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INTRODUCCIÓN Uno de cada 4 500 recién nacidos padece un trastorno de la diferenciación sexual (TDS); sin embargo, las bases moleculares del desarrollo genital y gonadal no se han dilucidado en su totalidad. El desarrollo sexual en los mamíferos ocurre en dos etapas: la determinación sexual y la diferenciación sexual. La primera se establece por el complemento de los cromosomas sexuales del individuo y comprende los mecanismos que conducen a la formación de la gónada masculina (testículo) o femenina (ovario) a partir de una gónada bipotencial indiferenciada. En la diferenciación sexual se desarrolla el sexo fenotípico por la acción de las hormonas, en particular las producidas por las gónadas diferenciadas que llevan a la formación de los genitales internos y externos. La presencia de un cromosoma Y dirige la gónada bipotencial hacia la diferenciación testicular; la expresión del gen SRY, localizado en Yp11.3, activa la cascada de señalización en las células de Sertoli que establece la formación del testículo. En ausencia del cromosoma Y se desarrolla el ovario, que durante largo tiempo se presupuso que se diferenciaba en forma pasiva. No obstante, ambos procesos implican la expresión de genes que actúan por represión de los componentes de la vía opuesta para asegurar el desarrollo adecuado y el mantenimiento de las gónadas. En el proceso de la diferenciación sexual, en los embriones XY, la célula de Sertoli inicia la síntesis de la hormona inhibidora mülleriana (HIM) en las semanas 12 a 14 de gestación, primer producto hormonal del testículo, que tiene como función activar la regresión de los conductos müllerianos. La testosterona (T) sintetizada por la célula de Leydig promueve el desarrollo de los conductos wolffianos en el epidídimo, conductos deferentes y vesículas seminales. La T se convierte en dihidrotestosterona (DHT) por la acción de la esteroide 5α-reductasa de tipo 2; la DHT se considera el andrógeno más potente y ejerce una acción específica en la virilización de los genitales externos. La acción de esta hormona conduce al desarrollo del seno urogenital en la próstata y la uretra, a la diferenciación del tubérculo genital en glande y pene, y a la fusión de los pliegues urogenitales para formar el cuerpo del pene y el escroto. En los embriones XX, en ausencia de la HIM, los conductos müllerianos persisten para formar las trompas de Falopio, el útero y el tercio superior de la vagina. La falta de T local da lugar a la degeneración de los conductos wolffianos y el seno urogenital forma la uretra y los dos tercios inferiores de la vagina; a partir del desarrollo del tubérculo genital se forma el clítoris y los pliegues urogenitales se transforman en los labios menores y mayores. Los TDS aparecen cuando este proceso se altera o interrumpe, y se definen como alteraciones congénitas en las cuales el sexo cromosómico, gonadal o anatómico es atípico.
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