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YEYA_AVILA_FUIMOS_LLAMADOS_MI_VIDA_Y_CAMINAR_JUNTO_A_YIYE_AVILA

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Fuimos llamados...
Mi vida y caminar junto a
Yiye Avila
Edición Revisada y Ampliada
Edición Revisada y Ampliada
Autora: Carmen Delia Talavera {Yeya}
Para pedidos de este libro o más información: PO Box 454
Camuy, Puerto Rico 00627
Teléfono 787-898-4012 * 787-898-0499 avila.doris26@gmail.com
Copyright © 2016 
Concepto de portada Pablo Maysonet
Todos los derechos de este escrito son reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o
transmitida en ninguna forma sin permiso escrito de su autora, Carmen Delia Talavera.
Redacción y revisión por:
Kathryn Raschke Martínez
Kathryn.raschke2020@gmail.com 407.235.4654
INDICE
Dedicatoria…………………….........…..………...…...... 5
Agradecimientos………………………………..……...... 7
Prólogo……………………………………....…………... 9
Introducción…………………………….....……………..13
¿Quién soy y de dónde vengo?..........................................17
Mis días en la ciudad de los rascacielos….……..…...….. 27
Dios sana y llama a Yiye a servirle……………….....….. 37
Mi conversión a Cristo…………………….…………51 La lucha entre el
temor y la fe ante un llamado divino.… 67 La conversión de mi
madre…………………………….79
Mi primera salida de Puerto Rico………………….…..83 Nace el ‘Ministerio
Cristo Viene’………………….…..91
Un viaje a Tierra Santa………………………….........103 Mi dulce Carmen
Ilia………………………….…...…109
Mi hija Iris Noemí……………………………….…...123
2008……………………….………………….………127 ¿Y ahora qué?
………………………………….…….139
Galería de recuerdos ………………………….……...147
Referencias…………………………………………....... 177
Dedicatoria
DEDICATORIA
Te dedico este, mi libro, SEÑOR porque un día con tu Santo Espíritu tocaste
mi vida y me salvaste. De igual forma, deseo dedicar este escrito, a mi
querida hija Doris Myrna y su familia, mis nietos, sus esposas, y mis nueve
biznietos.
También, deseo ofrecer este compendio al pueblo cristiano que nos apoyó
ministerialmente a través de los años, con su amor y fidelidad… Por todo lo
vivido, y por la hermosa oportunidad de plasmarlo en estas páginas, doy toda
la gloria al Todopoderoso.
¡Cuán asombrosa fue, es y será siempre tu fidelidad para con nosotros!
5
Agradecimientos
AGRADECIMIENTO
Mi gratitud para la Rvda. Sonia M. Colón amiga que siempre me ha apoyado.
También, va mi sincera gratitud a Kathryn Raschke por el esfuerzo y tiempo
invertido en la edición y revisión de este proyecto. Ambas, están en mis
oraciones.
De igual forma, deseo agradecer el apoyo espiritual, y la aportación del
Pastor Luis A. Estrella Gabriel, en el proceso de la presentación de este
proyecto escrito. Ciertamente, Dios pone seres especiales en nuestro camino,
quienes resultan como ángeles enviados por el Padre Eterno…
¡A cada una de las personas antes mencionadas, es mi oración que Dios les
colme de ricas y abundantes bendiciones siempre!,.
PRÓLOGO
Pastor Luis A. Estrella Gabriel
Iglesia Metodista La Roca
Pastor Luis A. Estrella Gabriel
Ave. Muñoz Rivera #55, Esq. Perelló
Camuy, Puerto Rico 00627Iglesia Metodista La Roca
Ave. Muñoz Rivera #55 Esq. Perelló
Camuy, Puerto Rico
Hoy Dios me brinda el privilegio especial de servirte como anfitrión a una
experiencia que sin duda será de edificación y reflexión para tu vida.
Bienvenido a un tiempo de lectura sencillo, pero profundo; fácil, pero
cautivante. Este escrito; recoge las vivencias, los testimonios, y las verdades
del alma de una mujer humilde que comprometida con su Dios, caminó mano
a mano, y hombro con hombro, con un gran siervo de Dios, a quien amó y
honró como esposo y compañero de ministerio.
Las páginas de este libro cuentan una historia que muchos piensan conocer…
Pero una vez te adentras en este viaje de relatos de fe, te darás cuenta que
solo conocías una parte…
Te aseguro que, al instante serás conmovido por una lectura que al iniciarla,
no querrás despegarte hasta haberla leído por completo.
Ciertamente, cuando Dios llama al ministerio a una persona, y él o ella
responden con la pasión y entrega que lo hizo nuestro hermano, José Joaquín
“Yiye” Ávila; quedan comprometidos y empeñados con sus palabras.
Asimismo, con dicho compromiso queda marcado el futuro y la vida misma,
de aún los seres queridos que rodean a aquellas personas que son llamadas
por Dios.
¿Qué significó para la hermana Carmen Delia Talavera, cariñosamente
conocida como “Yeya” ese llamado?, ¿cómo sería esa ruta trazada de
victorias espirituales tras duras batallas y pruebas?, ¿cómo el Dios que llama,
sostiene la fe de una madre y sus tres hijas?...
En este libro encontrarás las respuestas a esas, y otras interrogantes sobre esta
maravillosa dama de Dios.
Al día de hoy, ésta mujer de fe no ocupa una plataforma en un estadio
concurrido, tampoco llega a ti a través de un medio masivo de comunicación.
No obstante, con la gracia de Dios, así como con la sencillez de su corazón,
ella aprovecha este tiempo para honrar un legado, contándote el valor que
tiene la familia como primer ministerio, y la confianza plena en el Dios que
llama y sostiene.
En Segunda de Reyes, capítulo 4, encontramos un poderoso relato de un
milagro acontecido en el ministerio del Profeta Eliseo. Allí, vemos la crisis
que enfrentaba la esposa de uno de los hijos de los profetas (discípulos del
profeta), tras la muerte de éste. Te compartiré el relato escritural por si nunca
los has conocido…
“Una mujer, de las mujeres de los hijos de los profetas, clamó a Eliseo,
diciendo: Tu siervo mi marido ha muerto; y tú sabes que tu siervo era
temeroso de Jehová; y ha venido el acreedor para tomarse dos hijos míos
por siervos. Y Eliseo le dijo: ¿Qué te haré yo? Declárame qué tienes en
casa. Y ella dijo: Tu sierva ninguna cosa tiene en casa, sino una vasija de
aceite. Él le dijo: Ve y pide para ti vasijas prestadas de todos tus vecinos,
vasijas vacías, no pocas. Entra luego, y enciérrate tú y tus hijos; y echa en
todas las vasijas, y cuando una esté llena, ponla aparte. Y se fue la mujer, y
cerró la puerta encerrándose ella y sus hijos; y ellos le traían las vasijas, y
ella echaba del aceite. Cuando las vasijas estuvieron llenas, dijo a un hijo
suyo: Tráeme aún otras vasijas. Y él dijo: No hay más vasijas. Entonces
cesó el aceite. Vino ella luego, y lo contó al varón de Dios, el cual dijo: Ve y
vende el aceite, y paga a tus acreedores; y tú y tus hijos vivid de lo que
quede”. Segunda de Reyes 4: 1-7 (RVR 1960).
Aquella viuda y sus hijos, representaban la congregación incondicional del
siervo temeroso de Dios que había partido. Este libro nos presenta a los
actores y actrices de reparto, la familia que tras bastidores vivió los
momentos que pocos conocieron. Dice el texto bíblico que en justicia y honra
de aquella familia, Dios hizo un milagro de provisión y gloria a puertas
cerradas y el aceite se multiplicó.
Con la partida del hermano y evangelista, Yiye a la presencia de Dios;
nuestra querida hermana Yeya quiere decirte que el aceite no se acaba, que
hubo y habrá milagros en esa misma intimidad llena de la presencia de Dios.
Con su libro nos dice que todos podemos experimentar esos milagros, sí
establecemos una relación profunda con el Espíritu Santo.
Estas páginas, nos cuentan algo de lo que sucede a puertas cerradas y con los
cielos abiertos. Por eso cuando te acerques a este libro, piensa que solo estás
prestando tu vasija, para recibir del depósito íntimo de unción que todavía
brota de una familia, que conoce el alto precio del llamado ministerial.
Disfruta de este tiempo de lectura, y reconoce que todavía Dios, llama a
hombres y mujeres que no están solos; ellos y ellas caminan de la mano del
Señor, pero sobre todo en compañía de una familia, que les ama y están
dispuestos a honrar al Dios que les ha llamado.
Introducción
INTRODUCCIÓN
“Hice una alianza con Dios: que El no me mande visiones, ni sueños, ni
siquiera ángeles. Estoy satisfecho con el don de las Escrituras Sagradas,
que me dan instrucción abundante y todo lo que preciso conocer tanto para
esta vida cuanto para lo que ha de venir…”, es mi deseo comenzar este
libro, haciendo mías estas palabras del padre de la Reforma Protestante, el
siervo de Dios,Martin Lutero…
Durante muchos años, las personas me expresaban el deseo de que escribiera
mis vivencias junto a mi esposo, José Joaquín “Yiye” Ávila. Él fue un
hombre que dejó todo, por obedecer el dulce llamamiento del Maestro. Les
aseguro que Yiye dejó todo, absolutamente todo, para llevar las buenas
nuevas de salvación a los perdidos.
1313
Su compromiso con Dios, fue como el juramento que hacen los esposos ante
un altar, ‘hasta que la muerte los separe’. Así de fuerte era el lazo que unía mi
esposo, a su llamado ministerial, un lazo que fue inquebrantable…
En mi caminar, muchos me preguntaban “¿cómo habría sido la vida de la
esposa del hermano Yiye?”…
Luego de orar y reflexionar, sobre aquella consistente interrogante que
muchos tenían, terminé cediendo a la insistencia del Pastor Luis M. Ocasio,
quien es un miembro de nuestra familia, el cual me motivó finalmente a
escribir.
Me senté en mi casa, meditando en las misericordias de nuestro amado Padre,
y decidí que era mi tiempo para contarles cómo fue mi caminar y mi vida,
junto a mi amado esposo Yiye…
Este libro es un humilde intento, de dar luz a aquellos que me han hecho esa
pregunta a través de los años. También deseo presentar, una herramienta para
las personas cuyo cónyuge, tiene un llamado de parte de Dios, en cuanto a la
evangelización de las naciones.
“Pues no hay otro nombre dado a los hombres, por quien podamos ser
salvos”. Hechos 4:12, (RVR 1960).
