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Innovaciones en los modelos cognitivo-conductuales-Introducción

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Introducción
Este libro nace de nuestra actividad docente en la Universidad de 
Buenos Aires, de la tarea constante hace años en la difusión de trata-
mientos psicológicos con apoyo empírico y de un esfuerzo sostenido 
por acercar a estudiantes y graduados las más recientes innovaciones 
en el campo de la práctica clínica basada en la evidencia en psicología. 
El campo de la clínica psicológica se ha ido nutriendo de diferentes 
áreas de conocimiento y las terapia cognitivo-conductuales son un claro 
ejemplo de la convergencia de disciplinas diversas. La terapia cognitiva, 
surgida en sus inicios de los desarrollos de Aaron T. Beck (Weishaar, 
1993), y posteriormente fusionada con la terapia conductual (Antony, 
2003), es un ejemplo de la transformación que se da en el conocimiento 
a partir de la continua producción científica que se produce en una 
comunidad global. 
Las terapias cognitivo-conductuales constituyen la familia de in-
tervenciones psicológicas con mayor vinculación con la investigación 
empírica desde el surgimiento de la psicoterapia moderna (Mcmain, 
Newman, Segal y DeRubeis, 2015; Hofmann, Asmundson y Beck, 
2013; Hofmann, 2012). Este aspecto ha contribuido a su gran difu-
sión y es el que permite que se realicen innovaciones casi año a año. 
Nuevos modelos van surgiendo, algunos de ellos con gran éxito y 
reconocimiento por parte de la comunidad científica y otros con menor 
difusión. Hofmann, Asnaani, Vonk, Sawyer y Fang (2012) incluyeron 
269 meta-análisis publicados del año 2000 al 2011. Desde entonces, la 
cantidad de estudios clínicos continúa creciendo (McMain et al., 2015). 
Los modelos abarcan casi la totalidad de los problemas clínicos iden-
tificados y descriptos: trastornos relacionados con sustancias, psicóticos, 
depresivos, bipolares, de ansiedad, somatomorfos, alimentarios, del 
sueño, de la personalidad, relacionados con la ira, agresión y control 
de impulsos, malestar general y debido a problemas médico-clínicos, 
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dolor crónico, fatiga crónica, complicaciones durante el embarazo, 
relacionados con el ciclo hormonal femenino (Hofmann et al., 2012). 
Actualmente, bajo el amplio espectro de las terapias cognitivo-
conductuales se incluyen un amplio conjunto de tratamientos, muchos 
de ellos con muy diferentes estrategias. Tal es el cambio que se ha 
producido en el modo en que se llevan adelante las terapias cognitivo-
conductuales hoy en día que ya hace tiempo se ha propuesto hablar 
de una terapia cognitivo-conductual contemporánea (Leahy, 2004) o 
terapia cognitivo-conductual moderna (Hofmann, 2012). La principal 
característica de estos enfoques sería la incorporación gradual de los 
avances en el estudio y tratamiento de diversas patologías. También se 
observa la reformulación de algunos aspectos de los abordajes inicia-
les, algunas veces conservando la importancia asignada a los factores 
cognitivos en su inicio y mantenimiento y otras enfatizando aspectos 
más contextuales y conductuales. 
Dentro de los modelos específicos, pueden mencionarse los siguien-
tes: la terapia posracionalista de Vittorio Guidano (1991), la terapia 
analítico-funcional de Robert J. Kohlenberg y Mavis Tsai (1991), la 
terapia dialéctico-conductual de Marsha Linehan (1993), la terapia de 
aceptación y compromiso de Steven Hayes (Hayes, Strosahl y Wilson, 
1999), el sistema de análisis cognitivo-conductual de psicoterapia de 
James McCullough (2000), la terapia de activación conductual de Neil 
Jacobson, Christopher Martell y Sona Dimidjian (2001), la terapia cog-
nitiva basada en la atención plena de Zindel Segal, Mark Williams y 
John Teasdale (2002), la terapia metacognitiva de Adrian Wells (2009), 
la terapia focalizada en la compasión de Paul Gilbert (2005), entre otros. 
Como resultado de esta gran proliferación de modelos y acróni-
mos para designar variedades de terapias cognitivo-conductuales que 
compartían de hecho muchos componentes y aspectos, se propuso un 
modelo cognitivo genérico (Beck y Haigh, 2014). Entre los aspectos 
comunes a los modelos actuales se observa un cambio del estudio de 
los contenidos de la cognición a los procesos cognitivos (por ejemplo, 
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la preocupación o la rumiación) y la inclusión de técnicas de medit-
ación (varias formas, entre ellas la atención plena o mindfulness) en 
una especie de orientalización (Korman y Saizar, 2017), las técnicas 
de aceptación integradas o en reemplazo de las técnicas de cambio 
cognitivo, la consideración del nivel metacognitivo en la concepción 
de los trastornos mentales y su tratamiento (Garay y Keegan, 2016). 
Algunas líneas de investigación cognitivo-conductuales se orien-
taron hacia el hallazgo de elementos comunes a los diferentes trastornos 
mentales. En esta dirección, se estudió el rol de las atribuciones, los ses-
gos interpretativos, el razonamiento emocional pero también procesos 
cognitivos más complejos como el pensamiento recurrente (rumiación 
y preocupación), los efectos irónicos de la supresión de pensamientos 
(Wegner, 1994) y el rol de las creencias metacognitivas (Wells, 1995). 
