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370 Regulación del corazón y la vasculatura REGULACIÓN DE LA FRECUENCIA Y CONTRACTILIDAD CARDÍACAS Se define el gasto cardíaco como la cantidad de sangre que bombea el corazón cada minuto. El gasto cardíaco puede modificarse cambiando la frecuencia cardíaca o el volumen de sangre que cada ventrículo propulsa en cada latido, denominado volumen sistólico. Es posible expresar matemáticamente el gasto cardíaco (GC) como el producto de la frecuencia cardíaca (FC) por el volu- men sistólico (VS): ● Ecuación 18-1 GC = FC × VS Así, es posible comprender cómo se controla la acti- vidad cardíaca considerando la regulación de la fre- cuencia cardíaca y el volumen sistólico. La frecuencia cardíaca depende de la actividad del marcapasos car- díaco, y el volumen sistólico guarda una relación direc- ta con el rendimiento del miocardio. Estos dos factores determinantes son interdependientes, en el sentido de que un cambio en uno de ellos modifica de forma casi invariable el otro. CONTROL NERVIOSO DE LA FRECUENCIA CARDÍACA Aunque determinados factores locales, como los cam- bios de temperatura o el estiramiento del tejido, pueden afectar a la frecuencia cardíaca, el sistema nervioso autónomo es el principal método de control de la misma. La frecuencia cardíaca media en reposo es de 70 lati- dos/minuto (lpm) en los adultos sanos, y es notablemen- te más alta en los niños. Durante el sueño, la frecuencia cardíaca se desacelera unos 10-20 lpm, y durante la exci- tación emocional o la actividad muscular puede ace- lerarse hasta superar con mucho los 100 lpm. En los deportistas bien entrenados, la frecuencia de reposo ha- bitual es de unos 50 lpm. Ambas divisiones del sistema nervioso autónomo in- fluyen de forma tónica sobre el marcapasos cardíaco, que habitualmente corresponde al nódulo sinoauricular (SA). El sistema nervioso simpático aumenta el automa- tismo, mientras que el parasimpático lo inhibe. Los cam- bios de la frecuencia cardíaca suelen deberse a una acción recíproca de estas dos divisiones del sistema nervioso autónomo. Por tanto, la frecuencia cardíaca suele aumentar por una reducción combinada de la acti- vidad parasimpática con aumento de la actividad simpá- tica, y disminuye por los cambios contrarios en la activi- dad nerviosa autónoma. El tono parasimpático suele predominar en los adul- tos sanos en reposo. Cuando se administra atropina a una persona en reposo, este antagonista del receptor muscarínico que bloquea los efectos parasimpáticos suele aumentar la frecuencia cardíaca de forma impor- tante. Si se administra propranolol a una persona en re- poso, este antagonista del receptor betaadrenérgico, que bloquea los efectos simpáticos, suele reducir la frecuen- cia cardíaca, pero de forma ligera (fig. 18-1). Cuando se bloquean las dos divisiones del sistema nervioso autó- nomo, la frecuencia cardíaca de un adulto joven es, como media, de 100 lpm. La frecuencia que prevalece después de un bloqueo completo del sistema autónomo se deno- mina frecuencia cardíaca intrínseca. Vías parasimpáticas Las fibras cardíacas parasimpáticas se originan en el bul- bo raquídeo, en células localizadas en el núcleo motor dorsal del vago o en el núcleo ambiguo (v. capítulo 11). La localización exacta de las fibras parasimpáticas es distinta según la especie. En las personas, las fibras ner- viosas vagales centrífugas se dirigen en dirección infe- rior atravesando el cuello cerca de las arterias carótidas comunes, y luego atraviesan el mediastino para estable- cer sinapsis con las células vagales posganglionares. Es- tas células se localizan en la superficie epicárdica o den- tro de las paredes del corazón. La mayor parte de las células ganglionares vagales se localizan en almohadillas de grasa epicárdica cercanas a los nódulos SA y auriculo- ventricular (AV). Los vagos derecho e izquierdo se distribuyen a distin- tas estructuras cardíacas. El nervio vago derecho afecta principalmente al nódulo SA; la estimulación de este ner- vio retrasa la velocidad de disparo del nódulo SA y pue- de, incluso, llegar a detenerlo durante varios segundos. El vago izquierdo bloquea principalmente el tejido de conducción AV, y determina diversos grados de bloqueo AV (v. capítulo 16). Sin embargo, la distribución de las fi- bras vagales eferentes se solapa, de forma que la estimu- lación vagal izquierda también deprime el nódulo SA y la derecha dificulta la conducción AV. Los nódulos SA y AV son ricos en colinesterasa, una enzima que hidroliza con rapidez el neurotransmisor acetilcolina (ACh). Los efectos de una estimulación vagal determinada desaparecen con mucha rapidez (fig. 18-2, A) cuando ésta se interrumpe, porque la ACh se destruye con rapidez. Además, los efectos vagales sobre la fun- ción de los nódulos SA y AV tienen una latencia muy cor- ta (50-100 ms), porque la ACh liberada activa con rapidez unos canales del K+ especiales regulados por la ACh (KACh) en las células cardíacas. Estos canales se abren con rapidez porque el receptor muscarínico se acopla directamente con estos canales KACh a través de una pro- teína que se une al nucleótido guanina (Gi). Estas dos características del nervio vago (corta latencia y rápida 18-370-392kpen.indd 370 24/2/09 10:06:30 http://booksmedicos.org Capítulo 18 Regulación del corazón y la vasculatura 371 © E LS E V IE R . Fo to co p ia r si n au to riz ac ió n es u n d el ito . 18 120 110 100 90 80 70 60 50 40 1Control 2 3 4 1 2 3 4 Fármaco 2Fármaco 1 F re cu en ci a ca rd ía ca ( lp m ) Atropina Atropina Propranolol Propranolol 180 120 60 0 Estimulación vagal 7 Hz; 22 s 10 Hz; 20 s 300 240 180 120 60 0 Estimulación simpática 20 Hz; 30 s Fr ec ue nc ia c ar dí ac a (lp m ) Fr ec ue nc ia c ar dí ac a (lp m ) A B 10 2 3 4 Frecuencia simpática (Hz) C am bi os e n la fr ec ue nc ia c ar dí ac a (lp m ) 100 80 60 40 20 0 –20 –40 –60 –80 –100 Vag = 0 Hz Vag = 4 Hz Vag = 8 Hz ● Figura 18-1. Efectos de cuatro dosis iguales de atropina (antagonista del receptor muscarínico que bloquea la actividad parasimpática) y propranolol (antagonista del receptor betaadre- nérgico que bloquea los efectos simpáticos) sobre la frecuencia cardíaca en 10 varones sanos jóvenes. En la mitad de los ensayos, se administró primero la atropina (curva superior) y en la otra mitad se dio antes el propranolol (curva inferior). (Reproducido de Katona pG et al: J Appl physiol 52:1652, 1982.) ● Figura 18-2. Cambios en la frecuencia cardíaca produci- dos por la estimulación (barras horizontales) de los nervios vago (A) y simpáticos (B). (Modificado de Warner HR, Cox A: J Appl physiol 17:349, 1962.) ● Figura 18-3. Cambios en la frecuencia cardíaca cuando se estimulan de forma simultánea los nervios vago y simpáticos cardíacos. Los nervios simpáticos se estimulan a 0,2 y 4 Hz, y el nervio vago, a 0,4 y 8 Hz. (Modificado de Levy MN, Zieske H: J Appl physiol 27:465, 1969.) reducción de la respuesta) le permiten ejercer un control latido a latido de la función de los nódulos SA y AV. Las influencias parasimpáticas suelen dominar sobre las simpáticas a nivel del nódulo SA, como se muestra en la fi- gura 18-3. Cuando se aumenta la frecuencia de estimulación simpática de 0 a 4 Hz, la frecuencia cardíaca aumenta hasta unos 80 lpm en ausencia de estimulación vagal (Vag = 0 Hz). Sin embargo, cuando se estimula el nervio vago a 8 Hz, el aumento de la estimulación simpática de 0 a 4 Hz no tiene efecto apreciable sobre la frecuencia cardíaca. Vías simpáticas Las fibras simpáticas cardíacas se originan en las colum- nas intermediolaterales de los 5-6 segmentos torácicos superiores o los 1-2 segmentos cervicales inferiores de la médula espinal (v. capítulo 11). Estas fibras abandonan la columna vertebral a través de las ramas comunicantes blancas y entran en las cadenas paravertebrales de gan- glios. Las neuronas preganglionares y posganglionaresestablecen sinapsis principalmente en los ganglios estre- llado o cervical medio, según las especies. En el medias- tino, las fibras simpáticas preganglionares y posganglio- nares se unen para crear un complicado plexo de nervios eferentes mixtos para el corazón. Las fibras simpáticas cardíacas posganglionares de este plexo se aproximan hasta la base del corazón si- guiendo la adventicia de los grandes vasos. Desde la base del corazón estas fibras se distribuyen hacia las dis- tintas cámaras en forma de un extenso plexo epicárdico. Después, entran en el miocardio, por lo general acompa- ñando a los vasos coronarios. A diferencia de la terminación brusca de la respuesta tras la actividad vagal, los efectos de la estimulación sim- pática disminuyen de forma gradual cuando se detiene la estimulación (v. fig. 18-2, B). Las terminaciones nerviosas captan hasta el 70% de la noradrenalina liberada durante la estimulación simpática, y la mayor parte de la restan- te es eliminada por la corriente circulatoria. Estos proce- sos son lentos. Además, los efectos facilitadores de la es- timulación simpática sobre el corazón alcanzan un estado estacionario mucho más lentamente que los efectos inhi- bidores de la estimulación vagal. La aparición de la res- puesta cardíaca frente a la estimulación simpática se pro- duce lentamente por dos motivos fundamentales. En primer lugar, parece que la noradrenalina se libera lenta- 18-370-392kpen.indd 371 24/2/09 10:06:34 http://booksmedicos.org 372 Berne y Levy. Fisiología 250 200 150 100 50 50 75 100 125 150 Presión arterial (mmHg) F re cu en ci a ca rd ía ca ( lp m ) 100 50 0 60 100 140 180 220 Presión en el seno (mmHg) A ct iv id ad v ag al (% d e la m áx im a) 100 50 0 A ct iv id ad s im pá tic a (% d e la m áx im a) ● Figura 18-4. Frecuencia cardíaca en función de la presión arterial media. ● Figura 18-5. Efecto de los cambios en la presión en los senos carotídeos aislados sobre la actividad neural de las