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Fisiología hepática - 315 - a 2,4mmol/l junto con una respuesta normal de la glicemia. El tratamiento se basa en la alimentación frecuente durante el día y la nutrición enteral conti- nua en la noche, para evitar la hipoglicemia y la aci- dosis láctica. Los preparados utilizados deben incluir un 60% de hidratos de carbono que no contengan galactosa o fructosa (36). La glucogenosis tipo 1b se produce por deficiencia de la actividad de la enzima translocasa microsomal, que cumple la función de transportar la G6P dentro del retículo endoplásmico (RE). Su presentación clí- nica es similar a la de tipo 1a pero habitualmente es más grave. Se caracteriza por la aparición de neu- tropenia e infecciones recurrentes debidas a una al- teración de la función leucocitaria. Su diagnóstico y tratamiento son similares a los del tipo 1a (36). La glucogenosis tipo III o enfermedad de Cori se debe a la deficiencia de la enzima desramificante amilo-α-1,6 glucosidasa (EDG) y conduce a la acu- mulación de unidades de dextrina límite que blo- quean la posterior liberación de glucosa por la fosfo- rilasa. Como la deficiencia de EDG no interfiere con el metabolismo de la G6P, los pacientes con gluco- genosis tipo III siguen teniendo un mecanismo efi- caz para la gluconeogénesis, por lo que su evolución clínica es menos grave que la de los pacientes con glucogenosis tipo I. Clínicamente predomina la es- plenomegalia sobre la hepatomegalia. Alrededor del 80% de los pacientes presenta hipoglicemia en ayu- nas con elevación del colesterol y los triglicéridos, pero más leves que en el tipo 1a y prácticamente no se observa hiperuricemia. Puede haber cetosis pero no hay aumento de ácido láctico. En general, pue- den evolucionar a una miopatía que puede causar discapacidad en los adultos. El diagnóstico se realiza con la demostración de la deficiencia enzimática en los hematíes y la presencia de oligosacáridos ricos en glucosa en orina. Estas alteraciones pueden ser variables en su intensidad por lo que se recomienda la investigación de la actividad enzimática en otros tejidos. El tratamiento es similar al del tipo 1 pero como la hipoglicemia es leve, casi no es necesaria la alimentación nocturna (37). La glucogenosis tipo IV o enfermedad de Andersen es un síndrome muy raro. Se debe al déficit de la enzima ramificante amilo α-1,4-1,6-glucosil transfe- rasa. En estos pacientes la hipoglicemia es rara y la respuesta a la sobrecarga de fructosa y galactosa es normal. En el período de la lactancia los niños afec- tados presentan hepatoesplenomegalia progresiva, hipotonía muy intensa y atrofia muscular con desa- rrollo de cirrosis hepática en relación con la acumu- lación de glucógeno, cuya estructura molecular es anormal, sin ramificaciones. Si la enfermedad no es tratada los pacientes fallecen en los primeros 2 a 3 años de vida. El diagnóstico se realiza demostrando la acumulación en los tejidos de glucógeno con es- tructura anómala, así como la deficiencia enzimática en fibroblastos y hematíes. El trasplante hepático se ha utilizado con éxito, debido a que corrige el error metabólico y permite un crecimiento normal (35). Referencias 1. Maillette de Buy Wenniger L, Beuers U. Bile salts and cholestasis. Dig Liver Dis 2010; 42: 409 - 18. 2. Hofmann AF, Eckmann L. How bile acids confer gut mucosal protection against bacteria. Proc Natl Acad Sci 2006; 103: 4333 – 4. 3. Begley M, Gahan CG, Hill C. The interaction between bacteria and bile. FEMS Microbiol Rev 2005; 29: 625–51. 4. Hofmann AF, Hagey LR. Bile acids: chemistry, pathochemistry, biology, pathobiology and the- rapeutics. Cell Mol Life Sci 2008; 65: 2461–83. 5. Hylemon PB, Zhou H, Pandak WM, et al. Bile acids as regulatory molecules. J Lipid Res 2009; 50: 1509–20. 6. Zollner G, Trauner M. Nuclear receptors as the- rapeutic targets in cholestatic liver diseases. Br J Pharmacol 2009; 156: 7–27.
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