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L. (L. ) Panamensis, L. (V.) peruviana, L. (L.) pifanoi, L. (L.) shawi, L. (L.) venezuelensis. Las especies vectoriales principales son Lut- zomyia olmeca olmeca, Lu. Flaviscutellata, y Lu. Trapidoi. En algunos lugares y en algu- nas poblaciones, L. (L.) tropica visceralizes, como se vio en los soldados que regresaron de la Operación Tormenta del Desierto (1990- 1991) sugiriendo que otra cepa de esta espe- cie existe con características muy diferentes de la que sólo provoca las lesiones cutáneas o más probablemente que los factores del huésped, como los antecedentes genéticos o la historia inmunológica, puedan influir en el tipo de enfermedad que se manifiesta.1,2 Aunque no se dispone de estadísticas precisas sobre las tasas de incidencia y la prevalencia, se estima que se producen entre 0,7 y 1,2 millones de casos de leishmaniasis cutánea cada año.3 Los roedores son un res- ervorio primario para la infección humana causada por la L. (L.) major, Los perros sirven como reservorios en muchas partes del mundo para otras especies de leishmania.4 En los últimos cinco años se ha producido una explosión de casos de LC en el Viejo Mundo Figura 3.1. Antigua lesión en la cara debido a la Leishmania mayor. Leishmaniasis Cutánea Leishmania (L) mayor (Yakimov y Schockov 1915) Leishmania (L) tropica (Wright 1903) Leishmania (L) mexicana (Biagi 1953) Introducción La leishmaniasis cutánea (LC) es una enfermedad complicada de entender debido al gran número de especies diferentes y vari- antes clínicas. En términos generales, con- sideramos que la LC se divide en las líneas de LC del Viejo Mundo, lo que significa que se encuentra predominantemente en las regiones de Oriente Medio y Norte de África (MONA), África Oriental, Asia Meridional y Asia Central y LC en América. Cada una de estas especies varía con respecto a su distri- bución geográfica, manifestaciones clínicas, huésped intermedio de la mosca de arena y si es o no zoonótica, lo que significa que la transmisión requiere un importante reservorio animal como perros o roedores (por ejemplo, Leishmania major) o es antropótica Lo que significa que la enfermedad sólo hace ciclos predominantemente entre los seres humanos y las moscas de arena (por ejemplo, Leishma- nia tropica). La LC del Viejo Mundo es causada por cuatro especies: Leishmania (Leishmania) aethiopica, L. (L.) major, L. (L.) tropica y L. (L.) infantum. Sus vectores incluyen moscas de arena de las siguientes especies; Papatasi flebotomosa, P. sergenti, P. longipes, P. argen- tipes y P. ariasi. Al menos 15 especies de leishmania en el Nuevo Mundo causan tipos similares de enfermedad: Leishmania (Leish- mania) amazonensis, L. (V.) braziliensis, L. (L.) colombiensis, L. (L.) garnhami, L. (L.) lindenbergi, L. (L.) mexicana, L. (V.) naiffi, Parasitic Diseases 6th Ed. Parasites Without Borders wwww.parasiteswithoutborders.com relacionados con la interrupción de la infrae- structura de salud pública resultante de los conflictos en el Estado Islámico de Irak y las zonas ocupadas del Levante (EIIL) de Siria, Irak y Libia.5 Las estimaciones son difíciles de conseguir debido a la ausencia de control de la salud pública en estas regiones, pero se cree que las cifras podrían ser de cientos de miles. La nueva LC mundial también está relacionada con los conflictos y las migra- ciones humanas, incluidos los casos relacio- nados con los movimientos guerrilleros, el narcotráfico en América del Sur y una diás- pora cubana a través de la selva del Darién en Panamá.6,7 Información histórica En 1856, Alexander Russell describió los aspectos clínicos de LC.8 En 1885, David Cunningham, mientras trabajaba en la India, describió con precisión el organismo de leish- mania que vio en una sección histológica fija de una lesión cutánea.9 En 1921, Edouard Sergent y Etienne Sergent demostraron que las moscas de arena eran los vectores respon- sables de transmitir la leishmania a los seres humanos; Una especie lleva su nombre. Cosme Bueno, mucho antes (1764) sospech- aba que lo mismo era cierto para “uta”, una lesión cutánea, que más tarde se demostró como causada por una infección con leishma- nia.10 El “prurito oriental” es común entre las personas