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Índice Portada Sinopsis Portadilla Introducción 1. Personaliza tu dieta 2. Tu dieta y los 20 pasos para el cambio 3. ¿Sales a comer fuera de casa? 4. ¿Algo no va bien? 5. Algunos puntos importantes 6. Terminaste la dieta del libro, ¿y ahora qué? 7. Tu mantenimiento Anexos Créditos kindle:embed:0001?mime=image/jpg Gracias por adquirir este eBook Visita Planetadelibros.com y descubre una nueva forma de disfrutar de la lectura ¡Regístrate y accede a contenidos exclusivos! Modificado por el hippy tatuado y suburbiano TQ Currita Fragmentos de próximas publicaciones Clubs de lectura con los autores Concursos, sorteos y promociones Participa en presentaciones de libros Comparte tu opinión en la ficha del libro y en nuestras redes sociales: Explora Descubre Comparte http://goo.gl/1OP6I6 http://goo.gl/v0wG2A http://goo.gl/JYqUxR http://goo.gl/IoPlU0 http://goo.gl/s0nYNA http://goo.gl/HjpKFD http://goo.gl/FKoB61 http://goo.gl/2VT2zx https://www.instagram.com/planetadelibros/ SINOPSIS ¿Cuánto tiempo llevas luchando contra esos kilos indeseados? ¿Cuántas dietas han pasado por tus manos? Quizá tengas en mente palabras como desilusión, frustración, agobio y hasta tristeza. Pues estás de enhorabuena, porque si tú quieres, todo eso se terminó. Tienes entre tus manos una herramienta efectiva para comenzar por fin el cambio. Después de diez años ayudando a personas con sobrepeso, hemos sintetizado en 20 pasos las estrategias más útiles para que consigas iniciar una nueva vida: • Los 20 pasos te guiarán para reorientar tus hábitos alimentarios (a veces sabes la teoría, pero no cómo llevarla a la práctica). • Te ayudarán a mejorar tu actitud hacia la comida (se acabó comer por ansiedad). • Reordenarán tu cerebro y tus ideas: borrarán tus prejuicios, miedos o desilusiones fruto de otras dietas anteriores. • Reforzarán tu fuerza de voluntad (porque aunque creas que no, ¡la tienes! Y nosotros la pondremos en forma). • Te ayudarán a tener un hábito culinario continuo y saludable a través de sencillas y deliciosas recetas. Con este libro aprenderás a comer saludable, rico y sin inventos extraños. Entre sus páginas encontrarás un mes de dieta mediterránea que podrás adaptar a tus gustos y necesidades (incluso si eres vegetariano). Adelgaza por fin con la dieta ALEA 20 claves sencillas para conseguir tus objetivos María Astudillo y Roberto Cabo INTRODUCCIÓN Te damos la bienvenida a la Dieta ALEA, una Alimentación Ligera, Equilibrada y Adaptada a ti. Es un placer y una alegría tremenda que formes parte de nuestra comunidad de seguidores. Quizá seas uno de los fieles, de quienes llevan más de diez años dejándose aconsejar por nosotros; en ese caso, muchas gracias de corazón por tu confianza. O tal vez leas por primera vez acerca del método ALEA. En ese caso, te damos también las gracias por depositar en nosotros parte de tu tiempo e ilusión. Ojalá este sea el comienzo de algo muy grande, tan grande como lo que han vivido cientos, miles de personas en toda España. Somos María Astudillo Montero (experta en nutrición y elaboración de dietas) y Roberto Cabo Moreta (dietista-nutricionista especializado en dietética y dietoterapia), las personas que dieron vida a este proyecto de alimentación saludable allá por 2006. En 2015, la editorial Zenith apostó por nuestro método y editó nuestro primer libro, La Dieta ALEA, del que se han vendido miles de ejemplares por toda la geografía española. Desde entonces, y gracias al boca a boca de los lectores, nuestra editora nos llama de vez en cuando para contarnos que hay una nueva reimpresión porque la anterior está agotada. Desde la publicación de ese primer libro no hay día en que alguna persona no nos escriba para contarnos su experiencia con él, para consultarnos sus dudas o para contarnos cómo le ha ido esa semana. Está siendo una experiencia increíble para nosotros. Jamás pensamos llegar a las vidas de tantas personas. Entonces, ¿por qué surge este segundo libro?, quizá te preguntes. Muy buena pregunta. La respuesta es sencilla: gracias al feedback proporcionado por nuestros seguidores durante estos años hemos entendido qué le faltaba a nuestro primer libro, hemos aprendido mejores y más eficaces formas de comunicar ideas importantes, y sabemos cuáles son los puntos débiles a la hora de ponerse a dieta y cómo reforzarlos. Además, atendiendo a sus peticiones, hemos actualizado nuestro recetario con platos mediterráneos, en los que se incluyen todo tipo de alimentos. Si algo no te gusta, podrás cambiarlo sin que afecte al resultado de la dieta. Y si eres ovolactovegetariano o estás considerándolo, te contamos cómo hacerlo. Pero vayamos poco a poco, porque eso no es más que una respuesta rápida. ¿Qué conseguirás si te llevas este libro a casa? 1. Tendrás una rutina alimentaria saludable y fácil de aplicar en tu día a día. 2. Aprenderás a organizarte. 3. Aprenderás a comer de todo. 4. Te harás fuerte ante las tentaciones. ¿Podrás comer rico y sano cada día? Sí, nosotros te mostraremos el camino. Nuestra herramienta básica es el mes de dieta completo que incluimos en este libro. Con ese instrumento práctico aprenderás a alimentarte de forma sencilla, saludable y apetecible. A estas alturas sabrás que no existen los milagros en materia de alimentación. No vamos a proponerte nada que te haga perder diez kilos en dos días. Lo que vamos a mostrarte es un modo de alimentarte bien a diario, sencillo, sin suplicios, sin hacer inventos ni tomando productos. Adelgazarás cada día de forma saludable, perderás tejido graso (no músculo) y, lo más importante, aprenderás a mantener el peso perdido. Tan solo volveremos a lo tradicional; seguro que muchos de nuestros platos te recordarán a lo que comías en casa de tus padres o de tus abuelos. Y aquí sí que podemos asegurarte que, si te aplicas un poquito, te sorprenderás preparando platos tan impresionantes (pero ¡tan fáciles!) que parecerán de restaurante. ¿No te ves capaz? Si todos esos miles de lectores lo han conseguido, dinos, ¿por qué tú no? En este libro vamos a empezar por el principio. Vamos a enseñarte a organizarte de forma eficaz, empezando por la compra, pasando por la despensa y terminando con la preparación de los alimentos y las recetas. Y algo más, algo fundamental: vamos a ayudarte a organizar tu mente y tus ideas. Porque es posible que hayas pasado por docenas de dietas que no hicieron más que crear en ti un batiburrillo de sentimientos de agobio, fracaso y hasta de tristeza. Pero si tú quieres, esta puede ser la última. Si ojeas los comentarios de nuestro blog (www.elblogdeladietaequilibrada.com), te darás cuenta de que muchas personas se sentían exactamente igual de incrédulas que tú ahora mismo. Pero decidieron dar un paso e intentarlo. Y puedes leer cómo les fue en nuestro blog o en nuestras redes sociales. Los primeros lectores crearon varios hashtags en Instagram (#equipoalea y #ladietaalea son los más frecuentes) para ayudarse entre sí y compartir sus caminos. Puedes echarles un vistazo e interactuar con ellos siempre que lo desees. De verdad, podrás comer de todo Nos gusta decir que comer variado es un derecho de las personas incluso cuando deciden ponerse a dieta. Pero ¿sabes una cosa? También es una obligación con cada uno de nosotros. Comer variado y hacerlo con la frecuencia y las raciones adecuadas nos asegura vivir más y mejor. No hace falta que te recordemos que los kilos de más casi siempre van de la mano de una gran cantidad de enfermedades (hipertensión, colesterol o triglicéridos altos, hiperglucemia, hiperuricemia, problemas articulares, dificultades respiratorias, trastornos intestinales, riesgo de infarto cardiaco y cerebral, etcétera). Mantener un peso saludable (no una cifra ideal, ya que eso no existe; a nosotros nos gusta mucho más hablar de un intervalo de peso saludable) gracias a unos buenos hábitos alimentarios, culinarios y de actividad física nos regala años de vida. Tal cual. Y, además, años buenos, sin demasiada medicación ni demasiadasvisitas a los médicos especialistas. http://www.elblogdeladietaequilibrada.com/ Te enseñaremos a comer de todo: desde tu dulce favorito hasta la verdura de la que jamás creíste que pudieras disfrutar. No digas eso de «es que no tengo fuerza de voluntad» Y tanto que la tienes. Lo que pasa es que a lo mejor hay que entrenarla un poco en relación con los hábitos alimentarios. Quizá necesitas fortalecerla. Y ahí entra en acción este libro. Hemos creado 20 pasos para el cambio. Se trata de 20 pasos extraídos de todos los puntos débiles que hemos observado en personas como tú en nuestros años de consulta en Salamanca (www.aleaconsultadietetica.com). También han contribuido los pacientes de nuestra consulta online y los comentarios de los lectores de nuestro primer libro. Hemos identificado esos puntos flacos, esos que a veces le hacen a uno tirar la toalla y ponerse en lo peor. Y vamos a exprimirlos, ¡a fulminarlos!, para que cada uno de ellos quede atrás en tu vida. Y para que nunca más tengas que decir que no tienes fuerza de voluntad. Si nos dejas, vamos a demostrarte que sí la tienes. Tendrás que poner de tu parte, claro que sí, pero si tienes ilusión por conseguirlo, cada paso que des te hará más fuerte. Si necesitas alguna razón más para empezar... aquí van otras cuatro: 1. En este libro tienes un mes de dieta. 