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Tripanosomiasis africana

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Figura 6.1. Trypanomastigote metacíclico de la 
mosca tse tse. 20 µm. Cortesía I. Cunningham
Tripanosomiasis africana
Trypanosoma brucei gambiense
(Dutton 1902)
Trypanosoma brucei rhodesiense
(Stephens y Fantham 1910)
Introducción
La enfermedad africana del sueño o la 
tripanosomiasis africana humana (TAH) son 
dos enfermedades similares pero distintas 
por ser causadas por los dos diferentes pro-
tozoarios flagelados por vectores, Trypano-
soma brucei gambiense (Trypanosomiasis 
de África Occidental) y T. b. Rhodesiense 
(tripanosomiasis del África Oriental) que son 
capaces de vivir en la sangre de los mamífe-
ros. Ambos tipos de tripanosomiasis africana 
humana se propagan por la picadura de la 
mosca tse tse. La enfermedad del sueño del 
oeste y este africanos se restringe al África. 
Alrededor de 60 millones de personas corren 
el riesgo de sufrir tripanosomiasis africana 
humana basándose en el rango de los vectores 
de la mosca tse tse.1,2 Se han producido varios 
brotes importantes debido principalmente a 
la migración forzada causada por disturbios 
civiles que condujeron al derrumbe de las 
medidas de control contra el vector, pero el 
número total de casos cada año parece estar 
disminuyendo con la implementación de pro-
gramas de control de vectores efectivos.3 La 
T. brucei y especies relacionadas forman parte
de un grupo más grande de organismos carac-
terizados por la presencia de un kinetoplasto
(una mitocondria primitiva), y son miembros
de los kinetoplastidae (por ejemplo, Leishma-
nia spp., Trypanosoma. Cruzi).
Las moscas tse tse del género Glossina 
transmiten tripanosomas a lo largo de una 
amplia región de África ecuatorial, ecológi-
camente restringida a los límites del desierto 
del Sahara al norte y las regiones templadas 
secas al sur del ecuador. La T. b. Gambiense 
se encuentra principalmente en los países de 
África occidental y central, Camerún, Benin, 
Gabón, Ghana, Guinea, Costa de Marfil, 
Liberia, Nigeria, Senegal, Gambia, Uganda y 
la República Democrática del Congo. La T. 
b. Rhodesiense se produce principalmente en
Burundi, Botsuana, Congo, Etiopía, Kenia,
Mozambique, Ruanda, Sudán, Tanzania,
Uganda, Zambia y Zimbabue. En general,
la T. b. Gambiense y la T. b. Rhodesiense
se encuentran en diferentes áreas geográfi-
cas excepto en Uganda donde ambas formas
están presentes.
En África Occidental, el cerdo doméstico 
es considerado el huésped reservorio más 
importante para la T. b. Gambiense.4 Por el 
contrario, muchas especies de animales sal-
vajes y ganado doméstico de África oriental 
son reservorios para la T. b. Rhodesiense. Se 
han producido casos de enfermedad del sueño 
de África oriental en viajeros que entraron en 
parques de caza en estas áreas para ver ani-
males salvajes grandes.5,6 La tripanosomiasis 
es también un serio problema en animales 
domésticos importados al África procedentes 
de Europa. Además, muchas especies de los 
tripanosomas relacionados con las personas 
infectadas causan enfermedades graves en el 
ganado.7,8 El genoma de Trypanosoma brucei 
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Figura 6.3. Trypanomastigote del torrente 
sanguíneo. 15 µm.
