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1 EL ROL DEL PSICÓLOGO Y LAS PARTICULARIDADES DEL PSICODIAGNÓSTICO EN CENTROS DE PRIVACIÓN DE LIBERTAD Lic. Claudia De Simone Comenzaremos describiendo la tarea específica del psicólogo en los Centros de Privación de Libertad, a los efectos de poder realizar algunas consideraciones en cuanto a su rol y a las particularidades que presenta la realización de una evaluación diagnóstica y las distintas etapas que tiene, en este tipo de establecimientos. En primer lugar, el psicólogo cumple una función de asesoramiento técnico ante las distintas autoridades judiciales. Para ello deberá realizar una evaluación diagnóstica y remitir un informe psicológico donde se consignará una sugerencia de derivación (la misma tendrá que contemplar las características singulares del caso por caso y estará sujeta a las distintas alternativas institucionales con o sin privación de libertad). Con relación a ello, esta sugerencia de derivación es no vinculante, es decir el Juez puede tenerla en cuenta o no. Generalmente, el Psicodiagnóstico es definido como un proceso, de tiempo limitado que permite a través de diversas estrategias teóricos-técnicas, arribar a un conocimiento global y profundo de las características de personalidad de un sujeto. Todo psicodiagnóstico implica una serie de variables que deben mantenerse constantes constituyendo éstas lo que se denomina Encuadre. En el contexto de los Centros de Privación de Libertad, no siempre se pueden mantener algunas de esas variables, debiendo adaptarse a la realidad institucional (en ocasiones no se puede utilizar el mismo consultorio, los horarios y los días que se han estipulado no pueden cumplirse fielmente, etc.). En lo que hace a la esencia de nuestro trabajo, nos encontramos con la presencia de un pedido y la ausencia de una demanda. El pedido no viene del sujeto asistido sino de otro lado (del Juzgado, del Establecimiento). Es por ello que los adolescentes con los cuales trabajamos no presentan una 2 demanda explícita de tratamiento, tampoco aparece –desde lo manifiesto- algún cuestionamiento acerca de que algo les está pasando, no pudiendo asociar su actuación (hecho transgresor) con la posibilidad de que esta quiere decir algo, algo que sólo se puede descifrar a través de una escucha terapéutica. Por tal motivo, nos vemos compelidos a recortar el encuadre terapéutico y a conceptualizar de otro modo lo que se entiende por demanda. Es entonces, que no podemos entender la demanda como algo a-priori sino como algo a- posteriori. Esto es, tratar de ofrecer un espacio que posibilite que la demanda pueda ser construida. Esto, es precisamente, uno de los desafíos que nos planteamos cotidianamente en nuestra tarea: construir un espacio donde el adolescente pueda comenzar a desplegar lo que hasta el momento se encontraba obturado: la PALABRA. Nuestro rol profesional no será pasivo sino que desde el primer momento trabajamos con intervenciones y señalamientos, para que pueda hablar de su historia, de los hechos que motivaron su internación, de la significación de los mismos, facilitando su implicancia subjetiva y procurando un cambio de posicionamiento frente a su conflictiva. Se trata de lograr un pasaje de la causa judicial (que es lo que ha primado hasta el momento del encuentro con el psicólogo) a la causalidad psíquica. También se trata de no utilizar el psicodiagnóstico como un instrumento para rotular, ubicando al adolescente infractor en el lugar de objeto de estudio, sino que se intenta abrir el cuestionamiento reconociendo en el otro a un sujeto, para que el adolescente pueda apropiarse de su historia e intentar poner en palabras esa forma particular de comunicación que ha establecido a través de la acción. Debemos destacar que antes de la entrevista psicológica, el joven ha atravesado por otras instancias (policía, Juzgado, empleados de distintas oficinas, etc.) habiendo sido sometido a interrogatorios y presiones que dificultan la posterior relación con el psicólogo. En todo proceso psicodiagnóstico se instaura una transferencia (no en el sentido analítico), esta se dará en nuestro contexto de un modo particular. Consideramos que 3 previo al primer encuentro con el psicólogo, se ha instaurado ya lo que denominamos transferencia institucional y siendo nosotros miembros de la institución es