fibras eferentes simpáticas y vagales cardíacas. (Adaptado de Kollai M, Koizumi K: pflügers Arch 413:365, 1989.) mente de las terminaciones nerviosas simpáticas. En se- gundo lugar, los efectos cardíacos de la noradrenalina li- berada en los nervios están mediados principalmente por sistemas de segundos mensajeros relativamente lentos, que implican al AMPc (v. capítulo 3). Por tanto, la activi- dad cardíaca altera la frecuencia cardíaca y la conducción AV mucho más lentamente que la actividad vagal. Aunque la actividad vagal puede controlar la actividad cardíaca latido a latido, la simpática no puede hacerlo. Control en centros superiores La estimulación de diversas regiones cerebrales puede tener efectos significativos sobre la frecuencia cardíaca, el ritmo cardíaco y la contractilidad (v. capítulo 11). En la corteza cerebral los centros que regulan la función se localizan en la mitad anterior del encéfalo, sobre todo en el lóbulo frontal, la corteza orbitaria, la corteza motora y premotora, la región anterior del lóbulo temporal, la ín- sula y la circunvolución del cíngulo. La estimulación de los núcleos de la línea media, ventrales y mediales del tálamo inducen taquicardia. La estimulación de las regio- nes posterior y posterolateral del hipotálamo también puede modificar la frecuencia cardíaca. Los estímulos aplicados a los campos H2 de Forel en el diencéfalo indu- cen respuestas cardiovasculares, incluida la taquicardia. Estos cambios se parecen a los que se observan durante el ejercicio muscular. Sin duda, los centros corticales y diencefálicos inician las reacciones cardíacas observa- das durante la excitación, la ansiedad y otros estados emocionales. Los centros hipotalámicos también inician las respuestas cardíacas ante alteraciones de la tempera- tura ambiental. Los cambios de temperatura inducidos de forma experimental en la región hipotalámica ante- rior preóptica modifican la frecuencia cardíaca y las re- sistencias periféricas. La estimulación de la región parahipogloso del bulbo raquídeo activa de forma recíproca las vías simpáticas cardíacas e inhibe las parasimpáticas. En determinadas regiones dorsales bulbares, se han detectado sitios defini- dos de aceleración cardíaca (aumento de la frecuencia cardíaca) y de potenciación de la actividad del corazón (aumento de la contractilidad) en animales con sección del vago. Las regiones aceleradoras son más frecuentes en el lado derecho, mientras que las potenciadoras lo son en el izquierdo. Existe una distribución similar en el hi- potálamo. Por tanto, las fibras simpáticas descienden por el tronco del encéfalo de forma principalmente ipsolateral. Reflejo barorreceptor Los cambios súbitos en la presión arterial ponen en mar- cha un reflejo que induce un cambio inverso en la fre- cuencia cardíaca (fig. 18-4). Los barorreceptores locali- zados en el cayado aórtico y los senos carotídeos son responsables de este reflejo. La relación inversa que existe entre la frecuencia cardíaca y la presión arterial suele ser más marcada, en general, en los valores inter- medios de la presión arterial. Por debajo de este conjun- to de valores intermedios, la frecuencia cardíaca se man- tiene en valores constantes altos, mientras que por encima de estos valores de las presiones, la frecuencia cardíaca se mantiene constante, pero baja. Los efectos de estos cambios en la presión del seno ca- rotídeo sobre la actividad de los nervios autónomos cardía- cos se muestra en la figura 18-5, que representa que, para valorar intermedios de presión en el seno carotídeo (100 a 180 mmHg), se inducen cambios recíprocos por la activi- dad vagal eferente y simpática. Por debajo de estos valores de presión en el seno carotídeo, la actividad simpática es intensa, y la actividad vagal, prácticamente inexistente. Por el contrario, por encima de estos valores de presión, la ac- tividad vagal es intensa y la simpática, mínima. Reflejo Bainbridge, receptores auriculares y péptido natriurético auricular En 1915, Bainbridge publicó que la infusión de sangre o sa- lino en perros aceleraba la frecuencia cardíaca. Este incre- 18-370-392kpen.indd 372 24/2/09 10:06:36 http://booksmedicos.org Capítulo 18 Regulación del corazón y la vasculatura 373 © E LS E V IE R . Fo to co p ia r si n au to riz ac ió n es u n d el ito . Infusión intravenosa Aumento de la presión en la aurícula derecha Estimulación de los receptores auriculares Reflejo de Bainbridge – + Aumento del gasto cardíaco Aumento de la presión arterial Reflejo barorreceptor Frecuencia cardíaca 50 80 110 140 Espiración Tiempo (s) Inspiración 3 6 9 12 150 F re cu en ci a ca rd ía ca ( lp m ) ● Figura 18-6. Las infusiones intravenosas de soluciones de san- gre o de electrólitos tienden a aumentar la frecuencia cardíaca mediante el reflejo de Bainbridge y reducir la frecuencia cardíaca me- diante el reflejo de los barorrecep- tores. El cambio real de la frecuen- cia cardíaca depende de la suma de estos dos efectos contrapuestos. ● Figura 18-7. Arritmia sinusal respiratoria. Obsérvese que la duración del ciclo cardíaco aumenta durante la espiración y disminuye durante la inspiración. (Modificado de Warner MR et al: Am J physiol 251:H1134, 1986.) mento no parecía relacionarse con la presión arterial, por- que la frecuencia cardíaca aumentaba independientemente de que la presión arterial sufriera o no cambios. Sin embar- go, Bainbridge también observó que la frecuencia cardíaca aumentaba siempre que la presión venosa central aumenta- ba lo suficiente para distender el lado derecho del corazón. Esta respuesta se abolía seccionando los vagos de forma bilateral. Este efecto se conoce como reflejo Bainbridge. Muchos investigadores han confirmado las observa- ciones de Bainbridge y han descrito la magnitud y la di- rección de la respuesta, que dependen de la frecuencia cardíaca. Cuando la frecuencia cardíaca eslenta, las infu- siones intravenosas suelen acelerar el corazón. Sin em- bargo, cuando la frecuencia cardíaca es más rápida, las infusiones suelen enlentecerlo. ¿Cómo se explican estas respuestas distintas? Los aumentos del volumen de san- gre no sólo inducen el denominado reflejo Bainbridge, sino que también activan otros reflejos (especialmente, el reflejo barorreceptor), que tienden a provocar cam- bios opuestos en la frecuencia cardíaca. Por tanto, los cambios en la frecuencia cardíaca inducidos por la alte- ración del volumen de sangre son el resultado de los efectos de reflejos antagónicos (fig. 18-6). Es evidente que el reflejo Bainbridge predomina sobre el barorrecep- tor cuando aumenta el volumen de sangre, pero cuando disminuye, predomina el barorreceptor. En ambas aurículas existen receptores que resultan afectados por los cambios de volumen de sangre y que influyen sobre la frecuencia cardíaca. Estos receptores se localizan principalmente en las uniones venoauricula- res: en la aurícula derecha, en la entrada de las venas cavas, y en la izquierda, en la entrada de las venas pul- monares. La distensión de estos receptores auriculares emite impulsos aferentes hacia el tronco del encéfalo en los vagos. Los impulsos eferentes son transportados desde el tronco del encéfalo al nódulo SA a través de fi- bras de ambas divisiones autónomas. La respuesta cardíaca ante estos cambios de la actividad neural autónoma es muy selectiva. Aunque el aumento re- flejo de la frecuencia cardíaca es importante, los cambios de la contractilidad ventricular se consideran, en general, despreciables. Además, el aumento de origen neural en la frecuencia cardíaca no suele asociarse con un aumento de la actividad simpática en las arteriolas periféricas. La estimulación de los receptores auriculares no sólo aumenta la frecuencia cardíaca sino también la diuresis. La menor actividad de las fibras simpáticas renales puede explicar en parte esta diuresis. Sin embargo, el mecanis- mo principal parece la reducción de la vasopresina (hor- mona antidiurética) mediada por un mecanismo neural en la neurohipófisis (v. capítulos 34 y 40). La distensión de las paredes auriculares libera también péptido natriuréti- co auricular (ANP) de las aurículas*. El ANP, un péptido de 28 aminoácidos, ejerce potentes acciones diuréticas y natriuréticas sobre los riñones (v. también el capítulo 34) y efectos vasodilatadores sobre los vasos de resistencia y capacitancia. Por tanto, el ANP es un regulador importan- te del volumen de sangre y de la presión arterial. Arritmia sinusal respiratoria Las variaciones rítmicas de la frecuencia cardíaca que se producen a la misma frecuencia de la respiración se ob- servan en la mayoría de los individuos, aunque son más evidentes en los niños. La frecuencia cardíaca se acelera clásicamente durante la inspiración, y se reduce en la espiración (fig. 18-7). * Los miocitos de los ventrículos liberan un péptido como respuesta a la disten- sión. Este péptido se denomina péptido natriurético cerebral (BNP) porque se descubrió inicialmente en el SNC, y sus acciones se parecen a las del ANP (v. capítulo 34). AplicAción clínicA En la insuficiencia cardíaca congestiva se retiene agua y NaCl, principalmente por la estimulación del sistema renina-angiotensina que aumenta la liberación de aldos- terona de la corteza suprarrenal. La concentración plas- mática de ANp también aumenta en la insuficiencia car- díaca congestiva. Al estimular la excreción renal de agua y NaCl, este péptido reduce de forma gradual la retención de agua y la consiguiente elevación de la presión venosa central y la precarga cardíaca. 