Es mi más sincera oración que, el Señor Jesús ministre a tu corazón, así como
a tu espíritu, mientras lees estas dóciles líneas. Oro con pasión, que el Padre
Celestial contundentemente te revele el camino que debes seguir, para que
puedas llevar una vida de victoria junto a tú pareja. No cabe duda, que dos
pueden más que uno…
“La verdad, más valen dos que uno, porque sacan más provecho de lo que
hacen”. Eclesiastés 4:9 (TLA).
¿QUIÉN SOY
¿Quién soy y de dónde vengo?
Y DE DÓNDE VENGO?
Comenzaré contándote un poquito de mí, ¿quién soy?, y de ¿dónde vengo?...
Nací en el barrio Naranjito de Hatillo, Puerto Rico, en el año 1932.
Curiosamente, fue ese mismo año que en medio de una gran pobreza, la Isla
se vio azotada por el huracán San Ciprian.
3 meses
En medio de un escenario tan complejo, a Dios le plació soplar vida sobre mí.
¿Sabes?, Dios puede traer bendición a este mundo, aún en medio del
escenario más caótico, pues para Él, las circunstancias terrenales no son un
factor limitante. Dios, sigue siendo Dios, aún por encima de las tempestades
que puedan estar golpeándonos. Su mano poderosa, hará que todas las cosas
trabajen a nuestro favor…
“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien,
esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”. Romanos 8:28
(RVR 1960).
Dios decidió ubicarme en el seno del hogar de Carmen E. Mora y Jaime
Talavera. De la unión de mis padres, también nacieron, mis hermanos; Jaime
Rubén y Ana Nélida. Mis ojos no vieron la luz del día, en un hospital, como
se acostumbra en estos tiempos, sino en la casa de mi abuela paterna, que se
llamaba Ramona.
Carmen E. Mora 
Jaime Talavera
Eran tiempos diferentes, tiempos de valores donde aún en medio de la
pobreza y la escasez, reinaban la dignidad, la integridad, así como el respeto a
la vida. Algunos dirían que éramos “pobres” en muchos aspectos, pero a
quienes digan que éramos escasos, yo les diré que; “éramos sumamente ricos
en valores y principios…”.
Te contaré que, mi madre trabajaba para el Departamento de Educación de
Puerto Rico, (DE). Ella fungía como maestra de grados primarios en los
campos. Esto era así, debido a que ella descargaba sus funciones
magisteriales, de acuerdo a dónde fuera enviada por el DE. En aquellos
tiempos cuando yo nací, ella laboraba impartiendo clases en una escuela del
Bo. Naranjito, de Hatillo Puerto Rico.
La historia de mi querida ‘Isla del Encanto’, nos recapitulara siempre la
relevancia que tenían los educadores. Eran ellos los forjadores de los
hombres y mujeres de bien, que en un futuro le servirían al país. Hoy día, no
debemos olvidar, que todos somos forjadores de ese futuro, pues lo forjamos
con nuestro ejemplo. La misma palabra de Dios, declara la siguiente verdad:
“Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de
él”, Proverbios 22:6 (RVR 1960).
Nos guste o no, deseemos aceptarlo o no, nuestro ejemplo marca las vidas de
aquellos pequeñitos que nos rodean positiva o negativamente. Por tanto, es
nuestro deber ante Dios, ser un ejemplo de bien para nuestras futuras
generaciones.
Por otro lado, te contaré que mi padre, era un hombre esforzado que laboraba
arduamente en lo que se conocía en nuestro querido Puerto Rico, como “la
zafra”, (tiempo de fabricación de la azúcar). Allí laboraba guiando camiones
de caña. Puedo decir con certeza que, mis padres tenían un hogar sencillo
pero digno, pues ambos eran sumamente trabajadores y luchadores…
La sociedad moderna, mide el éxito de un hogar basándose en la métrica de la
obtención material. Sin embargo, puedo asegurarte que el éxito no siempre
puede traducirse a dólares y centavos, dentro de la esfera material. El triunfo
de un hogar, se ve reflejado de forma más directa en la clase de vida que
logran llevar los miembros del mismo, a largo plazo.
De otro lado, al recorrer el pasillo mental de mis memorias familiares,
recuerdo que mi madre me contó, cómo la tragedia golpeó nuestra casa, en
una ocasión en particular. Mami me narraba con la voz algo quebrada y
dolida: “hija un día mientras esperaba la transportación, para regresar a
casa, luego de haber culminado mis labores magisteriales; divisé a uno de
mis amigos, quien pasaba en su carro y el mundo se me cayó al suelo en una
fracción de segundo. Esto fue así pues, al contemplar que mientras le decía
adiós a mí amigo, éste se salió del carril por donde iba, llevándose a tú
hermana, arrastrada en la llanta trasera del auto”.
Mami me contaba que, ante sus gritos despavoridos, el amigo se detuvo; pero
ya era demasiado tarde, pues el cuerpecito de mi hermana, no resistió la
embestida del auto, y murió en el instante del impacto. Mi madre sufrió
inmensamente la pérdida de mi hermana, Ana Nélida.
¿Sabes?, es ley de vida que los padres partan de este mundo primero que los
hijos, por tanto cuando esa ley se invierte, quedan alterados el orden natural
de la vida y su curso respectivamente. Ante esta realidad, el corazón de una
madre queda roto y solamente el bálsamo del Espíritu Santo, puede traer
consuelo al alma…
Es maravilloso saber que, la palabra de nuestro Señor es fiel y clara, cuando
el mismo Cristo, nos dijo que:
“Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con
vosotros para siempre”. Juan 14:16 (RVR 1960).
De cara a esta desdicha, mi madre solicitó una transferencia, para poder
volver a trabajar con niños. Pero luego de haber sufrido un dolor tan grande,
en su tosquedad y basándose únicamente en el temor, aún a nosotros, los
hijos que amaba, nos apartó un poco de su lado. Esto ocurrió así, pues ella
creía que, podríamos correr con el mismo fatídico final. Irónicamente, ahora
solo le quedábamos mi hermano y yo.
De otro lado, recuerdo que cuando tenía apenas dos añitos, mis padres se
divorciaron, quedándonos al cuidado de mi abuela materna, ya que mi madre
continuaba trabajando en aquel tiempo en un campo de Hatillo, llamado;
“Sonadora”.
Te contaré que, en el lugar donde mi madre laboraba, no existía acceso a la
carretera. Razón por lo cual, la venían a buscar literalmente, en un método un
tanto pintoresco, pues iba y venía a dar clases montada en una yegua. En la
casa donde ella se hospedaba, no había energía eléctrica y la única forma en
que se alumbraban era con velas. De esta forma, ante la tenue luz de una vela,
mi mamá se alumbraba en las noches, para hacer sus planes escolares. Así de
esta forma, se preparaba para al otro día, poder dar las clases a sus discípulos.
Recuerdo que mami, solamente podía venir a vernos, los sábados para
regresar el domingo. Mientrastanto, mi padre se casó nuevamente,
procreando más hijos. Por parte de mi papá, tengo otros hermanos, a los
cuales conozco y con los quienes tengo una relación muy saludable, gracias a
Dios.
He aprendido que la ‘ley’ más poderosa que el Divino Creador nos ha
encomendado es la ‘Ley del amor’.
“Un mandamiento nuevo os doy: que os améis los unos a los otros; que
como yo os he amado, así también os améis los unos a los otros”. Juan
13:34 (LBLA).
Es necesario que caminemos en amor, no solo con nuestras familias, amigos
y conocidos, sino que debemos hacerlo en todas las áreas de nuestras vidas.
El amor, debe ser el motor que nos impulse a tener relaciones sanas y
positivas, llevándonos a vivir esa ‘vida abundante’ que Cristo pagó por
nosotros en la cruz del calvario… He llegado a la siguiente conclusión, con el
paso de los años al observar el comportamiento humano; ‘muchas personas
no logran llevar vidas sanas, porque tienen una gran carencia de amor en sus
corazones’.
Amigo/a no permitas que tu corazón deje de amar jamás. La falta de amor, es
el camino más rápido a una vida carente de Dios y rumbo a la oscuridad
eternal.
Permíteme lanzarte un reto…
¡Atrévete a vivir la vida abundante que Cristo pagó para ti!,.
Recuerda siempre lo que dicen las Sagradas Escrituras : “El ladrón no viene
sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y
para que la tengan en abundancia”, Juan 10:10 (RVR 1960).
Teniendo esta verdad presente, no podrás olvidar que, el único que toma
ventaja de nuestra falta de amor, es el enemigo de las almas. Aférrate a llevar
una existencia inundada de la esencia del cielo. Vive amando, pero sobre
todas las cosas, vive sabiendo perdonar y nunca te olvides del amor de Dios
Padre, quien entregó a su hijo por todos nosotros, amándonos más allá de
toda comprensión humana.
Continuando mi recorrido por el tiempo contigo, te diré que, la casa de mi
abuela materna a dónde fui a vivir, quedaba en la Avenida Dr. Susoni en
Hatillo, donde hoy día está el colegio católico. Allí, viví con ella hasta que
cumplí mis quince años. Son muchos los hermosos recuerdos que guardo de
esa etapa de mi vida, los cuales quedaron plasmados en las paredes de aquella
humilde pero acogedora residencia, escondida en una esquinita de la ‘Perla de
los Mares’.
La
casa donde me crié en la Ave. Dr. Susoni de Hatillo y la abuela que me crió.
Doy gracias, con todo mi corazón a Dios por mi familia, así como por los
fundamentos morales que me brindaron. La Biblia nos dice que en el
principio de la historia, en el Génesis el primer ministerio que Dios fundó fue
la familia, no fue la iglesia. Aunque la iglesia es importante, me resulta vital
hacerte observar esta particularidad, recordándote que la primera institución
que el cielo endosó fue la familia. Me parece que muchas personas omiten la
aceptación de este principio, pues les resulta más cómodo, escudarse detrás
de la religiosidad, renegando inconscientemente de sus responsabilidades
hogareñas.
No obstante, debo decirte que en el Génesis, lo primero que el Creador
estableció no fue un concilio o una entidad religiosa, sino que el Padre creó la
familia, para que fungiera como el eje central del Universo.
Culmino este capítulo, dejándote con un pensamiento, sí Dios creó primero la
familia, significa que para Él, este núcleo es sagrado y representa el elemento
más relevante para el cielo, el cual hace que toda sociedad pueda funcionar
adecuadamente.
Amado/a, te exhorto a que decidas cuidar tú familia con tesón, todos los días
de tú vida, porque es el ministerio más sagrado que el Todopoderoso te ha
encomendado…
No sacrifiques los corderos de tu casa. Bríndales a tus seres más cercanos,
todo tu amor y comprensión. Créeme que al así hacerlo, estarás sembrando en
buen terreno.