obvio pensar que esto facilita ciertos lugares en los que podemos ser ubicados (policía, abogado, Juez, etc.). Es tarea del psicólogo poder trabajar esto creando un encuentro propicio que diferencie los lugares y que facilite la expresión de la problemática. Desde el psicólogo (contratransferencia) también es necesario pensar qué significación tiene para él trabajar en una institución cerrada donde prima el orden y la seguridad. Por otro lado, nos enfrentamos con situaciones donde se presentifican situaciones de abandono, necesidades primarias insatisfechas, temáticas muy particulares (violencia, agresión, delitos sexuales, etc.) que movilizan y que ligados a aspectos no elaborados pueden generar actitudes de protección o rechazo, que si son actuados obturarán la posibilidad de un adecuado diagnóstico. De allí la necesidad de la formación y el cuestionamiento permanente en nuestra área. No se trata sólo de actuar compulsivamente (como muchas veces nos pide la institución repitiendo las características de los sujetos a los que asistimos) sino por el contrario pensar y re-pensar nuestra tarea, investigar y singularizar en cada caso el abordaje más pertinente y que permita arribar a un diagnóstico adecuado. La tarea del psicólogo en este tipo de ámbito no es la producción de informes (como en general se malentiende) sino abordar un proceso interno mediante distintas técnicas. Este proceso nos remite inexorablemente a la singularidad del caso por caso, se trata de encontrar un sentido (particular en cada caso) a la transgresión que ha motivado la internación, creando una adecuada alianza de trabajo. Es necesario también conocer la dinámica familiar en modo directo o a través del trabajo interdisciplinario con el Servicio Social. Luego de la evaluación diagnóstica debe confeccionarse el informe psicológico, en éste se dará cuenta en forma clara y coherente de las hipótesis a las que hemos arribado. 4 Así como el psicodiagnóstico implica un proceso de análisis, selección y jerarquización también en el informe se selecciona y jerarquizan los aspectos más pertinentes, que puedan dar a quien lo lea los elementos para entender la problemática adolescente y que se desprenda los fundamentos de la sugerencia técnica solicitada. El informe escrito es el cierre del psicodiagnóstico y la transmisión de sus resultados, debe ser realizado en un lenguaje claro, que sin perder de vista los aspectos técnicos, pueda ser entendido por quien no es psicólogo (como sucede en este ámbito), permitiendo un asesoramiento que enriquezca todos los elementos que conforman un expediente judicial. Para sintetizar, cabría agregar, que la tarea diagnóstica debe ser contextuada siempre en el ámbito que es realizada y que el rol del psicólogo debe ser fundante de un momento particular donde el adolescente encuentre alguien que lo escuche de un modo diferente, con estrategias adecuadas a cada caso y un trabajo (además) interdisciplinario que enriquezca el abordaje. Se trata de indagar la historia particular de un sujeto y cómo esta historia estructurante ha ido sobredeterminando la actuación que caracteriza a los adolescentes infractores a la ley penal. El acto, además de ser un hecho antisocial, que es pasible –en muchos casos- de un reproche jurídico, es también la expresión de una historia estructurantey como tal deber ser correctamente evaluada en cada situación. Si bien el proceso de responsabilización de los actos transgresores que cometen los adolescentes es un eje que debe ser evaluado por el Poder Judicial, los psicólogos podemos abordar la responsabilización subjetiva de los mismos. La responsabilización subjetiva es importante desde el punto de vista psicológico/psicoanalítico, pues es un indicador diagnóstico que nos posibilita comprender que el sujeto que estamos evaluando pueda apropiarse de sus actos, también permite identificar las motivaciones inconscientes que lo llevaron a involucrarse en situaciones de riesgo para sí y para terceros, determinar si puede reflexionar acerca de las consecuencias que esto pudo traerle aparejado y si es posible 5 que pueda anticiparse para no volver a involucrarse en estas situaciones que tienen un costo muy alto para él mismo. Cabe destacar, que el discurso jurídico puede entender la mencionada categoría psicológica de responsabilidad subjetiva, como que estamos consignando