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1 Nefrología y urología (262)

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JOAQUÍN-ANTONIO ÁLVAREZ GREGORI Y CARLOS GUIDO MUSSO
La importancia del tacto rectal
El médico de AP en la consulta le debe realizar 
un tacto rectal a todo paciente con sospecha de 
HBP. Es aconsejable realizarlo de manera orde-
nada y metodológica valorando tono del esfínter 
anal, paredes rectales (descartar lesiones ocupan-
tes de espacio) y posteriormente la glándula pros-
tática, valorando tamaño, forma, consistencia, 
superficie (regular/irregular) y sensibilidad. Una 
próstata normal debe ser de consistencia elástica, 
no dolorosa, de un volumen aproximado de 40 
grs. (castaña), redondeada y simétrica con un sur-
co medio y dos lóbulos laterales [12, 13].
La OMS recomienda la realización de una 
analítica de orina y urocultivo para descartar pa-
tología infecciosa, hematuria y proteinuria, analí-
tica de sangre con función renal (creatinina, urea) 
y la determinación del PSA. El PSA (antígeno 
prostático específico) es el marcador tumoral más 
útil para el diagnóstico diferencial de la HBP y el 
carcinoma de próstata. Los valores normales del 
PSA se encuentran entre 0-4 ng/ml y sus valores 
pueden estar aumentados en la HBP, prostatitis, 
masaje prostático y carcinoma de próstata. Un 
valor de PSA mayor de 10 ng/ml se considera pa-
tológico y en aproximadamente un 50% de los 
casos se diagnostica de cáncer prostático median-
te biopsia [12, 13].
Los criterios de derivación a Urología son los 
siguientes [12, 13]
• Puntuación en IPSS severa (>20).
• Tacto rectal anormal.
• Retención aguda de orina (RA0) con sospecha 
de HBP.
• Hematuria.
• Insuficiencia renal.
• ITUs recurrentes.
• PSA >10 ng/ml o incremento anual > 0,75 
ng/ml.
• Mala respuesta al tratamiento.
El MAP aconsejará a todos los pacientes con 
HBP una serie de medidas con el objetivo de 
disminuir la congestión pelviana (evitar seden-
tarismo, evitar comidas copiosas, alcohol, anti-
colinérgicos, etc.). En pacientes con síntomas 
leves, tacto rectal normal y sin complicaciones se 
recomienda comenzar tratamiento con fitotera-
pia. A los pacientes sin complicaciones, pero con 
síntomas moderados, la OMS recomienda Alfa 
1 bloqueantes de larga duración tales como la 
tamsulosina, doxazosina o terazosina (también 
son útiles los Alfa bloqueantes selectivos tales 
como la prazosina o alfusocina), a los que se pue-
de añadir inhibidores 5-Alfa-reductasa como se-
gunda línea de tratamiento. En caso de síntomas 
graves ya hemos dicho que el paciente debe ser 
derivado a Urología [11].
El MAP debe reevaluar anualmente al pacien-
te con HBP realizando tacto rectal, analítica de 
sangre con PSA, análisis de orina y cuestionario 
IPSS. En caso de empeoramiento, variación del 
PSA o fracaso de las medidas terapéuticas, debe-
rá remitir al paciente a consulta de urología para 
ampliar estudio [11].
4.5. Litiasis y cólico nefrítico
La litiasis renal es una enfermedad que, como 
su propio nombre indica, se debe a la presencia 
de cálculos en el aparato urinario superior. Su 
forma de presentación más frecuente es el cólico 
nefrítico. En los países desarrollados las prevalen-
cia de la litiasis renal oscila entre el 1 y el 10% y 
la mayoría de ellos son de oxalato cálcico. En la 
mayoría de las crisis renoureterales no se identifi-
ca la causa ni enfermedad de base [11].
El cólico nefrítico debuta de manera brusca, 
en muchas ocasiones al amanecer, como un dolor 
agudo unilateral irradiado desde fosa renal a zona 
genital, que no mejora con el reposo, frecuente-
mente acompañado de cortejo vegetativo (náuseas, 
vómitos, palidez, sudoración) y de clínica miccio-
nal (polaquiuria, disuria y tenesmo). En centros 
de Atención Primaria y Puntos de Atención Con-
tinuada se debe disponer de tira reactiva de leuco-
citoesterasa, la presencia de hematuria junto con la 
clínica confirma el diagnóstico de cólico nefrítico 
y es suficiente para comenzar el tratamiento, éste 
debe centrarse en la hidratación del paciente (si 
es posible conseguir acceso venoso para suerotera-
pia), analgesia con AINEs o metamizol IM o IV y 
antieméticos si asocia vómitos [11].
Se recomienda derivar al hospital cuando [11]:
• La analgesia con AINES no ha hecho efecto 
en un tiempo prudencial (4-6 horas), por ries-
go de afectación de la función renal debido a 
la obstrucción persistente.
• Náuseas y/o vómitos refractarios al tratamiento.
• Fiebre, signos o síntomas de infección o anuria.
• Enfermedades debilitantes.

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