ha sido determinado.9,10
Información histórica
La enfermedad del sueño se conocía en 
Europa desde los años 1700, cuando John 
Atkins publicó sus observaciones sobre 
la enfermedad.11 En 1895, David Bruce 
describió la enfermedad y su agente causal 
mostrando que la nagana, una enfermedad 
del ganado, fue causada por tripanosomas y 
que las moscas tse tse eran los vectores.12 En 
1902, Robert Forde, que trabajaba en África 
Occidental, describió una condición clínica 
en humanos similar a la del ganado bovino 
causada por la T. b. Gambiense.13 En 1910, 
John Stephens y Harold Fantham aislaron 
y describieron la T. b. Rhodesiense de los 
casos humanos en África oriental.14 Los dos 
organismos son morfológicamente idénti-
cos. Allan Kinghorn y Warrington Yorke, en 
1912, demostraron que la T. b. Rhodesiense 
podría transmitirse de los seres humanos a los 
animales por las moscas tse tse.15 También 
concluyeron que los animales de caza, como 
el antílope de agua, el kongoni, el impala y el 
facocero, podrían servir como huéspedes para 
el tripanosoma de África oriental.
Ciclo de vida
Las características biológicas de las dos 
subespecies son muy similares. Los tripano-
somas africanos viven extracelularmente, 
tanto en el huésped mamífero como en el 
insecto.16 La forma del torrente sanguíneo 
mide de 15 a 40 μm de longitud (Fig. 6.1). 
El huésped humano adquiere el organismo 
cuando la etapa metacíclica es inyectada 
intradérmicamente por la picadura de una 
mosca tse tse infectada (figura 6.2). Los 
organismos se transforman inmediatamente 
en forma de tripomastigotes de la corriente 
sanguínea (formas largas y esbeltas) (Fig. 
6.3), y se dividen por fisión binaria en los 
espacios intersticiales en el sitio de la pica-
dura. Como resultado de los ciclos de repro-
ducción repetidos, se produce acumulación 
de desechos metabólicos y de desechos celu-
lares, lo que lleva a una necrosis extensa y a 
la formación de un chancro suave e indoloro 
en el sitio de la picadura de la mosca tse tse 
que depende de una respuesta de células T 
huésped.17 La reproducción continúa en la 
sangre, resultando en millones de nuevos tri-
pomastigotes. Durante este tiempo, se com-
portan como anaerobios, procesando glucosa. 
Los tripanosomas tienen varias inclusiones 
intracelulares; el kinetoplastmitochondrion18, 
el glucosoma19-21 y un agregado multiproteí-
nas llamado editosoma22. Uno de sus rasgos 
inusuales es que todo el ADN de la mitocon-
dria, que puede llegar a representar hasta el 
25% del ADN celular total, está localizado 
en el kinetoplast, adyacente al bolsillo flage-
lar. El ADN de kinetoplast o kDNA existe en 
dos formas; mini círculos y maxi círculos. El 
ADN del mini círculo codifica los ARN de Figura 6.2. Mosca tse tse alimentándose de sangre.
guía que dirigen la edición extensiva de tran-
scripciones de ARN después de la transcrip-
ción.23-25 El ADN del círculo máximo contiene 
secuencias que, cuando se corrigen, dirigen la 
traslación de proteínas mitocondriales.26, 27
En el huésped vertebrado, los tripanoso-
mas dependen enteramente de la glucosa para 
obtener energía y son muy aeróbicos, a pesar 
del hecho que el mitochondrion cinetoplasto 
carece completamente de citocromos. En 
cambio, el consumo de oxígeno mitocondrial 
se basa en una oxidasa alternativa que no pro-
duce ATP. El parásito desarrolla una cadena 
citocromática convencional y un ciclo TCA 
en el vector.28
La superficie del tripanosoma tiene 
numerosas proteínas de transporte asocia-
das a la membrana para obtener bases de 
ácido nucleico, glucosa y otros nutrientes de 
pequeño peso molecular.29,30,31 Estas proteínas 
esenciales están protegidas por la interferen-
cia alostérica proporcionada por las proteínas 
de la capa de la glicoproteína de superficie 
variante (GSV).32
El tripomastigote entra en el torrente san-
guíneo a través de los vasos linfáticos y se 
divide aún más, produciendo una parasitemia 
patente. El número de parásitos en la sangre 
varía con el estadio de la enfermedad y si la 
infección es con T. b. gambiense (Trypano-
somiasis de África Occidental) o T. b. Rhod-
esiense (Tripanosomiasis de África Oriental). 
