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© E LS E V IE R . Fo to co p ia r si n au to riz ac ió n es u n d el ito . 725 La glándula tiroides La glándula tiroides produce la prohormona tetrayo-dotironina (T4) y la hormona activa triyodotironina (T3). Para la síntesis de T3 y T4 se necesita yodo, lo que puede ser un factor limitante en algunas regiones del mundo. Gran parte de la T3 se produce por la conversión periférica de T4 a T3, principalmente mediante un recep- tor nuclear que regula la expresión del gen. La T3 es un factor crucial para el desarrollo normal del encéfalo, y tiene amplios efectos metabólicos y sobre la función car- diovascular en los adultos. ANATOMÍA E HISTOLOGÍA DE LA GLÁNDULA TIROIDES El tiroides está constituido por un lóbulo derecho y otro izquierdo, que se localizan anterolaterales a la tráquea (fig. 41-1). Normalmente, los lóbulos tiroideos están co- nectados por un istmo medioventral. La glándula tiroi- des recibe un rico aporte vascular, y está drenada por tres grupos de venas a cada lado: las venas tiroideas su- perior, media e inferior. El tiroides recibe inervación sim- pática, que es vasomotora, pero no secretomotora. La unidad funcional del tiroides es el folículo tiroi- deo, una estructura esférica de unas 200-300 μm de diámetro, que se rodea de una sola capa de células epi- teliales tiroideas (fig. 41-2). El epitelio se apoya sobre una lámina basal, la estructura más externa del folículo, y se rodea de una rica red capilar. La vertiente apical del epitelio folicular se orienta hacia la luz del folículo. La propia luz está llena de coloide, que está constituido por tiroglobulina; la tiroglobulina se segrega y yodiza en las células epiteliales tiroideas. El tamaño de las cé- lulas epiteliales y la cantidad de coloide son caracterís- ticas dinámicas que se modifican según la actividad de la glándula. El tiroides contiene otro tipo de células, además de las foliculares. Dispersas en el seno de la glándula, se encuentran las células parafoliculares, de- nominadas células C. Estas células son la fuente de la hormona polipeptídica conocida como calcitonina, que se comenta en el capítulo 39. PRODUCCIÓN DE HORMONAS TIROIDEAS Los productos de secreción del tiroides son yodotironi- nas (fig. 41-3), un tipo de hormonas formadas por el acoplamiento de dos moléculas de tirosina yodadas. El 90% de la producción del tiroides corresponde a 3,5,3’,5’-tetrayodotironina (tiroxina o T4). La T4 es, principalmente, una prohormona. El 10% de la secre- ción del tiroides corresponde a la 3,5,3’-triyodotironi- na (T3), que es la forma activa de la hormona tiroidea. Menos del 1% de la producción tiroidea corresponde a 3,3’,5’-triyodotironina (T3 reversa o rT3), que es inac- tiva. En condiciones normales, estas tres hormonas se segregan en cantidades similares a las que se almace- nan dentro de la glándula. Dado que el principal producto de la glándula tiroides es T4, pero la forma activa de la hormona tiroidea es T3, el eje tiroideo depende fundamentalmente de la conver- sión periférica por acción de las desyodinasas específi- cas de tironina (v. fig. 41-3). La mayor parte de la con- versión de T4 a T3 mediante desyodinasas específicas para la tironina se produce en los tejidos de alto flujo con intercambios rápidos con el plasma, como el hígado, los riñones y el músculo esquelético. Este proceso apor- ta la T3 circulante para que se capte en otros tejidos en los cuales la producción local de esta hormona es dema- siado escasa para conseguir suficiente hormona tiroi- dea. La desyodinasa de tipo 1 también se expresa en el tiroides (de nuevo, aquí es abundante la T4), y muestra una afinidad relativamente baja (es decir, una Km de 1 µM) por la T4. Las concentraciones de desyodinasa de tipo 1 están paradójicamente aumentadas en el hipertiroidis- mo, y contribuyen a las concentraciones altas de T3 cir- culantes presentes en esta enfermedad. El encéfalo mantiene unas concentraciones intracelu- lares constantes de T3 gracias a una desyodinasa de alta afinidad denominada desyodinasa de tipo 2, que se ex- presa en las células gliales del SNC. La desyodinasa de tipo 2 muestra una Km de 1 nM, y mantiene las concen- traciones intracelulares de T3 incluso aunque las con- centraciones de T4 libre sean bajas. La desyodinasa de tipo 2 se encuentra también en las células tirotropas de la hipófisis. En la hipófisis la desyodinasa de tipo 2 se comporta como un «sensor» del eje tiroideo, que media en la capacidad de la T4 circulante de ejercer un efecto de retroalimentación sobre la secreción de la hormona estimuladora del tiroides (TSH) (v. más adelante). La ex- presión de la desyodinasa de tipo 2 está aumentada en el hipotiroidismo, lo que ayuda a mantener unas concen- traciones constantes de T3 en el encéfalo. También existe una desyodinasa «inactivante» conoci- da como desyodinasa de tipo 3. Esta desyodinasa de tipo 3 es una desyodinasa de anillo interno de alta afini- dad, que convierte T4 en rT3 inactiva. La desyodinasa de tipo 3 aumenta durante el hipertiroidismo, lo que ayuda a amortiguar la sobreproducción de T4. Todas las formas de yodotironinas se desyodan más, hasta producir tiro- ninas no yodadas. Equilibrio del yodo Dada la importancia única del yoduro en la fisiología del tiroides, la descripción de la síntesis de hormona tiroidea pasa por comprender el recambio del yoduro (fig. 41-4). Cada persona ingiere cada día una media de 400 µg de 41-725-737kpen.indd 725 24/2/09 10:54:06 http://booksmedicos.org 726 Berne y Levy. Fisiología Cartílago tiroidesMúsculo tirohioideo Vena yugular interna Arteria carótida común Cartílago cricoides A B C Glándula tiroides Tráquea Vena yugular interna Nervio vago Lóbulo izquierdo Lóbulo derecho Arteria carótida común Cuerpo vertebral Esófago Nervio recurrente laríngeo derecho Fascia pretraqueal Istmo ● Figura 41-1. A y B, Anatomía de la glándula tiroides normal. C, Imagen de la captación de pertec- netato por un tiroides sano. (Modificado de Drake RL y cols: Gray’s Anatomy for Students, Filadelfia, Chur- chill Livingstone, 2005.) yoduro en Estados Unidos, lo que se ajusta a una necesi- dad mínima diaria de 150 µg en los adultos, 90-120 µg en los niños, y 200 µg en las mujeres gestantes. En estado estacionario, se excreta una cantidad prácticamente idén- tica, de 400 µg, en la orina. El yoduro se concentra de for- ma activa en el tiroides, las glándulas salivales, las glándu- las gástricas, las glándulas lagrimales, la mama y el plexo coroideo. El tiroides capta a diario unos 70-80 µg de yodu- ro a partir de la reserva circulante, que contiene unos 250- 750 µg de este compuesto. El contenido total de yoduro en la glándula es, de media, de 7.500 µg, prácticametne todo en forma de yodotironinas. En la fase estacionaria, la glán- dula libera cada día unos 70-80 µg de yoduro, que equivale al 1% del total. El 75% de esta cantidad se segrega como hormona tiroidea, y el resto, como yoduro libre. El eleva- do cociente (100:1) entre el yoduro almacenado en forma de hormona y la cantidad que se recambia diariamente protege al individuo de los efectos de una