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El rol del psicólogo y las particularidades del psicodiagnóstico en centros de privación de libertad

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EL ROL DEL PSICÓLOGO Y LAS PARTICULARIDADES DEL 
PSICODIAGNÓSTICO EN CENTROS DE PRIVACIÓN DE LIBERTAD 
 
 
 Lic. Claudia De Simone 
 
 
 
Comenzaremos describiendo la tarea específica del 
psicólogo en los Centros de Privación de Libertad, a los 
efectos de poder realizar algunas consideraciones en cuanto 
a su rol y a las particularidades que presenta la realización de 
una evaluación diagnóstica y las distintas etapas que tiene, 
en este tipo de establecimientos. 
En primer lugar, el psicólogo cumple una función de 
asesoramiento técnico ante las distintas autoridades 
judiciales. Para ello deberá realizar una evaluación 
diagnóstica y remitir un informe psicológico donde se 
consignará una sugerencia de derivación (la misma tendrá 
que contemplar las características singulares del caso por 
caso y estará sujeta a las distintas alternativas institucionales 
con o sin privación de libertad). Con relación a ello, esta 
sugerencia de derivación es no vinculante, es decir el Juez 
puede tenerla en cuenta o no. 
Generalmente, el Psicodiagnóstico es definido como un 
proceso, de tiempo limitado que permite a través de diversas 
estrategias teóricos-técnicas, arribar a un conocimiento 
global y profundo de las características de personalidad de 
un sujeto. 
Todo psicodiagnóstico implica una serie de variables 
que deben mantenerse constantes constituyendo éstas lo que 
se denomina Encuadre. 
En el contexto de los Centros de Privación de Libertad, 
no siempre se pueden mantener algunas de esas variables, 
debiendo adaptarse a la realidad institucional (en ocasiones 
no se puede utilizar el mismo consultorio, los horarios y los 
días que se han estipulado no pueden cumplirse fielmente, 
etc.). 
En lo que hace a la esencia de nuestro trabajo, nos 
encontramos con la presencia de un pedido y la ausencia de 
una demanda. El pedido no viene del sujeto asistido sino de 
otro lado (del Juzgado, del Establecimiento). Es por ello que 
los adolescentes con los cuales trabajamos no presentan una 
 
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demanda explícita de tratamiento, tampoco aparece –desde 
lo manifiesto- algún cuestionamiento acerca de que algo les 
está pasando, no pudiendo asociar su actuación (hecho 
transgresor) con la posibilidad de que esta quiere decir algo, 
algo que sólo se puede descifrar a través de una escucha 
terapéutica. 
Por tal motivo, nos vemos compelidos a recortar el 
encuadre terapéutico y a conceptualizar de otro modo lo que 
se entiende por demanda. Es entonces, que no podemos 
entender la demanda como algo a-priori sino como algo a-
posteriori. Esto es, tratar de ofrecer un espacio que posibilite 
que la demanda pueda ser construida. 
Esto, es precisamente, uno de los desafíos que nos 
planteamos cotidianamente en nuestra tarea: construir un 
espacio donde el adolescente pueda comenzar a desplegar lo 
que hasta el momento se encontraba obturado: la PALABRA. 
Nuestro rol profesional no será pasivo sino que desde 
el primer momento trabajamos con intervenciones y 
señalamientos, para que pueda hablar de su historia, de los 
hechos que motivaron su internación, de la significación de 
los mismos, facilitando su implicancia subjetiva y procurando 
un cambio de posicionamiento frente a su conflictiva. 
Se trata de lograr un pasaje de la causa judicial (que es 
lo que ha primado hasta el momento del encuentro con el 
psicólogo) a la causalidad psíquica. 
También se trata de no utilizar el psicodiagnóstico 
como un instrumento para rotular, ubicando al adolescente 
infractor en el lugar de objeto de estudio, sino que se intenta 
abrir el cuestionamiento reconociendo en el otro a un sujeto, 
para que el adolescente pueda apropiarse de su historia e 
intentar poner en palabras esa forma particular de 
comunicación que ha establecido a través de la acción. 
Debemos destacar que antes de la entrevista 
psicológica, el joven ha atravesado por otras instancias 
(policía, Juzgado, empleados de distintas oficinas, etc.) 
habiendo sido sometido a interrogatorios y presiones que 
dificultan la posterior relación con el psicólogo. 
 