2. Hay opciones ovolactovegetarianas. 3. Cada semana tendrás la lista de la compra preparada. 4. Y encontrarás nutriTRUCOS cada día que te enseñarán cosas muy chulas. El mes de dieta Como te decíamos hace unas líneas, se trata de una dieta mediterránea (o sea, rica en cereales, legumbres, verduras, hortalizas, pescados, carnes blancas, aceite de oliva, frutas, frutos secos, etcétera). Durante el mes de http://www.aleaconsultadietetica.com/ dieta encontrarás todo tipo de platos, todos ellos muy sencillos de elaborar. En cuatro pasos podrás hacer un guiso tradicional de carne al toque de vino o unos espectaculares espaguetis con queso parmesano y calabaza. Encontrarás platos tradicionales de la cocina española, pero también de la italiana, la portuguesa, la francesa y la griega. Si te gustan la cultura y el clima Mediterráneo, este es tu libro y tu dieta. También hay recetas con platos orientales y hasta nórdicos. Los primeros lectores echaron en falta ensaladas y sándwiches, así que en el libro hay un montón de ensaladas y bocadillos espectaculares. También querían más variedad de alimentos, por lo que en este libro se incluyen un montón de opciones nuevas: aguacate, quinoa, espelta, semillas, trigo sarraceno, frutos secos, etcétera. Y si algo no te hace gracia, no te preocupes, porque te explicaremos cómo cambiar alimentos que no te gustan por otros que sí. Y también, claro que sí, hay nuevas opciones de desayunos, almuerzos y meriendas saludables y apetecibles a más no poder. La dieta es apta para ovolactovegetarianos Cada vez más personas se alejan de la carne y el pescado y optan por una alimentación casi vegetariana. Tanto si es tu caso como si tan solo te apetece probar alimentos nuevos, en cada receta te contaremos cómo cambiar la carne o el pescado que haya por un alimento de origen vegetal (por ejemplo, seitán, tofu, tempeh, soja texturizada, frutos secos, etcétera). Y también te daremos ideas para sustituir los lácteos y los huevos en caso de que no desees o no puedas tomarlos. Así podrás adaptar la Dieta ALEA a tus gustos y necesidades. Cada semana tendrás la lista de la compra casi hecha Era algo que demandaban muchos lectores: querían tener una lista de la compra cerrada. Pues bien, al inicio de cada semana de dieta encontrarás un listado de alimentos que necesitarás para cocinar tus comidas y cenas, ordenados por categorías para que te sea supersencillo irlos a comprar. Solo faltarán los alimentos que elijas para tus desayunos, almuerzos y meriendas. Más sencillo, imposible. Y, además, ¡nutriTRUCOS! ¿Qué son los «nutriTRUCOS»? Buena pregunta. Son algo tan sencillo como esto: cada día de tu dieta encontrarás un breve apartado en el que te daremos información útil y práctica relacionada con tu alimentación y tu salud. Algunas veces serán trucos culinarios, otras veces trucos para organizarte mejor. Irás descubriéndolos a medida que avances en tu dieta. Si ya has disfrutado de nuestro primer libro, en este encontrarás una nueva dieta adaptada a lo que muchos lectores nos han ido recomendando en estos años (quizá una de tus sugerencias esté dentro de estas páginas). Además, reforzaremos tu fuerza de voluntad para que de aquí en adelante puedas ser autosuficiente en relación con tu alimentación. Si, por el contrario, este es tu primer acercamiento a nuestro método y al terminar la dieta de este libro te quedas con ganas de más, podrás encontrar en el primer libro un gran complemento con una dieta nueva y un montón de consejos adicionales a los que se incluyen aquí. 1 PERSONALIZA TU DIETA Este capítulo que comienzas es importantísimo para que sigas correctamente tu dieta, así que debes leerlo con calma y atención. Aquí aprenderás algunas cosas muy importantes: • Cuál es tu intervalo de peso saludable. • Qué plan de la Dieta ALEA te corresponde para adelgazar. • Y, por último, qué plan necesitarás para mantener tu peso. Ten un lápiz o un bolígrafo a mano, pues te hará falta para ir apuntando algunas cosas en el propio libro. Utiliza también siempre que quieras un rotulador fluorescente para recordar aquellas cosas que creas que te serán de ayuda durante la dieta, tanto en este capítulo como en los siguientes. Si ya nos conoces o has leído La Dieta ALEA, este capítulo te va a servir para refrescar lo que ya sabías. A partir de ahora vas a tomar algunas decisiones que marcarán tu dieta. Léelo todo con calma, verás qué sencillo. ¡No esperes más, ve a por ello! ¿En qué peso quieres quedarte? Hay personas que, cuando llegan a nuestra clínica, tienen muy claro el peso que quieren alcanzar con la dieta (el que tenían antes del embarazo, o el que pesaban hace unos años y con el que se encontraban a gusto, etcétera). Otras no, porque llevan mucho tiempo con esos kilos de más y lo único que saben es que quieren adelgazar, sin preocuparse demasiado por el peso final. Aunque estés en uno u otro grupo, este apartado te servirá para marcarte un objetivo realista, saludable y flexible. Si eres del grupo de quienes tienen muy clara la cifra final, comprobarás si casa o no con lo que dice la ciencia. Y si eres del grupo que no se preocupa por una cifra, al final de este apartado tendrás un objetivo más claro, algo que es fundamental para ir valorando tus progresos y ver cómo te acercas al objetivo. Sin obsesionarte, por supuesto. ¿Cuál es el peso ideal? Amigos, familiares, pacientes... muchas personas nos hacen esa pregunta. Lo cierto es que el «peso ideal» no existe, pero sí hay un intervalo de peso saludable, dentro del cual podemos fluctuar sin problemas, siempre que no superemos los límites inferior o superior. Para simplificar, podemos utilizar el Índice de Masa Corporal (IMC) para determinar de forma rápida el estado nutricional de una persona. Por supuesto que en las clínicas, los nutricionistas tenemos en cuenta otros muchos parámetros que no contempla el IMC (edad, sexo, complexión, musculatura, histórico de peso, etcétera), pero se trata de una herramienta muy útil como primera aproximación para conocer el estado nutricional de alguien. Y, desde luego, es más que suficiente para ti y para los objetivos de este libro. ¿Cómo calcular tu IMC? Es una relación entre el peso y la altura, es decir, el resultado de dividir nuestro peso (en kilos) entre nuestra altura al cuadrado (en metros). Dicho de otra manera, para calcular tu IMC tienes que multiplicar primero tu altura (en metros) por sí misma y luego dividir tu peso (en kilos) entre ese número. La fórmula sería: Por ejemplo, si peso 75 kilos y mido 1,65, mi IMC sería: Es decir, pesando y midiendo eso, mi IMC sería 27,5. Otro ejemplo: si peso 90 kilos y mido 1,85, En este caso mi IMCsería 26,3. Un IMC saludable de forma aproximada estaría entre 19 y 25. Por debajo de 19 hablamos de peso insuficiente. Por encima de 25 se habla de sobrepeso. Y si el sobrepeso es muy grande y el IMC está por encima de 30, se habla de obesidad. A continuación lo representamos de forma gráfica, más fácil de entender y de recordar: Bueno, pues ahora es el momento de hacer los cálculos con tus datos. Sigue estos pasos: 1. Calcula tu IMC basándote en tu altura y tu peso. • Altura (en metros) x altura (en metros) ....... x ........ = ........ • IMC = tu peso (en kilogramos) / la cifra anterior ....... /........ = ........ 2. Determina tu estado nutricional. En función del IMC que obtengas sabrás si estás en «sobrepeso», «obesidad», «peso saludable» o «peso insuficiente». Que estés dentro del «peso saludable» no significa que no puedas perder peso, siempre y cuando lo hagas dentro de ese intervalo, sin llegar nunca a «peso insuficiente». 3. Piensa el peso que quieres conseguir y comprueba si está dentro del intervalo de «peso saludable». Es decir, haz una simulación de cuál sería tu IMC con el peso en que querrías estar. Si está dentro del intervalo «peso saludable», es correcto. 4. Date un margen de 2 kilos por arriba y por abajo. No queremos que te obsesiones con una cifra, de forma que en lugar de decir «quiero pesar tanto», queremos que digas «quiero estar entre esto y esto». No es bueno obsesionarse con nada, y desde luego no tienes que hacerlo con «una cifra». Precisamente por eso te animamos a que te des un margen de dos kilos por arriba y por abajo del peso que quieres alcanzar (así, si ganas dos kilos en vacaciones, o pierdes dos en alguna etapa más estresante, no dejarás de encontrarte bien). Sean muchos o pocos los kilos que tienes que perder, no te agobies, porque lo puedes conseguir. Con constancia, aplicando todo lo que vas a aprender en este libro y no agobiándote cuando (inevitablemente) te saltes la dieta... con todo eso llegarás a tu objetivo. Ahora busca algo para escribir y rellena en los espacios en blanco que figuran a continuación. MI OBJETIVO ES PESAR ENTRE _______ Y _______ KILOS Cómo y cuándo pesarte En el cuerpo pasan muchas cosas a la vez, y nuestro peso no solo depende de lo bien o mal que hagamos la dieta durante la semana. Por eso es importante saber cómo y cuándo pesarse. De eso trata este apartado. Puede que hasta ahora hayas sido del grupo de quienes se suben a la báscula a diario, o varias veces al día (no es raro, mucha gente lo hace). Puede que estés en el otro extremo y le tengas fobia o manía a ese instrumento que consideras infernal y por eso hace mucho tiempo que no te pesas... Sea como fuere, eso se acabó. A partir de ahora te pesarás solo una vez por semana, y te recomendamos que mantengas ese patrón de control durante toda tu vida. Pésate el mismo día de la semana (el primer día de pesaje debería ser cuando comiences la dieta), a ser posible nada más levantarte, en ayunas, sin ropa (o siempre con la misma ropa), después de haber ido al baño y en la misma báscula. Haciéndolo así, las condiciones de pesaje serán muy similares semana tras semana y podrás valorar de forma más realista la evolución. Ojo, lo que dice la báscula no siempre es real, así que no te agobies Deberás pesarte cada semana, así es, y normalmente, si has hecho bien la dieta, conseguirás ir adelgazando semana tras semana. Pero en ocasiones puede ocurrir que la báscula dé una cifra que no esperes. «¿Cómo puedo estar igual?»; «¿Solo he perdido 200 gramos?»; «¿He engordado?». Sobre todo, no te agobies. Hay circunstancias que «falsean» el peso de forma transitoria y que pueden interferir en el resultado, haciendo que pesemos un poco más. Por ejemplo: • La regla: la inmensa mayoría de las mujeres siente hinchazón en el pecho y el vientre los días previos a la regla y los primeros días de esta. A veces eso ocurre también durante la ovulación. • Estreñimiento: si hace unos cuantos días que no vamos al baño, las heces acumuladas nos hacen pesar un poco más. • Un viaje: a veces dejamos las maletas al llegar a casa e inmediatamente nos subimos a la báscula para ver cómo nos ha influido la escapada, sin tener en cuenta que la cifra que veamos no será del todo real, pues casi seguro que tendremos algo de retención de líquido por las horas de coche o avión. • Ciertos medicamentos nos predisponen a retener líquido e hincharnos. • Trasnochar: si salgo de trabajar o vengo de fiesta y me peso (aunque lo haga a la misma hora que el resto de días), el pesaje será raro, pues las circunstancias también lo son. • El fin de semana: si te estás pesando un lunes y justo los tres días anteriores del fin de semana han sido caóticos, desordenados, has estado de viaje o has salido de fiesta, es posible que el peso esté un poco falseado (lógicamente, algo habrán influido los extras de esos días, pero no tanto como aparenta la báscula). Así que si lo que te dice la báscula no es lo que esperas (pesándote, claro está, en las condiciones indicadas antes), analiza si se da alguna de esas circunstancias, pues seguramente ahí tengas la explicación. Si has hecho bien la dieta, antes o después verás la bajada de peso. Pero no seas impaciente y espera a la siguiente semana: nada de andar subiéndote a la báscula al día siguiente o pasados dos días. Procura no desviarte del camino correcto: solo un pesaje semanal. Sabemos que es lo que más tranquilidad te aportará, haznos caso. Otra posibilidad es que no hayas seguido bien la dieta y por eso la evolución haya sido mala. Desde luego, lo importante es que seas realista y que no te tomes el pelo, ya que no puedes esperar adelgazar si te has saltado la dieta varias veces, en casa o fuera, comiendo entre horas o yendo de tapas con amigos... Disgustarte por lo que te dice la báscula, obviando que todos los extras que haces tienen consecuencias, no es realista y te hace daño. Más adelante hablaremos de todo esto con detenimiento. Tabla de pesos A continuación tienes la tabla en la que irás apuntando semanalmente tu peso. Recuerda que debes pesarte el mismo día de la semana (el primer día de pesaje debería ser cuando comiences la dieta), a ser posible nada más levantarte, en ayunas, sin ropa (o con la misma ropa), después de haber ido al baño y en la misma báscula. Apunta la fecha y la hora a la que te pesas. Luego anota el peso que te marca la báscula y, por último, lo que has perdido en esa semana. ¿Qué plan de dieta te corresponde? Este apartado es fundamental para que no pases hambre, tengas una buena nutrición y tu ritmo de adelgazamiento sea el correcto, así que debes de leerlo con atención antes de comenzar la dieta. Hay unas pautas que debe cumplir toda dieta de adelgazamiento saludable: • Contener calorías adecuadas para adelgazar, pero suficientes como para tener vitalidad. Si tiene demasiadas calorías, no adelgazaremos, y si es escasa, pasaremos hambre y estaremos mal nutridos. • Aportar todos los nutrientes que necesita el organismo, en las proporciones y cantidades correctas. • Satisfacer nuestros gustos personales a la vez que es saludable. Ha de darse un equilibrio complicado, pero factible. Los nutricionistas, para calcular el plan de dieta que le corresponde a cada paciente, utilizamos diferentes fórmulas y tablas de ajustes en función de los factores que intervienen en el gasto energético (como el sexo, la edad, el peso, la actividad física, el histórico de peso, la complexión, la cantidad de músculo, situaciones patológicas, etcétera). Lógicamente, para este libro hemos ideado algo más sencillo: una herramienta fácil que te permite determinar directamente el plan que te corresponde a ti para adelgazar. Esa herramienta es la tabla que figura a continuación. Es una especie de árbol de toma de decisiones, donde vas avanzando por un lado u otro según te corresponda (en función de tu sexo, edad y peso), hasta que determinas el plan (es decir, las calorías) que te corresponde. Echa un vistazo a la siguiente tabla. Si al principiote parece complicado, no te preocupes, te lo explicaremos con varios ejemplos para que lo entiendas todo perfectamente. ¿Qué plan de adelgazamiento te corresponde? Lo primero que se te plantea es si eres hombre o mujer. Después, tu rango de edad. Y por último, tu rango de peso. Por ejemplo, a una mujer de 37 años y 71 kg le corresponde para adelgazar el plan n.º 1. Otro ejemplo: a un hombre de 53 años y 115 kg le corresponde para adelgazar el plan n.