deficiencia de yoduro durante unos 2 meses. El yoduro se conserva tam- bién gracias a una marcada reducción de la excreción re- nal cuando su concentración disminuye. Resumen de la síntesis de hormona tiroidea Para entender la síntesis y secreción de las hormonas ti- roideas, se debe comprender la direccionalidad de cada proceso que se relaciona con la célula epitelial tiroidea polarizada (fig. 41-5). La síntesis de hormona tiroidea re- quiere dos precursores: yoduro y tiroglobulina. El yoduro se transporta a través de las células del epitelio tiroideo desde la vertiente basal (vascular) a la apical (luminal fo- licular). Los aminoácidos se reúnen mediante traducción en la tiroglobulina, que se secreta desde la membrana api- cal a la luz folicular. Por tanto, la síntesis de hormona tiroi- dea implica el desplazamiento desde basala apical de los precursores hacia la luz folicular (v. fig. 41-5, flechas azu- les). La síntesis real de yodotironinas se produce por un mecanismo enzimático en la luz folicular, cerca de la mem- brana apical de las células epiteliales (v. más adelante). La secreción se realiza mediante una endocitosis mediada por el receptor de la tiroglobulina yodada, con desplaza- miento desde apical a basal de las vesículas endocitóticas y fusión con los lisosomas. La tiroglobulina se degrada en- 41-725-737kpen.indd 726 24/2/09 10:54:10 http://booksmedicos.org Capítulo 41 La glándula tiroides 727 © E LS E V IE R . Fo to co p ia r si n au to riz ac ió n es u n d el ito . A B C F S F F ● Figura 41-2. Histología del tiroides a pequeño (panel su- perior) y gran aumento (panel inferior). C: coloide; F: folículos tiroideos; S: tabiques de tejido conjuntivo. (Tomado de Young B y cols. Wheater’s Functional Histology, 5.ª ed., Filadelfia, Churchill Livingstone, 2006.) zimática más tarde, y esto determina la liberación de hor- monas tiroideas desde el esqueleto peptídico de la tiroglo- bulina. Por último, las hormonas tiroideas atraviesan la membrana basolateral, posiblemente gracias a un trans- portador específico, para luego pasar a la sangre. Por tan- to, la secreción incluye el desplazamiento apical a basal (v. fig. 41-5, flechas rojas). También existen vías limpiado- ras dentro de la célula epitelial que reutilizan el yodo y los aminoácidos tras la digestión enzimática de la tiroglobuli- na (v. fig. 41-5, flechas blancas). Síntesis de yodotironinas dentro del esqueleto de tiroglobulina El yoduro se transporta de forma activa dentro de la glándula en contra de los gradientes eléctricos y quími- cos por acción de un cotransportador 2Na+-1I– (NIS) lo- calizado en la membrana basolateral de las células epite- liales tiroideas. En condiciones normales, se mantiene un cociente entre el yoduro tiroideo y el plasmático libre de 30. Esta trampa de yoduro requiere energía, que se genera por fosforilación oxidativa, y muestra una cinéti- ca de saturación. El NIS se expresa mucho en la glándula tiroidea, pero también se expresa en cantidades meno- res en la placenta, glándulas salivales y mama lactante. Un ión yoduro se transporta en contra del gradiente, mientras que dos iones sodio lo hacen a favor del gra- diente electroquímico desde el líquido extracelular al interior de la célula tiroidea. La fuente de energía para este sistema de transporte activo secundario es la Na+- K+-ATPasa de la membrana plasmática. La expresión del gen NIS se inhibe por el yoduro y se estimula por la TSH. Numerosas citocinas inflamatorias también suprimen la expresión del gen NIS. Una reducción de la ingesta de yoduro en la dieta agota las reservas circulantes de yo- duro e induce de forma importante la actividad de la trampa de yoduro. Cuando la ingesta de yodo en la dieta es baja, el porcentaje de captación del mismo en el tiroi- des puede alcanzar el 80-90%. Los pasos de la síntesis de hormonas tiroideas se muestran en la figura 41-6. Después de penetrar en la glán- dula, el yoduro se desplaza con rapidez hacia la mem- brana plasmática apical de las células epiteliales, desde la cual se transporta hacia la luz folicular por un trans- portador de yoduro/cloruro independiente del sodio, denominado pendrina. El yoduro se oxida de forma in- mediata a yodo, y se incorpora en las moléculas de tiro- sina (v. fig. 41-5). Las moléculas de tirosina yodadas no están libres en la solución (v. fig. 41-6), sino que se in- corporan mediante enlaces peptídicos dentro de la pro- teína tiroglobulina. La tiroglobulina experimenta exoci- tosis de forma continua hacia la luz folicular y se yoda para formar la monoyodotirosina (MIT) y la diyodotiro- sina (DIT) (v. fig. 41-6). Tras la yodación, dos moléculas de DUT se acoplan para formar la T4, y una molécula de MIT y otra de DIT lo hacen para formar T3. El acoplamien- to se produce también entre las tirosinas yodadas que forman parte de la estructura primaria de la tiroglobulina. Toda esta secuencia de reacciones se cataliza por una peroxidasa tiroidea (TPO), un complejo enzimático que atraviesa la membrana apical. El oxidante inmediato (aceptor de electrones) de la reacción es el peróxido de hidrógeno (H2O2). El mecanismo mediante el cual se gene- ra H2O2 en el tiroides implica la acción de la NADPH oxi- dasa, que se localiza también en la membrana apical. Cuando existe una disponibilidad limitada de yoduro, se favorece la formación de T3. Como la T3 es tres veces más potente que la T4, esta respuesta consigue sintetizar más hormona activa por molécula de yoduro organificado. El porcentaje de T3 también aumenta cuando la glándula es hiperestimulada gracias a la TSH u otros activadores. Secreción de hormonas tiroideas Cuando la tiroglobulina se yoda, se almacena en forma de coloide dentro de la luz folicular (v. fig. 41-2). La libe- ración de T3 y T4 hacia la corriente circulatoria requiere la unión de la tiroglobulina al receptor megalina, tras la cual se produce la endocitosis y la degradación lisosómi- ca de la tiroglobulina (fig. 41-7; v. también fig. 41-5). La T3 y la T4 liberadas enzimáticamente salen por la vertiente basal de la célula y penetran en la sangre. 