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I. Síndrome de Pompe María del Carmen Esmer Sánchez La enfermedad de Pompe (EP) (OMIM 232300), también conocida como glucogenosis tipo II (GSDII) o déficit de maltasa ácida, es un trastorno neuromuscular raro, progresivo y de curso rápido. Se trata de una enfermedad autosómica recesiva que ocurre por mutaciones en el gen GAA, el cual codifica para la enzima α-1,4 glucosidasa ácida que realiza la hidrólisis de los enlaces α-1,4 y α-1,6 del glucógeno, dejándolo disponible en forma de glucosa. La enfermedad presenta un amplio espectro clínico que varía en la edad de inicio, el órgano involucrado, la severidad y la velocidad de progresión. Los pacientes con manifestaciones antes del primer año de vida presentan una afección cardiaca severa y en los que inician después de los dos años predominan los síntomas neuromusculares. Estos patrones clínicos han permitido separar la enfermedad en dos variantes principales: 1) infantil o clásica (EPC); 2) de inicio tardío, que incluye a las subvariantes juvenil y adulta. La incidencia estimada es de 1/138 000 nacimientos para la forma clásica y de 1/57 000 nacimientos en las formas tardías, de tal manera que la incidencia mundial estimada es de 1/40 000. FISIOPATOLOGÍA En la EP se produce acumulación de glucógeno dentro de la célula, por deficiencia de la α- 1,4 glucosidasa ácida (GAA). Su función es hidrolizar la maltosa, oligosacáridos lineales y las cadenas externas del glucógeno para obtener glucosa. Su deficiencia afecta a todos los tejidos, pero de forma primordial al músculo esquelético, cardiaco y respiratorio. En pacientes con la forma clásica o temprana la actividad enzimática es menor al 1%, en las formas tardías varía entre 2 y 40%, aunque se ha reportado que cerca del 13% tienen actividad residual menor a 1%. La lesión primaria de la EP es la acumulación de glucógeno intralisosomal, provocando daño en el miocito, ya que ocasiona ruptura de las membranas lisosomales y desencadena daño en el aparato contráctil de las fibras musculares. VARIANTES CLÍNICAS Se describen dos variantes: 1)forma temprana o clásica, que inicia en los primeros meses de vida con predominio de la hipotonía y la afección cardiaca; 2)Forma tardía que comienza después del primer año de vida, con debilidad proximal de miembros inferiores y paraespinales, afección de músculos respiratorios provocando síndrome de apnea obstructiva del sueño y falla respiratoria crónica. FORMA TEMPRANA O CLÁSICA Inicia desde el nacimiento con un cuadro grave de hipotonía e hipertrofia ventricular o cardiomegalia/cardiomiopatía. La insuficiencia cardiaca se desarrolla antes de los ocho meses de vida, pueden desarrollar arritmias graves, lo que lleva a un alto riesgo de muerte súbita. La principal manifestación muscular es la hipotonía congénita o a partir de los 24 meses de vida (figura 1). Los pacientes cursan con macroglosia. La mayoría de los pacientes fallecen antes del año de vida si no se utiliza terapia de reemplazo enzimático. FIGURA 1 Enfermedad de Pompe A. Observe la gran hipotonía. B. Cardiomegalia en un paciente afectado. Cortesía de la Dra. Matilde Ruíz (Departamento de Neurociencias, INP). Los pacientes tienen retraso en el neurodesarrollo motor, la debilidad de la musculatura motora oral y facial provocan cara miopática, disfagia y alteración en la articulación del lenguaje. A nivel gastrointestinal hay reflujo gastroesofágico, estreñimiento y gastroparesia. Los problemas de succión y deglución provocan un retraso en la ganancia de peso a partir del segundo mes de vida. La debilidad de músculos respiratorios accesorios y del diafragma provocan alteración del mecanismo de la tos, infecciones repetitivas de vías respiratorias altas y neumonías. La insuficiencia respiratoria y las alteraciones cardiacas son la principal causa de morbimortalidad. La hepatomegalia es detectable desde el mes de vida, en la mayoría de los casos es moderada y en algunos pacientes se puede encontrar esplenomegalia. VARIANTE TARDÍA Inicia desde el primer año, hasta la séptima década de la vida. En adultos la debilidad muscular es proximal, más a nivel pélvico que escapulohumeral, precedida