18-370-392kpen.indd 373 24/2/09 10:06:39 http://booksmedicos.org 374 Berne y Levy. Fisiología Centro cardíaco vagal (bulbo raquídeo) Centro respiratorio (bulbar) Cambio de la presión intratorácica Cambio del retorno venoso Cambio de la presión arterial Reflejo barorreceptor Frecuencia cardíaca Cambio del volumen pulmonar (receptores de estiramiento) Reflejo de Bainbridge ● Figura 18-8. Arritmia sinusal respiratoria generada por la interacción directa entre los centros respiratorio y cardíaco bulbares, y tam- bién por los reflejos que se originan en los recep- tores de estiramiento pulmonares y de la aurícu- la derecha (reflejo de Bainbridge) y en los barorreceptores del seno carotídeo y del cayado aórtico. Los registros de los nervios autónomos cardíacos indi- can que la actividad neural aumenta en las fibras simpáti- cas durante la inspiración y aumenta en las fibras vagales durante la espiración. La respuesta de la frecuencia car- díaca ante el cese de la estimulación vagal es muy rápida porque, como ya se ha comentado, la ACh liberada de los nervios vagos se hidroliza con rapidez por la colinestera- sa. Esta latencia corta permite que la frecuencia cardíaca experimente cambios rítmicos con la frecuencia respira- toria. Por el contrario, la noradrenalina que se libera de forma periódica en las terminaciones simpáticas se elimi- na muy lentamente. Por tanto, las variaciones rítmicas de la actividad simpática asociadas a la inspiración no indu- cen cambios oscilatorios apreciables en la frecuencia car- díaca. La arritmia sinusal respiratoria se debe, en conse- cuencia, de forma casi exclusiva a cambios en la actividad vagal. De hecho, la arritmia sinusal respiratoria se exagera al aumentar el tono vagal. Factores centrales y reflejos ayudan a iniciar la arrit- mia sinusal respiratoria (fig. 18-8). Los receptores de dis- tensión pulmonares se estimulan durante la inspiración, y esta acción determina un incremento reflejo de la fre- cuencia cardíaca. Las ramas aferentes y eferentes de este reflejo se localizan en los nervios vagos. La presión intra- torácica disminuye también durante la inspiración, de forma que aumenta el retorno venoso hacia el lado dere- cho del corazón (v. capítulo 19). La consiguiente disten- sión de la aurícula derecha induce el reflejo de Bainbrid- ge. Pasado el tiempo de demora necesario para que el aumento del retorno venoso llegue al lado izquierdo del corazón, se produce un aumento del gasto cardíaco y la elevación de la presión arterial. A su vez, este incremen- to de la presión arterial reduce la frecuencia cardíaca por el reflejo barorreceptor. Los factores centrales también son responsables de las arritmias cardíacas respiratorias. El centro respira- torio bulbar influye de forma directa sobre los centros autónomos cardíacos (v. fig. 18-8). En los experimentos de circulación extracorpórea se abre el tórax, se colap- san los pulmones, el retorno venoso se deriva hacia una bomba oxigenadora y la presión arterial se mantiene constante. En estos experimentos, el movimiento rítmi- co de la caja torácica refleja la actividad de los centros respiratorios bulbares. Este movimiento de la caja torá- cica se asocia a menudo con cambios rítmicos de la fre- cuencia cardíaca con la frecuencia respiratoria. Estas arritmias cardíacas respiratorias se inducen casi con se- guridad mediante la interacción directa entre los centros respiratorio y cardíaco bulbares. Reflejo quimiorreceptor La respuesta cardíaca ante la estimulación de los quimio- rreceptores periféricos ilustra las complejas interaccio- nes que pueden producirse cuando un estímulo excita de forma simultánea dos sistemas orgánicos. En los ani- males intactos, la estimulación de los quimiorreceptores carotídeos aumenta de forma constante la frecuencia y profundidad de las respiraciones (v. capítulo 24), pero, en general, modifica poco la frecuencia cardíaca. La mag- nitud de la respuesta ventilatoria determina si la frecuen- cia cardíaca aumenta o disminuye como consecuencia de la estimulación de los quimiorreceptores carotídeos. Una estimulación leve de la respiración inducida por los quimiorreceptores reduce de forma moderada la fre- cuencia cardíaca, mientras que una estimulación más intensa sólo aumenta la frecuencia cardíacade forma li- gera. Si se bloquea la respuesta pulmonar frente a la esti- mulación de los quimiorreceptores, la respuesta de la frecuencia cardíaca estará muy exagerada, como se co- mentará más adelante. La respuesta cardíaca frente a la estimulación de los quimiorreceptores periféricos es consecuencia de meca- nismos reflejos primarios y secundarios (fig. 18-9). El efecto principal de la estimulación refleja primaria es ex- citar el centro vagal bulbar y reducir de este modo la frecuencia cardíaca. El sistema respiratorio media en los efectos reflejos secundarios. La estimulación respirato- ria por los quimiorreceptores arteriales suele inhibir el centro vagal bulbar. Esta inhibición varía según el grado de estimulación concomitante de la respiración, de for- ma que aumentos pequeños de la respiración inhiben levemente el centro vagal, mientras que aumentos más importantes de la ventilación pueden inhibir el centro vagal de forma más profunda. La figura 18-10 muestra un ejemplo de la influencia in- hibidora primaria. En este ejemplo, los pulmones se co- 18-370-392kpen.indd 374 24/2/09 10:06:41 http://booksmedicos.org Capítulo 18 Regulación del corazón y la vasculatura 375 © E LS E V IE R . Fo to co p ia r si n au to riz ac ió n es u n d el ito . Centro vagal bulbar Quimiorreceptores periféricos Actividad respiratoria Efecto primario (+) Efectos secundarios (–) (+) (–) (–) Hipocapnia Aumento del estiramiento pulmonar Frecuencia cardíaca 0 1 2 3 4 0 50 100 75 100 125 150 Tiempo (min) S at ur ac ió n de ox íg en o (% ) F re cu en ci a ca rd ía ca (lp m ) ● Figura 18-9. El efecto principal de la estimulación de los quimiorreceptores periféri- cos sobre la frecuencia cardíaca es excitar el centro cardíaco vagal del bulbo raquídeo y re- ducir, de este modo, la frecuencia cardíaca. La estimulación de los quimiorreceptores periféri- cos estimula también el centro respiratorio bul- bar. Este efecto produce hipocapnia y aumenta la insuflación pulmonar, efectos ambos que inhiben de forma secundaria el centro vagal bulbar. por tanto, estos factores secundarios atenúan el efecto del reflejo primario de la es- timulación de los quimiorreceptores periféricos sobre la frecuencia cardíaca. ● Figura 18-10. Cambios de la frecuencia cardíaca con la estimulación de los quimiorreceptores carotídeos durante la cir- culación extracorpórea. Los pulmones siguen desinflados, y el intercambio de gases respiratorios se realiza con un oxigenador artificial. El trazado inferior representa la saturación de oxígeno de la sangre que perfunde los quimiorreceptores carotídeos. La sangre que irriga el resto del cuerpo, incluido el miocardio, está totalmente saturada de oxígeno. (Modificado de Levy MN et al: Circ Res 18:67, 1966.) lapsaron por completo y la oxigenación de la sangre se con siguió mediante un oxigenador artificial. Cuando se es timularon los quimiorreceptores carotídeos, se pro- dujo una intensa bradicardia y cierto grado de bloqueo AV. Estos efectos están mediados principalmente por las fibras eferentes vagales. La hiperventilación pulmonar que suele inducirse me- diante la estimulación de los quimiorreceptores carotí- deos influye sobre la frecuencia cardíaca de forma secun- daria, tanto por iniciar los reflejos de insuflación pulmonar más intensos como por la aparición de hipocapnia (v. fig. 18-9). Estos dos factores suelen deprimir la respuesta car- díaca primaria frente a la estimulación de los quimiorre- ceptores y aceleran el corazón. Por tanto, cuando no se impide la hiperventilación pulmonar, los efectos prima- rios y secundarios se neutralizan entre ellos, y la estimula- ción de los quimiorreceptores carotídeos afecta de forma sólo moderada a la frecuencia cardíaca. Reflejos de los receptores ventriculares Los receptores sensitivos localizados cerca de las super- ficies endocárdicas ventriculares inician unos efectos reflejos parecidos a los inducidos por los barorrecepto- res arteriales. La excitación de estos receptores endo- cárdicos reduce la frecuencia cardíaca y las resistencias periféricas. Se han identificado otros receptores sensiti- vos en las regiones epicárdicas ventriculares. Aunque todos estos receptores ventriculares se excitan por di- versos estímulos mecánicos y químicos, todavía no es- tán claras sus funciones fisiológicas exactas. REGULACIÓN DEL RENDIMIENTO MIOCÁRDICO Regulación intrínseca del rendimiento miocárdico Como se comentó anteriormente, el corazón es capaz de iniciar su propio latido en ausencia de control nervioso u hormonal. El miocardio también puede adaptarse a los cambios en las condiciones hemodinámicas mediante una AplicAción clínicA El electrocardiograma de la figura 18-11 corresponde a un enfermo cuadripléjico que no podía respirar de forma espontánea y necesitó una intubación traqueal con respi- ración artificial. Cuando se retiró de forma breve la sonda traqueal (cerca del principio de la tira superior de la figura) para permitir la asistencia de enfermería, se produjo con rapidez una profunda bradicardia. La frecuencia cardíaca del paciente era 65 lpm antes de la desconexión de la son- da traqueal. Menos de 10 segundos después de la des - conexión de la respiración artificial la frecuencia cardíaca se redujo hasta 20 lpm. Esta bradicardia se podría haber prevenido bloqueando los efectos de la actividad vagal eferente con atropina, y su aparición se podría haber re- trasado de forma notable hiperventilando al paciente an- tes de desconectar la sonda traqueal. 