41-725-737kpen.indd 727 24/2/09 10:54:14 http://booksmedicos.org 728 Berne y Levy. Fisiología Prohormona I I I I 3,5,3’,5’-tetrayodotironina (tiroxina o T4) NH2 CH2CHCOOHHO O Desyodinación del anillo externo (activación) Desyodinasas de tipos 1 y 2 Activa I I I 3,5,3’-triyodotironina (T3) NH2 CH2CHCOOHHO O Desyodinación del anillo interno (inactivación) Desyodinasas de tipo 3 Inactiva I I I 3,3’,5’-triyodotironina (T3 inversa) NH2 CH2CHCOOHHO O Heces 10 µg HI Orina 390 µg I Tejidos Tiroides Líquido extracelular 10 µg HI 60 µg HI 80 µg I 400 µg I Dieta 320 µg I 20 µg I 50 µg I ● Figura 41-3. Estructura de las yodotironinas T4, T3 y T3 inversa. ● Figura 41-4. Distribución y recambio del yodo en las per- sonas. HI: yodo asociado a la hormona. A NIVEL CELULAR En el transporte de las hormonas tiroideas a través de las membranas celulares intervienen varios transportadores. Los transportadores de las hormonas tiroideas incluyen los poli- péptidos cotransportadores de sodio/taurocolato (NCTp), los polipéptidos transportadores de aniones orgánicos (OATp), los transportadores de aminoácidos de tipo L (LAT) y los transportadores de monocarboxilatos (MCT). Estos transpor- tadores son específicos en relación con la unión con T3 o T4 y también tienen una expresión celular específica. Reciente- mente, se han relacionado las mutaciones de MCT8 con la enfermedad humana, que se puede deber a una deficiencia intracelular de la hormona tiroidea, un aumento de las con- centraciones de T3 y un retraso psicomotor importante. Las moléculas de MIT y DIT, que también se liberan mediante la proteólisis de la tiroglobulina, se desyodan con rapidez dentro de la célula folicular, gracias a la ac- ción de la enzima desyodinasa intratiroidea (v. fig. 41-5; flechas blancas). Esta desyodinasa es específica para MIT y DIT, y no puede utilizar T3 y T4 como sustratos. El yoduro se recicla posteriormente para la síntesis de T3 y T4. Los aminoácidos procedentes de la digestión de la tiroglobulina entran de nuevo en la reserva de aminoá- cidos intratiroideos, y se pueden reutilizar para la sínte- sis de proteínas (v. fig. 41-5, flechas blancas). Sólo una pequeña cantidad de tiroglobulina intacta sale de la cé- lula folicular en condiciones normales. TRANSPORTE Y METABOLISMO DE LAS HORMONAS TIROIDEAS La T3 y la T4 circulan en la sangre casi de forma exclusiva ligadas a proteínas. Habitualmente, sólo el 0,03% de la T4 plasmática total y el 0,3% de la T3 plasmática total se en- cuentran libres (tabla 41-1). La T3 libre muestra actividad biológica y media los efectos de la hormona tiroidea so- bre los tejidos periféricos, además derealizar una acción de retroalimentación negativa sobre la hipófisis y el hi- potálamo (v. más adelante). La principal proteína trans- 41-725-737kpen.indd 728 24/2/09 10:54:18 http://booksmedicos.org Capítulo 41 La glándula tiroides 729 © E LS E V IE R . Fo to co p ia r si n au to riz ac ió n es u n d el ito . Lisosomas Proteasas Desyodinasa Microtúbulos, microfilamentos Coloide en endosomas Amino- ácidos Seudópodos Megalina Pendrina Membrana apical Membrana basal Tiroglobulina Retículo endoplásmico DIT DIT MIT MIT TG T4T3 T4T3 T4T3 I– I– I– I– I– DITMIT Peroxidasa tiroidea TG TG + T4T3 DITMIT TG T4T3 DITMIT TG TG Luz del folículo Citoplasma TG T4T3 Golgi Vesículas NIS I I I I 3,5,3’5’-tetrayodotironina (tiroxina o T4) NH2 CH2CHCOOHHO O I I I 3,5,3’-triyodotironina (T3) NH2 CH2CHCOOHHO O I MIT NH2 CH2CHCOOHHO I I DIT NH2 CH2CHCOOH +HO I I DIT DIT NH2 CH2CHCOOH +HO I I NH2 CH2CHCOOHHO I I Diyodotirosina (DIT) o NH2 CH2CHCOOHHO I Monoyodotirosina (MIT) NH2 CH2CHCOOHHO Tirosina NH2 CH2CHCOOHI2 + HO 2I- + H2O2 I2 ● Figura 41-5. Síntesis (flechas azules) y secreción (flechas rojas) de las hormonas tiroideas por las células epi- teliales del tiroides. Las flechas blancas indican las vías implicadas en la conser- vación del yodo y los aminoácidos. ● Figura 41-6. Reaccio- nes implicadas en la generación de yoduro, MIT, DIT, T3 y T4. 41-725-737kpen.indd 729 24/2/09 10:54:21 http://booksmedicos.org 730 Berne y Levy. Fisiología A B Coloide en las vesículas endocíticas Coloide en la luz del folículo tiroideo ● Figura 41-7. Justo antes (A) y minutos después (B) de la rápida inducción de la endocitosis de tiroglobulina por TSH. (Toma- do de Wollman SH y cols: J Cell Biol 21:191,1964.) ● Tabla 41-1. Recambio promedio de las hormonas tiroideas T4 T3 rT3 Producción diaria (µg) 90 35 35 Del tiroides (%) 100 25 5 De T4 (%) — 75 95 Reserva extracelular (µg) 850 40 40 Concentración plasmática Total (µg/dl) 8,0 0,12 0,04 Libre (ng/dl) 2,0 0,28 0,20 Semivida (días) 7 1 0,8 Eliminación metabólica (l/día) 1 26 77 Recambio fraccional diario (%) 10 75 90 portadora es la globulina transportadora de tiroxina (TBG). La TBG se sintetiza en el hígado y se liga a una molécula de T3 o de T4. Aproximadamente el 70% de T3 y T4 circulantes se unen a TBG; el 10-15% se ligan a otra proteína trans- portadora de tiroglobulina específica, la transtirenina (TTR). La albúmina se une al 15-20%, y el 3% se liga a las lipoproteínas. En condiciones normales, sólo las alteraciones de la concentración de TBG alteran de forma significativa las concentraciones de T3 y T4 plas- máticas totales. Se han atribuido dos importantes fun- ciones biológicas a la TBG. La primera es mantener un reservorio circulante importante de T4, que permite amortiguar los cambios agudos en la función de la glándula tiroidea. En segundo lugar, la unión de T3 y T4 plasmáticas a las proteínas impide que estas molé- culas hormonales relativamente pequeñas se pierdan en la orina, y esto ayuda a conservar el yoduro. La AplicAción clínicA Dada su capacidad de atrapar e incorporar el yodo a la tiro- globulina (proceso denominado organificación), la activi- dad del tiroides puede valorarse mediante la captación de yodo radiactivo (RAIU). En esta prueba se administra una dosis de 123I y se mide la RAIU colocando un detector gamma en el cuello a las 4-6 horas y a las 24 horas. En Estados Uni- dos, país en el que la dieta es relativamente rica en yodo, la RAIU es del 15% a las 6 horas y del 25% a las 24 horas (fig. 41-8). Una RAIU anormalmente elevada (> 60%) a las 24 horas indica hipertiroidismo, mientras que una RAIU anor- malmente reducida (< 5%) en este período indica hipotiroi- dismo. En los individuos con una estimulación crónica extre- ma del tiroides (tirotoxicosis asociada con la enfermedad de Graves), el yodo se atrapa, organifica y libera en forma de hormona con mucha rapidez. En estos casos de recambio acelerado, la RAIU a las 6 horas será muy elevada, pero a las 24 horas será menor (v. fig. 41-8). Una serie de aniones, como el tiocianato (CNS–), el perclorato (HCLO4–) y el pertec- netato (TcO4–), son inhibidores competitivos o no competiti- vos del transporte de yodo a través del NIS. Si el yodo no se puede incorporar con rapidez en la tirosina (defecto de or- ganificación) tras su captación por la célula, la administra- ción de uno de estos aniones determinará una rápida libe- ración del yodo de la glándula, porque bloquea la captación de más yodo (v. fig. 41-8). Esta liberación se produce como consecuencia de un elevado gradiente de concentración en- tre el tiroides y el plasma. Es posible visualizar el tiroides con un escáner recto o una gammacámara tras la administración de un marca- dor, que puede ser 123I, 131I o el análogo del yodo pertec- netato (99mTc). Las imágenes pueden mostrar el tamaño y la forma del tiroides (v. fig. 41-1, C) y también las hetero- geneidades producidas por el tejido inactivo frente al ac- tivo dentro de la glándula. Estas zonas heterogéneas sue- len deberse al desarrollo de nódulos tiroideos, que son regiones con folículos aumentados de tamaño con evi- dencia de cambios regresivos, que indican ciclos de esti- mulación e involución. Los nódulos calientes concretos (es decir, los que muestran una captación aumentada en la RAIU) no suelen ser cancerosos, pero pueden ocasionar una tirotoxicosis (hipertiroidismo; v. más adelante). Los nódulos «fríos» tienen un riesgo 10 veces superior de ser cancerosos que los calientes. Se deberían obtener muestras de estos nódulos para su estudio patológico me- diante una punción aspiración con aguja fina. El tiroides también se puede visualizar con ecografía, que es mejor en cuanto a resolución que la RAIU. La ecogra- fía se emplea para orientar al médico en la punción aspira- ción con aguja fina de un nódulo. La máxima resolución del tiroides se consigue con la resonancia magnética (RM). 