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La Tabla y la Cesura

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A 
Elementos¡¡ 
B 
ElementOSD 
Pensllmientos 
or. ,cos 
�ños. mltOS
D 
Pre•ConcepclOn 
E 
Conctpcl6n
F 
Concepto 
G 
Sistema 
cle<IUctl','O 
ClC'nt1fico 
H 
Cálculo 
alg<'bralc'O 
LA TABLA
Hipóte­
sis 
Oeffn,. 
torl;i1 
1 l 
Al A2 
Nota• 
cton 
3 
81 1.32 83 
CI C2 C3 
DI D2 D3 
El E2 E3 
FI F2 F3 
G2 
Aten­
cton 
4 
lnqut. 
&lción Accíón
5 6 .... n.
A6 
B4 85 86 ... Bn 
C4 C5 C6 ... Cn 
04 D5 D6 ... Dn 
E4 ES E6 ... En 
F4 F5 F6 ... Fn 
' 
La Tabla es un imtrumento 
para ser usado por los
psicoanalistas cllnicos '10 deb
e ser utilizada durante la 
\l'Sión analltica . . _ . 
La columna vertical de la 1zqu
1erda senala las_ t
a·
1 en las que se ha de incluir u
na formulación,
tegor a� . d" 
cualquiera que sea su tipo: la cat
egoría in 1ca un esta·
do de desarrollo. 
El eje horizontal cstabkce aprox1�ada
me�tc el
uso que se da a la fonnulación. Ambo:. «'.J
eS en con Junto 
indican, por lo tanto, una categorla que 
impli�a una
amplia gama de información ,obrt• la lormulac10n
. Se
comideró convenic•nte incluir do, filas separadas para
 
los elemento, fJ} a, ninguno de los cuales son reales u
observable, La fila de los elementos ¡j c.�tá dnünada a
elemento, que . como 11n e-,t¡¡llido impremeditado, es
tán relacionados con c:-1 pen,.11nicnto, pcro no son �n
,amiento La siguiente lila, C, corre�ponde a catego
rlas de pensam1c:-nto cxprcs;1bles a menudo como 1má 
genes o;en�oriales. por lo gene• ill , i)uales, como las que 
aparecen en sut•ños. mito�. no1nacioncs ) alucina 
cione, Sin duda, esta catcgorla rcqucnrá ampliacaOn a 
medida qut· se a\.umu!c la exp<'nc:-nc1a psacoanaltuca; 
aun hoy meren· su propia "tabla" para peder expan 
dirla en consonancia con el uso psicoanalluco 
L.a ulilización de las rc�tantcs catcgorlas se clanfi 
cará más adelante, pero algo podcm01 anuc1par 10bn 
las filas G y H. Dífic1lmcnte exista algo en la n-abdad 
que ,e aproxime a estas categor1as. Se supone que la 
calcgoria G aguarda el d�arrollo de s11tnnas deducu 
11 
10� psicoanalltico ) la U el ec¡uivalcnte de sistemas al­
¡::i•bnmus. Confia os, como siempre. en que no sean
prernaturJmentt esa1 rollada�. ya que un desarrollo
prematuro c·s tan b,taculizante para el progreso c:omo
pucdt• M•rlo una e una tardía para .1quello que ya se
mamfic�ta como a cesibl�· .il psicoanalista, tanto en lo
piác11co como en o tt•ónco. 
La fila j• t·stá esunada a rcprc�cnta1 una catego 
ría dt· formulado t·s que \'J existen. En ella podemos 
ubicar las ttorias s1c:oanaliucas las teoría� científicas
no analíticas, las enominadas leyes naturales y otras
elaboraciones que iferentes disciplinas aceptan por lo
menos temporaria ente como tentati\'as licitas de for 
mular obscn·ac1on s cienllficas. 
El eJt: hori10n al cumple el mismo propósito en re• 
lar1ón con el uso. a primera columna es para hipóte• 
sis dt·Ílnitorias, cu s carartcrísticas más o menos rudi­
mt·ntar!as o compf,jas están indicadas por la fila en la 
qut· �,· Jutgm· acle uado colotarlas Conviene destacar
que estas hipótt'M pn•supr,ncn �,l'mprc un elemento 
negativo; es decir .1 · afirmo que este trabajo trata sobre
la Tabla. trata de 1 o v no de cocina, mensura, etc. Delmismo modo, aun uc m, a�cn•rac16n sea errónea, aun­
que para los dem s sea evidente que el trabajo trata
sobre mensura (o ocma o cualquier otro tema). sus
aprec1ac1ones no t I nen cabida en esta discusión ni en
ninguna otra para la cual la definición haya sido for·
mulada por el pro gonista _ Su falsedad o no, está en
función de su rel ción con otros <'kmcntos del esquema. Así, la fra "partiremos cuando salga d sol",
51 eMá estableciru una hipólt.'SIS definitoria sobre lahora de "nuestra' panida, es incontrovertibl<' } elhecho de quC' un strónomo la t·<ms1dere in conectadesde el punto de ., •t 6 61 I · • a asnon miro o que i.:n te ogo ,1
12 
considere "s crbia". no la invalida como hípótt·,is de
finitoria. Est es mi ddinic16n de una hipótesis definí
tona y como �cfinición es un dictamen no SUJt:to a altc
ración. El re o del traba jo y las diversas maneras de es• 
tablecer las ci tegorlas de sus elementos. pueden no obs 
tante ser obj
l
tados si se los considera incompatibles con 
la hipótesis efinitoria.
La col u na 2 comparte con la fila C la caracterís­
tica de ne sitar su propia "tabla" que permica 
ampliarla. i idea original fue establecer una serir de 
categorías p ra formulaciones notoriamente falsas. en 
c·spccial aqu llas reconocidas como tales tanto por el 
analizado co o por el analista. Sin Mnbargo, no tardó 
en hacerse aro que seria nPcesario comidrrar para 
qué se usab la mentira e inmediatamente se puso en
evidencia q • <'I tí•1mino "mrntira" plantearla cutt•
uones de p ncipio y quizá resuharla engañoso Re
cuerdo que r una conversatión privada Mclanic Klein
elijo (y lo rep 16 mas de una \·ez) que era imposible tra
ta1 a los mt· irosos. i\k par<'ció qur M:r consuetudina
riamente y ermanememente mal informado coosii 
tuia una de entaja tremenda para el psicoanalista,
qul' dcp<·nd de la correcta información que recibe 
Sugerí, sin e bargo, qur tal vez 5t' trataba de una for­
ma de ¡.,en bación profunda que revelaba su pttll!D· 
cía a 1ravé'i, e esa modalidad de funcionamiento; de 
hecho, la teo ia klriniana de la identificación proyecb 
va podla pr cotarse. en el cu� de un an�lisis •• como
una serie el<' nnulaciones mrnurosas. Se hizo mdenre 
qu,· ,t•r l.1 ne esario tliferrnciar entre u�a afinnaci6D
menurosa y na afirmacil'>n falsa. entend1en�o pornta 
u luma la q s1· \'Íncula más c�n las falenau cltJ aes:
humanv oc analista o del analizado por igual, que DO
put'1kn ron a, rn su aptitud para reconocer la

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