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Metabolismo de lípidos: oxidación de ácidos grasos y biosíntesis de lípidos. El metabolismo de los lípidos es un proceso clave en el cuerpo, ya que los lípidos desempeñan un papel importante en el almacenamiento y la obtención de energía. El metabolismo de los lípidos se divide en dos procesos interconectados: la oxidación de ácidos grasos y la biosíntesis de lípidos. La oxidación de ácidos grasos es una vía catabólica que descompone los ácidos grasos en moléculas más pequeñas, liberando energía en el proceso. Los ácidos grasos son una de las principales fuentes de energía a largo plazo en el organismo. Durante la oxidación de ácidos grasos, los ácidos grasos se descomponen en unidades más pequeñas llamadas acetil-CoA, que luego ingresan en el ciclo de Krebs y la cadena de transporte de electrones para la producción de ATP. La regulación precisa de esta vía es fundamental para mantener un suministro constante de energía. La biosíntesis de lípidos, por otro lado, es una vía anabólica que sintetiza ácidos grasos y otros lípidos a partir de precursores como la acetil-CoA y el malonil-CoA. Esta vía es fundamental para la síntesis de lípidos estructurales y de almacenamiento, como el colesterol y los triglicéridos. La regulación de la biosíntesis de lípidos es esencial para mantener un equilibrio en la composición de lípidos en el cuerpo. El metabolismo de los lípidos también se conecta con otras vías metabólicas, como el metabolismo de los carbohidratos y la síntesis de proteínas. La regulación del metabolismo de los lípidos está influenciada por hormonas como la insulina, que promueve la captación y el almacenamiento de lípidos, y el glucagón, que estimula la liberación de ácidos grasos para su oxidación. En resumen, el metabolismo de los lípidos comprende la oxidación de ácidos grasos y la biosíntesis de lípidos. Estas vías son esenciales para la obtención y regulación de la energía almacenada en forma de lípidos, así como para la síntesis de lípidos estructurales y de almacenamiento.
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