte de la nación siguió su ejemplo. Josué 
24:31 dice: «Israel sirvió al Señor todos los días de Josué y todos los días de los 
ancianos que sobrevivieron a Josué [es decir, la siguiente generación] y que han 
conocido todas las obras que el Señor había hecho por Israel» . ¡Qué alentador para 
los padres temerosos de Dios saber que la adoración instaurada por ellos en el 
hogar puede durar generaciones después de ellos! 
Tercero, en el versículo 15, la palabra servir es un término inclusivo. En la Escritura, 
se traduce muchas veces como adoración . La palabra original no solo incluye servir a Dios 
en cada esfera de nuestras vidas, sino también en actos especiales de adoración . Quienes 
interpretan las palabras de Josué en términos vagos y ambiguos pasan por alto esa 
enseñanza clave. Josué estaba pensando en varias cosas, incluyendo la obediencia a todas 
las leyes ceremoniales que abarcaban el sacrificio de animales. Estas apuntaban al Mesías 
venidero, cuyo sacrificio cruento, hecho por los pecadores una sola vez, sería eficaz para 
siempre 1 . 
Sin duda, todo esposo, padre, y pastor temeroso de Dios debería decir con Josué: 
«Pero yo y mi casa serviremos al Señor. Lo buscaremos, lo adoraremos, y le oraremos 
como familia. Leeremos su palabra, abundante en instrucciones, y reforzaremos sus 
enseñanzas en nuestra familia ». Como representante, cada padre debe darse cuenta de que, 
como dice Kelly, «el principio de representatividad inherente en las relaciones pactuales de 
Dios con nuestra raza indica que el líder de cada familia debe representar a esta delante de 
Dios en la adoración divina, y que la atmósfera espiritual y el bienestar personal de esa 
familia en el largo plazo se verá afectado en gran medida por la fidelidad —o el fracaso— 
del líder familiar en esta área » 2 . 
Según la Escritura, Dios debería ser servido en actos especiales de adoración al 
interior de las familias en las siguientes tres maneras: 
 
(1) Instruyéndose diariamente en la palabra de Dios . Dios debería ser adorado 
mediante la lectura y la instrucción diaria basada en su palabra. A través de preguntas, 
respuestas, e instrucciones, padres e hijos deben interactuar diariamente en relación con la 
verdad sagrada. Como dice Deuteronomio 6: 6–7, «Estas palabras que yo te mando hoy, 
estarán sobre tu corazón. Las enseñarásdiligentemente a tus hijos, y hablarás de ellas 
cuando te sientes en tu casa y cuando andes por el camino, cuando te acuestes y cuando te 
levantes »(cf. Dt 11: 18-19). 
Este texto prescribir actividades Diarias Que acompañan la acción de acostarse por 
la noche ¿, Levantarse por la Mañana, Sentarse en la casa, y andar por el camino. En un 
hogar ordenado, estas actividades se llevan a cabo en momentos específicos del día. 
Dan diariamente la oportunidad de tener momentos regulares y consistentes de 
instrucción. Moisés no estaba sugiriendo sostener una charla breve, sino la conversación y 
la instrucción diligente que fluyen del corazón ardiente de un padre. Moisés dice que los 
dichos de Dios deben estar en el corazón de un padre. Los padres deben 
enseñar diligentemente estas palabras a sus hijos. 
En el Nuevo Testamento, un texto paralelo es Efesios 6: 4: «Y ustedes, padres, no 
provoquen a ira a sus hijos, sino críenlos en la disciplina e instrucción del Señor». Cuando 
los maridos no pueden cumplir este deber en persona, deben animar a sus esposas a llevar a 
cabo este precepto. Por ejemplo, Timoteo se benefició mucho de la instrucción diaria de una 
madre y de una abuela que temían a Dios. 
 
(2) Orando diariamente al trono de Dios. Jeremías dice: «Derrama tu furor sobre las 
naciones que no te reconocen, y sobre las familias que no invocan tu nombre» (Jer 10:25, 
NVI). Aunque es cierto que en el contexto de Jeremías 10:25 la palabra familias se refiere a 
clanes, esta palabra también se aplica a familias individuales. Las unidades mayores se 
componen de unidades menores. Si la ira de Dios cae sobre clanes o grupos de familias que 
descuidan la oración comunitaria, ¿cuánto más sobre las familias individuales que se 
rehúsan a invocar su nombre? Todas lasfamilias deben invocar el nombre de Dios, o de lo 
contrario, se someterán ellas mismas al disgusto de él. 
A menos que la providencia divina lo impida, las familias deben orarjuntas cada 
día. Considera Salmo 128: 3: «Tu mujer será como fecunda vid en el interior de tu casa; tus 
hijos como plantas de olivo alrededor de tu mesa ». Las familias comenzaron y beben en sus 
mesas la provisión diaria de un Dios generoso. Para hacerlo cristianamente, la familia debe 
seguir 1 Timoteo 4: 4–5: «Porque todo lo creado por Dios es bueno y nada se debe rechazar 
si se recibe con acción de gracias; porque es santificado mediante la palabra de Dios y la 
oración ». Si quieres comer y beber para la gloria de Dios (1Co 10:31), y la comida que te 
dispones a comer ha de ser apartada para ese propósito, Pablo dice que debes santificarla 
con oración. Y tal como pedimos que lo que comeremos y beberemos sea santificado y 
bendecido para nutrir nuestros cuerpos, deberíamos orar pidiendo que Dios bendiga su 
palabra para nutrir nuestras almas. «El hombre no solo vive de pan, sino que vive de todo lo 
que procede de la boca del Señor» (Dt 8: 3; Mt 4: 4). 
Además, ¿no cometen las familias pecados cada día? ¿No quieres buscar el perdón a 
diario? ¿No las bendice cotidianamente Dios de muchas maneras? ¿No estas bendiciones 
ser reconocidas diariamente con acción de gracias? ¿No debería la familia reconocer 
diariamente a Dios en todos sus caminos, rogándole que dirija sus senderos? ¿No debe cada 
día encomendarse al cuidado y la protección de él? Como dijo Thomas Brooks: «Una 
familia que no ora es como una casa sin techumbre, abierta y expuesta a todas las tormentas 
del cielo». 
 
(3) Cantando diariamente la alabanza de Dios. Salmo 118: 15 dados: «Voz de júbilo 
y de salvación hay enlas tiendas de los justos; la diestra del Señor hace proezas ». Esta es 
una clara referencia al canto. El salmista dice que este sonido está (y no simplemente 
que debería estar ) en las tiendas de los justos. Philip Henry, padre del afamado Matthew 
Henry, creía que este texto proporciona una base bíblica para el canto de salmos en las 
familias. Sostenía que el canto alegre proviene de las tiendas individuales de los justos. Se 
refiere tanto al canto familiar como al canto en el templo. Por lo tanto, el sonido del júbilo y 
de la salvación debería brotar diariamente de los hogares familiares. 
De manera similar, Salmo 66: 1–2 dice: «Aclamen con júbilo a Dios, habitantes de 
toda la tierra; canten la gloria de su nombre; hagan gloriosa su alabanza ». Aquí, el deber de 
alabar a Dios cantando se asigna a todas las tierras, naciones, familias, y personas. Segundo, 
nuestras canciones deben ser los salmos divinamente inspirados que exhiben el honor de su 
nombre —el verbo «cantar» ( zamar ) corresponde a la raíz de la palabra «salmo» 
( mizmor ), y en otras partes se traduce como «cantar salmos »(Sal 105, 2; cf. St 5, 13) -
. Tercero, debemos alabarlo de manera digna, en voz alta (2Cr 20:19) y con gracia en el 
corazón (Col 3:16), para que su alabanza sea gloriosa. 
El Señor debe ser adorado cada día mediante el canto de salmos. Dios es glorificado 
y las familias son edificadas. Puesto que estas canciones son palabra de Dios, cantarlas es 
un medio de instrucción que ilumina el entendimiento. Cantar promueve la devoción 
generando ardor en el corazón. Se estimulan las gracias del Espíritu en nosotros, y se induce 
nuestro crecimiento en gracia. «Que la palabra de Cristo habite en abundancia en ustedes, 
con toda sabiduría, enseñándose y amonestándose unos a otros con salmos, himnos y 
canciones espirituales, cantando a Dios con acción de gracias en sus corazones»(Colosenses 
3:16). 
Jefes de hogar, debemos implementar el culto familiar en casa. Dios exige que lo 
adoremos no solo en privado como individuos, sino públicamente como miembros del 
cuerpo y la comunidad del pacto, y socialmente como familias. El Señor Jesús es digno de 
ello, la palabra de Dios lo ordena, y nuestra conciencia afirma que es nuestro deber. 
Nuestras familias deben lealtad a Dios. Él nos ha colocado en una posición de 
autoridad para guiar a nuestros hijos en el camino del Señor. Somos más que amigos y 
consejeros de nuestros hijos: como maestros y autoridades de ellos en el hogar, nuestro 
ejemplo y liderazgo son cruciales. Revestidos de autoridad santa, debemos a nuestros hijos 
enseñanza profética, intercesión sacerdotal, y guía real (ver Catecismo de Heidelberg, 
pregunta 32). Debemos dirigir el culto familiar por medio de las Escrituras, la oración, y los 
cánticos 3 . 
Quienes pastores debemos amorosamente informar a los líderes familiares de 
nuestras iglesias que deben ordenar a sus familias adorar a Dios como lo hizo Abraham: 
«Porque yo sé», dijo Dios, «que mandará a sus hijos ya su casa después de sí, que guarden 
el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio, para que haga venir Jehová sobre Abraham 
lo que ha hablado acerca de él »(Gn 18:19, RV60). 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
La implementación del culto familiar 3 
A continuación encontrarás algunas sugerencias que te ayudarán a establecer un culto 
familiar que honre a Dios en tu hogar. Confiamos en que esto evitará dos extremos: un 
enfoque idealista, inalcanzable aun para el hogar más temeroso de Dios, y un enfoque 
minimalista, que abandona el culto familiar diario porque el ideal parece tan inalcanzable. 
 