Temprano en la infección con T. b. Rhode-
siense puede haber suficientes parásitos en la 
sangre que pueden ser detectados en frotis de 
sangre gruesa. Los frotis de sangre suelen ser 
negativos en todas las etapas de la infección 
con T. b. Gambiense debido a un menor nivel 
de parásitos en la sangre. En algún momento, 
los tripanosomas ingresan al sistema nervioso 
central, pero permanecen extracelulares, con 
graves consecuencias patológicas para los 
seres humanos. Algunos parásitos se trans-
forman en la forma corta y gruesa que no se 
divide, que tienen una bioquímica similar a la 
de la forma larga y esbelta y la forma quese 
encuentran en el vector de insectos.
Tanto las moscas tse tse masculinas como 
las femeninas se infectan con ingestas de 
sangre de un huésped infectado.34 Estas 
formas cortas y gruesas están pre adaptadas al 
vector, teniendo una mitocondria bien desar-
rollada con un ciclo parcial de TCA (ciclo del 
ácido tricarboxílico). La meiosis se produce 
en los parásitos inmediatamente después de 
ser ingeridos por el vector.35 Los tripanosomas 
se convierten en tripomastigotes procíclicos 
en el intestino medio de la mosca y continúan 
dividiéndose durante aproximadamente 10 
días. Aquí obtienen un sistema de citocromo 
completamente funcional y un ciclo de TCA. 
Cuando los ciclos de división se completan, 
los organismos migran a las glándulas sal-
ivales, y se transforman en epimastigotes. 
Esta forma, a su vez, se divide y se transforma 
aún más en la etapa metacíclica del tripano-
soma, y es infecciosa para los seres humanos 
y los huéspedes del reservorio. El ciclo del 
insecto tarda entre 25 y 50 días, dependiendo 
de las especies de mosca tse tse, de la cepa del 
tripanosoma y de la temperatura ambiente.34 
Si la mosca tse tse ingiere más de una cepa 
de tripanosoma, existe la posibilidad de inter-
cambio genético entre dos cepas, generando 
un aumento en la diversidad genética.36
El vector permanece infectado de por vida 
(2-3 meses para las hembras). Las moscas 
tse tse inyectan más de 40.000 tripanosomas 
metacíclicos cada vez que se alimentan. La 
Figura 6.4. Impala, uno de los muchos receptores 
para Trypanosoma brucei rhodesiense.
dosis infecciosa mínima para la mayoría de 
los huéspedes es de 300-500 organismos, 
aunque animales experimentales han sido 
infectados con un sólo organismo.
La infección también puede ser adquirida 
al comer carne cruda de un animal infectado.37 
En África oriental, este modo de transmisión 
puede ser importante para mantener el ciclo 
en algunos huéspedes del reservorio, como 
leones, guepardos, leopardos, hienas y perros 
salvajes.
Patogenia Celular y Molecular
Los tripanosomas africanos han coexis-
tido en forma equilibrada con los huéspedes 
no humanos, ya que ninguno de los animales 
silvestres nativos de África oriental parecen 
estar seriamente afectados por este parásito 
(Figura 6.4) .En contraste, los seres huma-
nos y los numerosos mamíferos introducidos 
al África, procedentes de Europa, como las 
razas de ganado no africanas, sufren todas las 
consecuencias patológicas de la infección de 
este grupo de hemoflagelados. Los tripanoso-
mas africanos han desarrollado varias estrate-
gias moleculares que les permiten evitar la 
eliminación del huésped mamífero; variando 
la antigenicidad de su capa proteica super-
ficial, la destrucción del complemento y la 
capacidad de sobrevivir en niveles elevados 
de IFN-γ.38,39 Todos los mamíferos infectados 
producen anticuerpos contra un antígeno aso-
ciado a la membrana del tripanosoma denom-
inado glicoproteína de superficie variante 
(VSG).40 Los anticuerpos IgG específicos 
destruyen todos los organismos clonales que 
comparten la misma proteína superficial (por 
ejemplo, VSG-1) por aglutinación y lisis. Sin 
embargo, unos pocos tripanosomas pueden 
producir una segunda variedad de proteína 
de superficie (por ejemplo, VSG-2), con una 
firma antigénica completamente diferente, 
además de la original. Si algunos de estos 
organismos vierten VSG-1 antes de encontrar 
anticuerpos contra él y continúan sintetizando 
exclusivamente VSG-2, escapan a la lisis y 
reemplazan a los que fueron destruidos.41,42 
Se presenta un segundo anticuerpo IgG con 
especificidad para VSG-2, matando a todos 
los parásitos VSG-2 pero seleccionando para 
los organismos VSG-3, y así sucesivamente. 
