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128 ANIKA TYSZKIEWICZ dexametasona y después del autoTPH se aplica un tratamiento de consolidación, habitualmente con Bortezomiba y dexametasona. Con ello se al- canza hasta un 35% de remisión completa y una supervivencia global de hasta 13 años [10, 11]. Pacientes no subsidiarios al autoTPH: El es- quema habitual es la combinación de Melfalan+- Dexametasona [12]. Otros esquemas, como una combinación de Bortezomiba+Dexametasona con o sin ciclofosfamida, presentan resultados prometedores alcanzando respuesta completa has- ta un 94% de los casos. Otras opciones terapéuti- cas son la talidomida o lenalidomida, aunque no son tratamientos de primera línea [10, 11]. En casos seleccionados, con remisión com- pleta tras el autoTPH pero persistencia de una insuficiencia renal crónica avanzada que precisan diálisis, se puede plantear el trasplante renal, aun- que a los 5 años hasta la mitad de los órganos trasplantados pierden su función y los pacientes vuelven a diálisis [11]. • Amiloidosis secundaria: El tratamien- to consiste en tratar la enfermedad de base con el tratamiento más apropiado. Por ejemplo, en las enfermedades reumáticas: antiinflamatorios potentes, como los anti-TNF-alfa (etanercept e infliximab) y otros como el metotrexate, clo- rambucilo, corticoides y antiinflamatorios no esteroideos; en la fiebre mediterránea familiar: colchicina. Se ha visto que el uso de eprodisate disminuye la velocidad de progresión de la afec- tación renal [11]. 4. MACROGLOBULINEMIA DE WALDENS- TRÖM La Macroglobulinemia de Waldenström (MW), también llamado linfoma linfoplasmo- cítico, es una patología hematológica muy rara, con una incidencia en España de 3,1 casos por millón de habitantes y año. Se define por la infil- tración de la médula ósea por células linfoplasmo- cíticas clonales superior al 10% y la producción monoclonal de un componente IgM de más de 30 g/l. La mutación más frecuente en las células linfoplasmocítas afecta al MYD88. En un 10% de los casos una GMSI precede en varios años al diagnóstico de la MW. La enfermedad afecta mayoritariamente a varones (70%) de una edad entre 55 y 65 años [15]. Se trata de una enfermedad incurable en el día de hoy, pero en muchos casos presenta una evolución clínica muy crónica y en la mayoría asintomática durante años, con una superviven- cia global de 5-10 años [16]. Su evolución clínica es de forma crónica y en la mayoría de los casos permanecen asintomá- ticos durante años. Los primeros síntomas, en hasta un 50% de los afectados, son inespecíficos como astenia o pérdida de peso. El signo más fre- cuente de las formas sintomáticas es la anemia, siendo ésta normocrómica y arregenerativa. En hasta un 20% de los pacientes puede aparecer un síndrome de hiperviscosidad causado por la producción excesiva de IgM y su gran tamaño molecular. Se manifiesta con alteraciones neuro- lógicas que pueden ir desde cefalea hasta dismi- nución del nivel de conciencia o incluso el coma lo que requiere un tratamiento de forma urgente. Es más frecuente en pacientes con unos niveles de IgM de superiores a 6000 mg/dl [15]. La afectación renal es una complicación rara y se han descrito alteraciones histológicas muy hete- rogéneas, entre ellas depósitos por IgM en la mem- brana basal glomerular, infiltración linfomatosa del parénquima renal, amiloidosis, glomerulone- fritis membranoproliferativa con hipercelularidad mesangial y proliferación endotelial masiva en las arteriolas glomerulares con depósitos intracapila- res, Rojo Congo negativos, PAS positivos y com- puestos por IgM, ocasionando una obstrucción de la luz que asemejan trombos [17-19]. Hasta en un 15% de los afectados por MW presentan crioglobulinas con sus correspondientes manifes- taciones clínicas como fenómeno de Raynaud, necrosis acra o púrpura, son menos frecuentes y en raras ocasiones produce daño renal en forma de GNMP crioglobulinémica tipo I [15]. Su diagnóstico incluye la detección de un componente monoclonal en el proteinograma sérico, en la orina y en la biopsia de médula ósea. La afectación se puede presentar de formas muy variables como proteinuria discreta, síndrome nefrótico, microhematuria o insuficiencia renal dependiendo de la lesión subyacente. En un 30- 50% se evidencia una proteinuria de Bence-Jo- nes, aunque suele ser inferior a 2 g en 24horas. En los pacientes con una insuficiencia renal no filiada y un componente IgM se debe valorar la biopsia renal para realizar un diagnóstico de cer- teza y establecer esquemas terapéuticos [15]. NEFROLOGÍA CAPÍTULO 08. NEFROPATÍA DE LAS DISPROTEINEMIAS. AMILOIDOSIS RENAL 4. MACROGLOBULINEMIA DE WALDENSTRÖM
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