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Yvan Balabarca-Breve historia del Cristianismo

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BREVE HISTORIA DEL
CRISTIANISMO
 
Una interpretación histórica de Apocalipsis 1:1-3:13
 
 
 
 
 
Yván Balabarca
 
 
 
Ediciones Familia y Fe Online
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Ediciones Familia y Fe Online - Octubre de 2019
Copyright © 2019 - Yván Balabarca
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A mi esposa Victoria y a mis amadas Jehiely y Sophía
A mi padre Félix y a la memoria de mi madre Esther
 
 
 
CONTENIDO
 
INTRODUCCIÓN
JESÚS SE ENCUENTRA CON JUAN
MENSAJE A LA IGLESIA DE ÉFESO (31 - 100 D.C.)
MENSAJE A LA IGLESIA DE ESMIRNA (100 - 313 D.C.)
MENSAJE A LA IGLESIA DE PÉRGAMO (313 - 538 D.C.)
MENSAJE A LA IGLESIA DE TIATIRA (538 - 1517 D.C.)
MENSAJE A LA IGLESIA DE SARDIS (1517 - 1798 D.C.)
MENSAJE A LA IGLESIA DE FILADELFIA (1798 - 1844 D.C.)
 
INTRODUCCIÓN
 
Conocer de historia, y saber como se han ido desarrollando los hechos
del que hacer humano, no solo debiera ser una materia obligatoria, sino que
debiera ser expuesta por personas que disfruten del tópico, que busquen
utilizar recursos varios y hacer de ese momento un disfrute agradable.
Entiendo que es mucho pedir, pero se hace necesario.
En este breve volumen lo que expongo es una crónica de eventos que se
relacionan con la interpretación historicista de los dos primeros capítulos y
aun algunos versículos del tercer capítulo del último libro de la Biblia, el
Apocalipsis.
La interpretación historicista consiste en ir conciliando la sucesión de
eventos históricos de la historia universal de las zonas geográficas que se
relacionan con el relato bíblico, con los versículos del libro de revelaciones.
Esto permite hacer una conciliación Biblia - Historia, sin dejar toda la
interpretación del libro profético para el futuro, ni para el pasado, si no que se
va todo cumpliendo a lo largo de los siglos.
Considero que es un buen método par conocer la Biblia y la historia.
Bienvenid@ a esta breve historia del cristianismo.
 
 
JESÚS SE ENCUENTRA CON
JUAN
 
Apocalipsis 1: 1. “La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para
manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró
enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan…”.
Apocalipsis, en español, significa revelar, mostrar, desglosar, y esto
generalmente se refiere al acto poderoso de Dios de mostrar, en este caso, su
plan de redención. Lo interesante aquí es que Dios indica que es la revelación
de Jesucristo, y esto puede significar que es de Cristo como dueño o que este
Apocalipsis muestra o revela a Jesucristo.
Juan escribió en su evangelio (1: 9) que la luz verdadera vino al
mundo, pero que la humanidad no lo recibió. Esa Luz verdadera era Cristo
hecho carne (Juan 3:16), esto es, el esfuerzo de la Trinidad por reconciliar a
la criatura con Dios el Padre (Colosenses 1:20).
Esta es la revelación de Jesucristo en la que nos muestra su amor para
con la humanidad.
Dios el Padre participó de este mensaje, no está ajeno, sino
preocupado porque la humanidad vea su participación en el plan de salvación
(Levíticos 10:17; Romanos 5:10). Así, el Apocalipsis manifiesta a todos los
que aceptamos su gracia las cosas que sucederán pronto. Somos doulos, o
siervos del Señor, los que estamos dispuestos a hacer todo lo que el Señor
indique.
Dios mandó a su ángel, no se dice qué ángel fue, pero los ángeles
(Hebreos 1:14) ayudan al Señor en el cumplimiento de sus planes; y fue un
ángel el que hizo llegar el mensaje a su siervo Juan, el apóstol, el amado, el
más joven de los doce.
Ojo, vale la pena recordar que este es el evangelio (buenas nuevas), el
último evangelio de la Biblia.[1] Otra salvedad, es que este evangelio muestra
al Señor Jesús, el personaje que proveyó este mensaje es Dios el Padre. Dios
el Padre esta activamente interesado en tu salvación, y es por ello que
proveyó el Apocalipsis o la Revelación de Jesucristo, para brindar su gracia.
Su salvación.
 
 
Apocalipsis 1: 2. “que ha dado testimonio de la palabra de Dios, y del
testimonio de Jesucristo, y de todas las cosas que ha visto”.
Juan, el profeta, el discípulo amado, el más joven de todos los
apóstoles. Este muchacho llegó a gozar de una experiencia muy íntima con
su Señor. Él decidió tener un contacto muy personal con las enseñanzas de
Jesucristo.
Juan dio testimonio (Juan 15:27) en calidad de testigo presencial del
cumplimiento de la Palabra de Dios, pues se hizo un poderoso predicador. El
testimonio de Jesucristo, su vida, ministerio, muerte y resurrección fueron su
testimonio acerca del Señor; acerca de su experiencia; acerca de lo que vio.
Primero vio la vida de Jesús en esta tierra, pero en la experiencia de la
isla, vio los mensajes de Dios para el pueblo remanente de su tiempo y del
futuro. Juan redactó fielmente los mensajes del Señor.[2]
La frase “palabra del Señor” alude a las Sagradas Escrituras (Salmos
40:7; Apocalipsis 22:18; Isaías 34:16; Nehemías 8:3; Gálatas 3:10; Hebreos
6:5; Romanos 1:2; 2 Timoteo 3:15; Salmos 1:2; Isaías 30:9; Romanos 3:2, 1
Pedro 4:11; 1 Corintios 15:3; Daniel 10:21, Efesios 6:17; Santiago 1:21-23; 1
Pedro 2:2; Lucas 11:28; Hebreos 4:12; Colosenses 3:16; Filipenses 2:16; 2
Timoteo 2:15; Santiago 1:18), mientras que la frase “Testimonio de Jesús” es
el testimonio que surge o se inspira en Jesucristo. Esto puede ser la vida
inmaculada del Señor Jesús o el don de profecía que inspiró las Escrituras y
por las cuales, muchos, como Juan, atravesaron penurias, hasta el punto de
entregar sus vidas en sacrificio vivo por ser fieles a la voluntad revelada de
Dios (Apocalipsis 1:2, 9; 6:9; 11:7; 12:17; 19:10; 20:44). En todo caso, la
frase “la palabra de Dios, y del testimonio de Jesucristo” intenta dar énfasis
de dos realidades estrechamente relacionadas en las Sagradas Escrituras.
 
Apocalipsis 1:3. “Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras
de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo
está cerca”.
Aquí se destacan tres frases que considero importantes:
Bienaventurado, makarios, feliz, contento, ¡bendito! Esta es la
situación de dos tipos de personas. El que lee, o el que es lector activo, el que
hace la lectura en público. El predicador o el que da la lectura en sentido
activo, pero ojo, se lee la profecía. La lectura de esta carta del Señor para la
iglesia. Los que oyen, también son bienaventurados o benditos. Pero no los
oidores informales, sino los oidores activos, que guardan. Puedo escuchar el
Apocalipsis veinte veces en YouTube, pero no guardar las cosas en ella
escrita. No se trata de oír, sino también vivir lo que se escucha.
En nuestros tiempos, todos podemos tener una Biblia y estamos seguros
que la mayoría podemos leerla; pero también escucharla por la radio, el
internet o de otra persona, sin embargo la bendición y la felicidad son para
los que las guardan activamente, es decir, las ponen por obra, las internalizan,
las hace propias.
Por último, el tiempo está cerca. El tiempo se acaba. Y esta es la
esperanza de todo cristiano. Este sistema de cosas pronto se terminará y parte
de preparase para estar con el Señor, es guardar las palabras del Apocalipsis.
 
Apocalipsis 1:4. “Juan, a las siete iglesias que están en Asia: Gracia y paz
a vosotros, del que es y que era y que ha de venir, y de los siete espíritus
que están delante de su trono;”
Juan. Esta es la segunda vez que aparece el nombre del apóstol –
profeta. El apóstol se presenta saludando a las siete iglesias que quedaban en
el Asia.
Siete iglesias. “De igual manera, cuando Dios estaba por revelar al
amado Juan la historia de la iglesia durante los siglosfuturos, le reveló el
interés y cuidado del Salvador por su pueblo, mostrándole a "uno semejante
al Hijo del hombre," que andaba entre los candeleros que simbolizaban a las
siete iglesias”.[3] Dios cuida de su pueblo y en su amor, reveló a Juan lo que
sucedería en el futuro a su iglesia.
Siete iglesias. Se refiere a las siete iglesias que estaban ubicadas en la
provincia romana de Asia: Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis,
Filadelfia y Laodicea
Y Dios tenía un propósito al mencionar estos nombres: “Los nombres
de éstas son un símbolo de la iglesia en diferentes períodos de la era
cristiana. El número siete indica algo completo, y significa que los mensajes
se extienden hasta el fin del tiempo, mientras que los símbolos usados revelan
la condición de la iglesia en diferentes períodos de la historia”.[4] Dios no solo
quería dar un mensaje para la situación contemporánea de las iglesias
receptoras, sino también para los siete períodos que atravesaría el pueblo
militante de Dios a lo largo de los siglos de la era cristiana.
El apóstol presenta un saludo para cristianos de origen griego y
hebreo; “gracia”, Xaris, fue un saludo que los griegos podían entender bien,
y “paz”, shalom, saludo que los hermanos de origen hebreo entendían a la
perfección. Aquí se denota la amplitud del remanente. Un remanente judeo
gentil.[5]
Juan presenta los saludos “del que es, el que era y el que ha de venir”.
¿De parte de quién? Pues de Dios mismo, de Dios el Padre. Podemos correr
el riesgo de centrar nuestra mirada en la persona de Jesucristo y olvidarnos
que fue Dios el Padre quien quiso que seamos partícipes de sus mensajes
(Éxodo 15: 14, 15).
Además, Juan deja entrever su deseo de dar esperanza y consuelo a un
pueblo que está siendo perseguido por Roma. Dios está al timón, Dios está al
control. Dios está presente cuidando y pronto vendrá por su pueblo.[6]
Por otro lado los saludos vienen de los Siete Espíritus que están
delante del trono de Dios (4:5; 5:6). Los siete espíritus, representaría la plena
presencia del Espíritu Santo[7] en las siete iglesias y por consiguiente a través
de los siete periodos de la iglesia a lo largo de la historia del cristianismo.
Hasta aquí aparecen dos personas de la Trinidad dando el saludo. Es la
Deidad interesada en la historia de su pueblo en la tierra.
 