18-370-392kpen.indd 375 24/2/09 10:06:43 http://booksmedicos.org 376 Berne y Levy. Fisiología ● Figura 18-11. Electrocardiograma de un varón de 30 años cuadripléjico que no podía respirar de forma espontánea y necesitaba una intubación traqueal y respi- ración artificial. Las dos tiras son continuas. (Modificado de Beck JL, Levy MN: Eur Surg Res 9:75, 1977.) serie de mecanismos intrínsecos al propio músculo cardía- co. Por ejemplo, los galgos corredores que tienen el cora- zón desnervado muestran un rendimiento similar a los que conservan la inervación intacta. Su velocidad de carrera máxima se reduce sólo en un 5% tras la desnervación car- díaca completa. En estos perros, el aumento en 3-4 veces del gasto cardíaco durante una carrera se consigue princi- palmente aumentando el volumen sistólico. En condiciones normales, el aumento del gasto cardíaco con el ejercicio se asocia con un aumento proporcionado de la frecuencia car- díaca, y el volumen sistólico no cambia mucho (v. capítu- lo 19). Esta adaptación del corazón desnervado no se con- sigue de forma exclusiva por mecanismos intrínsecos, y existe una indudable participación de las catecolaminas circulantes. Por ejemplo, si se administran betabloqueado- res a los galgos con corazones desnervados, el rendimiento en carrera se reduce de forma notable. Dos mecanismos intrínsecos fundamentales, el meca- nismo de Frank-Starling y la regulación inducida por la frecuencia, permiten al miocardio adaptarse a los cam- bios de las condiciones hemodinámicas. El mecanismo de Frank-Starling (ley de Starling del corazón) se induce como respuesta a cambios en la longitud de reposo de las fibras miocárdicas, mientras que la regulación induci- da por la frecuencia se produce por cambios en la fre- cuencia del latido cardíaco. Mecanismo de Frank-Starling Hace aproximadamente un siglo, el fisiólogo alemán Otto Frank y el fisiólogo inglés Ernest Starling estudiaron de forma independiente la respuesta de los corazones aisla- dos ante cambios en la precarga y la poscarga (v. capítu- lo 16). Cuando se aumenta la presión de llenado ventri- cular (precarga), el volumen ventricular aumenta de forma progresiva y llega a ser constante pasados unos pocos latidos. Cuando se alcanza el equilibrio, el volu- men de sangre que cada ventrículo propulsa (volumen sistólico) en cada latido aumenta para compensar la ma- yor cantidad deretorno venoso a la aurícula derecha. AplicAción clínicA Los receptores ventriculares se han relacionado con la aparición del síncope vasovagal, una sensación de ma- reo o breve pérdida de la conciencia que puede desenca- denarse por un estrés psicológico u ortostático. Se cree que los receptores ventriculares se estimulan por el menor volumen de llenado ventricular combinado con unas enér- gicas contracciones ventriculares. En la persona que per- manece en bipedestación quieta, se reduce el llenado ventricular, porque la sangre tiende a acumularse en las venas del abdomen y las piernas, como se explica en el capítulo 17. En consecuencia, la reducción del gasto car- díaco y la presión arterial determinan un aumento gene- ralizado de la actividad neurológica simpática por el refle- jo barorreceptor (v. fig. 18-5). Este aumento de la actividad simpática cardíaca induce una contracción ventricular enérgica, lo que estimula los receptores ventriculares. Se cree que la excitación de estos receptores ventriculares inicia los cambios neurales autónomos que provocan el síncope vasovagal, que es una combinación de una pro- funda bradicardia de mecanismo vagal y una vasodilata- ción generalizada de las arteriolas mediada por una re- ducción de la actividad simpática. AplicAción clínicA El corazón se desnerva de forma parcial o completa en varias situaciones clínicas: a) el corazón trasplantado qui- rúrgicamente está desnervado del todo, aunque persisten las fibras parasimpáticas posganglionares intrínsecas; b) la atropina bloquea los efectos vagales sobre el corazón y el propranolol bloquea los efectos simpáticos de tipo b-adrenérgico; c) algunos fármacos, como la reserpina, agotan los depósitos de noradrenalina cardíaca y, de este modo, limitan o abolen por completo el control simpáti- co, y d) en la insuficiencia cardíaca congestiva crónica los depósitos de noradrenalina cardíaca suelen reducirse de forma importante y se atenúan todas las posibles influen- cias simpáticas. 18-370-392kpen.indd 376 24/2/09 10:06:44 http://booksmedicos.org Capítulo 18 Regulación del corazón y la vasculatura 377 © E LS E V IE R . Fo to co p ia r si n au to riz ac ió n es u n d el ito . 0 5 10 15 20 25 30 35 40 Noradrenalina Control 0 10 20 30 40 50 60 Presión telediastólica del ventrículo izquierdo (cmH2O) T ra ba jo s is tó lic o de l v en tr íc ul o iz qu ie rd o (g × m ) ● Figura 18-12. La infusión constante de noradrenalina desplaza hacia la izquierda la curva de función ventricular. Este desplazamiento indica una potenciación de la contractilidad ven- tricular. (Reproducido de Sarnoff SJ et al: Circ Res 8:1108, 1960.) Este aumento del volumen ventricular facilita la contrac- ción ventricular y permite a los ventrículos bombear un mayor volumen sistólico. Este aumento del volumen ventri- cular se asocia con un aumento de la longitud de las fibras cardíacas individuales. Este aumento de la longitud de las fibras modifica el rendimiento cardíaco principalmente porque cambia el número de enlaces cruzados de los miofi- lamentos que interaccionan (v. capítulo 16). Pruebas más recientes indican que el mecanismo principal es un cambio inducido por el estiramiento en la sensibilidad de los miofi- lamentos cardíacos frente al calcio (v. capítulo 16). Sin em- bargo, existe una longitud óptima de las fibras. Las presio- nes de llenado demasiado elevadas que sobredistienden las fibras miocárdicas pueden reducir la capacidad de bom- beo de los ventrículos, en lugar de aumentarla. Starling demostró también que los preparados de cora- zón aislado podían adaptarse a cambios en las fuerzas que se contraponen a la eyección de la sangre durante la sístole (es decir, en la poscarga). Cuando se contrae el ventrículo izquierdo, no propulsa sangre hacia la aorta hasta que el ventrículo ha desarrollado una presión que supera la presión aórtica predominante (v. capítulo 16). La presión aórtica durante la eyección ventricular repre- senta la poscarga del ventrículo izquierdo. En los experi- mentos de Starling, la presión arterial se controlaba con un dispositivo hidráulico en el sistema de tubos que iban desde la aorta ascendente hasta el reservorio de sangre auricular derecho. El retorno venoso a la aurícula derecha se mantenía constante manteniendo un nivel hidrostático en el reservorio de sangre. Conforme Starling aumentaba la presión arterial hasta un nuevo valor constante, el ven- trículo izquierdo respondía inicialmente a este aumento de la poscarga bombeando menos volumen sistólico. Como el retorno venoso se mantenía constante, la reduc- ción del volumen sistólico se asociaba con un aumento del volumen telediastólico ventricular y de la longitud de las fibras miocárdicas. Este cambio de la longitud de las fibras al final de la diástole permitía al ventrículo bom- bear, al final, un volumen sistólico normal frente a unas resistencias periféricas aumentadas. También en este caso el cambio de número de enlaces cruzados entre los filamentos finos y gruesos puede ser un factor importante en esta adaptación, aunque parece ser que el factor esen- cial son los cambios inducidos por la distensión de la sen- sibilidad de las proteínas contráctiles frente al calcio. La adaptación cardíaca ante los cambios de la frecuen- cia cardíaca también implica cambios en el volumen ven- tricular. Por ejemplo, durante la bradicardia, la mayor du- ración de la diástole permite un mayor llenado ventricular. El consiguiente aumento de la longitud de las fibras mio- cárdicas aumenta el volumen sistólico. Por tanto, la re- ducción de la frecuencia cardíaca puede compensarse por completo aumentando el volumen sistólico, y esto permite mantener constante el gasto cardíaco. Cuando la compensación cardíaca implica la dilatación ventricular, se debe tener en cuenta en qué sentido el aumento de tamaño del ventrículo afecta a la generación de presión intraventricular. Según la relación de Laplace (v. ca- pítulo 17), cuando el ventrículo aumenta de tamaño, la fuer- za requerida en cada fibra miocárdica para generar una presión intraventricular sistólica determinada debe ser no- tablemente mayor que la desarrollada por las fibras de un ventrículo de tamaño normal. Por tanto, se necesita más energía para que un corazón dilatado realice un determina- do nivel de trabajo externo que en un corazón normal. Por esto, cuando se calcula la poscarga de las fibras miocárdi- cas que se contraen en las paredes de los ventrículos se deben tener en consideración las dimensiones ventricula- res, además de la presión intraventricular (y aórtica). El pericardio relativamente rígido que rodea al cora- zón determina la relación presión-volumen para altos niveles de volumen y presión. El pericardio limita el volu- men cardíaco incluso en condiciones normales, cuando un individuo está en reposo y la frecuencia cardíaca es lenta. En los pacientes con insuficiencia cardíaca con- gestiva crónica, la dilatación mantenida del corazón y la hipertrofia pueden distender de forma notable el peri- cardio. En estos pacientes, la limitación pericárdica del llenado cardíaco se realiza a presiones y volúmenes to- talmente distintos de los de las personas sanas. Para valorar los cambios en el rendimiento ventricular, el mecanismo de Frank-Starling suele representarse con una familia de curvas de función ventricular. Para reali- zar una curva control de la función ventricular, por ejem- plo, se modifica el volumen de sangre en una serie de va- lores determinados y se miden en cada momento la presión ventricular telediastólica y el trabajo sistólico (es decir, el producto entre el volumen sistólico y la presión arterial media). Después, se realizan medidas similares durante la observación experimental deseada. Por ejem- plo, la curva de función ventricular obtenida durante la in- fusión de noradrenalina se sitúa por encima y a la izquierda de la curva de la función ventricularcontrol (fig. 18-12). Es evidente que, para un nivel determinado de presión tele- diastólica ventricular izquierda (índice de la precarga), el 18-370-392kpen.indd 377 24/2/09 10:06:46 http://booksmedicos.org 378 Berne y Levy. Fisiología Presión auricular Izquierda Derecha A C B G as to c ar dí ac o Fuerza 0,63 2020 ● Figura 18-13. Relaciones entre el gasto cardíaco de los ventrículos derecho e izquierdo y la presión media en las aurículas derecha e izquierda, respectivamente. para cualquier nivel determi- nado de gasto cardíaco, la presión auricular izquierda media (p. ej., punto C) supera la presión media en la aurícula derecha (punto A). ● Figura 18-14. Cambios en el desarrollo de fuerza en un músculo papilar aislado de un gato cuando el intervalo entre las contracciones varía desde 20 hasta 0,63 segundos, y después de nuevo a 20 segundos. (Reproducido de Koch-Weser J, Blinks JR: pharmacol Rev 15:601, 1963.) ventrículo izquierdo realiza más trabajo durante la infu- sión de noradrenalina que en condiciones control. Por tanto, el desplazamiento hacia arriba y a la izquierda de la curva de función ventricular implica una mejor contracti- lidad ventricular. Por el contrario, el desplazamiento ha- cia abajo y a la derecha implica una alteración de la con- tractilidad y tendencia a la insuficiencia cardíaca. Equilibrio entre el gasto cardíaco derecho y el izquierdo El mecanismo de Frank-Starling está bien adaptado para ajustar el gasto cardíaco al retorno venoso. Cualquier au- mento súbito del gasto cardíaco en un ventrículo determi- na con rapidez un aumento del retorno venoso al otro ventrículo. El consiguiente incremento de la longitud dias- tólica de las fibras del segundo ventrículo incrementa el gasto de este ventrículo para ajustarlo al que desarrolla el otro. De este modo, el mecanismo de Frank-Starling mantiene un equilibrio preciso entre el gasto de los ven- trículos derecho e izquierdo. Dado que los dos ventrícu- los se disponen en serie en un circuito cerrado, cualquier desequilibrio pequeño, pero mantenido, del gasto en los dos ventrículos resultaría catastrófico. Las curvas que relacionan el gasto cardíaco con la pre- sión auricular media de los dos ventrículos no coinciden; la curva del ventrículo izquierdo suele estar situada por deba- jo de la del derecho (fig. 18-13). Cuando las presiones auri- culares derecha e izquierda son iguales (puntos A y B), el gasto ventricular derecho supera al izquierdo. Por tanto, el retorno venoso al ventrículo izquierdo (que es una fun- ción del gasto del ventrículo derecho) supera el gasto ven- tricular izquierdo, y el volumen diastólico y la presión del ventrículo izquierdo aumentan. Según el mecanismo de Frank-Starling, se producirá un aumento del gasto ventricu- lar izquierdo (de B a C). Sólo se alcanza al equilibrio cuando el gasto de ambos ventrículos es idéntico (puntos A y C). En estas condiciones, sin embargo, la presión auricular iz- quierda (C) supera a la derecha (A), y ésta es justamente la relación que suele predominar habitualmente. Regulación inducida por la frecuencia El rendimiento del miocardio también se regula median- te cambios en la frecuencia de contracción de las fibras miocárdicas. El efecto de los cambios en la frecuencia de contracción sobre la fuerza desarrollada por un músculo papilar que se contrae de forma isométrica se mues- tra en la figura 18-14. Inicialmente, se estimula la tira de músculo cardíaco para que se contraiga una vez cada 20 segundos. Cuando el músculo se empieza a contraer de forma súbita una vez cada 0,63 segundos, la fuerza desarrollada aumenta de forma progresiva durante los siguientes latidos. Cuando se alcanza un nuevo estado estacionario, la fuerza desarrollada es más de cinco ve- ces superior de lo que era con el intervalo de contrac- ción más prolongado. Cuando se recupera un intervalo más largo (20 segundos), el efecto sobre el desarrollo de la fuerza será el contrario. El incremento de la fuerza generada cuando el interva- lo de contracción disminuye se debe a un aumento gra- dual de la [Ca++]i. Dos mecanismos contribuyen a este aumento de la [Ca++]i: el aumento del número de despola- rizaciones por minuto y el aumento de la corriente de entrada de calcio por despolarización. En el primer mecanismo se produce la entrada de cal- cio a la célula miocárdica durante la meseta de cada po- tencial de acción (v. capítulo 16). Cuando disminuye el intervalo entre los latidos, se produce el aumento del nú- mero de mesetas por minuto. Aunque la duración de cada potencial de acción (y de cada meseta) disminuye al redu- cirse el intervalo entre los latidos, el efecto dominante del mayor número de mesetas por minuto prevalece sobre la entrada de calcio, y esto incrementa la [Ca++]i. En el segundo mecanismo, cuando se reduce de forma súbita el intervalo entre los latidos, la corriente de entrada de calcio (ICa) aumenta de forma progresiva en cada latido sucesivo, hasta que se vuelve a conseguir un estado esta- cionario con la nueva duración básica del ciclo. En un mio- cito ventricular aislado, la entrada de calcio al miocito AplicAción clínicA La mayor presión en la aurícula izquierda que en la dere- cha explica que la dirección del flujo de la comunicación en los pacientes con una comunicación interauricular, malformación congénita en la cual las dos aurículas se comunican a través del agujero oval permeable, sea de izquierda a derecha. 18-370-392kpen.indd 378 24/2/09 10:06:47 http://booksmedicos.org Capítulo 18 Regulación del corazón y la vasculatura 379 © E LS E V IE R . Fo to co p ia r si n au to riz ac ió n es u n d el ito . 0 –5 –20 0 50 100 150 200 Tiempo (ms) C or rie nt e de c al ci o (n A ) 1 7 200 150 100 50 0 0 0,2 0,4 0,6 0,8 1 1,2 1,4 1,6 1,8 2 2,2 2,4 2,6 2,8 3 Tiempo (s) A B C P re si ón v en tr ic ul ar iz qu ie rd a (m m H g) 100 80 60 40 20 0 0 0,2 0,4 0,6 0,8 1,0 Intervalo del latido de prueba (s) F ue rz a de l l at id o de p ru eb a (% d e la m áx im a) ● Figura 18-15. Corrientes de calcio inducidas en un mio- cito durante la primera y séptima despolarizaciones en una se- cuencia de despolarizaciones consecutivas. Las flechas indican las semividas de inactivación. Obsérvese que, durante la séptima despolarización, la corriente máxima de entrada de calcio y la semivida de inactivación fueron superiores a los valores corres- pondientes en la primera despolarización. (Modificado de Lee KS: proc Natl Acad Sci USA 84:3491, 1987.) ● Figura 18-16. En una prepara- ción isovolumétrica de ventrículo iz- quierdo, una sístole ventricular prema- tura (latido A) es clásicamente débil, mientras que la contracción tras la extrasístole (latido B) es clásicamente fuerte, y esta mayor contractilidad puede disminuir en unos pocos latidos (p. ej., contracción C). (Reproducido de Levy MN: registro no publicado.) ● Figura 18-17. Fuerza generada durante las contracciones prematuras en un preparado de músculo ventricular aislado. Se es- timuló el músculo para que se contrajera una vez por segundo. De forma periódica, se sometió el músculo a una estimulación prema- tura. La escala del eje X indica el tiempo entre los latidos conducidos y el prematuro. El eje Y refleja el cociente entre la fuerza de contrac- ción del latido prematuro y la del latido conducido. (Modificado de Seed WA, Walter JM: Cardiovasc Res 22:303, 1988.) aumenta en las despolarizaciones sucesivas (fig. 18-15). El aumento de la magnitud y la inactivación enlentecida de ICa determinan una mayor entrada de calcio hacia el miocito durante las despolarizaciones posteriores que en la prime- ra. Esta mayor entrada de calcio refuerza la contracción. Los cambios transitorios en los intervalos entre los la- tidos también afectan de forma muy importante a la po- tencia de la contracción. Cuando el ventrículo izquierdo se contrae de forma prematura (fig.18-16, latido A), la pro- pia contracción prematura (extrasístole) es débil, mien- tras que la contracción B (contracción postextrasistólica) tras la pausa compensadora es muy potente. En el sistema circulatorio intacto, esta respuesta depende en parte del mecanismo de Frank-Starling. Un tiempo inadecuado para el llenado ventricular justo antes del latido prematuro de- termina que la contracción prematura sea débil. Poste- riormente, el grado exagerado de llenado en relación con la prolongada pausa compensadora (fig. 18-16, latido B) contribuye a la enérgica contracción tras la extrasístole. La debilidad del latido prematuro se relaciona de forma directa con el grado de prematuridad. Por tanto, cuanto más precoz es el latido prematuro, más débil será la fuer- za de la contracción. La curva que relaciona la potencia de la contracción del latido prematuro con el intervalo de acoplamiento se denomina curva de restitución mecáni- ca. La figura 18-17 muestra la curva de restitución obteni- da modificando los intervalos de los latidos de prueba en una preparación de músculo ventricular aislado. La restitución de la fuerza de contracción depende de la evolución temporal de la circulación intracelular del calcio en los miocitos cardíacos durante la contracción y la relajación. Durante la relajación, el calcio que se diso- cia de las proteínas contráctiles es captado por el retícu- lo sarcoplásmico para su posterior liberación. Sin em- bargo, se produce un retraso de unos 500-800 ms antes de que el calcio esté disponible para la liberación del re- tículo sarcoplásmico como respuesta a la siguiente des- polarización. Por tanto, se reduce la fuerza del latido prematuro, porque el tiempo durante la relajación prece- dente resulta insuficiente para permitir que gran parte del calcio captado por el retículo sarcoplásmico esté dis- ponible para su liberación durante el latido prematuro. Por el contrario, el latido tras la extrasístole es bastante más fuerte de lo normal, porque se libera más calcio del 