Esta batalla antígeno-anticuerpo entre el 
parásito y el huésped continúa, hasta que el 
individuo infectado es superado por agota-
miento debido al agotamiento de la glucosa y 
la acumulación de desechos metabólicos del 
parásito (Figura 6.5).
La variación antigénica depende del 
empate de ARNm codificados por genes que 
han sido reordenados, duplicados y expre-
sados en un sitio único en el genoma.43,44 En 
modelos animales experimentales, el reperto-
rio de variantes antigénicas de los tripomas-
tigotes sanguíneos es grande, en estimados 
cientos. En la enfermedad humana, el número 
máximo de VSG que se pueden producir 
permanece desconocido, aunque el genoma 
codifica alrededor de 1.000. La variación 
antigénica es una de las razones por las que el 
desarrollo de la vacuna contra este patógeno 
no ha progresado.45
Además de la variación antigénica, ciertos 
genotipos de tripanosomas tienen la capaci-
dad de sobrevivir en presencia de altos niveles 
de IFN-γ mientras que otros genotipos tienen 
la capacidad de evitar la destrucción mediada 
por el complemento.38 En algunos casos, 
los pacientes están infectados con múltiples 
Figura 6.5. Parasitemia en un paciente infectado 
con T.b. Rhodesiense. Cada pico de parasitemia 
representa una nueva variante antigénica. Las 
flechas indican los intentos de quimioterapia. En 
última instancia, el paciente murió de infección 
masiva.
genotipos que muestran múltiples mecanis-
mos de evasión inmune.46
Neuropatología
Los tripanosomas permanecen en el tor-
rente sanguíneo y en los ganglios linfáticos 
durante el período de infección, que puede 
durar de semanas a años, dependiendo de la 
subespecie del parásito y de las niveles inmu-
nológicas del individuo infectado. Todos los 
ganglios se agrandan, donde la ampliación de 
los ganglios cervicales posteriores es la más 
notable.47 Esta ampliación del ganglio lin-
fático cervical se conoce como “signo de Win-
terbottom”. La invasión del sistema nervioso 
central induce una condición letárgica que 
conduce al coma y a la muerte.48 Los organ-
ismos entran en el sistema nervioso central 
mucho antes en la infección con T. b. Rhode-
siense que con T. b. Gambiense. La reproduc-
ción del parásito en el LCR provoca lepto-
meningitis, edema cerebral y encefalopatía.49 
La inflamación irregulada es el principal cor-
relacionado patológico, con un puño perivas-
cular que consiste en infiltrados de células 
gliales, linfocitos y células plasmáticas (Fig. 
6.6). Los astrocitos son inducidos a liberar 
la prostaglandina D2 (PGD2), una molécula 
reguladora del sueño.50 Las interleucinas anti-
inflamatorias (IL-10 y TGF-β) se producen 
tempranamente en la infección, pero pierden 
su eficacia durante la fase crónica y tardía.51
Enfermedad Clínica
La enfermedad causada por las dos especies 
de tripanosomas, aunque ambas denominadas 
enfermedad del sueño africana, son muy dife-
rentes en muchos aspectos. La infección pro-
gresa rápidamente hacia la enfermedad con T. 
b. Rhodesiense, con un período de incubación
de sólo 2-3 semanas, y un desarrollo de varias
semanas. La afectación del sistema nervioso
central ocurre unas 3-4 semanas después de la
infección. En contraste, T. b. Gambiense tiene
un período de incubación de varias semanas
a meses, y puede no comprometer el cerebro
durante meses o incluso años. Los europeos
expuestos a T. b. Gambiense tienden a pre-
sentarse con un desarrollo progresivo más
rápido que indica algún grado de tolerancia
en las poblaciones africanas.52 Ambas formas
de la enfermedad del sueño se caracterizan
por dos etapas definidas. La etapa temprana,
se conoce como etapa hemolinfática y una
etapa tardía, se conoce como etapa del SNC.