MIS DÍAS EN LA CIUDAD
Mis días en la ciudad de los rascacielos
DE LOS RASCACIELOS
Cuando miro atrás en el tiempo, aún recuerdo que al llegar las vacaciones de
junio, mi madre quiso ver a su hijo que vivía en ‘Brooklyn’ con una tía. Así
que nos fuimos para Estados Unidos, en un avión de cuatro motores que
hacía un ruido ensordecedor.
Te cuento que en aquel tiempo, las mujeres viajaban con sombreros o
‘pamelas’ y sobre todo, con ropa muy elegante. ¿Sabes?, el viaje era de ocho
horas y mi corazón estaba inmensamente agitado por la emoción de la
experiencia… Antes de proseguir con mi relato te compartiré algunos
recuerdos visuales que conservo de aquel excitante viaje…
Con mi mamá en la parte de atrás del parque de la estatua de la libertad 1948
En Brooklyn
1948
Nos perdimos en el Bronk y llegamos al terminal de Subway 1948
Era el año 1948, cuando llegamos a la gran ciudad de los rascacielos, para
pasar un tiempo junto a mí hermano y poder compartir así con la familia. Fue
una prolongada estadía porque estuvimos un año allá. Durante ese tiempo, mi
madre y yo, laboramos dentro de la misma factoría, una empresa llamada;
“The House of Beauty’s”, en la 4ta avenida de Brooklyn.
Aquella experiencia se convirtió para mí, en toda una aventura, estaba
conociendo un mundo nuevo, el cual aparentaba estar lleno de grandes
oportunidades, para una jovencita como yo. En cuanto a mis funciones
laborales, a esa temprana edad, te diré que ya sabía coser a máquina, pero en
aquella empresa, se dieron a la tarea de enseñarme a coser en máquina
industrial. Este detalle me emocionó bastante pues me brindaba la capacidad
de integrarme dentro de la compañía.
De esta manera, empecé a trabajar en dicha factoría y a mi corta edad, ya
había entrado a formar parte de la fuerza laboral. En un tiempo donde todavía
era un tabú que una mujer trabajara, durante mi primera semana de trabajo
me gané $50.00. ¡Qué emoción!, para mí eso era lo más grande que me había
sucedido.
Sorprendentemente, al paso de los seis meses me habían enseñado a coser en
máquina de dos agujas, y yo estaba contenta, pues tenía un buen sueldo que
me permitía ayudar a mi madre con los gastos del apartamento donde
residíamos. Me sentía muy feliz de estar por allá; pues el ambiente era
totalmente diferente, a lo que había conocido en la Isla. Por primera vez,
respiraba un aire a libertad e independencia que resultaba en una nueva
vivencia para mi joven existencia.
Lamentablemente, para mi corazón de mujercita joven que comenzaba a ver
un nuevo ‘Universo’, al paso de un año fuera de Puerto Rico, mi abuelita se
enfermó y su deseo era verme por última vez. El ‘sentido del humor de Dios’,
parecía estarme jugando una mala pasada, pero Él sabía por qué y para qué,
estaba haciéndome regresar a la Isla. Mi Padre Celestial, estaba ordenando
mis pasos de acuerdo a Su perfecta voluntad…
“Por Jehová son ordenados los pasos del hombre, y él aprueba su camino”.
Salmo 37:23 (RVR 1960).
Mi tía, la cual vivía cerca de mi abuelita, creía que ella se iba a morir, y llamó
a mi madre para que me enviara con mi hermano para Puerto Rico,
cumpliendo así la voluntad de su madre, mi querida abuela Carmen. Al otro
día de haber arribado a Puerto Rico; sorpresivamente mi abuela se levantó de
su cama en donde había estado postrada y gracias al Señor se restableció su
salud. A la semana siguiente, llegó a la Isla mi madre, y posteriormente mi
hermano se regresó nuevamente para ‘Brooklyn’ donde trabajaba. Sin
embargo, para mí ya no había oportunidad de regresar, sin saberlo Dios tenía
otros planes para mí vida, los cuales en aquel momento yo desconocía...
“Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros
caminos mis caminos, dijo Jehová”. Isaías 55:8 (RVR 1960).
Nos quedamos viviendo en Hatillo, mi madre y yo, en la casa de mi abuela.
Como aún era una menor de edad, obviamente tenía que hacer lo que mi
madre dijera. Entiéndase, que aunque deseara volver a la ciudad de los
rascacielos, debería permanecer junto a mi madre. Todo esto sucedió en un
mes de junio, en un verano triste, el cual resultó un tanto gris para mí y en el
cual ni siquiera tenía el consuelo de las clases.
Con mis espejuelos de mujercita joven, queanhelaba ver otras culturas,
trabajar y crecer como persona, lo que me había sucedido era algo negativo,
prácticamente un episodio trágico. Yo veía lo ocurrido de esta forma, pues ya
no podría regresar a la ciudad de los rascacielos, no tenía ya la opción de
volver, al lugar que yo consideraba era lo mejor para mí futuro.
Lejos estaba el cruzarse dentro de mi imaginación, la travesía que el cielo
tenía diseñada para mí junto a un hombre muy especial… Hubiese resultado
muy distinta mi historia, de haber vuelto a Estados Unidos, pero como
nuestro Padre es perfecto y ve más allá de lo que nuestros ojos carnales
pueden ver, El dirigió cada uno de mis pasos hacia su santa voluntad…
“Por Jehová son ordenados los pasos del hombre, y él aprueba su camino”.
Salmos 37:23 (RVR 1960).
Llegó el mes de agosto y mi madre me matriculó en la Escuela Superior de
Camuy, pues yo no quería estudiar en Arecibo, así que comencé mis estudios
en la Escuela José Julián Acosta. Recuerdo que entre las asignaturas en las
cuales me matricularon estaban: inglés, biología, química y economía
doméstica. Puedo remontarme en mi memoria a aquel tiempo, pues luego de
haber comenzado las clases, hice amistad con una de las compañeras de
estudios y siempre nos reuníamos para platicar pues éramos más o menos de
la misma edad.
Es curioso cómo Dios siempre nos rodea de personas, que pueden llegar a ser
como ángeles para nuestra vida. Curiosamente, un día aquella amiga y yo nos
pusimos a recordar, los apodos con los que nos llamaban en la casa. Ella me
dijo que le decían “Mary”, y yo le dije que mi abuela me decía “Yeya”. Hasta
el día de hoy, mi nombre solo lo dicen en mi pueblo natal de Hatillo, pues
todo el mundo me conoce por mi apodo; “Yeya”.
Qué bendición es que Dios nos conceda el regalo de una buena amistad,
nuestros amigos nos añaden o nos restan. Te puedo asegurar que el
termómetro para saber si una amistad viene del cielo o no, es el hecho de que
sí viene de Dios, siempre producirá en ti buenos frutos.
Por eso la palabra nos exhorta de la siguiente forma: 
“En todo tiempo ama el amigo”. Proverbios 17:17 (RVR 1960).
Para la época que mi madre se desempeñaba como maestra en el pueblo de
Hatillo en grados primarios, a ella le gustaba mucho bailar, así como las
fiestas. Debo confesar que a mí no me llamaba mucho la atención, las fiestas,
ni la algarabía; pero no podía escapar de las mismas pues mi mamá era la
propulsora de dichos encuentros.
Con el pasar de los días, mami, decidió hacer más frecuentes sus “jaranas”,
(fiestas), en casa de sus amigas. Ella, convirtió en su meta personal,
entretener a la juventud durante el tiempo de las vacaciones navideñas. Mi
mamá llevaba los discos bailables y el tocadiscos. Ella además de ser
maestra, también era la capitana de las ‘Niñas Escuchas’. Por tanto, buscaba
en qué entretenerlas, todo esto con tal de no tener que verlas, en la plaza
pública del pueblo buscando novios.
En aquella época de juventud, donde la vida comenzaba a penas a florecer y
la primavera de mis ilusiones estaba rebosante, fue cuando descubrí que
existía un joven llamado Yiye (José Joaquín Ávila). Para mi sorpresa aquel
chico, apodado Yiye, estaba interesado en mí.
Debo confesarte que mi mamá, contribuyó bastante a nuestro romance, pues
ella misma, empezó a invitarlo a sus famosas ‘jaranas’, (fiestas). Fue así que,
poco a poco, empezamos nuestra amistad, luego aquella relación fue
creciendo y se convirtió en un amor muy especial…
Mi mamá, Yiye y yo frente a la casa de mi madre. 1949
Aunque no lo crean, él, Yiye, era mi pareja en los bailes. El bailaba conmigo
todos los discos de las fiestas; esto obviamente, en las fiestas que mi madre
era la organizadora. Mi madre apoyó nuestra relación desde el comienzo, y la
miró con buenos ojos, ya que Yiye y ella, ambos pertenecían al cuerpo
magisterial. ¿Quién mejor a la vista de mi madre, que un maestro para que
algún día fuera mi esposo?,.
Éramos jóvenes y la vida se miraba con otros lentes y cristales. En ese
momento, todavía no habíamos conocido el Evangelio. Nuestra amistad
continuó y al año de nuestro noviazgo, en diciembre 23 del 1950, nos
casamos.
Nuestra Boda
Como era costumbre en aquellos tiempos, debido a las situaciones
económicas al casarnos, mi esposo y yo, fuimos a vivir a la casa de sus
padres en el Barrio Palomar de Camuy. Nuestra vida transcurría
tranquilamente, nos íbamos para los juegos de pelota, pues te comparto que
mi esposo era un aficionado a los deportes, desde muy temprana edad.
Pasados los tres meses de vivir en aquel Barrio Palomar, junto a mis suegros,
como toda esposa joven que anhela su espacio al lado de su cónyuge, le
comenté a mí esposo, que por favor nos mudáramos para el pueblo a vivir
nosotros dos, solos. Mi deseo le agradó a Yiye, e inmediatamente se dio a la
tarea de buscar una casa en el pueblo, pronto nos mudamos para una vivienda
que quedaba en la calle San Juan.
En ese tiempo estaban vendiendo solares y él decidió comprar uno; el lote
tenía el suficiente espacio para que hubiese lugar donde poder poner un
gimnasio y así él poder seguir haciendo sus ejercicios, ya que en aquel
momento era la afición que más que le gustaba. Pasado los tres meses de
nosotros habernos mudado a vivir en el pueblo, los padres de mi esposo
vinieron a visitarnos, y a proponerle a mi marido que ellos querían aportar,
para ayudarnos a pagar la hipoteca de la casa que se iba a construir. Así que
hablaron con su hijo y éste gustosamente aceptó la ayuda.
Al año, se terminó de construir la casa en que íbamos a vivir y nos mudamos
a ella. Yo me encontraba embarazada para ese tiempo de mi primera hija, y
me faltaban solo dos meses para dar a luz. Posteriormente, mis suegros
vendieron su casa y se mudaron a vivir con nosotros al pueblo.