En todo proceso psicodiagnóstico se instaura una 
transferencia (no en el sentido analítico), esta se dará en 
nuestro contexto de un modo particular. Consideramos que 
 
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previo al primer encuentro con el psicólogo, se ha instaurado 
ya lo que denominamos transferencia institucional y siendo 
nosotros miembros de la institución es obvio pensar que esto 
facilita ciertos lugares en los que podemos ser ubicados 
(policía, abogado, Juez, etc.). 
Es tarea del psicólogo poder trabajar esto creando un 
encuentro propicio que diferencie los lugares y que facilite la 
expresión de la problemática. 
Desde el psicólogo (contratransferencia) también es 
necesario pensar qué significación tiene para él trabajar en 
una institución cerrada donde prima el orden y la seguridad. 
Por otro lado, nos enfrentamos con situaciones donde se 
presentifican situaciones de abandono, necesidades 
primarias insatisfechas, temáticas muy particulares 
(violencia, agresión, delitos sexuales, etc.) que movilizan y 
que ligados a aspectos no elaborados pueden generar 
actitudes de protección o rechazo, que si son actuados 
obturarán la posibilidad de un adecuado diagnóstico. De allí 
la necesidad de la formación y el cuestionamiento 
permanente en nuestra área. 
No se trata sólo de actuar compulsivamente (como 
muchas veces nos pide la institución repitiendo las 
características de los sujetos a los que asistimos) sino por el 
contrario pensar y re-pensar nuestra tarea, investigar y 
singularizar en cada caso el abordaje más pertinente y que 
permita arribar a un diagnóstico adecuado. 
La tarea del psicólogo en este tipo de ámbito no es la 
producción de informes (como en general se malentiende) 
sino abordar un proceso interno mediante distintas técnicas. 
Este proceso nos remite inexorablemente a la 
singularidad del caso por caso, se trata de encontrar un 
sentido (particular en cada caso) a la transgresión que ha 
motivado la internación, creando una adecuada alianza de 
trabajo. Es necesario también conocer la dinámica familiar en 
modo directo o a través del trabajo interdisciplinario con el 
Servicio Social. 
Luego de la evaluación diagnóstica debe 
confeccionarse el informe psicológico, en éste se dará cuenta 
en forma clara y coherente de las hipótesis a las que hemos 
arribado. 
 
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Así como el psicodiagnóstico implica un proceso de 
análisis, selección y jerarquización también en el informe se 
selecciona y jerarquizan los aspectos más pertinentes, que 
puedan dar a quien lo lea los elementos para entender la 
problemática adolescente y que se desprenda los 
fundamentos de la sugerencia técnica solicitada. 
El informe escrito es el cierre del psicodiagnóstico y la 
transmisión de sus resultados, debe ser realizado en un 
lenguaje claro, que sin perder de vista los aspectos técnicos, 
pueda ser entendido por quien no es psicólogo (como sucede 
en este ámbito), permitiendo un asesoramiento que 
enriquezca todos los elementos que conforman un 
expediente judicial. 
Para sintetizar, cabría agregar, que la tarea diagnóstica 
debe ser contextuada siempre en el ámbito que es realizada 
y que el rol del psicólogo debe ser fundante de un momento 
particular donde el adolescente encuentre alguien que lo 
escuche de un modo diferente, con estrategias adecuadas a 
cada caso y un trabajo (además) interdisciplinario que 
enriquezca el abordaje. 
Se trata de indagar la historia particular de un sujeto y 
cómo esta historia estructurante ha ido sobredeterminando 
la actuación que caracteriza a los adolescentes infractores a 
la ley penal. 
El acto, además de ser un hecho antisocial, que es 
pasible –en muchos casos- de un reproche jurídico, es 
también la expresión de una historia estructurantey como tal 
deber ser correctamente evaluada en cada situación. 
Si bien el proceso de responsabilización de los actos 
transgresores que cometen los adolescentes es un eje que 
debe ser evaluado por el Poder Judicial, los psicólogos 
podemos abordar la responsabilización subjetiva de los 
mismos. 
La responsabilización subjetiva es importante desde el 
punto de vista psicológico/psicoanalítico, pues es un 
indicador diagnóstico que nos posibilita comprender que el 
sujeto que estamos evaluando pueda apropiarse de sus actos, 
también permite identificar las motivaciones inconscientes 
que lo llevaron a involucrarse en situaciones de riesgo para sí 
y para terceros, determinar si puede reflexionar acerca de las 
consecuencias que esto pudo traerle aparejado y si es posible 
 