que el sujeto es responsable, o sea culpable, es que preferimos consignar en los informes como implicación subjetiva, de esta manera nos aseguramos de explicar técnicamente pero no dando lugar a otra interpretación tan distinta. Las generalidades de la etapa adolescente y la transgresión deben singularizarse para intentar dar una respuesta que permita revertir la problemática que da lugar a la internación en un centro de privación de libertad. En el mismo sentido, deben entenderse los reingresos de estos adolescentes al sistema, es decir no por la vía de ser pensados como un deterioro o agravamiento de su problemática sino –justamente- como un intento “fallido” desde ellos mismos para preservarse y para posibilitar la intervención de otra instancia, una terceridad necesaria que le presentifique las regularidades del orden social general limitándolo en su propio accionar. Etapas del proceso de evaluación diagnóstica Consideramos las siguientes etapas en el proceso de evaluación diagnóstica: 1. Admisión 2. Evaluación Diagnóstica 3. Informe 1 – Admisión: La entrevista de admisión tiene como objetivo tomar contacto con el adolescente dentro de las 12 hs siguientes de producido su ingreso al Centro de Admisión y Derivación (CAD), cuyo régimen institucional es de privación de libertad. La importancia de la misma radica – fundamentalmente- en que se podrá evaluar en forma global lo siguiente: a) Urgencias Psiquiátricas b) Características de personalidad más relevantes c) Configuración familiar (si está o no desvinculado de su núcleo familiar, posibilidad de contar con algún referente adulto, etc.) d) Agrupabilidad o no con otros jóvenes 6 Esta primera evaluación nos permite tomar conocimiento de la conflictiva del adolescente y comenzar a elaborar el posterior proceso diagnóstico. Asimismo, la admisión posibilita comenzar a contener ansiedades, fantasías y/o angustias que presenta el joven ante la situación de internación en privación de libertad, favoreciendo que este pueda comenzar a ponerle palabras y reflexionar acerca de sus acciones. La entrevista de admisión también intenta brindar al joven información acerca del modo de funcionamiento institucional, de evacuar dudas, inquietudes y temores que pueda presentar. Generalmente, no hay un tiempo estipulado de duración de la entrevista, esta se extenderá o no en función de la problemática que se despliega, de la necesidad de contener o de brindar la información mencionada anteriormente. Se trata de indagar no sólo las características de personalidad más significativas, sino también sobre la dinámica familiar, su entorno social, su vinculación con pares, compromiso adictivo, su accionar transgresor, su exposición a riesgos, su capacidad simbólica, su tendencia al acting-out, su posibilidad de reflexionar sobre su historia personal, la implicación afectiva o desafectivización en su relato y en su accionar e intentar realizar una aproximación presuntiva de su conflictiva central. Se realizan algunas intervenciones a modo de señalamientos con el objetivo que el joven comience a preguntarse acerca de lo que le sucede y pueda comenzar a implicarse subjetivamente en esto. Posteriormente, se confeccionará el Informe de Admisión donde se consignará todo lo evaluado, culminando con una sugerencia técnica que es la conclusión de lo que se estima que necesita el joven. Estas sugerencias de derivación pueden ser: 1- Distintas derivaciones dentro del Sistema Penal Juvenil: a) Egreso con su familia, tutor o referentes afectivos: Es la posibilidad que el joven sea externado y reintegrado a su núcleo familiar o bien con un tutor o referentes afectivos. Para ello, deberemos evaluar: 7 El grado de continencia familiar o de las figuras que podrán hacerse cargo del joven Que el joven presente cierto grado de consciencia de la situación en la que se encuentra involucrado y que ésta no halla devenido en una situación de alta exposición a riesgos. Que cuente con recursos internos que le permitan funcionar autónomamente. Posibilidad que pueda esbozar un proyecto de vida distinto. Que se evidencia implicancia subjetiva y posibilidad de utilizar la palabra para expresar lo que le sucede. Que pueda tomar consciencia de las consecuencias de su accionar y no exponerse a riesgos para sí ni para terceros. b) Institución de régimen cerrado de acuerdo a la franja