18-370-392kpen.indd 379 24/2/09 10:06:50 http://booksmedicos.org 380 Berne y Levy. Fisiología 0 0,1 0,2 0,3 0,4 0,5 0,6 0 0,1 0,2 0,3 0,4 0,5 0,6 Tiempo (s) Antes de la estimulación del ganglio estrellado Durante la estimulación del ganglio estrellado + – dP /d t P re si ón v en tr ic ul ar iz qu ie rd a (m m H g) 100 75 50 25 0 Célula cardíaca Gs Gi ATP AMPc Simpático (–) (–) NE ACh ACh NPY Vago Ad. cycl. β M ● Figura 18-18. En un preparado de ventrículo izquier- do isovolumétrico, la estimulación de los nervios simpáticos cardíacos induce un incremento notable de la presión máxima en el ventrículo izquierdo y en la velocidad máxima de incre- mento, y disminución de la presión intraventricular (dp/dt). (Tomado de Levy MN: registro no publicado.) ● Figura 18-19. Mecanismos interneuronales e intracelula- res responsables de las interacciones entre los sistemas simpático y parasimpático en el control neural de la función cardíaca. ACh: acetilcolina; Ad cycl: adenilato ciclasa; b: receptor b-adrenérgico; Gs y Gi: proteínas G estimuladoras e inhibidoras; M: receptor muscarínico; NE: noradrenalina; NpY: neuropéptido Y. (Tomado de Levy MN. En Kulbertus HE, Franck G [dirs.]: Neurocardiology. Mt. Kisco, NY, Futura, 1988.) retículo sarcoplásmico como consecuencia de la canti- dad relativamente elevada de calcio que se capta duran- te el tiempo transcurrido desde el final del último latido regular al principio del que sigue a la extrasístole. Regulación extrínseca del rendimiento miocárdico Aunque un corazón totalmente aislado se puede adaptar bien a los cambios en la precarga y la poscarga, diversos factores extrínsecos afectan al corazón en un individuo. Con frecuencia, estos factores de regulación extrínsecos están superados por los mecanismos intrínsecos. Los factores de regulación extrínsecos se pueden clasificar en nerviosos y químicos. Control nervioso Influencias simpáticas. La actividad nerviosa simpáti- ca estimula la contractilidad auricular y ventricular. Las alteraciones de la contracción ventricular inducidas me- diante la estimulación eléctrica del ganglio estrellado iz- quierdo en una preparación de ventrículo izquierdo isovo- lumétrica se muestran en la figura 18-18. Obsérvese que la duración de la sístole se reduce y la velocidad de relaja- ción ventricular aumenta durante las primeras fases de la diástole, y estos dos efectos ayudan al llenado ventricular. Para cualquier duración del ciclo cardíaco determina- da, la sístole abreviada permite disponer de más tiempo para la diástole y para el llenado ventricular. La actividad nerviosa simpática también mejora el ren- dimiento del miocardio al alterar la dinámica intracelular del Ca++ (v. capítulo 16). La noradrenalina liberada en los nervios o las catecolaminas circulantes interaccionan con los receptores b-adrenérgicos de las membranas de las cé- lulas cardíacas (fig. 18-19). Esta interacción activa la ade- nilato ciclasa, lo que aumenta las concentraciones intra- celulares de AMPc (v. capítulo 3). En consecuencia, se produce la activación dentro de las células miocárdicas de las proteincinasas que fomentan la fosforilación de di- versas proteínas. La fosforilación del fosfolambano facili- ta la recaptación de Ca++ por el retículo sarcoplásmico, y la fosforilación de la troponina I reduce la sensibilidad de las proteínas contráctiles frente al Ca++. Estos efectos facilitan la relajación y reducen la presión telediastólica (v. capítu- lo 19). La fosforilación de unas proteínas específicas del sarcolema también activa unos canales del Ca++ en las membranas de las células miocárdicas. 18-370-392kpen.indd 380 24/2/09 10:06:52 http://booksmedicos.org Capítulo 18 Regulación del corazón y la vasculatura 381 © E LS E V IE R . Fo to co p ia r si n au to riz ac ió n es u n d el ito . 0,1 s Fuerza Señal luminosa de aecuorina 20 nA 0,2 µM Iso.0,1 µM Iso.0,05 µM Iso.Control 5 mN mm2 A B C D 0 0,50,40,30,20,1 0 0,50,40,30,20,1 0 + – 100 0 25 50 75 Tiempo (s) Antes de la estimulación vagal Durante la estimulación vagal dP /d t P re si ón e n el v en tr íc ul o iz qu ie rd o (m m H g) ● Figura 18-20. Efectos de diversas con- centraciones de isoproterenol (Iso) sobre la señal luminosa aecuorina (en nA) y la fuerza contráctil (en mN/mm2) en un músculo ventri- cular de rata inyectado con aecuorina. La se- ñal luminosa de aecuorina refleja los cambios instantáneos de la [Ca++] extracelular. (Modifi- cado de Kurihara S, Konishi M: pflügers Arch 409:427, 1987.) ● Figura 18-21. En una preparación de ventrículo izquierdo isovolumétrica, cuando se aplica una frecuencia de marcapasos constante al ventrículo, la estimulación vagal reduce la presión máxima en el ventrículo izquierdo y la velocidad máxima de aumento y disminución de la presión (dp/dt). (Tomado de Levy MN: registro no publicado.) La activación de estos canales del Ca++ específicos aumenta la entrada de calcio durante la meseta del po- tencial de acción y se libera más Ca++ en el retículo sarco- plásmico como respuesta a cada excitación cardíaca. De este modo, aumenta la potencia contráctil del corazón. La figura 18-20 muestra la correlación entre la fuerza con- tráctil en una tira delgada de músculo ventricular y la [Ca++] libre (indicada con una señal de luz aecuorina) en el mioplasma conforme aumenta la concentración de isoproterenol (un agonista b-adrenérgico). El efecto global del aumento de la actividad simpática aumentada en los animales intactos puede apreciarse me- jor en las familias de curvas de la función ventricular. Cuando aumenta la frecuencia de la estimulación eléctrica aplicada al ganglio estrellado izquierdo, las curvas de fun- ción ventricular se desplazan de forma progresiva hacia la izquierda. Estos cambios son paralelos a los producidos por la infusión de noradrenalina (v. fig. 18-12). Por tanto,para cualquier presión telediastólica en el ventrículo iz- quierdo, el ventrículo puede tener un mayor rendimiento cuando aumenta la actividad nerviosa simpática. Influencias parasimpáticas. Los nervios vagos inhiben el marcapasos cardíaco, el miocardio auricular y el tejido de conducción AV. Los nervios vagos también deprimen el miocardio ventricular, pero los efectos son menos inten- sos que en las aurículas. En los preparados de ventrículo izquierdo isovolumétricos, la estimulación vagal reduce la presión ventricular izquierda máxima, la velocidad máxi- ma de desarrollo de presión (dP/dt) y la velocidad máxima de descenso de la presión durante la diástole (fig. 18-21). En las preparaciones de corazón que bombea, la curva de fun- ción ventricular se desplaza hacia la derecha durante la estimulación vagal. Por lo menos subyacen dos mecanismos en los efectos vagales sobre el miocardio ventricular. En primer lugar, la ACh liberada en las terminaciones del nervio vago puede interactuar con los receptores muscarínicos de la mem- brana de la célula cardíaca (v. fig. 18-19). Esta interacción inhibe la adenilato ciclasa, lo que reduce la [AMPc]i y, por consiguiente, el aumento inducido por AMPc de la con- tractilidad. En segundo lugar, la ACh liberada en las ter- minaciones vagales también puede inhibir la liberación de noradrenalina de las terminaciones nerviosas sim- páticas vecinas (v. fig. 18-19). Por tanto, la actividad va- gal puede reducir la contractilidad ventricular en parte por antagonizar cualquier efecto estimulador que la ac- tividad simpática concomitante pueda ejercer sobre la contractilidad ventricular. De un modo parecido, los nervios simpáticos liberan noradrenalina y determina- dos neuropéptidos, como el neuropéptido Y (NPY). Este NPY inhibe la liberación de ACh en las fibras vagales vecinas (v. fig. 18-19). Control químico Hormonas adrenomedulares. La médula suprarrenal es, básicamente, un componente del sistema nervioso autónomo (v. capítulos 11 y 42). La principal hormona secretada en la médula suprarrenal es la adrenalina, aun- que también se libera algo de noradrenalina. La veloci- dad de secreción de estas catecolaminas por la médula suprarrenal está regulada por mecanismos que contro- lan la actividad del sistema nervioso simpático. Por tan- 18-370-392kpen.indd 381 24/2/09 10:06:54 http://booksmedicos.org 382 Berne y Levy. Fisiología A NIVEL CELULAR La hormona tiroidea ejerce sus acciones cardíacas por dos mecanismos: genómicos y no genómicos. El mecanismo genómico implica la interacción de la tiroxina (T3) con los receptores nucleares que regulan la transcripción de los genes que responden a T3. En el hipertiroidismo se encuentra un incremento del ARNm para las proteínas de los miocardiocitos implicadas en la regulación de la [Ca++] i (SERCA, canal de rianodina) y las proteínas contráctiles (cadena pesada de miosina, actina, troponina I). En conse- cuencia, las velocidades de contracción y relajación au- mentan al hacerlo la hidrólisis de ATp y el consumo de oxígeno. El uso de ATp se vuelve menos eficiente, y se produce una pérdida de calor fraccional mayor en estado de hipertiroidismo. Sin tratamiento, el hipertiroidismo grave puede ocasionar una insuficiencia cardíaca. to, las concentraciones de catecolaminas en la sangre aumentan en las mismas condiciones que activan el sis- tema nervioso simpático. Sin embargo, los efectos car- diovasculares de las catecolaminas circulantes posible- mente sean mínimos en condiciones normales. Además, los notables cambios de la contractilidad miocárdica du- rante el ejercicio posiblemente estén mediados por la noradrenalina liberada en las fibras simpáticas cardía- cas, más que por las catecolaminas originadas en la mé- dula suprarrenal. Hormonas adrenocorticales. Se discute cómo pue- den influir los esteroides adrenocorticales sobre la con- tractilidad del miocardio. El músculo cardíaco obtenido de animales suprarrenalectomizados y colocado en un baño tisular se fatiga más como respuesta a la estimula- ción que