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que pueda anticiparse para no volver a involucrarse en estas 
situaciones que tienen un costo muy alto para él mismo. 
Cabe destacar, que el discurso jurídico puede entender 
la mencionada categoría psicológica de responsabilidad 
subjetiva, como que estamos consignando que el sujeto es 
responsable, o sea culpable, es que preferimos consignar en 
los informes como implicación subjetiva, de esta manera nos 
aseguramos de explicar técnicamente pero no dando lugar a 
otra interpretación tan distinta. 
Las generalidades de la etapa adolescente y la 
transgresión deben singularizarse para intentar dar una 
respuesta que permita revertir la problemática que da lugar a 
la internación en un centro de privación de libertad. 
En el mismo sentido, deben entenderse los reingresos 
de estos adolescentes al sistema, es decir no por la vía de ser 
pensados como un deterioro o agravamiento de su 
problemática sino –justamente- como un intento “fallido” 
desde ellos mismos para preservarse y para posibilitar la 
intervención de otra instancia, una terceridad necesaria que 
le presentifique las regularidades del orden social general 
limitándolo en su propio accionar. 
Etapas del proceso de evaluación diagnóstica 
 Consideramos las siguientes etapas en el proceso de 
evaluación diagnóstica: 
1. Admisión 
2. Evaluación Diagnóstica 
3. Informe 
 
1 – Admisión: 
 La entrevista de admisión tiene como objetivo tomar 
contacto con el adolescente dentro de las 12 hs siguientes de 
producido su ingreso al Centro de Admisión y Derivación 
(CAD), cuyo régimen institucional es de privación de libertad. 
 La importancia de la misma radica –
fundamentalmente- en que se podrá evaluar en forma global 
lo siguiente: 
a) Urgencias Psiquiátricas 
b) Características de personalidad más relevantes 
c) Configuración familiar (si está o no desvinculado de su 
núcleo familiar, posibilidad de contar con algún 
referente adulto, etc.) 
d) Agrupabilidad o no con otros jóvenes 
 
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Esta primera evaluación nos permite tomar 
conocimiento de la conflictiva del adolescente y comenzar a 
elaborar el posterior proceso diagnóstico. Asimismo, la 
admisión posibilita comenzar a contener ansiedades, 
fantasías y/o angustias que presenta el joven ante la situación 
de internación en privación de libertad, favoreciendo que este 
pueda comenzar a ponerle palabras y reflexionar acerca de 
sus acciones. 
La entrevista de admisión también intenta brindar al 
joven información acerca del modo de funcionamiento 
institucional, de evacuar dudas, inquietudes y temores que 
pueda presentar. 
Generalmente, no hay un tiempo estipulado de 
duración de la entrevista, esta se extenderá o no en función 
de la problemática que se despliega, de la necesidad de 
contener o de brindar la información mencionada 
anteriormente. 
Se trata de indagar no sólo las características de 
personalidad más significativas, sino también sobre la 
dinámica familiar, su entorno social, su vinculación con pares, 
compromiso adictivo, su accionar transgresor, su exposición 
a riesgos, su capacidad simbólica, su tendencia al acting-out, 
su posibilidad de reflexionar sobre su historia personal, la 
implicación afectiva o desafectivización en su relato y en su 
accionar e intentar realizar una aproximación presuntiva de 
su conflictiva central. 
Se realizan algunas intervenciones a modo de 
señalamientos con el objetivo que el joven comience a 
preguntarse acerca de lo que le sucede y pueda comenzar a 
implicarse subjetivamente en esto. 
Posteriormente, se confeccionará el Informe de 
Admisión donde se consignará todo lo evaluado, culminando 
con una sugerencia técnica que es la conclusión de lo que se 
estima que necesita el joven. Estas sugerencias de derivación 
pueden ser: 
1- Distintas derivaciones dentro del Sistema Penal Juvenil: 
 
