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IMNUNOLOGIA TOPICOS

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IMPORTANCIA
Dado el amplio repertorio de respuestas en las que el sistema inmune juega un papel clave, los descubrimientos en este campo siempre han tenido una gran relevancia en la medicina y la aplicación de estos hallazgos ha mejorado ostensiblemente nuestra calidad de vida.
Las vacunas frente a multitud de patógenos, el tratamiento de enfermedades autoinmunes, el éxito de los trasplantes de tejidos y órganos, o determinadas terapias frente al cáncer son el fruto de estos descubrimientos.
La inmunología a través de los años ha evolucionado hasta destacarse como ciencia tras obtener varios avances científicos en este campo, como ha sido la creación de vacunas, investigación de patologías desde una base inmunológica hasta tratamientos de suma importancia que hasta hace poco tiempo atrás era una ilusión creer que se podía lograr, como lo son los tratamientos como la inmunoterapia a base de anticuerpos monoclonales. Los anticuerpos monoclonales son proteínas artificiales que actúan como anticuerpos humanos en el sistema inmunitario.
ANTECEDENTES
La palabra inmunidad deriva del término latino immunitas. Así que alguien inmune se entendía como exento o libre de impuestos (y/o servicios). Posteriormente, en 1879 el bacteriólogo francés Louis Pasteur acuñó una nueva acepción Immünire - ("in desde el interior y "munera" significando munición, armamento o trinchera) que es el concepto que entendemos en la actualidad: defenderse desde el interior.
La disciplina de la inmunología surgió cuando se observó que los individuos recuperados de ciertos trastornos infecciosos quedaban protegidos frente a una posible segunda infección. 
Si bien la inmunidad ha acompañado al ser humano en su evolución, los primeros testimonios humanos de su existencia fueron plasmados por Tucídides en las Guerras Del Peloponeso (431 a.C.). En esta obra, el general griego describe una gran epidemia que azota a Atenas. Remarca que los únicos que no contraían la enfermedad, y de esa forma podían atender a los afectados, eran aquellos que ya habían padecido el cuadro clínico, porque no contraían el padecimiento por segunda vez. 
En el siglo XIX, Louis Pasteur llevó a la práctica los trabajos de Jenner y observó que al aplicar cultivos viejos (que debían haber perdido virulencia) en conejos, estos no enfermaban cuando se les inoculaban cultivos nuevos y muy virulentos. En honor a Jenner, Pasteur denomino a esta técnica “vacuna”, derivado de la palabra latina vacca, ya que Jenner hizo su descubrimiento a partir de un tipo de viruela que sufrían las vacas y las granjeras que las ordeñaban.
Pasteur descubrió que era posible atenuar o debilitar agentes patógenos que confirieran resistencia y esto lo demostró con otro experimento en el pueblo de Pouilly-le-Fort en 1881. Pasteur vacunó ovejas con el bacilo del carbunco (Bacillus anthracis) atenuado con calor. En este experimento, solo las ovejas vacunadas vivieron. En 1885, Pasteur vacunó por primera vez a un humano, Joseph Meister, un niño que había sido mordido por un perro rabioso. Pasteur le administró virus de la rabia atenuados con lo que evitó el progreso de la enfermedad.
CELULAS NK
Las células natural killer (NK) representan uno de los tres grupos de linfocitos, aparte de las células T y B. A diferencia de ellos, pertenecen al sistema inmune innato y forman parte de la primera línea de defensa frente a un amplio rango de patógenos.
En resumen, las células NK tienen un papel importante en la defensa anti-infecciosa a través de sus dos principales funciones, la citotoxicidad y la secreción de citoquinas. Este último aspecto aparece como el más relevante en la interacción del sistema innato con el sistema inmune específico.
Las células NK se definen principalmente por su capacidad de destruir una variedad de células anormales (como por ejemplo células transformadas por virus o tumorales. Esta propiedad se conoce como citotoxicidad celular. Se distinguen dos tipos de citotoxicidad celular: una que está dada de forma natural y otra que está mediada por los anticuerpos. Es decir, por una parte, las células NK pueden reconocer de forma innata alteraciones en las células y activarse con el fin de destruirlas. Por otra parte, son capaces de reconocer y matar células cubiertas por anticuerpos, o mejor dicho células que han sido marcadas como dañinas, con el fin de atacarlas. Cuando las células NK se activan, liberan sustancias que se encuentran en el interior de sus gránulos como perforinas. Estas van a formar poros en la membrana celular, y granzimas, que van a inducir la muerte de la célula alterada.

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