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Arritmias específicas

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Arritmias específicas: 
diagnóstico y tratamiento
37
Jeffrey E. Olgin y Douglas P. Zipes
Ritmo sinusal normal, 748 
Taquiarritmias, 748
Alteraciones del ritm o supraventricular, 748 
Trastornos del ritm o ventricular, 771
Bradiarritmias, 790 Bibliografía, 797
Bloqueo auriculoventricular 
(b loqueo cardíaco), 792 
Disociación auriculoventricular, 797
RITMO SINUSAL NORMAL
El ritmo sinusal normal se delimita arbitrariamente a la formación 
de los impulsos en el nódulo sinusal con una frecuencia entre 60 y 
100 latidos/min. Las frecuencias cardíacas de los bebés y de los niños 
suelen ser más rápidas que las de los adultos, tanto en reposo como duran­
te el ejercicio. La onda P suele ser positiva en las derivaciones electrocar- 
diográficas I, II y aVF y negativa en la derivación aVR, con un vector en 
el plano frontal situado entre 0 y +90°. En el plano horizontal, el vector P 
se dirige hacia adelante y ligeramente a la izquierda y, por consiguiente, 
puede resultar negativo en las derivaciones Va yV2, pero positivo de V3 aV6. 
El intervalo PR excede de 120 ms y oscila ligeramente con la frecuencia. 
Si se desvía el lugar que marca el ritmo del corazón (lugar de origen del 
impulso), puede cambiar la forma de la onda P. La frecuencia del ritmo 
sinusal varía significativamente y depende de muchos factores, como la 
edad, el sexo y la actividad física.
La frecuencia de descarga del nódulo sinusal responde de inmediato 
a los estímulos vegetativos. La estimulación vagal continua reduce la 
frecuencia espontánea de descarga del nódulo sinusal y predomina sobre 
la estimulación simpática continua que acelera la frecuencia espontánea 
de descarga del nódulo.
Las frecuencias inferiores a 60 latidos/min se consideran bradicardia 
y las superiores a 100 latidos/min, taquicardia. Como se describe en 
el c a p ítu lo 33, la secuencia normal de activación eléctrica del corazón 
parte del nódulo sinusal, sigue por las aurículas hasta el nódulo auri­
culoventricular (AV) y el sistema de H is-Purkinje, para terminar en el 
miocardio ventricular. Las arritmias que determ inan bradicardia o 
taquicardia pueden imaginarse como trastornos específicos de cada 
uno de estos componentes. En este capítulo, las taquiarritmias y bra­
diarritmias específicas que se describen como trastornos de esta jerar­
quía electrofisiológica (EF), así como sus características, se resumen 
en la ta b la 37-1.
TAQUIARRITMIAS
Las taquiarritmias se caracterizan, a grandes rasgos, como taquicar­
dias supraventriculares (TSV), definidas como aquellas taquicardias 
en las que el circuito o foco de estimulación se origina, al menos en 
parte, en el tejido situado por encima del ventrículo (es decir, nódulo 
sinusal, aurícula, nódulo AV o haz de His), o taquicardias ventricu­
lares (TV), definidas como aquellas en las que el circuito o foco de 
estimulación se origina únicamente en el tejido ventricular o en las 
fibras de Purkinje. Ante las diferencias pronosticas y terapéuticas, 
es imprescindible separar pronto una TSV de una TV para proceder 
al tratam iento inm ediato.1 En general (con la excepción de la TV 
idiopática, descrita antes), la TV tiene a menudo un pronóstico mucho 
más grave, habitualm ente implica la presencia de una cardiopatía 
significativa, da lugar a una alteración hemodinámica más profunda y, 
por lo tanto, exige una atención y medidas inmediatas para revertiría a 
un ritmo sinusal. Por otro lado, la TSV no suele ocasionar la muerte ni 
producir colapso hemodinámico y, por esta razón, se pueden aplicar, 
al principio, medidas más conservadoras para la conversión al ritmo 
sinusal.2'3
La distinción entre una TSV y una TV se establece generalmente por 
el electrocardiograma (ECG) obtenido durante la taquicardia. Hay que
registrar, si es posible, un ECG de 12 derivaciones durante la taqui­
cardia (v. c a p ítu lo 34)4 y obtener tiras de ritmo de 12 derivaciones 
(o, por lo menos, de varias) durante cualquier intervención destinada a 
abortar la taquicardia, porque revisar el final (y el inicio) puede ayudar 
a identificar la arritmia específica.3 En general, si el QRS es estrecho 
(duración m enor de 120 s, lo que a menudo se llam a taquicardias 
de complejo estrecho), el ventrículo se activa a través del sistema de 
H is-Purkinje normal, y de este modo el origen de la taquicardia es 
supraventricular (fig. 37-1). En cambio, así como un complejo QRS 
ancho (duración superior a 120 ms) durante la taquicardia indica una 
taquicardia ventricular, existen situaciones com unes en las que 
una TSV puede dar un complejo QRS ancho; de aquí que, a menudo, se 
em plee un térm ino más descriptivo, taqu icardia con complejo ancho 
(TCA), cuando no se puede determinar el m ecanismo preciso de la 
arritmia. Por ejemplo, una TSV con un bloqueo de rama o un trastorno 
de conducción intraventricular asociados puede dar una taquicardia 
con complejo ancho, pese a su origen supraventricular. Además, las 
taquicardias con preexcitación (taquicardias en las que el ventrículo se 
activa íntegra o parcialmente a través de una vía accesoria) originan 
complejos QRS anchos, a pesar de su origen supraventricular. Por eso, 
aunque una taquicardia de complejo estrecho casi siempre establezca 
el diagnóstico de TSV, la taquicardia de complejo ancho puede ser 
supraventricular o ventricular. La presencia de latidos de fusión o de 
captura, o de disociación AV resulta diagnóstica de TV (se expone más 
adelante en «Taquicardia ventricular; reconocimiento electrocardio- 
gráfico»), pero a menudo no se encuentran presentes o son difíciles 
de detectar. Se han elaborado criterios y algoritmos para determinar si 
es más probable que la TCA sea una TSV o una TV (v. «Diferenciación 
entre taquicardia ventricular y supraventricular», más adelante).4 Los 
principios generales subyacentes tras estos algoritmos se basan en la 
suposición de que, cuanto más parecida sea la morfología del QRS a 
un bloqueo de rama característico, mayor es la probabilidad de que sea 
una TSV, y se supone que el tabique sigue activándose rápidamente 
todavía en una TCA causada por una TSV.
ALTERACIONES DEL RITMO SUPRAVENTRICULAR 
Taquicardia sinusal
R e co n o c im ie n to e lec troca rd iog rá fico
Durante la taquicardia sinusal (fig . 37-2), el nódulo sinusal exhibe una 
frecuencia de descarga de entre 100 y 180 latidos/min, pero puede superar 
esta cifra con un ejercicio agotador o en personas jóvenes. La frecuencia 
cardíaca máxima alcanzada durante una actividad física extenuante varía 
mucho, pero disminuye con la edad. La taquicardia sinusal suele comenzar 
y terminar de modo gradual. El intervalo P-P puede variar discretamente 
de un ciclo a otro, sobre todo con las frecuencias más bajas. Las ondas P 
poseen un contorno normal, pero pueden mostrar una amplitud mayor 
y la onda se hace a veces picuda. Aparecen antes de cada complejo QRS 
con un intervalo PR estable, a menos que se instaure un bloqueo AV 
concomitante.
En general, la despolarización diastólica acelerada de la fase 4 de las 
células del nódulo sinusal (v. ca p ítu lo 33) es responsable de la taquicardia 
sinusal y suele obedecer a un aumento del tono adrenérgico y/o a una 
retirada del tono parasimpático. El masaje carotídeo y las maniobras de
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748
2016. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos
T A B LA 37-1 Características de las arritmias*
O N DAS P COMPLEJOS QRS RESPUESTA EXPLORACIÓN FÍSICA
TIPO 
DE ARRITMIA
Frecuencia
(latidos/
min) Ritmo Contorno
Frecuencia
(latidos/
min) Ritmo Contorno
VENTRICULAR 
AL MASAJE 
CAROTÍDEO
Intensidad 
de S.,
Desdoblam iento
de S2 Ondas A Tratamiento
Ritmo sinusal 60-100 Regular1 Normal 60-100 Regular Normal Enlentecimiento 
gradual y retorno 
a la frecuencia 
anterior
Constante Normal Normal Ninguno
Bradicardia
sinusal
<60 Regular Normal <60 Regular Normal Enlentecimiento 
gradual y retorno 
a la frecuencia 
anterior
Constante Normal Normal Ninguno, a menosque 
resulte sintomático; 
atropina
Taquicardia
sinusal
100-180 Regular A veces picudo 100-180 Regular Normal Enlentecimiento 
gradual* y retorno 
a la frecuencia 
anterior
Constante Normal Normal Ninguno, a menos que 
resulte sintomático; 
tratar la enfermedad 
de base
Reentrada en el 
nódulo AV
150-250 Muy regular, 
salvo al 
comienzo y al 
final
Retrógrado; 
difícil de ver; 
desaparecido 
en el
complejo QRS
150-250 Muy regular, 
salvo al 
comienzo y al 
final
Normal Enlentecimiento 
brusco motivado 
por la terminación 
de la taquicardia, 
o ningún efecto
Constante Normal Ondas a 
constantes 
en cañón
Estimulación vagal, 
adenosina, 
verapamilo, digital, 
propranolol, descarga 
CC, estimulación
Aleteo auricular 250-350 Regular En dientes de 
sierra
75-175 En general, 
regular en 
ausencia de 
fármacos o de 
enfermedades
Normal Enlentecimiento 
brusco y retorno 
a la frecuencia 
anterior; el aleteo 
permanece
Constante; 
variable si 
cambia el 
bloqueo AV
Normal Ondas de 
aleteo
Descarga CC, 
digital, quinidina, 
propranolol, 
verapamilo, 
adenosina
Fibrilación
auricular
400-600 Llamativamente
irregular
Ondulación 
basal, 
ninguna 
onda P
100-160 Llamativamente
irregular
Normal Enlentecimiento; 
la irregularidad 
llamativa persiste
Variable Normal Ninguna 
onda a
Digital, quinidina, 
descarga CC, 
verapamilo, 
adenosina
Taquicardia 
auricular con 
bloqueo
150-250 Regular; puede 
ser irregular
Anormal 75-200 En general, 
regular en 
ausencia de 
fármacos o de 
enfermedades
Normal Enlentecimiento 
brusco y retorno 
a la frecuencia 
anterior; la 
taquicardia 
permanece
Constante; 
variable si 
cambia el 
bloqueo AV
Normal Más ondas a 
que c-v
Suspender la digital en 
caso de intoxicación; 
administrar digital si 
no hay intoxicación; 
posiblemente, 
verapamilo
Ritmo de la 
unión AV
40-100§ Regular Normal 40-60 Bastante regular Normal Ninguno; puede 
haber ligero 
enlentecimiento
Variable11 Normal Ondas 
intermitentes 
en cañón
Ninguno, a menos que 
resulte sintomático; 
atropina
Taquicardias
con
reentrada por 
vía accesoria 
(WPW)
150-250 Muy regular, 
salvo al 
comienzo y al 
final
Retrógrado; 
difícil de ver; 
monitorizar 
el complejo 
QRS
150-250 Muy regular, 
salvo al 
comienzo y al 
final
Normal Enlentecimiento 
brusco motivado 
por la terminación 
de la taquicardia, 
o ningún efecto
Constante
pero
reducido
Normal Ondas 
constantes 
en cañón
Véase reentrada en 
el nódulo AV más 
arriba
Taquicardia no 
paroxística de 
la unión AV
60-10011 Regular Normal 70-130 Bastante regular Normal Ninguno; puede 
haber ligero 
enlentecimiento
Variable11 Normal Ondas 
intermitentes 
en cañón11
Ninguno, a menos que 
resulte sintomático; 
suspender la 
digital en caso de
(Continúa)
o }U 3 im e }e .j} A o 3 ! i s o u 6 e ¡p :s e 3 !¿ p a d s a s e i i u i m v
A r r it m ia s , m u er te sú b it a y s ín c o p e I
T A B LA 37-1 Características de las arritmias* (cont.)