a) Egreso con su familia, tutor o referentes afectivos: 
Es la posibilidad que el joven sea externado y 
reintegrado a su núcleo familiar o bien con un tutor 
o referentes afectivos. Para ello, deberemos evaluar: 
 
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 El grado de continencia familiar o de las 
figuras que podrán hacerse cargo del joven 
 Que el joven presente cierto grado de 
consciencia de la situación en la que se 
encuentra involucrado y que ésta no halla 
devenido en una situación de alta exposición 
a riesgos. 
 Que cuente con recursos internos que le 
permitan funcionar autónomamente. 
 Posibilidad que pueda esbozar un proyecto de 
vida distinto. 
 Que se evidencia implicancia subjetiva y 
posibilidad de utilizar la palabra para 
expresar lo que le sucede. 
 Que pueda tomar consciencia de las 
consecuencias de su accionar y no exponerse 
a riesgos para sí ni para terceros. 
 
b) Institución de régimen cerrado de acuerdo a la 
franja etarea. (Por ejemplo: Centros Socio-
educativos de régimen cerrado): Se trata de un 
dispositivo penal juvenil de privación de libertad, 
cuyo abordaje deberá ser integral dentro de una 
institución de límites precisos que posea un régimen 
institucional de internación integrado por 
profesionales de distintas disciplinas (psicólogos, 
trabajadores sociales, médicos, psiquiatras, 
nutricionistas, etc.) con acompañamiento de 
personal de seguridad y operadores convivenciales 
o educativos. Para poder sugerir ésta modalidad de 
abordaje, el joven deberá: 
 Presentar escasa consciencia de la situación 
en la que se involucró. 
 Dificultad para expresar con palabras lo que 
le sucede 
 Tendencia al acting 
 Escasa posibilidad de manejar sus impulsos 
 Dificultad para resolver sus conflictos a través 
de la violencia. 
 Haberse involucrado en situaciones de alto 
riesgo, no sólo para sí sino para terceros. 
 
 
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 Por lo tanto, el abordaje más indicado en estos casos 
tenderá a que el joven pueda comenzar a poner en palabras 
su conflictiva, que pueda conectarse con las motivaciones 
insconscientes que lo llevaron a involucrarse en éste tipo de 
actos, que mitigue sus impulsos agresivos y sobre todo que 
pueda reflexionar acerca de las consecuencias que su 
accionar le pueda traer aparejado. 
 También sería importante que pueda diseñar un 
proyecto de vida posible que lo aleje de la transgresión. 
 
