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la zona variable de la cadena pesada de una inmunoglobuli- na concreta está codificada por un fragmento de ADN, que procede de la recombinación de fragmentos que se hallan muy separados en el genoma, y de los que existe gran núme- ro de variantes repetidas en tándem (Fig. 19-15b). La recom- binación aleatoria pero ordenada, de un segmento V con uno D y uno J, en ese orden, se debe a la existencia de unas secuencias específicas de recombinación que flanquean el extremo 3’ terminal del V o 5’ terminal del J y otras que flan- quean ambos extremos de los segmentos D. Actualmente, se pueden inactivar genes específicos en animales de experimentación mediante la técnica de susti- tución dirigida de genes. En este proceso se reemplaza un gen concreto por una copia inactiva del mismo, modificada en el laboratorio. La sustitución del gen sano por el gen alterado en cultivos celulares se basa en el principio de recombinación homóloga. Con estas células, se pueden transformar embriones para obtener individuos que, mediante cruzamientos, pueden generar animales (mutantes knockout) con los dos alelos homólogos inactivos (abati- miento génico o inhibición genética selectiva). Estos expe- rimentos son muy útiles a la hora de asignar funciones fenotípicas a genes de productos, tanto conocidos, como desconocidos. 342 | La información genét ica Recuadro 19-1. CORTES EN LAS CADENAS POLINUCLEOTÍDICAS Y SUS MECANISMOS DE REPARACIÓN Como se comentó anteriormente, nume- rosos agentes endógenos y exógenos producen lesiones que afectan a las bases del ADN, que pueden ser reparadas por diferentes mecanismos. El esqueleto de las cadenas polinucleotídicas puede estar también afectado por exposición a radia- ciones ionizantes o por estrés oxidativo. Mientras que las roturas o cortes en una sola hebra pueden ser fácilmente sella- das por la acción de la ADN ligasa (mecanismo 1), las roturas en ambas hebras y en posiciones muy próximas pueden dar lugar a la formación de nue- vos extremos en las moléculas de ADN, diferentes a los telómeros, que suelen ser muy reactivos y pueden dar lugar a alte- raciones cromosómicas importantes, si no son reparados. Además, cuando se producen este tipo de roturas se generan extremos monocatenarios que son recor- tados (mecanismo 2). En los mamíferos existe un meca- nismo de reparación de emergencia por unión terminal no homóloga (proceso 3), que conlleva la unión de los extre- mos y la generación de una molécula con una pérdida de nucleótidos entre los cortes. La posibilidad de que estas pérdidas afecten a genes importantes humanos se ve reducida, dado el bajo porcentaje de ADN codificante (< 2%) dentro del genoma (véase el Cap. 24). En los eucariotas, también existe otro mecanismo más preciso de reparación de este tipo de lesiones, a través de la recombinación homóloga con el otro cromosoma. Este tipo de reparación funciona mejor en células que han duplicado su ADN y todavía no se han dividido, dada la proximidad de las cro- mátidas hermanas. La puesta en mar- cha de estos mecanismos de reparación parece depender de mecanismos de señalización en los que participa una proteína quinasa (la proteína ATM). Las personas con alteraciones en los genes ATM sufren la enfermedad deno- minada ataxia telangiectasia, mostran- do una gran sensibilidad a las radiacio- nes ionizantes y una alta predisposición a padecer cáncer. En el tratamiento anticanceroso de estos pacientes hay que excluir, evidentemente, la radiote- rapia. ADN ligasa Rotura en una hebra ADN Rotura en ambas hebras Degradación extremos monocatenarios Unión terminal no homóloga Eliminaciones Recombinación homóloga ADN 3 4 2 1 Figura 19-14. Mecanismos de reparación del ADN. 19 Capitulo 19 8/4/05 11:26 Página 342
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