O N DAS P COMPLEJOS QRS RESPUESTA EXPLORACIÓN FÍSICA
TIPO 
DE ARRITMIA
Frecuencia
(latidos/
min) Ritmo Contorno
Frecuencia
(latidos/
min) Ritmo Contomo
VENTRICULAR 
AL M ASAJE 
CAROTÍDEO
Intensidad 
de S,
Desdoblam iento
de S2 Ondas A Tratamiento
Taquicardia
ventricular
60-100" Regular Normal 110-250 Bastante regular; 
a veces 
irregular
Anormal, 
> 0 , 1 2 s
Ninguno Variable" Anormal Ondas 
intermitentes 
en cañón"
Lidocaína, 
procainamida, 
descarga CC, 
quinidina, 
amiodarona
Ritmo
idioventricular
acelerado
60-100" Regular Normal 50-110 Bastante regular; 
a veces 
irregular
Anormal, 
> 0 , 1 2 s
Ninguno Variable" Anormal Ondas 
intermitentes 
en cañón"
Ninguno, a menos que 
resulte sintomático; 
lidocaína, atropina
Aleteo
ventricular
60-100" Regular Normal; difícil 
de ver
150-300 Regular Onda
sinusoidal
Ninguno Suave o 
ausente
Suave o ausente Ondas en 
cañón
Descarga CC
Fibrilación
ventricular
60-100" Regular Normal; difícil 
de ver
400-600 Llamativamente
irregular
Ondulación
basal;
ningún
complejo
QRS
Ninguno Ninguno Ninguno Ondas en 
cañón
Descarga CC
Bloqueo AV de 
primer grado
60-10011 Regular Normal 60-100 Regular Normal Enlentecimiento 
gradual causado 
por el seno
Constante,
disminuido
Normal Normal Ninguno
Bloqueo AV 
de segundo 
grado de 
tipo I
60-10011 Regular Normal 30-100 Irregular** Normal Enlentecimiento 
causado por 
la lentificación 
sinusal y aumento 
del bloqueo AV
Descenso 
cíclico 
y luego 
aumento 
después de 
pausa
Normal Normal; 
intervalo a-c 
creciente; 
ondas a sin 
ondas c
Ninguno, salvo que 
resulte sintomático; 
atropina
Bloqueo AV 
de segundo 
grado de 
tipo II
60-10011 Regular Normal 30-100 Irregular11 Anormal, 
> 0 , 1 2 s
Enlentecimiento 
gradual 
causado por 
la lentificación 
sinusal
Constante Anormal Normal, 
intervalo a-c 
constante; 
ondas a
Marcapasos
Bloqueo AV 
completo
60-100" Regular Normal <40 Bastante regular Anormal, 
0 , 1 2 s
Ninguno Variable11 Anormal Ondas 
intermitentes 
en cañón11
Marcapasos
Bloqueo de 
rama derecha
60-100 Regular Normal 60-100 Regular Anormal, 
> 0 , 1 2 s
Enlentecimiento 
gradual y retorno 
a la frecuencia 
anterior
Constante Ancho Normal Ninguno
Bloqueo 
de rama 
izquierda
60-100 Regular Normal 60-100 Regular Anormal, 
> 0 , 1 2 s
Enlentecimiento 
gradual y retorno 
a la frecuencia 
anterior
Constante Paradójico Normal Ninguno
*En el afán por resumir estas arritmias en forma tabular se han efectuado generalizaciones. Así, la respuesta al masaje carotídeo puede diferir ligeramente de la señalada. El tratamiento agudo para abortar la taquicardia puede diferir del 
tratamiento crónico para prevenir la recurrencia. Algunas de las excepciones se indican en las notas al pie; se remite al lector al texto, donde se ofrece una exposición completa. 
fLas ondas P iniciadas por la descarga del nódulo sinusal pueden no ser precisamente regulares por la arritmia sinusal.
*A menudo, el masaje del seno carotídeo no frena una taquicardia sinusal.
5Toda arritmia auricular independiente puede salir por vía retrógrada o la aurícula captar por esta vía.
"Constante si las aurículas captan retrógradamente.
^El ritmo y la frecuencia auriculares pueden variar según que el mecanismo auricular sea una bradicardia sinusal, taquicardia sinusal u otra anomalía.
"Regular o constante si el bloqueo no varía.
AV, auriculoventricular; CC, corriente continua; WPW, Wolff-Parkinson-White.
Modificado de Zipes DP: Arrhythmias. In Andreoli K, Zipes DP, Wallace AG, et al (eds): Comprehensive Cardiac Care. 6th ed. St. Louis, CV Mosby, 1987.
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o.
La taquicardia sinusal de los pacientes con cardiopatía 
estructural puede reducir el gasto cardíaco o causar angi­
na o precipitar otra arritmia, en parte relacionada con 
el tiempo abreviado de llenado ventricular y el menor 
flujo sanguíneo coronario. Una taquicardia sinusal puede 
ser causa de una descarga inapropiada del desfibrila- 
dor de los pacientes con un desfibrilador autom ático 
implantable (DAI; v. capítulo 36). La taquicardia sinusal 
inapropiada y crónica (también conocida como síndrome 
de taquicardia sinusal inapropiada) está descrita entre 
personas por lo demás sanas, y se debe posiblemente al 
mayor automatismo del nódulo sinusal o a un foco auri­
cular automático cerca de él.6 La anomalía puede deberse 
a un defecto en el control nervioso simpático o vagal del 
automatismo sinoauricular (SA) o a una anomalía de la 
frecuencia cardíaca intrínseca. El síndrome de taquicar­
dia ortostática postural es un síndrome relacionado con 
la hipotensión ortostática y la taquicardia sinusal, en 
el que la hipovolemia o los fármacos no representan la 
causa del descenso ortostático en la presión arterial. Los 
dos síndromes pueden deberse a una neuropatía autó­
nom a (ya periférica, como la diabética, ya central, por 
ejemplo por lesión medular). La reentrada en el nódulo 
sinusal ( fig . e 3 7 -l) da una taquicardia auricular que 
se origina en el tejidopróximo al nódulo sinusal y, por 
eso, muestra una onda P con morfología similar al ritmo 
sinusal.
FIGURA 37-1 Algoritmo para el diagnóstico de la taquicardia con complejo QRS normal. PTRUAV, 
forma permanente de taquicardia recíproca de la unión AV; TAM, taquicardia auricular multifocal; TRAV, 
taquicardia reentrante auriculoventricular; TRNAV, taquicardia reentrante en el nódulo auriculoven­
tricular. (Tomado de Blomstrom-Lundqvist C, Scheinman MM, Aliot EM, et al: ACC/AHA/ESC guidelines 
for the management o f patients with supraventricular arrhythmias—executive summary: A report o f 
the American College o f Cardiology/American Heart Association Task Force on Practice Guidelines 
and the European Society o f Cardiology Committee for Practice Guidelines [Writing Committee to 
Develop Guidelines for the Management o f Patients With Supraventricular Arrhythmias], Circulation 
108:1871, 2003.)
Valsalva u otras de tipo vagal frenan gradualmente la taquicardia sinu­
sal, que puede después acelerarse hasta la frecuencia previa si cesa la 
hipertonía vagal. Las frecuencias sinusales más rápidas no siempre se 
frenan con una maniobra vagal, sobre todo las estimuladas por un tono 
adrenérgico alto.
M a n ife sta c io n e s clín icas
La taquicardia sinusal es frecuente en la lactancia y primera infancia 
y constituye una reacción normal a distintos esfuerzos fisiológicos o 
fisiopatológicos, como fiebre, hipotensión, tirotoxicosis, anemia, ansie­
dad, esfuerzo, hipovolemia, embolias pulmonares, isquemia miocárdica, 
insuficiencia cardíaca congestiva o shock. Los fármacos como la atropina, 
catecolaminas y medicación tiroidea, así como el alcohol, la nicotina, la 
cafeína y las anfetaminas u otros estimulantes pueden ocasionar taqui­
cardia sinusal. La taquicardia sinusal persistente representa, a veces, una 
manifestación de la insuficiencia cardíaca.
FIGURA 37-2 Taquicardia sinusal (150 latidos/min) de un paciente durante una isquemia miocárdica aguda; obsérvese 
el descenso del segmento ST. Las puntas de flecha indican las ondas P.