º 4. Un último ejemplo: a una mujer de 29 años y 83 kg le corresponde para adelgazar el plan n.º 2. Ahora te toca a ti: ¿qué plan tienes que seguir para adelgazar correctamente? Ve a la tabla y míralo. Tendrás que ir cambiando de plan a medida que pierdas peso Esto es muy importante: a medida que vayas perdiendo kilos, tu cuerpo irá gastando menos energía y no necesitará tantos nutrientes, así que necesitarás cambiar el plan de tu dieta. ¿Cuándo? Es muy fácil, solo tienes que fijarte en la tabla. Veamos algunos ejemplos. Imagina que eres una mujer de 43 años, pesas 82 kilos y quieres pesar 60 kilos. Desde los 82 a los 78 kilos seguirías el plan n.º 2. Por debajo de 78 kilos tendrías que pasar al plan n.º 1, hasta llegar a tu peso objetivo: los 60 kilos. Otro ejemplo: imagina que eres un hombre de 34 años, pesas 125 kilos y tu objetivo son los 80 kilos. Desde los 125 iniciales a los 100 kilos, tendrías que seguir el plan n.º 4. Luego, desde los 100 kilos hasta tu objetivo de 80 kilos deberías de seguir el plan n.º 3. Un último ejemplo: eres una mujer de 28 años, pesas 109 kilos y quieres alcanzar los 69 kilos. Deberías empezar por el plan n.º 4, hasta que pesaras 105 kilos. Luego seguirías el plan n.º 3 hasta que pesaras 89 kilos. Después, el plan n.º 2 hasta pesar 71 kilos. Por último, el plan n.º 1 hasta los 69 kilos. Aunque también es posible que no necesites cambiar de plan: imagina que eres una chica de 35 años que pesa 75 kilos y desea llegar a los 65 kilos. En ese caso, siguiendo el plan n.º 1, el tiempo que tardes en adelgazar esos 10 kilos lo harás estupendamente. Es decir, mientras bajas peso, tienes que estar pendiente de que las calorías de tu dieta se correspondan con el peso que vas teniendo, ya que a medida que adelgazas es necesario irlas bajando. Más abajo dispones de una tabla en la que podrás apuntar cuándo tendrás que cambiar de plan. Así lo dejas ya calculado y pautado. Seguramente no te haga falta rellenar todas las casillas, pero hemos puesto de sobra. Mientras estés a dieta, piensa que cada vez que te toque cambiar de plan es como quemar una etapa, como conseguir un objetivo intermedio. Calcula con la tabla cuándo tendrás que cambiar de plan y apúntalo a continuación: Tabla 3 - Cuándo cambiar de plan ¿QUÉ PLAN ME CORRESPONDE EN CADA MOMENTO? Al inicio de la dieta me corresponde el plan ____. Cuando llegue a los ____ kilos, tengo que cambiar al plan ____. Cuando llegue a los ____ kilos, tengo que cambiar al plan ____. Cuando llegue a los ____ kilos, tengo que cambiar al plan ____. Precauciones a la hora de calcular y cambiar de plan Algo importantísimo, que debes tener siempre presente, es que tienes que ceñirte al plan que te corresponde según la tabla. Esto no es un juego. Es tu alimentación. Tu salud. Haznos caso y no elijas un plan inferior al que te corresponde según la tabla, en función de tu edad y peso actual. Hacer eso podría causarte efectos secundarios como: 1. Desnutrición: tus requerimientos nutricionales no estarán cubiertos si comes menos de lo que te corresponde. 2. Pérdida de peso demasiado rápida: con daños innecesarios y evitables a tu cuerpo (envejecimiento de la piel, pérdida de músculo, etcétera) y mucho riesgo de efecto rebote. 3. Pérdida de peso demasiado lenta o estancamiento: efectivamente, comer de menos no asegura bajar mejor. Si tu dieta es muy bajita en calorías, seguramente pases hambre y eso te llevará a picotear, estropeándolo todo. El camino más corto es el más recto. No juegues con tu salud y sigue nuestras indicaciones. Un detalle más: si practicas deporte con frecuencia (más de cuatro veces por semana) y es de alta intensidad (más de una hora y media cada vez), deberías seguir el plan justo superior al que te correspondería inicialmente porque tu gasto energético y tus requerimientos nutricionales serán mayores que si no practicases tanto ejercicio. Con todo lo que hemos visto en este capítulo, ya has aprendido un montón de cosas. Hagamos un repaso: 1. Has calculado tu Índice de Masa Corporal (IMC). 2. Has determinado tu estado nutricional. 3. Has fijado tu intervalo de peso objetivo. 4. Has aprendido cómo y cuándo debes pesarte mientras adelgazas. 5. Has determinado el plan que te corresponde para empezar. 6. Has apuntado cuándo tendrás que ir cambiando el plan a medida que adelgaces. Con todo eso, ya casi puedes comenzar con la dieta. Pero calma, que todavía tenemos que contarte algunas cosas más, todas ellas muy importantes, que debes de leer detenidamente antes de empezar. Pasa la página. 2 TU DIETA Y LOS 20 PASOS PARA EL CAMBIO Ya queda menos para llegar a tu dieta, pero antes de comenzar nos gustaría tratar algunos temas importantes para ti. Formarán parte del cambio que estás a punto de iniciar. Consideraciones previas a la dieta Aquí va un truco genial para que tus comidas y cenas sean más saludables: si hace unas páginas te explicábamos en qué consiste la dieta mediterránea, ahora vamos a contarte cómo preparamos nuestras recetas de dieta: las hacemos mediterráneas, saludables, ligeras y equilibradas gracias al método del plato. Como una imagen vale más que mil palabras, empezaremos con un pequeño diagrama. Figura 1. La composición del plato © Monticello - Shutterstock, © Milleflore Images –Shutterstock y © Marilyn -Barboo- Shutterstock Esta es una forma maravillosa de preparar platos saludables y equilibrados: la mitad del plato la ocupan verduras y hortalizas, un cuarto contiene alimentos ricos en proteínas y el último cuarto es para los alimentos ricos en hidratos de carbono complejos. Y si además tenemos en cuenta las recomendaciones sobre la frecuencia de consumo de los alimentos, tendremos una herramienta supervaliosa para alimentarnos correctamente de aquí en adelante. Tabla 4. Frecuencia de consumo de los alimentos Alimentos Frecuencia Verduras y hortalizas 2 veces/día Frutas 3 veces/día Lácteos (leche, yogur y queso) 2-4 veces/día Arroz 1-2 veces/semana Pasta 1-2 veces/semana Legumbres 2-3 veces/semana Patatas 1-2 veces/semana Huevos 3-4 unidades/semana Carne 2-3 veces/semana Pescado blanco 2-3 veces/semana Pescado azul 2-3 veces/semana Embutidos Máx. 1 vez /semana Seitán, tofu, tempeh, soja texturizada u otros derivados 3-6 veces/semana Verás que nuestras recetas siguen esas recomendaciones y también que las cenas son más ligeras que las comidas. Para la mayoría no transcurre demasiado tiempo desde que cenamos hasta que nos vamos a la cama a descansar, así que las cenas, aunque presenten un patrón similar, deben ser más ligeras que las comidas. ¿Por qué debemos seguir estas recomendaciones? Tomar legumbres un par de veces por semana, o pescado azul dos o tres veces a la semana, o tres piezas de fruta al día, etcétera, nos asegura algo fundamental para el bienestar de nuestro organismo: nutrirlo adecuadamente. Los alimentos, además de energía, nos proporcionan nutrientes. Para que el cuerpo pueda utilizarlos, primero ha de extraerlos de lo que comemos. Esa es la finalidad de la digestión: mediante un conjunto de procesos mecánicos y químicos, nuestro intestino es capaz de absorber, por ejemplo, el hierro de las lentejas o de la carne, la glucosa de los macarrones o las grasas insaturadas del pescado. Una vez absorbidos los alimentos, nuestro organismo, de una manera que resulta maravillosa cuando se estudia en profundidad, transporta y utiliza diligentemente los nutrientes, cuyas funciones de forma resumida son tres: • Energética: nos suministran la energía que necesitamos para vivir, de modo que nuestrasfunciones vitales se desarrollen con normalidad. • Estructural: crean, forman parte y mantienen o reparan los tejidos que conforman nuestros órganos. • Reguladora: controlan todos los procesos corporales de transformación de energía, crecimiento y reparación. En vista de todo lo anterior, es fácil deducir que si falta algún nutriente, el funcionamiento de nuestro organismo se verá afectado negativamente y tendremos riesgo de sufrir diferentes enfermedades carenciales. Dicho de otra manera, una dieta adecuada es aquella que aporta la cantidad correcta de todos los nutrientes (estaremos «bien nutridos, bien alimentados»). ¿Cómo conseguimos tener una