el músculo cardíaco obtenido de animales sa- nos. Sin embargo, en algunas especies las hormonas adrenocorticales potencian la contractilidad. Además, el glucocorticoide hidrocortisona potencia los efectos car- diotónicos de las catecolaminas, y esta potenciación está mediada en parte por la capacidad de los esteroides adrenocorticales de inhibir los mecanismos de capta- ción extraneuronal de catecolaminas. Hormonas tiroideas. Las hormonas tiroideas aumen- tan la contractilidad del miocardio. La velocidad de hi- drólisis del ATP y la captación de Ca++ por el retículo sar- coplásmico aumentan en el hipertiroidismo experimental, y son opuestos los efectos observados en el hipotiroidis- mo. Las hormonas tiroideas incrementan la síntesis de proteínas cardíacas, y esta respuesta ocasiona una hi- pertrofia del corazón. Estas hormonas afectan también a la composición de las isoenzimas de miosina en el músculo cardíaco. Al aumentar las isoenzimas con ma- yor actividad ATPasa, las hormonas tiroideas aumentan la contractilidad miocárdica. Los cambios cardiovasculares en la disfunción tiroidea dependen también de mecanismos indirectos. La hiperac- tividad tiroidea aumenta el metabolismo del organismo, lo que determina una vasodilatación arteriolar. La consi- guiente reducción de la resistencia periférica total aumen- ta el gasto cardíaco, según se explica en el capítulo 19. Insulina. La insulina ejerce un efecto inotrópico posi- tivo sobre el corazón. El efecto de la insulina resulta evi- dente incluso cuando se evita la hipoglucemia mediante infusiones de glucosa y cuando se bloquean los recepto- res b-adrenérgicos. De hecho, los efectos inotrópicos po- sitivos de la insulina están potenciados por los antago- nistas de los receptores b-adrenérgicos. La mejora de la contractilidad no se puede explicar de forma satisfacto- ria por el incremento concomitante del transporte de glucosa al interior de las células miocárdicas. Glucagón. El glucagón tiene un potente efecto inotró- pico y cronotrópico positivo sobre el corazón. Esta hor- mona endógena posiblemente no es importante en la re- gulación normal del aparato cardiovascular, pero se ha empleado en clínica para mejorar el rendimiento cardía- co. Los efectos del glucagón sobre el corazón y determi- nados efectos metabólicos son similares a los de las ca- tecolaminas. Tanto el glucagón como las catecolaminas activan la adenilato ciclasa para aumentar las concentra- ciones miocárdicas de AMPc. Las catecolaminas activan la adenilato ciclasa mediante la interacción con los re- ceptores betaadrenérgicos, pero el glucagón activa esta enzima por un mecanismo distinto. A pesar de todo, el incremento de AMPc aumenta la entrada de Ca++ a través de los canales del Ca++ del sarcolema y facilita la libera- ción y receptación de Ca++ por el retículo sarcoplásmico, igual que hacen las catecolaminas. Hormonas de la adenohipófisis. Los trastornos car- diovasculares asociados con el hipopituitarismo se rela- cionan principalmente con las deficiencias asociadas en la función tiroidea y adrenocortical. La hormona del creci- miento afecta al miocardio, por lo menos en combinación con la tiroxina. En los animales a los que se reseca la hipó- fisis, la hormona del crecimiento aislada influye poco so- AplicAción clínicA Los problemas cardiovasculares son frecuentes en la insu- ficiencia cortical suprarrenal (enfermedad de Addison). El volumen de sangre tiende a disminuir, lo que puede cau- sar una hipotensión grave, con colapso cardiovascular, en la denominada crisis addisoniana (v. capítulo 42). AplicAción clínicA La actividad cardíaca está reducida en los pacientes con una función inadecuada del tiroides (hipotiroidismo). En los pacientes con un tiroides hiperactivo (hipertiroidismo) sucede lo contrario. Es característico que los pacientes hipertiroideos muestren taquicardia, aumento del gasto cardíaco y arritmias, comofibrilación auricular. En los su- jetos hipertiroideos puede estar aumentada la actividad simpática o bien la sensibilidad cardíaca a la actividad sim- pática. Los estudios han demostrado que la hormona ti- roidea aumenta la densidad de receptores b-adrenérgicos en el tejido cardíaco (v. también el capítulo 41). En los animales de experimentación, las manifestaciones del hi- pertiroidismo pueden simularse mediante la administra- ción de un exceso de tiroxina. 18-370-392kpen.indd 382 24/2/09 10:06:55 http://booksmedicos.org Capítulo 18 Regulación del corazón y la vasculatura 383 © E LS E V IE R . Fo to co p ia r si n au to riz ac ió n es u n d el ito . 0 20 40 60 10080 120 140 160 180 0 2 4 6 8 10 12 Presión de perfusión (mmHg) F lu jo s an gu ín eo m us cu la r (m l/m in /1 00 g ) ● Figura 18-22. Relación presión-flujo en el lecho vascular del músculo esquelético. Los círculos llenos representan los flujos obtenidos de forma inmediata tras cambios bruscos en la presión de perfusión con respecto a los niveles control (punto en el que se cruzan las líneas). Los círculos vacíos representan los flujos en estado estacionario obtenidos para la nueva presión de perfusión. (Reproducido de Jones RD, Berne RM: Circ Res 14:126, 1964.) bre el corazón deprimido, mientras que la tiroxina por ella misma consigue recuperar un rendimiento cardíaco adecuado en condiciones basales. Sin embargo, cuando aumenta el volumen de sangre o las resistencias periféri- cas, la tiroxina sola no puede recuperar la función cardíaca adecuada, aunque sí lo hacen la combinación de tiroxina y hormona del crecimiento. En algunos modelos animales de insuficiencia cardíaca, la administración aislada de hormona del crecimiento aumenta también el gasto car- díaco y la contractilidad del miocardio. Gases arteriales Se han descrito cambios en el rendimiento cardíaco como consecuencia de la estimulación de los quimiorre- ceptores centrales y periféricos. Estos efectos suelen predominar, pero también existen efectos directos del oxígeno y del dióxido de carbono. Oxígeno. La hipoxia tiene un efecto bifásico sobre el rendimiento miocárdico. Una hipoxia leve mejora el ren- dimiento, pero una más grave lo deprime, porque se limi- ta el metabolismo oxidativo. Dióxido de carbono y acidosis. El aumento de la PCO2 (↓ pH) tiene un efecto depresor directo sobre el corazón, que viene mediado por cambios del pH intracelular. La reducción del pH intracelular inducida por un aumento de la PCO2 reduce la cantidad de Ca++ que se li- bera del retículo sarcoplásmico como respuesta a la ex- citación. La reducción del pH también disminuye la sen- sibilidad de los miofilamentos al Ca++. Los incrementos del pH intracelular tienen el efecto contrario, es decir, aumentan la sensibilidad al Ca++. REGULACIÓN DE LA CIRCULACIÓN PERIFÉRICA La circulación periférica se somete a un control doble: central, mediante el sistema nervioso, y local, por las condiciones de los tejidos que rodean a los vasos. La im- portancia relativa de estos dos mecanismos de control varía según los tejidos (v. capítulo 17). Las arteriolas participan en la regulación de la velo- cidad de flujo por el organismo. Estos vasos ofrecen la máxima resistencia al flujo de sangre bombeada hacia los tejidos por el corazón, de forma que tienen impor- tancia para mantener la presión arterial. Las paredes de estos vasos de resistencia están constituidas prin- cipalmente por fibras musculares lisas, lo que permite modificar el diámetro de la luz vascular. Cuando el músculo liso se contrae con fuerza, el endotelio se pliega hacia dentro y oblitera por completo la luz del vaso. Cuando el músculo liso se relaja por completo, la luz estará dilatada al máximo. Algunos vasos de resis- tencia están cerrados en un momento determinado. Además, el músculo liso de estos vasos está parcial- mente contraído (lo que explica el tono de los vasos). Si todos los vasos de resistencia del cuerpo se dilata- ran de forma simultánea, la presión arterial disminui- ría de forma repentina. El músculo liso vascular controla la resistencia perifé- rica total, el tono arterial y venoso y la distribución de la sangre por todo el cuerpo. Las propiedades del músculo liso vascular se analizan en el capítulo 14. En las siguien- tes secciones se analizan el control intrínseco y extrínse- co del tono del músculo liso vascular y la perfusión de los tejidos periféricos. Control intrínseco o local del flujo de sangre periférica Autorregulación o regulación miogénica En determinados tejidos, el flujo de sangre se adapta a la actividad metabólica existente. Además, cuando el metabolismo tisular está estacionario, los cambios de la presión de perfusión (presión arterial) inducen cam- bios en las resistencias vasculares orientados a mante- ner constante el flujo. Este mecanismo, que se ilustra de forma gráfica en la figura 18-22, suele denominarse autorregulación del flujo. Cuando se produce un in- cremento o reducción súbitos de la presión control de 100 mmHg, el flujo de sangre aumenta o disminuye, res- pectivamente. Sin embargo, incluso cuando la presión se mantiene en el nuevo nivel, el flujo de sangre tiende a recuperar el nivel control en 30-60 segundos. Dentro de un intervalo de valores de presión de 20 a 120 mmHg, el flujo en estado estacionario se mantiene relativa- mente constante. El cálculo de la resistencia hidráuli- ca (presión/flujo) en el lecho vascular en condiciones estacionarias muestra que los vasos de resistencia se contraen cuando aumenta la presión de perfusión, y se dilatan cuando se reduce. Esta respuesta a la pre- sión de perfusión es independiente del endotelio, por- que se produce igual en los vasos intactos o en los que se ha eliminado el endotelio. Según el mecanismo mio- génico, el músculo liso vascular se contrae como res- puesta a un incremento de la diferencia de presión a través de la pared del vaso (presión transmural) y se relaja como respuesta a una reducción de la misma. Se desconocen los mecanismos de señales que permi- ten que la distensión del vaso ocasione una contrac- ción. Sin embargo, dado que la distensión del músculo liso vascular aumenta la [Ca++]i, se cree que el aumen- to de la presión transmural activa los canales del Ca++ de la membrana. 