Apocalipsis 1: 5a. “y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los
muertos, y el soberano de los reyes de la tierra”.
Jesucristo es el Testigo Fiel (Juan 7:7; 8:18; 1 Timoteo 6:13), el
Primogénito de los muertos, el Gobernante de los reyes de la tierra.
 
Apocalipsis 1: 5b, 6. “Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con
su sangre, y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea
gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén”.
Esta segunda parte del verso 5 nos señala parte de la obra de la
Trinidad a favor de los creyentes. Nos amó tanto y del tal modo que nos lavó
de nuestros pecados con su propia sangre y nos hizo reyes y sacerdotes con
directa comunicación con el Padre. Por esto alabado y glorificado y la
autoridad de gobernar sea al Señor Jesús por toda la eternidad.
 
7 He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le
traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí,
amén.
En este versículo, Juan está en visión, y hace un llamado imperativo a
todos los que están interesados en leer la carta; dice: “¡Miren!”. Miren al que
viene con las nubes, Juan está viendo al firmamento, es decir, al cielo, donde
están las nubes. Además afirma que “todo ojo lo verá”. Toda persona será
testigo presencial de aquel evento cuando acontezca.
Incluso lo verán los que lo golpearon y torturaron, estos verán al que
traspasaron (Zacarías 12:10).
Los sepulcros se abren, y "muchos de los que duermen en el
polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para
vergüenza y confusión perpetua" (Dan. 12:2). Todos los que murieron
en la fe del mensaje del tercer ángel, salen glorificados de la tumba,
para oír el pacto de paz que Dios hace con los que guardaron su ley. 
"Los que le traspasaron" (Apoc. 1: 7), los que se mofaron y se rieron
de la agonía de Cristo y los enemigos más acérrimos de su verdad y de
su pueblo, son resucitados para mirarle en su gloria para ver el honor
con que serán recompensados los fieles y obedientes.[8]
Esta escena puede aludir a la angustia de la gente que sufrió en la
destrucción de Jerusalén en el año 70, muchos de los cuales participaron en la
muerte del Señor. El mundo entero volverá a lamentar el haber traspasado al
Señor en los últimos días.
“Cuando sintamos los dolores, las aflicciones y los desamparos a que
estamos sometidos, ningún pensamiento de murmuración deshonre a
nuestro Redentor. . . No podemos establecer cuánto menos sufrimos de
lo que merecen nuestros pecados. . . ¿Podemos contemplar al que
nuestros pecados traspasaron sin estar dispuestos a beber de la copa de
la humillación? Nuestros pecados prepararon la copa amarga que él
quitó de nuestros labios para beberla él mismo, a fin de darnos en su
lugar la copa de la bendición”.[9]
Todos los que no creyeron en el ministerio sustitutorio y mediador del
Señor, sufrirán, al contrario del gozo de los creyentes, la venida del Señor
Jesús. No lo traspasaron solo los que lo golpearon literalmente, sino que
también participaron los pecadores de todas las edades que no se
arrepintieron de sus maldades, y es por estas que el maestro fue traspasado.
Pero está la idea de que el grupo que traspasó literalmente al Señor
Jesús en el momento de su crucifixión volverán a vivir para verlo volver en
su segunda venida.
Este verso es una referencia a la persona misma del Señor Jesús. Pero
además, en la misma escena aparece una voz…
 
 8 Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que
era y que ha de venir, el Todopoderoso”.
Esta es la voz de Dios. El primero y el último (alfa y omega, primera
y última letra del alfabeto griego, 21:6; 22:13), el gran “YO SOY”. El
Todopoderoso. Dios, el Padre, se dirige a todos los creyentes perseguidos y
les da la esperanza de que Él está al control de todo y que ningún detalle de la
historia del hombre y de la iglesia escapan a su poder y cuidado.
Él mismo nuevamente refiere que vendrá, junto con el Hijo, para
poner el “omega” a la obra del diablo en esta tierra, para poner fin al gran
conflicto, y para instaurar su reinado de paz, que será eterno.
 
9 “Yo Juan, vuestro hermano, y copartícipe vuestro en la tribulación, en
el reino y en la paciencia de Jesucristo, estaba en la isla llamada Patmos,
por causa de la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo”.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Observe el gráfico que se construye de la primera parte del versículo.
Juan se identifica a sí mismo como el apóstol, el que escribe, pero además
hace precisiones de su persona muy significativas para el momento histórico
que estaban viviendo las iglesias.
Recordemos que el Apocalipsis es una carta de esperanza para una
iglesia que estaba viviendo o mayor o menor grado, la persecución de parte
de los romanos.
Juan se presenta como “hermano”. Como el que es parte de la familia,
no una persona distante sino una persona muy cercana, y además, como un
colega, compañero (Proverbios 17:17) para tres momentos específicos:
Tribulación, Reino, Paciencia.
La tribulación produce paciencia y ambas son previas al reino
(Romanos 5:2-5), son previas para alcanzar la victoria (2:7, 11, 17, 26; 3: 5,
12, 21) y todas son la experiencia de Jesucristo.
Juan se encontraba en la isla prisión llamada Patmos, en la que los
romanos enviaban a sus prisioneros. Juan se encontraba allí por causa de la
palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo. En él mismo se estaba
cumpliendo la relación entre fidelidad a la Palabra de Dios y persecución.
Patmos es una isla árida y rocosa de aproximadamente 10 km de
ancho y 15 kilómetros de largo. Era el lugar de castigo del imperio. Juan
llegó a estar desterrado en ese lugar acausa de la persecución que llevó a
cabo el emperador romano Domiciano (81 – 96 d.C.).[10]
Según Tertuliano, Juan fue exiliado luego de haber salido ileso tras
ser arrojado a un recipiente de aceite hirviendo.[11]
Muchos eruditos discuten si fue o no fue Juan, el apóstol, el autor del
libro, por diversas razones, pero hoy, tenemos seguridad de que sí fue él. En
Patmos, Juan escribió en griego, aunque él mismo hablaba en arameo o
hebreo, y le hubiera sido fácil escribir en tales idiomas, decidió hacerlo en
griego para que el libro no tuviese necesidad de intérprete para todas las
congregaciones de Asia menor. Su uso escrito del griego aparentemente no
fue muy pulido, y esto debido a que Juan hacía un uso del idioma propio no
de un experto sino de uno que la usaba como segunda lengua.[12]
De allí que algunos críticos digan que fue otro Juan el autor, porque el
griego del Apocalipsis es distinto al griego del evangelio de Juan y de sus
otras cartas. Esto podría explicarse que en Patmos Juan no tuvo ayuda
editorial, lo que pudo haber tenido en Éfeso, donde vivió por un tiempo,
según la tradición.
 
10 Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran
voz como de trompeta,
La frase “día del Señor” (κυριακῇ ἡμέρᾳ) es una alusión al sábado.
En cuanto al aspecto positivo de esta cuestión, está el hecho de que la
Escritura en ninguna parte indica que el domingo tiene alguna relación
religiosa con el Señor, repetidas veces reconoce que el séptimo día, el
sábado, es el día especial del Señor. Se nos dice que Dios bendijo y
santificó el séptimo día (Gén. 2: 3); lo constituyó como recordativo de
su obra de creación (Exo. 20: 11); lo llamó específicamente "mi día
santo" (Isa. 58: 13); y Jesús se proclamó como "Señor aún del día de
reposo [sábado]" (Mar. 2: 28), en el sentido de que como Señor de los
hombres era también Señor de lo que fue hecho para el hombre: el
sábado. De manera que cuando se interpreta la frase "día del Señor" de
acuerdo con pruebas anteriores y contemporáneas del tiempo de Juan,
se concluye que hay sólo un día al cual puede referirse, y ése es el
sábado, el séptimo día.[13]
Juan estaba en el Espíritu, es decir, estaba recibiendo una visión o un
mensaje del Señor. En medio de ese evento, Juan escuchó a sus espalda una
gran voz como de trompeta, esto es similar a la orden de Isaías 8:1 o a las
declaraciones de Jeremías 4:19. El sonido de una trompeta era una voz de
alarma y advertencia para quienes escuchaban (Oseas 5:8; Joel 2:1; Amós
3:6).
La visión que vio Juan al darse la vuelta pudo haberlo impactado
sobre manera (Sofonías 9:14), y es que la trompeta tiene vinculación con el
día del juicio (1 Corintios 15:52; 1 Tesalonicenses 4:16). No es raro que el
uso de la trompeta en el Apocalipsis nos haga recordar a aquel instrumento
alargado y acampanado al final que se usaba para llamar la atención del
pueblo hacia el templo.[14] El uso de la trompeta en el Apocalipsis tiene esa
misma función, y es la de llamar la atención del mundo hacia los sucesos que
se desarrollan en el santuario celestial.
 
11 que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último. Escribe en
un libro lo que ves, y envíalo a las siete iglesias que están en Asia: a
Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea.
Aquí puede tratarse de la persona del Padre hablando a Juan o
también la persona del Señor Jesucristo. Este le da una orden: que escriba un
mensaje a cada de las siete iglesias cercanas de la provincia romana del Asia
Menor.
 