T ratam ien to
El tratamiento debe dirigirse a la causa de la taquicardia 
sinusal. Esta suele resultar evidente (p. ej., hemorragia, 
sepsis, agitación) en el entorno hospitalario, mientras 
que en el medio ambulatorio, la causa es más difícil de 
conocer. Las causas reversibles más frecuentes son el 
hipertiroidismo, la anemia, la infección o la inflamación 
y la hipovolemia. La neuropatía diabética es tam bién 
frecuente pero no reversible. Puede ser útil eliminar el 
tabaco, el alcohol, la cafeína u otros estimulantes, como los 
fármacos simpaticomiméticos en gotas nasales y antigri­
pales. Los p-bloqueantes y los antagonistas del calcio no 
dihidropiridínicos (verapamilo y diltiacem), la reposición 
de líquidos en un paciente hipovolémico y la disminu­
ción de la fiebre en un paciente febril pueden ayudar a 
enlentecer la frecuencia de descarga del nódulo sinusal. El 
tratamiento de la taquicardia sinusal inapropiada se basa 
en p-bloqueantes o en antagonistas del calcio, solos o combinados. En 
casos graves puede estar indicada la ablación con radiofrecuencia (RF) o 
quirúrgica del nódulo sinusal; sin embargo, estas medidas suelen paliar 
el problema solo de forma pasajera (v. capítu lo 35). Un bloqueante 
específico de la corriente de marcapasos (If), la ivabradina, ha sido útil 
en algunos pacientes con una taquicardia sinusal inadecuada o resis­
tente al tratamiento.
Extrasístoles auriculares
Las extrasístoles constituyen una de las causas más habituales de la irre­
gularidad del pulso y de las palpitaciones. Pueden provenir de cualquier 
región del corazón -lo s ventrículos, menos la mayoría de las veces, las 
aurículas y de la unión auriculoventricular, y rara vez el nódulo sinusal-. 
Las extrasístoles se originan a menudo en corazones normales y aumen­
tan de frecuencia con la edad.
R e co n oc im ie n to 
e le c troca rd iog rá fico
El diagnóstico de las extrasístoles auri­
culares (EA) (fig. 37-3) se establece por 
la presencia en el ECG de una onda P 
prematura con un intervalo PR superior 
a 120 ms (excepto en el síndrome de 
Wolff-Parkinson-White [WPW], en cuyo 
caso el intervalo PR suele ser menor de 
120 ms). Aunque el contorno de una 
onda P prematura remede el de la onda 
P sinusal normal, en general difiere. Las 751
A
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\|--'vj--''-1— WN̂,>̂V-l--- 3—
sinusal básico,
FIGURA 37-3 A. Extrasístoles auriculares (EA) que bloquean totalmente la conducción o que conducen con un bloqueo 
funcional de rama derecha o izquierda. Dependiendo de la duración del ciclo precedente y del intervalo de acoplamiento 
de la EA, esta última bloquea totalmente la conducción del nódulo auriculoventricular (AV) (punta de flecha T) o conduce 
con un bloqueo funcional de rama izquierda (punta de flecha i ) o derecha (punta de flecha ->). B. La EA de la izquierda 
(punta de flecha) inicia la reentrada en el nódulo AV motivada por una reentrada anterógrada y retrógrada a través de dos 
vías lentas del nódulo AV, con una onda P retrógrada registrada a mitad del ciclo cardíaco. La EA de la derecha (punta de 
flecha) inicia la reentrada en el nódulo AV como consecuencia de la conducción anterógrada por la vía lenta y la conducción 
retrógrada por la vía rápida (v. fig. 37-8A), que determina una onda P retrógrada en la porción terminal del complejo QRS 
que estimula una onda r’. C y D. Una EA {punta de flecha i ) Inicia una corta salva de aleteo auricular (C) y otra EA (punta 
de flecha t ) retrasa el retorno de la siguiente descarga del nódulo sinusal (D). La EA posterior (punta de flecha i ) de D no 
reduce el automatismo del nódulo sinusal. B-D. Derivaciones del monitor.
variaciones en la frecuencia sinusal basal dificultan en ocasiones el 
diagnóstico de la prematuridad, pero las diferencias en el contorno de 
la onda P suelen verse y denotan un foco originario diferente. Cuando 
ocurre una EA al principio de la diástole, la conducción puede no ser 
totalm ente normal. Es posible que la unión AV continúe refractaria 
por el latido precedente y no propague el impulso (EA bloqueada o no 
conducida; v. fig. 37-3A) o determine una conducción lenta (EA con 
prolongación del intervalo PR). Como norma, el intervalo RP se rela­
ciona inversamente con el intervalo PR; así pues, un intervalo RP corto 
producido poruña EA prematura, cercana al complejo QRS precedente, 
se sigue de un intervalo PR largo. Cuando las EA ocurren al inicio del 
ciclo cardíaco, las ondas P prematuras son difíciles de discernir, porque 
se superponen a las ondas T. El examen minucioso de los trazados de 
varias derivaciones es importante para reconocer la EA como una ligera 
deformidad de la ondaT. Muchas veces, estas EA son bloqueadas antes 
de alcanzar el ventrículo y se pueden interpretar erróneamente como 
una pausa sinusal o un bloqueo de salida sinusal (v. fig. 37-3A).
La duración de la pausa después de cualquier extrasístole o serie de EA 
depende de la interacción de varios factores. Si la EA sucede cuando 
el nódulo sinusal y el tejido perinodular no se encuentran refractarios, el
impulso es conducido hasta el nódulo sinu­
sal, se descarga prematuramente y hace 
que a partir de ese momento comience el 
siguiente ciclo sinusal. El intervalo entre dos 
ondas P normales, que flanquean una EA 
que ha reajustado la cronología del ritm o 
sinusal básico, es menor que el doble del 
intervalo P-P normal, y la pausa que sigue 
a la EA se denomina «no compensatoria» 
(v. f ig . 37-3E, F). El reajuste (pausa no 
compensatoria) sucede cuando el intervalo 
A ,-A 2 más el intervalo A2-A3 es menor que 
el doble del intervalo A ,-A 2 y el intervalo 
A 2-A3 es mayor que el intervalo A ^ A ,. El 
intervalo entre la EA (A2) y la onda P sinusal 
siguiente (A3) excede de un ciclo sinusal, 
pero es menor que el íntegramentecom­
pensatorio (v. más adelante), porque el 
intervalo A2-A3 se prolonga por el tiempo 
que tarda el impulso ectópico auricular en 
conducirse hasta el nódulo sinusal y des­
polarizarlo y, por ú ltimo, por el que nece­
sita el impulso auricular en retornar hasta 
la aurícula. Estos factores alargan el ciclo 
de retorno -es decir, el intervalo entre la 
EA (A2) y la siguiente onda P iniciada por 
el nódulo sinusal (A3) (v. fig. 37-3E, F)-. La 
descarga prematura del nódulo sinusal por 
una EA temprana puede reducir temporal­
mente la actividad automática del nódulo 
sinusal y hacer que este lata más despacio 
al principio (v. fig . 37-3D). Con frecuencia, 
cuando esto ocurre, el intervalo entre A3 y 
la siguiente onda de in icio sinusal excede 
del intervalo A rA ^
En menos ocasiones, la EA encuentra 
un nódulo sinusal o tejido perinodular 
refractarios (v. fig. 37-3F), en cuyo caso 
no se altera la cronología del ritm o 
porque este no es reajus­
tado por la EA; el intervalo entre las dos 
ondas P normales, de inicio sinusal, que 
flanquean la EA, es el doble del intervalo 
P-P normal. El intervalo después de esta 
descarga auricular prematura se conoce 
como pausa compensatoria completa -es 
decir, de duración suficiente para que el 
intervalo P -P que limita la EA resulte 
el doble del intervalo P -P norm al-. No 
obstante, la arritmia sinusal puede alargar
o acortar esta pausa. Rara vez se observa 
una EA interpolada. En este caso, la pausa 
que sigue a la EA es muy corta y el inter­
valo delimitado por las ondas P normales 
de inicio sinusal, situadas a cada lado de la EA, es igual o ligeramente 
mayor a un ciclo P -P de duración normal. La EA interpolada no altera el 
marcapasos natural del nódulo sinusal y el impulso sinusal que sigue a la 
extrasístole se conduce a los ventrículos, generalmente con un intervalo 
PR ligeramente alargado. La extrasístole auricular o ventricular interpo­
lada, cualquiera que sea su tipo, representa la única extrasístole que no 
sustituye, en verdad, al latido normalmente conducido. Las EA se pueden 
originar en el nódulo sinusal y se reconocen por ondas P prematuras con 
un contorno idéntico al de la onda P sinusal normal.
A veces, cuando el n ód u lo AV d ispone de t ie m p o su fic ien te para 
repolarizarse y conducir sin dem ora el complejo QRS supraventricular 
in iciado por la EA puede tener una configuración aberrante, porque el 
sistema de His-Purkinje o el músculo ventricular no se han repolarizado 
to ta lm e n te y conducen con una dem ora o b loqueo func iona les (v. 
fig . 37-3A). El período refractario de las fibras cardíacas se relaciona 
d irectam ente con la duración del ciclo. (El período re fracta rio e fec­
tivo del nódulo AV de un adu lto se pro longa confo rm e se acorta el 
ciclo.) Una frecuencia cardíaca lenta (duración larga del ciclo) deter­
m ina un período re fra c ta rio del sistema de H is-Purkinje más largo 
que una frecuencia cardíaca más rápida. Por eso, una EA que siga a 
un intervalo R-R largo (período refractario largo) puede ocasionar un
752
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NS
V
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V /
- v Reajuste del nódulo Y 
sinusal A i PAC (A2)
- v
A3
Colisión sin 
afectación 
del marcapasos
- v -
EA (A2)
V / V
-V Interpolación (bloqueo de la EA 
a la entrada del NS) a ̂ EA (A2)
I_____ l_____
FIGURA 37-3 (c o n t.) E. Diagrama de los efectos de una EA. El intervalo sinusal (Ar Ai) es igual a X. La tercera onda 
P representa una EA (A2) que alcanza y descarga el nódulo sinusal, haciendo que en ese momento empiece el ciclo sinusal 
siguiente. Por eso, el intervalo P-P (A2-A3) representa X + 2Y ms, suponiendo que no descienda el automatismo del nódulo 
sinusal. F. Diagrama de las interacciones de una EA (los círculos amarillos indican el origen; se han omitido los complejos 
QRS) con el nódulo sinusal (NS) en función del grado de prematuridad. En la parte superior se representa el ritmo sinusal 
espontáneo y en la inferior una EA de acoplamiento tardío, que colisiona con impulso sinusal saliente y, por este motivo, no 
afecta (ni reajusta) el marcapasos sinusal natural. El siguiente latido sinusal (S3) ocurre exactamente después de un intervalo 
sinusal doble. La EA de acoplamiento temprano del diagrama siguiente penetra en el nódulo sinusal y reajusta el marcapasos, 
reajustando en consecuencia el nódulo sinusal (como se ilustra en E). La EA con un acoplamiento aún más temprano de la 
parte inferior de la figura alcanza el tejido refractario que rodea al nódulo sinusal y, por eso, no logra penetrar dentro del 
nódulo sinusal (bloqueo a la entrada de NS) ni modificar, pues, la descarga del nódulo sinusal. El siguiente latido sinusal 
espontáneo (S3) llega exactamente con el intervalo sinusal esperado. (E, modificado de Zipes DP, Fisch C: Premature atrial 
contraction. Arch Intern Med 128:453, 1971.)
