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426 BÁRBARA YOLANDA PADILLA FERNÁNDEZ Y MARÍA FERNANDA LORENZO GÓMEZ UIV en TBC urinaria: en esta se puede obser- var el riñón con dilatación calicial e irregularida- des en todo su contorno, dilatación del uréter del mismo lado, de contornos tortuosos e irregulares [12]. 1.5. Tratamiento El tratamiento de la TBC genitourinaria se basa en la quimioterapia antituberculosa, tenien- do en cuenta que siempre ha de incluir como mínimo tres drogas antituberculosas, vigilando que las dosis sean las apropiadas, que se tomen de forma regular y durante un periodo de tiempo suficiente para la destrucción de todos los baci- los. Este tratamiento suele realizarse de manera ambulatoria, aunque debemos de tener en cuenta ciertos criterios de ingreso: Enfermedad grave o afectación SNC, intolerancia digestiva, interac- ciones medicamentosas o alto riesgo de toxici- dad, patología asociada grave (cirrosis); sospecha de TBC resistente (VIH, ADVP), patología psi- quiátrica o adicción activa y dificultad para adop- tar medidas de aislamiento aceptables [5-7]. Distinguimos diversos tipos de fármacos [3, 5]: o Agentes primarios bactericidas: • Rifampicina. • Isoniacida. • Pirazinamida. • Estreptomicina. o Agentes secundarios bacteriostáticos: • Etambutol. • Etionamida. • Cicloserina. • Viomicina. o Agentes menores bacteriostáticos: • Kanamicina. • Tiocetezona. o Agentes de segunda línea: • Quinolonas*: ciprofloxacino, ofloxacino, levofloxacino. • Azitromicina. • Linezolid. *La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMS) ha publicado una alerta sanitaria referentes al riesgo que puede te- ner la utilización de las quinolonas como posible causa de fascitis. A continuación, se exponen las características de los fármacos más utilizados. Isoniazida (H): Ejerce su acción sobre la micolasa sintetasa, inhibiendo la síntesis de la pared celular de la micobacteria. Como efectos secundarios hay que vigilar la aparición de hepa- totoxicidad y de polineuropatía por depleción de vitamina B6 (por ello suele administrarse con pi- ridoxina 10 mg). Además, actúa como inductor enzimático, por lo que puede interferir con otros fármacos como la fenitoína o la carbamazepina [13]. Rifampicina (R): Fármaco inhibidor de la RNA polimerasa, no permitiendo la transcrip- ción ni la traducción intracelular. Durante su uso puede aparecer fiebre, cefalea y/o náuseas. Es metabolizada por los enzimas microsomales hepáticos, al igual que otros medicamentos utili- zados en muchos de estos pacientes como son los antirretrovirales y la metadona [13]. Estreptomicina (S): Su unión a la subunidad 30S de los ribosomas bacterianos interfiere en la transcripción proteica. Es un fármaco potencial- mente ototóxico, su efecto adverso más conoci- do, pero además ha de vigilarse una posible de- presión de la médula ósea [13]. Etambutol (E): Inhibe la síntesis de la pared celular. Su reacción adversa más característica es la neuritis óptica retrobulbar [13]. Pirazinamida (Z): Su mecanismo de acción no está definido, pero sí se ha comprobado que es eficaz en medios ácidos como las cavernas tu- berculosas. Sus efectos adversos son leves a dosis estándar [13]. Toxicidad Isoniacida: hepatotoxicidad, polineuropatía por depleción vitamina B6 (piridoxina 10mg), inductor enzimático (fenitoína, carbamazepina) [5]. Rifampicina: fiebre, cefalea, náuseas, colora- ción anaranjada de fluidos, hepatitis, exantema, hemólisis. [5]. Estreptomicina: ototoxicidad, deprime mé- dula ósea, nefrotoxicidad [5]. Etambutol: neuritis óptica retrobulbar, dismi- nución de la agudeza visual, exantema [5]. Pirazinamida: leves a dosis estándar, incluye malestar gastrointestinal, elevación de ácido úri- co, exantema, hepatitis, artralgia, gota (raro) [5]. Según las guías de la OMS para la TBC, la pauta estandarizada de tratamiento se compone
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