De igual manera, cuando Dios estaba por revelar al amado Juan la
historia de la iglesia durante los siglos futuros, le reveló el interés y
cuidado del Salvador por su pueblo, mostrándole "uno semejante al
Hijo del hombre," que andaba entre los candeleros que simbolizaban a
las siete iglesias. Mientras se le mostraban a Juan las últimas grandes
luchas de la iglesia con las potencias terrenales, también se le permitió
contemplar la victoria final y la liberación de los fieles. Vio a la iglesia
en conflicto mortífero con la bestia y su imagen, y la adoración de esa
bestia impuesta bajo la pena de muerte. Pero mirando más allá del
humo y el estruendo de la batalla, contempló a una hueste sobre el
monte de Sión con el Cordero, llevando, en vez de la marca de la
bestia, "el nombre de su Padre escrito en sus frentes." Y también vio a
"los que habían alcanzado la victoria de la bestia, y de su imagen, y de
su señal, y del número de su nombre, estar sobre el mar de vidrio,
teniendo las arpas de Dios" (Apoc. 1: 13; 14: 1;15: 2), y cantando el
himno de Moisés y del Cordero.[15]
Dios mismo está interesado en mostrar a su pueblo fiel el drama del
futuro para brindarle esperanza y confianza en aquel que conoce el fin desde
el principio, literalmente, el alfa y la omega.
Las siete iglesias son el objeto de su cuidado tierno y cariñoso y es
que “los nombres de éstas son un símbolo de la iglesia en diferentes períodos
de la era cristiana. El número siete indica algo completo, y significa que los
mensajes se extienden hasta el fin del tiempo, mientras que los símbolos
usados revelan la condición de la iglesia en diferentes períodos de la
historia”.[16]
La profecía de Apocalipsis capítulos 2 y 3 se podría llamar fácilmente
la profecía de “el que conoce” (Apocalipsis 2:2, 9, 13, 19; 3:1, 8, 15).
Las siete iglesias y sus nombres denotan siete periodos históricos que
atraviesa la misma iglesia cristiana con su respectivo estado espiritual, así:
Éfeso, significa “Permitido”, y es el período de la iglesia donde ésta
es más pura, y aquello se debía a la piedad práctica de sus dirigentes y al
compromiso total de sus miembros; basta con leer el libro Hechos de los
Apóstoles para tener una idea bastante real. Este período va desde el año 31
en que descendió el Espíritu Santo sobre los apóstoles en el aposento alto,
hasta la muerte del último pastor apóstol y profeta, Juan, en el año 100
aproximadamente.
Esmirna, significa “Mirra”, y de este elemento se elaboraban
perfumes que se utilizaban para diversos usos, siendo uno de ellos el
embalsamamiento de cadáveres (Juan 19:39) y como bebida pre mortem
(Marcos 15:23). Este periodo va desde el año 100 hasta el año 313 en que el
emperador Constantino dio el edicto de Milán dando libertad religiosa a su
imperio. En este periodo de tiempo se desarrollaron 8 grandes persecuciones
contra los cristianos.
Pérgamo, significa “Ciudadela” o “Altura”, este nombre deja entrever
que una ciudad es elevada a una posición impensable. Una ciudadela elevada
a un rango imperial. Este periodo de tiempo va desde el año 313 hasta el año
538 en que el obispo de Roma quedó como representante del Imperio
Romano en el Occidente y principal autoridad eclesiástica en Europa. La
iglesia cristiana había iniciado su unión con la Roma pagana.
Tiatira, significa “Ciudad de la hija”, y este periodo va desde el año
538 hasta el año 1517, en que Martín Lutero clavó las 95 tesis en contra de
las indulgencias y a favor de la Justificación por la Fe, en las puertas de
Wittemberg. Este periodo abarca la edad media o edad oscura de la historia
del mundo y es la época en que el cristianismo estatal cometió muchos
excesos.
Sardis, significa “Sol”, pero ligado a una característica del astro rey,
es decir, lo que es nuevo porque renace, o lo que queda, siempre dando la
idea de remanente. Este periodo abarca el período de las iglesias protestantes,
desde el año 1517 hasta el año 1798, en que se inició el tiempo del fin. Pio VI
fue llevado prisionero a Francia por Louis Berthier, general de Napoleón
Bonaparte. Es el periodo de la reforma protestante. Los que deseaban un
cambio en el estatus quo de la iglesia oficial.
Filadelfia significa “amor de hermano” y comprende el periodo que
va desde el año 1798 hasta el año 1844. Es la época del gran despertar
adventista mundial. La época de la gran proclamación de la venida del
Mesías en diferentes partes del mundo por una pléyade de misioneros,
teólogos y predicadores. El movimiento más organizadode esta etapa fue el
Millerismo Norteamericano. La fraternidad que invadió a los milleritas en el
momento de esperar al Señor en 1844 fue tal que solo se equiparó con el
enorme chasco que sintieron al no ver cumplidos sus más gloriosos anhelos.
Laodicea significa “Pueblo que está siendo juzgado”. Es la época que
va desde el año 1844 hasta la actualidad y tiene que ver con la historia del
remanente sobre la tierra. Pero también tiene que ver con la situación
espiritual poco comprometida del mundo cristiano, en medio de las diversas
filosofías que se han visto en esos años: el evolucionismo, el comunismo, el
capitalismo, el posmodernismo, y demás. Todo esto afectó la espiritualidad
del mundo cristiano logrando hacerlo tibio.
 
12 Y me volví para ver la voz que hablaba conmigo; y vuelto, vi
siete candeleros de oro,
“El cual anda en medio de los siete candeleros de oro.” (Apoc. 2: 1) 
Este pasaje demuestra la relación que sostiene Cristo con las iglesias. 
Anda en medio de las iglesias por toda la longitud y la anchura de la
tierra. Las observa con intenso interés para ver si están en una
condición espiritual que les permita hacer progresar su reino. Cristo
está presente en toda asamblea de la iglesia. Conoce a todos los que
están relacionados con su servicio y a aquellos cuyo corazón puede
llenar de aceite santo para que lo impartan a otros. Son muy preciosos
para Cristo los que realizan fielmente su obra en nuestro mundo y,
representando en palabra y obra el carácter de Dios, cumplen el
propósito del Señor para con ellos. Cristo se deleita en ellos como un
hombre se deleita en un jardín bien cuidado y en la fragancia de las
flores que ha plantado.[17]
Esta es una evidencia de que Cristo cuida de su iglesia por todo el
mundo, y no solo desde tiempos actuales, sino desde su mismo inicio,
velando por que ella lleve las credenciales de su relación con la divinidad.
 
13 y en medio de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre,
vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con
un cinto de oro.
La ropa larga del Hijo del Hombre, nos recuerda los pasajes de Daniel
10:5 “Y alcé mis ojos y miré, y he aquí un varón vestido de lino, y ceñidos
sus lomos de oro de Ufaz”. y Ezequiel 9: 2, 11 “Y he aquí que seis varones
venían del camino de la puerta de arriba que mira hacia el norte, y cada uno
traía en su mano su instrumento para destruir. Y entre ellos había un varón
vestido de lino, el cual traía a su cintura un tintero de escribano; y entrados,
se pararon junto al altar de bronce… Y he aquí que el varón vestido de lino,
que tenía el tintero a su cintura, respondió una palabra, diciendo: He hecho
conforme a todo lo que me mandaste”. El Señor se presenta como el rey y
sacerdote de su pueblo en medio de la persecución.
Esto sugiere la obra de juicio e intercesión del Hijo del Hombre por
su pueblo fiel,[18] en los siete periodos de la historia de la iglesia. Es en sí un
mensaje de esperanza en la protección y cuidado del Creador.
 
14 Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve;
sus ojos como llama de fuego;
Daniel 7:9, es aludido por la referencia que hace Juan a los cabellos
del Hijo del Hombre. La presencia de Cristo es la de un poderoso intercesor,
para el que se arrepiente, pero la de un juez para el impenitente. Sus ojos son
escrutadores como el fuego y nada se escapa de su sapiencia y juicio, por eso
Él conoce todo.
Por otro lado, se liga la identidad de Jesucristo con la identidad del
Padre en estos versos.[19]
 
 15 y sus pies semejantes al bronce bruñido, refulgente como en un horno;
y su voz como estruendo de muchas aguas.
En Daniel 10:6 aparece la siguiente cita: “Su cuerpo era como de
berilo, y su rostro parecía un relámpago, y sus ojos como antorchas de fuego,
y sus brazos y sus pies como de color de bronce bruñido, y el sonido de sus
palabras como el estruendo de una multitud”, lo que nos sugiere que la figura
de bronce resplandeciente está relacionada a la santidad y actitud divina de
protección por su pueblo, así como de juicio contra los enemigos de los hijos
de Dios.
La voz de Dios, como estruendosas olas en un mar bravío nos declara
la autoridad de las palabras del Señor.
 
 16 Tenía en su diestra siete estrellas; de su boca salía una espada aguda
de dos filos; y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza.
El número siete indica plenitud, y la palabra estrella nos hace recordar
a los mensajeros o dirigentes de las siete iglesias; la espada aguda de dos filos
es la poderosa Palabra, viva y eficaz que sale de la boca de Dios.
 
17 Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí,
diciéndome: No temas; yo soy el primero y el último;
Juan, al igual que Daniel, cae sin aliento delante del Señor (Ezequiel
1: 28; 3: 23; Daniel 8: 17; 10: 7-10; Hechos 9: 4), pero este lo reconforta con
su diestra (Ezequiel 2: 1-2; 3: 24; Daniel 8: 18; 10: 8-12, 19; Isaías 6: 6- 7)
para que soporte la visión dándole la confianza de su cuidado en la frase “No
temas” (Jueces 6: 22-23; 13: 20-22; Mateo 28: 5; Lucas 1: 13, 30; 2: 10),
porque quien le hablaba era el Señor.
 
18 y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de
los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades.
Cristo le da la esperanza de la vida su pueblo, porque, aunque este
pierda la vida por amor de su nombre, el Señor, que tiene las llaves de la
muerte y del sepulcro, los volverá a la vida para no morir por la eternidad. En
estos pasajes se ve la esperanza y cariño del salvador por su pueblo
perseguido.
 
19 Escribe las cosas que has visto, y las que son, y las que han de ser
después de estas.
Esto es muy importante, las Escrituras no son voluntad de hombre, sino
que son las que se escribieron por voluntad de Dios. En obediencia a la orden
que Jesús dio.
 