c) Institución de régimen abierto (Por ejemplo: 
Residencias Socio-Educativas de Libertad 
Restringida): Se trata de un dispositivo penal juvenil 
de restricción de libertad, integrado por 
profesionales de distintas disciplinas y operadores 
convivenciales o educativos que intervienen con el 
joven. La permanencia estimada es de 
aproximadamente como máximo un año, tendiente 
a reinsertarlo en su núcleo familiar a la brevedad 
posible. Cabe destacar que para poder seleccionar 
éste tipo de régimen institucional primeramente se 
debe haber detectado una conflictiva familiar que 
impida la inclusión (transitoria) del adolescente en 
estos momentos. Se le ofrece al adolescente, un 
espacio contenedor de residencia que le permite 
continuar sus estudios en escuela extramuros, como 
así también la posibilidad de realizar actividades 
deportivas y recreativas por fuera de la institución.En éste sentido, tendrá la posibilidad de reinsertarse 
laboralmente y/o realizar talleres de oficio para su 
futura inserción laboral. 
Para ello, el joven deberá presentar las siguientes 
características: 
 Cierta consciencia de su conflictiva y de las 
consecuencias que le puede traer aparejado 
su accionar. 
 Haberse involucrado en situaciones de 
mínima exposición a riesgos. 
 Que pueda resolver los problemas que se le 
presentan sin tener que apelar –
necesariamente- a la violencia/agresión. 
 
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 Que pueda implicarse subjetivamente en lo 
que le sucede. 
 Que presente disposición para elaborar un 
proyecto futuro que contemple sus 
posibilidades reales de concreción como así 
también sus potencialidades. 
 
d) Programas de Restricción de Libertad (Por ejemplo: 
Supervisión y Monitoreo para jóvenes en el ámbito 
socio- comunitario o bien los denominados Libertad 
Asistida o Vigilada). Se trata de un programa 
alternativo a la privación de libertad. Su función 
principal es acompañar al adolescente cuando 
egresa con sus padres o referentes afectivos, 
articulando con los recursos que cuenta el entorno 
social donde reside el adolescente. Asimismo, se le 
brinda la posibilidad de incorporarlos en diversos 
Talleres orientados a la capacitación de distintos 
oficios. Se realiza un seguimiento semanal y se eleva 
al Juzgado interviniente un informe dando cuenta de 
la evolución del joven durante todo éste período, 
que oscila entre los 3 y 9 meses aproximadamente. 
Para ello, el joven deberá: 
 Contar con el compromiso y la 
responsabilidad de su grupo familiar y/o 
referentes afectivos. 
 Que estos puedan contenerlo afectivamente e 
imponer ciertas normas y límites. 
 Que cuente con recurso internos que le 
posibiliten controlar sus impulsos y verbalizar 
su conflictiva. 
 Que pueda tomar consciencia de las 
consecuencias de su accionar y no exponerse 
a riesgos para sí y para terceros. 
 
 
2- Distintas derivaciones dentro del Sistema Proteccional 
 
a) Comunidades Terapéuticas o Centros ambulatorios. Se 
tratan de dispositivos de internación proteccional que 
realizan tratamiento específico a aquellos sujetos que 
 
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presentan un compromiso significativo con las 
sustancias tóxicas y/o alcohol. Por lo tanto, el indicador 
técnico más relevante es determinar el grado de 
dependencia, si hay presencia de cierta consciencia de 
su situación y de las consecuencias que ésta puede 
traer. Asimismo, es importante evaluar el nivel de 
acompañamiento familiar durante el período que 
demande la internación en éste tipo de abordaje 
terapéutico. 
 
b) Casas de medio camino: Este tipo de instituciones 
proteccionales funcionan de manera similar que los 
Hogares o Residencias, al ser un establecimiento de 
puertas abiertas y albergar pequeños grupos entre 10 
a 20 jóvenes. Su función principal es realizar 
tratamiento psicoterapéutico y psiquiátrico para 
aquellos jóvenes que presenten alguna patología 
psiquiátrica que no sea psicosis y que requieran un 
tratamiento medicamentoso. 
 
c) Clínica Psiquiátrica: Realizan tratamiento psiquiátrico a 
sujetos que presenten una patología psiquiátrica, 
especialmente psicosis, que se encuentren 
descompensados y que ello requiera un tratamiento 
medicamentoso y en la modalidad de internación. 
 
d) Instituciones Especializadas: Este tipo de instituciones 
proteccionales tienen la particularidad de 
especializarse en algunas de las distintas 
problemáticas que puedan presentan algunos jóvenes, 
como por ejemplo retraso madurativo, discapacidad 
motriz, etc. 
 
