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Figura 8.1. Trofozoito de Trichomonas vaginalis. Contraste de fase 20 µm x 10 µm Trichomonas vaginalis (Donné 1836) Introducción El Trichomonas vaginalis es un proto- zoario flagelado, microaerofílico, que se transmite principalmente de persona a per- sona por contacto sexual.1,2 Aunque se ha identificado la transmisión no sexual, es prob- able que sea rara.3 Su distribución es mundial, con alta incidencia en áreas con limitaciones de acceso a la asistencia sanitaria. La preva- lencia es superior al 25% en algunas clínicas de infecciones de transmisión sexual (ITS) en los Estados Unidos.4,6 El T. vaginalis infecta tanto a hombres como a mujeres. En los varones, la infección puede ser asintomática y normalmente dura 10 días. La mayoría de las mujeres infectadas también son asintomáti- cas, pero la infección puede inducir una enfer- medad clínica que incluye picazón vaginal, inflamación y secreción purulenta con una infección que dura años si no se trata.7 Las mujeres infectadas con T. vaginalis suelen experimentar períodos de molestia y la infec- ción no tratada puede conducir a infertilidad, enfermedad inflamatoria pélvica, neoplasia cervical y aumento de la susceptibilidad a la infección por VIH-1.8,12 El T. vaginalis tam- bién puede infectar al recién nacido durante su paso por el canal de parto de una mujer infectada.13 Los lactantes pueden experimen- tar una infección ectópica en el tracto respi- ratorio y como también en otros sitios. No hay huéspedes de reservorio y la exposición no conduce a la inmunidad permanente, así que la reinfección después del tratamiento es común. A pesar de que existe el T. vagi- nalis es resistente a los fármacos, la mayoría de los fracasos de tratamiento resultan del incumplimiento de la terapia.14 El genoma de T. vaginalis se secuenció en 2007 y es muy grande con aproximadamente 60.000 genes codificadores de proteínas organizados en 6 cromosomas. Información histórica En 1837, Alfred Donné describió el organ- ismo en secreciones purulentas de mujeres, pero no los aspectos clínicos de la infección, citando la descripción morfológica inédita de Dujardin de este flagelado.16 La prueba que el T. vaginalis es de hecho un patógeno vino mucho más tarde, en 1940, cuando John Kessel y sus compañeros de trabajo inocu- laron voluntarios sanos con T. vaginalis. Muchos de estos individuos desarrollaron los signos y síntomas de la enfermedad. Los investigadores fueron capaces de comparar estos síntomas con pacientes que estaban naturalmente infectados.17 Este estudio tam- bién proporcionó una descripción precisa de los hallazgos patológicos de la tricomoniasis. Ciclo de vida El T. vaginalis existe principalmente en el estadio de trofozoítos midiendo 10-25 μm por 7-8 μm (Fig. 8.1). El T. vaginalis no tiene verdaderamente forma de quiste, pero se ha reconocido una forma pseudoquística que puede desempeñar un papel en la neoplasia cervical.18,19 El trofozoíto es móvil y posee cuatro flagelos que sobresalen de la porción Parasitic Diseases 6th Ed. Parasites Without Borders wwww.parasiteswithoutborders.com Figura 8.2. Transmisión EM de una porción de un trofozoíto de T. vaginalis. N = núcleo, A = axostyle. Las flechas indican los hidrogenosomas. Cortesía H. Shio. anterior, una membrana ondulante formada por una extensión de un flagelo posterior y un axostilo rígido.20 El axostilo es una lámina de microtúbulos que se cree están implicados en movilidad y mitosis.21,22 El T. vaginalis tiene un ciclo de vida simple y directo. El organ- ismo se adquiere durante las relaciones sexu- ales con una persona infectada. El T. vagina- lis luego se instala en la uretra femenina, la vagina o el endocérvix, pero puede extenderse al endometrio, a los anexos ya las glándulas de Bartholin. En los hombres, el T. vaginalis tiende a infectar la uretra y la próstata. Con el fin de causar infección, los trofozoítos deben ser capaces de adherirse a las células epitelia- les, y esto es facilitado por las adhesinas y las interacciones específicas de los carbohidratos de ligandos.23 La manosa y la N-acetilglucos- amina son dos residuos de azúcar asociados a la membrana del parásito que se utilizan para la unión.24,25 La