20 El misterio de las siete estrellas que has visto en mi diestra, y de los
siete candeleros de oro: las siete estrellas son los ángeles de las siete
iglesias, y los siete candeleros que has visto, son las siete iglesias.
Estos textos se clarifican en el siguiente capítulo.
MENSAJE A LA IGLESIA DE
ÉFESO (31–100)
 
Apocalipsis 2
1 “Escribe al ángel de la iglesia en Éfeso: El que tiene las siete estrellas en
su diestra, el que anda en medio de los siete candeleros de oro, dice esto:”
Para Éfeso el Señor se muestra como el que tienen las siete estrellas
en su mano derecha. Pero recuerda que el “tener” para una mente hebrea es
diferente que el “tener” para una mente no hebrea. Tener para un no hebreo
puede ser como tener un libro que nunca se ha leído. Solo por tener. Mientras
que el tener para una mente hebrea involucra conocer. Juan era el que
escribió el Apocalipsis y él, como hebreo, sabe lo que escribe. Cristo se
presenta como el que conoce. Él te conoce (Lucas 12:7). Te tiene esculpido
en sus palmas (Isaías 49:16). Te conoce mejor que tú a ti mismo (Salmo 139:
15, 16). Además camina vigilando y cuidando (Salmo 31:23; 34: 19, 20;
121: 3, 4), viendo como su iglesia lo representa en esta tierra y si eres un
cristiano de Éfeso, eso no te preocupa porque estás en buenos caminos, tienes
las cosas espirituales muy claras y el Señor no te va a reprender, salvo que
hayas dejado tu primer amor (Apocalipsis 2:4).
Estas palabras son dirigidas a los maestros de la iglesia, a aquellos a
quienes Dios confió pesadas responsabilidades. Las dulces influencias
que han de abundar en la iglesia están vinculadas estrechamente con
los ministros de Dios, quienes deben revelar el amor de Cristo. Las
estrellas del cielo están bajo su dirección. Las llena de luz; guía y
dirige sus movimientos. Si no lo hiciera, llegarían a ser estrellas
caídas. Así es con sus ministros. Son instrumentos en sus manos, y
todo lo bueno que pueden hacer es realizado por medio del poder
divino. Por medio de ellos se difunde la luz del Salvador, quien ha de
ser su eficiencia. Si tan sólo miraran a él como él miraba al Padre,
serían capacitados parahacer su obra. Cuando dependan de Dios, él
les dará su esplendor para reflejarlo al mundo.[20]
Desde que Cristo ascendió al cielo en aproximadamente el año 31 d.
C. la iglesia ha dado pasos agigantados hasta su crecimiento actual. Pero el
ser grande no necesariamente significa ser un producto acabado.
Una vez que el Señor Jesús se perdió de vista en ocasión de la
ascensión, fueron los discípulos y quienes estaban con ellos los que se
quedaron mirando hacia el cielo. ¿Qué estaría pasando por sus mentes?
Quizás el deseo de seguir viendo a su amado maestro, buscarlo con la mirada,
esforzando sus ojos para poder verlo solo un poco más.
Es entonces que se escuchó la dulce voz de dos varones: “Varones
galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido
tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo”
(Hechos 1:11). El Señor, previendo el dolor de sus amigos les dio la promesa
y garantía de que volvería. Este pasaje también tiene que ver con una profecía
apocalíptica: Apocalipsis 12:5 “Y ella dio a luz un hijo varón, que regirá con
vara de hierro a todas las naciones; y su hijo fue arrebatado para Dios y para
su trono”. El Salvador debía continuar su ministerio de salvación ya no en la
tierra sino en el Santuario Celestial. Un Santuario hecho no por hombre sino
perfecto.
Los apóstoles se encontraban, no tristes, sino con la esperanza del
pronto retorno de su maestro Jesús. Estaban todos unánimes, juntos, hasta
que llegó el día de pentecostés y el Espíritu Santo, el paracleto, el otro
consolador, vino sobre ellos con poder en forma de lenguas de fuego y
entonces aquellos hombres poco pulidos y toscos comenzaron a predicar con
poder de lo alto.
Las palabras de estos eran tales que las personas fueron conmovidas
con el poder argumentativo de sus labios. Eran otros y hablaban en diversos
idiomas, de tal modo que los “Partos, medos, elamitas, y los que habitaban en
Mesopotamia, en Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia, en Frigia y
Panfilia, en Egipto y en las regiones de África más allá de Cirene, y romanos
allí residentes, tanto judíos como prosélitos, cretenses y árabes, les oyeron
hablar en sus lenguas las maravillas de Dios”. (Hechos 2:9-11).
Los discípulos a partir de ese momento viajaron a diversas regiones
del imperio romano y esto gracias a que dos siglos antes los romanos habían
iniciado el tendido de una red fabulosa de caminos hacia todas las partes del
imperio.
La tradición cristiana sugiere que los apóstoles llegaron a lugares tan
lejanos como la India y Persia, pero además a lugares como la Hispania
(Actual España y Portugal) y Sajonia (Actual Inglaterra) llevando el
evangelio del Señor Jesucristo.
Era el poder del Señor que hizo con milagros sobrenaturales que la
iglesia iniciara con poder. Mientras los apóstoles fueron los pastores, las
iglesias fueron amonestadas con el poder de lo alto.
 
2 Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes
soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no
lo son, y los has hallado mentirosos; 
A pesar de las apariencias y gracias a la presencia del Espíritu Santo,
pudieron identificar a los malos hermanos, como fue el caso de Ananías y
Safira y a los malvados como el caso de Simón el Mago. A pesar de las
herejías que tuvo que enfrentar la iglesia primitiva, como el docetismo y el
gnosticismo, la iglesia crecía enormemente.
 
3 y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por
amor de mi nombre, y no has desmayado. 
Pronto la iglesia experimentó la persecución, primero de parte de los
judíos y luego de parte del Imperio Romano. Fue Saulo de Tarso quien, con
cartas del Sanedrín judío, inició la persecución en Damasco. En el camino
hacia aquel lugar se encontró con el Rey de Reyes quien con amor y cariño le
preguntó: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Él dijo: ¿Quién eres,
Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces
contra el aguijón” (Hechos 9:4-5). A partir de aquel momento, Saulo se
convirtió al cristianismo para ser Pablo, el apóstol de los gentiles.
El apóstol Pablo en uno de sus viajes misioneros llegó a Antioquía
donde sostuvo una discusión no pequeña con algunos hermanos que
venían de Judea quienes enseñaban que si no eran circuncidados como
los judíos no podrían ser salvos. El asunto se llevó a Jerusalén donde
luego de un largo debate el apóstol “Jacobo respondió diciendo:
Varones hermanos, oídme. 14 Simón ha contado cómo Dios visitó por
primera vez a los gentiles, para tomar de ellos pueblo para su nombre. 
15 Y con esto concuerdan las palabras de los profetas, como está
escrito: 16 Después de esto volveré Y reedificaré el tabernáculo de
David, que está caído; Y repararé sus ruinas, Y lo volveré a levantar, 
17 Para que el resto de los hombres busque al Señor, Y todos los
gentiles, sobre los cuales es invocado mi nombre, 18 Dice el Señor,
que hace conocer todo esto desde tiempos antiguos. 19 Por lo cual yo
juzgo que no se inquiete a los gentiles que se convierten a Dios, 20 sino
que se les escriba que se aparten de las contaminaciones de los ídolos,
de fornicación, de ahogado y de sangre”. (Hechos 15:13-20). [21]
 
