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Mecanismos de control de la ingesta de alimentos - 270 - porque modula su microbiota (14). La llegada de nutrientes y/o prebióticos al colon ac- tiva el llamado “freno ileal” (15), que es un mecanis- mo que causa una disminución de la ingesta de co- mida y del apetito asociados con un enlentecimiento del vaciamiento gástrico y duodenal. Si dicho freno se activa crónicamente, como en el caso de algunos procedimientos de cirugía bariátrica (16), se produ- ce una baja del peso corporal que se acompaña de aumento de los niveles plasmáticos de PYY, de GLP-1 y de la actividad vagal. Los ácidos grasos de cadena corta, como el acetato, butirato y propionato, cuya producción aumenta en el colon por la fermentación bacteriana de prebióticos, actúan sobre receptores de FFA en las membranas celulares del epitelio del colon. Dichos receptores se expresan en las células énterocromafines L, las cuales secretan PYY, y en los adipocitos blancos que secretan leptina. Mientras que estudios en animales apoyan en general la idea que la activación de receptores de FFA produce la disminución de la ingesta de alimento y del peso corporal, los estudios en humanos han sido menos consistentes (17). Cani y colaboradores (18) estudiaron en voluntarios sanos los efectos de los prebióticos sobre la sacie- dad y sobre los niveles de hormonas intestinales. En- contraron que la administración de prebióticos por dos semanas, aumentó la fermentación bacteriana intestinal, disminuyó el apetito y mejoró las curvas postprandiales de glicemia. Esto se acompañó de au- mentos de los niveles plasmáticos de GLP-1 y de PYY, lo cual puede contribuir a explicar la disminución del apetito. Otro estudio reciente en obesos (19) a quie- nes se suplementó la dieta con oligofructosa por tres meses mostró una reducción de la ingesta calórica y del peso corporal junto con una mejoría en la tole- rancia a la glucosa. Estos cambios se asociaron con una disminución postprandial de la grelina y aumen- tos de la respuesta de PYY. Estos trabajos de corta duración son promisorios en cuanto al tratamiento y prevención de enfermeda- des metabólicas relacionadas con alteraciones de la nutrición. Sin embargo se necesitan más estudios multidisciplinarios y sistemáticos para entender los mecanismos involucrados en la compleja interacción entre el huésped, su microflora, y la dieta, de modo de usarlos para nuestro provecho y para confirmar su posible efectividad en el largo plazo (11, 17). Factores no compensados Agrupan una serie de circunstancias, muchas veces bastante inexplicables pero basadas en estudios empíricos en seres humanos en condiciones “natu- rales”, es decir, son observaciones hechas en condi- ciones de acceso libre a la comida y fuera del labora- torio (3). En este protocolo se les pide a las personas que anoten en una libreta el detalle de su consumo de alimento durante siete días consecutivos. Tienen que registrar además sus sentimientos y el contexto en que ingirieron cualquier alimento. Como alicien- te se entrega a los sujetos un completo informe nu- tricional en relación con la dieta que reportaron, lo cual los motiva a cumplir con el registro de su inges- ta. Este tipo de estudios ha identificado un número de factores no-compensados que influyen sobre la ingesta de alimentos en humanos. Factores sociales La conducta humana es afectada profundamente por influencias sociales y la ingesta de alimento no es una excepción. Ella aumenta en proporción con el número de comensales hasta casi duplicarse en promedio con siete o más personas compartiendo una comida. Incluso con un único acompañante la ingesta aumenta en cerca del 40%, especialmente si son personas cercanas (familiares y amigos). La ingesta aumenta también si alguien come junto con una persona que ingiere más alimento, lo cual ha sido demostrado experimentalmente. Este efec- to desencadenado por un “modelo” ha sido obser- vado incluso en animales.
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