41-725-737kpen.indd 730 24/2/09 10:54:23 http://booksmedicos.org Capítulo 41 La glándula tiroides 731 © E LS E V IE R . Fo to co p ia r si n au to riz ac ió n es u n d el ito . 100 75 50 25 C ap ta ci ón d e1 23 I ( % d e la d os is ) Perclorato Defecto de organificación Horas tras la administración de 123I Hipotiroidismo Normal Estimulación extrema de la glándula (recambio elevado) Hipertiroidismo 6 12 18 24 ↑ Producción de calor y CO2 en los tejidos ↓ Resistencia vascular periférica ↓ Presión arterial diastólica ↑ Reflejo de la estimulación adrenérgica ↓ ↓ ↓ ↑ Músculo cardíaco Cociente cadenas pesadas α/β de la miosina Na+, K+-ATPasa Ca-ATPasa sarcoplásmica Transmisión de señales β-adrenérgicas Cociente entre proteínas G estimuladoras/inhibidoras ↑ Contractilidad y función ventricular ↓ Resistencia vascular periférica ↑ Frecuencia y gasto cardíaco ↑ Volumen de sangre Directo e indirecto Indirectos Directos Elsevier Author Author's review (if needed) Initials Date OK Correx ISBN # Fig. # Artist B x W 2/C Document name Date Check if revision Koeppen B & L 0-323-04582-0 41-09 F41-09-A4582 DPI/NB 06/01/07 4/C X CE's review Initials Date OK Correx ● Figura 41-8. Curvas de captación de yodotironina en la glándula tiroides en estado normal, en el hipotiroi- dismo, en el hipertiroidismo y en los cuadros de organifi- cación defectuosa. ● Figura 41-9. Mecanismos mediante los cuales la hormona tiroidea aumenta el gasto cardíaco. Los mecanismos indirectos posiblemente tengan más importancia cuantitativa. TTR, en concreto, es responsable de aportar hormo- nas al SNC. EFECTOS FISIOLÓGICOS DE LA HORMONA TIROIDEA La hormona tiroidea actúa básicamente sobre todas las cé- lulas y tejidos, y los trastornos de la función tiroidea cons- tituyen una de las enfermedades endocrinas más frecuen-tes. La hormona tiroidea tiene muchas acciones directas, pero también actúa de forma más sutil para optimizar las acciones de varias hormonas y neurotransmisores más. Efectos cardiovasculares Las acciones clínicamente más importantes de la hormona tiroidea son las que afectan a la fisiología cardiovascular. La T3 aumenta el gasto cardíaco, lo que asegura una llegada suficiente de oxígeno a los tejidos (fig. 41-9). Aumenta la frecuencia cardíaca en reposo y el volumen sistólico. La ve- locidad y la potencia de las contracciones miocárdicas tam- bién aumentan (efectos crono e inotrópico positivos, res- pectivamente) y se acorta el tiempo de relajación diastólica (efecto lusitrópico positivo). La presión arterial sistólica aumenta ligeramente, y la diastólica disminuye. El aumen- to conseguido de la presión diferencia refleja los efectos combinados del aumento del volumen sistólico y la reduc- ción de las resistencias vasculares periféricas totales, por la dilatación de los vasos cutáneos, musculares y cardía- cos. Estos efectos se deben, en parte, al aumento de la pro- ducción tisular de calor y CO2 que induce la hormona tiroi- dea (v. más adelante). Además, la hormona tiroidea reduce la resistencia vascular al dilatar las arteriolas de resistencia de la circulación periférica. El volumen total de sangre au- menta por la activación del eje renina-angiotensina-aldoste- rona y el consiguiente aumento de la reabsorción de sodio a nivel tubular renal (v. capítulo 33). Los efectos inotrópicos cardíacos de la T3 son indi- rectos, mediante el aumento de la respuesta a las cate- colaminas (v. capítulo 42), y directos (v. fig. 41-9). La captación de calcio a nivel del miocardio aumenta, lo cual incrementa la fuerza de contracción. La hormona tiroidea inhibe la expresión del sistema de transporte inverso Na+-Ca++, de forma que aumenta la [Ca++] dentro del miocardiocito. La T3 aumenta la velocidad y poten- cia de la contracción miocárdica; además, aumenta los canales del Ca++ de tipo rianodina del retículo sarco- plásmico, lo que induce la liberación de calcio del retí- culo sarcoplásmico durante la sístole. La ATPasa de Ca++ del retículo sarcoplásmico (SERCA) también au- menta por la acción de la T3 y, en consecuencia, se pro- duce un secuestro de calcio durante la diástole y se acorta el tiempo de relajación. 41-725-737kpen.indd 731 24/2/09 10:54:26 http://booksmedicos.org 732 Berne y Levy. Fisiología Efectos sobre el metabolismo basal Las hormonas tiroideas aumentan el consumo basal de oxígeno y la producción de calor (es decir, el metabo- lismo basal). Como se ha comentado anteriormente, las hormonas tiroideas aumentan la expresión de las proteínas de desacoplamiento mitocondriales (UCP). Esta acción se demuestra en todos los tejidos, salvo en el encéfalo, las gónadas y el bazo. La captación y la oxi- dación de la glucosa y los ácidos grasos aumentan de forma global, igual que el reciclado de lactato-glucosa y de los ácidos grasos-triglicéridos. La hormona tiroidea no aumenta la utilización de oxígeno inducida por la dieta, y puede no modificar la eficiencia del consumo de energía durante el ejercicio. La termogénesis también debe aumentar de forma simultánea cuando se consume oxígeno. Por tanto, los cambios de la temperatura corporal son paralelos a las fluctuaciones de la disponibilidad de hormona tiroidea. Sin embargo, el posible incremento de la temperatura corporal se modera mediante un aumento compensador de la pérdida de calor gracias al aumento correspondien- te y mediado por las hormonas tiroideas del flujo san- guíneo, la sudoración y la ventilación. El hipertiroidis- mo se asocia con intolerancia al calor, mientras que el hipotiroidismo lo hace con la intolerancia al frío. El aumento del consumo de oxígeno depende del au- mento del aporte de sustratos para la oxidación. La T3 aumenta la absorción de glucosa en el tubo digestivo, y también el recambio de glucosa (captación, oxidación y síntesis de glucosa). En el tejido adiposo, la hormona tiroidea induce las enzimas para la síntesis de ácidos grasos, acetil CoA carboxilasa y ácido graso sintasa, y fomenta la lipólisis mediante el aumento del número de receptores b-adrenérgicos (v. más adelante). La hormo- na tiroidea también fomenta la eliminación de los quilo- micrones. Por tanto, aumenta el recambio de lípidos (se liberan AGL del tejido adiposo y se oxidan). También se produce un incremento del recambio de las proteínas (liberación de aminoácidos musculares, degra- dación de las proteínas y, en menor medida, síntesis de proteínas y formación de urea). La T3 potencia los efectos estimuladores correspondientes de la adrenalina, la nora- drenalina, el glucagón, el cortisol y la hormona del creci- miento sobre la gluconeogénesis, lipólisis, cetogénesis y proteólisis del depósito lábil de proteínas. El efecto meta- bólico global de la hormona tiroidea se ha descrito como una aceleración de la respuesta ante el ayuno. Además, la