A pesar de estar viviendo con mis suegros nos sentíamos felices, pues no
teníamos problemas. A nuestra familia también se integró, el hermano de
crianza de mi esposo, Felipe Crespo, quien se constituyó en una gran ayuda
para la familia, brindando su apoyo incondicional en todas las tareas del
hogar.
Felipe, fue y ha sido siempre como un ángel que Dios nos envió; pues nos
brindó su ayuda absoluta y su lealtad; ya que nos auxilió aún en la crianza de
nuestras hijas. Ciertamente, le honramos porque es uno de esos seres
especiales que el cielo envía para marcar con bendición una casa. Le
amamos, como a un miembro de nuestra familia y le ennoblecemos a él y a
su familia, por todo lo que hizo para bendecir nuestra morada. Estaremos
eternamente agradecida por todos sus esfuerzos, sacrificios y gestos de
nobleza para con nuestro hogar…
Dios siempre envía sus ángeles a socorrernos, de una forma u otra…
DIOS SANA Y LLAMA
Dios sana y llama a Yiye a servirle
A YIYE A SERVIRLE
Muchos conocen la historia de Yiye, motivo por el cual no es un misterio la
importancia que siempre tuvieron los ejercicios y el deporte en su vida. Tanta
era su afición y pasión por esta inclinación, que te compartiré un dato
interesante; ‘Yiye tenía un pequeño gimnasio en el sótano de nuestra casa’.
Siendo un deportista diestro y conocedor de la materia, te confieso que
todavía no entiendo y me cuestiono, ¿cómo se lastimó una de sus rodillas
haciendo ejercicios?,. Tan grave fue aquella lesión, que estuvo al filo de casi
no poder caminar, sin poder sostenerse a penas sobre sus pies.
Ante dicha lesión, tuve que prepararle un bastón para que se apoyara en él, y
así pudiera moverse poco a poco. A causa de lo persistente de aquella
dolencia, acudimos al médico quien le diagnosticó, que tenía un trágico
cuadro de reumatoide.
Aquella noticia estremeció nuestras jóvenes vidas, pues como pareja a penas
comenzábamos a salir adelante, y un cuadro como este representaba un reto,
al igual que una significativa limitación.
Hay escenarios que llegan y nos golpean, trastocando nuestras expectativas
sobre la vida. Pero créeme que Dios no permitirá que enfrentes una tormenta,
la cual no redunde en tu crecimiento. Él tiene la habilidad de usar todopara
nuestro bienestar. Dios es experto transformando el día de maldición en
tiempo de bendición.
“Sin embargo, por el amor que el Señor tu Dios siente por ti, no quiso el
Señor escuchar a Balán, y cambió la maldición en bendición”.
Deuteronomio 23:5 (NVI).
Como consecuencia de su diagnostico, mi esposo empezó un tratamiento
clínico para dicha condición, pero el dolor persistía de forma feroz, sin poder
encontrar alivio dentro de la ciencia médica. Esta dolencia representaba una
inmensa restricción para Yiye, debido a sus funciones como maestro, al igual
que como aficionado al deporte.
Como las clases estaban en sus inicios, se tenía que esforzar por caminar
hasta la escuela. El plantel escolar, le quedaba relativamente cerca, pero
recuerdo todavía que debido a su dolor, la distancia más corta le agobiaba
inmensamente.
Ahora el escenario, para él ‘humanamente hablando’, se había tornado gris.
Yiye, ya no podía hacer sus ejercicios de pesas, pero sobretodo no podía
doblarse, pues su dolor era persistente y agudo. Aquella molestia le embestía,
cómo
de pesas, pero sobretodo no podía doblarse, pues su dolor
cuando una bestia despiadada la cual te ataca sin piedad, así
era persistente y agudo. Aquella molestia le embestía, cómo
de terrible era aquella dolencia para mi esposo. cuando una bestia despiadada la cual te
ataca sin piedad, así de terrible era aquella dolencia para mi esposo. 
Un tanto desanimado y preso del desaliento por causa
Un tanto desanimado y preso del desaliento por causa
de su condición de reumatoide, ahora mi esposo se de su condición de reumatoide,
ahora mi esposo se
conformaba con tan solo ver los deportes en la televisión; conformaba con tan solo
ver los deportes en la televisión;
ya que era lo único que podía hacer. “Desesperante”, es el
ya que era lo único que podía hacer. “Desesperante” , es el único adjetivo que cruza mis
pensamientos, cuando 
único adjetivo que cruza mis pensamientos, cuando 
recuerdo, que para él ese capítulo de su vida fue uno muy
recuerdo, que para él ese capítulo de su vida fue uno muy oscuro. Mí amado esposo,
siempre había sido un hombre
oscuro. Mí amado esposo, siempre había sido un hombre
muy activo en el ámbito deportivo, logrando destacarse en ese ambiente
de forma exitosa. 
No me cabe la menor duda de que, los deportes eran su 
No me cabe la menor duda de que, los deportes eran su 
refugio, hasta aquel momento…
refugio, hasta aquel momento…
Imagínate a Mr. Puerto Rico 1952, ante aquel cuadro
Imagínate a Mr. Puerto Rico 1952, ante aquel cuadro desesperante de enfermedad. De
cara a aquel escenario, el desesperante de enfermedad. De cara a aquel escenario, el
Dios Todopoderoso, estaba llamando a mi esposo, a 
Dios Todopoderoso, estaba llamando a mi esposo, a entregarse a un llamado
muchísimo superior que los 
deportes.entregarse a un llamado muchísimo superior que los deportes.
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“Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos,
ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová”…
“Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros
caminos mis caminos, dijo Jehová”…
Isaías 55:8, Reina Valera 1960
Isaías 55:8, Reina Valera 1960
Dios quería convertirse en el refugio por excelencia de mi esposo, y usarle
para impactar las naciones. El Señor no Dios quería convertirse en el refugio
por excelencia de
haría su obra, mediante los deportes, sino mediante un
mi esposo, y usarle para impactar las naciones. El Señor no
ministerio poderoso de sanidad. Jamás, me dejará de
haría su obra, mediante los deportes, sino mediante un
sorprender el interesante ‘sentido del humor de Dios’, ministerio poderoso de
sanidad. Jamás, me dejará de
quien nos juega travesuras en ocasiones. Nuestro Creador sorprender el
interesante ‘sentido del humor de Dios’, 
desea recordemos siempre que sin Él no somos nada y más
quien nos juega travesuras en ocasiones. Nuestro Creador 
aún, que sin Él no podemos alcanzar una vida abundante…
desea recordemos siempre que sin Él no somos nada y más aún, que sin Él no
podemos alcanzar una vida abundante…
“El discípulo que se mantiene unido a mí, y con quien
yo me mantengo unido, es como una rama que da mucho “El discípulo que
se mantiene unido a mí, y con quien yo me mantengo unido, es como una
rama que da mucho
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fruto; pero si uno de ustedes se separa de mí, no podrá hacer nada”. Juan
15: 5 (TLA).
Un buen día, Yiye, decidió prender el televisor más temprano de lo
acostumbrado, para ver el juego de pelota de las grandes ligas americanas.
No obstante, para su sorpresa, estaban transmitiendo un programa evangélico,
donde se encontraba predicando un evangelista norteamericano llamado; Oral
Roberts...
Este programa era traducido al español, y él se interesó muchísimo en el
mismo, debido a que el evangelista al terminar la predicación hacía un
llamado para todos aquellos que quisieran aceptar a Cristo, como su salvador
personal; y luego oraba por los enfermos.
A Yiye, le impactaba ver que muchos eran sanados en aquellos servicios
televisados. En dicho programa muchas personas testificaban de cómo habían
sido sanados, y validaban la cantidad de tiempo que tenían padeciendo dicha
enfermedad, previamente a haber recibido su milagro. El mensaje de la cruz,
es poderoso y más aún si viene acompañado con la promesa expresada en los
Evangelios.
“Sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán”. Marcos 16:18 (RVR
1960).
Este hombre de Dios, Oral Roberts, despertó en mi esposo un gran deseo de
obtener esa experiencia de fe sobrenatural con el Todopoderoso. Pero, sobre
todas las cosas, activó en su corazón la fe de que él, también podía ser
sanado…
“Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible”, Marcos 9:23
(RVR 1960).
Nunca olvidaré que aquel predicador, siempre decía que quien sanaba era
Cristo, que él solo oraba como un instrumento del cielo. Dándole única y
exclusivamente, la gloria a Dios, por los milagros ocurridos en sus cruzadas y
eventos. Todo esto, mi esposo me lo contó al pasar los años, ya que yo era
católica para ese tiempo.
Cuando decidió compartir su experiencia con Dios, conmigo me dijo que, se
encerró en el cuarto e hizo como el predicador había dicho, entregándole su
vida a Cristo. De este episodio de conversión, yo no me enteré
inmediatamente, pues esto ocurrió un domingo, y yo los domingos me iba
para Hatillo a ver a mi abuela con mis tres hijas. En adición a este detalle, a
pesar de que amaba a Dios, yo todavía no tenía un entendimiento claro de lo
que le estaba ocurriendo a mi esposo en el plano espiritual… En su momento,
Dios trató también con mi persona de manera muy peculiar…
Siento que fui y soy una mujer bienaventurada, porque Dios me concedió la
bendición de traer a este mundo tres hermosas princesas de Jesucristo. Di a
luz, tres ángeles que nos prestó el cielo, y de los cuales solo me queda una de
esas preciosas princesas…
La primera de mis hijas, lo fue mí dulce y siempre recordada, Carmen Ilia,
quien nació en el 12 de octubre 1952, (q.d.e.p.). Posteriormente, de forma
casi consecutiva, nació la evangelista de la casa, Iris Noemí, el 10 de
diciembre de 1953, (q.d.e.p).
El último de los regalos que nos dio el Señor Jesucristo, a Yiye y a mí como
padres, lo fue una hermosa mujer de Dios. Hoy día, ella se ha convertido en
mi refugio, es una amiga, una gran ayuda y mi compañía incondicional, me
refiero a mi querida hija, Doris Myrna. Ella nació el 24 de diciembre de 1954.
Definitivamente, Doris es uno de los regalos más hermosos que he recibido
en toda mi existencia…
Doris Myrna, Iris Noemi y Carmen Ilia
Retomando el relato sobre el testimonio de la sanidad de mi esposo, te
contaré que el resultado de su milagro no fue inmediato… ¿Sabes?, en
ocasiones pensamos que los milagros deben ser instantáneos, sobretodo
dentro de una generación que está acostumbrada a la inmediatez. A veces
pareciera que, estamos esperando que Dios se comporte como un
“microondas”, y que en 30 segundos manifieste todo lo que tiene para
nosotros. Ciertamente, Dios puede hacerlo, pero en ocasionespone a prueba
nuestra fe.