de intolerancia al ejercicio, mialgias y calambres musculares. Hay disminución de la masa muscular, escápulas aladas, debilidad de musculatura paraespinal, del cuello y la lengua. En los niños, la manifestación inicial es el retraso en el desarrollo motor, mientras que los adultos experimentan problemas para subir y bajar escaleras, caídas frecuentes y dificultad en la marcha. La pérdida de la fuerza es progresiva y lleva al uso de silla de ruedas, en promedio 16 años después del inicio. La debilidad de la musculatura oral provoca afectación de la fonación. Conforme progresa la debilidad, el sistema óseo se afecta manifestando lordosis, escoliosis, contracturas y osteoporosis. El fallo respiratorio es la principal causa de morbimortalidad, tienden a tener infecciones respiratorias repetidas por debilidad del reflejo tusígeno, ortopnea y apnea del sueño. A nivel cardiovascular muestran arritmias y síndrome de Wolf-Parkinson-White, la afección vascular suele afectar vasos intracraneales, pudiendo provocar hemorragia subaracnoidea secundaria a ruptura de aneurisma de la basilar, carótida o de alguna de las arterias cerebrales medias. Una manifestación frecuente es la diarrea, las dificultades para masticar o el cansancio de la mandíbula, reflejo nauseoso débil y dificultades para tragar, llevando a los pacientes a reflujo gastroesofágico y pérdida de peso. A nivel genitourinario, las manifestaciones tardías son incontinencia y urgencia urinaria. Algunos pacientes presentan ptosis, sordera y neuropatía de fibras pequeñas causante del dolor de forma temprana. DIAGNÓSTICO La actividad enzimática de la GAA medida en fibroblastos es el estándar de oro. La cuantificación de la actividad de la GAA en gotas de sangre seca en papel filtro facilita el envío desde lugares muy remotos y tiene una adecuada sensibilidad y especificidad. La biopsia muscular no es siempre necesaria en la forma infantil si el diagnóstico clínico y bioquímico es concluyente. En las formas con inicio tardío puede ser útil, aunque no es infrecuente que el resultado del estudio sea normal, su principal utilidad se aplica en el diagnóstico diferencial con las enfermedades neuromusculares degenerativas. El gen se localiza en el locus 17q25.2-q25.3, con 2 859 nucleótidos en su secuencia codificadora, una región 3′ no transcrita de 550 pares de bases y otra en el extremo 5’ de 218 pares de bases; da lugar a una proteína no glucosilada de 952 aminoácidos y 105.37 kDa. Es una enzima que requiere múltiples modificaciones postraduccionales de glucosilación dentro del retículo endoplásmico en siete sitios, sobre todo en residuos de asparagina y fosforilación de los residuos de manosa. Se han encontrado cerca de 500 cambios en la secuencia, de los cuales el 75% son causantes de enfermedad. En individuos con actividad enzimática deficiente la probabilidad de detectar las mutaciones que afectan ambos alelos del gen varía entre el 83 a 93%. Las tres mutaciones más frecuentes son la p.Arg854X, p.Asp645Glu y la c.IVS1-32-13T>G que se encuentran en alrededor del 50 a 80% de los casos en niños y adultos con un cuadro lentamente progresivo. Algunas mutaciones pueden ser características en ciertos grupos poblacionales, como la p.Arg584X en africanos y afroamericanos; la p.Asp645Glu en la EPC en chinos, la inserción c.27411AG>CAGG en Turcos y la p.Glu925Arg, en muchos casos europeos. DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL Varias entidades que cursan con hipotonía infantil deben diferenciarse de la EPC, entre ellas, la atrofia muscular espinal tipo I o enfermedad de Werdnig-Hoffman, o las miopatías metabólicas o congénitas, en las que el dato que la distingue de estas entidades es la cardiomegalia. La deficiencia de citocromo C oxidasa puede presentar miopatía y cardiopatía con acidosis láctica como dato distintivo. La glucogenosisVIII o deficiencia de la fosforilasa B quinasa presenta cardiomiopatía infantil fatal sin afección hepática, ni del músculo esquelético. La glucogenosis tipo IV o enfermedad de Andersen por deficiencia de la enzima ramificante presenta un cuadro de hipotonía neonatal grave, hepatomegalia, esplenomegalia, miocardiopatía severa y