hormona tiroidea estimula la síntesis de colesterol, aunque todavía estimula más su oxidación y la secreción biliar. El efecto neto es una reducción de las concentraciones plas- máticas y las reservas corporales de colesterol total y liga- do a las lipoproteínas de baja densidad. La eliminación metabólica de las hormonas esteroi- deas suprarrenales y gonadales de algunas vitaminas del grupo B y de algunos fármacos administrados también aumenta gracias a la hormona tiroidea. Efectos respiratorios La hormona tiroidea estimula la utilización del oxígeno y también su aporte. En consecuencia, la T3 aumenta la frecuencia respiratoria en reposo, la ventilación minuto y la respuesta ventilatoria frente a la hipercapnia y la hi- poxia. Estas acciones mantienen una Po2 arterial normal cuando aumenta el consumo de oxígeno, y una Pco2 nor- mal cuando aumenta la producción de CO2. Además, el hematocrito aumenta ligeramente, y también induce la ca- pacidad de transporte de oxígeno. Este aumento de la masa de eritrocitos se debe a la estimulación de la pro- ducción renal de eritropoyetina. Efectos sobre el músculo esquelético La función normal del músculo esquelético también re- quiere cantidades óptimas de hormona tiroidea. Estos re- quisitos pueden guardar relación con la regulación de la producción y el almacenamiento de energía. El exceso de T3 y T4 aumenta la glucólisis y la glucogenólisis, al tiempo que reduce el glucógeno y la creatina fosfato. La incapaci- dad del músculo para captar y fosforilar la creatina provo- ca un aumento en la excreción urinaria de esta molécula. Efectos sobre el sistema nervioso autónomo y la acción de las catecolaminas Existe un sinergismo entre las catecolaminas y las hormo- nas tiroideas. Las hormonas tiroideas realizan una acción sinérgica con las catecolaminas para aumentar el metabo- lismo, la producción de calor, la frecuencia cardíaca, la actividad motora y la excitación del sistema nervioso central. La T3 puede potenciar la actividad del sistema nervioso simpático aumentando el número de receptores b-adrenérgicos en el músculo cardíaco y la generación de segundos mensajeros intracelulares, como AMPc. Efectos sobre el crecimiento y la maduración Otro efecto fundamental de las hormonas tiroideas es in- ducir el crecimiento y la maduración. Una pequeña, pero crucial, cantidad de hormona tiroidea atraviesa la pla- centa, y el eje tiroideo fetal empieza a ser funcionante a mediados del embarazo. La hormona tiroidea tiene una importancia extrema en el desarrollo neurológico nor- mal y la formación adecuada de hueso en el feto. En los lactantes, la insuficiencia de hormona tiroidea produce el cretinismo, que se caracteriza por un retraso mental irreversible con talla baja (v. más adelante). AplicAción clínicA Las hormonas tiroideas deben estar dentro de unas concen- traciones normales para mantener un rendimiento cardíaco óptimo. Una deficiencia de la hormona tiroidea reduce el volumen sistólico,la fracción de eyección del ventrículo iz- quierdo, el gasto cardíaco y la eficiencia de la función cardía- ca. Este último defecto se demuestra porque el índice de trabajo sistólico [(volumen sistólico/masa ventricular izquier- da) × presión sistólica máxima] se reduce incluso más que el metabolismo oxidativo del miocardio. El aumento de la resis- tencia vascular sistémica puede contribuir a la debilidad car- díaca. por el contrario, el exceso de hormona tiroidea puede aumentar el gasto cardíaco e incrementar la expresión de las proteínas desacopladoras UCp-2 y UCp-3 en el músculo car- díaco; estas proteínas se encargan de desacoplar la produc- ción de ATp de la utilización de oxígeno durante la oxidación b de los ácidos grasos libres. Esto puede ser origen de una insuficiencia cardíaca de alto gasto. Cuando se produce hi- pertiroidismo en los individuos de mayor edad, los efectos cardíacos de la hormona tiroidea pueden incluir una arritmia auricular rápida, flúter y fibrilación auriculares (v. capítulo 15). 41-725-737kpen.indd 732 24/2/09 10:54:26 http://booksmedicos.org Capítulo 41 La glándula tiroides 733 © E LS E V IE R . Fo to co p ia r si n au to riz ac ió n es u n d el ito . Efectos sobre el hueso, los tejidos duros y la dermis La hormona tiroidea estimula la osificación endocondral, el crecimiento lineal del hueso y la maduración de los centros epifisarios del hueso. La T3 induce la maduración y actividad de los condrocitos en la lámina de crecimien- to cartilaginosa, en parte mediante un aumento de la producción y acción de los factores de crecimiento loca- les. Aunque no se necesita hormona tiroidea para el cre- cimiento lineal hasta después del nacimiento, es funda- mental para que los centros de crecimiento maduren bien en los huesos del feto en desarrollo. La T3 también estimula la remodelación ósea en los adultos. La progresión del desarrollo y la erupción de los dien- tes dependen de la hormona tiroidea, igual que el ciclo de crecimiento y la maduración normal de la epidermis, sus folículos pilosos y las uñas. Los procesos de degra- dación normales de estos tejidos estructurales y tegu- mentarios también se estimulan por las hormonas tiroi- deas. Por tanto, un exceso o deficiencia de la hormona tiroidea pueden causar la pérdida del cabello y alteracio- nes en la formación de las uñas. Las hormonas tiroideas alteran la estructura del teji- do subcutáneo mediante la inhibición de la síntesis y el aumento de la degradación de los mucopolisacáridos (glucosaminglucanos) y la fibronectina en el tejido con- juntivo extracelular. Efectos sobre el sistema nervioso La hormona tiroidea regula el momento y la velocidad de desarrollo del SNC. La deficiencia de hormona tiroidea in- trauterina o durante la primera infancia reduce el creci- miento de la corteza cerebral y cerebelosa, la proliferación de los axones y la ramificación de las dendritas, la sinapto- génesis, la mielinización y la emigración celular. Se produ- cen lesiones cerebrales irreversibles cuando no se recono- ce una deficiencia de hormonas tiroideas y se trata de forma rápida al nacer. Los defectos estructurales que se han descrito se producen en paralelo con las alteraciones bioquímicas. La reducción de las concentraciones de hor- mona tiroidea reduce el tamaño celular, el contenido de ARN y proteínas, las proteínas asociadas a los microtúbu- los y la tubulina, el contenido de proteínas y lípidos de la mielina, la producción local de los factores de crecimiento fundamentales y la velocidad de la síntesis de proteínas. La hormona tiroidea también aumenta la alerta, la vigi- lia, la respuesta a diversos estímulos, la capacidad audi- tiva, la sensación de hambre, la memoria y la capacidad de aprendizaje. Además, el tono emocional normal de- pende de la disponibilidad adecuada de hormona tiroi- dea. La velocidad y la amplitud de los reflejos nerviosos periféricos aumentan por las hormonas tiroideas, igual que la motilidad del tubo digestivo. Efectos sobre los órganos reproductores y las glándulas endocrinas Tanto en las mujeres como en los hombres, la hormona tiroidea influye de forma importante en la regulación