Durante la etapa inicial hay fiebre intermi-
tente, malestar y dolor en las articulaciones
que probablemente se correlaciona con olas
de parasitemia. Es durante este tiempo que se
produce un agrandamiento generalizado de
los ganglios linfáticos y puede ocurrir hepa-
toesplenomegalia.53 Esta etapa temprana dura
en promedio 3 años con T. b. Gambiense y
Figura 6.6. Puño perivascular alrededor de la vena 
en el cerebro del paciente que murió de enfermedad 
del sueño.
Figura 6.7. Chancro debido a infección temprana 
con T. b. Gambiense Cortesía de la OMS.
durante meses con T. b. Rhodesiense.54Un chancro grande, indoloro (Fig. 6.7), 
que contiene los organismos que se dividen, 
suele desarrollarse en el sitio de la picadura 
dentro de 2-5 días y posteriormente se cura.17 
El chancro se describe más a menudo en T. 
b. Gambiense que en T. Rhodesiense, pero
puede haber sesgo de recuerdo basado en el
tiempo pasado hasta el diagnóstico o una dife-
rencia en la reacción en el sitio de la mosca
tse tse debido a las diferencias en la respuesta
del huésped provocado por los dos tripano-
somas. La fiebre intermitente coincide con
los organismos que entran en el torrente san-
guíneo. Algunos pacientes desarrollan erup-
ción, prurito generalizado, pérdida de peso e
hinchazón facial.55 El signo de Winterbottom
es característico pero no siempre presente.47
El Dr. Thomas Masterman Winterbottom fue
un médico y abolicionista inglés que viajó
a la colonia de la Sierra Leone Company y
pasó 4 años en África. Al regresar a Inglat-
erra para hacerse cargo de la práctica médica
de su padre, el Dr. Winterbottom publicó una
descripción de las enfermedades que había
visto, incluyendo la tripanosomiasis de África
Occidental y observó que los comerciantes
de esclavos evitaban tomar esclavos con este
hallazgo físico.
Cuando los tripanosomas invaden el 
sistema nervioso central, los pacientes exper-
imentan dolor de cabeza severo, rigidez del 
cuello, períodos de insomnio y depresión. 
Las convulsiones focales, los temblores y 
las parálisis también son comunes. Eventu-
almente caen en coma, y el paciente muere, 
usualmente de causas asociadas como neu-
monía, o sepsis.
Diagnóstico
El diagnóstico definitivo depende de la 
búsqueda de los organismos en los frotis de 
sangre de Wright o Giemsastained, los aspi-
rados de los ganglios linfáticos, el líquido 
cefalorraquídeo (LCR) o los aspirados toma-
dos en el borde de los chancros (Figura 6.3). 
Los cultivos son más sensibles que los frotis, 
ya que los frotis gruesos no detectan un gran 
porcentaje de infecciones.57 Un número de 
programas de detección en áreas endémicas 
se basan en una prueba serológica inicial real-
izada mediante una tabla de prueba de aglu-
tinación para tripanosomiasis (CATT).58,59 
Las pruebas de detección de antígenos no 
se emplean habitualmente debido a preocu-
paciones acerca de la especificidad con las 
pruebas actualmente disponibles.60 Las prue-
bas moleculares son otro enfoque que se ha 
desarrollado, pero este enfoque todavía no 
se utiliza ampliamente en las áreas endémi-
cas.61,62 Dado que los parásitos a menudo 
están presentes sólo en bajas concentracio-
nes, incluso en un paciente que se muere de 
la enfermedad, se han empleado técnicas para 
mejorar la sensibilidad del diagnóstico como 
el examen de la capa leucocitaria y el sedi-
mento por centrifugación del LCR.63
El examen del LCR es obligatorio en la 
evaluación diagnóstica de la tripanosomiasis 
y un CBC> 5 células/uL se considera indica-
tivo de la afectación del SNC.64,65 Las células 
plasmáticas grandes que contienen inclusio-
nes eosinofílicas, células Mott, son poco fre-
cuentes pero características y probablemente 
Figura 6.8. Fotografía de Landsat del continente 
africano, coloreado para demostrar la vegetación 
(en marrón). Foto, NASA.