etarea. (Por ejemplo: Centros Socio- educativos de régimen cerrado): Se trata de un dispositivo penal juvenil de privación de libertad, cuyo abordaje deberá ser integral dentro de una institución de límites precisos que posea un régimen institucional de internación integrado por profesionales de distintas disciplinas (psicólogos, trabajadores sociales, médicos, psiquiatras, nutricionistas, etc.) con acompañamiento de personal de seguridad y operadores convivenciales o educativos. Para poder sugerir ésta modalidad de abordaje, el joven deberá: Presentar escasa consciencia de la situación en la que se involucró. Dificultad para expresar con palabras lo que le sucede Tendencia al acting Escasa posibilidad de manejar sus impulsos Dificultad para resolver sus conflictos a través de la violencia. Haberse involucrado en situaciones de alto riesgo, no sólo para sí sino para terceros. 8 Por lo tanto, el abordaje más indicado en estos casos tenderá a que el joven pueda comenzar a poner en palabras su conflictiva, que pueda conectarse con las motivaciones insconscientes que lo llevaron a involucrarse en éste tipo de actos, que mitigue sus impulsos agresivos y sobre todo que pueda reflexionar acerca de las consecuencias que su accionar le pueda traer aparejado. También sería importante que pueda diseñar un proyecto de vida posible que lo aleje de la transgresión. c) Institución de régimen abierto (Por ejemplo: Residencias Socio-Educativas de Libertad Restringida): Se trata de un dispositivo penal juvenil de restricción de libertad, integrado por profesionales de distintas disciplinas y operadores convivenciales o educativos que intervienen con el joven. La permanencia estimada es de aproximadamente como máximo un año, tendiente a reinsertarlo en su núcleo familiar a la brevedad posible. Cabe destacar que para poder seleccionar éste tipo de régimen institucional primeramente se debe haber detectado una conflictiva familiar que impida la inclusión (transitoria) del adolescente en estos momentos. Se le ofrece al adolescente, un espacio contenedor de residencia que le permite continuar sus estudios en escuela extramuros, como así también la posibilidad de realizar actividades deportivas y recreativas por fuera de la institución.En éste sentido, tendrá la posibilidad de reinsertarse laboralmente y/o realizar talleres de oficio para su futura inserción laboral. Para ello, el joven deberá presentar las siguientes características: Cierta consciencia de su conflictiva y de las consecuencias que le puede traer aparejado su accionar. Haberse involucrado en situaciones de mínima exposición a riesgos. Que pueda resolver los problemas que se le presentan sin tener que apelar – necesariamente- a la violencia/agresión. 9 Que pueda implicarse subjetivamente en lo que le sucede. Que presente disposición para elaborar un proyecto futuro que contemple sus posibilidades reales de concreción como así también sus potencialidades. d) Programas de Restricción de Libertad (Por ejemplo: Supervisión y Monitoreo para jóvenes en el ámbito socio- comunitario o bien los denominados Libertad Asistida o Vigilada). Se trata de un programa alternativo a la privación de libertad. Su función principal es acompañar al adolescente cuando egresa con sus padres o referentes afectivos, articulando con los recursos que cuenta el entorno social donde reside el adolescente. Asimismo, se le brinda la posibilidad de incorporarlos en diversos Talleres orientados a la capacitación de distintos oficios. Se realiza un seguimiento semanal y se eleva al Juzgado interviniente un informe dando cuenta de la evolución del joven durante todo éste período, que oscila entre los 3 y 9 meses aproximadamente. Para ello, el joven deberá: Contar con el compromiso y la responsabilidad de su grupo familiar y/o referentes afectivos. Que estos puedan contenerlo afectivamente e imponer ciertas normas y límites. Que cuente con recurso internos que le posibiliten controlar sus impulsos y verbalizar su conflictiva. Que pueda tomar consciencia de las consecuencias de su accionar y no exponerse a riesgos para sí y para terceros. 