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1 Fisiología gastrointestinal y nutrición (159)

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Alteraciones de la absorción de nutrientes. Enfermedad celíaca
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longado (se espera que la mucosa haya regresado a 
la normalidad), y la última, después que se ha vuelto 
a confrontar al paciente con alimentos que contie-
nen gluten (se espera que haya recurrido el aplana-
miento de las vellosidades) (26).
Veinte años después, una comisión de trabajo de la 
Sociedad Europea de Gastroenterología y Nutrición 
Pediátricas (European Society of Pediatric Gastroen-
terology and Nutrition, ESPGHAN) reconsideró estos 
criterios diagnósticos. Los dos requisitos considera-
dos necesarios para el diagnóstico siguen siendo: 
- la existencia de aplanamiento de las vellosidades 
 con hiperplasia de las criptas y anormalidades del 
 epitelio superficial, mientras el paciente consume 
 cantidades usuales de gluten;
- la remisión clínica completa después de suprimir 
 el gluten de la dieta. 
La presencia de anticuerpos circulantes del isotipo 
IgA contra la gliadina, la reticulina y/o el endomisio 
en el momento del diagnóstico y su desaparición 
con la dieta libre de gluten, añade peso al diagnósti-
co. La biopsia para verificar los resultados de la dieta 
libre de gluten en la arquitectura de la mucosa intes-
tinal se considera necesaria sólo en aquellos pacien-
tes cuya respuesta clínica a la dieta es dudosa y en 
aquéllos que estaban asintomáticos cuando se hizo 
el diagnóstico (como suele ser el caso de los pacien-
tes diagnosticados durante los exámenes de detec-
ción inicial o de rastreo, por ejemplo los parientes 
en primer grado de sujetos con enfermedad celíaca 
demostrada) (66-68). 
Salvo en circunstancias especiales, la prueba de con-
frontación con el gluten no es considerada indispen-
sable. Entre dichas circunstancias se encuentran los 
casos en los que hubo duda respecto del diagnóstico 
inicial; por ejemplo, cuando no se obtuvieron biop-
sias o cuando las muestras de tejido resultaron insu-
ficientes o atípicas para EC. En estos casos puede ser 
necesaria la confrontación diagnóstica para excluir 
otras etiologías (por ejemplo la alergia a la leche de 
vaca, el síndrome postenteritis y la giardiasis) que 
pudieran ser causas del aplanamiento de la mucosa. 
Puesto que la mayor parte de estos trastornos se pre-
sentan durante los primeros dos años de vida, la con-
frontación con el gluten se recomienda con mayor 
frecuencia para aquellos pacientes que fueron diag-
nosticados antes de cumplir dos años de edad (66). 
No es recomendable hacer la prueba de confronta-
ción con gluten muy pronto después de la primera 
biopsia. Se ha observado que los niños que han sido 
confrontados con el gluten antes de los tres años 
de edad muestran defectos del esmalte en los inci-
sivos centrales permanentes. Más aún, administrar 
gluten a niños que son celíacos repercute en su cre-
cimiento. Cuando los niños son mayores, y pueden 
cooperar con el procedimiento, es técnicamente más 
fácil obtener las muestras de mucosa del intestino 
delgado para el examen histológico. Las pruebas de 
confrontación con gluten deben ser desaconsejadas 
antes de los siete años de edad y durante el periodo 
de crecimiento rápido de la pubertad. 
Una vez que se ha decidido hacer la prueba de con-
frontación, ésta se debe realizar bajo estricta super-
visión médica. Debe ser precedida por la evaluación 
histológica de la mucosa y es necesario administrar 
una dosis estandarizada de por lo menos 10 g de 
gluten por día sin alterar los hábitos alimentarios ya 
establecidos por el régimen sin gluten. Se toma otra 
biopsia de la mucosa intestinal cuando se produce 
la recidiva clínica o, en todos los casos, tres a seis 
meses después del comienzo de la confrontación. 
Para acortar la duración de la prueba de confron-
tación con el gluten, más que los síntomas clínicos 
son los exámenes de laboratorio (anticuerpos IgA 
contra gliadina, reticulina y/o endomisio, pruebas 
de absorción y de permeabilidad) los que deben 
servir de guía a fin de establecer el momento apro-
piado para obtener la biopsia de la mucosa. Si no 
hay cambios en la arquitectura de la mucosa o éstos 
son mínimos, en ausencia de síntomas o de altera-
ciones de las pruebas de laboratorio, se debe iniciar 
un seguimiento cercano y repetir la biopsia a los dos 
años. Si el cuadro histológico no ha variado, es fun-
damental dar un seguimiento a más largo plazo, en 
la vida adulta y tomar otras biopsias si reaparecen 
los síntomas o cuando los exámenes de anticuerpos 
resultan anormales.

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