Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
Figura 5.1. Hepatoesplenomegalia por infección con Leishmania donovani. Leishmaniasis visceral Leishmania (L) donovani (Ross 1903) Leishmania (L) infantum (Cunha y Chagas, 1937) Introducción En comparación con las muchas espe- cies de leishmania que causan enfermedad cutánea, la leishmaniasis visceral es causada principalmente por sólo dos especies dentro del complejo Leishmania donovani; la Leish- mania donovani y la Leishmania infantum.1 Anteriormente se identificó una tercera especie de leishmania, Leishmania chagasi, pero este organismo es considerado como la misma especie que la Leishmania infantum.2,3 En Europa, África y Asia ambas especies, Leishmania donovani y Leishmania Infan- tum, se encuentran en distribuciones geográ- ficas bastante bien definidas, mientras que la mayor parte de la leishmaniasis visceral (LV) del Nuevo Mundo es causada por la Leishma- nia infantum.4 En esta forma invasiva de leishmaniasis, promastigotes de leishmania infectan a los macrófagos, se transforman en amastigotes e infectan múltiples células en las que se multi- plican causando una serie de enfermedades, a menudo fatales, denominadas colectivamente leishmaniasis visceral (LV). Otras pocas especies como Leishmania tropica, Leish- mania amazonensis y Leishmania mexicana también pueden raramente visceralizarse, aunque raramente.5-9 La enfermedad se carac- teriza por hepatoesplenomegalia y fiebre alta. La LV es especialmente predominante en niños.10,11 Actualmente se calcula que cada año hay 400.000 nuevos casos y 40.000 muertes debidas a la leishmaniasis visceral.4,12 La mayoría de la enfermedad acaece en un área concentrada en el norte de la India, Nepal y Bangladesh.13 Como con todas las otras espe- cies de leishmania, los vectores de LV son las numerosas especies de moscas de arena. Los seres humanos son la fuente primaria de L. (L.) donovani infection, aunque los perros domésticos, a veces, también son infectados. En el norte de la India, Nepal y Bangladesh, el ciclo es casi totalmente antropótico, mientras que en otras áreas como África Oriental hay papeles significativos para una gran varie- dad de huéspedes del reservorio, incluyendo el perro doméstico y numerosas especies de roedores. Con respecto a la presencia de LV en el Nuevo Mundo, una hipótesis favorece la introducción de la L. infantum en el Nuevo Mundo por lo menos hace varios millones de años, ya que se encuentra en una espe- cie nativa de zorro de la remota cuenca amazónica sin causar enfermedad en ese huésped.14 Este último punto se toma como evidencia para su adaptación a esa especie de zorro huésped con virulencia reducida. Otra opinión favorece su introducción por parte de los españoles hace unos 500 años, durante la época de la colonia.15,16 En ambos casos, se encuentra en hábitats peri domésti- cos, infectando perros domésticos y huma- nos. Además, ocurre en una amplia gama de Parasitic Diseases 6th Ed. Parasites Without Borders wwww.parasiteswithoutborders.com Figura 5.2a. Biopsia del hígado positivo para amastigotes de L. donovani. Figura 5.2b. Aspiración de médula ósea positiva para amastigotes de L. donovani. entornos naturales, donde infecta una amplia variedad de mamíferos silvestres en áreas de bosques densos, proporcionando amplias oportunidades biológicas para la radiación eventual en numerosas variedades nuevas y quizás incluso nuevas especies. La L. don- ovani no parece estar estrechamente relacio- nada con ninguna especie de leishmania del hemisferio occidental, a pesar que su ADN mini círculo muestra una fuerte homología con especies del Nuevo Mundo.17 Información histórica La Leishmania donovani fue descrita en 1903 por dos médicos, William Leishman y Charles Donovan, quienes trabajaban en lugares separados en la India.18,19 Leishman era oficial del ejército británico y Donovan sirvió como médico en el Servicio Médico de la India. Ronald Ross, entonces editor del British Medical Journal, revisó sus presenta- ciones manuscritas separadas, reconoció que habían observado la misma enfermedad y nombró el género y la especie con sus nom- bres, en reconocimiento a su descubrimiento