dieta (=alimentación) adecuada? Pues tomando alimentos de todos los grupos, todos los días, en las cantidades y frecuencias correctas. Esto ha de ser siempre así. También (no nos cansaremos nunca de repetirlo) mientras seguimos una dieta de adelgazamiento. ¿Cómo funciona una dieta? Nuestro organismo funciona igual que una despensa: si le proporcionamos más alimentos de los que puede procesar, los acumulará en las estanterías. O sea, cuando durante un tiempo determinado hemos ingerido más cantidad de nutrientes y energía de la que realmente necesitábamos, nuestro cuerpo ha transformado el exceso en tejido graso visible, ya sea de forma repartida o localizada en ciertas partes del cuerpo (abdomen, muslos, caderas, etcétera). Una dieta de adelgazamiento revierte el proceso: obliga al organismo a procesar esos tejidos acumulados en exceso para extraer de ellos la energía y los nutrientes acumulados. Pero ojo, no debemos adelgazar a cualquier precio. Conocemos a muchas personas que han hecho multitud de dietas infructuosas, métodos de adelgazamiento sin fundamento científico, terapias alternativas... En definitiva, gente que ha invertido su ilusión y su dinero sin conseguir nada a cambio. Una buena dieta de pérdida de peso debe: • Contener calorías adecuadas para adelgazar, pero suficientes para tener vitalidad. Si tiene demasiadas calorías, no adelgazaremos, y si es escasa, pasaremos hambre y estaremos mal nutridos. • Aportar todos los nutrientes que el organismo necesita, en las proporciones y cantidades correctas. La Dieta ALEA cumple esos requisitos. Además, comprobarás que... • Es variada: vas a comer de todo con sus frecuencias adecuadas. • Es equilibrada: tomarás alimentos de todos los grupos en las cantidades recomendadas (y con ellos todos los nutrientes, para que tu cuerpo esté bien nutrido). • Y es moderadamente hipocalórica: para que adelgaces a un ritmo correcto, ni muy rápido ni muy lento. Más tarde hablaremos de ello. La idea, por tanto, es que no sufras mientras adelgazas; muy al contrario, deberías disfrutar tomando las ricas recetas que te proponemos en la dieta. Adquirirás hábitos alimentarios que le permitirán a tu cuerpo estar bien nutrido, con los que te encontrarás cómodo y querrás perpetuar de cara al futuro, para mantener así el peso alcanzado y una buena salud. La Dieta ALEA es apta para cualquier adulto sin patologías graves. También pueden seguirla personas diabéticas, puesto que el reparto de hidratos de carbono es el adecuado, así que si estás dentro de ese grupo, no deberías de tener ningún problema en seguirla. No obstante, si perteneces a ese grupo, pregunta a tu médico si podrías seguir una dieta como esta, en la que vas a comer de todo en su justa medida, con perfil mediterráneo y moderadamente baja en calorías. No es una dieta hiperproteica, ni restrictiva, ni milagrosa ni usa productos... nada de eso. Vas a seguir una alimentación tradicional, «normal», para que no tengas la sensación de «estar a dieta». La dieta planteada en este libro es de cuatro semanas, y te indicamos cada día de forma pormenorizada lo que tienes que ir comiendo en cada momento. Harás cinco tomas durante el día: desayuno, media mañana, comida, merienda y cena (aunque si necesitas hacer más o menos tomas, también podrás; lo hablaremos más adelante). Es importante que no te saltes ninguna toma, pues hacerlo implica desorden, y el desorden genera hambre, ansiedad, alimentación caótica... y una mala evolución del peso y del ánimo. Las comidas y cenas deberás seguirlas por orden: día 1, día 2, etcétera. En cambio, el desayuno, la media mañana y la merienda (lo que nosotros llamamos «comidas menores») las puedes ir variando siempre que quieras. Te daremos un montón de opciones, así no te aburrirás de comer siempre lo mismo y podrás matar tus ansias de salado o dulce, pues se dan ambas alternativas. Nosotros te proponemos algunas ideas muy interesantes: con ingredientes de toda la vida, pero también con alimentos nuevos. Lo verás unas páginas más adelante. Hemos elaborado recetas fáciles, ricas y rápidas, para que no tengas que pasar mucho tiempo en la cocina. Contienen ingredientes sencillos y baratos, y si alguno no te gusta, podrás intercambiarlo por otro parecido que prefieras. Encontrarás alimentos tradicionales (legumbres, pescados, etcétera) y algunos más novedosos (quinoa, aguacate, semillas de chía, etcétera). Pero de nuevo, si algo no te gusta o no te apetece probar un determinado alimento, podrás cambiarlo a tu gusto. Además, te indicamos cómo tienes que cocinar cada plato, para que te sea aún más sencillo. Aunque tú tienes la última palabra: si en vez de preparar los alimentos a modo de ensalada te apetece prepararlos como un guiso, podrás hacerlo sin problemas. Por supuesto, también podrás elegir entre varias opciones de postres. ¿En qué se diferencia la Dieta ALEA de otras? Si tuviéramos que expresarlo en una sola frase, sería algo así: La Dieta ALEA es un cambio de actitud frente a la comida. Sí, así concebimos nuestro método, y de ello tratan los 20 pasos para el cambio. Sabemos que es posible disfrutar de la alimentación sin miedo a repercusiones negativas (por ejemplo, miedo al aumento de peso o a la subida de colesterol o azúcar en sangre). En la primera consulta hemos escuchado por boca de muchos pacientes eso de «Si yo la teoría ya me la sé...» (una frase que también hemos escuchado de muchos lectores del primer libro). Pero la realidad es que si la supiéramos de verdad y, sobre todo, si tuviéramos la capacidad de llevarla a la práctica, no existiría la figura del dietistan-utricionista porque nadie necesitaría reorientar sus hábitos alimentarios. Si crees que no tienes fuerza de voluntad, o si crees que tu sobrepeso se debe a que te gusta demasiado comer, vacía la mente de esas ideas: vas a demostrarte que puedes cambiar. Con nuestra ayuda vas a potenciar tu fuerza de voluntad y seguirás disfrutando con la comida, solo que de otra manera. Recuerda que la palabra dieta significa en realidad «el conjunto de hábitos alimentarios y cultura en torno a ellos que una persona sigue en su vida». Es decir, siempre seguimos una dieta. La más habitual en España es la dieta (=alimentación) mediterránea. Con nuestra ayuda, seguirás una dieta baja en calorías que te ayude a adelgazar. ¿Cuánto adelgazarás por semana? Quizá sea por el ritmo de vida que llevamos, o por la inmediatez con la que nos comunicamos en la actualidad... sea por lo que sea, lo cierto es que en general somos muy impacientes. En el terreno de la pérdida de peso en particular, algo que suele preocupar mucho a quien inicia una dieta es cuánto adelgazará por semana y cuánto tiempo tardará en perder todos los kilos que quiere quitarse de encima. Esto no es una carrera, queremos dejarlo claro. Sí que es cierto que existe una pérdida de peso semanal media estimada y recomendada, como luego veremos, pero no es una competición, así que mejor olvida eso de marcar plazos, que no suele ser bueno, porque seguramente empezarías a agobiarte cuando, por el motivo que sea, bajes poco o nada en una semana. Es mejor para tu salud mental asumir que si haces bien la dieta, irás bajando, y que en el camino conseguirás algo más importante, duradero y enriquecedor a largo plazo: adquirir unos buenos hábitos alimentarios. El sobrepeso, como hemos explicado antes,es «sobregrasa»: nuestras reservas grasas se han ido incrementando por encima del nivel fisiológicamente normal a medida que hemos ido ingiriendo más nutrientes y calorías de las que necesitábamos. Para ir eliminando esa grasa que sobra vamos a hacer una dieta moderadamente hipocalórica y así el organismo tendrá que recurrir a las células grasas para cubrir la energía que necesita y no obtiene a través de los alimentos. Si ese proceso se lleva a cabo mediante una dieta equilibrada, adelgazando a un ritmo adecuado, lo que se va perdiendo en el organismo es fundamentalmente grasa. En cambio, si la dieta es desequilibrada y muy baja en calorías, nuestro cuerpo estará mal nutrido y el adelgazamiento rápido provocará que se pierda algo de grasa, pero mucho músculo, lo cual predispone directamente al efecto