 
La preparación del culto familiar 
Aun antes de empezar el culto familiar, debemos orar en privado pidiendo que Dios 
bendiga ese culto. A continuación debemos planificar qué haremos, dónde , y en qué 
momento. 
 
1. Qué . En términos generales, esto incluye instrucción en la palabra de Dios, 
oración ante el trono de Dios, y cantos para la gloria de Dios. Sin embargo, debemos 
determinar más detalladamente el culto. 
En primer lugar, ten biblias, ejemplares del Salterio 1 y hojas de canto para todos los 
hijos que sepan leer.Para aquellos que no pueden hacerlo por ser demasiado pequeños, lee 
unos cuantos versículos bíblicos y selecciona un texto para memorizar como 
familia. Díganlo varias veces todos juntos en voz alta, y luego refuérzalo con una breve 
historia bíblica que ilustre el texto. Toma un momento para enseñar a los niños una o dos 
estrofas de una selección del Salterio, y anímalos a cantar contigo. 
Si se trata de niños pequeños, procura usar libros que incluyan una guía de 
explicación doctrinal para padres y maestros. Cualquiera sea la edad que tengan, explica a 
tus hijos lo que has leído y hazles una o dos preguntas. Luego canten uno o dos salmos, un 
himno doctrinalmente sano o un buen cántico infantil. Termina con una oración. 
Si son niños más grandes, lee un texto bíblico, haz que lo memoricen juntos, y luego 
aplica un proverbio. Haz preguntas sobre cómo podemos aplicar esos versículos a la vida 
diaria, o quizás, lean una porción de los evangelios y su sección correspondiente 
en Meditaciones sobre los evangelios , de JC Ryle. Ryle es simple pero profundo. La 
claridad de sus ideas ayuda a generar diálogo. Quizás quieras leer fragmentos de alguna 
biografía inspiradora, pero evita que la lectura de libros edificantes sustituya la lectura o la 
aplicación de la Biblia. 
El progreso del peregrino , de John Bunyan, o las meditaciones diarias de Charles 
Spurgeon, son necesarios para niños de mentalidad más espiritual 2 . Después de estas 
lecturas, canten algunos salmos conocidos y quizás aprendan uno nuevo antes de terminar 
con oración. 
También use los credos y las confesiones de la iglesia. Los niños pequeños deben 
aprender a decir el credo de los Apóstoles y el padrenuestro. Si adhieres a laConfesión de fe 
de Westminster, haz que tus hijos memoricen el catecismo menor a lo largo del tiempo. Si 
en tu congregación se predica el Catecismo de Heidelberg, los domingos por la mañana lean 
el catecismo en la sección que el pastor predicará en la iglesia. Si tienen algún ejemplar del 
Salterio que contenga fórmulas devocionales, ocasionalmente pueden usarlas también 3 . 
Usar estas fórmulas en casa les dará a ti ya tus hijos la oportunidadde aprender a 
obtener provecho y edificación de ellas; esta habilidad los pondrá en buen pie cuando las 
formas litúrgicas sean usadas en el contexto de la adoración pública. 
 
2. Dónde. El culto familiar puede realizar alrededor de la mesa del comedor, pero si 
hay menos distracciones en la sala de estar, puede ser mejor trasladarse allí. Cualquiera sea 
el lugar que elijas, asegúrate de tener allí todo tu material devocional. 
Antes de empezar, descuelga el teléfono o configura tu contestador o tu buzón de voz 
para recibir mensajes. 
Tus hijos deben entender que el culto familiar es la actividad más importante del día 
y nada debería interrumpirla. 
 
3. Cuándo. Idealmente, el culto familiar debería realizarse dos veces al día: en la 
mañana y al anochecer. Eso se ajusta mejor a las instrucciones de la Escritura sobre la 
adoración —en la economía del Antiguo Testamento, se santificaba el principio y el final de 
cada día ofreciendo tanto sacrificios como oraciones matinales y vespertinas; y en la iglesia 
del Nuevo Testamento, aparentemente seseguía el patrón de las oraciones matinales y 
vespertinas—. La Guía de adoración de Westminster señala: 
«El culto familiar, que debería ser realizado por cada familia, probablemente en la 
mañana y al anochecer, consiste en oración, lectura de las Escrituras, y canto de 
alabanzas» 4 . 
Para algunas familias, es casi imposible realizar el culto más de una vez al día —
después de la última comida—. En cualquier caso, los jefes de hogar deben ser conscientes 
del programa familiar y mantener involucrado a cada miembro. Al establecer el horario 
familiar, pon en práctica el principio de Mateo 6:33 («Busquen primero el reino de Dios y 
su justicia»). 
Preserva cauteloso este tiempo de adoración familiar. Si sabes con antelación que el 
momento habitual no será adecuado en un día determinado, reprograma el tiempo de 
adoración. Sin embargo, no lo saltes —eso podría convertirse en la norma—. Cuando 
puedas ceñirte a los momentos establecidos, haz una planificación cuidadosa y una 
preparación anticipada para que cada minuto cuente. Combate cada enemigo del culto 
familiar. 
 
Durante el culto familiar 
Durante el culto familiar, apunta a lo siguiente: 
 
1. Brevedad. Como dijo Richard Cecil, «Que el culto familiar sea breve, atractivo, 
simple, dulce, y celestial». El culto familiar que es demasiado largo pone a los niños 
inquietos y puede inducirlos al enojo. 
Si lo haces dos veces al día, prueba diez minutos en la mañana y un poco más en la 
tarde. Un período deveinticinco minutos puede dividirse de la siguiente manera: diez 
minutos de lectura e instrucción basada en la Escritura; cinco minutos para una lectura 
devocional diaria, algún libro edificante, o para discutir algún asunto importante a la luz de 
la Biblia; cinco minutos de canto; y cinco minutos de oración. 
 
2. Constancia. Es mejor un culto de veinte minutos cada día que períodos extensos 
en menos —por ejemplo, cuarenta y cinco minutos el lunes, y el martes no hacer nada—. El 
culto familiar nos provee «el maná que cae cada día a la puerta de la tienda para mantener 
nuestras almas con vida», como escribió James W. Alexander en su excelente libro sobre la 
adoración familiar 5 . 
No te permitas excusas para evitar el culto familiar. Si perdiste los estribos con 
alguno de tus hijos media hora antes de empezar el culto, no digas: «Sería hipócrita de mi 
parte dirigir el culto familiar, así que esta noche lo saltaremos». 
En momentos así, no tienes que huir de Dios sino volver a él como el publicano 
arrepentido. Empieza el tiempo de adoración pidiendo perdón a cada uno de los que te 
vieron perder los estribos, y luego ora para pedir perdón a Dios. Los niños te respetarán por 
eso. Tolerarán las debilidades e incluso estos pecados de sus padres mientras confiesen sus 
faltas y busquen sinceramente seguir al Señor. Tú y ellos saben que, en el Antiguo 
Testamento, el sumo sacerdote no estaba descalificado por ser pecador; más bien, tenía 
primero que ofrecer sacrificios por sí mismo antes de poder ofrecer sacrificios por los 
pecados del pueblo. 
Hoy, tampoco tú o yo estamos descalificados por nuestros pecados confesados, 
porque nuestra suficiencia se halla en Cristo, no en nosotros mismos. Como dijo AW Pink, 
«Lo que obstruye el canal de bendición — y hace que tantos se pierdan lo mejor de Dios— 
no son los pecados en sí, sino aquellos que el cristiano no ha confesado» 6 . 
Lidera el culto familiar con mano firme y paternal, y con un corazón blando y 
arrepentido. Aun cuando te sientas agotado tras un día de trabajo, ora pidiendo fuerzas para 
llevar a cabo tu deber de padre. Recuerda que Cristo Jesús fue a la cruz por ti agotado y 
exhausto pero nunca se apartó de su misión. Al negarte a ti mismo, verás cómo él te 
fortalece durante el culto familiar, de modo que, al término de este, habrás superado tu 
cansancio. 
 
