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ESTUDIOS DE LABORATORIO Y GABINETE Los estudios de laboratorio y gabinete deben confirmar el diagnóstico preliminar e identificar otros defectos que no siempre se reconocen en la exploración física inicial; es necesario incluir no sólo las diversas técnicas especializadas citogenéticas, moleculares, bioquímicas y genómicas, sino también los estudios habituales de sangre u orina, radiología simple, con medio de contraste, tomografías y resonancias magnéticas, pruebas funcionales, electroencefalograma, electrocardiograma y ecocardiograma, entre otros; asimismo, deben considerarse todos los estudios realizados durante la gestación, como ultrasonografía, marcadores séricos y amniocentesis, sin olvidar la importancia del tamiz neonatal. Debe recalcarse la importancia de contar con un diagnóstico lo más preciso posible para indicar los estudios específicos; por ejemplo, solicita asesoramiento genético una mujer de 28 años por antecedentes maternos de cáncer de mama y desea conocer el riesgo de padecerlo. Al elaborar el árbol genealógico informa que su madre falleció accidentalmente a los 30 años, la abuela y una tía murieron por cáncer de mama, un tío por cáncer de pulmón y dos primos e hijos de la tía con cáncer murieron, pero se desconocen los datos. Es necesario dilucidar si el estudio molecular de BRCA1 y BRCA2 es el más adecuado, por lo que debe contarse con más información y datos de las neoplasias y muertes de los familiares. En una siguiente sesión informa que la abuela y la tía tuvieron cáncer de mama bilateral que inició entre los 30 y 35 años, que el tío desarrolló un cáncer cerebral con metástasis a pulmón, uno de los primos tuvo osteosarcoma y el otro astrocitoma; con estos datos, la sospecha recae en el síndrome de Li-Fraumeni y el estudio a solicitar debe enfocarse en p53. Esto significa que la práctica del estudio planteado de manera para el cáncer de mama habría sido normal, y por tanto incorrecto el asesoramiento, ya que en realidad la consultante no estaba exenta de riesgo de desarrollar ese cáncer.
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