18-370-392kpen.indd 383 24/2/09 10:06:56 http://booksmedicos.org 384 Berne y Levy. Fisiología A NIVEL CELULAR Los canales del potencial receptor transitorio (TRp) se han relacionado con el mecanismo miógeno. Estos canales son los homólogos en los mamíferos del gen de Droso- phila melanogaster, cuya mutación permite sólo una respuesta transitoria frente a un estímulo luminoso man- tenido. La respuesta de vasoconstricción inducida por la presión en una arteria (respuesta miógena) parece seguir la siguiente vía de acontecimientos: presión; aumento de la actividad de fosfolipasa C; síntesis de diacilglicerol; activación del canal TRp; despolarización del músculo liso y apertura de los canales del calcio de tipo L, que aumen- tan la concentración de calcio y el tono muscular. Es una forma de regular la resistencia vascular. Otros tipos de canales TRp parecen participar en la hipertensión pulmo- nar hipóxica crónica y en la vasoconstricción producida por el agonista a-adrenérgico noradrenalina. En los sujetos sanos, la presión arterial se mantiene en niveles bastante constantes por el reflejo barorrecep- tor. Por tanto, el mecanismo miogénico interviene poco en la regulación del flujo tisular en condiciones norma- les. Sin embargo, cuando la persona cambia de la posi- ción de decúbito a la de bipedestación, se produce un aumento de la presión transmural en las extremidades inferiores, y los vasos precapilares se contraen como respuesta a esta distensión impuesta. Regulación mediada por el endotelio Como se ha descrito en el capítulo 17, el endotelio que re viste los vasos produce una serie de sustancias quepue den relajar (p. ej., óxido nítrico) o contraer (p. ej., angiotensina-II y endotelina) el músculo liso vascular. Por tanto, el endotelio puede desempeñar un papel im- portante en la regulación del flujo en algunos lechos vas- culares específicos. Regulación metabólica La actividad metabólica del tejido regula el flujo de san- gre en el mismo. Cualquier intervención que determina un aporte inadecuado de oxígeno induce la formación de metabolitos vasodilatadores, que se liberan en el tejido y actúan de forma local para dilatar los vasos de resisten- cia. Cuando el metabolismo tisular aumenta, o cuando disminuye el aporte de oxígeno, se liberan más sustan- cias vasodilatadoras (v. capítulo 17). Sustancias candidatas a vasodilatadores. Se han pro- puesto muchas sustancias como mediadores de la vaso- dilatación metabólica. Algunos de los primeros vasodila- tadores propuestos fueron el ácido láctico, el CO2 y los H+. Sin embargo, la disminución de la resistencia vascu- lar asociada con las concentraciones por encima de las normales de estos vasodilatadores es mucho menor que la observada cuando aumenta la actividad metabólica de forma fisiológica. Las alteraciones de la PO2 pueden modificar la situa- ción contráctil del músculo liso vascular. El aumento de PO2 induce la contracción, y la reducción potencia la re- lajación. Sin embargo, las medidas de la PO2 en los vasos de resistencia indican que en un amplio intervalo de va- lores de PO2 (de 11 a 343 mmHg) no existe una buena correlación entre la PO2 y el diámetro arteriolar. Por tan- to, los cambios observados en el diámetro arteriolar son más compatibles con la liberación de un metabolito va- sodilatador en el tejido que con una acción directa de la PO2 sobre el músculo liso vascular. Los iones potasio, los iones fosfato inorgánico y la os- molaridad del líquido intersticial también pueden indu- cir vasodilatación. Se produce liberación tanto de fosfato como de potasio, y la osmolaridad aumenta durante la contracción del músculo esquelético. Por tanto, estos factores pueden contribuir a la hiperemia activa (aumen- to del flujo de sangre en relación con la mayor actividad tisular). Sin embargo, no siempre se observan aumentos significativos de la concentración de fosfato y la osmola- ridad durante la contracción muscular, y pueden incre- mentar el flujo de sangre de forma sólo transitoria. Por tanto, posiblemente no sean los mediadores de la vaso- dilatación observada durante la actividad muscular. El potasio se libera cuando empieza la contracción del músculo esquelético o cuando aumenta la actividad muscular cardíaca. Por tanto, la liberación de potasio podría ser responsable de la reducción inicial de la resis- tencia vascular observada como respuesta al ejercicio físico o al aumento del trabajo cardíaco. Sin embargo, esta liberación de potasio no se mantiene, y la dilatación arteriolar sí persiste durante todo el período de aumen- to de la actividad muscular. Además, la sangre venosa reoxigenada obtenida en los músculos cardíaco y esque- lético activos no induce vasodilatación cuando se infun- de en un lecho vascular de prueba. Es poco probable que la oxigenación de la sangre venosa modifique el conteni- do de potasio o fosfato o la osmolaridad, y que neutrali- ce así su efecto vasodilatador, por lo que debe existir otro compuesto distinto del potasio que medie la vasodi- latación asociada con la actividad metabólica tisular. La adenosina, que contribuye a la regulación del flujo de sangre coronaria, también puede participar en el control de los vasos de resistencia en el músculo esquelético. Ade- más, algunas prostaglandinas pueden ser importantes va- sodilatadores en algunos lechos vasculares. En resumen, se han propuesto muchos candidatos como posibles media- dores de la vasodilatación metabólica, pero todavía se debe determinar la aportación relativa de cada uno de ellos. Tono basal del vaso. El control metabólico de las re- sistencias vasculares mediante la liberación de una sus- tancia vasodilatadora requiere un tono basal en el vaso. La actividad tónica del músculo liso vascular se demues- tra con facilidad, pero, a diferencia del tono del músculo esquelético, el tono del músculo liso vascular es inde- pendiente del sistema nervioso. Por tanto, deber existir algún factor metabólico responsable del mantenimiento de este tono. Pueden participar los siguientes factores: a) respuesta miogénica frente a la distensión inducida por la presión arterial; b) elevada PO2 de la sangre arte- rial, y c) presencia de Ca++. Hiperemia reactiva. Si el aflujo arterial a un lecho vas- cular se interrumpiera de forma temporal, el flujo de san- gre al liberar la oclusión superaría al flujo prevalente an- tes de la misma, y se recuperaría de forma gradual el nivel de flujo control. Este aumento del flujo de sangre se denomina hiperemia reactiva, y este tipo de experimento demuestra la existencia de un factor metabólico local que regula el flujo de sangre tisular. 18-370-392kpen.indd 384 24/2/09 10:06:57 http://booksmedicos.org Capítulo 18 Regulación del corazón y la vasculatura 385 © E LS E V IE R . Fo to co p ia r si n au to riz ac ió n es u n d el ito . 0 2 4 6 8 10 0 20 40 60 80 100 Tiempo (min) F lu jo s an gu ín eo fe m or al (m l/m in ) 0 20 40 60 80 100 120 P re si ón e n la a rt er ia fe m or al ( m m H g) ● Figura 18-23. Hiperemia reactiva en la parte posterior de la pierna tras una oclusión de 15, 30 y 60 segundos de la arteria femoral. (Tomado de Berne RM: observaciones no publicadas.) En el experimento de la figura 18-23 se interrumpió el flujo de sangre en la pierna pinzando la arteria femoral durante 15, 30 y 60 segundos. La liberación de la oclu- sión una vez pasados 60 segundos determinó un flujo de sangre máximo que fue un 70% superior al control, y se recuperó el flujo control en 110 segundos. Dentro de ciertos límites, el flujo máximo y la dura- ción de la hiperemia reactiva son proporcionales a la du- ración de la oclusión (v. fig. 18-23). Si se realiza ejercicio con la extremidad durante la oclusión, aumentará la hi- peremia reactiva. Estas observaciones y la estrecha rela- ción existente entre la actividad metabólica y el flujo de sangre en un miembro no ocluido son compatibles con un mecanismo metabólico en la regulación local del flujo sanguíneo tisular. Coordinación de la dilatación arterial y arteriolar. Cuando el músculo liso vascular de las arteriolas se rela- ja como respuesta a los metabolitos vasodilatadores que se liberan ante una disminución del cociente entre las necesidades tisulares de oxígeno y el aporte del mismo, la resistencia puede disminuir de forma simultánea en las pequeñas arterias proximales que dan origen a las arteriolas. La consecuencia es un flujo de sangre mayor que el que se conseguiría con la mera dilatación de la arteriola. Existen dos posibles mecanismos para justifi- car esta coordinación de la dilatación arterial y arterio- lar. En primer lugar, la vasodilatación de los microvasos puede diseminarse, y cuando se inicia la dilatación en las arteriolas, se puede propagar por los vasos hasta llegar a las arterias pequeñas. En segundo lugar, la dilatación mediada por metabolitos de las arteriolas acelera el flujo de sangre en las arterias nutricias. Este aumento de la velocidad del flujo de la sangre aumenta el estrés de ciza- lladura sobre el endotelio arterial, lo que induce la vaso- dilatación por liberación de óxido nítrico. Control extrínseco del flujo de sangre periférico Vasoconstricción nerviosa simpática Varias regiones del bulbo raquídeo influyen sobre la acti- vidad cardiovascular. La estimulación de la región dorsal lateral bulbar (región presora) induce vasoconstricción, aceleración cardíaca y aumento de la contractilidad del miocardio. La estimulación de los centros cerebrales caudal y ventromedial a la región presora reduce la pre- sión
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