rebote. El efecto rebote es algo tan habitual a nuestro alrededor como respirar, ¿verdad? Se produce cuando adelgazamos muchos kilos en poco tiempo con ese tipo de dietas que hacen que perdamos mucho músculo (que es muy activo metabólicamente) y que, por supuesto, no cambian hábitos, no corrigen los errores alimentarios que nos llevaron al sobrepeso. Eso hace que cuando volvemos a nuestra vida normal, retomamos los viejos hábitos que nos hicieron engordar, y con ellos, todos los kilos o incluso más (porque al haber perdido músculo, nos será más sencillo engordar). Por tanto, no tengas prisa ni te agobies con los plazos. Es importante ser constante, y si lo eres con la dieta, también lo serás con la pérdida de peso. Teniendo en cuenta todo lo anterior, ahora sí, te contamos lo que esperamos que adelgaces cada semana con la Dieta ALEA. Se estima que para que el adelgazamiento sea saludable, tenemos que perder en torno al 1 por ciento del peso corporal por semana. Esto significa que si pesas, por ejemplo, 80 kg, esperamos que adelgaces 800 g por semana. En la tabla que figura a continuación detallamos lo que tendrías que perder por semana, en función del peso que tengas. Tabla 5. Peso actual frente al peso que perderás por semana si haces bien la dieta Peso actual Pérdida de peso semanal 120 kg 1.200 g 110 kg 1.100 g 100 kg 1.000 g 90 kg 900 g 80 kg 800 g 70 kg 700 g 60 kg 600 g 50 kg 500 g Como ves, cuantos más kilos te sobren, más perderás por semana. Lógicamente, si empiezas la dieta con 80 kg y tu objetivo es llegar a 60 kg, empezarás perdiendo unos 800 g por semana y a medida que te vayas acercando a los 60 kg irás perdiendo unos 600 g semanalmente. En resumen, haciendo bien la dieta (si tu cuerpo responde como normalmente esperamos y no hay ningún otro factor patológico o de otra índole que pueda afectar), esperamos que pierdas entre 2 y 5 kg al mes, en función de tu peso. Ojo, durante las tres primeras semanas de dieta, si la sigues de forma estricta, adelgazarás más rápido (a lo mejor hasta casi el doble), pues al cuerpo le suele suponer un gran choque el hecho de ponerse a dieta. Será a partir de la tercera semana cuando la pérdida de peso se ciña a la tabla que acabamos de ver. Sin embargo, una vez más, te recomendamos que no te obsesiones con la cifra, pues habrá semanas en las que pierdas un poco más y otras, un poco menos... ¡No somos relojes suizos! Desde luego, una cosa es segura: si haces bien la dieta, semana antes o semana después verás resultados. Y un detalle más para que no te agobies con los plazos: piensa en cuántos años has tardado en acumular esos kilos de más. Piensa que no tardarás el mismo tiempo en adelgazarte: los ganaste en años, pero los perderás en meses. El deporte cuando se está a dieta y siempre Realizar ejercicio físico de forma regular nos permite tener un cuerpo más sano, eso es un hecho. Por eso no es adecuado acordarnos del ejercicio solamente cuando queremos adelgazar, pues este ha de formar parte de nuestra vida, de nuestras rutinas diarias o semanales. Aun así, sigue siendo muy habitual utilizar el deporte como herramienta adelgazante (cuando no es la solución). De hecho, seguro que conoces a alguien que en lugar de adelgazar, cuando empezó a ir al gimnasio... ¡engordó! En este apartado vamos a responder a una serie de preguntas relacionadas con este tema, igual de importante para nuestra salud a largo plazo que la propia dieta. ¿Qué beneficios en cuanto a salud proporciona una práctica deportiva regular? Muchísimos. La práctica de ejercicio moderado varias veces por semana, de forma regular y constante, ayuda a prevenir o paliar patologías como la osteoporosis, la hipertensión, las cifras altas de glucosa, colesterol, triglicéridos, la diabetes, el estreñimiento, diferentes lesiones óseas o musculares, los trastornos circulatorios, las afecciones cardiovasculares diferentes a las mencionadas y un largo etcétera. El deporte te ayudará, como la dieta (= una buena alimentación), a vivir más y mejor. ¿Tengo que hacer deporte para adelgazar? No necesariamente. Aunque se puede adelgazar sin hacer ejercicio físico, es más saludable practicarlo de forma simultánea a la dieta y después de la misma. Así incrementarás un poquitín el gasto energético y con ello otro poquitín el adelgazamiento, y te mantendrás mejor. Como ves, no es que vaya a tener una gran influencia en la pérdida de peso, pero sí la tendrá en tu salud. ¿Y si hago muchísimo deporte y muy intenso? Lógicamente, un deporte de alta intensidad genera más gasto energético, pero tampoco es lo más recomendable para adelgazar, pues no se quema tanta grasa como con una actividad deportiva de intensidad media. Además, si hace mucho tiempo que no practicas deporte con regularidad, conviene empezar poco a poco y no hacer barbaridades, menos aún si sufres sobrepeso. ¿El deporte ayuda a adelgazar? En el marco del proceso de mejora de salud que implica la dieta, practicar ejercicio regularmente ayuda a: • Incrementar un poco el gasto energético y, con ello, aumentar otro poco el adelgazamiento. • Minimizar la pérdida de músculo. El músculo siempre se pierde en una pequeña proporción cuando adelgazamos de forma equilibrada, y en muchísima proporción si es desequilibrada. El ejercicio hace que se pierda menos aún, lo que ayuda al mantenimiento y evita la flacidez. • Mejorar el estado de ánimo. ¿Cómo influye el ejercicio en el estado de ánimo? Lo hace de forma directa y notable. Cuando hacemos deporte, nos sentimos mejor con nosotros mismos físicamente (más ágiles, más activos y más felices), y eso repercute sin querer en nuestra estabilidad emocional. Además, generalmente, quien es constante con el ejercicio también lo es con la dieta, y un mejor cumplimiento del régimen hace que el objetivo se consiga antes y que los conceptos del cambio de hábitos se aprendan y mantengan mejor. Además, la satisfacción del trabajo bien hecho genera mucho bienestar. ¿Por qué algunas personas engordan cuando empiezan a hacer ejercicio? Lógicamente, habría que estudiar cada caso individualmente, pero nuestra experiencia nos dice que eso se debe a que cuando comenzamos a hacer ejercicio, se nos genera más apetito, de forma que si nos dejamos llevar, tomaremos muchas más calorías de las que hemos gastado en la práctica deportiva. Por ejemplo, media hora de elíptica a buen ritmo consume unas cien calorías, las mismas que aportan una manzana, o una caña en el bar, o tres galletas María. También influyen en muchos casos los suplementos proteicos o de otra naturaleza, que cada vez se consumen más. Aportan muchas calorías innecesarias y su uso no está recomendado en ningún caso (una buena alimentación, adaptada a la situación fisiológica y a la práctica deportiva de cada persona, es más que suficiente para asegurar un buen rendimiento y cubrir los requerimientos nutricionales, más aumentados en esos casos). ¿Cómo empiezo a hacer deporte? Es más fácil de lo que parece. Sigue estas tres pautas: 1. Elige una actividad que te guste. Parece obvio, pero a veces hacemos «el esfuerzo» de apuntarnos al gimnasio, o contratamos sin ningún convencimiento a un entrenador personal. Aunque ambas son opcionesmuy buenas, si para ti suponen un gran sacrificio, seguramente no tendrás continuidad. Por tanto, tienes que encontrar algo que te guste y te motive mínimamente, y que sea compatible con tu rutina familiar, laboral, estudiantil, etcétera. A algunas persones les viene genial practicar actividades en pareja o en grupo por el compromiso que adquieren (tenis, pádel, baile, caminar en grupo, correr en grupo, entrenador de grupo, etcétera), y a otras les van más las actividades individuales (natación, caminar, correr, gimnasio, bicicleta elíptica o estática, etcétera). Sea como fuere, no te canses de buscar, y una vez que hayas adquirido el hábito, intenta variar el ejercicio, para trabajar todos los grupos musculares y no sobrecargar siempre las mismas zonas del cuerpo. 