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LOS SIGNOS OBJETIVO Caracterizar y distinguir a los principales tipos de signos y establecer los modos en que éstos, con el conocimiento y consenso de los usuarios, conforman las significaciones en la comunicación TEMARIO 4.1 Los signos 4.2 Expresión y contenido 4.3 Símbolo, índice e icono 4.4 El lenguaje 4.5 La lengua 4.6 El habla 4.7 El discurso como unidad plena de sentido MAPA CONCEPTUAL Adquiere sentido en virtud de dos elementos: Saussure los llamó “significante” y “significado” Hjemslev los definió como “expresión” y “contenido”. Para este lingüista, entre ambos se establece una relación de mutua presuposición, es decir, no hay expresión sin contenido, como tampoco contenido sin expresión. Índice Símbolo A través de los signos podemos… Desarrollar el lenguaje, conjunto de representaciones y conceptos de los que nos valemos para compartir la lengua y llevar adelante el ejercicio del habla. El signo, sea… Icono INTRODUCCIÓN La producción simbólica está presente en todos y cada uno de los aspectos de la vida humana. No es exagerado afirmar que sin los signos el hombre estaría reducido a una condición cuasi vegetal. Este capítulo, el cuarto de la asignatura, analiza con detenimiento algunos de los presupuestos que dieron origen a la semiótica (o semiología), disciplina cuyo estatuto fue formulado por Charles Sanders Peirce y que, aunque está en constante desarrollo, es un gran aliado del estudiante de comunicación, periodismo y publicidad. 4.1 LOS SIGNOS El presente capítulo analiza un tema fundamental para quien se prepara a desarrollar su trabajo en el área comunicativa. El contenido de este segmento se estructura a partir de conceptos propuestos por diversos investigadores que han trabajado en una joven ciencia denominada como semiótica o semiología. El objeto de estudio de esta rama es los signos, cuyas unidades mínimas son llamadas semas. Los cimientos de la semiótica fueron puestos por dos importantes estudiosos a quienes se les considera, de manera totalmente justificada, padres fundadores de la ciencia de los signos; nos referimos a Ferdinand de Saussure y Charles Sanders Peirce. El primero de ellos, nacido en Suiza, descendió de geógrafos, físicos y naturalistas. Puede afirmarse que el interés por dotar de un estatuto científico formal al estudio de los signos procedía de estas raíces, tan apegadas al rigor. De Saussure viene la idea de consolidar una ciencia que estudie “la vida de los signos en el seno de la vida social”87. Por lo que respecta a Charles Sanders Peirce, es pertinente decir que fue hombre de indiscutible genialidad, y que entre sus méritos contaba con amplios conocimientos de lógica y matemáticas. Él, a diferencia de Saussure, estableció que la semiótica debía ocuparse de analizar la “apropiación significativa que el hombre hacía de la realidad”.88 Con esta orientación, el investigador nacido en Pensilvania desarrolló un marco metodológico llamado “lógica especulativa”; en él, los elementos sígnicos se analizaban a través de la lógica de sus relaciones. Los tres elementos que apuntalaban el modelo de Peirce eran: el signo, el objeto al cual remite y su interpretante. Abordaremos las concepciones de ambos teóricos, tanto de Saussure como de Peirce, en un apartado posterior. Por el momento, reflexionemos el carácter indispensable de los signos en cualquier acto que realizamos, en todo pensamiento que estructuramos y en toda enunciación. Los procesos comunicativos que llevamos a cabo cotidianamente son posibles sólo por nuestro conocimiento de los signos y el intercambio que hacemos de éstos en determinadas situaciones es lo que hace inteligibles, ante nosotros y ante los demás, nuestras palabras y actos. Es, pues, pertinente y exacta la afirmación Baylon y Fabre: “no hay sentido sin signo”.89 Los signos, elementos tan complejos, y a la vez tan indispensables en nuestra existencia, son descritos, como es lógico, de muchas maneras. En todos los conceptos, no obstante, hay características comunes. Veamos algunas definiciones: para Helena Beristáin, se trata de “todo fenómeno u objeto que representa algo que generalmente es distinto, a lo cual sustituye al referírsele”.90 La misma autora, en otro texto, nos ofrece una descripción menos sofisticada de lo que es un signo: “es algo que actúa como un estímulo, pues ya sea por su naturaleza o convencionalmente, nos hace pensar en otro algo”.91 Ese “algo” en el que tanto énfasis hace Beristáin carece de especificidad porque no necesariamente adopta formas precisas o, bien, porque tampoco puede compararse con un objeto concreto. Un fenómeno, por ejemplo, la ausencia de menstruación, es, para la mujer que la padece, un signo que puede indicar embarazo o algún tipo de anormalidad. Para un médico, por otro lado, este hecho también se trata de