¿Qué tal sí Naamán el sirio, solo hubiera ido al Jordán 3 veces en vez de 7?,
este relato lo puedes encontrar en Segunda de Reyes, Capitulo 5.
Te compartiré este pasaje antes de proseguir, porque considero importante
que revisemos las experiencias que Dios nos permite vivir a la luz de su
palabra. Este ejercicio nos dará una visión más clara y amplia del por qué y
para qué, el Padre Eterno permite ciertas situaciones en nuestro caminar…
Nunca olvides, que los tiempos de Dios no son nuestros tiempos, y los
métodos o procesos divinos, no son necesariamente como los hemos
imaginado dentro de nuestra mente la cual es sumamente finita, comparada a
la del Creador del Universo. Lo importante, es reconocer que aunque no
entendamos el proceso, Dios está en control, obrando para favorecernos con
su amor.
Naamán es sanado de su lepra 2da Reyes, Capítulo 5 (BDHH).
5 Había un hombre llamado Naamán, jefe del ejército del rey de Siria, muy
estimado y favorecido por su rey, porque el Señor había dado la victoria a
Siria por medio de él. Pero este hombre estaba enfermo de lepra. 2 En una
de las correrías de los sirios contra los israelitas, una muchachita fue hecha
cautiva, y se quedó al servicio de la mujer de Naamán.
3 Esta muchachita dijo a su ama: Si mi amo fuera a ver al profeta que está
en Samaria, quedaría curado de su lepra. 4 Naamán fue y le contó a su rey lo
que había dicho aquella muchacha. 5 Y el rey de Siria le respondió: Está
bien, ve, que yo mandaré una carta al rey de Israel. Entonces Naamán se fue.
Tomó treinta mil monedas de plata, seis mil monedas de oro y diez mudas de
ropa, 6 y le llevó al rey de Israel la carta, que decía: «Cuando recibas esta
carta, sabrás que envío a Naamán, uno de mis oficiales, para que lo sanes de
su lepra.»
7 Cuando el rey de Israel leyó la carta, se rasgó la ropa en señal de aflicción
y dijo: ¿Acaso soy Dios, que da la vida y la quita, para que éste me mande un
hombre a que lo cure de su lepra? ¡Fíjense bien y verán que está buscando
un pretexto contra mí!
8 Al enterarse el profeta Eliseo de que el rey se había rasgado la ropa por
aquella carta, le mandó a decir: «¿Por qué te has rasgado la ropa? Que
venga ese hombre a verme, y sabrá que hay un profeta en Israel.» 9 Naamán
fue, con su carro y sus caballos, y se detuvo a la puerta de la casa de Eliseo.
10 Pero Eliseo envió un mensajero a que le dijera: «Ve y lávate siete veces
en el río Jordán, y tu cuerpo quedará limpio de la lepra.» 11 Naamán se
enfureció, y se fue diciendo:
— Yo pensé que iba a salir a recibirme, y que de pie iba a invocar al Señor
su Dios, y que luego iba a mover su mano sobre la parte enferma, y que así
me quitaría la lepra. 12 ¿No son los ríos de Damasco, el Abaná y el Farfar,
mejores que todos los ríos de Israel? ¿No podría yo haber ido a lavarme en
ellos y quedar limpio? Y muy enojado se fue de allí.
13 Pero sus criados se acercaron a él y le dijeron: Señor, si el profeta le
hubiera mandado hacer algo difícil, ¿no lo habría hecho usted? Pues con
mayor razón si sólo le ha dicho que se lave usted y quedará limpio.
14 Naamán fue y se sumergió siete veces en el Jordán, según se lo había
ordenado el profeta, y su carne se volvió como la de un jovencito, y quedó
limpio.
Los procesos de Dios, para cada persona son particulares e individuales. En
el caso de mi esposo, tal vez por el ministerio que el Señor sabía le daría,
probó su fe un poquito más allá de los límites del entendimiento humano
convencional… Lo determinante de este proceso fue que, él decidió creer y
persistir en la fe, mirando como al invisible…
“Por fe, Moisés se fue de la tierra de Egipto, sin miedo al enojo del rey; y se
mantuvo firme en su propósito, como si viera al Dios invisible”. Hebreos
11:27 (DHH).
Mientras tanto, en medio de su proceso, mi esposo continuaba viendo
consistentemente, el programa de aquel hombre de Dios, todos los domingos.
Y como ya se había convertido al Señor; empezó a ir de noche a la Iglesia
Metodista La Roca. De igual forma, comenzó a asistir a las campañas
evangélicas, cuando quedaban cerca.
Me resulta interesante que, cuándo tenemos una urgencia de Dios, cuándo
cargamos hambre de Él, le vamos a buscar cómo declara el Salmista David al
decir que:
“Así como un venado sediento desea el agua de un arroyo, así también yo,
Dios mío, busco estar cerca de ti. Tú eres el Dios de la vida, y anhelo estar
contigo. Quiero ir a tu templo y cara a cara adorarte sólo a ti”. Salmos
42:1-2 (TLA).
Por mi parte, cuando me enteré de lo que estaba pasando, fue entonces
cuando comenzaron los problemas entre nosotros, como pareja. Mi carácter
cambió de una forma tremenda, le pedí tres veces el divorcio, cosa que mi
esposo nunca hizo y la cual se rehusó aceptar o tan siquiera contemplarlo.
Pero, lo interesante es que tampoco me contestaba nada de lo que yo, con mi
poca paciencia e ignorancia le preguntaba o reclamaba en cuanto a aquella
conversión. Su silencio era su mejor respuesta ante mis corajes, tal vez
porque entendía que no era el momento de hablar. Creo que en su corazón
Yiye, sabía que ese momento llegaría más adelante.
En ocasiones, cuando tu pareja llega a los pies de Cristo primero, tiene la
opción de caminar en amor y llevarte a los pies de la cruz o salir huyendo. En
nuestros días, lamentablemente, muchas personas optan por la salida que
aparentemente resulta menos laboriosa, y huyen. No obstante, Dios mira con
agrado a quienes luchan con misericordia por traer a los pies del Maestro a su
compañero/a de vida.
Debo destacar que esto no se logra con palabras, sino con acciones. Las
palabras apelan al entendimiento y a la razón, pero el ejemplo y las acciones
tocan la fibra más profunda del corazón de un ser humano.
La verdad es que yo no podía entender, cómo Yiye se me podía quedar
callado, mirarme sin rencor y siempre con amor, a pesar de todos mis
reclamos. Hoy puedo comprender que mi esposo me miraba con ese amor y
esa misericordia, porque solamente quien conoce al Señor lo puede hacer
así… Definitivamente mi esposo ya tenía a Cristo en el corazón y su vida
había cambiado para siempre por completo…
Este cambio de vida, solamente lo puede experimentar alguien que ha estado
en la presencia de Dios. La presencia del Nazareno, nos transforma para
siempre irremediablemente, de manera tal que comenzamos a modelar a
Cristo con cada una de nuestras acciones.
Es ante esta transformación y metamorfosis que podemos exclamar como el
Apóstol Pablo:
“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo
en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el
cual me amó y se entregó a sí mismo por mí”. Gálatas 2:20 (RVR 1960).
MI CONVERSIÓN
A CRISTO
Mi conversión a Cristo
Todas las noches, al ir a acostarse, mi esposo me leía la Biblia en la cama,
todo esto para que yo escuchara lo que decía en la lectura de la palabra de
Dios. En aquel momento yo me molestaba, y le contradecía todo lo que él me
leía. Incluso, él llegó a leerme la porción bíblica de Éxodo 20, donde están
los diez mandamientos, y esto me molestaba e irritaba aún más.
Mi esposo me decía que, yo ‘no’ tenía por qué estarme confesando con un
hombre igual que él, ya que todavía yo profesaba la fe católica. Según él
seguía leyéndome la palabra de Dios, yo iba haciéndome muchas preguntas,
las cuales ahora, no podía responderme, dentro de mi limitado conocimiento
religioso. Esto me sucedía porque, estas enseñanzas, no eran lo que por tantos
años había aprendido, dentro del catolicismo. La experiencia de fe de mi
esposo Yiye, me estaba impactando y trastocando mis creencias religiosas,
más allá del aspecto intelectual.
Pero, debido a mi temperamento, a pesar de que sus vivencias me estaban
comenzando a tocar el alma, te admito que no me le quedaba callada a mi
esposo. Mi defensa, así como expresiones para él ante el tema de la fe eran
que: “ese libro que tú tanto lees, está mal escrito, el sacerdote es quien tiene
la razón”…
Con gran dificultad, podía vislumbrarque pronto yo también caería rendida
ante el lugar más alto que cualquier ser mortal puede llegar, ante los pies de
Jesucristo… Sin embargo, todas las noches era lo mismo, él seguía
insistiendo en la lectura bíblica. Pero ahora, había adoptado una nueva
estrategia, ya no le hacía caso, ni discutía, para que me dejara tranquila. De
todas formas, no tenía ningún argumento para contradecirle. Y ¿por qué no
decirlo?, no quería darle la razón de ninguna manera. No me gustaba perder,
así era esta servidora hasta ese momento...
De esta forma, pasaron tres largos meses y él no perdía tiempo hablándome
de la Biblia. Bien sabía mi esposo, al persistir en hablarme de Cristo, que el
siguiente principio bíblico es eficaz e infalible:
“Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios”. Romanos
10:17 (RVR 1960).
Ya me encontraba sumamente cansada de todo esto, y una noche pensé para
mis adentros: “yo no pierdo nada con probar”. Así que fui a buscar a la casa
de mi madre la misma Biblia que él me está leyendo, pero mi versión, la cual
era católica, pues mi madre tenía una igual y yo sabía dónde estaba. Así fue
como, a escondidas de mi esposo y de mi mamá, empecé a leer la Biblia.
Comencé, buscando el pasaje de Éxodo 20, para verificar si era cierto lo que
decía. Cuando empecé a leer, me encontré corroborando con mis propios
ojos, aquello que tanto me leía mí esposo. ¿Sabes?, yo siempre había creído
que, eso no estaba escrito como Yiye me lo leía. Pero, ¡que sorpresa me llevé
cuando lo leí!, con todo y leerlo con mis propios ojos, no podía creerlo aún.