2. Empieza poco a poco y sé realista. Cuando comenzamos a hacer deporte, suele ocurrir que nos marcamos un objetivo demasiado exigente en cuanto al número de veces semanales que lo vamos a realizar, el tiempo que nos va a llevar y la intensidad con la que vamos a trabajar. Eso es un error. Es mejor marcarnos un objetivo asequible que vayamos a cumplir. Por ejemplo, hemos comprado una bicicleta elíptica y nos proponemos utilizarla una hora cinco veces a la semana, y «dándole caña», porque estamos muy motivados... Pues no, es mejor plantearnos comenzar al revés: media hora dos veces a la semana y con una intensidad baja. Ya tendremos tiempo de incrementar la frecuencia, la intensidad y la duración del ejercicio. No tienen por qué ser siempre los mismos días. Si te marcas dos días por semana, pueden ser lunes y miércoles, o jueves y domingo. Esa flexibilidad ayuda, siempre que cumplas en general y no te engañes posponiendo el ejercicio para finalmente no hacerlo. 3. Sé constante. Sabemos que la vida en general es dura, que vamos a contrarreloj desde que nos levantamos... y puede que algún día de los que te has planteado hacer ejercicio no te apetezca nada. Lo mejor en esos días es vestirte, sin pensarlo demasiado, con la ropa de deporte y ponerte a ello. Aunque no tengas ganas un día... hazlo. Un entrenamiento perdido no se recupera; no podrás hacer el doble al día siguiente, no vas a tener tiempo, será un esfuerzo demasiado grande y no tendrá las mismas consecuencias para tu organismo. Además, luego acabarás exhausto, con mal sabor de boca y más reacio aún a hacer deporte. ¿No te apetece ir hoy al gimnasio, o a correr o subirte en la bicicleta? Hazlo sin pensar. Actúa como cuando suena el despertador por la mañana, automáticamente, sin plantearte que tienes la opción de quedarte en la cama. Es lo que hay que hacer y se hace. Punto. Además, practicar ejercicio te ayudará con el estrés, el agobio, los disgustos o la mala leche que se te ha acumulado durante el día. Es un momento de evasión, igual de beneficioso para cuerpo y mente. ¿Qué tipo de deporte elegir? Lo mejor es mezclar en cada sesión algo de ejercicio aeróbico (caminar, correr, bicicleta estática, natación, bicicleta elíptica, etcétera) con algo de anaeróbico (aparatos o pesas). Si vas a hacer media hora de ejercicio, intenta que veinte minutos sean de actividad aeróbica y diez minutos de anaeróbica. Si vas a estar una hora, cuarenta minutos aeróbicos y veinte anaeróbicos. Adapta el ejercicio aeróbico a tus circunstancias: si tienes mal las rodillas, no deberías correr o jugar al pádel; sería mejor decantarte por la bicicleta, la elíptica o la natación. Caminar es una actividad asequible, barata, que no depende de horarios y que puedes hacer en solitario o en compañía. La OMS recomienda caminar ciento cincuenta minutos a la semana, lo que viene a ser veinte minutos de paseo al día. Este tipo de ejercicio, si lo realizamos con una intensidad media (importante: no debe ser de alta intensidad), nos ayudará a movilizar la grasa directamente, junto con la dieta. Insistimos en que no debes hacer un ejercicio aeróbico muy intenso porque en ese caso, en proporción, se quema menos grasa y más glucógeno muscular (el glucógeno es una manera que tiene el organismo de almacenar la glucosa en los músculos y el hígado, por si es necesario afrontar un esfuerzo corto e intenso). El ejercicio anaeróbico (aparatos, o pesas o ambos a la vez) has de realizarlo también con moderación, siendo preferible poca fuerza (o sea, poco peso) y muchas repeticiones. Este tipo de ejercicio tiene la finalidad de minimizar la pérdida de músculo, que como hemos comentando antes, es inevitable cuando adelgazamos (aunque la pérdida es menor si la dieta es adecuada y el ritmo de adelgazamiento, moderado). Este tipo de actividad también nos ayudará a fortalecer y, en función de la intensidad y la duración, a generar más musculatura. Con dos ventajas: reafirmaremos «las carnes», que siempre se quedan un poco flácidas al adelgazar, e incrementaremos nuestro gasto energético en reposo (el músculo es muy activo metabólicamente y gasta más energía que la grasa, por ejemplo), lo que nos ayudará muchísimo de cara al mantenimiento. Y no, no te preocupes, no ganarás tanto músculo que te impedirá adelgazar, eso es un mito. Necesitarías una dieta hipercalórica y hacer muchísimo ejercicio anaeróbico (varias horas al día, todos los días) para incrementar tanto músculo que se notara en la báscula, y menos semana a semana. Planifícate Nuestra recomendación es que empieces un lunes y que dediques el fin de semana anterior a hacer la lista de la compra y decidir en qué momento del día vas a cocinar. A continuación te damos algunos consejos útiles sobre la planificación previa. La compra Debes tener los ingredientes necesarios para preparar la receta que te toque cada día, y para eso es fundamental que te organices. Recuerda que tienes una lista de la compra al inicio de cada semana de la dieta de este libro. Aparte de esos alimentos, tendrás que comprar los que hayas decidido tomar en tus comidas menores. Antes de comenzar cada semana de nuestra dieta repasa lo que tienes en tu despensa y lo que necesitas comprar; tardarás unos pocos minutos y el hecho de llevar una lista cerrada al supermercado hará que compres menos alimentos no recomendados (snacks, bollería, etcétera) y ahorres dinero. Evitar los pasillos tentadores es también buena idea, así como acudir al supermercado sin hambre, para mantener la guardia en alto y no meter en el carro alimentos hipercalóricos y ultraprocesados que no necesitas en casa. Si tienes en la despensa los alimentos que necesitas, serás más fiel a la dieta; por eso, este paso, hacer una compra organizada y saludable, es fundamental. Hacemos hincapié en lo de no comprar alimentos que no necesitas (alimentos hipercalóricos como bollería, dulces, snacks, golosinas, bebidas azucaradas, etcétera). Hoy en día nadie suele visitarnos en casa sin avisar, así que la excusa de «lo compro por si viene alguien» ya no vale (cuando decimos eso, en el fondo sabemos que lo compramos para consumo propio). Tampoco busques excusa en los más pequeños de la casa; muchas mamás nos cuentan que tienen bollería para las meriendas de los niños y que a veces sucumben... Tampoco para ellos son saludables esos alimentos. Tu merienda mediterránea será el mejor ejemplo para el peque. Pide también ayuda a tu alrededor, a las personas que viven contigo, para que no compren, o no dejen a la vista, o por lo menos no coman delante de ti cosas que puedan tentarte. No te preocupes si algún día no tienes un ingrediente concreto, pues más adelante te explicaremos cómo cambiar un ingrediente por otro... aunque cuantos menos cambios hagas, mejor. Por eso es tan importante organizar la compra semanal. La cocina Aunque nos guste cocinar, a veces puede darnos pereza hacerlo dentro de la rutina estresante que solemos tener. Entonces improvisamos: llegamos a casa y comemos lo que haya hasta sentirnos llenos... y ese es un mal camino. El hábito culinario es una parte crucial para que nuestra alimentación sea saludable. Por eso debes encontrar el momento idóneo para cocinar las ricas recetas que incluye esta dieta. Tienesvarias opciones: • Cocinar la comida y la cena en el momento previo a consumirlas. Si tienes tiempo y puedes, es genial. • Cocinar por la tarde-noche la cena de esa noche y la comida del día siguiente. Esta opción te vendrá bien si llegas a casa muy tarde a mediodía o tienes que llevarte la fiambrera al trabajo. • Cocinar a mediodía la comida y la cena de ese día. Esto es ideal si llegas a casa tarde para cenar. • Cocinar el domingo por la tarde-noche las recetas de la semana, dejando las fiambreras guardadas en el frigorífico o el congelador. Esta opción sería la idónea en el caso de que entre semana no tengas nada de tiempo para cocinar. Puedes dejar elaboradas las bases de las recetas y después, en el momento, cocer la pasta, por ejemplo, que lleve esa receta. Como ves, la idea es que tengas un orden, independientemente de la rutina culinaria que elijas. Los miembros de la casa ¿Cómo te organizas si sois más en casa? ¿Tenéis que hacer comidas diferentes, la tuya y la de ellos? Nuestra recomendación es que todos comáis «de dieta», independientemente de la edad, salvo si existe una patología específica, lógicamente, que