Fibrilación auricular
Véase el capítulo 38.
Taquicardias auriculares
Empíricamente se han establecido tres 
tipos de taquicardia auricular: automá­
tica, inducida y con reentrada. El enca­
rrilamiento (entrainment), el reajuste de 
los patrones en respuesta a la sobreesti- 
mulación, la respuesta del paciente a la 
adenosina y el registro de los potenciales 
de acción m onofásicos y en modo de 
imitación pueden indicar la presencia 
de uno de estos mecanismos. Sin embar­
go, en la mayoría de los casos no es 
posible reconocer claramente el mecanis­
mo clínico, puesto que las presentaciones 
clínica y EF pueden solaparse, sobre todo 
si el circuito de reentrada es pequeño (es 
decir, microrreentrada). Así, la estimula­
ción adrenérgica puede iniciar taquicar­
dias auriculares automáticas e inducidas 
y la estimulación con salvas, originar 
taquicardias auriculares inducidas y 
con microrreentrada. Así pues, como de 
ello depende el sistema de mapeo y el 
tratamiento, las taquicardias auriculares 
se clasifican clínicamente de forma más 
general como focales (originadas en una 
pequeña región de la aurícula, foco del 
que emana la excitación auricular) o con 
macrorreentrada (un circuito de reen­
trada relativamente grande que se sirve 
de barreras de conducción para crear el 
circuito).7 El aleteo auricular es el tipo 
más común de taquicardia auricular con 
macrorreentrada.
bloqueo funciona l de rama (conducción ventricular aberrante). Como 
el bloqueo de rama derecha para ciclos largos se asocia a un período 
refractario mayor que el bloqueo de rama izquierda, la aberración con 
un patrón de bloqueo de rama derecha para frecuencias lentas es más 
común que la aberración izquierda con un patrón de bloqueo. Para los 
ciclos más cortos, el período re fractario de la rama izquierda excede 
el de la rama derecha, y es más fác il observar el patrón de bloqueo 
de rama izquierda.
Manifestaciones clínicas
Las EA pueden darse en distintas situaciones, como infecciones, inflama­
ciones e isquemia miocárdica, o ser provocadas por diversos medicamen­
tos, estados de tensión o consumo de tabaco, alcohol o cafeína. Las EA 
pueden precipitar o presagiar la aparición de taquicardia supraventricular 
sostenida (v. fig. 37-3B, C) y, rara vez, taquiarritmias ventriculares. Las EA 
aparecen a menudo sin ninguna causa reversible y son más frecuentes con 
la edad. Las EA tienen generalmente un buen pronóstico. La mayoría de 
los pacientes no tienen síntomas significativos con las EA; pero los que 
tienen síntomas suelen sentir las pausas que se producen después de la EA.
Tratamiento
Las EA no suelen precisar tratamiento. En los pacientes sintomáticos o 
cuando las EA precipitan taquicardias puede intentarse el tratamiento 
con un (3-bloqueante o un antagonista del calcio. En los casos muy sin­
tomáticos resistentes a los fármacos, la ablación del foco de EA puede ser 
eficaz cuando se identifica un solo foco.
Aleteo auricular y otras 
taquicardias auriculares 
con macrorreentrada
El aleteo (o flúter) auricular es el pro­
totipo de arritmia auricular con macro­rreentrada. El aleteo auricular típico es 
una arritmia con reentrada en la aurícula 
derecha, constreñida por delante por el 
anillo tricuspídeo y por detrás por la cresta terminal y el rodete de la 
inserción de la válvula de Eustaquio. El aleteo puede circular en sentido 
antihorario alrededor del anillo tricuspídeo en el plano frontal (ale­
teo típico, aleteo antihorario) o en sentido horario (aleteo atípico, horario 
o invertido). Como estas dos formas de aleteo auricular emplean el mismo 
circuito y están constreñidas por las mismas estructuras anatómicas, sus 
frecuencias y la forma de la onda de aleteo en el ECG de superficie son 
uniformes y previsibles (v. más adelante). Pocas veces puede producirse 
un aleteo intraístmico cuando el circuito de reentrada se limita al istmo 
cavotricuspídeo en vez de rotar alrededor de todo el anillo tricuspídeo; 
esto se produce, por lo general, después de una ablación en esta región 
(habitualmente, como tratamiento del aleteo típico). En la actualidad se 
reconocen otras formas de aleteo auricular como tipos distintos, entre 
los que destacan la macrorreentrada auricular causada por cicatrices en 
incisiones de una cirugía auricular previa, una ablación auricular previa, un 
aleteo anular mitral, una fibrosis idiopática en zonas de la aurícula, u otras 
barreras anatómicas o funcionales a la conducción en las aurículas. Como 
las barreras que constriñen estos aleteos auriculares varían, el patrón 
electrofisiológico de estos aleteos auriculares llamados atípicos también 
oscila. Con frecuencia, la forma de las ondas de aleteo cambia durante 
un mismo episodio, lo que indica varios circuitos, barreras alternantes de 
conducción, o ambas cosas.
Reconocimiento electrocardiográfico
La frecuencia cardíaca durante el aleteo auricular característico suele 
ser de 250 a 390 latidos/min y, a veces, más lenta, sobre todo si se
A
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específicas: diagnóstico 
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tratam
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trata al paciente con antiarrítmicos, que reducen la frecuencia hasta 
200 latidos/min. Cuando ocurre este enlentecimiento, los ventrículos 
pueden responder con una relación 1:1 a la frecuencia auricular más 
baja.
En el aleteo auricular característico, el ECG revela ondas de ale­
teo en dientes de sierra regulares, que recurren de la misma manera 
(v. fig. 37-3C) y signos de actividad eléctrica continua (falta de intervalo 
isoeléctrico entre las ondas de aleteo), que suelen verse mejor en las 
derivaciones II, m , aVF o Vi (fig. 37-4).8 En algunos casos, es necesaria 
el enlentecimiento transitorio de la respuesta ventricular, bien mediante 
masaje carotídeo o con adenosina, para visualizar las ondas de aleteo. Las 
ondas de aleteo de la forma más frecuente de aleteo auricular, el aleteo 
auricular característico antihorario, están invertidas (negativas) en estas 
derivaciones debido a una vía reentrante antihoraria, y, en ocasiones, 
tienen una deflexión positiva si el circuito de reentrada tiene un sentido 
horario (v. fig. 37-4). Cuando las ondas de aleteo son positivas por la 
rotación horaria suelen mostrar una muesca. Si la relación de conducción 
AV permanece constante, el ritmo ventricular será regular; si la relación 
de los latidos conducidos varía (generalmente por un bloqueo AV de 
W enckebach), el ritmo ventricular será irregular, aunque esto no es 
frecuente. Los diferentes grados de penetración de los impulsos de aleteo 
en la unión AV también influyen en la conducción AV. La relación entre 
las ondas de aleteo y los complejos ventriculares conducidos suele ser 
par (p. ej., 2:1,4:1).
Como se mencionó anteriormente, dada la variación potencial en 
los circuitos de los aleteos atípicos (que no afectan al istm o cavo- 
tricuspídeo), los rasgos electrocardiográficos de estas taquicardias 
auriculares con m acrorreentrada son extraordinariam ente varia­
bles, sin frecuencias ni contornos uniformes de las ondas de aleteo 
(fig. e37-2). Sin embargo, estas taquicardias tienen a menudo una fre­
cuencia de aleteo similar a la del aleteo típico (250 a 390 latidos/min). 
La tabla 37-2 muestra los hallazgos electrocardiográficos habituales 
en los diferentes tipos de aleteo auricular con macrorreentrada. D es­
pués de una ablación auricular izquierda extensa para una fibrilación 
auricular, el patrón ECG de incluso un aleteo típico puede parecer 
«atípico» (no tener el típico aspecto descrito antes) debido a la acti­
vación auricular izquierda alterada como resultado de la conducción 
afectada por la ablación auricular izquierda. Además, pueden apa­
recer form as inusuales de aleteo auricular alrededor de las líneas 
de ablación.
M a n ife sta c io n e s clín icas
El aleteo auricular es menos común que la fibrilación auricular. Puede 
ocurrir por una dilatación auricular en los defectos del tabique, en 
embolias pulmonares, en estenosis o insuficiencias mitrales o tricus- 
pídeas, o en la insuficiencia cardíaca, la ablación auricular extensa 
previa y el envejecimiento, pero también se da sin una cardiopatía de 
base. Las enfermedades tóxicas y metabólicas que afectan al corazón, 
como la tirotoxicosis, el alcoholism o y la pericarditis son causa de 
aleteo auricular. Este se debe a la cirugía de la cardiopatía congénita. 
Cuando sigue a la cirugía reparadora de una cardiopatía congénita, 
casi todos los pacientes m anifiestan aleteo tanto típico como atípi­
co de la auriculotomía que, a menudo, aparece años después de la 
intervención.
El aleteo auricular suele responder al masaje carotídeo: la frecuencia 
ventricular disminuye en múltiplos escalonados y retorna de manera 
invertida a la frecuencia ventricular anterior al final del masaje cardíaco. 
En la exploración física se aprecian ondas rápidas de aleteo en el pulso 
venoso yugular. Si la relación entre las ondas de aleteo y los complejos 
QRS conducidos se mantiene constante, el primer tono cardíaco ten­
drá una intensidad constante. A veces, se pueden auscultar los ruidos 
ocasionados por la contracción auricular.
Tratam iento
La cardioversión (v. capítulo 35) representa, de ordinario, el tratamiento 
inicial preferido del aleteo auricular, porque restablece de forma inme­
diata y eficaz el ritmo sinusal. La cardioversión se puede lograr mediante 
una descarga sincrónica de corriente continua (CC) que exige, en general, 
energías relativamente bajas (aproximadamente 50 J). Si la descarga eléc­
trica produce una fibrilación auricular, se aplica una segunda de mayor 
energía para restablecer el ritmo sinusal o, en función de las circuns­
tancias clínicas, se deja la fibrilación auricular sin tratar. Esta última puede 
revertir a aleteo auricular o a ritmo sinusal. El antiarrítmico de acción corta 
ibutilida también puede administrarse por vía i.v. para convertir el aleteo 
auricular. Al parecer, la ibutilida determina una cardioversión satisfactoria 
del 60 al 90% de los episodios de aleteo auricular. Sin embargo, como 
esta medicación prolonga el intervalo QT, una complicación potencial 
durante y poco después de la infusión es la aparición de torsades de pointes 
(taquicardia helicoidal). Otros medicamentos, como la procainamida o la 
amiodarona, se administran también para la cardioversión química del 
aleteo auricular, pero, por lo general, son menos efectivos que la ibu­
tilida. La estimulación auricular rápida con 
un catéter, colocado en el esófago o en la 
aurícula derecha, corta eficazmente el aleteo 
auricular típico, así como ciertas formas atí- 
picas en la mayoría de los pacientes. Debido 
a que la ablación es muy eficaz en el aleteo 
típico y al grado elevado de recaída tras la 
cardioversión, la ablación también es el abor­
daje preferido en los pacientes estables que 
no precisan una cardioversión inmediata. 