Mis dudas empezaban a atormentarme ahora más, así estuve varios días, pues
la convicción del Espíritu Santo comenzó a golpear las puertas de mi
corazón. Debo confesar que, me costaba trabajo darle la razón a mi marido, y
saber que era yo la que estaba equivocada…
Honestamente, eso no podía ser, ¿cómo podía ser posible que llevara tantos
años, viviendo dentro de una mentira religiosa?,. Me afectaba pensar que
todo esto fuera el simple resultado de no leer la Biblia, irónicamente
teniéndola a mi alcance. Te contaré que, en aquellos tiempos nos decían que
no se podía leer la Biblia porque uno se volvía loco. A pesar de todas esas
ideas, que me habían inculcado en aquel tiempo, pensé que solamente había
una forma de saber la verdad, y me arriesgué a hacer lo que mi marido me
decía, noche tras noche. Le di permiso a Dios de comenzar a obrar en mi
vida….
Así fue como ante la consistencia e insistencia de mi esposo, un buen día le
dije al Señor de una manera brusca pero muy honesta en mi primera oración:
“ Mira Dios, yo esta noche te pido perdón por mis pecados y acepto a
Jesucristo como mi Salvador personal, yo sé que no tengo pecados, pues ayer
me confesé y tomé la comunión, pero de todas formas te pido perdón, pues
Yiye me dice que el perdón sólo lo da Jesucristo... Pero otra cosa que te voy
a decir, es que yo quiero que Tú me des una experiencia o me hables. No me
mandes razón con ningún pentecostal, pues tú sabes que yo no creo en ellos,
tampoco me hables por sueños, pues al otro día se me puede olvidar, y menos
me mandes razón con Yiye, pues él es mi marido y no le voy a creer lo que
me diga. Así es que mira a ver cómo te las entiendes, para que yo sepa cuál
es la verdad, así es que Tú sabrás lo que vas a hacer. Ah, se me había
olvidado te lo pido en el nombre de Jesús, como mi marido dice. Amén…”
Puedo imaginarme a Dios, sonriendo de forma tierna desde su trono ante la
osadía de mi oración, y mirándome como un padre mira a un pequeñito que
está buscando la forma de llegar a sus brazos…
Me acosté a dormir y cuando desperté al otro día me sentí alegre, pues según
mis conclusiones al abrir mis ojos esa mañana, a mi juicio no había tenido
ningún resultado mi petición de la noche anterior. Asumí entonces que yo
estaba en lo correcto. Así que miré para el lado, y vi a mi marido durmiendo
en nuestra cama, ya eran cerca de las siete de la mañana, y pensé, “tú no eres
mejor que yo”…
De esta manera, me acosté otra vez. Sin embargo, no había puesto la cabeza
en la almohada, cuando de pronto sentí que mi cuerpo se levantaba de la
cama, se suspendía en el aire; literalmente mi cuerpo empezó a temblar, y yo
no podía detener aquella experiencia. Yo estaba en todo mi conocimiento
pero no podía dominar mi cuerpo, el Espíritu Santo había venido a visitarme,
pero sobre todo a sacudir mi incredulidad.
Al momento empecé a glorificar a Dios, y yo sentía que mi voz salía de mi
garganta, pero al mismo tiempo tampoco podía cerrar la boca. Aquello, era
una experiencia donde mis sentidos estaban expuestos a la misma presencia
de Dios, de forma sobrenatural. Yo solo podía pensar en los pentecostales,
pues solo había visto esa clase de manifestación, en una pequeña iglesia, que
quedaba cerca de mi casa. Mientras Dios trataba conmigo, no podía evitar
pensar en las múltiples ocasiones que había sentido eso que yo llamaba un
‘alboroto’…
Qué ironía que esta servidora estaba viviendo esto, pues yo había sido de las
personas que antes de esta experiencia, me iba cerca de la iglesia y me reía de
ellos, de ‘los pentecostales’, burlándome al igual de las manifestaciones
sobrenaturales. Que ‘broma divina’, me estaba jugando Dios, al brindarme
aquella experiencia tan fuerte y sublime con el Espíritu Santo… En ese
momento todas mis ideas preconcebidas, prejuicios y esquemas, se cayeron
ante la presencia del Padre Eterno.
Ahora yo también era una de esas ¡‘alborotosas aleluyas’!,. Definitivamente
puedo decir que gracias sean dadas a Dios por su inmenso amor y
misericordia con la que nos ha amado…
Permanecí como quince minutos, sumergida dentro de esta nueva
experiencia, hasta que sentí cuando mi cuerpo fue colocado sobre mi cama
nuevamente. Cuando me reincorporé, me levanté pero me parecía que no
pisaba el suelo al caminar de lo extasiada que había quedado de aquel
encuentro con el Espíritu Santo.
Mientras tanto, mi esposo se levantó y me contempló asombrado diciéndome,
“¿qué te pasa?, que te veo tan distinta…” Le dije: “yo no sé qué me ha
pasado, pero me siento tan y tan bien, tan liviana”, y le conté la experiencia
que había tenido con Dios.
Entonces, él me explicó que yo había tenido un encuentro sobrenatural con el
Señor, y su rostro se iluminó de alegría. Mi esposo había estado orando
muchísimo, para que mi corazón se abriera a Cristo y para que tuviera una
experiencia sobrenatural con la presencia de Dios.
Honestamente, él no sintió, ni vio nada de lo que me estaba ocurriéndome en
aquella mañana, pero todo lo acontecido era la respuesta a sus muchas
oraciones elevadas al Padre, por la salvación de mi alma. Ese día una vez salí
de la cama, me dirigí hacia la cocina y le preparé el desayuno a Yiye, y a mis
nenas, pero él no quiso desayunar. Ese día, me dijo que iba a ayunar, esto
para darle gracias al Señor, por lo que había hecho conmigo. Ese mismo día,
yo le dije que me dejara la llave del carro, pues quería ir a casa de mi mamá,
y así lo hizo.
Como ahora yo sabía lo que me decía la Biblia, dentro de lo que ya había
leído, empecé a sacar todo lo que comprendía no era agradable al Señor, de
entre mis cosas. Debo acentuar que este fue el trato que Dios tuvo conmigo,
de forma muy personal e individual. Nuestro Creador es un Padre que, trata
con cada uno de sus hijos de forma directa e individual.
Emprendí un proceso muy particular y personal, lo digo de esta forma porque
todos tenemos áreas de nuestra vida que rendir a Jesús. Debemos asumir una
postura de rendición absoluta, cuando el Maestro llega a nuestra alma. Estas
fueron las áreas y cosas que yo personalmente le rendí; aquel día decidí
limpiar mi casa de tantas y tantas imágenes que tenía, la cuales comprendí no
eran ya necesarias para llenar mi vida. Decidí deshacerme de mis maquillajes
y prendas, entre otras cosas. Dentro de mi experiencia personal con Dios
sentí deshacerme de ellas, todo en el buen deseo de agradar al Señor.
Hago una pausa en mi relato, para invitarte a meditar ¿Cuáles son aquellascosas que necesitas rendirle al Maestro?...
Tal vez, las cosas que ameritas rendir ante la cruz, no sean las mismas que yo
rendí, pero ciertamente tengas áreas aún en tu corazón, que necesitas
postrarlas ante la presencia de Cristo. Hoy es un buen día, para limpiar la casa
de tu alma… ¡Anímate en el nombre de Jesucristo y libérate de todo lo que
puede estarte atando!,.
Todas aquellas cosas que yo entendí no complacían a Dios, las fui echando
en cajas de zapatos vacías que tenía, las puse en el carro y me fui para la casa
de mi madre a llevarlo todo.
No te conozco, pero Dios te conoce mejor que nadie, estoy segura que por
una poderosa razón, este libro llegó a tus manos. Quizás tus ataduras o ídolos,
no sean cosas tangibles, como lo fue en mi caso. Tal vez, en tu escenario de
vida, tus ataduras son ‘relaciones tóxicas’, las cuales necesitas echar como
hice yo, lanzándolas en una “caja de zapatos”, y expulsarlas de tu vida. Oro
con todas mis fuerzas a Dios para que te muestre; ¿Qué debes rendirle para
que puedas llevar una vida victoriosa en Cristo…?
Cuando llegué a la residencia de mi mamá, ya ella se encontraba en su salón
de clases. Sin embargo, uno de mis parientes estaba, y pudo verme entrar
cuando lo deje todo en la cama a mi mamá. Al ver mi acción, aquel familiar
me preguntó: “¿qué ocurre?”, “¿por qué que traes todo esto aquí?”. Entonces
me senté para explicarle todo lo que me había sucedido, e irónicamente
aquella persona no comprendió la relevancia de mi experiencia, pues lo único
que me dijo fue que le regalara la cadena que tenía puesta.
Ante aquella petición, me quite mi cadena, pues no me había dado cuenta que
aún la tenía puesta, y ya aquellas cosas no me interesaban más. Mi proceso
fue uno de desprendimiento total. Habrá instancias en la vida, que la única
forma para avanzar en nuestro andar diario, será soltando todas las cosas y
personas, que nos detienen en nuestro progreso espiritual.
De regreso a mi casa me sentía muy contenta, pues ya había salido de todo lo
que tenía en mi poder, que ahora con mi nuevo conocimiento yo comprendía
que no era agradable al Señor. A la luz de mi nueva experiencia espiritual,
por fin había vuelto la paz a mi hogar, y toda la gloria le pertenecía a Dios.
“El me dijo: Mi presencia irá contigo, y te daré descanso”. Éxodo 33:14
(RVR 1960)
Ese mismo día mi madre salió de la escuela y se apareció en mi casa, ella me
venía a reclamarme por todas las cosas que yo había llevado a su casa, ya que
se encontraba turbada por mis acciones. Mi madre no comprendía lo que
estaba sucediendo, así que empujó la puerta de la sala de mi casa y se dirigió
a la cocina donde yo estaba. Sus intenciones eran reclamar, pero al verme no
pudo hablar y se desconcertó, la envolvió una paz tan grande y tan sublime,
que dio media vuelta y salió de mi casa sin decir ni media palabra... Esas son
solamente algunas las cosas que hará el Espíritu Santo por ti, cuando le rindas
todo… Dios es capaz, de transformar las intenciones del corazón.
Yiye, estaba orando en la sala, pero el temor que mi mamá tenía al salir
impactada por la presencia de Dios era tan fuerte, que ni siquiera lo vio al
entrar o al salir. Puedo asegurarte que desde ese momento glorioso Dios tomó
el señorío de mi vida y todo cambió en mi casa, ¡aleluya!,. Toda la gloria sea
dada siempre a nuestro Señor Jesucristo. Ahora, por fin había paz en mi
matrimonio.
Mis hijas estaban felices, pues ya no se oían mis gritos, ni había discusiones
triviales dentro de nuestra casa. Dios se apoderó de mi corazón, emociones y
carácter pero sobretodo trajo liberación a los aires de mi casa… Ahora se
respiraba otro ambiente, uno de paz, libertad y armonía.
“Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay
libertad”. 2da Corintios 3:17 (RVR 1960).
Mi Señor Jesucristo, tiene la habilidad de cambiar nuestra vida y hacer que
nos transformemos día a día, mas a su imagen, de tal forma que seamos
espejos de su gloria.
De aquel momento de inmensa metamorfosis en adelante, yo acompañaba a
mi esposo a la Iglesia Metodista La Roca, pues esta era la congregación que
él estaba visitando. Para aquél tiempo, el pastor era el Reverendo I. Ramos.
Yo me sentía muy bien con ellos, siempre recuerdo que cuando estaba
comenzando el devocional e iban a cantar, la hermana en la fe, Guillermina
Boisén, se levantaba de la banca donde estaba, y con mucha energía
empezaba a entonar el coro o himno que se iba a cantar en esos momentos.
No había espacio para la timidez o para la vergüenza, nuestra gratitud por la
salvación que habíamos recibido, superaba todas esas inseguridades.
Lindos tiempos aquellos donde el Espíritu Santo lo dirigía todo. Pero que
bueno saber que el mismo Espíritu Santo, está dispuesto y disponible a
continuar guiando al pueblo de Dios en este tiempo presente... Lo único que
Dios está esperando de nosotros, hoy día, es esa misma entrega sin reservas,
donde no hay espacio para el temor, solamente para la adoración.
A medida pasaba el tiempo, seguíamos visitando aquella Iglesia juntos, hasta
que un día se presentó en mi casa el pastor Ramos, de la congregación que
visitábamos. La visita tuvo como propósito, invitarme a hacerme miembro de
su iglesia. Te admito, que me tomó por sorpresa, pues yo creía que debería
haberle hecho esa pregunta a Yiye, pero él se dirigió a mí.
Yo le dije que esa decisión le tocaba a mi esposo ejecutarla, ya que él era la
cabeza del hogar. El pastor estuvo de acuerdo conmigo, pues la Biblia así lo
establece en Efesios 5:23.
Aunque en estos tiempos modernos reina el individualismo, dentro de nuestra
sociedad y aún dentro de la Iglesia, a veces esta corriente se manifiesta, la
palabra es clara y nos enseña que el hombre es cabeza de la mujer, como
Cristo lo es de la iglesia. Este es un principio importantísimo que los
matrimonios necesitan aprender.
No obstante, es esencial destacar que; para que una mujer se sujete a un
hombre como la iglesia se sujeta a Cristo, ese hombre debe amar a la mujer,
como el Maestro amó a la iglesia, dando todo hasta su vida por ella.
Solamente bajo este entendimiento, podrá funcionar dicho postulado de fe, el
cual invita a la sumisión…
El amor, el respeto y la entrega absoluta mutua, donde ambas partes mueren
al “yo”, son el único camino para emular lo que la palabra nos encomienda,
dentro del marco del matrimonio cristiano. Es imposible, ejercitar sumisión si
los elementos previamente mencionados, no están presentes. Te repetiré, para
que se manifieste el carácter de la iglesia en una mujer hacia su marido, el
carácter de Cristo debe estar siendo modelado, en la vida del hombre
respectivamente.
Yiye y yo, estuvimos visitando la iglesia metodista por mucho tiempo. En
ocasiones, yo dejaba a Yiye en la iglesia metodista, y le decía que regresaba
pronto, no obstante me iba a la iglesia pentecostal a gozarme en el devocional
de ellos. Me atreveré a admitirte que ¡me gustaba el avivamiento! y aquellas
iglesias, quedaban cerca bastante una de la otra.
Ahora ya no había vuelta atrás, la noticia se hizo de dominio público: “Yiye y
su esposa se habían convertido al Señor”.
Los evangelistas empezaron a visitarnos y a dar campañas evangelísticas en
Camuy, al igual que en los barrios adyacentes. Siempre recuerdo a los
hermanos Ruíz, Jiménez, García y otros más, que cuando tenían
predicaciones cerca, se hospedaban en mi casa hasta que se terminaran sus
campañas. Abríamos las puertas de nuestro hogar con mucha alegría, para
hospedar a estos siervos de Dios.
El que más me inquietaba era el hermano Jiménez, pues siempre que tenía la
oportunidad de hablar a solas con Yiye, le decía que él tenía un llamado por
parte de Dios, para empezar a predicar la Palabra del Señor. No puedo
negarte que yo temblaba, cada vez que él venía a mi casa porque siempre
insistía en lo mismo.
Para mí, aquel llamado que le proponían a mi esposo, no iba a ser muy fácil,
pues teníamos tres hijas pequeñas acostumbradas a tenerlo todo. En mi mente
humana, me preguntaba, ¿cómopodría ser esto posible y viable?, teniendo
temor por el bienestar de mis hijas…
Mi cuestionamiento, se parecía al de María, ante el ángel que le anunciaba
que daría a luz un niño, siendo una virgen. Imagino a aquella mujer,
evaluando su panorama dentro de la lógica terrenal, intentando comprender
los planes de Dios. Pero más aún, puedo contemplar a María presentándose la
interrogante, de ¿Cómo podría ser posible este milagro, sin la intervención de
la mano humana o la presencia de un varón en su vida?,.
Los Evangelios nos dicen que María cuestionó a Gabriel, diciéndole: 
“Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón”.
Lucas 1:34 (RVR 1960).
Quiero decirte que habrá instancias, dónde lo que Dios nos está proponiendo,
no tendrá explicación dentro de la lógica humana. No obstante, cuando Dios
declara una palabra para nuestra vida, te aseguró que el Todopoderoso la hará
cumplir, sin la intervención de la mano humana. Dios es experto
sorprendiéndonos, permítele que te sorprenda en este día… Nunca dudes de
las promesas del Padre Eterno…
En lo natural, como mujer, como persona, pero sobre todo como madre, no
podía concebir que mi esposo tuviera que dejar de trabajar. ¿Por qué debía
abandonar sus funciones como maestro de escuela donde mensualmente se
recibía un sueldo, con el que se pagaba el préstamo de nuestra casa y el cual
representaba nuestro sustento?,. Mi pensamiento humano me decía que, no
este acto de fe no iba a ser tan fácil de ejercer.
Nuevamente me encontraba, como María ante el ángel que le daba la noticia
de que recibiría en su vientre un milagro, pero ella solo preguntaba, “¿Cómo
podrá ser esto sino conozco varón?”.
Creo que en ocasiones olvidamos que no necesitamos estar conectados a la
mano del hombre o a sus métodos de provisión, porque Dios ya tiene un plan
trazado y un sistema de provisión muy distinto al de este mundo. El Padre
Eterno, no depende de la mano del hombre para intervenir en la ejecución de
sus planes, sino que se glorifica, al mostrarnos su soberanía y poder, de cara a
lo que consideramos imposible humanamente.
Sí Dios te ha llamado verdaderamente a hacer algo, no tengas temor, si Él da
una visión también te dará la provisión… ¡Solo da un paso de fe!, ¡Confía y
El hará!,.
No limites los planes del cielo, pensando en lo que no tienes, no te detengas a
mirar aquello que te falta. Estoy segura que el mismo Dios que hizo posar el
Espíritu Santo sobre María, y quien nos llamó, levantando poderosamente a
mi esposo, ese mismo Dios, también desea posarse sobre ti y levantarte para
su gloria…
¡Atrévete a creerle, con los ojos cerrados!,.
“Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se
ve”. Hebreos 11:1 (RVR 1960).
LA LUCHA ENTRE EL TEMOR Y LA FE ANTE
UN LLAMADO DIVINO
Mientras aquellas inquietudes y preocupaciones golpeaban mi corazón, mi
esposo seguía orando por aquel asunto, pues la idea de ser evangelista ya
estaba alojada en su alma. Yiye, cada día que pasaba continuaba orando
ahora con más intensidad, así como ayunando con más consistencia;
pidiéndole confirmación al Señor sobre su llamado a predicar.
Te puedo asegurar, que Yiye nunca se movió por impulso propio o motivado
por las emociones. Cuando finalmente sintió el toque del Señor para empezar
a dar campañas, lo hizo aceptando predicaciones de los pastores en las
iglesias adyacentes.
Entre tanto, yo me quedaba en la casa con mis hijas, y algunas veces lo
acompañábamos a sus compromisos ministeriales, y nos regresábamos al
terminar de orar por los enfermos. Esto era los fines de semana, pues nuestras
hijas estaban en la escuela. A veces tenía campañas en ‘Don Alonso’, un
sector de Utuado, donde el pastor lo venía a buscar remando en un bote los
viernes en la tarde y se regresaba, los lunes temprano en la mañana, de igual
forma. Cuando iba allá, siempre lo estábamos esperando las nenas y yo, en el
embarcadero.
Otras veces, las campañas eran al aire libre y terminaban bien tarde pues
todos los hermanos querían que les impusiera las manos, cuando les oraba
por sanidad. Muchas veces, terminábamos a las dos de la madrugada para
regresar a la casa. En cada una de estas actividades, él mismo era el que ponía
las bocinas en los techos de las casas donde se iba a predicar.
Es curioso como las personas ven un ministerio exitoso y solamente ven la
gloria, por eso creo que es importante que no solo conozcas la gloria, sino la
historia detrás de esas victorias...
Hoy día muchas personas aspiran llegar a ser exitosos o reconocidos
ministerialmente, pero me pregunto sí están dispuestos a pagar el precio que
realmente amerita seguir a Cristo. El Padre está buscando más siervos y
menos estrellas o artistas, pues son los siervos quienes únicamente saben
redirigir toda la gloria, al igual que la alabanza al cielo.
También, tengo grabado en mi memoria que en los inicios de su ministerio,
Yiye salía durante las tardes, cuando culminaba su jornada laboral en la
escuela, él se iba con su Biblia para el sector ‘Pueblo Norte’ de Camuy a
predicar, casa por casa y puerta por puerta.
Yiye, también regalaba tratados y Biblias a todas las casas que visitaba,
respectivamente. Esto lo hacía día a día, todos los días, esa era su pasión;
¡hablar de Cristo!,. De igual forma, él oraba por los enfermos, cuando le
pedían la oración. De esta forma, comenzamos nuestro ministerio, pero aún
faltaba la decisión de Yiye, sí se dedicaría a tiempo completo o no, a este
llamado.
Un día, mi esposo me llama para el cuarto pues necesitaba hablar conmigo.
Me asusté pues entendí que el día tan temido para mí había llegado. Me
refiero a que mi esposo había logrado tomar una determinación, en cuanto a
seguir el llamamiento ministerial...