2- Distintas derivaciones dentro del Sistema Proteccional a) Comunidades Terapéuticas o Centros ambulatorios. Se tratan de dispositivos de internación proteccional que realizan tratamiento específico a aquellos sujetos que 10 presentan un compromiso significativo con las sustancias tóxicas y/o alcohol. Por lo tanto, el indicador técnico más relevante es determinar el grado de dependencia, si hay presencia de cierta consciencia de su situación y de las consecuencias que ésta puede traer. Asimismo, es importante evaluar el nivel de acompañamiento familiar durante el período que demande la internación en éste tipo de abordaje terapéutico. b) Casas de medio camino: Este tipo de instituciones proteccionales funcionan de manera similar que los Hogares o Residencias, al ser un establecimiento de puertas abiertas y albergar pequeños grupos entre 10 a 20 jóvenes. Su función principal es realizar tratamiento psicoterapéutico y psiquiátrico para aquellos jóvenes que presenten alguna patología psiquiátrica que no sea psicosis y que requieran un tratamiento medicamentoso. c) Clínica Psiquiátrica: Realizan tratamiento psiquiátrico a sujetos que presenten una patología psiquiátrica, especialmente psicosis, que se encuentren descompensados y que ello requiera un tratamiento medicamentoso y en la modalidad de internación. d) Instituciones Especializadas: Este tipo de instituciones proteccionales tienen la particularidad de especializarse en algunas de las distintas problemáticas que puedan presentan algunos jóvenes, como por ejemplo retraso madurativo, discapacidad motriz, etc. 2 – Evaluación Diagnóstica: El psicodiagnóstico es un proceso de corta duración – las concepciones más difundidas y aceptadas- lo ubican en un marco de 3 a 6 entrevistas. Nuestra práctica cotidiana nos ha brindado la posibilidad de no tener un modelo de diagnóstico generalizable, pues lo que se intenta es subjetivar la 11 transgresión. Por lo tanto, se prioriza la singularidad del caso por caso. Lo que proponemos (y que se inicia ya en la entrevista de admisión) es que este proceso de evaluación diagnóstica pueda ser un momento de escucha, preguntas y cuestionamiento donde el adolescente pueda empezar a pensar e intentar poner en palabras – simbolizar- esa forma especial de comunicación que ha establecido a través de la acción. Por lo tanto, es luego de la entrevista inicial, de las primeras hipótesis elaboradas y del material que surja en la supervisión, que se determinará, por ejemplo el empleo o no de técnicas proyectivas. En el caso que sí se utilizan, planteamos una batería mínima: H.T.P (Casa, Árbol y persona) Test de las dos personas Familia Kinética Desiderativo Test Guestáltico visomotor (Bender) Test de evaluación intelectual (para aquellos casos que se requiera una definición de C.I.) Debe tenerse en cuenta que siempre la selección de una técnica tiene como fundamento el conocer qué indaga la misma (o sea sobre qué segmento de la personalidad dará información porque cada una de ellas tiene un objetivo determinado) y cuáles son sus criterios de interpretación. Asimismo, el análisis de una técnica implica la elaboración de juicios clínicos (hipótesis) corroboradas a través de recurrencias y convergencias intra e intertest, relacionadas con las entrevistas individuales y/o familiares y el trabajo interdisciplinario con el Servicio Social y otros profesionales (Psiquiatra, Médico, etc.). A través de la evaluación diagnóstica deber ser necesario arribar al conocimiento de las características predominantes de la personalidad del menor, teniendo en cuenta lo siguiente: Aspectos afectivos en relación a sí mismo y a su historia. Aspectos madurativos-intelectuales (si se corresponden o no a lo esperable para su etapa 12 evolutiva: lenguaje, tipo de pensamiento, logicidad del mismo, tipo de discurso, etc.). Mecanismos defensivos predominantes (rigidez, plasticidad, eficacia o no de los mismos, cuando, cómo y para qué). Recursos internos con los que cuenta y evaluación de los mismos, con relación a un futuro tratamiento. Evaluación de conductas adictivas (nivel de compromiso) y/o transgresoras (nivel de exposición a riesgos y consciencia de ello), identificación o no con lo transgresor. Evaluación yoica (fragilidad, labilidad, influenciabilidad, etc.) Manejo de los impulsos y la agresión. Implicancia subjetiva en su situación actual y en los hechos que motivaron su internación. Dinámica de los roles familiares (desde su vivencia interna, figuras parentales y/o sustitutas, hermanos, etc.). Relación con el entorno social (grupo de pares, relaciones