representan células con grandes cantidades 
de IgM que no pueden secregar.66,67 La deter-
minación de la afectación del SNC es impor-
tante, ya que esto guiará la elección del trata-
miento apropiado.
La historia del viaje al área endémica, 
recordando una picadura dolorosa de la 
mosca, y la presencia de un chancro pueden 
llevar al clínico al diagnóstico. El diagnóstico 
diferencial incluye la sífilis, la leishmani-
asis y la malaria. La detección de parásitos 
de la malaria en la sangre de un paciente con 
tripanosomiasis puede darse dada la super-
posición geográfica de los dos parásitos, 
sin embargo esto no debe inducir a error al 
clínico, desviando su atención del diagnóstico 
de la tripanosomiasis.
Tratamiento
El tratamiento de la enfermedad del sueño 
depende del tipo de tripanosoma y de la etapa 
de la enfermedad.68 La determinación de la 
fase clínica de la enfermedad es crítica para 
la selección del tratamiento apropiado para la 
tripanosomiasis de África Oriental y África 
Occidental; estadio temprano o hemolin-
fático, estadio tardío o encefalítico, y de la 
especie de tripanosoma.69
Para el tratamiento de la enfermedad del 
sueño de África Occidental, la infección por 
T. brucei gambiense, la terapia actualmente 
recomendada para la infección en estadio 
temprano es con IV o IM pentamidina.70 La 
Suramina es también un tratamiento de prim-
era línea para la enfermedad del sueño de 
África Oriental Una terapia alternativa para 
la fase hemolinfática temprana con la infec-
ción con T. brucei gambiense es la suramina, 
que de igual eficacia a la pentamidina.70 La 
suramina se ha asociado con una reacción 
de hipersensibilidad, por lo que debe admin-
istrarse una dosis de prueba antes de iniciar 
el tratamiento con este agente.71 En la fase 
hemolinfática temprana, la suramina es el 
agente terapéutico preferido.72,73 La suramina
sólo puede utilizarse en las primeras etapas 
de la infección, ya que no atraviesa la barrera 
hematoencefálica.
Existe una diferencia significativamente 
mayor en las recomendaciones para el trata-
miento de la infección tardía o encefalítica 
en estadios para estos dos protozoarios. Para 
la tripanosomiasis de África occidental, se 
recomienda la infección por T. brucei gam-
biense, la terapia combinada con eflornitina y 
nifurtimox o la monoterapia con eflornitina.74 
Para la tripanosomiasis africana oriental, la 
infección por T. brucei rhodesiense, el melar-
soprol es el tratamiento de elección. Lamen-
tablemente, el melarsoprol es el único fár-
maco eficaz para el tratamiento de T. brucei 
rhodesiense con afectación del SNC, y este 
fármaco tóxico se asocia con encefalopatía 
en aproximadamente el 3% de los casos.75 La 
eflornitina, aunque una terapia eficaz para la 
fase tardía con infección por T. brucei gam-
biense, no es una terapia eficaz para la infec-
ción con T. brucei rhodesiense.76
Prevención y control
Anteriormente, los períodos de agitación 
política en diferentes partes de África resul-
taron en aumentos dramáticos en los casos 
humanos de enfermedad del sueño.77 Un 
informe de la OMS de 2005 indicó al menos 
450.000 nuevos casos en sólo ese año, mien-
tras que antes de 1995 la estimación era 