histórico. En 1908, Charles Nicolle descubrió que también podrían infectarse otros mamífe- ros, particularmente el perro.20 C. S. Swami- nath y sus colegas, quienes trabajaron en la India en 1942, utilizando voluntarios huma- nos, mostraron que la infección era transmi- tida por moscas de arena del género Phlebo- tomus21. Un solo caso, de lo que probablemente fue la leishmaniasis visceral americana (LVA), fue descrito por Lewis. E. Migone en un paciente en Paraguay en 1913. A.M. Cunha y Carlos Chagas lo clasificaron y lo nombraron Leishmania chagasi en 1937.22 Ciclo de vida La infección comienza con la picadura de una mosca infectada (Fig. 2.1). Los promas- tigotes entran en los tejidos subcutáneos, se adhieren a la matriz extracelular y son final- mente capturados por células dendríticas y macrófagos.23 Los parásitos se transforman en amastigotes y se dividen, matando a la célula huésped. Los amastigotes liberados circulan o son transportados por células infectadas a nuevas áreas del cuerpo, donde los macrófa- gos vuelven a infectarse. La capacidad de algunas especies de Leishmania spp. para visceralizar, en contraste con aquellas espe- cies restringidas a la piel, pueden relacionarse con la supervivencia del tipo LV a temperatu- ras corporales más altas.24 En algunos experi- mentos con ratones de laboratorio, las células dendríticas aumentan en el tejido linfoide y eventualmente se infectan fuertemente, pero ciertamente parecen estar implicadas en el transporte de los organismos lejos del sitio de la picadura.23 El sistema reticuloendotelial completo eventualmente se involucra, comprome- tiendo la capacidad del huésped para montar un ataque inmune eficaz contra otros micro- bios invasores. El bazo, el hígado y la médula ósea son los órganos más gravemente afecta- dos (Fig. 5.1). Los amastigotes se han obser- vado en sangre periférica en mayores den- sidades durante la noche que durante la luz diurna, fenómeno biológico similar al encon- trado en la filariasis periódica.25 Dado que las moscas de arena pican más frecuentemente por la noche, este ritmo diurno hace que la adquisición de parásitos por el vector sea más probable. El ciclo se completa cuando un ser humano infectado es picado por una mosca de arena no infectada, que ingesta macrófagos que contienen los amastigotes. La duración del ciclo dentro de la mosca es de aproximada- mente 10 días. Rara vez, la L. donovani se ha transmitido por trasplante de órgano.26 La inmunidad depende de las respuestas de Th1 y la respuestas a la pérdida o dis- minución de Th1 a la leishmania puede ser crítica para el desarrollo de las células LV.27 Células T que producen INF-g, TNF-α e IL-2 activan los macrófagos que matan a los parásitos intracelulares mediante la síntesis de óxido nítrico. A pesar de los altos niveles de IgG e IgE que se generan durante la infec- ción, no hay evidencia que éstos sean funcio- nales o jueguen un papel significativo en la protección.29 Enfermedad clínica Kala-azar (LV del Viejo Mundo) Aunque no se puede traducir directamente desde el hindi estandarizado moderno, el término “Kalaazar” parece haber derivado originalmente de la palabra indostaní (asami- ana) ‘kala’ que se refiere al negro y ‘azar’ refiriéndose a la fiebre o a la enfermedad.30 Kala-azar se traduce tentativamente como “Fiebre negra”, debido a la apariencia de la piel del paciente febril al momento máximo de la infección. La mayoría de los casos de Kala-azar tienen un período de incubación de 3-6 meses.30 Un gran número de pacien- tes infectados permanecen asintomáticos con frecuencia variable que puede deberse a la virulencia del parásito, la genética del huésped, el estado nutricional y la edad del huésped infectado.31-34 Cuando la enfermedad se manifiesta, la aparición puedeser gradual o súbita30. En la primera, los síntomas ini- ciales pueden no ser específicos, a menudo relacionados con esplenomegalia, que even- tualmente puede ocupar la mayor parte del lado izquierdo del abdomen. El diagnóstico clínico es a menudo fallido, o se descubre por accidente cuando los pacientes presentan otras enfermedades agudas, como una infec- ción respiratoria o gastrointestinal.35 