laborales, educativas, recreativas, etc.). Y fundamentalmente, dada la problemática con la que trabajamos, intentar precisar la significación particular del acto transgresor que ha motivado la internación. Tendemos a un diagnóstico dinámica que integre todo lo evaluado y le otorgue un sentido explicativo para los otros (Juzgado, Institución, otros profesionales, etc.), pero que además le permita al adolescente comenzar a posicionarse de manera distinta en relación a su problemática y preguntarse acerca de su actuación y el modo particular de procesamiento psíquico que ésta implica. Por último, todo lo evaluado se trasmite a través de un informe psicológico. Este es la comunicación escrita de las hipótesis diagnósticas a las que hemos arribado durante todo el proceso diagnóstico. 13 INFORME PSICOLOGICO Antes de redactar un informe siempre se deberá tener en cuenta: a quien va dirigido, qué se informa, para qué y cómo. La confección del informe deberá tener una estructura que lo organice desde lo formal y desde lo dinámico. Deberá ser expresado en un lenguaje claro peros sin perder la especificidadtécnica. Se consignarán los aspectos evaluados en el diagnóstico teniendo en cuenta siempre, que la información se desarrollará desde lo manifiesto o lo latente, desde lo periférico a lo central. Esto posibilitará que el informe sea claro, preciso, coherente y con un sentido que sea accesible a los lectores de otras disciplinas. Asimismo, en nuestro caso, del desarrollo del informe se debe desprender una sugerencia de derivación que contemple las estrategias de abordaje que consideramos pertinentes para la problemática que presenta el adolescente. Cabe destacar, que esta orientación (como ya lo hemos explicitado) surge del trabajo interdisciplinario con las otras áreas pertenecientes al Equipo Técnico evaluador y/o tratante. En cuanto a la organización interna del informe, es necesario comenzar presentando la configuración familiar del entrevistado, realizando una breve reseña biográfica. Para ello, es primordial cotejar esa información con la que pudo recabar el Servicio Social y con otras que se desprenden de la lectura del legajo personal. En segunda instancia se deberá dar cuenta de la actitud del entrevistado ante los requerimientos de la entrevista (tipo de vínculo que establece con el entrevistador, actitud ante las diferentes consignas y/o intervenciones, describiendo las modificaciones o no durante el proceso diagnóstico). Se tratará de reflejar cómo se posiciona frente a la situación de internación y los motivos que originaron la misma. Con relación a esto, consideramos que no es necesario consignar el relato del entrevistado, evitando citas textuales del mismo, como así también la descripción que este realiza acerca del hecho transgresor, y antecedentes al respecto que pudiera tener. 14 Es importante mencionar las características predominantes tanto de los aspectos afectivos como de los intelectuales y madurativos. La capacidad de historizar y reflexionar acerca de lo que sucede (recursos internos) y la posibilidad o no de desplegar los mismos para su beneficio en un proyecto de vida futuro. En función de esto, se tratará de extraer el sentido de la transgresión y la significación particular que adquiere en relación a su historia. Teniendo en cuenta que trabajamos con adolescentes y que el accionar de los mismos, aparecen –muchas veces- como emergente de una problemática socio-familiar, es necesario consignar la modalidad de funcionamiento familiar, cómo se tramita esa dinámica y la vivencia interna respecto a las figuras significativas de su entorno (familiares y extrafamiliares) y las posible vicisitudes que se juegan en los procesos identificatorios con las mismas. Se hace necesario aclarar que en aquellos casos donde aparece una conflictiva adictiva (en sus distintos niveles de compromiso) se debe consignar la misma mencionando si tiene o no consciencia y la disposición a realizar un abordaje terapéutico. Para ello se deberá especificar la estrategia de tratamiento más adecuada. Por último, se hará referencia a la sugerencia técnica realizando todas las indicaciones que se consideren necesarios. La misma junto con el informe social y psiquiátrico se unificará en las conclusiones técnicas, que es la síntesis de los informes mencionados.
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