de la función reproductora, con un papel permisivo. El ciclo ovárico normal de desarrollo folicular, maduración y ovu- lación, el proceso homólogo a nivel testicular de la esper- matogénesis, y el mantenimiento de la salud durante el embarazo se alteran cuando las concentraciones de hor- monas tiroideas se distancian de forma significativa de la normalidad. En parte, estos efectos negativos se pueden AplicAción clínicA El término hipotiroidismo indica una producción insufi- ciente de hormonas tiroideas, y puede ser primario, secun- dario o terciario (v. capítulo 40). En el hipotiroidismo prima- rio, las concentraciones de T4 y T3 están anormalmente bajas y la TSH está elevada (v. más adelante). En el hipoti- roidismo secundario y terciario, están reducidas las hormo- nas tiroideas y la TSH. La respuesta de las concentraciones de TSH a TRH sintética puede emplearse para distinguir entre la enfermedad de origen hipofisario e hipotalámico. El hipotiroidismo del feto o en la primera infancia produ- ce cretinismo. Los individuos afectados muestran un retra- so mental grave, talla baja con desarrollo esquelético in- completo, características faciales toscas y una lengua protruyente. La causa más frecuente de hipotiroidismo en los niños es la deficiencia de yodo. El yodo no abunda mu- cho en el terreno, y la deficiencia de yodo es una causa importante de hipotiroidismo en determinadas regiones montañosas de América del Sur, África y Asia. Esta forma trágica de cretinismo endémico se puede prevenir con facilidad mediante programas de salud pública que añadan yodo a la sal de mesa o que administren inyecciones anua- les de una forma de yodo inyectable de absorción lenta. Las malformaciones congénitas son una causa menos fre- cuente de hipotiroidismo neonatal/infantil. En la mayoría de los casos, la glándula tiroides no se desarrolla (disgene- sia de la glándula tiroides). Otras causas menos frecuen- tes de hipotiroidismo infantil son las mutaciones en los ge- nes implicados en la producción de hormona tiroidea (es decir, genes para NIS, TpO, tiroglobulina y pendrina) y los anticuerpos que bloquean el receptor de la TSH. La grave- dad de las lesiones neurológicas y esqueléticas depende del momento del diagnóstico y del tratamiento de sustitución con hormona tiroidea (T4), de forma que un tratamiento precoz consigue un CI normal, con deficiencias neurológi- cas sutiles. Los bebés hipotiroideos suelen parecer norma- les al nacer debido a las hormonas tiroideas de la madre. Sin embargo, en las zonas con deficiencia endémica de yodo, incluso la madre puede estar algo hipotiroidea, de for- ma que no cubre el defecto fetal. Otra posibilidad es que el hipotiroidismo materno sea causa de retraso mental leve en un feto eutiroideo. La detección selectiva neonatal (concentraciones de T4 o TSH) ha tenido un importante papel en la prevención del cretinismo grave. Si el hipotiroi- dismo presente al nacimiento no se trata durante sólo 2-4 semanas, el SNC no madurará con normalidad durante el primer año de vida. Esto puede determinar un retraso en los hitos del desarrollo, como sentarse, permanecer de pie o caminar, y un retraso mental irreversible grave. El hipotiroidismo en los adultos sin deficiencia de yodo suele deberse a una atrofia idiopática de la glándula, que se considera que viene precedida por una reacción infla- matoria autoinmunitaria. En esta forma de tiroiditis lin- focitaria (enfermedad de Hashimoto) los anticuerpos que se producen pueden bloquear la síntesis de hormo- nas o el crecimiento de la glándula, o pueden tener pro- piedades citotóxicas. Otras causas de hipotiroidismo in- cluyen las yatrogénicas (lesiones por radioterapia o quimioterapia, resección quirúrgica en el tratamiento del hipertiroidismo), el bocio nodulary las enfermedades hi- pofisarias o hipotalámicas. 41-725-737kpen.indd 733 24/2/09 10:54:27 http://booksmedicos.org 734 Berne y Levy. Fisiología A B C ● Figura 41-10. A, Un niño normal de 6 años (izquierda) y un niño de 17 años con hipotiroidismo congénito (derecha) del mismo pueblo de una zona con cretinismo endémico. Obsérvese la talla baja, la obesidad, las piernas malformadas y la expresión anodina del niño hipotiroideo con retraso mental. Otras características incluyen abdo- men prominente, nariz aplanada y ensanchada, mandíbula hipoplási- ca, piel seca y descamada, pubertad retrasada y debilidad muscular. (De Delange FM. En: Braverman LE, Utiger RD [dirs.]: Werner and Ingbar’s The Thyroid, 7.ª ed., Filadelfia, Lippincott-Raven, 1996.) Radio- grafías de la mano de un niño de 13 años normal (B) y de otro de la misma edad con hipotiroidismo (C). Obsérvese que el niño con hipoti- roidismo muestra un marcado retraso en el desarrollo de los huesos cortos de las manos, en los centros de crecimiento en los dos extremos de los dedos y en la placa de crecimiento del extremo distal del radio. (B, De Tanner JM y cols: Assessment of Skeletal Maturity and prediction of Adult Height (TW2 Method), Nueva York, Academic press, 1975; C, De Andersen HJ. En: Gardner LI [dirs]: Endocrine and Genetic Diseases of Childhood and Adolescence, Filadelfia, Saunders, 1975.) deber a alteraciones en el metabolismo o disponibilidad de las hormonas esteroideas. Por ejemplo, la hormona ti- roidea estimula la síntesis hepática y la liberación de la globulina transportadora de los esteroides sexuales. La hormona tiroidea también influye de forma signifi- cativa en otras regiones del sistema endocrino. La pro- ducción hipofisaria de hormona del crecimiento aumen- ta por la hormona tiroidea, mientras que disminuye la producción de prolactina. La secreción de cortisol en la corteza suprarrenal (v. capítulo 42) y la eliminación me- tabólica de esta hormona se estimulan, pero las concen- traciones de cortisol plasmático libres se mantienen normales. El cociente entre los estrógenos y los andró- genos (v. capítulo 43) aumenta en los hombres (en el hipertiroidismo pueden mostrar hipertrofia mamaria). La disminución de la producción de hormona paratiroi- dea y 1,25-(OH)2 vitamina D son consecuencias compen- sadoras de la acción de la hormona tiroidea sobre la reabsorción del hueso (v. capítulo 39). La hormona tiroidea también aumenta el tamaño re- nal, el flujo plasmático renal, el filtrado glomerular y la velocidad de transporte de una serie de sustancias. Mecanismo de acción de la hormona tiroidea La T3 y T4 libres penetran en las células mediante un pro- ceso mediado por transportador y que consume energía. El transporte de T4 limita la velocidad de producción in- tracelular de T3. Dentro de la célula, la mayor parte de T4 se convierte en T3 (o en rT3), cuando no toda. Muchas de las acciones de T3, pero no todas, se median a través de su unión con uno de los miembros de la familia de re- ceptores de las hormonas tiroideas (RT) (fig. 41-10, A). La familia de RT pertenece a la superfamilia de recepto- res hormonales nucleares para los factores de transcrip- ción (v. también capítulos 3 y 39). REGULACIÓN DE LA FUNCIÓN TIROIDEA El factor regulador más importante de la función tiroidea y el crecimiento es el eje hormona