A pesar de que el riesgo de tromboembolia 
sea menor que en la fibrilación auricular, los 
pacientes con aleteo auricular corren riesgo 
de trom boem bolia inm ediatam ente des­
pués de la conversión aritmo sinusal. En 
general, las indicaciones para la anticoagula­
ción de los pacientes con aleteo auricular son 
las mismas que para aquellos con fibrilación 
auricular.
Como regla general, el aleteo auricu­
lar es m ucho m ás difícil de controlar en 
cuanto a frecuencia que la fibrilación auri­
cular. Pueden adm inistrarse verapam ilo 
(v. capítulo 35) en forma de bolo inicial de 
2,5 a 10 mg i.v. (pueden repetirse 5-10 mg 
pasados 15-30 min) o diltiacem, 0,25 mg/kg, 
para reducir la respuesta ventricular. La 
adenosina produce un bloqueo AV tran­
sitorio y puede usarse para revelar ondas 
de aleteo si se duda del diagnóstico de las 
arritmias. No term inará generalm ente el 
aleteo auricular y puede provocar una fibri­
lación auricular. Puede usarse esmolol, un
FIGURA 37-4 ECG de 12 derivaciones que muestra aleteo auricular antihorario y horario. En el primero, las ondas 
de aleteo son negativas en las derivaciones II, III, aVF y V6y positivas en V,. En el aleteo auricular horario, las ondas de 
754 aleteo son positivas en las derivaciones II, III y aVF y, con frecuencia, melladas.
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T A B LA 37-2 Características de los diferentes tipos de aleteo auricular y signos distintivos en electrocardiografía escalar
TIPO CIRCUITO REENTRANTE PATRÓN ECG DERIVACIÓN v ,a i.
Antihorario típico Anillo tricuspídeo dependiente de ICT Onda de aleteo en diente de sierra; negativa 
en II, III y aVF
Positiva en ^ 
Negativa en V6
Horario típico Anillo tricuspídeo dependiente de ICT «Diente de sierra invertido»; positiva y, a 
menudo, hendida en II, III y aVF
Ancha y negativa en V, 
(hendida a menudo) 
Positiva en V6
Bucle de reentrada bajo ICT Normalmente parecido al aleteo ICT antihorario 
típico, excepto por una pérdida mínima de la 
deflexión positiva final en las derivaciones II, 
III y aVF
Normalmente parecido 
al antihorario típico
Bucle de reentrada alto VCS y zona superior de la cresta terminal Parecido al aleteo horario típico Parecido al aleteo horario 
típico
Pared libre auricular derecha Alrededor de zonas de fibrosis en la 
región lateral o posterior de la aurícula 
derecha (causada por tratamiento 
quirúrgico auricular previo o de 
manera espontánea)
Variable Normalmente negativas 
o bifásicas con deflexión 
final negativa en V,
Aleteo auricular septal Tabique interauricular, normalmente 
después del tratamiento quirúrgico 
previo
Variable Habitualmente bifásicas 
o isoeléctricas en ^
Aleteo anular mitral Alrededor del anillo mitral, a menudo 
zona lenta de bloqueo alrededor del 
intervalo PV; con frecuencia aparece 
en el contexto de tratamiento 
quirúrgico o de ablación auricular 
izquierda
Variable; 1, III y aVF; a menudo positivas, pero 
de amplitud baja
Habitualmente positivas en Vi 
(pocas veces isoeléctricas) y, 
a menudo, anchas
Aleteo postablación de fibrilación 
auricular/técnica MAZE 
(laberinto)
Variable; el circuito implica ablaciones 
previas o fibrosis en la aurícula 
izquierda
Variable Variable
ICT, istmo cavotricuspídeo.
P-bloqueante con una semivida de 9 min, u otro @-bloqueante i.v. para 
reducir la frecuencia ventricular. Si el uso de antagonistas del calcio y 
P-bloqueantes combinados es insuficiente, puede añadirse digoxina. 
La dosis de digital necesaria para reducir la respuesta ventricular varía 
y, a veces, puede dar lugar a concentraciones tóxicas porque a menudo 
es difícil reducir la frecuencia ventricular durante el aleteo auricular. 
La administración de amiodarona i.v. puede reducir la frecuencia ven­
tricular con la misma eficacia que la digoxina.
Si persiste el aleteo auricular, se pueden ensayar fármacos de cate­
goría IA, IC o III (v. capítulo 35) con la intención de restablecer el 
ritm o sinusal y prevenir las recurrencias del aleteo auricular. Los 
efectos secundarios de estos fárm acos, en especial las respuestas 
proarrítmicas, deben sopesarse con cuidado (v. capítulo 35). A veces, 
el tratamiento del trastorno de base, como la tirotoxicosis, es impres­
cindible para que ocurra la conversión a ritmo sinusal. En muchos 
pacientes, el aleteo auricular puede continuar (o incluso volverse 
más persistente) al tomar fármacos antiarrítmicos, y la frecuencia de 
aleteo se enlentece. No deben emplearse fármacos de categoría I o 
III, a menos que la frecuencia ventricular durante el aleteo auricular 
se haya frenado con antagonistas del calcio o p-bloqueantes. Dada 
la posibilidad de que los fármacos de clase I frenen la frecuencia del 
aleteo, la conducción AV se puede facilitar lo suficiente como para 
que aparezca una respuesta ventricular 1:1 a la frecuencia del aleteo 
auricular (fig. 37-5).
La prevención del aleteo auricular recidivante suele costar con el 
tratam iento médico, pero el enfoque es el mismo que para la fibri­
lación auricular (v. cap ítu los 35 y 38). La ablación con catéter se 
planteará en pacientes con aleteo auricular sintomático o recurrente. 
La ablación con catéter del aleteo típico (antihorario y horario) resulta 
muy eficaz para curar el aleteo auricular y posee una tasa elevada de 
éxitos del 90-100% . Dada la eficacia tan grande de la ablación del 
aleteo auricular y su escaso riesgo, puede brindarse como alternativa 
de la farmacoterapia. La ablación de otras taquicardias auriculares 
con macrorreentrada también resulta eficaz, aunque las tasas de éxito 
son ligeramente m ás bajas y varían más. Hay cada vez más pruebas 
© de que el riesgo de embolia en el aleteo auricular puede ser mayor
del que se creía en un principio. Por este motivo y dado que muchos 
pacientes con aleteo auricular tam bién sufren fibrilación auricular, 
suele estar indicada la anticoagulación. Sin embargo, no hay estu­
dios cuidadosamente controlados en los que se haya determinado 
el riesgo embólico de los pacientes que solo muestran aleteo auricu­
lar. La anticoagulación duradera, como para la fibrilación auricular, 
probablem ente deba considerarse hasta que se disponga de datos 
más definitivos.
T aqu ica rd ia s au r icu la re s foca le s 
R e co n o c im ie n to e lectrocard iográ fico
Las taquicardias auriculares focales (fig. 37-6) suelen asociarse a fre­
cuencias auriculares de entre 150 y 200 latidos/min, con un contorno de 
la onda P distinto del de la onda P sinusal.9 Sin embargo, las taquicardias 
auriculares con focos próximos al nódulo sinusal, pueden tener contor­
nos de la onda P muy parecidos a los del ritmo sinusal. Al comienzo, 
puede haber cierto calentamiento de la frecuencia, que determina un 
incremento ligero de la frecuencia cardíaca en los primeros com ple­
jos. A menudo, las taquicardias auriculares ocurren en salvas breves y 
recidivantes y terminan de manera espontánea. No obstante, existen 
formas de taquicardia auricular incesante. La onda P suele hallarse 
en la segunda mitad del ciclo taquicárdico (taquicardia con RP largo- 
PR corto). La frecuencia auricular no es exagerada y no disminuye la 
conducción AV, cada onda P puede ser conducida hasta los ventrículos.
Si aumenta la frecuencia auricular y se altera la conducción AV, puede 
aparecer un bloqueo AV de segundo grado de tipo Wenckebach (tipo I 
de Mobitz). Esta aberración se conoce a veces como taquicardia auricular 
con bloqueo. Cuando obedece a la digital, aparecen otras m anifes­
taciones de intoxicación digitálica, como extrasístoles ventriculares 
(EV). La frecuencia auricular es irregular en la mitad de los casos de 
taquicardia auricular con bloqueo. En todas las derivaciones suele haber 
intervalos isoeléctricos característicos entre las ondas P, a diferencia del 
aleteo auricular. Sin embargo, la distinción entre la taquicardia auricular 
con bloqueo y el aleteo auricular puede resultar difícil con frecuencias 
auriculares rápidas. El análisis de la configuración de la onda P durante 
la taquicardia indica que una onda P positiva o bifásica en Vi predice 755
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FIGURA 37-5 Aleteo auricular con conducción 1:1 y ensanchamiento del QRS causado por flecainida. A. El aleteo auricular 
se produce con una conducción 1:1 y un QRS ancho debido a la menor frecuencia del aleteo auricular provocada por la 
flecainida y la aceleración de la conducción a través del nódulo AV, lo que da lugar a una respuesta ventricular rápida. Esta 
rápida respuesta ventricular da lugar a un QRS ensanchado por el bloqueo del canal del sodio dependiente de la flecainida. 
B. Tras la administración de fármacos bloqueantes del nódulo AV (en este caso, metoprolol), se produce una conducción 
2:1, la frecuencia ventricular se ralentiza y la duración del QRS se acorta. Además, aparecen ahora ondas del aleteo en el 
ECG (flechas).
un foco auricular izquierdo, mientras que una onda P negativa en Vi 
predice un foco auricular derecho.