secreción de hidrolasas lisosómicas, como la fosfatasa ácida, ocurre en el parásito en la célula huésped en la inter- face inmediatamente después de la conex- ión.26 Estas enzimas parásitas son citotóxicas, provocando la lisis de las células objetivo, liberando sus contenido.27 Luego se ingieren los desechos celulares por el parásito. T. vagi- nalis fagocita células epiteliales, eritrocitos y bacterias. La principal fuente de energía del parásito son los carbohidratos. T. vaginalis usa carbohidrasas, incluyendo N-acetil glu- cosaminidasa, y α-manosidasa, para sepa- rarse de la membrana celular objetivo y pasar a la siguiente célula.2 El T. vaginalis se reproduce por fisión binaria y hay evidencia reciente de un ciclo sexual, aunque no se ha descrito una etapa morfológicamente identificable.29 Los trofo- zoítos secretan el hidrógeno molecular como un subproducto del metabolismo energético. A pesar de su capacidad para inducir enfer- medad clínica, T. vaginalis es bastante frágil y tiene un período de viabilidad limitado, incluso en ambientes húmedos. Patogenia Celular y Molecular El T. vaginalis posee un orgánulo inusual, el hidrogenosoma (Fig. 8.2, 8.3), un organ- elo subcelular derivado de una mitocondria antigua, pero que funciona en el metabo- lismo anaeróbico.30-34 El hidrogenosoma contiene algunas de las enzimas necesarias para el procesamiento de glucosa en acetato, en hidrógeno molecular y en biosíntesis de putrescina.35,36 El resto del ciclo glicolítico es citosólico. La biosíntesis de putrescina es esencial para el crecimiento del parásito. La inhibición de la síntesis de putrescina por los análogos de putrescina mata el trofozoito.37 El hierro juega un papel importante en el proceso de unión.23 Debido a que el T. vagi- nalis secreta proteasas en el sitio de unión, la muerte celular es el resultado habitual.26 No se conoce si la liberación de hidrógeno molecular o no en el tracto vaginal tiene alguna consecuencia patológica que no sea producir exudados con olor desagradable. Los T. vaginalis aislados de pacientes con manifestaciones clínicas mostraron diferentes capacidades con respecto a su habilidad para inducir daño en un modelo de laboratorio con ratones, pero la base molecular de esta vari- ación no se entiende completamente.38 El T. vaginalis se ha dividido en dos tipos, tipo 1 y 2, basándose en patogenicidad que puede ser potenciada por la presencia de Trichomon- asvirus, un virus de ARN bicatenario (Toti- viridae), así como Mycoplasma hominis. En algunas áreas, la mayoría de los aislamien- tos muestran coinfección con estos organis- mos.39,40 La importancia de estas co-infecci- ones es actualmente objeto de investigación activa. Enfermedad Clínica Aproximadamente el 20% de las mujeres infectadas son asintomáticas. Los síntomas clínicos comunes incluyen; leve incomodi- dad vaginal y dispareunia, picazón vaginal, ardor al orinar asociado con descarga espesa, amarilla y sangrante, enfermedad raramente incapacitante.41,42 Rara vez, la urticaria es una complicación de una infección grave.43 La infección con T. vaginalis eleva típicamente el pH vaginal de 4,5 a más de 5.44 En el examen físico, las mujeres frecuent- emente presentan colpitis macularis (“cuello de fresa”) y eritema vaginal y vulvar.45 Todos estos signos y síntomas se exacerban durante la menstruación. La enfermedad sintomática en los varones puede implicar la uretra así como la próstata. Cuando la próstata se infecta, puede repor- tarse dolor en la ingle y disuria.46 La infección aumenta las posibilidades de transmisión del VIH-1, en parte debido a la alteración de la pared vaginal.47,48 Los bebés nacidos de madres que albergan la infección a menudo adquieren la infecciónal pasar por el canal del parto.13 Las conse- cuencias clínicas de la infección en los recién nacidos incluyen la infección del tracto uri- nario (mujeres solamente) y el compromiso raro del pulmón, resultando en un síndrome de tipo neumonía.49,50 Diagnóstico La mayoría de los hombres y mujeres infectados con T. vaginalis son asintomáti- cos, en el 85% de las mujeres infectadas y el 77% de los varones infectados.51,52 Debido a la alta prevalencia de infección asintomática, es importante examinar a los pacientes en lugar de