afección al sistema nervioso central. La distrofia muscular de Duchenne (DMD) es la entidad que mayor similitud muestra en ciertas etapas de la vida, debido a la presencia de debilidad proximal, pseudohipertrofia de gemelos. La DMD tiene herencia recesiva ligada la X y en ella, los varones afectados tienen gran elevación de CPK en sangre. La EP en su forma juvenil puede presentar facies larga, paladar alto y habitus delgado, muy característico de la miopatías congénitas como la miotubular, nemalínica y de cores centrales. La debilidad de la musculatura de la cintura escapular y pélvica es muy parecida a la encontrada en las distrofias de cinturas y la polimiositis, pero la afección de músculos respiratorios y las alteraciones en la EMG de músculos paraespinales con ondas positivas, descargas pseudomiotónicas y fibrilaciones son hallazgos que no se encuentran en estas dos entidades. La enfermedad de Danon presenta cardiomiopatía y miopatía autofágica vacuolar con retraso mental y su patrón de herencia es ligado al X. Este trastorno es secundario a mutaciones en el gen que codifica la proteína 2 de la membrana lisosomal conocida como LAMP-2. ABORDAJE La EP es un trastorno multisistémico, por lo que el abordaje terapéutico debe ser multidisciplinario. La terapia de reemplazo enzimático (TRE) cambia la historia natural de las dos formas clínicas de la EP, consiste en la administración intravenosa de una forma precursora de la enzima α 1,4 glucosidasa que es capaz de penetrar en los lisosomas. Los pacientes con EPT presentan una respuesta prometedora a esta terapia; aunque la forma EPC continúa siendo letal. El ecocardiograma permiten evaluar la disfunción ventricular e indicar el uso de inotrópicos y diuréticos; el tratamiento con β bloqueadores ha reportado muerte súbita por lo que su uso debe ser cuidadoso. En la forma tardía es frecuente la presencia de arritmias por lo que se recomienda realizar estudio de Holter de 24 horas y ECG en intervalos para valorar, y tratar estos trastornos del ritmo. El estado respiratorio del paciente se examina mediante la evaluación de la fuerza de la tos, la presencia de alteraciones en el patrón respiratorio, tolerancia al ejercicio, fatigabilidad y dificultad para la alimentación en niños. En la EPT se recomienda realizar espirometría midiendo la capacidad vital y el volumen espiratorio forzado en un segundo. En caso de no contar con oximetría de pulso o capnógrafo debe realizarse gasometría para medir la concentración de O2 y CO2. En caso de infecciones pulmonares hay que utilizar antibióticos, tratar la hipoxia durante el sueño con oxígeno suplementario y en caso de apnea obstructiva del sueño se puede utilizar CPAP nasal. La hipoxia persistente durante el sueño requiere terapia con presión ventilatoria nocturna no invasiva. En caso de hipoventilación diurna y nocturna considera usar de forma continua BiPAP o traqueostomía con ventilación mecánica. Si no se aplica TRE, los pacientes requieren ventilación asistida, al inicio durante la noche, con métodos no invasivos como BiPAP (por sus siglas en inglés, bilevel positive airwave pressure) o respiradores volumétricos con mascarilla, pero con el tiempo requieren traqueostomía para utilizar ventilación permanente. Es necesario realizar de forma periódica medidas de la función motora para evaluar la progresión de la debilidad en pacientes que reciben TRE. Se puede efectuar una EMG para valorar la presencia de datos de denervación. En la EP se ha reportado sordera por afección coclear, del aparato de conducción o ambos, por lo que se recomienda llevar a cabo una vez al año estudios de timpanometría, audiometría, potenciales evocados auditivos o emisiones otoacústicas. La rehabilitación física, respiratoria y ocupacional es de suma importancia, evitar ejercicio excesivo mejora la función muscular, de tal manera que se recomienda establecer un programa de rehabilitación con énfasis en ejercicios submáximos y aeróbicos. En los pacientes que pierden la capacidad para la deambulación y dejan de utilizar los miembros inferiores, el tratamiento ortésico es una de las intervenciones a considerar.
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