M a n ife sta c io n e s clín icas
La taquicardia auricular se produce habitualmente en pacientes con una 
cardiopatía estructural importante, como enfermedad arterial coronaria, 
con o sin infarto de miocardio, insuficiencia cardíaca y cor pulmonale, 
así como en los pacientes sin cardiopatía estructural. También puede 
aparecer en la intoxicación digitálica, provocada, a menudo, por pérdida 
de potasio. Los signos, los síntomas y el pronóstico se relacionan, en 
general, con el estado cardiovascular subyacente y la frecuencia de la 
taquicardia. Las taquicardias auriculares suelen aparecer en salvas bre­
ves y recidivantes, aunque a veces sean incesantes. En este último caso, 
la taquicardia puede inducir una miocardiopatía, parcial o totalmente 
reversible si se elimina la arritmia. El ejercicio o el estrés provocan 
taquicardia a algunos pacientes y, en otros casos, el trastorno tiene 
carácter postural. Ciertos estimulantes, como la cafeína, el chocolate y 
756 la efedrina, también provocan episodios.
Los signos de la exploración durante 
una arritmia variable consisten en una 
intensidad fluctuante del primer tono 
cardíaco y de la presión sistólica como 
consecuencia del bloqueo AV y del 
intervalo PR variables. El pulso veno­
so yugular puede mostrar un número 
excesivo de ondas a. El masaje carotí­
deo o la administración de adenosina 
aumentan el grado de bloqueo AV, len- 
tificando escalonadamente la frecuen­
cia ventricular sin cortar la taquicar­
dia, como en el aleteo auricular. Estas 
medidas deben aplicarse con cuidado 
a los pacientes con intoxicación digi­
tálica, porque pueden causar arritmias 
ventriculares graves. A veces, el masaje 
carotídeo o la adenosina ponen fin a 
ciertas formas de taquicardia auricular.
Tratam iento
En función de la situación clínica, cabe 
adm inistrar un (3-bloqueante o un 
antagonista del calcio para lentificar 
la frecuencia ventricular; si persiste la 
taquicardia auricular, se pueden añadir 
fármacos de categoría IA, IC o III. Las 
técnicas de ablación con catéter sue­
len eliminar con eficacia la taquicardia 
auricular, en función del mecanismo y 
de la cardiopatía de base.7 La ablación 
puede estar indicada en los pacien­
tes en los que fracasa el tratamiento 
médico y puede considerarse de elec­
ción en los pacientes sin cardiopatía 
subyacente. El factor más importante 
para que la ablación tenga éxito es la 
capacidad para provocar la taquicardia 
durante la intervención, habitualmente 
con estimulación programada y el uso 
de fármacos catecolaminérgicos, como 
el isoproterenol. La posibilidad de pro­
vocación puede ser variable, según el 
mecanismo de la taquicardia auricular. 
Las taquicardias auriculares pueden 
recidivar, en ocasiones, en un lugar 
diferente después de una ablación con 
éxito. Si la taquicardia auricular aparece 
en un paciente que toma digital, debe 
suponerse inicialmente que este fár­
maco es el responsable de la arritmia 
y debe suspenderse. En los pacientes 
inestables puede estar indicado admi­
nistrar anticuerpos antidigitálicos.
T a qu ica rd ia a u r ic u la r caó tica . La taquicardia auricular caótica (a 
veces llamada m u ltifo ca l) se caracteriza por frecuencias auriculares 
de entre 100 y 130 latidos/m in, con una variación notable de la forma 
de la onda P e intervalos P-P completamente irregulares (fig . 37-7). En 
general, se consignan al menos tres contornos de la onda P: la mayoría 
de las ondas P son conducidas a los ventrículos pero, a menudo, con 
in tervalos PR variables. Esta taqu icardia suele darse entre pacientes 
mayores con enfermedad pulm onar obstructiva crónica e insuficiencia 
cardíaca congestiva y, a veces, culm ina en una fib rilación auricular. La 
d igita l parece ser una causa poco frecuente y se ha señalado también la 
culpabilidad de la teofilina. La taquicardia auricular caótica puede darse 
en la infancia.
Tra tam ie n to . El tra tam iento se dirige fundam entalm ente a la enfer­
medad de base. Los antiarrítm icos no suelen frenar ni la frecuencia de 
la taquicardia auricular ni la respuesta ventricular. Los 0-bloqueantes 
deben evitarse entre los pacientes con enferm edad pulm onar bron- 
coespástica pero pueden resultar eficaces si el enferm o los to lera. El 
verapamilo y la amiodarona son útiles. La restitución de potasio y de 
magnesio puede suprim ir la taquicardia. La ablación puede ser eficaz 
en algunos casos.
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FIGURA 37-6 Taquicardia auricular. Este ECG de 12 derivaciones y tira de ritmo (parte inferior) muestran una taquicardia 
auricular con una duración del ciclo de aproximadamente 520 ms. La conducción varía entre 3:2 y 2:1. Obsérvense las ondas 
P negativas en las derivaciones II, III y aVF y cómo el Intervalo RP excede el intervalo PR cuando se conducen las ondas P 
consecutivas. Obsérvese también que la taquicardia persiste a pesar de la aparición de bloqueo auriculoventricular (AV), dato 
importante que descarta la participación de una vía accesoria AV y delimita nítidamente esta taquicardia de la ¡lustrada en 
la figura 37-21.
/V— U /\A ___ flU J a J
A 'Al JV lA/' l/v-v m A__J A L
FIGURA 37-7 Taquicardia auricular caótica (multifocal). Las extrasístoles auriculares ocurren con ciclos de duración variada 
y de contorno diferente.
Taquicardias en las que partic ipa la unión AV
Existe confusión en tomo a la nomenclatura de las taquicardias caracte­
rizadas por un complejo QRS supraventricular, un intervalo R-R regular 
y ningún signo de preexcitación ventricular. Como estas taquicardias 
pueden obedecer a mecanismos electrofisiológicos diferentes (fig. 37-8), 
se ha propuesto el término inespecífico taquicardia supraventricular 
paroxística para englobar todo el grupo. Sin embargo, este término 
posiblem ente no resulte adecuado, ya que algunas taquicardias de 
pacientes con vías accesorias (v. más adelante) no tienen un origen 
más supraventricular que ventricular. Dicho de otra manera, pueden 
precisar la participación de las aurículas y de los ventrículos en la vía de 
reentrada y exhibir un complejo QRS de contorno y duración normales, 
solo porque ocurre una conducción anterógrada por las vías normales 
del nódulo AV-haz de His (v. fig. 37-8C). Si la conducción por la vía 
de reentrada invierte su sentido y toma una dirección «antidrómica» 
(es decir, hacia los ventrículos por la vía accesoria y hacia las aurículas 
por el nódulo AV-haz de His), el complejo QRS muestra una duración 
prolongada, aunque la taquicardia básicamente sea la misma. Se ha
ofrecido el término taquicardia con reen­
trada por vía accesoria o recíproca para 
sustituir el de TSV paroxística, pero el 
uso de este térm ino presupone que 
el m ecanism o de la taquicardia es la 
reentrada, como probablemente suceda 
con la mayoría de las TSV. Así pues, no 
hay una nomenclatura universal acepta­
ble, sino etiquetas más bien descriptivas, 
como las que se usan en este capítulo.
Taqu ica rd ia reentran te 
en el n ó d u lo A V 
R e co n o c im ie n to 
electro card iográ fico
La taquicardia reentrante en el nódulo 
AV se caracteriza por una taquicardia 
con un complejo QRS de origen supra­
ventricular, de inicio y term inación 
bruscos, generalmente con frecuencias 
de entre 150 y 250 latidos/min (habi­
tualm ente, de 180 a 200 latidos/min 
entre los adultos) y con un ritmo regu­
lar.10 En raras ocasiones, la frecuencia 
puede disminuir hasta 110 latidos/min 
y, a veces, sobre todo entre los niños, 
exceder los 250 latidos/min. Salvo que 
exista una conducción ventricular abe­
rrante funcional o un defecto previo 
de la conducción, el com plejo QRS 
posee un con torn o y una duración 
normales. Las ondas P suelen quedar 
enterradas dentro del complejo QRS.
Con frecuencia, la onda P ocurre justo 
antes o justo después del final del com­
plejo QRS y determina un cambio sutil 
que origina una seudo-S o seudo-r7, que 
solo se detectan por comparación con 
el com plejo Q R S del ritm o sinusal 
normal (fig. 37-9). Cuando son visibles, 
las ondas P tienen, por lo general, una 
dirección superior y son relativamente 
estrechas. La reentrada por el nódulo 
AV empieza de forma brusca, general­
m ente después de una EA que co n ­
duce con un intervalo PR prolongado 
(v. figs. 37-3B y 37-8A). El intervalo R-R 
se puede acortar con los primeros latidos 
al comienzo, o alargar con los últimos, 
antes de que termine una taquicardia.
La variación en la duración del ciclo, 
sobre todo al inicio de la taquicardia 
justo antes de su term inación, suele 
explicarse por un cambio en el tiempo 
de conducción anterógrada del nódulo AV. Puede haber variaciones 
en la longitud del ciclo o alternancia del complejo QRS, habitualmente 
cuando la frecuencia es muy rápida. El masaje carotídeo lentifica a veces 
la taquicardia ligeramente antes de su terminación o, si esta no tiene 
lugar, determina solo un enlentecimiento discreto de la taquicardia.
Características e lec tro fis io lóg icas . Un complejo auricular que con­
duzca con una prolongación crítica del tiem po de conducción por el 
nódulo AV suele precip itar la reentrada en el nódulo AV (fig s . 37-10 
y 37-11). La estimulación ventricular prematura tam bién induce reen­
trada por el nódulo AV de un tercio de los pacientes. Los datos de la 
ablación con catéter de radiofrecuencia y del mapeo apoyan la presencia 
de entradas auriculares diferentes por el nódulo AV, las vías lenta y rápida, 
para explicar esta taquicardia (v. cap ítu los 33 y 35). En la figura 37-8A 
y B, las aurículas aparecen como el vínculo necesario entre las vías rápida y 
lenta. No se sabe si estas son vías concretas (causadas quizá por aniso- 
tropía) o de naturaleza funcional. En la mayoría de los ejemplos, la onda 
P retrógrada aparece al com ienzo del com plejo QRS, lo que descarta 
claramente la posib ilidad de una vía accesoria. Si la vía accesoria del 757
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Reentrada en el nódulo AV Atípica AC oculta
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ECG II 
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Auricular
automática
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Taquicardia no paroxística 
de la unión AV
FIGURA 37-8 Diagrama de diversas taquicardias. En la parte superior de cada ejemplo se ofrece un esquema de 
las presuntas vías anatómicas; en la inferior, el ECG y un diagrama explicativo de escalera. A. Reentrada en el nódulo 
auriculoventricular (AV). En el ejemplo de la izquierda se dibuja la excitación a través de la reentrada, en la que la 
actividad auricular retrógrada ocurre al mismo tiempo que la actividad ventricular como consecuencia de la conducción 
anterógrada a través de la vía lenta (VL) del nódulo AV y la conducción retrógrada por la vía rápida (VR) del nódulo. 