 
2 – Evaluación Diagnóstica: 
 El psicodiagnóstico es un proceso de corta duración –
las concepciones más difundidas y aceptadas- lo ubican en 
un marco de 3 a 6 entrevistas. 
 Nuestra práctica cotidiana nos ha brindado la 
posibilidad de no tener un modelo de diagnóstico 
generalizable, pues lo que se intenta es subjetivar la 
 
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transgresión. Por lo tanto, se prioriza la singularidad del caso 
por caso. 
 Lo que proponemos (y que se inicia ya en la entrevista 
de admisión) es que este proceso de evaluación diagnóstica 
pueda ser un momento de escucha, preguntas y 
cuestionamiento donde el adolescente pueda empezar a 
pensar e intentar poner en palabras – simbolizar- esa forma 
especial de comunicación que ha establecido a través de la 
acción. 
 Por lo tanto, es luego de la entrevista inicial, de las 
primeras hipótesis elaboradas y del material que surja en la 
supervisión, que se determinará, por ejemplo el empleo o no 
de técnicas proyectivas. 
 En el caso que sí se utilizan, planteamos una batería 
mínima: 
 H.T.P (Casa, Árbol y persona) 
 Test de las dos personas 
 Familia Kinética 
 Desiderativo 
 Test Guestáltico visomotor (Bender) 
 Test de evaluación intelectual (para aquellos 
casos que se requiera una definición de C.I.) 
Debe tenerse en cuenta que siempre la selección de una 
técnica tiene como fundamento el conocer qué indaga la 
misma (o sea sobre qué segmento de la personalidad dará 
información porque cada una de ellas tiene un objetivo 
determinado) y cuáles son sus criterios de interpretación. 
Asimismo, el análisis de una técnica implica la 
elaboración de juicios clínicos (hipótesis) corroboradas a 
través de recurrencias y convergencias intra e intertest, 
relacionadas con las entrevistas individuales y/o familiares y 
el trabajo interdisciplinario con el Servicio Social y otros 
profesionales (Psiquiatra, Médico, etc.). 
A través de la evaluación diagnóstica deber ser necesario 
arribar al conocimiento de las características predominantes 
de la personalidad del menor, teniendo en cuenta lo 
siguiente: 
 Aspectos afectivos en relación a sí mismo y a su 
historia. 
 Aspectos madurativos-intelectuales (si se 
corresponden o no a lo esperable para su etapa 
 
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evolutiva: lenguaje, tipo de pensamiento, 
logicidad del mismo, tipo de discurso, etc.). 
 Mecanismos defensivos predominantes (rigidez, 
plasticidad, eficacia o no de los mismos, cuando, 
cómo y para qué). 
 Recursos internos con los que cuenta y evaluación 
de los mismos, con relación a un futuro 
tratamiento. 
 Evaluación de conductas adictivas (nivel de 
compromiso) y/o transgresoras (nivel de 
exposición a riesgos y consciencia de ello), 
identificación o no con lo transgresor. 
 Evaluación yoica (fragilidad, labilidad, 
influenciabilidad, etc.) 
 Manejo de los impulsos y la agresión. 
 Implicancia subjetiva en su situación actual y en 
los hechos que motivaron su internación. 
 Dinámica de los roles familiares (desde su vivencia 
interna, figuras parentales y/o sustitutas, 
hermanos, etc.). 
 Relación con el entorno social (grupo de pares, 
relaciones laborales, educativas, recreativas, etc.). 
 Y fundamentalmente, dada la problemática con la 
que trabajamos, intentar precisar la significación 
particular del acto transgresor que ha motivado la 
internación. 
Tendemos a un diagnóstico dinámica que integre todo 
lo evaluado y le otorgue un sentido explicativo para los otros 
(Juzgado, Institución, otros profesionales, etc.), pero que 
además le permita al adolescente comenzar a posicionarse de 
manera distinta en relación a su problemática y preguntarse 
acerca de su actuación y el modo particular de procesamiento 
psíquico que ésta implica. 
Por último, todo lo evaluado se trasmite a través de un 
informe psicológico. Este es la comunicación escrita de las 
hipótesis diagnósticas a las que hemos arribado durante todo 
el proceso diagnóstico. 
 