3. Solemnidad con esperanza. El Salmo 2 nos dice: «Alégrense con temblor delante 
del Señor». En el culto familiar debemos mostrar este equilibrio de esperanza y asombro, 
temor y fe, arrepentimiento y confianza. Durante el culto, habla de modo natural pero 
reverente, con el tono que usarías al hablar con un amigo muy respetado sobre un asunto 
serio. Espera grandes cosas de un Dios grande que es fiel a su pacto. 
 
Seamos más específicos: 
1. P ARA LA LECTURA BÍBLICA 
• • Diez un plan. Lee diez o veinte versículos del Antiguo Testamento en la mañana y 
diez a veinte del Nuevo Testamento por la noche. O lee una serie de parábolas, 
milagros, o fragmentos biográficos. Por ejemplo, lee 1 Reyes 17 a 2 Reyes 2 para 
estudiar al profeta Elías. O sigue un tema a lo largo de la Escritura. ¿No sería 
interesante, porejemplo, leer las denominadas «escenas nocturnas» - todas las 
historias bíblicas que transcurren en la noche—? ¿O porciones de la Escritura que 
siguen los sufrimientos de Cristo desde su circuncisión hasta su sepultura? ¿O una 
serie de selecciones que resalten los diversos atributos de Dios? Solo asegúrate de 
leer la Biblia entera en un período de tiempo. Como dijo JC Ryle, «Llena sus 
mentes de la Escritura. Haz que la Palabra habite ricamente en ellos. Dales la 
Biblia, y la Biblia entera, aun cuando sean pequeños » 7 . 
• • Toma en cuenta las ocasiones especiales. Los domingos por la mañana pueden 
leer los Salmos 48, 63, 84, 92, 118, o Juan 20. Cuando se haya de administrar la 
Santa cena, lean el Salmo 22, Isaías 53, Mateo 26, o parte de Juan 6. Antes de salir 
juntos de vacaciones, reúne a tu familia en la sala de estar y lean el Salmo 91 o el 
121. Cuando alguien de la familia esté enfermo, lean Juan 11. Cuando alguien esté 
muy afligido a causa de una prueba prolongada, lean Isaías 40–66. Cuando un 
creyente esté muriendo, lean Apocalipsis 7, 21, y 22. 
• • Involucra a la familia. Cada miembro de la familia que pueda leer debería tener 
una biblia para seguir la lectura. Establece el tono, leyendo la Escritura con 
expresión — como el libro vivo y «palpitante» que es—. Asigna diversas porciones 
de la lectura a tu esposa y tus hijos —incluyendo los preescolares que aún no saben 
leer—. Sienta sobre tus piernas a tu hijo de 4 años, susurra a su oído unas pocas 
palabras cada vez, y pídele que las repita en voz alta. Uno o dos versículos «leídos» 
de esta manera bastan para que un preescolar se sienta incluido en la lectura bíblica 
familiar. Los niños más grandes pueden leer cuatro o cinco versículoscada uno, o 
puedes asignar la lectura completa a un niño cada día. 
Enseña a tus hijos cómo leer articuladamente y de manera expresiva. No los dejes 
mascullar o leer apresuradamente. Enséñales a leer con reverencia. A lo largo de la lectura, 
da explicaciones breves según las necesidades de los más pequeños. 
• • Alienta la lectura y el estudio personal de la Biblia. Asegúrate de que tú y tus 
hijos terminen el día con la palabra de Dios. Puedesseguir el Calendario de 
lecturas bíblicas de Robert Murray M'Cheyne para que tus hijos lean la Biblia 
entera por sí mismos a lo largo del año. Ayuda a cada hijo a armar una biblioteca 
personal de libros basados en la Biblia. 
 