liberadora de hor- AplicAción clínicA (cont.) El cuadro clínico exacto del hipotiroidismo en los adultos es justamente el contrario, en muchos aspectos, del que se observa en el hipertiroidismo. La reducción del metabolismo basal ocasiona aumento de peso, sin aumento apreciable de la ingesta calórica. La reducción de la termogénesis reduce la temperatura corporal y se desarrolla una intolerancia al frío, menos sudoración y una piel seca. La actividad adrenérgica se reduce, y puede aparecer una bradicardia. Se retrasan los movimientos, el habla y el pensamiento, y los pacientes apa- recen obnubilados, somnolientos y con un descenso de los párpados superiores (ptosis). La acumulación de mucopolisa- cáridos (matriz extracelular) en los tejidos también determina la acumulación de líquido. El mixedema sin fóvea produce unas características de persona «fofa»: hipertrofia de la len- gua, ronquera, rigidez articular, derrames en los espacios pleural, pericárdico y peritoneal, y presión sobre los pares craneales y los nervios periféricos, que quedan atrapados en el exceso de sustancia fundamental, con la consiguiente dis- función tiroidea. Otros signos son el estreñimiento, la caída del cabello, las disfunciones menstruales y la anemia. En los adultos que no tienen hormona tiroidea, la tomografía por emisión de positrones (pET) muestra una reducción generali- zada del flujo de sangre cerebral y el metabolismo de la glucosa. Esta alteración puede explicar el retraso psicomotor y la reducción del afecto en los hipotiroideos. El tratamiento de reposición con T4 permite la curación de los adultos. No se necesita T3 porque se genera a nivel intracelular a partir del T4 administrado. Además, si se administrara T3, aumentaría su concentración en plasma hasta niveles no fisiológicos. 41-725-737kpen.indd 734 24/2/09 10:54:29 http://booksmedicos.org Capítulo 41 La glándula tiroides 735 © E LS E V IE R . Fo to co p ia r si n au to riz ac ió n es u n d el ito . A NIVEL CELULAR En los seres humanos existen dos genes para los RT, THRA y THRB, que se localizan respectivamente en los cromoso- mas 17 y 3, y que codifican los receptores de hormonas tiroideas nucleares clásicos. El THRA codifica el receptor TRα, que se puede separar y pegar de forma alternativa para dar lugar a dos isoformas principales. El TRα-1 es un verdadero RT, mientras que la otra isoforma no se liga a T3. El THRB codifica TRb-1 y TRb-2, ambos receptores con alta afinidad por T3. La distribución tisular de TRα-1 y TRb-1 es amplia. TRα-1 se expresa de forma especial en el tejido muscular cardíaco y esquelético, y este TRα-1 es el principal responsable de traducir la función de la hormona tiroidea en el corazón. por el contrario, TRb-1 se expresa más a nivel del encéfalo, el hígado y el riñón. La expresión de TRb-2 se limita a la hipófisis y regiones fundamentales del hipotála- mo, además de la cóclea y la retina. El TRb-2 ligado a T3 es responsable de inhibir la expresión del gen de prepro-TRH en las neuronas paraventriculares del hipotálamo y del gen de la subunidad b de la TSH en las células tirotropas hipofisarias. por tanto, los efectos de retroalimentación negativa de la hormona tiroidea sobre la secreción de TRH y TSH se deben principalmente a TRb-2. La T3 también re- gula a la baja la expresión del gen de TRb-2 en la hipófisis. La forma sin ligando del dímero TR-RXR interacciona con varias proteínas corepresoras, incluidas NCoR, SMRT y Alien. Cuando se produce la unión de la hormona se liberan los corepresores y se reclutan coactivadores al complejo receptor-hormona. Las dos principales proteínas coactivadoras son la familia SRC (SRC-1, SRC-2 y SRC-3) y el complejo DRIP-TRAP. Comprender los subtipos de RT y su expresión tisular no sólo tiene interés académico, pues cada vez se han encon- trado más genes mutantes inactivadores como causa de síndromes clínicos que cursan con resistencia frente a la hormona tiroidea (síndrome RHT). Las mutaciones más frecuentes se producen en el subtipo TRb-2. En estos pacien- tes, se produce una retroalimentación negativa incompleta por el tiroides a nivel hipotálamo-hipofisario. por tanto, las concentraciones de T4 están elevadas, pero la TSH no se suprime. Cuando la resistencia se produce exclusivamente a nivel hipotalamohipofisario, el paciente puede mostrar signos de hipertiroidismo por los efectos excesivos de las elevadas concentraciones de hormonas tiroideas sobre los tejidos periféricos, especialmente el corazón, mediados por TRα-1. Estos individuos desarrollan signos clínicos como bo- cio,talla baja, peso bajo, taquicardia, hipoacusia, visión monocromática y reducción del CI. ● Figura 41-11. El tiroides se localiza en la parte anterior del cuello, donde se visualiza con facilidad y se palpa cuando está aumentado de tamaño (bocio). mona tiroidea-hormona estimuladora del tiroides (v. capítulo 40; fig. 40-13). La TSH estimula todos los aspec- tos de la función tiroidea. La TSH tiene una acción inme- diata, intermedia y a largo plazo sobre el epitelio tiroi- deo. Las acciones inmediatas de la TSH incluyen inducción de la extensión de seudópodos, endocitosis del coloide y formación de gotículas de coloide den- tro del citoplasma, que se corresponden con vesículas de endocitosis que contienen tiroglobulina (v. fig. 41-7). Poco después, se produce un aumento de la captación de yoduro y de la actividad de TPO. La TSH estimula tam- bién la entrada de glucosa a la vía de derivación de la hexosa monofosfato, que genera el NADPH necesario para la reacción de la peroxidasa. Además, la TSH esti- mula la proteólisis de la tiroglobulina y la liberación de T3 y T4 de la glándula. Los efectos intermedios de TSH sobre el tiroides se producen tras un retraso de horas o días, e incluyen síntesis de proteínas y expresión de nu- merosos genes, incluidos los que codifican NIS, tiroglo- bulina, TPO y megalina. La estimulación mantenida por la TSH provoca los efectos a largo plazo de hipertrofia e hiperplasia de las células foliculares. Los capilares proli- feran, y aumenta el flujo de sangre al tiroides. Estas ac- ciones, que son la base de los efectos inductores del cre- cimiento de la TSH en la glándula, se ven apoyadas por la producción local de factores del crecimiento. Un tiroides muy aumentado de tamaño se denomina bocio (fig. 41- 11), y una variante del bocio se debe a la falta de yodo en la dieta en cantidad adecuada, lo que determina una re- ducción de la concentración de hormonas tiroideas y elevación de la TSH. La regulación de la secreción de hormona tiroidea por la TSH se encuentra sometida a un control exquisito de retroalimentación negativa (v. capítulo 40). Las hormonas tiroideas circulantes actúan sobre la hipófisis para redu- cir la secreción de TSH, principalmente mediante la repre- sión de la expresión del gen de la subunidad b de TSH. La hipófisis expresa la desyodinasa de alta afinidad de tipo 2. Por tanto, unos cambios pequeños en la T4 libre en la sangre determinan cambios importantes de la T3 intrace- lular en las células tirotropas hipofisarias. Dado que las variaciones diurnas de la secreción de TSH