confiar en los síntomas, ya que la mayoría de las infecciones por T. vaginalis no se detectarían. El diagnóstico se puede realizar identificando el organismo mediante observación microscópica, cultivo positivo, prueba rápida de antígeno, prueba de sonda de ácido nucleico o mediante el uso de prue- bas de amplificación de ácidos nucleicos (NAAT) 53 (Figura C.5). Si se va a emplear una microscopía directa de preparaciones para montaje en húmedo, esto debe hacerse inmediatamente, ya que los organismos sólo permanecen móviles durante aproximada- mente 10 minutos. La sensibilidad de este enfoque es aproximadamente del 65% pero Figura 8.3. Mayor magnificación EM de los hidrogenosomas. Cortesía H. Shio. disminuye cuando hay retraso.54 El cultivo ofrece una sensibilidad mayor que el mon- taje húmedo, pero lleva tiempo, limitando su uso como una prueba de punto de atención. Las pruebas rápidas de antígeno ofrecen una opción de punto de atención y actualmente estas pruebas están disponibles comercial- mente, pero pueden tener grados variables de sensibilidad dependiendo de la prueba seleccionada.55 La prueba de sonda de ácido nucleico es una opción altamente sensible para el diagnóstico que ha demostrado efi- cacia para pruebas vaginales con hisopos u orina.55 El diagnóstico por NAAT es mucho más sensible que cualquier otro método y ahora es el método preferido en la mayoría de los laboratorios de diagnóstico de parasi- tología hospitalaria.53 Tratamiento El metronidazol sigue siendo el fármaco preferido.1 Puede administrarse por vía oral como una dosis única de 2 gramos, pero a menudo se administra como un tratamiento de 7 días a 500 mg dos veces al día. Metro- nidazol también está disponible como un gel vaginal. Su uso como supositorio intravaginal no fue satisfactorio en una serie de ensayos clínicos.45 El fármaco suele ser bien tolerado, pero el sabor metálico, los efectos secundar- ios como el antabuse con el consumo de alcohol y el tratamiento a largo plazo podrían tener otras toxicidades.56 El metronidazol se convierte en activo intermediario por hidro- genosoma asociado a la ferredoxina oxido- reductasa y la hidrogenasa en condiciones anaerobias. El parásito se inhibe de crecer por la exposición a esos intermediarios, pero los mecanismos bioquímicos exactos del pro- ceso son desconocidos. Las cepas resistentes (aproximadamente 2-5% de todas las infec- ciones) tienen formas inactivas de piruvato ferridoxina oxidoreductasa e hidrogenasa, derivando toda su energía de la glucosa por vías alternativas.57 Tinidazole, un fármaco alternativo para el tratamiento de la infec- ción, ya está disponible y puede ser mejor tolerado como opción de dosis única, pero es más costosa.1 Es probable que la reinfec- ción ocurra si la pareja sexual infectada no es tratada simultáneamente. La recidiva puede representar reinfección en lugar de fracaso terapéutico, pero en casos refractarios donde se sospecha la resistencia a los fármacos, las opciones terapéuticas están disponibles y se pueden realizar pruebas de sensibilidad a los fármacos. Prevención y control El uso de un condón durante las relacio- nes sexuales y la limitación del número de parejas sexuales deberían reducir el riesgo de infección. El tratamiento de todas las parejas sexuales con metronidazol puede ser eficaz en algunos casos, particularmente cuando el número de nuevas parejas sexuales es bajo. La detección activa es esencial cuando hay alta tasa de infeccionesasintomáticas. Referencias 1. Schwebke, J. R.; Burgess, D., Trichomoniasis. Clinical microbiology reviews 2004, 17 (4), 794- 803, table of contents. 2. Lehker, M. W.; Alderete, J. F., Biology of trichomonosis. Current opinion in infectious diseases 2000, 13 (1), 37-45. 3. Crucitti, T.; Jespers, V.; Mulenga, C.; Khondowe, S.; Vandepitte, J.; Buve, A., Non-sexual transmission of Trichomonas vaginalis in adolescent girls attending school in Ndola, Zambia. PLoS One 2011, 6 (1), e16310. 4. Meites, E.; Llata, E.; Braxton, J.; Schwebke, J. R.; Bernstein, K. T.; Pathela, P.; Asbel, L. E.; Kerani, R. P.; Mettenbrink, C. J.; Weinstock, H. S., Trichomonas vaginalis in selected U.S. sexually transmitted disease clinics: testing, screening, and prevalence. Sex Transm Dis 2013, 40