2. P ARA LA INSTRUCCIÓN BÍBLICA 
Sé claro. Pregunta a tus hijos si entienden lo que la familia está leyendo. Aplica los 
textos bíblicos con claridad. La Guía de la Iglesia de Escocia (1647) da aquí el siguiente 
consejo: 
… Las Santas Escrituras deben ser leídas probablemente a la familia. Es 
recomendable que luego dialogn y saquen provecho de lo que se ha leído y oído. Por 
ejemplo, si en la lectura de la palabra se ha reprobado algún pecado, esto puede usar para 
llamar a toda la familia a ser prudente y vigilante contra lo mismo; o si en la porción bíblica 
leída se ha proferido alguna amenaza de juicio, o se ha dicho que este ha sido aplicado, esto 
puede usar para que toda la familia tema ser objeto de un juicio similar o peor si no evita el 
pecado que lo producido ; y por último, si se ha exigido algún deber o se ha ofrecido 
consuelo en una promesa, puede utilizar para estimularlos a buscar la fuerza de Cristo que 
les permitir cumplir el deber ordenado y obtener el consueloofrecido. En todo esto, el jefe 
de hogar debe llevar el liderazgo, y cualquier miembro de la familia puede proponer alguna 
pregunta o duda para resolver (par. III) 8 . 
En línea con el procedimiento hebraico de preguntas y respuestas (cf. Éx 12: 26-27; 
Dt 6: 20-23; Sal 78: 1-8), alienta el diálogo familiar en torno a la palabra de Dios. Anima 
especialmente a los adolescentes a hacer preguntas; incentívalos a expresarse. Si no conoces 
las respuestas, díselo, y anímalos a buscarlas. Ten a la mano uno o más comentarios buenos, 
como los de Juan Calvino, Matthew Pole, y Matthew Henry. Recuerda: si tus hijos no 
obtendrán respuestas de ti, las obtendrán en otra parte —ya menudo serán incorrectas—. 
• • Sé doctrinalmente puro. Tito 2: 7-8 dice: «Muéstrate en todo como ejemplo de 
buenas obras, con pureza de doctrina, con dignidad, con palabra sana e 
irreprochable ...». No descuides la precisión doctrinal cuando enseñes a niños 
pequeños; busca ser simple y acertado. 
• • Haz aplicaciones relevantes. Cuando sea apropiado, no temas compartir tus 
experiencias, pero hazlo con sencillez. Usa ilustraciones concretas. Idealmente, 
vincula la instrucción bíblica con lo que recientemente has oído en sermones. 
• • Compórtate afectuosamente. Proverbios usa continuamente la frase «hijo mío», 
mostrando la calidez, el amor, y la urgencia de las enseñanzas de un padre 
temeroso de Dios. Cuando debas administrar a tus hijos la corrección de dolorosa 
de un padre – amigo, hazlo con un amor sincero. Diles que debes comunicarles 
todo el consejo de Dios porqueno puedes soportar la idea de pasar la eternidad 
separado de ellos. Mi padre solía decirnos, con lágrimas: «Hijos, no quiero que en 
el cielo me falte alguno de ustedes». Di a tus hijos: «Les concederemos cada 
privilegio que una biblia abierta nos allow darles, pero cuando les digamos que no, 
sepan que eso emana de nuestro amor». Como dijo Ryle: «El amor es un secreto 
fundamental de la enseñanza exitosa. El amor del alma es el alma de todo amor 
» 9 . 
• • Exige atención. Proverbios 4: 1 dice: «Oigan, hijos, la instrucción de un padre, y 
presten atención para que ganen entendimiento». Los padres y las madres tienen 
verdades importantes que comunicar. Debes exigir que las verdades de Dios sean 
oídas en tu hogar. Al principio, eso puede implicar reiteradas frases como estas: 
«Hijo, siéntate y mírame cuando hablo. Estamos hablando de la palabra de Dios, y 
Dios merece que lo oigan ». Durante el culto familiar, no permitas que los niños 
dejen sus asientos —a menos que sea urgente—. 
3. P ARA ORAR 
• • Sé breve. Con algunas excepciones, no ores más de cinco minutos. Las oraciones 
tediosas hacen más daño que bien. No enseñes durante la oración; Dios no necesita 
que lo instruyas. Enseña cuando tengas los ojos abiertos, y cuando los tengas 
cerrados, ora. 
• • Sé simple pecado ser superficial. Ora por cosas de las cuales tus hijos sepan algo, 
pero evita que tus oraciones se vuelvan triviales. No las reduzcas a peticiones 
egocéntricas o superficiales. 
• • Sé directo. Expón tus necesidades delante de Dios,argumenta tu situación, y pide 
misericordia. Menciona cada día a tus adolescentes e hijos pequeños señalando sus 
necesidades una por una. Eso tiene un peso enorme para ellos. 
• • Sé natural pero solemne. Habla con claridad y reverencia. No hables de manera 
poco natural, aguda o monótona. No orres demasiado alto o suave, rápido o lento. 
• • Sé variado. No hagas la misma oración todos los días; eso se vuelve 
monótono. Desarrolla más variedad recordando y enfatizando los diversos 
ingredientes de la verdadera oración, tales como: 
Invocación, adoración y dependencia. Empieza mencionando uno o dos títulos o 
atributos de Dios, como por ejemplo: «Misericordioso y santo Señor…». Agrega a eso una 
declaración de tu deseo de adorarlo y tu dependencia de él para que te asista en la 
oración. Di, por ejemplo: «Nos inclinamos humildemente en tu presencia, ante ti que eres 
digno de ser adorado, orando que nuestras almas se once a ti. Asístenos mediante tu 
Espíritu. Ayúdanos a invocar tu nombre mediante Jesucristo, el único por medio del cual 
nos acercamos a ti ». 
Confesión de los pecados familiares. Confiesa la depravación de nuestra naturaleza, 
y luego los pecados actuales —especialmente los pecados diarios y los cometidos por la 
familia—. Reconoce el castigo que merecemos de manos de un Dios santo, y pídele que, 
por amor a Cristo, perdone todos sus pecados. 
Petición de misericordia para la familia. Pide a Dios que nos libre del pecado y del 
mal. Puedes decir: «Oh Señor, perdona nuestros pecados mediante tu Hijo. Somete nuestras 
iniquidades mediante tu Espíritu. Líbranos de laoscuridad natural de nuestras propias 
mentes y la corrupción de nuestros propios corazones. Líbranos de las tentaciones a las 
cuales hoy estuvimos expuestos ». 
Pide que Dios les conceda bienestar espiritual y terrenal. Ora por su provisión para 
cada necesidad de la vida diaria. Pide bendiciones espirituales. Pide que las almas de 
ustedes están preparadas para la eternidad. 
Recuerda las necesidades familiares e intercede por los amigos de la familia. En 
todas estas peticiones orar que se haga la voluntad de Dios, pero evita que la sujeción a él te 
refrene de rogarle. Suplícale que oiga tus peticiones. Ruega por cada uno de la familia en el 
viaje que realiza hacia la eternidad. Ruega por ellos sobre la base de la misericordia de 
Dios, su relación pactual con ustedes, y el sacrificio de Cristo. 
Acción de gracias familiar. Agradece al Señor por lo que comen y beben; por sus 
misericordias providenciales, oportunidades espirituales, respuestas a oraciones, 
restauraciones de salud, y liberación de mal. Confiesa: «Es por tus misericordias que no 
hemos sido consumidos como familia». Recuerda la pregunta 116 del Catecismo de 
Heidelberg, que dice: «Dios dará su gracia y su Espíritu Santo a solamente aquellos que, 
con sinceros deseos, los pidan continuamente de él, y sean agradecidos por ellos» 10 . 
Conclusión . Bendice a Dios por lo que él esy lo que ha hecho. Pide que su reino, 
poder, y gloria se manifiestan por siempre. 
Luego concluye diciendo «Amén», que significa «ciertamente así será». 
Matthew Henry dijo que el culto familiar matutino es especialmente un tiempo de 
alabanza, de petición de fuerzas para el día, y de buscar la bendición divina en las 
actividades de este. El culto vespertino debería centrarse en agradecer, reflexionar con 
arrepentimiento, y hacer humildes súplicas para la noche 11 . 
4. P ARA CANTAR 
• • Canten cánticos doctrinalmente puros. No hay excusa para cantar errores 
doctrinales —sin importar cuán atractiva sea la canción—.• • Canten prioritariamente salmos, sin dejar de lado himnos sanos. Recuerda que los 
Salmos, que Calvino definía como «una anatomía de todas las partes del alma», 
son la mina de oro más rica en piedad escritural profunda, viva, y experiencial que 
aún tenemos una disposición. 
• • Canten salmos simples,si hay hijos pequeños. Al elegir salmos para cantar, busca 
aquellos que sean fáciles para los niños, y agrega canciones de importancia 
particular que deben conocer. Elige canciones que expresen sus necesidades 
espirituales de arrepentimiento, fe, y renovación de corazón y vida; canciones que 
revelen el amor de Dios por su pueblo y el de Cristo por los corderos de su 
rebaño; o que les recuerden sus privilegios y deberes dentro del pacto. La letra 
debería ser simple y clara, y la melodía, fácil de cantar. Por ejemplo, una canción 
basada en el Salmo 23: «El Señor es mi pastor, nada me faltará»; el texto es lo 
suficientemente simple para cualquier niño que sepa. Explícales previamente 
palabras como justicia, bondad, y misericordia. No olvides empezar diciendo a los 
niños que un pastor es alguien que cuida de las ovejas que lepertenecen ya las 
cuales ama. No es sabio asumir que dichas cosas son suficientemente claras en sí 
mismas. 
• • Canten con ganas y con sentimiento. Como dice Colosenses 3:23: «Todo lo que 
hagan, háganlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres». Mediten 
en las palabras que están cantando. Ocasionalmente, analicen alguna frase de la 
canción. 
 