En el ejemplo de la derecha, la actividad auricular se retrasa ligeramente con respecto a la ventricular por la demora 
de la conducción retrógrada. B. Reentrada atípica en el nódulo AV motivada por la conducción anterógrada por 
una vía rápida del nódulo AV y conducción retrógrada por una vía lenta del nódulo AV. C. Vía accesoria (AC) oculta. La 
taquicardia recíproca se debe a la conducción anterógrada por el nódulo AV (NAV) y a la conducción retrógrada por 
la vía accesoria. Las ondas P retrógradas ocurren después del complejo QRS. D. Reentrada por el nódulo sinusal. 
La taquicardia se debe a la reentrada en el interior del nódulo sinusal, que conduce luego el impulso al resto del 
corazón. E. Reentrada auricular. La taquicardia obedece a la reentrada dentro de la aurícula, que luego conduce el 
impulso al resto del corazón. F. Taquicardia auricular automática (la estrella indica el origen). La taquicardia se debe 
a la descarga automática en la aurícula, que luego conduce el impulso al resto del corazón; es difícil separarla de la 
reentrada auricular. G. Se muestran varias manifestaciones de la taquicardia no paroxística de la unión AV con captu­
ra auricular retrógrada, disociación AV y control de la aurícula por el nódulo sinusal, y disociación AV con fibrilación 
auricular. La estrella indica la descarga del nódulo sinusal. Los círculos rojos indican el lugar de la descarga de la 
unión. NSA, nódulo sinoauricular.
ventrículo formara parte del circuito de taquicardia, los ventrículos debe­
rían activarse por vía anterógrada antes de que se activara la vía accesoria 
de form a retrógrada y se despolarizaran las aurículas, colocando así la 
onda P retrógrada al menos 30 ms después del inicio del QRS y, normal­
mente, durante el segmento ST.
La activación auricular se inicia aproximadamente en el 30% de los 
casos al final o justo después del complejo QRS y determ ina una onda P 
discreta en el ECG a escala (suele manifestarse como un pequeño saliente 
de la R en V ^ v. fig . 37-8A), m ientras que en la mayoría de los casos 
no se ven ondas P, porque están enterradas dentro de la inscripción del 
complejo QRS. En la variedad más común de taquicardia reentrante en el 
nódulo AV (TRNAV), el intervalo ventriculoauricular (VA) (es decir, inter­
valo entre el comienzo del QRS y el comienzo de la actividad auricular) 
es menor en el 50% del intervalo R-R (también denom inado taquicardia 
de RP corto). Estos intervalos VA son más largos entre los pacientes 
con taquicardia relacionada con vías accesorias y también en las formas 
atípicas de reentrada por el nódulo AV (v. fig . 37-8B).
Vías le n ta y ráp ida . La conducción anterógrada hacia el ventrículo 
tiene lugar, en la mayoría de los pacientes, por la vía lenta, y la retrógrada, 
por la rápida, denominada TRN AV típica (v. c a p ítu lo 3 3 y fig. 3 7 -8 A , B). 
Para iniciar la taquicardia, el complejo auricular bloquea anterógradamente 
la conducción por la vía rápida (porque normalmente tiene un período 
refractario más largo respecto a la vía lenta), llega al ventrículo por la vía
lenta y retorna a la aurícula por la vía rápida 
anteriormente bloqueada (forma lenta-rápida). 
Las vías finales proximal y distal de este movi­
m iento circular parecen localizarse dentro del 
nódulo AV por lo que, según se cree hoy, este 
movim iento circular ocurre por dos senderos 
auriculares y el nódulo AV (v. fig . 37-8A, B). 
El bucle de reentrada en los casos típicos de 
reentrada en el nódulo AV empieza por la vía 
anterógrada lenta del nódulo AV, sigue hasta la 
vía común distal final (probablemente, la par­
te distal del nódulo AV), continúa con la vía 
retrógrada rápida del nódulo AV y luego con el 
miocardio auricular. En la reentrada atípica por 
el nódulo AV, la vía toma la dirección contraria. 
En menos casos, el circuito de reentrada tiene 
lugar por dos vías lentas o por una lenta y otra 
intermedia, la denom inada reentrada lenta- 
lenta por el nódulo AV (v. fig. 37-3B). El tiempo 
de conducción por la vía lenta anterógrada es 
el principal determ inante de la duración del 
ciclo taquicárdico.
C o nce p to de la d o b levía d e l n ó d u lo 
AV. Las pruebas a favor del concepto de la 
vía dual derivan de varias observaciones, en 
particular del hecho de que la ablación con 
un ca té ter de RF de la vía lenta o de la vía 
ráp ida e lim ine la reentrada por el nódu lo 
AV sin e lim inar la conducción a su través. 
A dem ás, en estos pac ien tes, un trazado 
de la vía A ,-A 2 fren te a la A 2-H2 o el in ter­
valo H rH 2 m uestra una curva d iscon tinua 
(v. fig . 37-11), porque, en un intervalo A ,-A 2 
crucial, el im pulso se bloquea súbitam ente 
en la vía rápida y se conduce con retraso res­
pecto a la vía lenta, con una pro longación 
súbita del intervalo A 2-H2 (o H,-H2). En gene­
ral, el in tervalo A-H aum enta 50 ms como 
m ín im o, con una d ism inución de tan solo 
1 0 ms del Interva lo de acoplam iento de la 
EA. Con menos frecuencia, las vías dobles 
pueden m an ifesta rse por in te rva los PR o 
A-H d iferentes durante el ritm o sinusal o a 
frecuencias idénticas, o por un salto brusco 
del intervalo A-H durante el ritm o auricular a 
una long itud de ciclo constante. Una prueba 
v irtua lm ente irrefu tab le de las vías nodales 
AV dobles es la propagación simultánea en 
direcciones opuestas de dos frentes de ondas 
nodales AV sin colisión (v. c a p ítu lo 33), o la 
producción de dos complejos QRS a partir de 
una onda P (v. fig . 37-10B) o de dos ondas P 
a partir de un complejo QRS.
A lgunos pacientes con reentrada en el 
nódulo AV no presentan curvas discontinuas 
del período refractario y otros sin reentrada 
en el nódulo AV lo hacen. En este último caso, 
la vía dual del nódulo AV puede representar un signo benigno. Muchos 
de estos pacientes también exhiben curvas discontinuas de conducción 
retrógrada. Los niños pueden mostrar mecanismos similares de taquicardia. 
Algunos pacientes poseen una trip le vía en el nódulo AV.
La conducción anterógrada pasa por la vía rápida y la conducción 
re trógrada por la vía lenta en menos del 5 al 10% de los pacientes 
con reentrada por el nódulo AV (se habla de form a inusitada o atípica 
de reentrada rápida-lenta en el nódulo AV), dando lugar a un intervalo 
VA largo y a un intervalo AV relativamente corto (generalmente AV/VA 
menos de 0 ,75; v. fig . 37-8B). La form a menos frecuente (lenta-lenta) 
exhibe una onda P retrógrada a mitad de camino en el ciclo cardíaco. 
Por último, es posible ver taquicardias que utilizan las vías anterógradas 
lenta o rápida y conducen de form a retrógrada por una vía accesoria 
(v. más adelante).
Debido a que, en algunas ocasiones, las aurículas o los ventrículos son 
innecesarios para mantener la reentrada nodal AV, puede producirse 
un bloqueo nodal AV espontáneo, sobre tod o al in icio de la arritm ia, 
en el nódulo AV distal al circuito de reentrada, entre el nódulo AV y el 
haz de His, dentro del haz de His o distal a este (v. c a p ít u lo 3 3 ). Por 
lo general, cuando se produce un bloqueo, se localiza por debajo del 
haz de His, pocas veces en la vía final común superior entre el circuito 
de reentrada en el nódulo AV y la aurícula, y produce una disociación de 
las aurículas respecto a la taquicardia. La term inación de la taquicardia
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suele deberse al b loqueo de la vía lenta anterógrada de conducción 
(eslabón débil), por lo que una respuesta auricular re trógrada no se 
sigue de una respuesta hisiana o ventricular. El b loqueo func iona l de 
rama durante la TRNAV no modifica significativamente la taquicardia.
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IX—J—3 
L J
A c tiv a c ió n a u r ic u la r re tró g ra d a . La secuencia de activación auri­
cular retrógrada es normal (también denom inada concéntrica) durante 
la TSV reentrante en el nódulo AV, lo que significa que el lugar de acti­
vación auricular más temprana durante la conducción retrógrada por la 
vía rápida se registra en el electrograma del haz 
de His, seguido de los electrogramas tom ados 
del o rific io del seno coronario y luego se p ro ­
paga para despolarizar el resto de las aurículas 
derechas e izquierda. D urante la conducción 
re trógrada por la vía lenta en la form a atípica 
de reentrada por el nódulo AV, la activación 
auricular registrada en la porción proximal del 
seno coronario precede a la activación auricular 
obtenida en la parte baja de la aurícula derecha, 
lo que indica que las vías lenta y rápida pueden 
entrar en la aurícula en posiciones ligeramente 
diferentes.
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FIGURA 37-9 Electrocardiograma de 12 derivaciones de la taquicardia reentrante en el nódulo auriculoventricular. 
A. Durante la taquicardia se ve una seudo-r' en la derivación V, (punta de flecha), y se aprecian ondas seudo-S (punta 
de flecha) en las derivaciones II, III y aVF. B. Estas ondas se hacen más manifiestas si se comparan con los complejos 
QRS obtenidos durante el ritmo sinusal.
M a n ife sta c io n e s clín icas
La reentrada nodal AV se produce habitual­
m ente en pacientes sin cardiopatía estructu­
ral, a menudo al final de la segunda década o 
en la tercera década. La taquicardia se acom­
paña m uchas veces de síntom as que varían 
sensaciones de palpitación, nerviosism o y 
ansiedad hasta angina de pecho, insuficiencia 
cardíaca, síncope o shock, dependiendo de 
la duración y de la frecuencia de la taquicar­
dia, así como de la presencia de cardiopatía 
estructural. La taquicardia puede ocasionar 
síncope debido a la frecuencia ventricular 
rápida, la dism inución del gasto cardíaco y 
de la circulación cerebral o una asistolia, si la 
taquicardia se termina como consecuencia de 
una disminución del automatismo del nódulo 
sinusal inducido por la taquicardia. El pronós­
tico para los pacientes no cardiópatas suele 
ser bueno.