menos de 70.000.2 La acción militar y los 
disturbios civiles en el Sudán, Etiopía, Sierra 
Leona, Congo y Liberia han sido respon-
sables de la migración forzada de millones 
de personas, lo que los coloca en alto riesgo 
debido a una serie de infecciones parasitar-
ias. Los programas de control de la mosca 
tse tse también se ven comprometidos en 
estas mismas regiones debido a la inestabi-
lidad política y económica, exacerbando una 
situación ya insoluble. T. brucei gambiense 
puede no depender completamente de las 
picaduras de mosca tse tse y están emer-
giendo en reservorios humanos latentes y 
reactivación bajo estas condiciones de estrés, 
que pueden jugar un papel en los brotes.78 
Además de toda esta agitación, el VIH/SIDA 
ha complicado la imagen, añadiendo nuevas 
dimensiones al problema general del control 
de la enfermedad. Los limitados recursos de 
los países vecinos con zonas conflictivas no 
pueden mantenerse a la altura de la necesidad 
de control de vectores, debido a la gran aflu-
encia de refugiados. Las moscas tse tse y los 
mosquitos no respetan fronteras políticas y 
prosperan en ciertos ambientes perturbados.79
El trabajo con vacunas basadas en antí-
genos VSG no ha progresado, sin embargo, 
existen varias investigaciones activas para 
comprender mejor la respuesta inmune y lo 
que constituye protección contra la tripano-
somiasis.80,82 Otros antígenos proteicos, en 
particular los transportadores en la membrana 
de la bolsa flagelar y la tubulina son promet-
edores.83 Las pruebas diagnósticas, aparte de 
la microscopía, ayudarían enel diagnóstico 
temprano del paciente y los esfuerzos de 
control particularmente cuando hay números 
bajos del parásito y en infecciones latentes.
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Caler, E.; Hamlin, N. E.; Haas, B.; Bohme, U.; Hannick, L.; Aslett, M. A.; Shallom, J.; Marcello, L.; Hou,
L.; Wickstead, B.; Alsmark, U. C.; Arrowsmith, C.; Atkin, R. J.; Barron, A. J.; Bringaud, F.; Brooks, K.;
Carrington, M.; Cherevach, I.; Chillingworth, T. J.; Churcher, C.; Clark, L. N.; Corton, C. H.; Cronin, A.;
Davies, R. M.; Doggett, J.; Djikeng, A.; Feldblyum, T.; Field, M. C.; Fraser, A.; Goodhead, I.; Hance, Z.;
Harper, D.; Harris, B. R.; Hauser, H.; Hostetler, J.; Ivens, A.; Jagels, K.; Johnson, D.; Johnson, J.; Jones, K.;
Kerhornou, A. X.; Koo, H.; Larke, N.; Landfear, S.; Larkin, C.; Leech, V.; Line, A.; Lord, A.; Macleod, A.;
Mooney, P. J.; Moule, S.; Martin, D. M.; Morgan, G. W.; Mungall, K.; Norbertczak, H.; Ormond, D.; Pai, G.;
Peacock, C. S.; Peterson, J.; Quail, M. A.; Rabbinowitsch, E.; Rajandream, M. A.; Reitter, C.; Salzberg, S. L.;
Sanders, M.; Schobel, S.; Sharp, S.; Simmonds, M.; Simpson, A. J.; Tallon, L.; Turner, C. M.; Tait, A.; Tivey,
A. R.; Van Aken, S.; Walker, D.; Wanless, D.; Wang, S.; White, B.; White, O.; Whitehead, S.; Woodward, J.;
Wortman, J.; Adams, M. D.; Embley, T. M.; Gull, K.; Ullu, E.; Barry, J. D.; Fairlamb, A. H.; Opperdoes, F.;
Barrell, B. G.; Donelson, J. E.; Hall, N.; Fraser, C. M.; Melville, S. E.; El-Sayed, N. M., The genome of the
African trypanosome Trypanosoma brucei. Science 2005, 309 (5733), 416-22.

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