 
Después del culto familiar 
Cuando se retiren para dormir, ora pidiendo que Dios bendiga el culto familiar: 
«Señor, usa la enseñanza para salvar a nuestros hijos y darles más gracia para que pongan 
su esperanza en ti. Usa la alabanza que cantamos a tu nombre para producir en sus almas 
inmortales amor por tu nombre, el de tu Hijo y el de tu Espíritu. Usa nuestras balbuceantes 
oraciones para llevar a nuestros hijos al arrepentimiento. Exhala, Señor Jesucristo, tu 
palabra y tu Espíritu sobre nuestra familia durante este tiempo de adoración. Haz que estos 
momentos nos traigan vida ». 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Objeciones contra el culto familiar 4 
Algunas personas objetan los momentos regulares de adoración familiar citando estas 
razones: 
• • En la Biblia no se ordena explícitamente llevar a cabo un cabo un culto 
familiar. Aunque no hay un mandamiento explícito, los textos citados al principio 
dejan claro que Dios quiere que las familias lo adoren a diario. 
• • Nuestra familia no tiene tiempo para esto. Si tienes tiempo para recreación y 
placeres pero no tienes tiempo para el culto familiar, piensa en 2 Timoteo 3: 4–5, 
que advierte sobre quienes aman más los deleites que a Dios: aparentan piedad, 
pero niegan el poder de ella. El tiempo que se sustrae de las actividades y 
ocupaciones familiares para buscar la bendición de Dios nunca se desperdicia. Si 
tomamos en serio la palabra de Dios, diremos: «No puedo permitirme no dar 
prioridad a Dios ya su palabra en mi familia». Samuel Davies dijo una vez: «Si 
hubieras sido hecho solamente para este mundo, esta objeción debería tener algún 
peso, ¡pero qué extraña suena una objeción así viniendo de un heredero de la 
eternidad! Dime, por favor: ¿para qué se te da el tiempo que tienes? ¿No es 
principalmente para que te preparepara la eternidad? ¿Y no tienes tiempo para la 
más grande ocupación de tu vida? » 1 . 
• • No tenemos un momento regular en que podamos estar todos juntos. Si sus 
horarios no coinciden —especialmente cuando los hijos mayores están en la 
universidad—, deben hacer lo mejor que pueden. No canceles el culto familiar si 
algunos hijos están ausentes. Hazlo cuando esté presente la mayor parte de la 
familia. Si surgen conflictos de programa, cambia o cancela —si es posible— la 
actividad que amenaza el culto. 
El culto familiar debería ser un evento innegociable. En comparación con él, todo 
negocio, pasatiempo, deporte y evento escolar es secundario. 
• • Nuestra familia es demasiado pequeña. Richard Baxter dijo que, para formar una 
familia, solo se necesita uno que gobierne y otro que sea gobernado. Solo se 
necesitan dos para el culto familiar. Como dijo Jesús: «… donde están dos o tres 
reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos» (Mt 18:20). 
• • Nuestra familia es demasiado diversa para que todos obtengan provecho. Ten un 
plan que cubra todas las edades. Lee por algunos minutos un libro de historias 
bíblicas para los pequeños, aplica un proverbio para los más grandes, y lee una o 
dos páginas de un libro para adolescentes. Un plan inteligente puede sobreponerse 
a cualquier diversidad de edades. 
Además, esta variedad en los hijos solo afecta de manera directa aproximadamente 
un tercio del culto familiar; no afecta la oración ni el canto. Todos los grupos etarios pueden 
cantar y orar juntos. Además, recuerda que la instrucción bíblica no necesita transporte 
directamente a cada uno de losPresentes. Mientras enseñas a los adolescentes, los pequeños 
aprenden a sentarse en silencio. Sin embargo, no prolongues demasiado la discusión, o 
perderás el interés de todos. Si los adolescentes quieren continuar, reanuda el diálogo 
después de la última oración, y cuando ya los pequeños se hayan ido. 
De la misma manera, los adolescentes están escuchando mientras enseñas a los más 
pequeños. Viendo el ejemplo, están también aprendiendo cómo enseñar a niños. Cuando se 
casen y tengan hijos, recordarán cómo condujiste el culto familiar. 
• • No soy bueno para guiar la adoración de nuestra familia. Aquí tienes algunas 
sugerencias. Primero, lee uno o dos libros sobre el culto familiar, como los de 
James W. Alexander, Matthew Henry, John Howe, George Whitefield, Douglas 
Kelly, y Jerry Marcellino 2 . Usa también la literatura de Terry L. 
Johnson 3. Segundo, busca la ayuda de pastores y padres temerosos de 
Dios. Pregúntales si pueden visitar tu hogar y mostrarte cómo conducir el culto 
familiar, u observar cómo lo haces tú y hacer sugerencias. Tercero, empieza con 
algo simple. Confío en que ustedes ya están leyendo la Escritura y orando 
juntos. Si no, empiecen a hacerlo. Si ya están leyendo y orando juntos, añadan una 
o dos preguntas sobre la porción leída y canten algunos salmos o 
himnos. Agreguen un minuto o dos cada semana hasta que lleguen a veinte. 
Adquirirás destreza con la práctica. Como dijo George Whitefield, «Cuando el 
corazón tiene la disposición correcta, llevar a cabo un culto familiar decente y edificante no 
exige ninguna capacidad fuera de lo común» 4 .Y lo más importante, pide al Espíritu Santo 
que te muestre cómo. Luego, de la abundancia del corazón, tu boca hablará. Como dice 
Proverbios 16:23, «El corazón del sabio enseña a su boca y añade persuasión a sus labios». 
¿Es posible que nuestro verdadero problema con el culto familiar no sea nuestra 
incapacidad de orar, leer, e instruir, sino más bien el no apropiarnos de las asombrosas 
promesas y el poder que Dios nos ha dado para moldear sus hijos del pacto para su gloria ? 
• • Algunos miembros de nuestra familia no participarán. Puede haber hogares en que 
es difícil llevar a cabo un cabo el culto familiar. Sin embargo, tales casos son 
infrecuentes. Si tienes hijos difíciles, establece una regla sencilla: si no hay lectura 
bíblica, ni canto, ni oración, no habrá comida. Di: «En esta casa, serviremos al 
Señor. Todos respiramos, así que cada miembro de este hogar debe alabar al Señor 
». El Salmo 150 no hace excepciones, incluso tratándose de niños 
inconversos. Dado: «Todo lo que respira alabe al Señor. ¡Aleluya! » (v. 6). 
• • No queremos que nuestros hijos inconversos sean hipócritas. Un pecado no 
justifica otro. Esta objeción proviene de una mentalidad peligrosa. Una persona 
inconversa nunca puede alegar un estado de no conversión para descuidar su 
deber. No alientes a tus hijos a usar esta excusa para evitar el culto 
familiar.Enfatiza su necesidad de usar todos los medios de gracia. 
• • No canto bien. Incentiva a tus hijos a aprender a tocar piano u órgano. O consigue 
grabaciones de cantos, escribe la letra que se oye en las grabaciones, y usa las 
grabaciones con tu familia. 
Los reformadores sabían usar la música. Lutero dijo: 
«Quien no percibe el don y la perfecta sabiduría de Dios en sus maravillosas obras 
musicales, es verdaderamente un estúpido, y no es digno de ser considerado un hombre» 5 . 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Motivaciones para el culto familiar 5 
Cada padre y madre que teme al Señor debería establecer y mantener el culto familiar en el 
hogar por las siguientes razones: 
• • El bienestar eterno de tus seres queridos. Dios usa medios para salvar las 
almas. Por lo general, él usa la predicación de su palabra, pero también puede usar 
el culto familiar. Así como hay una conexión entre la predicación y la salvación de 
las almas en la congregación, hay una conexión entre el culto familiar y la 
salvación de las almas. Proverbios 22: 6 dice: «Instruye al niño en el camino que 
debe andar, y aun cuando sea viejo no se apartará de él». Esa regla se ha 
confirmado por siglos. De la misma forma, Salmo 78: 5–7 dice: «Porque él 
estableció un testimonio en Jacob, y puso una ley en Israel, la cual ordenó a 
nuestros padres, que enseñaran [es decir, las alabanzas del Señor y sus obras 
maravillosas ] a sus hijos, para que la generación venidera lo supiera, aun los hijos 
que tienen de nacer, y estos se levantaran y lo contaran a sus hijos ». 
No conocemos la voluntad secreta de Dios, pero sí sabemos que Dios se liga a los 
medios. Somos llamadosa esforzarnos con esperanza, using diligentemente los medios de 
adoración familiar, para que nuestros hijos no olviden las obras de Dios. Por el contrario, si 
dejamos que nuestros hijos actúen solos, la Escritura dice que nos avergonzarán. Para 
cualquier padre temeroso de Dios, la idea de que sus hijos pasen la eternidad en el infierno 
debería ser abrumadora. Imagina, además, enfrentar la eternidad confesando que no nos 
esforzamos de verdad por las almas de nuestros hijos. ¡Sería aterrador confesar: «A nuestros 
hijos les leí la Biblia, pero nunca se la expliqué; oré por sus almas, pero nunca con fervor »! 
Charles Spurgeon recordaba claramente cómo su madre, con lágrimas, oraba por él 
así: «Señor, tú sabes que si mis oraciones no son contestadas mediante la conversión de 
Charles, estas mismas oraciones testificarán en su contra el día del juicio». Spurgeon 
escribió: «La idea de que las oraciones de mi madre testificaran en mi contra el día del 
juicio aterrorizaba mi corazón». 
Padres, usen todos los medios para que sus hijos sean arrebatados del fuego cual 
tizones. Oren con ellos, enséñenles, canten con ellos, lloren por ellos, amonéstenlos, 
razonen con ellos y apelen a su bautismo. Recuerden que en cada culto familiar ustedes 
llevan a sus hijos a la presencia misma del Altísimo. Busquen gracia para que la bendición 
del Dios Todopoderoso descienda sobre su familia. 
• • La satisfacción de una conciencia limpia. Ryle dijo: «Les encargo, padres, que 
hagan todos los esfuerzos posibles por instruir a sus hijos en el camino que deben 
andar. Se lo encargo no meramente por amor a las almas de sus hijos, sino por la 
paz y el bienestar futuros de ustedes mismos. Realmente su propia felicidad 
depende mucho de ello. Las lágrimas más tristes que el hombre ha tenido que 
derramaralguna vez han sido causadas por los hijos » 1 . Cuando los padres han 
cumplido fielmente con su deber pero siguen viviendo con un hijo pródigo, tales 
dolores ya son bastante agudos; pero ¿quién puede soportar el reproche de una 
conciencia que punzantemente nos condena porque nunca los educamos en el 
temor del Señor? Es vergonzoso no haber tomado en serio el voto que hicimos en 
el bautizo de nuestros hijos, de educarlos en nuestras doctrinas confesionales. 
Muchísimo mejor es poder decir: «Hijo, te enseñamos la palabra de Dios; luchamos 
por tu alma; vivimos dándote un ejemplo de lo que es el temor de Dios. Lo que viste en 
nosotros no fue una piedad libre de pecado, sino una fe no fingida. 
Sabes que primero buscamos el reino de Dios y su justicia. Tu conciencia dará 
testimonio de que Cristo es el centro de este hogar. Cantamos juntos, oramos juntos, y 
conversamos. Si te alejas de esta luz y estos privilegios, e insistes en seguir tu propio 
camino, solo podemos orar que, en el día del juicio, todo tu estudio de la Biblia, oración y 
canto no se levanten contra ti, y que razonarás antes de que sea demasiado tarde » 2 . 
Como dijo Ryle, «Feliz en verdad es el padre que, como Robert Bolton en su lecho 
de muerte, puede decir a sus hijos:“ Tengo la certeza de que ninguno de ustedes se atreverá 
a encontrarse conmigo en el tribunal de Cristo sin haber sido regenerado ”» 3 . Debemos 
vivir y conducir el culto familiar en forma tal que nuestros hijos no pueden decir: «Me están 
atando de manos y pies, y arrojando en las tinieblas eternas, por culpa del descuido, la 
hipocresía, y la autocomplacencia de ustedes en lo referente a Dios. Padre, madre, ¿por qué 
no me fueron fieles? ». 
• • Ayuda en la crianza de los hijos. El culto familiar promueve la armonía del hogar 
en tiempos de aflicción, enfermedad, y. Permite conocer más las Escrituras y 
acrecienta tanto tu propia piedad personal como la de tus hijos. Da mayor sabiduría 
para enfrentar la vida, más apertura para abordar preguntas significativas, y genera 
una relación más estrecha entre padres e hijos. Los lazos fuertes que se obtuvieron 
en el culto familiar durante los primeros años pueden ser de gran ayuda para los 
adolescentes en los años venideros. Al recordar las oraciones y la adoración 
familiar, pueden ser librados de mucho pecado. En momentos de tentación, pueden 
decir: «¿Cómo puedo herir a un padre que lucha diariamente con Dios en mi 
favor?». 
JW Alexander advirtió: «Cuando tus hijos entren a la adolescencia, todos tus lazos 
serán apenas como una telaraña a menos que hayas influido constantemente en ellos 
mediante el creciente vínculo diario de la religión familiar. Mira a tu alrededor de las 
familias que profesan fe en Cristo, y observa la diferencia entre quienes adoran a Dios y 
quienes no lo hacen. Luego, amando a tu descendencia, y librándola de la rebelión de Ofni y 
Finees, establece en tu casa la adoración de Dios » 4 . 
• • La brevedad del tiempo. «Sin embargo, ustedes no saben cómo será su vida 
mañana. Solo son un vapor que aparece por un poco de tiempo y luego se 
desvanece »(Santiago 4:14). La instrucción diaria es solo para unos meros veinte 
años o menos, y ni siquiera ese tiempo está asegurado. Deberíamos liderar el culto 
familiar siendo consciente de cuán breve es la vida en relación con la inagotable 
eternidad. Los niños percibirán esta realidad si el culto familiar es hecho con 
seriedad, amor, cordialidad, y constancia. 
• • Amor a Dios ya su iglesia. Los padres piadosos quieren glorificar a Dios y servir a 
su iglesia. Quieren dar a esta hijos espiritualmente robustos. Ora para que tus hijos 
e hijas sean pilares en la iglesia. Benditos son los padres que un día llegan a ver 
entre la multitud de adoradores a sus propios hijos e hijas. El culto familiar es el 
fundamento de dicho futuro. 
Como jefes de hogar, somos responsables de la educación espiritual de nuestras 
familias. Debemos hacer todo lo posible por establecer y mantener el culto familiar en 
nuestros hogares. 
Tenemos ejemplos bíblicos de adoración familiar; ¿No los seguiremos? ¿Ha puesto 
Dios en nuestros hogares las almas de criaturas hechas a su imagen, y no usaremos todas 
nuestras capacidades para que nuestros hijos se inclinen en adoración delante de Dios y de 
su Hijo Jesucristo? ¿No nos esforzaremos por promover en nuestro hogar la piedad 
cristocéntrica que el cultofamiliar promueve tan adecuadamente? ¿Jugaremos con la 
educación espiritual, y aun peor, con la eternidad de los miembros de nuestra propia 
familia? 
El culto familiar regular hará que nuestros hogares sean lugares más benditos para 
vivir. Los hará más armoniosos; más santos. Los ayudar a honrar a Dios. Como dice 1 
Samuel 2:30, «Yo honraré a los que me honran, y los que me desprecian serán tenidos en 
poco». La adoración familiar nos dará paz. Edificará la iglesia. Por lo tanto, junto con 
Josué, debemos decir: «Pero yo y mi casa serviremos al Señor. Usaremos su palabra para 
enseñar a nuestros hijos; invocaremos diariamente su nombre; y cantaremos su alabanza 
con humildad y gozo ». 
Si tus hijos son grandes y están fuera del hogar, aún no es demasiado tarde para hacer 
lo siguiente: 
• • Ora por ellos. Pide que Dios enderece las varas torcidas y saque algo bueno de lo 
malo. 
• • Confiesa tu pecado delante de Dios y delante de tus hijos. Dales literatura sana 
sobre la adoración familiar. 
• • Habla y ora con tus nietos. Haz por ellos lo que no hiciste por tus hijos. 
• • Empieza el culto familiar con tu cónyuge. Sigue el consejo de James W. 
Alexander: «Acude ahora mismo al trono de gracia con tu familia» 5 . 
• • Sin importar lo que suceda, no te desanimes ni renuncies al culto familiar. Vuelve 
a empezar. Sigue adelante. Sé realista. No esperes perfección de tus esfuerzos ni de 
la respuesta de tus hijos. Toda tu perfección está en tu gran Sumo sacerdote, que 
intercede por ti y ha prometido mostrar gracia para con los creyentes y la 
descendencia de estos. 
• • Ruega al Señor que bendiga tus débiles esfuerzos y salve a tus hijos ya tus 
nietos. Ruégale que los tome en sus brazos por toda la eternidad. Que Dios te 
conceda generosamente la ayuda de su Espíritu, por el bien de las almas, y por 
amor de su nombre. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
APÉNDICE 1 
Guía para el culto familiar 1 
Asamblea en Edimburgo, 24 de agosto de 1647 
Instrucciones para la adoración privada y la edificación mutua, y para reprender a quienes 
descuidan el culto familiar. 
 
