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Mecanismos de control de la ingesta de alimentos - 264 - por neuronas y están en contacto con el líquido cefalorraquídeo ventricular; además, estos núcleos cerebrales poseen una débil barrera hematoence- fálica que es permeable a moléculas circulantes, a diferencia del resto del SNC que está relativamen- te aislado de las señales hormonales presentes en el plasma. Esto hace que el área postrema sea una de las regiones del cerebro que pueden detectar cambios químicos de la composición de la sangre y responden a señales humorales —típicamente pép- tidos— que no atraviesan la barrera hematoencefá- lica. El área postrema es un subnúcleo del núcleo del tracto solitario y básicamente establece las mismas conexiones axonales con el cerebro que el núcleo del tracto solitario. En otras palabras, las señales de saciedad —nerviosas y humorales— ingresan al SNC por el núcleo del tracto solitario y el área postrema y desde allí son distribuidas a los diferentes niveles del SNC que controlan la ingesta de alimentos y que, paralelamente, originan la percepción subjetiva de saciedad y probablemente también dan cuenta del placer de comer. Además de la CCK, se han descubierto otras hormo- nas liberadas en distintos niveles del tubo digestivo que por diversos mecanismos contribuyen en el cor- to plazo a la saciedad y la disminución de la ingesta. El péptido PYY, secretado por las células L a lo largo del intestino y particularmente en el colon y en me- nor medida en el íleon en proporción a las calorías ingeridas, es una importante señal de saciedad que en animales y seres humanos modula la actividad de regiones homeostáticas y corticolímbicas hedó- nicas, de modo que cuando el nivel plasmático de PYY es alto, los factores hedónicos de la comida pre- dicen de mejor forma la ingesta. En cambio, cuando PYY está bajo, la activación hipotalámica predice la ingesta (9). PYY está siendo considerado como una opción terapéutica para controlar el peso de sujetos obesos. Por su naturaleza —en cuanto a que son variables que dependen del contenido del tubo digestivo— las señales de saciedad controlan en el corto plazo la ingesta de alimento al influir negativamente sobre el tamaño de cada comida. Otras señales, más lentas y de efecto más duradero, regulan la magnitud de los depósitos de energía del organismo al afectar tanto la ingesta de comida como el gasto de energía. Figura 3. Esquema del curso temporal que siguen las señales hormonales de hambre o de saciedad antes, durante y después de una comida. Se indican solamente las señales más estudia- das, distinguiendo las señales más tempranas (CCK y amilina) de aque- llas más tardías (PYY, GLP-1 y oxinto- modulina). Figura 3Figura 3 N iv el p la sm áti co Grelina Comida Saciedad Tiempo Hambre CCK Amilina PYY GLP-1 oxintomodulina
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