 
 
 
 
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INFORME PSICOLOGICO 
 
Antes de redactar un informe siempre se deberá tener 
en cuenta: a quien va dirigido, qué se informa, para qué y 
cómo. 
La confección del informe deberá tener una estructura 
que lo organice desde lo formal y desde lo dinámico. Deberá 
ser expresado en un lenguaje claro peros sin perder la 
especificidadtécnica. 
Se consignarán los aspectos evaluados en el 
diagnóstico teniendo en cuenta siempre, que la información 
se desarrollará desde lo manifiesto o lo latente, desde lo 
periférico a lo central. Esto posibilitará que el informe sea 
claro, preciso, coherente y con un sentido que sea accesible 
a los lectores de otras disciplinas. 
Asimismo, en nuestro caso, del desarrollo del informe 
se debe desprender una sugerencia de derivación que 
contemple las estrategias de abordaje que consideramos 
pertinentes para la problemática que presenta el adolescente. 
Cabe destacar, que esta orientación (como ya lo hemos 
explicitado) surge del trabajo interdisciplinario con las otras 
áreas pertenecientes al Equipo Técnico evaluador y/o 
tratante. 
En cuanto a la organización interna del informe, es 
necesario comenzar presentando la configuración familiar del 
entrevistado, realizando una breve reseña biográfica. Para 
ello, es primordial cotejar esa información con la que pudo 
recabar el Servicio Social y con otras que se desprenden de la 
lectura del legajo personal. 
En segunda instancia se deberá dar cuenta de la actitud 
del entrevistado ante los requerimientos de la entrevista (tipo 
de vínculo que establece con el entrevistador, actitud ante las 
diferentes consignas y/o intervenciones, describiendo las 
modificaciones o no durante el proceso diagnóstico). 
Se tratará de reflejar cómo se posiciona frente a la 
situación de internación y los motivos que originaron la 
misma. Con relación a esto, consideramos que no es 
necesario consignar el relato del entrevistado, evitando citas 
textuales del mismo, como así también la descripción que 
este realiza acerca del hecho transgresor, y antecedentes al 
respecto que pudiera tener. 
 
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Es importante mencionar las características 
predominantes tanto de los aspectos afectivos como de los 
intelectuales y madurativos. La capacidad de historizar y 
reflexionar acerca de lo que sucede (recursos internos) y la 
posibilidad o no de desplegar los mismos para su beneficio 
en un proyecto de vida futuro. En función de esto, se tratará 
de extraer el sentido de la transgresión y la significación 
particular que adquiere en relación a su historia. 
Teniendo en cuenta que trabajamos con adolescentes y 
que el accionar de los mismos, aparecen –muchas veces- 
como emergente de una problemática socio-familiar, es 
necesario consignar la modalidad de funcionamiento familiar, 
cómo se tramita esa dinámica y la vivencia interna respecto a 
las figuras significativas de su entorno (familiares y 
extrafamiliares) y las posible vicisitudes que se juegan en los 
procesos identificatorios con las mismas. 
Se hace necesario aclarar que en aquellos casos donde 
aparece una conflictiva adictiva (en sus distintos niveles de 
compromiso) se debe consignar la misma mencionando si 
tiene o no consciencia y la disposición a realizar un abordaje 
terapéutico. Para ello se deberá especificar la estrategia de 
tratamiento más adecuada. 
Por último, se hará referencia a la sugerencia técnica 
realizando todas las indicaciones que se consideren 
necesarios. La misma junto con el informe social y 
psiquiátrico se unificará en las conclusiones técnicas, que es 
la síntesis de los informes mencionados.

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