Esta perspectiva se conoce como enfoque transdiagnóstico (Harvey, 
Watkins y Mansell, 2004) y está en el corazón de los protocolos unifica-
dos para abordar dichos elementos comunes (Barlow, Allen y Choate, 
2004; Fairburn, Cooper y Shafran, 2003; Wells, 2009). 
Inicialmente, Hayes (2004) propuso incluir estos cambios dentro 
de una “tercera ola” de las terapias cognitivo-conductuales, asumi-
endo que la primera corresponde a la terapia conductual y la segunda 
a la terapia cognitiva (Garay, Korman y Keegan, 2015). Como en su 
momento, en el auge de la “ola” constructivista, ésta se oponía a las 
terapias “racionalistas”, en alusión a las terapias de Beck y Ellis, así 
como todas aquellas surgidas con la revolución cognitiva y que luego 
se propuso denominar “estándar” (Semerari, 2002). Actualmente, se ha 
consensuado denominar TCC basada en procesos (Hayes y Hofmann, 
2017) a los modelos actuales, nombre que define más claramente a este 
grupo de tratamientos. 
Al realizar este libro tuvimos el enorme desafío de decidir qué 
modelos incluir y cuáles dejar afuera. Hemos optado por incluir los 
modelos y las propuestas terapéuticas que consideramos más relevantes 
en la actualidad, basándonos principalmente en su grado de difusión 
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y el impacto en el campo de la psicoterapia. Probablemente, en una 
próxima edición del libro los modelos que presentemos habrán de ser 
otros, o incluso podría desaparecer la denominación de cada uno de 
estos modelos y estar hablando de un modelo de terapia unificado. El 
conocimiento guarda el espíritu de un momento de este largo camino 
del desarrollo científico. 
En este volumen se podrá acceder a una introducción a cinco 
modelos que representan alguno de los aspectos más característicos 
de la forma en que actualmente se desarrollan los modelos cognitivo-
conductuales. Cada capítulo incluye una mirada global del modelo de 
tratamiento y sus discusiones tanto clínicas como teóricas, y puede ser 
leído independientemente de los otros. En el primer capítulo, Guido 
Korman despliega la terapia cognitiva basada en mindfulness de Zindel 
Segal, Mark Williams y John Teasdale (2002), expresando cómo este 
modelo incluye tanto la discusión entre ciencia cognitiva y terapia 
cognitiva, el rol de la depresión recurrente y la orientalización de los 
modelos cognitivo-conductuales a partir de los desarrollos tanto de la 
psicología básica como los de la ciencia cognitiva. Especificando su 
modo de trabajo en la práctica concreta así como la reformulación de 
los preceptos del tratamiento a través de los estudios concretos. En el 
segundo capítulo, Cristian Garay aborda la terapia metacognitiva de 
Adrian Wells (2009), mostrando cómo representa un intento de acerca-
miento entre la ciencia cognitiva y las terapias cognitivo-conductuales, 
complejizando la arquitectura del edificio cognitivo y produciendoin-
teresantes intervenciones para los trastornos emocionales. Describe los 
componentes centrales del modelo y el síndrome cognitivo atencional 
compuesto esencialmente por procesos cognitivos, quitando el énfasis 
en los contenidos de la cognición. Asimismo se presentan las estrate-
gias terapéuticas basadas en dicho modelo y la versión de mindfulness 
desarrollada desde esta perspectiva. En el tercer capítulo, Guillermo 
Lencioni se centra en la terapia dialéctico-conductual de Marsha Line-
han (1993), que constituye una de las terapias cognitivo-conductuales 
pioneras en la inclusión de las estrategias de aceptación y mindful-
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ness. Nacida de un problema clínico concreto, las conductas suicidas 
y parasuicidas, se presenta como una original integración de terapia 
cognitiva, terapia conductual con budismo zen y dialéctica hegeliana. 
En el cuarto capítulo, Fabián Maero desarrolla la terapia de aceptación 
y compromiso de Steven Hayes (Hayes, Strosahl y Wilson, 1999), un 
ambicioso modelo psicoterapéutico que parte de una teoría neoskin-
neriana del lenguaje, la teoría del marco relacional, que cuestiona las 
visiones habituales del sufrimiento humano, los trastornos mentales, 
o de evitación experiencial como prefieren denominarlos, e incluye
los valores como un aspecto central en el tratamiento. Finalmente,
Eduardo Keegan cierra con un quinto y último capítulo dedicado a la
terapia focalizada en la compasión de Paul Gilbert (2005), mostrando
cómo se integran los enfoques cognitivos y evolutivos en el abordaje de 
la depresión. El concepto de compasión es desplegado en su riqueza y
complejidad teórica así como en sus aplicaciones clínicas.
El conocimiento científico responde a una época, a un contexto cul-
tural y a un estado del arte. Este es provisorio; el estado del arte habrá 
de cambiar, el contexto cultural habrá de cambiar y la época será otra. 
A partir de nuestra experiencia como estudiantes y docentes, sabemos 
acerca de la dificultad para incluir nuevos conocimientos y observa-
mos lo difícil que es cambiar de perspectivas respecto de aquellas ya 
aprendidas. Es siempre más cómodo quedarse con lo que ya sabemos y 
repetir textos que ya hemos leído una y otra vez. Creemos, sin embargo, 
que la formación continua debe ser una actitud a fomentar en nuestro 
quehacer científico y profesional, que implica la conciencia de lo pro-
visorio del conocimiento actual así como la mirada orientada hacia el 
futuro. Esperamos que este libro sea una contribución en ese camino.
Cristian J. Garay 
Guido P. Korman
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