Pero esto no fue bien tomado por los judíos quienes, aunque
hermanos, fueron presa de un nacionalismo mal llevado. Muchos
consideraron este asunto como una traición a la patria.[22]
Pronto se tomaron medidas en contra de los cristianos. Los judíos
pidieron la cabeza de los cristianos al recientemente llegado Herodes Agripa I
(44 d. C.) quien para congraciarse con el pueblo les dio la sangre del primer
apóstol mártir, el mismo que junto con su hermano Juan declararon poder
beber del cáliz del Señor (Mateo 20:22). Así Santiago “el mayor” (o Jacobo)
se convirtió en el primer apóstol en morir.
La obra de evangelización continuó hasta que, alrededor del año 60, el
apóstol Pablo fue detenido y luego de algunos eventos fue llevado a
comparecer ante el Cesar que a la sazón resultó ser el desalmado
Nerón. “Cuando Pablo recibió la orden de comparecer ante Nerón para
la vista de su causa, tenía ante sí la perspectiva de una muerte segura. .
. Entre los cristianos en Roma nadie se adelantó para apoyarle en esa
hora de prueba. . . ¡Pablo ante Nerón! ¡Qué notable contraste! . . . El
nombre de Nerón hacía temblar al mundo. Caer en su desagrado
significaba perder la propiedad, la libertad y la vida; y su enojo era más
temible que la peste… Sin dinero, ni amigos, ni consejeros, el anciano
apóstol compareció ante Nerón, cuyo aspecto revelaba las vergonzosas
pasiones que en su interior rebullían, mientras que el rostro del acusado
reflejaba un corazón en paz con Dios”. [23]
Pablo fue absuelto por el emperador aproximadamente el año 63 d.C.
Fue en la persecución que desató Herodes Agripa en el año 44 que los
cristianos se refugiaron en Pella.[24] Aparentemente fue un excelente lugar de
refugio porque, en el año 68, durante el sitio de la ciudad de Jerusalén por las
legiones romanas de Vespasiano, la comunidad cristiana nuevamente buscó
refugio allá.[25] Aunque hay autores que consideran que Pella fue un hecho
ficticio, la mayoría de historiadores consideran que este episodio de la iglesia
judeo cristiana de Jerusalén fue cierto.[26]
Quien introdujo esta tradición fue Eusebio de Cesarea en su Historia
Eclesiástica (Hist. Ecle. 3.5).[27] Lo cierto es que Pella fue conocida como un
centro Judeocristiano que clamó por ser la sucesora de la primera comunidad
cristiana de Jerusalén[28] y esto desde el siglo segundo al cuarto después de
Cristo. Además, la idea de que Pella fuera una ciudad de refugio de los
cristianos, antes del año 70, puede tener relación con las palabras de Jesús
registradas en Mateo 24:16 y Marcos 13:14 y Lucas 21:21: “Huid a las
montañas”. Puede referirse a las montañas no de Jerusalén sino a las de
Transjordania, donde estuvo ubicada Pella.[29]
Por otro lado, en Roma, la primera persecución contra los cristianos
comenzó el 64 y duraría hasta elaño 68, y esto debido a que, ante las
sospechas de culpa por la quema de Roma que rodeaba al emperador, este no
encontró mejor salida que echarle la culpa de todo a una secta para los
romanos, es decir, los cristianos.
Es en este marco que la tradición narra la huida de Pedro de la ciudad
de Roma quien al intentar escapar se encontró con el Señor Jesús que iba
camino hacia la ciudad perseguidora con una cruz en su espalda. Atónito,
Pedro alcanzó a preguntar: ¿Quo Vadis, Domini? (¿A dónde vas Señor?) a lo
que Cristo le respondió: “a Roma a morir nuevamente por mis hermanos” y al
instante desapareció. Esto le sirvió a Pedro de acicate para volver y cuidar del
rebaño del Señor. Pronto fue apresado y solicitó ser crucificado de cabeza por
no ser digno de morir como su Maestro. En esta persecución también fue
arrestado Pablo por segunda vez y fue condenado a morir decapitado.
“A Pedro, por ser judío y extranjero, lo condenaron a recibir azotes y a
ser crucificado después. En la perspectiva de esta espantosa muerte, el
apóstol recordó su gravísimo pecado de negar a Jesús en la hora de su
prueba. Tanto como un tiempo le había repugnado la cruz, tenía ahora
por gozo dar su vida por el evangelio, sintiendo tan sólo que fuese
demasiada honra para él morir como había muerto el Señor a quien
negara. Pedro se había arrepentido sinceramente de su pecado, y
Cristo lo perdonó, según lo comprueba el altísimo encargo que le
confió de apacentar a las ovejas y corderos del rebaño. Pero Pedro no
podía perdonarse a sí mismo. Ni aun el pensamiento de las agonías de
la muerte que le aguardaba era capaz de mitigar la amargura de su
aflicción y arrepentimiento. Como último favor suplicó a sus
verdugos que lo crucificaran cabeza abajo. La súplica fue otorgada, y
de esta manera murió el gran apóstol Pedro”.[30]
Está la poesía de Juan Antonio Cavestani (España, 1861-1924),
aunque con evidentes anacronismos, no deja de ser un pálido reflejo de los
sufrimientos de la iglesia en la primera persecución y un eco de los
sufrimientos de las otras 9 persecuciones.
Marciano, mal cerradas las heridas
que recibió ayer mismo en el tormento...
Presentóse en la arena, sostenido
por dos esclavos; vacilante y trémulo.
Causó impresión profunda su presencia;
“¡ Muera el cristiano, el incendiario, el pérfido.!”
Gritó la multitud con un rugido
por lo terrible, semejante al trueno;
Como si aquel insulto hubiera dado
vida de pronto y fuerzas al enfermo,
Marciano al escucharlo, irguióse altivo,
desprendióse del brazo de los siervos,
alzó la frente, contempló la turba
y con raro vigor, firme y sereno
cruzando solo la sangrienta arena
llegó al pie mismo del estrado regio;
Puede decirse que el valor de un hombre,
a más de ochenta mil impuso miedo,
porque la turba al avanzar Marciano,
como asustada de él, guardó silencio;
llegando a todas partes sus palabras
que resonaron en el circo entero:
-Cesar- le dijo- Miente quien afirme,
que a Roma he sido yo quien prendió fuego,
si eso me hace morir, muero inocente
y lo juro ante Dios que me está oyendo.!
Pero, si mi delito es ser cristiano,
Haces bien en matarme, porque es cierto:
Creo en Jesús, practico su doctrina
y la prueba mejor de que en él creo,
es que en lugar de odiarte: ¡ te perdono!
Y al morir por mi fe, muero contento.-
No dijo más, tranquilo y reposado
acabó su discurso, al mismo tiempo
que un enorme león saltaba al circo
la rizada melena sacudiendo;
avanzaron los dos, uno hacia el otro,
él los brazos cruzados sobre el pecho,
la fiera, echando fuego por los ojos,
y la ancha boca, con delicia abriendo.
Llegaron a encontrarse frente a frente
se miraron los dos, y hubo un momento
en que el león, turbado, parecía
cual si en presencia de hombre tan sereno,
rubor sintiera el indomable bruto,
de atacarlo, mirándolo indefenso.
Duró la escena muda, largo rato
pero al cabo, del hijo del desierto
la fiereza venció, lanzó un rugido,
se arrastró lentamente por el suelo
y de un salto cayó sobre su víctima.
En estruendoso aplauso rompió el pueblo...,
brilló la sangre, se empapó la arena
y aún de la lucha en el furor tremendo,
Marciano con un grito de agonía:
-Te perdono, Nerón – dijo de nuevo.
Aquel grito fue el último, la zarpa
del feroz animal cortó el aliento
y allí acabo la lucha. Al poco rato
ya no quedaba más de todo aquello
que unos ropajes rotos y esparcidos
sobre un cuerpo también roto y deshecho:
una fiera bebiendo sangre humana
y una plebe frenética aplaudiendo[31]
Los apóstoles se destacaron por su valor y sentido de misión. Su vida
fue una vida de entrega con propósito. Tenían como misión perfeccionar a los
santos para la obra del ministerio y edificar la iglesia para la venida del
Señor.
A continuación veamos cómo LA TRADICION, basada más de una
vez solo en conjeturas y suposiciones, deja ver como fue la muerte de cada
uno de los apóstoles. Leamos nuevamente de Pedro.
“Nos dice la tradición que al arreciar la persecución, y sabiendo los
cristianos el interés que tenía Nerón de encontrar al jefe de los
cristianos, consiguieron convencer a Pedro de que se marchase durante
algún tiempo a un lugar menos peligroso. Cuando Pedro se disponía a
salir de la ciudad, tuvo una visión en donde se encontró con su Señor y
Maestro Jesús, que venía hacia Roma cargando a las espaldas con una
cruz. Pedro al verlo, humilde y confuso, solamente acertó a decirle:
"¿Adónde vas, Señor?" Y el Salvador le respondió: "Voy a Roma para
ser crucificado otra vez". La visión desapareció, pero Pedro
comprendió la lección: Aquella cruz que traía el maestro era su propia
cruz, que debería aceptar valientemente. Pedro decidió regresar a
Roma y aceptar el tormento de la cruz. La guardia romana no tardó en
apresarle, y el emperador Nerón le condenó a morir en cruz. A Pedro le
pareció tanto honor que, considerándose indigno de morir como el
Maestro, suplicó le concedieran el favor de morir cabeza abajo, gracia
que le fue concedida. Pedro murió en el Vaticano, el día 29 de junio
del año 64”.[32]
“El género de muerte de San Andrés y el sitio en que murió son
también inciertos. La "pasión" apócrifa dice que fue crucificado en
Patras de Acaya. Como no fue clavado a la cruz, sino simplemente
atado, pudo predicar al pueblo durante dos días antes de morir. Según
parece, la tradición de que murió en una cruz en forma de "X" no
circuló antes del siglo IV”.[33]
Aparentemente Juan habría muerto de vejez. La tradición sugiere un
milagro en el momento de su muerte.
“San Isidoro, en el Libro de la vida, nacimiento y muerte de los Santos,
dice: "Felipe primeramente convirtió a los galos, llevando a la luz de la
verdad y al apacible puerto de la fe, tanto a aquellas gentes bárbaras
como a las de los pueblos vecinos, sacándolas a todas ellas de las
tinieblas en que se hallaban sumergidas y a punto de ser engullidas por
las encrespadas aguas del error. Después terminó su vida en Hierápolis,
ciudad de la provincia de Frigia, muriendo apedreado y crucificado;
allí descansan él y sus hijas”.[34]
“Sobre el género de martirio padecido por San Bartolomé existen
diferentes versiones. Según san Doroteo, fue crucificado. He aquí las
propias palabras de este santo: "San Bartolomé dio a conocer el
evangelio de san Mateo a los indios, predicándoles en la lengua que
ellos hablaban, y murió crucificado cabeza abajo, en Albana, ciudad de
la extensa región de Armenia". San Teodoro afirma que fue desollado.
En cambio, en otros muchos libros se lee que este apóstol fue
decapitado. Estas versiones, empero, no son necesariamente
contradictorias, sino que, al contrario, todas ellas pueden ser
verdaderas, conciliables entre sí y complementarias, puesto que bien
pudo ocurrir que el santo apóstol fuese primeramente crucificado;
luego, antes de morir, descolgado de la cruz y desollado vivo, para
hacerle sufrir más; y, finalmente, estando todavía con vida,
decapitado”.[35]
“Se sabe que en su labor apostólica, Santo Tomás, predicó en Persia y
sus alrededores, se menciona también India y Etiopía. Se cree que
Santo Tomás sufrió el martirio en lacosta de Coromandel, India,
donde su cuerpo fue descubierto, con ciertas marcas de que fue muerto
con lanzas y ese tipo de muerte es tradición en los países del Este”.[36]
Sobre Mateo, la tradición sugiere que murió en Etiopía por un golpe
de espada en la espalda.[37]
“Otra tradición se refiere a su muerte. Cuando estaba predicando el
Evangelio cerca del Templo de Jerusalén, fue arrojado de allí (o desde
el pináculo del Templo) por orden del sumo sacerdote. Santiago
sobrevive, pero es lapidado y rematado por un batanero, que le aplasta
el cráneo de un mazazo. Este episodio le vale su principal atributo, que
es una maza de batanero”.[38]
La tradición cuenta que Judas Tadeo y Simón el Zelote se
encontraban evangelizando en Babilonia y tras destruir dos ídolos fueron
despedazados por los sacerdotes de los mismos.[39]
Matías fue apedreado en Judea.[40]
Hicimos este recorrido por la tradición por considerarlo pertinente
para información del lector.
Por otro lado, en el año 66, los judíos se sintieron exasperados con las
reglas de Roma por lo que el pueblo bullía en resentimiento y protesta.
Fueron muchos los años de revueltas entre judíos y romanos. Los judíos
revoltosos iniciaron sus actividades en Cesarea donde ganaron una victoria
local. Siete años de sangre continuaron. Los judíos rebeldes se ubicaron en
tierras altas, entonces, bajo la dirección del veterano general Vespasiano, las
tropas romanas avanzaron cautelosamente, primero, asegurando el
Mediterráneo y moviéndose silenciosamente hacia Jerusalén. En la primavera
del 68, ya en la ciudad santa, Vespasiano fue notificado de la muerte de
Nerón, y llamado a Roma, es así que momentáneamente dejó a Jerusalén.
Pero una vez en el cargo, encomendó a su hijo Tito, que acabara el asunto
que dejó pendiente entre los judíos, y este probó ser tan poderoso como su
padre. [41]
También desde el año 68 d.C. y con la autorización del emperador
Vespasiano, funcionaba una academia de doctores y escribas judíos. Esta
escuela fue fundada por Ben Zakai, la cual trabajó hasta el año 425 en que fue
clausurada por el emperador Teodosio II. En el año 70 el sanedrín fue
disuelto, por lo que la academia de Jamnia se volvió durante tres siglos, la
máxima autoridad del judaísmo. Entre sus labores se contó la definición del
canon del Antiguo Testamento, y la recopilación que se fijó en la Mishná y
en el Talmud.[42]
Lucas 21:20-23 “Pero cuando viereis a Jerusalén rodeada de
ejércitos, sabed entonces que su destrucción ha llegado. 21 Entonces
los que estén en Judea, huyan a los montes; y los que en medio de
ella, váyanse; y los que estén en los campos, no entren en ella. 22
Porque éstos son días de retribución, para que se cumplan todas las
cosas que están escritas. 23 Mas ¡ay de las que estén encintas, y de las
que críen en aquellos días! porque habrá gran calamidad en la tierra, e
ira sobre este pueblo”.
Y huyeron abandonando a la ciudad condenada. Los cristianos que
huyeron se instalaron en Pela.[43]
Los ejércitos romanos rodearon la ciudad amada. Durante tres (¿?)
meses la ciudad resistió valientemente de mano de los zelotes, pero el hambre
causó mella en el ánimo de los habitantes y de los defensores. Pronto la
ciudad fue tomada y los romanos masacraron a sus habitantes. Una mano
extraña incendió el templo de Herodes, orgullo de la nación. Así llegó a su
fin aquel hermoso templo. Según otro autor, el sitio de Jerusalén se desarrolló
desde abril hasta setiembre del año 70 d.C. y luego los romanos siguieron con
Herodio, tomada poco después; Maqueronte, tomada el 72, y Mazada, donde
todos los defensores ante una inminente derrota, se suicidaron en masa.[44]
En abril del año 70 d.C. se inició la siega. Tito esperó salvar el
templo, según Josefo, pero fue imposible. La caída de los judíos en el 70 y su
posterior destrucción en el 135 por el emperador Adriano, aceleró la
aparición de los cristianos como una religión separada de los judíos.[45]
El candelabro de oro del templo de Herodes (que no fue el original de
Salomón, sino el de Zorobabel que fue mutilado por Antioco Epífanes IV, y
repuesto y restaurado por Judas Macabeo) se conservó en Roma hasta que
desapareció durante el saqueo de Genserico, quien lo llevó a Cártago.
Belisario, el famoso general bizantino, lo reconquistó de los Vándalos y lo
llevó a Constantinopla, para luego ser llevado a Jerusalén donde finalmente
desapareció.[46]
Este evento marcó el fin de la independencia judía en Palestina.[47] En
el año 691, el califa ´Abd al-Malik ordenó construir la mezquita de la Roca
en el lugar que ocupaba el segundo templo de los judíos destruido en el año
70 d.C.[48]
Un dato curioso es que Justino mártir nació hacia el año 100 de una
familia pagana, en una colonia romana llamada Flavia Neápolis, la cual fue
establecida en Samaria para soldados que habían combatido en la Toma de
Jerusalén. Justino murió mártir en el año 164 d.C.[49]
Los judíos sobrevivientes a la toma de Jerusalén anhelaron la suerte
de los muertos porque fueron esclavizados y enviados a las minas de Egipto y
Cerdeña, a trabajar en la construcción del coliseo, o a construir un gran canal
cuya excavación en Corinto ordenó Nerón. Los más robustos fueron
destinados a los juegos de gladiadores y las mujeres y niños vendidos como
esclavos. A ciencia cierta no se sabe cuántos murieron, Josefo refirió un
millón.[50]
Durante la segunda gran persecución de Domiciano, segundo hijo de
Vespasiano,[51] (años 81 al 96) el apóstol Juan, de avanzada edad, fue tomado
prisionero y, según la tradición, echado en un perol de aceite hirviendo, pero
el Señor preservó su vida,[52] por lo que fue desterrado a la isla de Patmos.
Allí fue que el apóstol recibió la revelación, el Apocalipsis, para ser
comunicado a las siete iglesias del Asia menor y a la postre para todo el
pueblo cristiano.
A la muerte de Domiciano, el senado devolvió lo bienes confiscados a
los cristianos y dejó que los presos volvieran del destierro; de allí que Juan
pudo entregar el Apocalipsis a las iglesias.[53]
Hasta el año cien, el pueblo de Dios estuvo pastoreado por hombres
convertidos y celosos del Señor. Una iglesia gobernada por apóstoles,
profetas y maestros (Hechos 15:32). Una iglesia conservada doctrinalmente
pura y sin mácula. Una iglesia blanca y sencilla en amor, unida a través de los
lazos de la bondad y la camaradería cimentada en la Palabra y la Fe de Jesús.
Una iglesia que esperaba con entusiasmo la segunda venida del
Mesías, para rescatarlos de todo cuanto vivían.
La iglesia en estos primeros años no estuvo exenta de problemas tanto
internos como externos, pero jamás le faltó el liderazgo santificado y claro de
los apóstoles y los profetas. Un pueblo formado para llevar la gloria de Dios a
todo el mundo.
 
