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FACTORES DE RIESGO Y PROTECTORES CONTRA LA HTA

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LACTANCIA MATERNA
 
La alimentación del recién nacido con leche materna se ha relacionado con disminución de
la PA en niños. Al menos dos grandes estudios realizados en el Reino Unido, que
establecieron seguimiento de 7 276 y 7 223 niños por un periodo de 7.5 y 5 años,
respectivamente, mostraron que los alimentados con lactancia materna tuvieron presiones
sistólicas y diastólicas más bajas (1.2 y 0.9 mmHg) en comparación con aquellos que nunca
fueron alimentados con la leche de su madre. La reducción fue mayor en los niños cuya
dieta consistió de manera exclusiva en leche materna y el efecto se incrementaba cuanto
más tiempo duraba la exposición.
 
OTROS POSIBLES FACTORES RELACIONADOS
 
El bajo peso al nacimiento (< 2 500 g) y la microbiota intestinal son dos factores que se
hallan bajo estudio como potenciales factores de riesgo. El primero supone un ambiente
fetal adverso que afecta la angiogénesis y la función vascular a largo plazo. Se ha
observado que algunos niños con bajo peso al nacer presentan función endotelial alterada
tanto en las grandes arterias como en la microvasculatura. Algunas teorías sugieren que la
restricción proteica durante la vida fetal o cambios hemodinámicos permanentes debidos a
propiedades alteradas en la estructura y mecánica del árbol vascular podrían contribuir a la
HTA.
El segundo factor, la microbiota intestinal, puede influir también en la regulación de la
PA. La flora bacteriana intestinal se adapta de manera constante a modificaciones en el
estilo de vida, como el ejercicio y la dieta. Se sabe que esta microbiota puede regular hasta
un 10% del transcriptoma del huésped, sobre todo genes que regulan inmunidad,
metabolismo y proliferación celular. Las bacterias del intestino pueden alterar la producción
de monoaminas por las células enterocromafines y producir serotonina, dopamina y
noradrenalina que lleven a alterar el comportamiento del huésped, así como la
disponibilidad del riñón para excretar sodio. Los cambios en la ingestión de sal y el
consumo de antibióticos pueden modificar el microambiente en que se encuentra la
microbiota y alterar sus funciones.

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