que viven en áreas endémicas de Ori- ente Medio, India y África. En Medio Oriente se practicaba un tipo rudimentario de inmu- nización denominado “leishmanización”, donde se sabía que la infección resulta en inmunidad permanente a la reinfección11. Los individuos no infectados fueron inoculados deliberadamente en zonas distintas de la cara con raspaduras que contenían organismos de los bordes de las lesiones activas. Esto con- trolaba la zona del cuerpo sobre la que se desarrolló la cicatriz.12 Desafortunadamente, un número significativo de individuos desar- rollarían lesiones crónicas que no cicatrizaron como resultado de estas inoculaciones, y se está poniendo mucho esfuerzo en enfoques alternativos.13 Ciclo vital La infección comienza con la picadura de una mosca de arena infectada. Los pro- mastigotes se introducen en el tejido subcu- táneo, se adhieren a la matriz extracelular y luego son absorbidos por células dendríticas y macrófagos. Los promastigotes se trans- forman en la etapa amastigote y comienzan a reproducirse. La infección progresa en el sitio de la picadura solamente. Con el tiempo, una úlcera crateriforme grande y sin dolor se forma como resultado de una extensa muerte celular.14 Las moscas de arena adquieren la infección alimentándose de sangre tomada al borde de la úlcera.15 Enfermedad Clínica La leishmaniasis cutánea (LC) se reconoce por primera vez como una pequeña pápula roja en el sitio de la herida de la picadura aproximadamente de 2 a 8 semanas después de la inyección de promastigotes metacícli- cos. La lesión progresa a partir de un nódulo indoloro, que mide aproximadamente 1 cm Figura 3.2. Lesión en proceso de sanación debida a Leishmania spp. Figura 3.4. Múltiples lesiones cutáneas debidas a Leishmania panamanensis. de diámetro, en uno mucho más grande por la formación de pápulas satélites (Fig. 3.1). El área alrededor de la herida de la picadura se ulcera eventualmente debido a la destruc- ción intensa de células, y se convierte en un pequeña depresión, entonces sana a través de la cicatrización (Fig. 3.2). Los organismos se encuentran sólo en el tejido vivo en el borde elevado, independientemente de la edad de la lesión (Fig. 3.3). Ocasionalmente, más de una lesión está presente (Fig. 3.4). Después de la cura de la úlcera, que puede tardar semanas o meses, la inmunidad a la reinfección es a menudo permanente, y también es eficaz contra otras especies de leishmania que causan solamente lesiones cutáneas.12 En infecciones experimentales en roedores, la exposición a L. (V.) braziliensis confiere protección contra desafíos con L. (L.) major, lo que sugiere que los antígenos compartidos de reacción cruzada podrían ser buenos candidatos para una vacuna para la LC.16, 17 Independientemente de cuál especie cause la lesión, ésta puede variar en tamaño y forma, a veces confundiendo incluso al clínico más experimentado. La existencia de la LC se debe sospechar siempre en viajeros o pacien- tes de áreas endémicas cuando se encuentra cualquier lesión que no se cure.18 Esto es par- ticularmente cierto para la LC en el hemisfe- rio occidental.19 La infección prolongada es la regla en un subconjunto de pacientes que tienen un patrón de inmunidad alterado.20 La úlcera de Chiclero, en el pabellón auricular (Fig. 3.5), es un buen ejemplo de esta excep- ción.21 La infección por L. (L.) aethiopica se limita a Etiopía y Kenia, y causa un amplio espectro de enfermedades, incluyendo la leishmaniasis cutánea difusa (DCL), carac- terizada por el involucramiento de toda la superficie de la piel.22-24 Otras especies de Leishmania (por ejemplo, L. (V.) braziliensis, L. (L.) amazonensis) también se han diagnos- ticado en pacientesque sufren de DCL.25 La DCL comienza como un nódulo único en una parte expuesta de la piel, luego comienza a crecer y propagarse, eventualmente involuc- rando vastas áreas de la piel. De forma simi- Figura 3.3. Sección histológica de la piel que muestra amastigotes (flechas) de Leishmania spp. En células dendríticas y macrófagos. Figura 3.5. La úlcera de Chiclero debida a la Leishmania spp. potencial de evolucionar hacia la enfermedad mucocutánea.38 El examen histopatológico del tejido de la biopsia tiene menos sensi- bilidad que las técnicas