4 Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor. 5 Recuerda, por
tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues
si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te
hubieres arrepentido. 
Estos son un par de versículos con dos imperativos claves:
“arrepiéntete” y “haz”. Estas son las dos palabras claves que denotan el
arrepentimiento, no solo como una actitud del corazón, sino que además se
evidencia en los hechos concretos de un cambio en el curso de acción. La
iglesia del primer siglo, a la muerte de sus veteranos dirigentes fue perdiendo
su primer amor para volcarse a la discusión sobre temas doctrinales no tan
importantes en torno a la predicación del evangelio.[54]
En el comienzo de la historia de la iglesia, el misterio de iniquidad,
predicho por el apóstol Pablo, comenzó a hacer su obra impía; y al
insistir en sus herejías los falsos maestros, acerca de los cuales Pablo
amonestó a los creyentes, muchos fueron engañados por falsas
doctrinas. Algunos vacilaron bajo las pruebas, y fueron tentados a
abandonar la fe. En el tiempo cuando Juan recibía esta revelación,
muchos habían perdido su primer amor a la verdad del Evangelio. 
Pero en su misericordia Dios no dejó que su iglesiapermaneciese en la
apostasía. En un mensaje de infinita ternura reveló su amor hacia ella,
y su deseo de que hiciera una obra segura para la eternidad.[55]
 
6 Pero tienes esto, que aborreces las obras de los nicolaítas, las cuales yo
también aborrezco. 
Al inicio, la herejía y la apostasía no hicieron una obra tan destructiva
en este pueblo, pero al final del primer siglo, se fue infiltrando, especialmente
la doctrina nicolaíta del gnosticismo, según Ireneo. Es por ello que Juan, en
su evangelio, puso gran énfasis en la divinidad de Cristo, atacando el
dualismo gnóstico de los herejes.
Elena de White escribió lo siguiente acerca de Pablo:
Mientras batallaba así contra la oposición, impulsando con celo
incansable la obra del Evangelio y velando por los intereses de una
iglesia todavía nueva en la fe, Pablo sentía en su alma una
preocupación por todas las iglesias… Las noticias de que había
apostasía en algunas de las iglesias levantadas por él, le causaban
profunda tristeza. Temía que sus esfuerzos en favor de ellas pudieran
resultar inútiles. Pasaba muchas noches de desvelo en oración y
ferviente meditación al conocer los métodos que se empleaban para
contrarrestar su trabajo. Cuando tenía oportunidad y la condición de
ellas lo demandaba, escribía a las iglesias para reprenderlas,
aconsejarlas, amonestarlas y animarlas. En estas cartas, el apóstol no
se explaya en sus propias pruebas; sin embargo, ocasionalmente se
vislumbran sus labores y sufrimientos en la causa de Cristo. Por amor
al Evangelio soportó azotes y prisiones, frío, hambre y sed, peligros en
tierra y mar, en la ciudad y en el desierto, de sus propios compatriotas
y de los paganos y los falsos hermanos. Fue difamado, maldecido,
considerado como el desecho de todos, angustiado, perseguido,
atribulado en todo, estuvo en peligros a toda hora, siempre entregado a
la muerte por causa de Jesús.[56]
Añadimos la siguiente cita:
Al bajarse la norma moral de los creyentes corintios, ciertas personas
habían abandonado algunos de los rasgos fundamentales de su fe. 
Algunos habían llegado hasta el punto de negar la doctrina de la
resurrección. Pablo afrontó esta herejía con un testimonio muy claro
en cuanto a la evidencia inconfundible de la resurrección de Cristo. 
Declaró que Cristo, después de su muerte, "resucitó al tercer día,
conforme a las Escrituras," luego de lo cual "apareció a Cefas, y
después a los doce. Después apareció a más de quinientos hermanos
juntos; de los cuales muchos viven aún; y otros son muertos. Después
apareció a Jacobo; después a todos los apóstoles. Y el postrero de
todos, . . . me apareció a mí." Con poder convincente el apóstol
expuso la gran verdad de la resurrección.[57]
Mientras estaba en Corinto, Pablo tenía motivo de seria aprensión
concerniente a algunas de las iglesias ya establecidas. Por la influencia
de falsos maestros que se habían levantado entre los creyentes de
Jerusalén, se estaban extendiendo rápidamente la división, la herejía y
el sensualismo entre los creyentes de Galacia. Esos falsos maestros
mezclaban las tradiciones judías con las verdades del Evangelio.
Haciendo caso omiso de la decisión del concilio general de Jerusalén,
instaban a los conversos gentiles a observar la ley ceremonial.[58]
Pero con todo esto, gracias a la presencia de hombres como los
apóstoles, en el siglo primero, estos males no avanzaron. No fue así después.
 
7 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que
venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del
paraíso de Dios.”
El libro de Apocalipsis es un libro de esperanza para una iglesia
perseguida que debía salir vencedora de gran tribulación. La recompensa que
se da es la de el fruto del árbol de la vida. El fruto prohibido desde que
ingresó el pecado a esta tierra. Lo que se promete es la vida eterna, a los que
salgan vencedores en el gran conflicto.
MENSAJE A LA IGLESIA DE
ESMIRNA (100 - 313 D.C.)
 