un signo que conduce a un diagnóstico, una vez que se han llevado a cabo los estudios para determinar qué puede estar ocurriendo en el organismo de la paciente. Este ejemplo es el que mejor se ajusta, pues, a la segunda definición de Helena Beristáin. Otro estudioso de la comunicación, en particular del cine, Gianfranco Bettetini, caracteriza al signo como “todo aquello que, cuando se verifica una comunicación entre un transmitente (sic) y un receptor, cumple simultáneamente con dos cometidos: ser el vehículo de la comunicación (o uno de los vehículos) y ocupar el lugar de otra cosa, representándola o sustituyéndola para fines cognoscitivos”.92 Ahora bien, si nos trasladamos al terreno de la lingüística, podemos encontrar definiciones que nos resultan muy útiles como introducción a la estructura de los singos. Louis Hjemslev, lingüista danés, autor de uno de las investigaciones más revolucionarias del siglo xx, Prolegómenos a una teoría del lenguaje, establece que un signo (o “expresión de un signo”, como él prefiere llamar a este elemento) “se caracteriza primera y principalmente por ser signo de alguna otra cosa”. El reconocido estudioso va más allá al señalarnos que un signo “funciona, designa, denota” y que, “en contraposición a un no-signo, es el portador de una significación”.93 El concepto de signo que enuncia Hjemslev podía parecer confuso para alguien que apenas se inicia en el estudio de la comunicación, sobre todo, por la inclusión del término “no-signo”. En realidad, es fácil de comprender qué es lo que no funciona en la comunicación y que, por lo tanto, no opera como signo: lo que no se encuentra en nuestra realidad, y no posee significado para nosotros nosotros, es decir, no nos transmite nada, a pesar de que pueda encontrarse ahí, no es un signo o, en palabras de Hjemslev, es un “no-signo”. Para entender lo anterior, supongamos que nos encontramos ante un charco en una habitación. La persona que perciba, este hecho, puede pensar que se trata de una filtración de agua, o bien puede suponer que alguien caminó llevando en las manos un recipiente y accidentalmente derramó una pequeña cantidad de líquido. Como la persona ha podido designar a este hecho poniendo una palabra, “filtración”, la ha convertido en un signo, que a su vez era un “no-signo” cuando no transmitía ni significaba cosa alguna antes. Pero el vocablo “filtración” no es el charco en sí. Se trata de un LOS SIGNOS OBJETIVO Caracterizar y distinguir a los principales tipos de signos y establecer los modos en que éstos, con el conocimiento y consenso de los usuarios, conforman las significaciones en la comunicación TEMARIO 4.1 Los signos 4.2 Expresión y contenido 4.3 Símbolo, índice e icono 4.4 El lenguaje 4.5 La lengua 4.6 El habla 4.7 El discurso como unidad plena de sentido MAPA CONCEPTUAL Adquiere sentido en virtud de dos elementos: Saussure los llamó “significante” y “significado” Hjemslev los definió como “expresión” y “contenido”. Paraeste lingüista, entre ambos se establece una relación de mutua presuposición, es decir, no hay expresión sin contenido, como tampoco contenido sin expresión. Índice Símbolo A través de los signos podemos… Desarrollar el lenguaje, conjunto de representaciones y conceptos de los que nos valemos para compartir la lengua y llevar adelante el ejercicio del habla. El signo, sea… Icono INTRODUCCIÓN La producción simbólica está presente en todos y cada uno de los aspectos de la vida humana. No es exagerado afirmar que sin los signos el hombre estaría reducido a una condición cuasi vegetal. Este capítulo, el cuarto de la asignatura, analiza con detenimiento algunos de los presupuestos que dieron origen a la semiótica (o semiología), disciplina cuyo estatuto fue formulado por Charles Sanders Peirce y que, aunque está en constante desarrollo, es un gran aliado del estudiante de comunicación, periodismo y publicidad. 4.1 LOS SIGNOS El presente capítulo analiza un tema fundamental para quien se prepara a desarrollar su trabajo en el área comunicativa. El contenido de este segmento se estructura a partir de conceptos propuestos por diversos investigadores que han trabajado en una joven ciencia denominada como semiótica o semiología. El objeto de estudio de esta rama es los signos, cuyas unidades mínimas son llamadas semas. Los cimientos de la semiótica fueron puestos por dos importantes estudiosos a quienes se les considera, de manera totalmente justificada, padres fundadores de la ciencia de los signos; nos referimos a Ferdinand de Saussure y Charles Sanders Peirce. El primero de ellos, nacido en Suiza, descendió de geógrafos, físicos y naturalistas. Puede afirmarse que el interés por dotar de un estatuto científico formal al estudio de los signos procedía de estas raíces, tan apegadas al rigor. De Saussure viene la idea de consolidar una ciencia que estudie “la