NAAT y requiere el reconocimiento de la forma característica del tejido amastigote del parásito con el núcleo y kinetoplast (el punto y el guión).39 El cul- tivo de muestras de aspiración con aguja, raspados y muestras de biopsia es una alter- nativa viable a la PCR, pero tarda mucho más (varios días), debido al lento crecimiento de los promastigotes a 20ºC. Los laboratorios con la mayor experiencia en el cultivo de parásitos, generalmente atienden sólo lesio- nes cutáneas o la infección puede viscerali- zarse.19 La coinfección con leishmania y VIH no es común en el Nuevo Mundo, pero esta falta de asociación no se debe al bajo número de individuos albergando a cualquier grupo de agentes infecciosos.31 Diagnóstico La lesión típica observada en la leishmani- asis cutánea es un nódulo que se agranda en una úlcera indolora con un borde endurecido. Aunque la mayoría de las lesiones cutáneas causadas por la leishmania parecen simil- ares (es decir, forma de cráter con un borde elevado), hay muchas otras condiciones der- matológicas que podrían confundirse con LC. El diagnóstico de todas las formas de LC debido a la leishmania se realiza mejor con el aislamiento del organismo o PCR. Las muestras para el cultivo, la microscopía o la prueba de amplificación de ácidos nucleicos (NAAT) deben tomarse del borde de una úlcera activa que no esté obviamente super- infecta.32 El borde puede ser raspado suave- mente con un bisturí para obtener el material, se puede realizar una aspiración, o una biop- sia de grosor completo puede ser la alterna- tiva de más alta tasa de éxito.40-42 La serología no se utiliza rutinariamente en el diagnóstico de leishmaniasis cutánea, pero en algunos casos se han utilizado pruebas lar, la L. (L.) mexicana, L. (L.) amazonensis y L. (L.) venezuelensis causan ocasionalmente leishmaniasis cutánea anérgica diseminada (LCAD), que es similar a la DCL.27 Los nódulos y los grandes parches de piel impli- cada, en los cuales se encuentran abundantes células infectadas de amastigote, son típicos y pueden permanecer así durante muchos años. La quimioterapia es de poca importancia para el resultado, que incluye cicatrices extensas de todas las áreas involucradas. Sin embargo, los pacientes pueden beneficiarse de nuevos enfoques de tratamiento.28-30 La Leishmania (L.) infantum puede causar lesiones cutáneas, pero se asocia más común- mente a la enfermedad visceral en niños en toda la cuenca mediterránea.14 Los pacien- tes con VIH/SIDA pueden presentarse con el borde de la úlcera y se puede realizar una preparación táctil antes de enviar los espe- címenes a la histología, cultivo, microscopía o NAAT.32 Las técnicas NAAT tienen alta sensibilidad y también ofrecen la ventaja de la identificación de especies.33-37 La identi- ficación de especies puede ser crítica para determinar si la especie infectante tiene el de anticuerpos en la evaluación de pacientes de áreas no endémicas.43 La prueba cutánea de leishmaniasis se utiliza en ciertas partes del mundo e implica la inyección de células muertas de promastigotes por vía intradér- mica y se lee entre las 48 y 72 horas, al igual que la prueba cutánea PPD para la infección tuberculosa.44 También se está desarrollando un ensayo de liberación de IFN-g (IGRA) para la leismaniasis.45 Tratamiento El tratamiento de la leishmaniasis cutánea depende de la gravedad de la lesión, su local- ización y las especies involucradas. Las infecciones no complicadas que no invo- lucran especies que están asociadas con la enfermedad de la mucosa pueden ser tratadas con terapia local, ya que muchos se resuel- ven clínicamente sin tratamiento. Es impor- tante señalar que el objetivo de la terapia es la curación clínica y no la depuración com- pleta de los parásitos, ya que algunos parási- tos persistirán aún con la terapia exitosa.46,47 En la mayoría de los casos, la cicatrización espontánea ocurrirá con higiene adecuada y cuidado de la herida.48 El tratamiento con ter- moterapia administrada por radiofrecuencia, calor superficial a 50 °C o la aplicación de puntas de tenedor calentados puede dar lugar a una cura clínica, pero debe utilizarse con precaución para evitar daños en los nervios y quemaduras.53, 54 La paromomicina tópica y el estibogluconato