La aparición de la enfermedad se acom- paña de fiebre alta, que puede ser irregular, a menudo dando lugar a una característica de dos picos diarios. La fiebre es intermi- tente, disminuyendo días o semanas sólo para regresar, y se asemeja al patrón visto en paci- entes que sufren de fiebre ondulante. El individuo infectado, aunque débil, no se siente necesariamente enfermo y es capaz de soportar episodios de fiebre sin queja, diferen- ciándose de los individuos con fiebre tifoidea, tuberculosis o malaria. Diagnosticar la enfer- medad puede requerir un alto índice de sos- pecha ya que muchos síntomas son similares a las otras enfermedades febriles comunes en las áreas donde la LV es endémica.36 La linfadenopatía generalizada, y más tarde, la hepatomegalia eventualmente se desarrollan en diferentes áreas donde se observa LV, el oscurecimiento clásico de la piel asociado con esta enfermedad se observa en frecuen- cias variables.37 La LV es progresiva y el individuo final- mente sufre las consecuencias de un sistema inmune comprometido. Muchas personas mueren con Kala-azar pero por causa de la adquisición de infecciones intercurrentes. La infección por VIH-1 es notable en la aceler- ación de la disfunción inmunológica general cuando la co-infección está presente.38 A medida que progresa la LV, los pacien- tes pueden desarrollar anemia, niveles bajos de plaquetas (trombocitopenia), hepatoesple- nomegalia y una caída en Hgb.36 Las altas concentraciones de proteína sérica, cercanas a 10 g/dl, se deben casi exclusivamente a un aumento en la IgG no protectora resultante de una activación policlonal de las células B29,39. Los pacientes infectados por VIH/SIDA y LV debido a L. (L.) donovani y L. (L.) infantum a veces presentan lesiones cutáneas en las que se pueden identificar organismos, además del compromiso del sistema reticuloendote- lial.40,41 Kala-azar congénito Los bebés nacidos de madres con Kala- azar pueden adquirir la infección en el útero.42 Los organismos son llevados al feto en desar- rollo por macrófagos infectados. La patología y la presentación clínica de la leishmaniasis visceral congénita en recién nacidos es simi- lar a la de adulto.43 Leishmaniasis dérmica post-Kala-azar Un número de pacientes tratados desarrol- lan una erupción cutánea durante seis meses hasta varios años después de la presentación inicial de LV.12 Esta afección, conocida como leishmaniasis dérmica post-Kala-azar (LDPK), se caracteriza por una erupción cutánea hipo pigmentada o eritematosa que eventualmente se vuelve papular y nodular.44 Las erupciones cutáneas y las lesiones aso- ciadas son particularmente prominentes en la cara y en las partes superiores del cuerpo, parecidas a lesiones de lepra lepromatosa. Las lesiones están llenas de histocitos que contienen amastigotes y sirven como fuentes de infección para las moscas de arena. Puede presentarse daño neurológico.45 Entre los pacientes africanos, sólo el 2% de quienes se recuperan desarrollan tales lesiones cutáneas. El contagio en el ojo es también común.46 La LDPK está fuertemente asociada con un patrón de citoquinas conducido por IL-10 (Th2).47-49 Los individuos con LDPK son una preocupación significativa en áreas donde la transmisión antropótica es significativa, ya que estos individuos consideran ser distri- buidores altamente eficientes de la enferme- dad.12 La leishmaniasis cutánea atípica también ha sido descrita para infecciones causadas por L. infantum; Puede ser una forma de LDPK después de una infección subclínica o una forma de Kala-azar que presenta manifesta- ciones exclusivamente cutáneas.50 Diagnóstico El diagnóstico definitivo de LV depende del aislamiento del organismo o del uso de pruebas de amplificación de ácidos nucleicos (NAAT).51-53 La LDPK también puede ser diagnosticada por NAAT.54 Las muestras para la prueba pueden obtenerse de la médula ósea o de la aspiración esplénica. El procedimiento de alto riesgo de aspiración esplénica se utiliza con menos frecuencia, ya que pueden obten- erse resultados similares con aspiraciones de grandes cantidades de médula ósea y pruebas NAAT. Se pueden enviar muestras de médula ósea o aspiración esplénica para