2:8 Y escribe al ángel de la iglesia en Esmirna: El primero y el postrero,
el que estuvo muerto y vivió, dice esto: 
Esta es una orden que Dios le da a Juan, el discípulo amado. Él debe
escribir al ángel de la iglesia de Esmirna.
El ángel a quien va dirigida la carta no es otra cosa que un símbolo de
los dirigentes de la iglesia (Mat.eo 11: 10; Marcos 1: 2; Lucas 7: 24, 27; 9:
52; 2 Corintios 12: 7).[59]
“Estas palabras son dirigidas a los maestros de la iglesia, a aquellos a
quienes Dios confió pesadas responsabilidades. Las dulces influencias
que han de abundar en la iglesia están vinculadas estrechamente con
los ministros de Dios, quienes deben revelar el amor de Cristo. Las
estrellas del cielo están bajo su dirección. Las llena de luz; guía y
dirige sus movimientos. Si no lo hiciera, llegarían a ser estrellas
caídas. Así es con sus ministros. Son instrumentos en sus manos, y
todo lo bueno que pueden hacer es realizado por medio del poder
divino. Por medio de ellos se difunde la luz del Salvador, quien ha de
ser su eficiencia. Si tan sólo miraran a él como él miraba al Padre,
serían capacitados para hacer su obra. Cuando dependan de Dios, él les
dará su esplendor para reflejarlo al mundo”.[60]
 
Esmirna era una ciudad hermosa ubicada a 60 kilómetros al norte de
Éfeso. La gente de Esmirna valoraba mucho el conocimiento, tanto así que la
ciencia y la medicina estaban en florecimiento en la misma época que Juan
recibía el Apocalipsis. En Esmirna se ubicaba el templo al emperador Tiberio
que fue construido el año 23 a. C. Siendo así el centro del culto al emperador.
La obsesiva lealtad de los habitantes de Esmirna fue fatal para los cristianos
bajo el gobierno de Nerón (54 – 68 d.C.) y Domiciano (81 – 96 d.C.).[61]
Esta ciudad fue tan pujante que en tiempo de los romanos se codeó en
importancia con Éfeso y Pérgamo, hasta recibió el sobre nombre de ciudad
“Dorada”. Esmirna acuñaba su propia moneda y su escuela de medicina era
preeminente. Por su ubicación geográfica era el adorno de Asia. El vocablo
Esmirna significa “MIRRA”.[62] También puede significar “AMARGO”, y era
uno de sus principales productos comerciales. La mirra era una resina muy
amarga y se la utilizaba para fabricar perfume (Salmos 45:8), aceite (Éxodo
30:23), para embalsamar (Juan 19:39), para la purificación de las mujeres
(Ester 2:12) y para aliviar y calmar el dolor (Marcos 15:23).[63]
En tiempos del nuevo testamento tenía una población de cerca de
200000 habitantes. Uno de los miembros importantes de esta iglesia fue
Policarpo quien fue condenado a muerte el año 156 d. C.[64]
El primero y el postrero. Este es un título que nos recuerda que Dios
es el principio y fin de todo y se repite en Apocalipsis 1: 17 y 22:13. El Señor
utiliza esta figura primero para dar consuelo a los cristianos que estaban
siendo perseguidos en la época del emperador Domiciano, tanto por el pueblo
pagano como por las comunidades judías. Este título es utilizado por el Señor
para dejar impresionado en la mente de los cristianos de Esmirna que Dios es
el inicio y la consumación de todo, que está al control de las vidas de ellos y
que los acompañará hasta el final.
El que estuvo muerto y vivió. Cristo es el que murió y volvió a la vida
(Juan 10:17), es el Señor, el primogénito de los muertos (Colosenses 1:18;
Apocalipsis 1:5) El amo y señor de la iglesia. Esta manera de presentarse a
una iglesia perseguida y atribulada hasta la muerte tiene como objetivo
infundir aliento y esperanza en que ni aun la muerte los podrá vencer, porque
Él ya la venció (Filipenses 2: 8, 9).
Para Esmirna el Señor se presenta como el que estuvo muerto y vivió
(Juan 10:17). Los cristianos de Esmirna son aquellos que están atravesando
problemas muy difíciles de superar (Salmo 40: 2). Son cristianos que
transitan por el valle de sombra de muerte (Salmo 23: 4). Son aquellos que
están bebiendo el cáliz amargo de la derrota, de la persecución, de la mentira,
de la traición, de la injusticia, de la soledad, de la enfermedad, de la
decepción y todo por ser fieles alSeñor.
No son aquellos que sufren como consecuencia de sus pecados, sino
aquellos que hacen la voluntad del Señor y son perseguidos por ser leales a su
Palabra (Mateo 5: 6, 10).
A ellos el Señor se presenta como el que estuvo muerto pero vivió. En
otras palabras Cristo les dice: “ánimo hijo, hija, sé que estás atravesando
pruebas muy duras, pero yo llegué hasta la muerte y muerte de Cruz, no te
desanimes, porque si yo morí y volví a la vida, tu también volverás a vivir”.
 
2:9 Yo conozco tus obras, y tu tribulación, y tu pobreza (pero tú eres
rico), y la blasfemia de los que se dicen ser judíos, y no lo son, sino
sinagoga de Satanás.
Que contraste que en medio de una población rica y en alza, exista
una agrupación que por su fe era perseguida y permanecía pobre. Pero la
pobreza material no se comparaba con su riqueza espiritual (2 Corintios 8:9).
Un remanente perseguido pero enriquecido con la misericordia (Efesios
2:4,5) y el cuidado de un Dios Salvador (Romanos 10:12).
Muchos de los judíos que vivían en Esmirna participaron activamente
en desprestigiar a la comunidad cristiana de la ciudad. Hombres con
ascendencia calumniaron a los cristianos frente a los romanos acusándolos de
canibalismo y actos obscenos. Esto nos hace recordar la afirmación de Pablo
en Romanos 2: 28, 29. Una sinagoga que se reunía para socavar al remanente.
[65]
Aquí observamos la presencia del conflicto entre los seguidores del
Señor y los seguidores del diablo y la aparente victoria de los últimos a través
de los paganos y de los judíos.
Fue en el periodo profético de Esmirna que se desarrollaron ocho
grandes persecuciones contra los cristianos.
La primera fue desatada por Nerón, quien los acusó de ser causantes
del incendio de la ciudad. La segunda fue por Domiciano, en la cual Juan fue
enviado a Patmos. La tercera fue de Trajano, sufriendo Clemente, Policarpo e
Ignacio. La cuarta de Marco Aurelio Antonio Vero y la quinta de Severo, la
sexta de Maximino, la séptima de Decio quien martirizó a Lorenzo. La octava
de Valeriano, la novena de Aureliano y la última fue la más cruel y fue de
parte de Diocleciano y Maximiano.[66]
Primera persecución de Nerón (64 – 68)
La primera persecución estuvo ligada al incendio de Roma por Tácito,
en el año 64.[67] Luego del incendio de Roma, el populacho culpó al Nerón de
haber iniciado el fuego, incluso, de haberse gozado de la vista del espantoso
incendio, y cantado desde la torre de Mecenas algo relacionado a la caída de
Troya. Por ello, en lugar de culpar a los judíos, de los que era aficionada
Popea, su esposa, culpó a los cristianos que eran conocidos como los que
odiaban a la humanidad. Es poca la evidencia de la persecución fuera de
Roma, pero dentro de la ciudad fue terrible. Muchos fueron destrozados por
las fieras en el anfiteatro, y otros fueron quemados para iluminar los juegos
nocturnos en los jardines imperiales y el circo Vaticano.[68]
Nerón fue considerado como la encarnación del anticristo.[69] Bajo
esta persecución murieron los apóstoles Pedro y Pablo, aparentemente esto le
costó mala fama por siglos al emperador.[70]
Los cristianos fueron sacrificados por los romanos y es posible
considerar que fueron como una especie de sacrificio colectivo a los dioses
paganos enojados contra Roma, y muestra de ello fue el incendio. Luego, en
el espacio generado por la destrucción de las casas y templos, este emperador
disfuncional diseñó y construyó un palacio grandioso, el domus aurea. Este
fue el pináculo de la auto complacencia del líder de Roma.[71]
Además, entre quienes fueron martirizados se cuentan Erasto de
Corinto, Aristarco de Macedonia, Trofimo de Éfeso, José Barsabas y Ananías
de Damasco.[72]
Segunda persecución de Domiciano (94 – 96)
Esta persecución se inició entre el año 94 o 95 d.C. contra los
cristianos y fue en este marco que Juan el Evangelista llegó a Patmos
desterrado por causa de las tribulaciones por la Palabra de Dios. Esta
persecución terminó gracias a la revocatoria del senado.[73]
Entre quienes sufrieron esta persecución como mártires se cuentan:
Simeón, obispo de Jerusalén, crucificado, Flavia, la hija de un senador
romano. Se impuso la ley de que los cristianos serían castigados si no
renunciaban a su fe.[74]
La tercera persecución bajo Trajano (108 – 117)
Luego de la muerte de Domiciano, lo sucedió Nerva y este a su vez
adoptó a Trajano como hijo y sucesor. Durante el reinado de Nerva no hubo
persecuciones contra los cristianos. Pero el reinado de Trajano fue diferente.
Él publicó una orden contra las asambleas nocturnas que coincidentemente
era la hora de las reuniones secretas cristianas. Se inició luego una
persecución general aun en las provincias del imperio.
En esta persecución es que Plinio el Joven, aquel jurista pagano,
declaró de manera directa la inocencia de aquel grupo de cristianos y sus
inocentes oraciones y ritos. Pero el emperador hizo oídos sordos y continuó la
persecución. En esta murieron Ignacio de Antioquía, Simeón de Jerusalén y
Clemente, obispo de Roma.[75]
Cuarta persecución bajo Marco Aurelio Antonio Vero (161 – 178)
Esta persecución fue muy cruel. Aunque Marco Aurelio es conocido
como el Prudente, se precipitó en la cuarta persecución que resultó ser más
cruel que las anteriores.[76] En época del emperador, el estado romano pasó a
considerar al cristianismo como un problema político, y en este sentido, el
problema montanista hizo creer al emperador que la persecución se hizo
necesaria, a pesar de los apologistas que trataron de separar al montanismo
del cristianismo. La persecución se desarrolló en las provincias por parte de
los gobernadores provinciales y el estamento militar. Justino fue martirizado
en este periodo.[77]
Marco Aurelio, como estoico intolerante, despreciaba el martirio de
los cristianos como una exhibición teatral de parte de ellos. Introdujo espías a
la persecución para acumular evidencias contra ellos. Se atribuyó a los
cristianos la aparición de terremotos, hambres, inundaciones y pestes, por
tolerarlos.[78]
Quinta persecución bajo Severo (193 – 211)
Los mártires fueron más numerosos en Alejandría, siendo los
cristianos sometidos a diversas torturas y formas de muerte. Uno de ellos fue
Leónidas, padre de Orígenes, quien fue decapitado.[79] El emperador era
ecléctico, consideraba a Jesús como un dios y mandó hacer un busto de él
colocándolo al lado del de Abraham, Orfeo y Apolonio de Tiana. No tomó
parte activa de la persecución.[80]
 