de sodio intralesional (antimonio pentavalente) son enfoques alter- nativos pero menos estudiados. Las inyeccio- nes intralesionales de antimonio pentavalente no están aprobadas en los Estados Unidos y están asociadas con dolor significativo.55-57 Varias terapias sistémicas están en uso para el tratamiento de la leishmaniasis cutánea incluyendo; antimoniales pentavalentes (esti- bogluconato de sodio o antimoniato de meglu- mina), anfotericina, miltefosina, pentamidina y azol.58 Se recomienda la terapia sistémica si existe la preocupación de que la especie infectante tenga la capacidad de causar enfer- medad de la mucosa, basándose en la identi- ficación o adquisición de la infección en lo que se conoce como el cinturón de la mucosa (Brasil, Bolivia y partes de Perú).59 El estibo- gluconato de sodio, un fármaco que contiene antimonio con muchos efectos secundarios graves, incluyendo la erupción cutánea, dolor de cabeza, artralgias y mialgias, pancreati- tis, transaminitis, y supresión hematológica es la droga de elección en muchas partes del mundo, en parte debido a su costo relativa- mente bajo, pero las tasas crecientes de resis- tencia ya han limitado su uso.60 La anfoteric- ina B y su forma liposomal son otras opciones altamente eficaces para el tratamiento.61 En el mundo desarrollado, la anfotericina B liposo- mal es una opción frecuente de terapia, pero su costo es prohibitivo en muchas áreas del mundo donde esta enfermedad es endémica. La miltefosina es una opción eficaz pero costosa que permite la terapia sistémica con dosificación oral que actualmente está apro- bada por la FDA en los Estados Unidos para el tratamiento de la leishmaniaisis.29,62-65 La pentamidina es una terapia poco utilizada debido a los efectos secundarios y limitados datos sobre su eficacia.66 Azoles como keto- conazol, fluconazol, itraconazol, posaconazol son terapias alternativas, pero muestran una eficacia variable en comparación con otras opciones en función de la especie de parásito Leishmania involved.55, 67-73 Prevención y control Puesto que los seres humanos son un huésped sin salida en la mayoría de los casos, no se espera que el tratamiento de seres huma- nos infectados tenga un impacto significativo en la transmisión de enfermedades.74 Aunque los perros han sido identificados como un res- ervorio significativo, la infección en múltiples mamíferos, tanto silvestres como domésti- cos, no es valorada.75 La erradicación de los criaderos de moscas de arena cerca de los centros urbanos y suburbanos, la fijación de collares impregnados de piretroides a perros domésticos y el dormir bajo toldillos de cama impregnadas con insecticida son medidas de control rentables.55 Las moscas de arena sólo pican en ciertos momentos del día en lo que se denomina patrón crepuscular/nocturno; por la mañana, al final de la tarde y en la noche.76 Aunque previniendo las actividades al aire libre durante estas horas reduce la posibilidad de ser picado, esto puede ser un consejo difícil para los viajeros en las áreas endémicas, que pueden tener poco tiempo para lograr cumplir con su itinerario y tal vezimposible para los residentes a largo plazo que no pueden darse el lujo de ajustar su horario. Métodos adicio- nales y quizás más viables para evitar las pic- aduras de moscas de arena para viajeros y tra- bajadores en áreas de alto riesgo son el uso de repelentes de insectos y ropas que cubran la mayor parte del cuerpo y tratadas con insec- ticidas.77, 78 Las vacunas, que emplean demostradas combinaciones de proteínas parásitas induc- toras de la protección, ofrecen la esperanza de que una vacuna estándar para el uso contra las formas LC y LV de leishmaniasis pueden eventualmente estar disponibles, pero actu- almente no hay vacuna humana disponible 17,79. Un reciente estudio económico confirmó la factibilidad económica de una vacuna de LC.80 Referencias 1. Berman, J., Recent Developments in Leishmaniasis: Epidemiology, Diagnosis, and Treatment. Current infectious disease reports 2005, 7 (1), 33-38. 2. Magill, A. J.; Grogl, M.; Gasser, R. A., Jr.; Sun, W.; Oster, C. N., Visceral infection caused by Leishmania tropica in veterans of Operation Desert Storm. 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