Tras una madura deliberación, la Asamblea general aprueba las siguientes reglas e 
instrucciones para preservar la piedad y prevenir las divisiones y los cismas. También 
designa ministros y presbíteros gobernantes en cada congregación a fin de cuidar 
especialmente que estas instrucciones sean observadas y seguidas. De la misma forma, los 
presbiterios y los sínodos provinciales deben indagar e investigar si estas instrucciones son 
debidamente observadas en sus jurisdicciones, y reprobar o censurar (según la gravedad de 
la falta) cuando sea necesario. Para que estas instrucciones no carezcan de efecto o 
provecho entre algunos por descuidar habitualmente la esencia misma del deber del culto 
familiar, la Asamblea además exige y designa ministros y presbíteros gobernantes para 
averiguar con diligencia, en las congregaciones encargadas a ellos,está descuidando 
habitualmente este necesario deber. Si se encontrare tal familia, el líder de ella deberá ser 
primero amonestado en privado para corregir su falta. Si su negligencia continúa, el 
consistorio lo reprenderá seria y solemnemente, y si sigue descuidando el culto familiar, su 
obstinación en semejante falta le valdrá ser suspendido y excluido de la Santa cena, 
sacramento en el cual será correctamente considerado indigno de participar mientras no 
rectifique la situación. 
 
INSTRUCCIONES DE LA ASAMBLEA 
PREOCUPACIONES GENERALES 
A LA ADORACIÓN PRIVADA 
YA LA EDIFICACIÓN MUTUA, PARA 
CONSERVAR LA PIEDAD, MANTENER 
LA UNIDAD, Y EVITAR CISMAS Y DIVISIONES 
 
Además del culto público congregacional, que en este territorio se ha establecido 
misericordiosamente con gran pureza, es conveniente y necesario recomendar y establecer 
el culto privado individual y familiar, de modo que, junto con una reforma nacional, se 
desarrolle la profesión y el poder de la piedad personal y familiar. 
 
I. Primero, en cuanto al culto personal, es sumamente necesario que cada uno se 
dedique individualmente y por sí mismo a la oración ya la meditación. Quienes más práctica 
tienen en esta materia mejor conocen el indescriptible beneficio de ella. El culto individual 
es el medio por el cual, de manera especial, se mantiene la comunión con Dios y se obtiene 
la preparación correcta para todos los demás deberes. Por lo tanto, no solo es importante 
quelos pastores, dentro de sus diversas responsabilidades, insten a toda clase de individuos a 
llevar a cabo este deber en la mañana, en la noche, y en otros momentos, sino que también 
corresponde a todos los líderes familiares cuidar que ellos mismos y todos cuantos están a 
su cargo sean cada día diligentes en estos asuntos. 
 
II. Cuando las familias se reúnen para el ejercicio de la piedad, deben tener lugar los 
siguientes deberes comunes pertenecientes a ello: primero, oración y alabanzas, llevadas a 
cabo con especial reverencia a la condición pública de la iglesia de Dios y este reino, y al 
presente caso de la familia y cada uno de sus miembros. A continuación, lectura de las 
Escrituras, con una catequización clara que permite a los individuos menos avanzados 
entender mejor las ordenanzas públicas y la lectura bíblica. También debería haber 
conversación piadosa que edifique a todos los miembros de la familia en la santísima fe, y 
que incluir, cuando sea apropiado, amonestación y reprensión de parte de quienes tienen 
autoridad en la familia. 
 
