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1 Fisiología gastrointestinal y nutrición (84)

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Microbiota intestinal, prebióticos y probióticos
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expresión intestinal de Fiaf (Fasting-induced adipo-
cyte factor), una hormona que es expresada en for-
ma constitutiva en la mucosa intestinal de los rato-
nes axénicos y que actúa como inhibidor circulante 
de la LPL. En consecuencia, los ratones axénicos se 
ven protegidos de la obesidad cuando son alimen-
tados con una dieta hipergrasa; además, presentan 
una tasa más elevada de oxidación de ácidos grasos 
en su músculo esquelético, capacidad que se pierde 
después de la convencionalización. Estos resulta-
dos sugieren que en el marco de la coevolución MI/
huésped, la estimulación del almacenamiento de 
energía en forma de grasa pudo haber representado 
una ventaja selectiva para el ser humano, probable-
mente en épocas ancestrales, cuando era más difícil 
conseguir alimentos y las hambrunas eran más fre-
cuentes. Por lo tanto la MI puede ser considerada 
como un nuevo aspecto del fenotipo ahorrativo del 
ser humano. 
Por otra parte, la MI de los ratones obesos ob/ob (cau-
sados por una mutación del gen de la leptina) mues-
tra un aumento de más del 50% en las concentra-
ciones de Firmicutes y una disminución correlativa 
de los Bacteroidetes en comparación con los rato-
nes con peso normal. A pesar de que las concentra-
ciones cecales de AGV sean mayores en los ratones 
obesos, la cantidad de energía excretada en sus de-
posiciones es menor, lo que indica que el proceso de 
extracción de energía a partir de los alimentos por la 
MI y su absorción son más eficientes en los obesos. 
Una explicación para este hallazgo es que el número 
de genes dedicados a la hidrólisis de polisacáridos es 
mucho mayor en la microbiota de los animales obe-
sos que en la de sus homólogos con peso normal. Es 
interesante notar que los ratones axénicos con peso 
normal que son convencionalizados con la MI de ra-
tones obesos, almacenan más grasa corporal y ga-
nan más peso que cuando son convencionalizados 
con la MI de ratones con peso normal, sugiriendo 
que se trata de una característica de la microbiota 
que es transmisible. En forma similar con lo obser-
vado en el ratón, la MI del ser humano obeso tam-
bién muestra un mayor porcentaje de Firmicutes 
y menor de Bacteroidetes; dichas alteraciones se 
normalizan a medida que los sujetos pierden peso. 
Otros estudios han confirmado la existencia de al-
teraciones de la MI en la obesidad, aunque existen 
diferencias importantes en las poblaciones bacteria-
nas involucradas, debido probablemente a las carac-
terísticas de los sujetos reclutados, su dieta o a las 
metodologías utilizadas para caracterizar la MI. 
También se ha propuesto que los cambios de la MI 
en los obesos no se deben a la obesidad per se sino 
al contenido de grasa de la dieta. Por ejemplo, se 
ha demostrado que la administración de una dieta 
hipergrasa a ratones knock out para RELM-ß (Re-
sistin-like molecule-ß), que se caracterizan por ser 
más resistentes a la obesidad, reproduce la altera-
ción de la relación Firmicutes/Bacteroidetes inde-
pendientemente del fenotipo obeso o no obeso de 
los animales. En otros estudios, la dieta hipergrasa 
aumenta las bacterias gram negativas (que sinteti-
zan lipopolisacárido [LPS]) de la MI a expensas de 
las bacterias gram positivas, además de afectar la 
función intestinal de barrera de los animales. Este 
fenómeno resulta en incrementos de la concentra-
ción plasmática de LPS generando, por lo tanto, una 
endotoxinemia metabólica. Los animales afectados 
muestran aumentos de sus concentraciones plas-
máticas y tisulares de marcadores de inflamación 
(TNF-α, IL-6, IL-1ß, MIP-1) y de estrés oxidativo, y 
desarrollan resistencia a la insulina. Gran parte de 
estas alteraciones inducidas por la dieta rica en gra-
sa son reproducidas por la infusión subcutánea cró-
nica de LPS. En forma interesante, la administración 
de prebióticos protege de estas alteraciones, proba-
blemente a través de su fermentación y de la gene-
ración de AGV capaces de estimular la liberación de 
GLP-2, una hormona digestiva con actividad trófica 
para la mucosa intestinal, por las células enteroen-
docrinas del epitelio intestinal.
Corroborando estos hallazgos, la ingesta de una co-
mida hipergrasa aumenta las concentraciones plas-
máticas de LPS en sujetos sanos, lo que contribuye 
al desarrollo de un estado inflamatorio postprandial 
y a la activación de las células endoteliales; un es-
tudio en 200 varones también ha descrito una co-
rrelación entre la endotoxinemia y el consumo de

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