son pequeñas, la secreción de hormonas tiroideas y su concentración plasmática se mantienen relativamente constantes. Sólo se producen pequeños incrementos nocturnos de la se- creción de TSH y liberación de T4. Las hormonas tiroideas también realizan una retroalimentación negativa sobre las neuronas secretoras de la hormona liberadora de hormo- na tiroidea (TRH). En estas neuronas, la T3 inhibe la ex- presión del gen de la prepro-TRH. Otro regulador impor- 41-725-737kpen.indd 735 24/2/09 10:54:31 http://booksmedicos.org 736 Berne y Levy. Fisiología frecuente, lo que se traduce en una tormenta tiroidea, que produce la muerte en el 30% de los pacientes, sobre todo por insuficiencia cardíaca y arritmia. Una alternativa a la re- sección quirúrgica del tejido tiroideo es la administración de fármacos antitiroideos que inhiben la actividad de TpO. tante de la función de la glándula tiroides es el propio yoduro, que tiene una acción bifásica. Cuando la ingesta de yoduro es baja, la velocidad de síntesis de la hormona tiroidea guarda una relación directa con la disponibilidad de este compuesto. Sin embargo, cuando la ingesta de yoduro supera los 2 mg/día, las concentraciones intra- glandulares de yoduro alcanzan un nivel que suprime la actividad de la NADPH oxidasa y los genes NIS y TPO y, de este modo, también el mecanismo de síntesis de la hormona. Este fenómeno de autorregulación se conoce como efecto Wolff-Chaikoff. Cuando se produce el consi- guiente descenso en las concentraciones de yoduro intra- tiroideo, los genes de NIS y TPO dejan de reprimirse, y la producción de hormona tiroidea se normaliza. En algunos casos poco frecuentes, la inhibición de la síntesis de hor- mona por el yoduro puede ser tan importante como para inducir una deficiencia de hormona tiroidea. La reducción temporal de la síntesis de hormona ante el exceso de yo- duro se puede emplear también a nivel terapéutico en el hipertiroidismo. Las hormonas tiroideas aumentan el consumo de oxí- geno, el gasto de energía y la producción de calor. Por tanto, parece lógico pensar que la disponibilidad de hor- mona tiroidea activa se relaciona con cambios en la si- tuación térmica y calórica del organismo. De hecho, la ingesta de un exceso de calorías en forma de hidratos de carbono aumenta la producción y concentración plas- mática de T3, además del metabolismo basal del indivi- duo, mientras que un ayuno prolongado determina los descensos correspondientes en estos valores. Dado que la mayor parte de T3 se origina a partir de la T4 circulan- te (v. tabla 41-1), los mecanismos periféricos tienen im- portancia en estos cambios. Sin embargo, el ayuno tam- bién reduce de forma gradual las concentraciones de T4 en las personas. ■ CONCEPTOS FUNDAMENTALES 1. La glándula tiroides se localiza en la superficie ven- tral del cuello, y consta de un lóbulo derecho y otro izquierdo, anterolaterales a la tráquea y conectados entre ellos por un istmo. 2. La glándula tiroides es la fuente de la tetrayodotiro- nina (tiroxina, T4) y la triyodotironina (T3). 3. La unidad endocrina básica de la glándula es el folí- culo, que está constituido por una capa esférica úni- ca de células epiteliales alrededor de una luz central que contiene coloide u hormona almacenada. 4. El yoduro es captado por las células tiroideas me- diante un sistema de cotransporte de sodio-yoduro en la membrana plasmática basolateral. 5. La T3 y la T4 se sintetizan a partir de la tirosina y yo- duro, gracias al complejo enzimático peroxidasa AplicAción clínicA La enfermedad de Graves es la forma más frecuente de hipertiroidismo. Se produce sobre todo entre los 20 y 50 años de edad, y es 10 veces más frecuente en las mujeres. La enfermedad de Graves es un proceso autoinmunitario, en el cual se producen autoanticuerpos frente al receptor de TSH. La naturaleza de los autoanticuerpos específicos depende del epitopo contra el cual se dirigen. El tipo más importante se denomina inmunoglobulina estimulado- ra del tiroides (TSI). El hipertiroidismo suele asociarse con un bocio difuso como consecuencia de la hipertrofia e hi- perplasia glandulares. Las células epiteliales foliculares se vuelven cilíndricas, altas, y el coloide muestra una imagen periférica en sacabocados que indica un recambio rápido. La principal situación clínica en la enfermedad de Graves es la tirotoxicosis, que es una situación derivada del exce- so de hormona tiroidea en los tejidos y en la sangre. El pa- ciente con tirotoxicosis presenta uno de los cuadros más sorprendentes en medicina clínica. El gran incremento del metabolismo se asocia con una combinación muy caracte- rística de pérdida de peso a pesar de un aumento de la in- gesta. La mayor producción de calor condiciona que el pa- ciente esté incómodo en ambientes cálidos, sude en exceso y tenga que consumir más agua. El aumento de la actividad adrenérgica determina una frecuencia cardíaca rápida, con hipercinesia, temblor, nerviosismo y ojos muy abiertos, de mirada fija. La debilidad se debe a la pérdida de masa mus- cular con alteración de la función muscular. Otros síntomas incluyen una situación emocional lábil, falta de aire durante el ejercicio y dificultad para tragar o respirar debida a la compresión del esófago o la tráquea por el tiroides aumen- tado de tamaño (bocio). El signo cardiovascular más fre- cuente es la taquicardia sinusal. Seproduce un aumento del gasto cardíaco, con una presión diferencial ensanchada por el efecto inotrópico positivo, unido a una reducción de las resistencias vasculares. Un signo clínico importante en la enfermedad de Graves es el exoftalmos (protrusión anor- mal del globo ocular) y el edema periorbitario como con- secuencia del reconocimiento por anticuerpos frente al re- ceptor de TSH de un epitopo similar presente en las células orbitarias (posiblemente, en los fibroblastos). La enferme- dad de Graves se diagnostica por el aumento de las con- centraciones séricas de T4 o T3 total o libre (es decir, tirotoxi- cosis) y los signos clínicos de bocio difuso y la oftalmopatía. En la mayoría de los casos, la captación de yodo y pertec- netato por el tiroides es excesiva y difusa. Las concentracio- nes de TSH séricas son bajas, porque el hipotálamo y la hi- pófisis se inhiben por las concentraciones altas de T4 y T3. La determinación de la concentración de TSH y la medición de la TSI circulante permiten distinguir la enfermedad de Gra- ves (un trastorno endocrino primario) de los infrecuentes adenomas de células tirotropas hipofisarias (un trastorno endocrino secundario). En este último proceso existen con- centraciones altas de TSH, pero no se reconoce TSI. El tratamiento de la enfermedad de Graves suele ser la extirpación de la glándula tiroides, seguida del tratamiento de reposición durante toda la vida con T4. El tejido tiroideo se puede eliminar mediante radiación con 131I o cirugía. La re- sección quirúrgica de la glándula puede inducir una libera- ción masiva de hormonas, aunque este problema es poco 41-725-737kpen.indd 736 24/2/09 10:54:32 http://booksmedicos.org Botón1:
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