III. Tal como la responsabilidad y el oficio de interpretar las Santas Escrituras es una 
parte de la vocación ministerial, y nadie, en ningún lugar (cualquiera sea su aptitud en otro 
ámbito), debería adoptar estas responsabilidades para sí mismo a menos que sea 
debidamente llamado por Dios y por su iglesia, así en cada familia donde haya alguien que 
pueda leer, las Santas Escrituras deben ser leídas probablemente a la familia. Es 
recomendable que luego dialogn y saquen provecho de lo que se ha leído y oído. Por 
ejemplo, si en la lectura de la palabra se ha reprobado algún pecado, esto puede usar para 
llamar a toda la familia a ser prudente y vigilante contra lo mismo; o si en la porción bíblica 
leída se ha proferido alguna amenaza de juicio, o se ha dicho que este ha sido aplicado, esto 
puede usar para que toda la familia temaser objeto de un juicio similar o peor si no evita el 
pecado que lo produjo; y por último, si se ha exigido algún deber o se ha ofrecido consuelo 
en una promesa, puede utilizar para estimularlos a buscar la fuerza de Cristo que les permita 
cumplir el deber ordenado y obtener el consuelo ofrecido. En todo esto, el jefe de hogar 
debe llevar el liderazgo, y cualquier miembro de la familia puede proponer alguna pregunta 
o duda para resolver. 
 
IV. La cabeza del hogar debe cuidar que ningún miembro de la familia se reste de 
alguna parte del culto familiar. Puesto que la ejecución típica de todas las partes del culto 
familiar pertenece propiamente a la cabeza del hogar, el pastor debe estimular a los 
perezosos y entrenar a los débiles para adecuarlos a estos ejercicios. Siempre es lícito 
invitar a alguien aprobado por el presbiterio para llevar a cabo el culto familiar, y en otras 
familias, donde el jefe de hogar sea inadecuado, el pastor y el consistorio pueden aprobar 
que otro residente permanente del hogar lleve a cabo ese servicio. En tal caso, el pastor y el 
consistorio serán responsables ante el presbiterio. Y si un pastor, por la providencia divina, 
es llevado a alguna familia, nunca debe convocar para el culto a una parte de ella 
excluyendo al resto, 
 
V. Ningún ocioso que carezca de ocupación particular, ni vagabundo alguno que 
pretenda tenerla, está autorizado para llevar a cabo el culto en las familias, porque por esta 
vía, personas llenas de errores o resueltas a causar división pueden estar listaspara 
introducirse sigilosamente en las casas y tomar cautivas a las almas necias e inestables. 
 
VI. En el culto familiar, debe cuidarse especialmenteque cada familia permanezca 
sola. No solicitar, invitar, ni admitir miembros de otras familias, excepto aquellos que estén 
alojados con ellos, o estén en la cena, o estén con ellos por otra razón en alguna situación 
lícita. 
 
VII. Aunque las reuniones de personas de distintas familias pueden haber funcionado 
y dado resultado en períodos de corrupción o problemas (casos en los cuales son 
recomendables muchas cosas que, de otra manera, números intolerables), al contrario, 
cuando Dios nos ha bendecido con paz y un evangelio puro, dichas reuniones de personas 
de distintas familias (exceptuando los casos mencionados en esta guía) deben desaprobarse, 
y considerar propensas a obstaculizar el ejercicio religioso de cada familia en sí misma, a 
perjudicar la labor pastoral pública, a desgarrar las familias de las congregaciones 
particulares, y con el paso del tiempo, a destrozar la iglesia entera. Además, a través de 
semejante práctica pueden cometerse muchas faltas, dando lugar al endurecimiento de los 
corazones de hombres carnales y la aflicción de los piadosos. 
 
VIII. En el Día del Señor, luego de que cada miembro de la familia y la familia 
completa han buscado de manera individual y grupal al Señor (en que manos está la 
preparación de los corazones de los hombres) para estar aptos para el culto público, y que él 
bendiga para ellos las ordenanzas públicas, el líder familiar debe asegurar de que cada 
persona a su cargo asista al culto público para que tanto él como los demás se reúnan con el 
resto de la congregación. Al término del culto público, después de la oración, él debería 
pedir cuentas de lo aprendido. Después, el tiempo libre que les debe deben ocuparlo usando 
un catecismo y teniendo alguna conversación espiritual sobre la palabra de Dios. Otra 
opción es aplicación individualmente a la lectura, la meditación, y la oración privada, de 
modo que puede confirmar y desarrollar sucomunión con Dios, conservar y promover el 
beneficio obtenido de las ordenanzas públicas, y ser más edificados para la vida eterna. 
 
IX. Quienquiera que pueda orar debería usar ese don de Dios. Quienes carezcan de 
experiencia y sean más débiles podrían empezar con un modelo de oración ya 
establecido. Sin embargo, para que no tarden en despertar en sí mismos (según sus 
necesidades diarias) el espíritu de oración que todos los hijos de Dios reciben en alguna 
medida, orar privadamente a Dios con más fervor y frecuencia, a fin de capacitar sus 
corazones para concebir —y sus lenguas para expresar a Dios— deseos apropiados en favor 
de sus familias. Mientras tanto, para cobrar mayor ánimo, deben meditar en, y hacer uso de, 
los siguientes motivos de oración. 
 
• • Deberían confesar a Dios cuán indignos son de venir ante su presencia, e 
inadecuados para adorar su majestad. Deberían, en consecuencia, pedir 
fervientemente a Dios un espíritu de oración. 
• • Deberían confesar sus pecados y los pecados de la familia, acusándose, 
juzgándose, y condenándose a sí mismos por ellos, hasta producir una verdadera 
humillación en sus almas. 
• • En el nombre de Cristo y por medio del Espíritu, deberían derramar sus almas a 
Dios para perdón de pecados; gracia para arrepentirse; y para creer, y vivir sobria, 
recta, y piadosamente; para que puedan servir a Dios con gozo y deleite, andando 
delante de él. 
• • Deberían dar gracias a Dios por sus muchas misericordias para con su pueblo, y 
para con ellos mismos; y especialmente por amarlos en Cristo, y por la luz del 
evangelio. 
• • Deberían orar por cualesquiera beneficios particulares —espirituales o 
temporales— que puedan necesitar en el momento (sea en la mañana o en la noche) 
concernientes a salud o enfermedad, prosperidad o adversidad. 
• • Deberían orar por la iglesia de Cristo en general, por todas las iglesias reformadas, 
y por su propia iglesia en particular; y por todos sufren por el nombre de 
Cristo; por todos nuestros líderes, por el rey, la reina, y sus hijos; por los oficiales, 
ministros, y toda la congregación de la cual sean miembros; por aquellos miembros 
que están ausentes debido a ocupaciones lícitas, y por quienes están en casa. 
• • La oración puede terminar con un deseo sincero de que Dios sea glorificado en la 
venida del reino de su Hijo y en el hacer su voluntad, y con la seguridad de que 
ellos mismos son aceptados por Dios, y de que lo pedido conforme a la voluntad de 
él será hecho. 
 
X. Estos ejercicios deben llevarse a cabo con gran sinceridad, sin tardanza, dejando 
de lado toda ocupación u obstáculo mundanal, desatendiendo las burlas de ateos y profanos, 
y respetando las grandes misericordias de Dios para con esta tierra y las severas 
correcciones con que últimamente nos ha disciplinado. Para este efecto, las personas de 
mayor rango (así como todos los ancianos de la iglesia) deben no solo incitarse a sí mismos 
ya sus familias a ser diligentes en esta materia, sino también asegurar de que los ejercicios 
antes mencionados sean conscientemente llevados a cabo en cada familia bajo la autoridad 
y la responsabilidad de ellos. 
 
XII. Además de los ya mencionados deberes ordinarios de las familias, hay deberes 
extraordinarios de humillación y de gracias. Las familias deben llevarlos a cabo 
cuidadosamente a cabo en aquellas ocasiones extraordinarias —públicas o privadas— que 
el Señor determine. 
 