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FIGURA 37-10 A. Comienzo de una taquicardia reentrante en el nódulo auriculoventricular (AV) de un paciente con una vía nodular dual. Los paneles superior e Inferior ilus­
tran los dos últimos latidos de un tren de estímulos aplicado al seno coronario con una duración del ciclo de estimulación de 500 ms. Se muestran los resultados de la estimulación 
auricular prematura para un intervalo SrS2 de 250 ms en dos ocasiones. Panel superior. S2 es conducido al ventrículo con un intervalo A-H de 170 ms y se sigue de un latido 
sinusal. Panel inferior. S2 es conducido con un intervalo A-H de 300 ms e inicia la reentrada en el nódulo AV. Obsérvese que la actividad auricular retrógrada se produce (flecha) 
antes de que comience la despolarización del tabique ventricular y se sobrepone al complejo QRS. La actividad auricular retrógrada comienza primero en la parte baja de la aurícula 
(derivación EHH) y progresa después hasta la parte alta de la aurícula derecha (AD) y del seno coronario (SC). B. Dos complejos QRS en respuesta a un único complejo prematuro 
auricular. Después de un tren básico de estímulos Si de 600 ms, se introduce un tren S2 de 440 ms. El primer complejo QRS en respuesta a S2 aparece tras un intervalo A-H corto 
(95 ms), motivado por la conducción anterógrada a través de la vía rápida del nódulo AV. El primer complejo QRS se marca como 1 (en la derivación Vi). El segundo complejo QRS 
en respuesta al estímulo S2 (marcado como 2) sigue a un intervalo A-H largo (430 ms) causado por la conducción anterógrada por la vía lenta del nódulo AV. AAD, parte alta de la 
aurícula derecha; SCdist., parte distal del seno coronario; SCmed., parte medial del seno coronario; SCpr0x., zona proximal del seno coronario; VD, ventrículo derecho.
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• Taquicardia 4 0 0
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• • Taquicardia
▲ Sin taquicardia 3 5 0 • Á Sin taquicardia
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A 1- A 2 (m s )
FIGURA 37-11 Intervalos H1-H2 (izquierda) y A2-H2 (derecha) para diversos intervalos A,-A2 con una curva discontinua del 
nódulo auriculoventricular (AV). Para un intervalo A,-A2 crítico, los intervalos H ,-^ y A2-H2 aumentan llamativamente. Cuando se 
corta la curva, se inicia una taquicardia reentrante en el nódulo AV.
Tratam iento
E P ISO D IO A G U D O . El tratam iento de la TRNAV depende de la 
cardiopatía de base, el grado de tolerancia de la taquicardia y la historia 
natural de los episodios anteriores de esa persona. El reposo, la tran­
quilidad y la sedación son a veces las únicas medidas que se necesitan 
para abortar el ataque de algunos pacientes. Las maniobras vagales, 
entre otras el masaje carotídeo, las maniobras de Valsalva y Müller, la 
inducción del reflejo nauseoso y, en ocasiones, la exposición de la cara 
a agua helada representan la primera línea terapéutica. Estas maniobras 
pueden lentificar ligeramente la frecuencia de la taquicardia que luego 
se acelera hasta la frecuencia original cuando se termina la tentativa, 
aunque a veces la maniobra acabe con la arritmia. Si fracasan las manio­
bras vagales, la adenosina (v. capítulo 35), 6 a 12 mg administrados 
rápidamente por vía intravenosa, es el fármaco inicial de elección y 
detiene la taquicardia (en el plazo de 1 min) en alrededor del 90% de los 
pacientes. El verapamilo (v. capítulo 35), 5 a 10 mg i.v., o el diltiacem, 
0,25 a 0,35 mg/kg i.v., detienen la reentrada nodal AV en 2 min más o 
menos en el 90% de los pacientes aproximadamente si las maniobras 
vagales y la adenosina fracasan. Los p-bloqueantes pueden ser efectivos, 
pero no se usan, por lo general, como tratamiento de primera línea, 
porque la adenosina, el verapamilo y el diltiacem son más efectivos y 
rápidos. Los antagonistas del calcio, los p-bloqueantes y la adenosina 
disminuyen normalmente la conducción en la vía nodal AV lenta de 
conducción anterógrada, mientras que los fármacos de clase IA y IC 
(habitualmente innecesarios) disminuyen la conducción en la vía rápida 
de conducción retrógrada (tabla 37-3). Por lo general, debe intentarse 
una cardioversión con CC antes de utilizar estos últimos fármacos, que 
se emplean más a menudo para evitar la recidiva.
Rara vez, si la TRNAV determ ina una alteración hem odinám ica 
refractaria a la adenosina, puede estar indicada la cardioversión con
T A B L A 37 -3 Fármacos que lentifican la conducción 
y prolongan el período refractario de la vía accesoria y 
del nódulo AV
I TEJIDO AFECTADO FÁRMACOS
Vía accesoria Clase IA
Nódulo AV Clase II
Clase IV
Adenosina
Digital
Ambos Clase IC
Clase III (amiodarona)
corriente continua. La administra­
ción de una descarga CC a pacien­
tes que han recibido cantidades 
excesivas de digital puede resultar 
peligrosa y ocasionar arritmias ven­
triculares graves después del shock 
(v. capítulo 35). La descarga con CC, 
sincronizada con el complejo QRS 
para evitar la precipitación de una 
fibrilación ventricular (FV), termina 
satisfactoriamente con la reentrada 
por el nódulo AV; en algunos casos 
se precisan energías de 10 J a 50 J 
o superiores. Si está contraindicada 
la descarga con CC o si los elec­
trodos de estim ulación ya están 
colocados (postoperatorio o pacien­
te con marcapasos permanente), la 
estimulación auricular o ventricular 
com petitiva puede restablecer el 
ritmo sinusal.
Los fárm acos presores pueden 
cortar la reentrada en el nódulo AV 
induciendo una estimulación vagal 
refleja mediada por los barorrecep- 
tores del seno carotídeo y de la aorta 
cuando la presión sistólica se eleva 
bruscamente hasta cifras de unos 180 mmHg pero rara vez se precisan, 
salvo que el paciente se encuentre además hipotenso.
PREVENCIÓN DE LAS RECIDIVAS. Al principio, hay que decidir si 
la frecuencia y la intensidad de los episodios merecen un tratamiento 
prolongado. Si los episodios ocurren infrecuentemente, se toleran bien 
y duran poco y terminan de m anera espontánea o el paciente logra 
abortarlos fácilmente, quizá no resulte necesaria la profilaxis. Las crisis 
más duraderas y más frecuentes pueden tratarse con medicamentos, 
aunque la ablación es una alternativa de primera línea efectiva. En 
pacientes con síncope o presíncope puede estar indicada la ablación 
como tratamiento de elección. Un antagonista del calcio de acción pro­
longada o un p-bloqueante de acción prolongada es una elección inicial 
razonable de tratamiento médico. La situación clínica y las posibles 
contraindicaciones, como los p-bloqueantes en un paciente asmático, 
determinan la elección.
AB LA C IÓ N POR RAD IO FRECU EN C IA . La ablación RF tiene una 
efectividad superior a un 95% para conseguir la curación a largo plazo, 
con una incidencia baja de complicaciones, y debe considerarse pronto 
en el tratamiento de los pacientes con episodios recurrentes sintomáti­
cos de reentrada nodal AV, sobre todo en los pacientes que no quieren 
tomar medicamentos, que no toleran los medicamentos o en los que los 
medicamentos no son efectivos.
V ía s a u r icu lo ve n tricu la re s acceso ria s
Las vías accesorias son fibras que comunican la aurícula o el nódulo 
AV con el ventrículo por fuera del sistema normal de conducción del 
nódulo A V y del sistema de His-Purkinje. Estas vías pueden conducir 
los impulsos hacia delante (de forma anterógrada desde la aurícula al 
ventrículo), hacia atrás (de forma retrógrada desde el ventrículo a la 
aurícula) o en ambas direcciones y representan sustratos potenciales 
de las taquicardias con reentrada (taquicardia AV recíproca). Si la vía 
permite la conducción anterógrada, el ventrículo se puede despolarizar 
en parte por la vía accesoria (fuera del sistema de His-Purkinje normal) 
y dar un complejo QRS preexcitado (es decir, con una onda 8; v. más 
adelante). En caso de preexcitación ventricular, si el paciente manifiesta 
síntomas compatibles con taquicardia, se dice que sufre el síndrome de 
WPW. En algunos casos, las vías solo permiten la conducción retrógrada, 
es decir, no determinan ninguna preexcitación ventricular y se dice que 
están ocultas.
R ee n trad a a t ra vé s de u n a v ía acceso ria ocu lta 
(so lo re tróg rad a )
R e co n o c im ie n to e lectrocard iográ fico
La presencia de una vía accesoria con conducción unidireccional des­
de el ventrículo hasta la aurícula, pero no en el sentido contrario, no
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Vi
EHH
SCproX.
SCdist.
VD
A
I
II
III
Vi 
AAD
EHH
SCprox.
SCdist.
VD
B
FIGURA 37-12 Preexcitac ion auricular durante una taquicardia recíproca AV de un 
paciente con una vía accesoria oculta. No se aprecia ningún signo de la conducción 
por la vía accesoria en los dos latidos de inicio sinusal mostrados en A. El estímulo 
prematuro del seno coronario (S) precipita una taquicardia supraventricular con una 
duración aproximada del ciclo de 330 ms. La secuencia de activación auricular retró­
grada comienza primero en la parte distal del seno coronario (Á, SCdist.) y se sigue 
de la activación registrada en la zona proximal del seno (SCprox), en la parte baja de la 
aurícula derecha (EHH) y, por último, en la parte alta de la aurícula derecha (no se 
muestra). El complejo QRS es normal e idéntico al complejo QRS iniciado en el nódulo 
sinusal. (La porción terminal está ligeramente deformada por la superposición del 
registro auricular retrógrado.) Obsérvese que el intervalo RP es corto y el intervalo PR, 
largo. El intervalo ventriculoauricular (VA) más corto excede de 65 ms, valor compatible 
con una conducción a través de una vía AV retrógrada. B. La estimulación ventricular 
prematura en el momento en que el haz de His todavía se muestra refractario por la 
activación anterógrada durante la taquicardia acorta el intervalo A-A de 330 a 305 
ms sin modificar la secuencia de activación auricular retrógrada. (Obsérvese que no 
se produce ningún cambio en el intervalo H-H cuando

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