vida de los signos en el seno de la vida social”87. Por lo que respecta a Charles Sanders Peirce, es pertinente decir que fue hombre de indiscutible genialidad, y que entre sus méritos contaba con amplios conocimientos de lógica y matemáticas. Él, a diferencia de Saussure, estableció que la semiótica debía ocuparse de analizar la “apropiación significativa que el hombre hacía de la realidad”.88 Con esta orientación, el investigador nacido en Pensilvania desarrolló un marco metodológico llamado “lógica especulativa”; en él, los elementos sígnicos se analizaban a través de la lógica de sus relaciones. Los tres elementos que apuntalaban el modelo de Peirce eran: el signo, el objeto al cual remite y su interpretante. Abordaremos las concepciones de ambos teóricos, tanto de Saussure como de Peirce, en un apartado posterior. Por el momento, reflexionemos el carácter indispensable de los signos en cualquier acto que realizamos, en todo pensamiento que estructuramos y en toda enunciación. Los procesos comunicativos que llevamos a cabo cotidianamente son posibles sólo por nuestro conocimiento de los signos y el intercambio que hacemos de éstos en determinadas situaciones es lo que hace inteligibles, ante nosotros y ante los demás, nuestras palabras y actos. Es, pues, pertinente y exacta la afirmación Baylon y Fabre: “no hay sentido sin signo”.89 Los signos, elementos tan complejos, y a la vez tan indispensables en nuestra existencia, son descritos, como es lógico, de muchas maneras. En todos los conceptos, no obstante, hay características comunes. Veamos algunas definiciones: para Helena Beristáin, se trata de “todo fenómeno u objeto que representa algo que generalmente es distinto, a lo cual sustituye al referírsele”.90 La misma autora, en otro texto, nos ofrece una descripción menos sofisticada de lo que es un signo: “es algo que actúa como un estímulo, pues ya sea por su naturaleza o convencionalmente, nos hace pensar en otro algo”.91 Ese “algo” en el que tanto énfasis hace Beristáin carece de especificidad porque no necesariamente adopta formas precisas o, bien, porque tampoco puede compararse con un objeto concreto. Un fenómeno, por ejemplo, la ausencia de menstruación, es, para la mujer que la padece, un signo que puede indicar embarazo o algún tipo de anormalidad. Para un médico, por otro lado, este hecho también se trata de un signo que conduce a un diagnóstico, una vez que se han llevado a cabo los estudios para determinar qué puede estar ocurriendo en el organismo de la paciente. Este ejemplo es el que mejor se ajusta, pues, a la segunda definición de Helena Beristáin. Otro estudioso de la comunicación, en particular del cine, Gianfranco Bettetini, caracteriza al signo como “todo aquello que, cuando se verifica una comunicación entre un transmitente (sic) y un receptor, cumple simultáneamente con dos cometidos: ser el vehículo de la comunicación (o uno de los vehículos) y ocupar el lugar de otra cosa, representándola o sustituyéndola para fines cognoscitivos”.92 Ahora bien, si nos trasladamos al terreno de la lingüística, podemos encontrar definiciones que nos resultan muy útiles como introducción a la estructura de los singos. Louis Hjemslev, lingüista danés, autor de uno de las investigaciones más revolucionarias del siglo xx, Prolegómenos a una teoría del lenguaje, establece que un signo (o “expresión de un signo”, como él prefiere llamar a este elemento) “se caracteriza primera y principalmente por ser signo de alguna otra cosa”. El reconocido estudioso va más allá al señalarnos que un signo “funciona, designa, denota” y que, “en contraposición a un no-signo, es el portador de una significación”.93 El concepto de signo que enuncia Hjemslev podía parecer confuso para alguien que apenas se inicia en el estudio de la comunicación, sobre todo, por la inclusión del término “no-signo”. En realidad, es fácil de comprender qué es lo que no funciona en la comunicación y que, por lo tanto, no opera como signo: lo que no se encuentra en nuestra realidad, y no posee significado para nosotros nosotros, es decir, no nos transmite nada, a pesar de que pueda encontrarse ahí, no es un signo o, en palabras de Hjemslev, es un “no-signo”. Para entender lo anterior, supongamos que nos encontramos ante un charco en una habitación. La persona que perciba, este hecho, puede pensar que se trata de una filtración de agua, o bien puede suponer que alguien caminó llevando en las manos un recipiente y accidentalmente derramó una pequeña cantidad de líquido. Como la persona ha podido designar a este hecho poniendo una palabra, “filtración”, la ha convertido en un signo, que a su vez era un “no-signo” cuando no transmitía ni significaba cosa alguna antes. Pero el vocablo “filtración” no es el charco en sí. Se trata de un 1 LOS SIGNOS
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