XII. La palabra de Dios exige que consideremos provocarnos mutuamente al amor ya 
las buenas obras. Por lo tanto, en todo tiempo, y especialmente hoy, cuando abunda lo 
profano, y los burladores, andando tras sus codicias, considerando extraño que otros no 
corran con ellos hacia el mismo exceso de inmoralidad, cada miembro de esta iglesia 
debería incitarse a sí mismo ya los demás a cumplir los deberes de edificación mutua 
mediante instrucción, amonestación, y reprensión. 
Los miembros deben exhortarse mutuamente a manifestar la gracia de Dios negando 
la impiedad y los deseos mundanos, ya vivir de manera piadosa, sobria, y recta en este 
mundo presente. 
Deberían consolar a los débiles y orar con o por los demás. Estos deberes deben 
cumplirse en ocasiones especiales que la divina providencia ofrezca —es decir, frente a 
cualquier calamidad, cruz, o gran dificultad, o cuando se necesite consejo o consuelo—. 
Deberían llevar a cabo estos deberes cuando se haya de amonestar privadamente a un 
transgresor, y si eso no es eficaz, una o dos personas más deben sumarse a la amonestación, 
conforme a la regla de Cristo, para que cada palabra quede confirmada por la boca de dos o 
tres testigos. 
XIII. Puesto que no a todos se ha concedido decir una palabra oportuna a una mente 
cansada o afligida, es conveniente, en ese caso, que quien no encuentra alivio tras el uso de 
los medios ordinarios —privados o públicos—, busque el consejo de su propio pastor, o de 
algún cristiano con experiencia. Si la persona atribulada, en razón de su condición o sexo, y 
por una cuestión de discreción, modestia, o riesgo de escándalo, requiere la presencia de un 
amigo personal piadoso y serio en la reunión con el pastor, es conveniente que dicho amigo 
esté presente. 
 
XIV. Cuando, camino a sus ocupaciones particulares, opor cualquier necesidad, 
personas de familias distintas se hallen reunidas por la providencia divina, estas personas, 
puesto que desean que el Señor su Dios las acompañe dondequiera que vayan, deben andar 
con él: no deben descuidar los deberes de la oración y la acción de gracias, sino llevarlos a 
cabo eligiendo para ello a quien consideren más apropiado. Deberían, así mismo, cuidar que 
de sus bocas no salga ninguna declaración corrupta, sino la que sea buena para edificar y 
ministrar gracia a los oyentes. 
 
El propósito y alcance de todas estas instruccioneses, por un lado, conservar y 
extender el poder y la práctica de la piedad entre todos los pastores y miembros de esta 
iglesia, dondequiera que vivan o trabajen, y librar de cualquier impiedad o mofa a los 
ejercicios religiosos. Por otro lado, se busca que, bajo el nombre y pretexto de ejercicios 
religiosos, no se permita reunión o práctica alguna que engendre error, escándalo, división, 
desprecio, o indiferencia ante las ordenanzas públicas o los ministros; nada que motive el 
descuido de los deberes correspondiente a las ocupaciones particulares, u otros male que 
son obra de la carne, no del Espíritu, y que son contrarios a la verdad ya la paz. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
APÉNDICE 2 
John Paton se va de casa 
Por si aún tienes dudas sobre el impacto del culto familiar, y para animar a los padres 
que ya están llevándolo a cabo, quiero compartir contigo la historia de cuando John Paton 
se fue de casa. Partía para entrar a la escuela, y más tarde iría como misionero a los 
caníbales. Paton escribe: 
Mi querido padre caminó junto a mí los primeros diez kilómetros. Sus consejos, lágrimas y 
conversación celestial en ese viaje de despedida permanecen frescos en mi corazón como si 
solo hubiera ocurrido ayer; y cada vez que mi memoria me traslada hasta esa escena, las 
lágrimas ruedan por mis mejillas con la misma facilidad que en ese momento. Durante el 
último kilómetro, más o menos, caminamos juntos en un silencio casi ininterrumpido —mi 
padre, como solía hacerlo, con el sombrero en la mano […] -. Sus labios seguían 
moviéndose, orando en silencio por mí, y sus lágrimas brotaban rápidamente cuando 
nuestros ojos se encontraban en miradas que no requerían palabras. Al llegar al lugar de 
despedida, nos detuvimos. Por un momento, él sujetó firmemente mi mano en silencio, y 
luego, con solemnidad y afecto, dijo: «¡Que Dios te bendiga, hijo! 
Incapaz de decir más, siguió moviendo sus labios orando en silencio. Llorando, nos 
abrazamos y nos despedimos. Yo corrí tan rápido como pude y, cuando estaba a punto de 
doblar una esquina hacia el camino en que me perdería de su vista, miré hacia atrás y lo vi, 
de pie, con la cabeza descubierta, allí donde lo dejé —observándome—. Agitando mi 
sombrero para despedirme, di la vuelta a la esquina en un instante. Sin embargo, mi corazón 
estaba demasiado pesado y dolorido como para seguir sosteniendo mi andar, así que me 
arrojé a un lado del camino y lloré un rato. Después, levantándomeconcuidado, 
subíaunmurallón para ver si aún estaba donde lo había dejado, y en ese mismo momento, ¡lo 
distinguí subiendo al murallón para observarme! No me vio, y luego de observar 
ansiosamente hacia donde estaba yo por un rato, bajó, volvió el rostro en dirección a casa, y 
comenzó a volver —su cabeza aún descubierta, y su corazón, con toda seguridad, todavía 
elevándose en oración por mí—. A través de las lágrimas que dificultaban mi visión, miré 
hasta que su silueta desapareció de mi vista, y entonces, retomando mi camino con prisa, 
prometí, de manera profunda y reiterada, que con la ayuda de Dios viviría y actuaría en 
forma tal que nunca afligiera o deshonrara a un padre ya una madre como los que él me 
había dado. Muy a menudo a lo largo de mi vida, el aspecto de mi padre al despedirnos —
sus consejos, oraciones, y lágrimas—, el camino, el murallón, el momento en que subió, y 
luego la forma en que se alejó, cabeza al descubierto, han regresado vívidamente a mi 
mente —y aun ahora mientras escribo— como si hubiera sucedido hace apenas una 
hora. En mis primeros años, particularmente,tentaciones, su silueta alejándose se me 
aparecía como la de un ángel guardián. No es fariseísmo, sino profunda gratitud, lo que me 
lleva ahora a testificar que, por la gracia de Dios, recordar esa escena no solo contribuyó a 
mantenerme puro de pecados recurrentes, sino que también me estimuló para que, en todos 
mis estudios, no defraudara sus esperanzas, y en todos mis deberes cristianos, pudiera 
seguir fielmente su brillante ejemplo 1 . 
¿Cuál fue la motivación subyacente que condujo a John Paton a amar tan 
intensamente a su padre y la fe de este? Paton respondió: 
Jamás consigo explicar, ni tampoco podría entenderlo un extraño, cuánto me impresionaban 
las oraciones de mi padre en aquel tiempo. Cuando él, arrodillado en el culto familiar, y 
todos nosotros hincados a su alrededor, derramaba su alma entera orando con lágrimas por 
la conversión del mundo pagano al servicio de Jesús —así como por cada necesidad, 
personal y doméstica—, todos sentíamos que estábamos en la presencia del Salvador 
viviente, y así aprendimos a conocerlo y amarlo como nuestro divino amigo. Al levantarnos 
de nuestras rodillas, yo solía mirar el rostro iluminado de mi padre, y deseaba ser 
espiritualmente como él, anhelando que, en respuesta a sus oraciones, se me privilegiara y 
preparara para llevar el bendito Evangelio a algún segmento del mundo pagano 2 . 
Con un padre así, ¿te sorprende que John Paton fuera a los caníbales? Su esposa y su 
hijo morirían en el campo misionero, donde él los enterraría en la arena y dormiría sobre sus 
sepulcros para proteger sus cuerpos de los caníbales. ¡Oh, el poder del culto familiar 
temeroso de Dios! 
 
 
 
 
 
 
 
 
Índice de textos bíblicos 
ANTIGUO 
TESTAMENTO 
 
Génesis 
3: 811 
3:1512 
8: 20-2112 
12: 313 
18:1923 
 
Éxodo 
1233 
 
Deuteronomio 
633 
6: 6–719 
8: 321 
11: 18-1920 
 
Josué 
24: 14-1517 
24:3118 
 
1 de Samuel 
2:3051 
 
2 Crónicas 
20:1922 
 
Trabajo 
1: 512 
 
Salmos 
230 
2231 
4831 
6331 
66: 1–222 
7833 
78: 5-747 
8431 
9131 
9231 
105: 222 
11831 
118: 1521 
12131 
128: 321 
150: 644 
 
Proverbios 
4: 134 
16:2344 
22: 649 
 
Isaías 
40–6631 
5331 
 
Jeremías 
10:2520 
 
Zacarías 
12: 10-1413 
 
NUEVO 
TESTAMENTO 
 
Mateo 
4: 421 
6:3328 
18:2042 
2631 
 
Juan 
631 
1131 
2031 
 
Hechos 
2:3913 
 
Romanos 
4:1113 
512 
 
1 Corintios 
7:1413 
10:3121 
1512 
 
Efesios 
3: 14-1511 
6: 1–413 
6: 420 
 
 
Colosenses 
3:1622 
3:2338 
 
1 Timoteo 
1: 4–521 
 
2 Timoteo 
1: 513 
3: 4-541 
3:1513 
 
Tito 
2: 733 
 
Santiago 
4:1450 
5:1322 
 
1 Juan 
1: 312 
 
Apocalipsis 
7 31 
21 31 
2231