En aquel momento me dijo: “el Señor me ha mostrado que mi tiempo en el
magisterio ha terminado, así es que mañana voy para el Departamento de
Educación (DE), a renunciar a mi trabajo. Lo voy a hacer, porque tengo la
obligación de cumplir el llamado que Dios me hace. Pero escucha bien esto
que te voy a decir, yo te prometo como esposo, que si el Señor no me suple
como me ha prometido, me voy nuevamente a trabajar”.
Yo me mantuve callada, pues con las experiencias ya vividas con el Señor, no
tenía la más mínima duda que Dios nos supliría, una vez que renunciara a su
trabajo.
Muchos fueron los maestros y compañeros del magisterio que llegaron a mi
casa, para hablar con mi esposo, con las intenciones de convencerle de que
claudicara en su propósito de abandonar sus labores de maestro. Sus
estudiantes también venían a la casa, para pedirle que no los abandonara y
que nos les privara de sus enseñanzas. No obstante, a pesar de todos aquellos
reclamos, ciertamente Yiye, finalmente ya tenía su decisión tomada, y no
retrocedería…
Ahora empezaba un nuevo capítulo en nuestras vidas, iniciábamos un
ministerio paralelamente a una vida matrimonial sumamente joven, con tres
hijas pequeñas. Lo que teníamos ahorrado hasta aquel momento, fue donado
a un ministerio americano. Para poder comprar el equipo necesario para el
ministerio, hipotecamos nuestra casa, y con ese dinero compró una guagua y
cuatro bocinas. Dicho equipo de sonido se instaló en el techo de la casa para
predicar todos los días. Así fue como mi esposo, comenzó a difundir el
mensaje del Evangelio, desde uno de los cuartos de la casa, y de esta forma lo
hizo durante todo un año, predicando de 6:00 p.m. a 7:00 p.m.
Yo le ayudaba saliendo en el carro, para corroborar hasta dónde llegaba el
mensaje emitido por las bocinas de nuestra casa. Te confieso, acá entre tú y
yo, querido lector, que en ese trayecto, tenía que estacionarme cada vez que
algún vecino me mandaba a parar. Cada parada que yo hacía, era para
escuchar a mis vecinos quejarse o insultarme.
Los vecinos se molestaban por el alboroto que producían las bocinas. Creo
genuinamente que realmente se alteraban, por lo que decía mi esposo sobre el
Evangelio, pues no representaba la enseñanza de una religión, de acuerdo a
cómo estaba acostumbrada la genteen esa época.
¡Qué tiempos aquellos!, donde proclamábamos la palabra de Dios, sin temor
o vergüenza.
La verdad es que, no sé cómo pude sobrevivir a todo estos sucesos, pues era
un reto en aquel momento histórico enfrentar a la religión organizada. Estoy
segura que solamente el Señor pudo darme las fuerzas, para ser una ayuda
idónea.
Para este tiempo, llegó a mi casa un hermano que tenía un programa
cristiano, en la estación radial WMIA ubicada en el 1070 AM en Puerto Rico.
Esta emisora estaba en el pueblo de Arecibo, el hermano que nos visitó, se
iba para Estados Unidos, y quería cederle el tiempo de su programa a Yiye.
Lo único que él nos pedía, era que no le cambiáramos el nombre al programa,
interesantemente te cuento que su programa se llamaba: “CRISTO VIENE”.
Ante este dato, mi esposo Yiye, le dijo que él también creía en la segunda
venida del Señor. Este hermano, es el doctor Rafael Hernández.
Por otra parte, como ya estábamos incursionando en la radio, recuerdo que
era el hermano Guadarrama, quien llevaba los programas a la estación WMIA
1070 AM, todos los domingos en la mañana.
Asimismo, nuestra hija, Doris Myrna, era la que le ayudaba a su papá con los
discos de música, en las grabaciones de los programa para la radio. Con el
tiempo, pasamos a utilizar el sótano de nuestra casa, el cual una vez había
sido un gimnasio, para ahora consagrarlo a la oración, así como para dar
cultos los sábados con los evangelistas que nos acompañaban. También, en
ocasiones invitábamos una agrupación musical que se llamaba ‘Jehová
Nissi’.
Como dato curioso, te contaré que a dicha agrupación, ‘Jehová Nissi’, la
seguían muchos hermanos de su iglesia y como los cultos terminaban tarde,
al final del día, esta servidora, cocinaba para todos nuestros invitados.
Aquel sótano que una vez se destinó exclusivamente para ejercicios, ahora
tenía una nueva función pues se llenaba de nuestros hermanos en la fe.
Durante aquel tiempo, venían a orar a la casa un grupo de hermanos de la
iglesia metodista, y ellos nos donaron dos aires acondicionados para evitar
que el intenso calor que se sentía en el sótano, fuera un obstáculo al momento
de reunirnos a orar.
Que maravilloso es saber que, Dios cuida de nosotros, hasta en los pequeños
detalles. Nunca dudes que el Padre Amado, siempre tendrá cuidado perfecto
de cada una de tus necesidades, y será supliéndolas conforme a sus riquezas
en gloria.
De igual manera, bajamos la oficina ministerial para el sótano de nuestro
hogar, ya que se necesitaba más espacio. Compramos una maquinilla y un
mimeógrafo de mano. En aquellos tiempos, mi esposo preparaba tratados, y
yo hacía el resto de las labores en la maquinilla. Esto lo hacíamos en un
instrumento utilizado para hacer copias de papel escrito en grandes
cantidades, llamado ‘mimeógrafo’.
Para nuestra sorpresa, los hermanos empezaron a enviarnos cartas con sus
peticiones de oración, tanto por sus hijos, familiares y amigos, así como por
su salud.
Aunque no lo creas, todas estas misivas, eran contestadas personalmente por
mi esposo. No obstante, cuando la correspondencia se multiplicó, tuvimos
que contestarles a las personas haciendo circulares.
A estas cartas se les colocaba una notita para que las personas supieran que,
él estaba leyendo sus cartas, así como orando por sus peticiones. Asimismo,
cuando ya los tratados estaban preparados, en las noches nos íbamos al
balcón a doblarlos, separándolos por grupos. Para esta tarea, ocupábamos a
nuestras hijas y sobrinos, para que nos ayudaran. Al mismo tiempo, pienso
que estábamos dándoles una oportunidad de identificarse con el ministerio
que íbamos cultivando.
De esta manera, con un humilde y sencillo inicio, fue como comenzó un
glorioso ministerio, llamado; ‘Cristo Viene’, el cual comenzó a llevar muchos
frutos para el Señor.
¿Sabes?, no fue fácil levantar este Ministerio al nivel que a mi esposo
anhelaba dentro de su corazón, pues para todo había que orar y ayunar, hasta
recibir la confirmación del Señor. Quién dijo que el precio de un ministerio es
cosa ligera, no ha pasado por la Escuela de Dios…
Todo llamado, tiene un precio… Sé que hoy día, nos hablan de un Evangelio,
en el cual prácticamente no tenemos ningún envolvimiento. Muchos han
elevado la gracia a una exoneración de nuestra participación activa en nuestra
relación con el Padre. Pero tengo que decirte que aunque la gracia y la cruz
de Cristo, son un regalo maravilloso, todavía es necesario nuestro
envolvimiento dentro del proceso de la relación que sostenemos con el cielo.
Quiero expresarte lo siguiente si aspiras un ministerio; ‘no puede haber tierra
prometida, sin cruzar por un desierto; no puede haber un grito de victoria, sin
darle siete vueltas a Jericó, y no puede haber una mañana de resurrección, sin
un viernes de crucifixión’.
En fin, tendrás que estar dispuesto a estar crucificado juntamente con Cristo,
si deseas ser usado por su Espíritu Santo de forma sobrenatural.
“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo
en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el
cual me amó y se entregó a sí mismo por mí”. Gálatas 2:20 (RVR 1960).
El ‘Ministerio Cristo Viene’, nos costó lágrimas, desvelos, soledad,
necesidades, pero te puedo decir sin ninguna duda, que hoy doy gracias al
Señor, pues su presencia siempre estuvo presente para confortarnos.
Definitivamente, valieron la pena todos esos esfuerzos que hicimos, por
adelantar la causa del mensaje de la cruz de Cristo.
Todavía puedo recordar que, cuando íbamos a hacer compra, ya que mi
esposo iba con nosotras, teníamos que llevar cada uno, un paquete de tratados
para repartirlo en el centro comercial o en el lugar donde estuviéramos. Y
había que repartirlos todos, absolutamente todos.
“No menosprecien estos modestos comienzos” Zacarías 4:10 (NTV).
Siempre golpea mi memoria, esta porción de la palabra de Dios. Esto me
ocurre especialmente, cuando medito en el comienzo de este ministerio, me
refiero específicamente al momento cuando éramos nosotros cinco, quienes
lo trabajamos con la unción, el poder y el mandato del Señor.
‘Cristo Viene’, empezó en un humilde sótano de una casita sencilla, en un
rinconcito de una pequeñita isla del Caribe, llamada Puerto Rico.
Es increíble como Dios puede glorificarse en nuestros ‘modestos comienzos’,
por tanto, te invito a que no te menosprecies, porque a los ojos humanos,
puedas verte pequeñito. No tienes la más remota idea, de todas las cosas
grandiosas que el Padre desea hacer contigo, solamente tienes que mirarte
con los ojos que Él te mira.
Ahora, en la medida que el ministerio crecía, ya mi esposo aceptaba
campañas de varios días en la Isla. Nosotras, lo acompañábamos y también le
dirigíamos los cultos. Mis hijas llevaban sus instrumentos de música, y yo
dirigía el devocional…
Noemi y Doris
Ciertamente, un hogar fundamentado en Cristo es la mejor inversión que
puedes hacer. Vale la pena servirle al Señor. El mundo se desgasta por causas
perecederas y triviales, no obstante te pregunto: ¿Cuánto más deberíamos
entregarnos nosotros, a promover el mensaje de salvación de la Cruz?,.
Quiero obsequiarte las palabras del educador calvinista, Arthur Walkington
Pink: “La Iglesia que no evangeliza, se fosiliza.”
Dios utilizó poderosamente a mi esposo, pero estoy convencida que, también
desea usarte a ti, mi querido/a amigo/a.
Hay un mundo y una nueva generación, esperando ser impactada por la
manifestación del poder de la cruz de Cristo. Estoy convencida que todavía el
Señor puede enviar un avivamiento, con manifestaciones sobrenaturales, tal y
cual lo hizo con mi esposo. Pero, la pregunta para ti querido/a lector/a, es la
siguiente: ¿deseas ser un espectador o un propulsor de esa manifestación?,.
El cielo espera por hombres y mujeres valientes, que estén dispuestos a
pararse en la brecha, para proclamar las buenas nuevas de salvación. No
dudes, atrévete a creerle al Dios que nos llamó, de las tinieblas a su luz
admirable.
“Pero vosotros sois linaje

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