cultivo, eval- uación microscópica y NAAT.55,58 El cultivo de los aspirados de médula ósea es eficaz para identificar los organismos, pero tarda de tres a cuatro días para que los parásitos crezcan a unos números significativos. Los parási- tos también se pueden ver en microscopía de material seccionado o en biopsia (Figu- ras 5.2a, 5.2b). Pruebas adicionales, como el anticuerpo sérico, el antígeno de orina y la prueba de leishmanina (LST), ya no se usan rutinariamente. En su lugar, el ensayo por ELISA altamente sensible y altamente espe- cífico del antígeno rK39 ya está ampliamente disponible y se usa en muchos contextos.59, 60 Un simple punto de cuidado de ensayos con flujo lateral rK39 ahora se utilizan a menudo en muchas áreas endémicas. Tratamiento El tratamiento de elección para VL es la terapia sistémica. La anfotericina B liposo- mal es actualmente el fármaco de elección para la VL en la India debido a su perfil de seguridad, alta eficacia y el desarrollo de resistencia a otras terapias.62 La forma liposo- mal de la anfotericina es mejor tolerada, tiene un perfil de seguridad mejorado, a la anfoter- icina, y es absorbido por las células fagocíti- cas que están infectadas por los amastigotes de leishmania.63 El estibogluconato de sodio se prefiere para su uso en África oriental para los pacien- tes con Kala-azar, pero la resistencia limita su uso como una alternativa en la India y debe ser monitoreada en otros lugares.64,65 El uso continuado de antimoniales depende actual- mente de las tasas de resistencia regional (alta en la India) Y el acceso a terapias alternati- vas.62 La miltefosina es un agente oral dis- ponible como opción secundaria para el trat- amiento sistémico de la LV y otros estudios ayudarán a definir su papel en el tratamiento de la VL infanTIL.66,67 La miltefosina puede ser una parte importante del tratamiento com- binado de corta duración con anfotericina B liposomal, pero se necesitan más estudios.68 La pentamidina y la sitamaquina (otro agente oral) son alternativas que pueden tener un papel en la terapia de LV. La respuesta a cual- quier terapia generalmente se evalúa clínica- mente con disminución de la fiebre, tamaño esplénico reducido y aumento de peso. Prevención y control La infección por L. donovani y L. infan- tum difieren entre sí en cuanto a la fuente o depósito de la infección. La transmisión de L. donovani, es en gran medida antropótica, mientras que los mamíferos como el perro doméstico son una fuente importante de infección para la L. infantum. Cochrane en una revisión evaluó como débil la evidencia para la efectividad del control de las moscas de arena en los depósitos de agua haciendo hincapié en la naturaleza descuidada de estas enfermedades. La India ha tenido un éxito limitado en el control de la leishmaniasis visceral, a pesar del progreso contra otras enfermedades olvidadas, tales como el pián, que han sido eliminadas.69,70 La inestabilidad política, la migración forzada debido a las guerras (principalmente en África y Afganis- tán) y prolongados períodos de sequía en la India) han desencadenado grandes epidemias recientes de Kala-azar.5,71 Estas situaciones concentran a la gentes en áreas que favorecen altas tasas de transmisión. La falta de insec- ticidas, repelentes de insectos y toldillos de cama, así como la falta general de atenciónadecuada a las necesidades de atención sani- taria en épocas de alto estrés, a menudo per- miten que las enfermedades transmitidas por vectores se “abran paso” con los refugiados, y la Leishmania spp. no es una excepción. Los intentos de controlar la transmisión de L. infantum mediante el control de su propa- gación en perros domésticos en toda la cuenca mediterránea han tenido una singular falta de éxito, como es también el caso en toda Centro y Suramérica. La leishmaniosis en perros domésticos y salvajes ha sido identificada recientemente en los Estados Unidos, debido a la L. infantum.72 No se han reportado casos humanos en esta zona del mundo, pero las especies de moscas de arena apropiadas están presentes y tal vez es sólo cuestión de tiempo antes que se produzca un brote humano. Las investigaciones para desarrollar