Sexta persecución bajo Maximino (235 – 239)
Su persecución se direccionó contra los obispos y dirigentes de la
iglesia.
Séptima persecución bajo Decio (249 – 251)
La persecución de Decio fue sangrienta se cuenta la historia de Cirilo
de Cesarea que fue entregado por su padre al Juez pagano quien lo mandó
torturar. Cuando iba a su suplicio, la gente que lloraba al ver pasar al
muchacho de tierna edad, escuchaba de él: “en lugar de llorar, se regocijarían,
como yo, si conocieran la esperanza que me anima”.[81]
Octava persecución bajo Valeriano (257 – 259)
Mientras Plotino dictaba clases en Roma, el emperador Valeriano
martirizaba cristianos.[82]
Novena persecución bajo Aureliano y décima persecución bajo
Diocleciano y Maximiano (303 – 313).
Por otro lado:
Uno de los hechos saltantes de este periodo está que la iglesia cerró el
canon del Nuevo Testamento, he aquí algunas razones:
1. Los testigos presenciales de la vida de Cristo, al finalizar el primer
siglo, estaban casi todos muertos y la tradición oral había sido
viciada.
2. La necesidad de leer las Escrituras confiables en las asambleas.
3. La obra de los herejes, tales como Marción, que estaban generando 
cánones para fomentar puntos de vista propios.
4. Por otro lado, Montano hablaba de que la revelación continuaba a
través de él.
5. Gran número de obras apócrifas comenzaron a circular para llenar
los vacios en las narraciones de la vida de Cristo.
6. La persecución de Diocleciano que condenaba a los poseedores de
escritos sagrados empujó a sus poseedoresa verificar si las obras
que poseían eran fidedignas o no.
Por ello la iglesia, para su propia defensa, tuvo que determinar qué
libros eran canónicos. Se conservaron aquellos que como prueba externa,
fueran escritos por quienes fueron cercanos a Cristo o se vincularon con
aquellos que fueron cercanos, y como norma interna, el que su contenido no
contradijera las normas doctrinales y morales que sostenían las cartas
reconocidas de los apóstoles.[83]
 
Herejías
Fueron muchos los que se decían ser judíos y no lo eran. Esta es una
sugerencia a la presencia de herejía en medio de la iglesia, la cual apareció en
medio de esta etapa de la iglesia, a continuación repasamos algunas de ellas:
1. El ebionismo, que no era otra cosa que la continuación de la oposición
judía contra Pablo. Tenía en suma estima a Pedro y sus escritos.
Observaban la circuncisión y el sábado. Desaparecieron por el siglo V.
[84]
2. El gnosticismo, que apareció de forma germinal en los días de Pablo y
Juan. Este era un sistema filosófico sincrético que unía elementos
griegos, judíos, cristianos y orientales. Estos enseñaban que la materia
era mala y el espíritu bueno. Además que el dios Demiurgo, el cual era
malo, era el Jehová del Antiguo Testamento, mientras que Cristo fue la
más alta emanación de Dios enviada para salvar al hombre. Como la
materia era mala, entonces, el cuerpo de Cristo era solo una apariencia,
pensaban unos, mientras que otros pensaban que sí fue un cuerpo de
carne, pero que solo era eso, como un depósito usado por Cristo, pero
luego abandonado. Esta herejía fue combatida por Ireneo, Tertuliano e
Hipólito, pero dejó sus efectos en la iglesia al generarse el Ascetismo, y
la división de los cristianos en órdenes bajas y altas; pero aceleró a que
la iglesia cerrara el canon y asuntos de doctrina.[85]
3. El montanismo, fue un error que tuvo como líder a un tal Montano,
quien apareció a mediados del siglo II, en Frigia (actual Asia Menor
Central), y este enseñaba que la nueva era del Paracleto había llegado y
él era el elegido del Señor para llevar adelante este mensaje. Aseveraba
tener visiones especiales. Sus seguidores insistían en el ascetismo y en
la pronta llegada del fin del mundo. Fue tal su exageración en los dones
espirituales, que ocasionó que la iglesia los condene. La iglesia declaró
que el canon se había cerrado y ya no había lugar para los dones de
profecía.[86]
4. El novicianismo se levantó en el siglo III. Noviciano fue obispo de
Roma entre los años 251 y 253 siendo un fuerte defensor de la doctrina
de la Trinidad, pero negaba el derecho a la iglesia de restaurar a los
apóstatas durante la persecución. El movimiento disidente duró hasta el
siglo VI. Acabada la persecución de Diocleciano surgió una facción de
esta postura en los donatistas.[87]
5. El monarquinismo, argumentaban que solo el Padre tenía personalidad
verdadera, mientras que el Hijo y el Espíritu Santo eran meros atributos
impersonales de la Deidad. Dios tomó al hombre Jesús y luego lo
deificó. Esto fue llamado también sabelianismo y noecianismo, por el
nombre de sus defensores. Esto es también el unitarismo.[88]
6. El maniqueísmo, este movimiento tenía una doctrina dualista y clasista,
entre elegidos y oyentes. Tuvo mucho éxito desde sus inicios con Mani
(un babilonio del sur) en el año 240, pero desapareció rápidamente. Se
extendió por Persia, India, China, Egipto, el norte de África e Italia.[89]
Este fue un breve repaso de algunas de las herejías que circularon en
la época de la Esmirna simbólica.
Durante el tiempo en que aun no se cerró el canon del Nuevo
Testamento se utilizó mucho un documento llamado la Didajé (doctrina de
los doce apóstoles) que contenía instrucciones en sus primeros seis capítulos
sobre el camino de la vida y de la muerte (llamada también la carta de
Bernabé). Los capítulos 7 al 10 trataron acerca del bautismo, su realización y
excepciones, el capitulo ocho hace una distinción entre los hipócritas (judíos)
y cristianos devotos. Los capítulos nueve y diez no se sabe si se refiere a un
ágape o reunión fraternal o alguna reunión ritual. Los últimos capítulos son
como un manual de disciplina.[90]
 
Los padres de la iglesia
A los primeros dirigentes pos apostólicos se los llamó Padres
Apostólicos y fueron así conocidos a los ocho escritos o grupo de escritos de
estos hombres. Estos se comenzaron a estudiar en el siglo XVII. Son obras
que nos muestran cómo era la vida y obra de la iglesia en sus inicios. Entre
ellos tenemos a Clemente Romano, muy famoso y sobre el cual se han
tendido muchas fábulas y creencias. La cristología de Clemente es difusa. Por
un lado señala en una de sus cartas la preexistencia de Cristo, y por otro lado
lo confunde con el Espíritu Santo.[91] Este hombre vivió en torno al 150 d.C.
[92]
Otro personaje fue Ignacio de Antioquía a quien se atribuye una carta
muy conmovedora sobre el camino al martirio. Esta carta puede ser fechada
entre fines del siglo primero e inicios del segundo. Ignacio fue tomado
prisionero y llevado hasta Roma.[93]
Policarpo, fue obispo de Esmirna y mártir, nació en el año 75 y
conoció a Ireneo de Lyon quien afirmó que conoció al mismo apóstol Juan y
este lo consagró como obispo. Quizá fuese el mismo Policarpo quien recibió
la carta a Esmirna, del Apocalipsis.[94]
Papías de Hierápolis. Papías fue obispo de Hierápolis, una ciudad en
el valle de Liceo en una provincia romana de Asia, no muy lejos de Laodicea
y Colosas. Su mayor trabajo fue “Exposiciones de la Logia del Señor”, en
cinco libros, escritos de cerca del inicio del segundo ciclo, pero tristemente
no sobrevivió el manuscrito hasta nuestros días. Su libro es uno de aquellos
trabajos perdidos por los primeros cristianos. Este libro quizá pudo haber
resuelto algunos problemas en torno a la formación de los evangelios. Solo
nos han llegado algunos fragmentos de su obra, preservados por Eusebio de
Cesarea, refiriéndose a Papías como un hombre de muy poca inteligencia
(Historia Eclesiástica 3.39.13) debido a su posición acerca de la segunda
venida de Cristo y porque no aceptaba lo que Papías había escrito sobre los
orígenes de los escritos del Nuevo Testamento.[95]
A fin de defender a los cristianos de las acusaciones de sus
perseguidores surgieron los apologistas griegos que fueron un conjunto de
cristianos de origen griego que hicieron una obra de defensa del cristianismo
frente a dos tipos de acusaciones, unas venidas de la chusma y otra de gente
culta. Los primero argumentaban que los cristianos se reunían en orgías
carnales o que comían el cuerpo de niños pequeños. Los segundos
argumentaban que había contradicciones en los evangelios y los dirigentes
del cristianismo eran gente sin instrucción.[96]
Entre los principales apologistas griegos están Ariosto, Cuadrato,
Arístides, Justino, Milcíades, Melitón, Ireneo, Atenágoras, Taciano,
Clemente de Alejandría, Hipólito y Orígenes. En su Dialogo entre Pasico y
Jasón, Ariosto defiende el cristianismo como la verdadera religión y que las
profecías del Antiguo Testamento se cumplieron en Jesús, mientras que en el
año 131, Cuadrato dirigió su defensa al emperador Adriano para que pusiera
coto contras las persecuciones. Arístides probó que en el cristianismo
fulguran los mejores sistemas del mundo clásico. Atenágoras se valió del
método filosófico para defender a la religión cristiana.[97]
Taciano, que murió en el año 176, publicó un discurso dirigido a los
griegos en el que sacó a la luz pública el origen ridículo de la religión y la
ciencia griegas. Clemente expuso la nulidad del sistema pagano, Hipólito
escribió en contra de los paganos, la filosofía platónica y los judíos. Orígenes
nació en 185 y escribió contra Celso, una obra de ocho tomos en la que
señaló el mundo corto de las creencias paganas.[98]
 
2:10 No temas en nada lo que vas a padecer. He aquí, el diablo echará a
algunos de vosotros en la cárcel, para que seáis probados, y tendréis
tribulación por diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona
de

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