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173 RIÑÓN E HIPERTENSIÓN Para el diagnóstico inicial, las pruebas con menor agresividad son el renograma isotópico con test de captopril y el Eco-Doppler [8]. • En el renograma se puede observar un retardo en la eliminación del radioisótopo que se exa- gera tras la administración de captopril, pero tiene escasa fiabilidad (sobre todo si existe IRC con creatinina > 2 mg/dl); además tiene el inconveniente de no detectar el lugar de la lesión si esta existe ni orientar sobre su etiolo- gía. Da información sobre la repercusión fun- cional de la estenosis, pero obliga a suspender el uso de bloqueantes del SRAA al menos una semana antes. Hoy día se utiliza poco [8]. • El Eco-Doppler valora el aumento de la ve- locidad de flujo a nivel de la estenosis y una disminución de las resistencias intrarrenales. No se afecta por el grado de función renal, pero depende mucho del observador lo cual disminuye su fiabilidad [8]. • El Angiotac y la angioresonancia son las prue- bas ideales para el diagnóstico puesto que de- finen el lugar de la lesión y tienen gran fiabi- lidad. El TAC helicoidal aporta información sobre calcificación vascular, pero precisa con- trastes, que es nefrotóxico. La angioresonan- cia magnética precisa contrastes con gadolinio que están contraindicados en IR con FG < 30 ml/min por riesgo de fibrosis nefrogénica sis- témica [8]. • La prueba confirmatoria es la arteriografía re- nal, que además de diagnóstica puede ser tera- péutica (ver más adelante). También necesita uso de contraste que puede ser nefrotóxico [8]. El diagnóstico diferencial hay que hacerlo fundamentalmente con la nefroangioesclerosis y la enfermedad ateroembólica [8]. Tratamiento: Se basa en restablecer el flujo renal. El tratamiento indicado es conservador: hipotensores -teniendo cuidado con el uso de IECA/ARA que pueden empeorar la función re- nal y no han demostrado en estudios randomiza- dos ser mejores que los otros-, hipolipemiantes y antiagregantes. Se ha comprobado que la mayor parte de las lesiones arterioscleróticas no progre- san [8]. Puede intentarse la revascularización percu- tánea con angioplastia (con o sin inserción de muelle) en casos especiales, pero ninguno de los estudios realizados ha demostrado su efectividad. De hecho, la mitad de los pacientes no se benefi- cian e incluso empeora su situación. La revascula- rización quirúrgica queda reservada al fracaso de esta o necesidad de cirugía por otras causas [8]. El enfoque más agresivo podría intentarse en [9]: – HTA resistente. – Episodios recurrentes de edema agudo de pul- món. – Progresión de la IRC sin causa aparente. – Estenosis bilateral mayor del 75 % o unilate- ral en paciente con riñón único funcionante. En ausencia de estos supuestos, por ejemplo, cuando es un hallazgo casual, no está indicada. Las posibles complicaciones de esta técnica son hema- tomas, hemorragias, pseudoaneurismas, trombosis de arteria renal, disección vascular, enfermedad ateroembólica e insuficiencia renal aguda por to- xicidad de contrates [9]. En la actualidad se están ensayando otras téc- nicas como la denervación simpática renal, las vacunas contra la angiotensina II y la electroes- timulación de receptores carotídeos. La expe- riencia con todas ellas es aún escasa y su coste es elevado [9]. 5. DISPLASIA FIBROMUSCULAR Es una causa de hipertensión renovascular (ra- ramente nefropatía isquémica) menos frecuente que la arteriosclerosis. Es más frecuente en mu- jeres jóvenes, lesión más extensa, que afecta a la zona distal de la arteria, con frecuencia bilateral y puede asociarse a ptosis renal. Suelen ser lesiones múltiples que dan a la arteria un aspecto arrosa- riado por la presencia de aneurismas después de las zonas estenosadas. Hoy en día se clasifican en unifocales (si solo hay una lesión) y multifocales. La clasificación histológica ha dejado de usarse ya que raramente se realiza cirugía [8]. Las causas de la enfermedad son desconocidas. Se han sugerido la influencia del polimorfismo rs9349379-A, in the PHACTR1 locus (6p24), el tabaquismo y las hormonas sexuales femeninas como posibles factores causales [8]. La displasia fibromuscular debe considerarse una enfermedad sistémica puesto que presen- ta con frecuencia lesiones en más de un órgano NEFROLOGÍA CAPÍTULO 11. RIÑÓN E HIPERTENSIÓN 5. DISPLASIA FIBROMUSCULAR
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