una vacuna de leishmania humana vienen de vieja data con resultados frustrantes por las variables a tener en cuenta, como el estado del huésped, las múltiples especies y nues- tra falta de comprensión de lo que constituye la protección inmunológica.73 Existe una vacuna canina y dado los recientes avances LV en ciertas partes del mundo.75 Se espera que futuros estudios, se extiendan también a otras partes del mundo, utilizando esta nueva tecnología, y con una aplicación aún mayor de los datos satelitales al control de la leish- maniasis. en el desarrollo de nuevos adyuvantes junto con preparaciones mejoradas de antígeno, puede preveer una esperanza de progreso hacia una vacuna humana.74 Los esfuerzos de teledetección han identificado la lluvia y la altitud como las dos variables ambientales más importantes en la predicción de brotes de Referencias 1. Chappuis, F.; Sundar, S.; Hailu, A.; Ghalib, H.; Rijal, S.; Peeling, R. W.; Alvar, J.; Boelaert, M., Visceral leishmaniasis: what are the needs for diagnosis, treatment and control? Nat Rev Microbiol 2007, 5 (11), 873-82. 2. Dantas-Torres, F., Leishmania infantum versus Leishmania chagasi: do not forget the law of priority. Mem Inst Oswaldo Cruz 2006, 101 (1), 117-8; discussion 118. 3. Dantas-Torres, F., Final comments on an interesting taxonomic dilemma: Leishmania infantum versus Leishmania infantum chagasi. Mem Inst Oswaldo Cruz 2006, 101 (8), 929-30. 4. Ready, P. D., Epidemiology of visceral leishmaniasis. Clin Epidemiol 2014, 6, 147-54. 5. Berman, J., Recent Developments in Leishmaniasis: Epidemiology, Diagnosis, and Treatment. Current infectious disease reports 2005, 7 (1), 33-38. 6. Pastor-Santiago, J. A.; Chavez-Lopez, S.; Guzman-Bracho, C.; Flisser, A.; Olivo-Diaz, A., American visceral leishmaniasis in Chiapas, Mexico. The American journal of tropical medicine and hygiene 2012, 86 (1), 108-14. 7. Monroy-Ostria, A.; Hernandez-Montes, O.; Barker, D. C., Aetiology of visceral leishmaniasis in Mexico. Acta tropica 2000, 75 (2), 155-61. 8. Magill, A. J.; Grogl, M.; Gasser, R. A., Jr.; Sun, W.; Oster, C. N., Visceral infection caused by Leishmania tropica in veterans of Operation Desert Storm. N Engl J Med 1993, 328 (19), 1383-7. 9. Magill, A. J.; Grögl, M.; Gasser, R. A.; Sun, W.; Oster, C. N., Visceral infection caused by Leishmania tropica in veterans of Operation Desert Storm. The New England journal of medicine 1993, 328 (19), 1383-7. 10. Maltezou, H. C.; Siafas, C.; Mavrikou, M.; Spyridis, P.; Stavrinadis, C.; Karpathios, T.; Kafetzis, D. A., Visceral leishmaniasis during childhood in southern Greece. Clinical infectious diseases : an official publication of the Infectious Diseases Society of America 2000, 31 (5), 1139-43. 11. Haidar, N. A.; Diab, A. B.; El-Sheik, A. M., Visceral Leishmaniasis in children in the Yemen. Saudi medical journal 2001, 22 (6), 516-9. 12. Desjeux, P.; Ghosh, R. S.; Dhalaria, P.; Strub-Wourgaft, N.; Zijlstra, E. E., Report of the Post Kala- azar Dermal Leishmaniasis (PKDL) Consortium Meeting, New Delhi, India, 27-29 June 2012. Parasit Vectors 2013, 6, 196. 13. Alvar, J.; Velez, I. D.; Bern, C.; Herrero, M.; Desjeux, P.; Cano, J.; Jannin, J.; den Boer, M.; Team, W. H. O. L. C., Leishmaniasis worldwide and global estimates of its incidence. PLoS One 2012, 7 (5), e35671. 14. Lainson, R.; Shaw, J. J.; Collier, L.; Balows, A.; Sussman, M.; Cox, F. E. G.; Despommier, D. D.; Kreier, J. P.; Wakelin, D., New World Leishmaniasis-The Neotropical Leishmania Species. 2005. 15. Mauricio, I. L.; Howard, M. K.; Stothard, J. R.; Miles, M. A., Genomic diversity in the Leishmania donovani complex. Parasitology 1999, 119 ( Pt 3), 237-46. 16. I., J. M. A. M.; Mauricio, I. L., The strange case of Leishmania chagasi. Parasitol Today 2000, 16, 188-189. 17. Singh, N.; Curran, M. D.; Middleton, D.; Rastogi, A. K., Characterization of kinetoplast DNA minicircles of an Indian isolate of Leishmania donovani. Acta tropica 1999, 73 (3), 313-9. 18. Leishman, W. B., On the possibility of occurrence of trypanosomiasis in India. BMJ 1903, 1, 1252- 1254. 19. Donovan, C., On the possibility of occurrence of trypanosomiasis in India. BMJ 79 1903, 2
Compartir