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124 ANIKA TYSZKIEWICZ Evidencia de daño de un órgano diana (Síntomas CRAB) HiperCalcemia Ca > 11 mg/dl Insuficiencia Renal FG e < 40 ml/min o Cr ≥ 2 mg/dl Anemia Hb < 100 g/l o disminución de > 20 g/l del valor normal Lesiones óseas (bone) Una o más lesiones óseas líticas en radiografía, TAC o PET-TAC Presencia de un biomarcador para malignidad (uno de ellos) • Presencia de ≥ 60% de células plasmáticas en la médula ósea • > 1 lesión focal en estudios mediante RNM • Ratio de cadenas ligeras libres séricas > 100 Tabla 1. Eventos definitorios para mieloma múltiple. Ca=Calcio, FG=Filtrado glomerular, Hb=Hemoglobina, TAC=Tomografía axial computarizada, PET=Tomografía por emisión de positrones, RMN=Resonancia magné- tica (Fuente: adaptado de [2]). Ante la sospecha de MM, por ejemplo en pacientes mayores de 50 años con fracaso renal agudo o subagudo no filiado, se debe realizar un estudio completo de sangre y orina, incluyendo hemograma, función renal, iones, β2-microglo- bulina, LDH, proteinuria y albuminuria, una electroforesis, inmunofijación y cuantificación de las cadenas ligeras libres en sangre y orina para filiar la presencia del componente monoclonal, aunque en hasta 2 % de los casos puede ser ne- gativa [7]. Según los hallazgos se debe proceder a la realización de un aspirado y biopsia de médula ósea (MO). El estudio de las células plasmáticas en MO incluye la evaluación de las alteracio- nes citogenéticas que pueden ser deleciones: del 13, del 17; translocaciones: t (4;14), t(11;14) y t(14;16), siendo de mayor riesgo de progresión t(4;14) y del 17p [7, 8]. Para el estudio de extensión tumoral se reco- miendan pruebas de imagen como el TAC, PET- TAC o la RNM. A los pacientes con proteinuria no selectiva o albuminuria y sospecha de GMSR se les debe realizar una biopsia renal para filiar la afectación y precisar el diagnóstico, aunque los pacientes no cumplan los criterios de MM [7, 8]. 2.3. Tratamiento El tratamiento está dirigido a cumplir diferen- tes objetivos. Un primer paso es la corrección de las alteraciones agudas que puedan favorecer el empeoramiento de la afectación renal, como pue- de ser la hidratación, la corrección de la hipercal- cemia e hiperuricemia y evitar o retirar fármacos nefrotóxicos. El segundo objetivo es la reducción de las proteínas monoclonales circulantes y el ter- cero la reducción de su producción. Para la eliminación de las paraproteínas circu- lantes se pueden aplicar técnicas extracorpóreas como la plasmaféresis o la diálisis con filtros es- pecíficos [5]. Para el tercer paso, la reducción de las pro- teínas monoclonales, existen diferentes esquemas de quimioterapia. Hasta un 50% de los pacientes presentan mejoría de su función renal y proteinu- ria tras el tratamiento, mejorando así su supervi- vencia. Suelen tener mayor respuesta terapéutica las lesiones tubulares que las glomerulares [6]. Los esquemas quimioterapéuticos están basa- dos en una combinación de un alquilante, como el melfalan o la ciclofosfamida, un inmunomo- dular como la talidomida o la lenalidomida, y un inhibidor del proteosoma, como el bortezomib. Otros fármacos como carfizomib, pomalidomid, panobinostat, ixazomib, elotuzumab y daratu- mumab se aplican en casos refractarios o recidi- vantes y en estudios de investigación [7]. Los pacientes se dividen en dos grupos: Grupo 1. Pacientes subsidiarios a Trasplante autólogo de células hematopoyéticas (autoTPH). Para el tratamiento de inducción existen diferentes combinaciones basadas en mel- falan, dexametasona, lenalidomida, bortezomib, ciclofosfamida, talidomida o lenalidomida. El régimen de elección suele ser bortezomib, lenali- domida y dexametasona gracias a su gran eficacia, mayor supervivencia y menores efectos adversos. El efecto adverso más frecuente del bortezomib es la neuropatía periférica. Después de la inducción se procederá al autoTPH [7].
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