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Microbiota intestinal, prebióticos y probióticos - 217 - en la mucosa intestinal de la madre y a continuación transitar por la circulación sistémica hasta la glándu- la mamaria donde las liberarían en la leche. El hecho que la función gástrica de secreción de ácido clorhí- drico esté inmadura en el recién nacido, facilitaría la sobrevida de las bacterias lácticas aportadas por la leche materna y aumentaría la probabilidad de que puedan colonizar el TD. De esta forma la leche ma- terna puede ser considerada como un simbiótico ya que está entregando al lactante posibles probióticos (lactobacilos y bifidobacterias) y prebióticos (lactosa, oligosacáridos, nucleótidos). La presencia de estos distintos factores explica porqué las bifidobacterias son más frecuentemente dominantes en las deposi- ciones de los lactantes amamantados que en aque- llos que reciben fórmulas lácteas basadas en la le- che de vaca. Se considera que los niños alimentados con leche materna tienen una MI más homogénea que aquellos que reciben fórmulas lácteas, con recuentos más bajos de clostridios, enterococos, Klebsiella y Enterobacter y más altos de bifidobacte- rias y lactobacilos. Cabe destacar, sin embargo, que el enriquecimiento cada vez más común de las for- mulas infantiles con fructo- y/o galacto-oligosacári- dos tiende a disminuir las diferencias en la compo- sición de la MI entre los recién nacidos alimentados con leche materna o con fórmula. Mecanismos de control de la microbiota intestinal por el huésped El organismo posee diversos mecanismos destina- dos al control de la proliferación de los microorga- nismos presentes en el tubo digestivo. La acidez gástrica es uno de los más eficaces, ya que el ácido clorhídrico es un excelente bactericida. Su disminu- ción debido al consumo de fármacos, (bloqueadores de la bomba de protones o de los receptores H2 de histamina), a procedimientos quirúrgicos y al enve- jecimiento, se asocia con el sobrecrecimiento de coliformes y de otros microorganismos gram negati- vos en el estómago y el duodeno. Los pacientes con aclorhidria tienden a sufrir episodios más graves de salmonelosis o de cólera. Las sales biliares vaciadas en el lumen duodenal también ejercen un efecto bactericida. El peristaltismo es otro mecanismo de defensa importante; su alteración, que se traduce por una menor velocidad de progresión del conteni- do intestinal o incluso su estancamiento, puede ser debida a fármacos, a asas ciegas o divertículos, o a alteraciones de la inervación autónoma (como en la diabetes mellitus o la esclerodermia) y se asocia rá- pidamente con la proliferación de una MI anormal en el lumen del segmento afectado. Esto puede re- sultar en la aparición del síndrome del asa ciega, con deconjugación de las sales biliares, malabsorción de nutrientes y vitaminas y diarrea profusa. El flujo de las secreciones hidroelectrolíticas y en- zimáticas de la mucosa digestiva y de sus glándulas anexas arrastra mecánicamente bacterias y otros agentes exógenos potencialmente patógenos y fa- vorece su eliminación. La liberación de lisozima y defensinas con actividad antibiótica por las células de Paneth de la mucosa intestinal, también contri- buye a controlar la proliferación de los microorga- nismos en el fondo de las criptas. El mucus del tubo digestivo está formado principalmente por glicopro- teínas de alto peso molecular, las mucinas, que son secretadas por las células caliciformes del epitelio y forman complejos macromoleculares con los pépti- dos en forma de trébol (trefoil factors) liberados por estas mismas células. El mucus forma una capa con- tinua y viscosa adherida a la superficie de la mucosa y tiene la capacidad de ligar moléculas y de aglutinar bacterias mediante los residuos glucídicos de sus ca- denas de hidratos de carbono; además, el mucus in- hibe la adherencia de bacterias al epitelio intestinal. La misma microbiota residente representa un pode- roso mecanismo de defensa que actúa por diversos medios: ocupa nichos específicos en la superficie de la mucosa y en el lumen intestinal, compite por nu- trientes e inhibe el crecimiento de microorganismos patógenos a través de la producción de peróxido de hidrógeno, bacteriocinas, AGV y el mantenimiento de un potencial de óxido-reducción bajo. Por otra parte, existen tanto en el epitelio como en la mu- cosa subyacente, distintos tipos de células inmunes
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