requiera una alimentación concreta. Si seguís la dieta, estaréis bien alimentados, al ser comidas «normales». Eso sí, como la clave para que adelgaces correctamente radica en que tú comas tu ración concreta y no más ni menos, deberás cocinar lo tuyo en una cazuela aparte, o bien multiplicar tus cantidades por el número de personas que seáis, cocinarlo todo junto, y luego repartir de forma equitativa. Desde luego, es más seguro cocinar lo tuyo aparte. Además, si eres una persona estricta, alcanzarás antes tu peso y te tocará estar a dieta menos tiempo pesando los alimentos y demás. Ponte manos a la obra Qué beber La bebida de elección por defecto a lo largo del día y en comidas y cenas ha de ser el agua. Nos hidrata, permite que los riñones funcionen correctamente, ayuda a prevenir el estreñimiento, etcétera. No pasa nada si alguna vez, estando con los amigos, tomas, por ejemplo, un refresco light o sin calorías, pero deberías beber agua por sistema. (Después te daremos algunas opciones más saludables que los refrescos light para esos momentos sociales.) Puede que te preguntes cuánta cantidad debes beber. La recomendación para climas templados es que tomemos entre seis y ocho vasos de agua diarios (o lo que es lo mismo, entre litro y litro y medio). Si no llegas a esta recomendación, procura esforzarte, pues es fundamental para el funcionamiento y el equilibro del organismo. Si te pasas, no te preocupes, ya que algunas personas (puede que sea tu caso) sienten más sed a lo largo del día. Y recuerda: si haces deporte, aumenta la cantidad como poco en medio litro extra. Tabla 6. Diferentes tipos de bebida en función de su aporte calórico Bebidas sin calorías o prácticamente ninguna Bebidas que aportan calorías por orden creciente (mejor evitarlas) • Agua • Infusiones solas o con sacarina • Café solo o con sacarina • Bebidas de té sin azúcar • Bebidas isotónicas sin azúcar • Zumo de tomate • Refrescos light o sin calorías • Clara sin alcohol (cerveza sin alcohol y gaseosa) • Clara con alcohol (cerveza con alcohol y gaseosa) • Cerveza sin alcohol • Clara sin con limón (cerveza sin alcohol y limón) • Zumo de fruta • Cerveza con alcohol • Copa de vino (blanco o tinto) • Mosto • Chupitos • Refrescos con azúcar • Copas Come despacio Si sueles comer rápido, deberás aprender a controlar el ritmo, pues comer despacio te ayudará a sentir más sensación de saciedad al terminar de comer, cenar, etcétera. El estómago tarda en «darse cuenta» de que está lleno, y si comes despacio, ingerirás menos cantidad de comida hasta que aparezca esa sensación, lo cual facilitará las cosas en el mantenimiento y, a corto plazo, en las comidas o cenas que tengas fuera de casa. Intenta masticar más veces, más lentamente. Procura ser consciente de lo que estás haciendo y disfruta de cada bocado. Bebe agua entre bocados para ir notándote cada vez más saciado (hablaremos de la saciedad y el apetito más adelante). Se acabó eso de comer de pie o a medio sentar, engullendo rápido para seguir haciendo cosas. Cada desayuno, media mañana, comida, merienda y cena son un momento del día importante para ti y para tu familia si comes con ellos. Dedícate unos minutos, mímate y disfruta de la compañía y de las recetas ricas que hemos preparado para ti. No piques entre horas Llamamos «picotear» a comer cualquier cosa que no te corresponda en la dieta. Da igual que lo hagas mientras cocinas, mientras ves la tele, mientras los niños meriendan, en el trabajo... Si comes algo que no te corresponde en ese momento o en ese día, te estás saltando la dieta, por insignificante que pueda parecerte. Todo aporta calorías, aunque pienses que «no va a ningún sitio», y hará que adelgaces peor. El picoteo es lo más peligroso que puedes hacer, es jugar con fuego. Se suele empezar por «una galleta después de cenar», o «un trocito de pan» o «el resto del bocadillo del niño», y se termina con un desorden total. Es por eso que nos ponemos muy serios y pesados con este tema: no picotees, haz las cinco tomas diarias que te corresponden y nada más. ¿Comes en el trabajo? Si siempre (o casi siempre) comes o cenas en el trabajo, no tendrás problema para llevarte las recetas de la dieta en una fiambrera. Si eres la primera persona en el trabajo que lo hace, ya que el resto come de tapas, en un restaurante o en el bufé de la empresa, seguro que sentarás precedente y después muchos compañeros te imitarán, porque no hay nada más rico que la comida casera (ni más sano ni más barato). Al principio puede que te cueste seguir la rutina de prepararlo todo la tarde-noche anterior, pero merece la pena en muchos sentidos, no solo por la pérdida de peso. Si las comidas o las cenas por trabajo son algo muy puntual o no puedes llevarte la comida de casa, no te preocupes. Te daremos unos consejos más adelante para que esos momentos estropeen lo menos posible la dieta y el adelgazamiento. Por fin... tu dieta Indicaciones importantes Antes de comenzar con el grueso de este libro (la dieta y sus 20 pasos) queríamos dejar constancia aquí de algunos puntos fundamentales; se trata de dudas o situaciones que, sin duda, se darán en algún momento del proceso. Así que vamos a adelantarnos un poquito y a explicarte estas cuestiones ahora mismo. Pesaje de los alimentos A la hora de cocinar deberás emplear un minuto (no se tarda más) en pesar las cantidades indicadas en cada receta. Son recetas rápidas y sencillas, de forma que el proceso de pesaje, aunque a priori parezca un rollo, no te entretendrá demasiado. Este punto es clave: la única manera en la que controlas la cantidad de calorías y nutrientes que vas a ingerir es mediante las cantidades, de forma que si no eres estricto a la hora de pesar los alimentos, estarás haciendo un esfuerzo (leer este libro, hacer la compra, cocinar, etcétera) cuyo resultado no será tan bueno como podría ser. Digamos que pesar los alimentos es el precio que tienes que pagar (que no es mucho, porque, como decimos, te llevará un minuto) para poder comer variado, saludable y rico aun estando a dieta, para adelgazar a un buen ritmo y, sobre todo, para que aprendas las raciones que te corresponden de cara al futuro. Será la manera en que seas capaz de mantenerte sano y comer de todo sin volver a engordar. Sigue estas indicaciones para pesar los alimentos: • Utiliza una báscula digital, no de aguja. • Pesa exactamente lo que te indicamos de cada ingrediente a la hora de hacer la comida y la cena, según te corresponda en función de tu plan. • Pesa los alimentos en crudo (salvo las verduras, que puedes pesarlas ya cocidas, y las legumbres, en cuyo caso indicamos la cantidad crudas y cocidas). • El peso indicado corresponde a los alimentos netos, es decir, a lo que vas a comer (por ejemplo, las gambas peladas, la patata pelada, el calabacín sin piel, etcétera). Aunque la primera vez que peses los alimentoste parezcan cantidades pequeñas de cada ingrediente, no te preocupes, porque una vez que cocines el plato, la cantidad será más que decente y tu estómago terminará perfectamente saciado. Cambios de ingredientes Como norma general, mientras sigues la dieta, deberás intentar modificarla lo menos posible. Sin embargo, entendemos que a veces tendrás que hacerlo. Por eso en este apartado te vamos a enseñar a hacer cambios en la dieta de forma correcta, para que el ritmo de adelgazamiento no se vea afectado. También te explicaremos cómo adaptarla si sigues una alimentación ovolactovegetariana o vegana, o si tienes pensado cambiar a ese tipo de alimentación. ¿No te gusta un ingrediente? ¿No tienes a mano lo que necesitas para una receta? ¿Te apetece otra cosa? ¿Tienes un ingrediente a punto de estropearse y quieres utilizarlo en lugar del que aparece en la receta? Que no cunda el pánico. A continuación tienes una tabla con los diferentes grupos de alimentos. Dentro de cada grupo puedes cambiar un alimento por otro, siempre que respetes la cantidad indicada en la receta según el plan que te corresponda. Tabla 7. Tabla de cambios PESCADO BLANCO, MARISCOS Y DERIVADOS Abadejo, ancas de rana, bacaladilla, bacalao, besugo, calamar, cigala, fletán, gallo, gulas, lenguado, lubina, merluza, mero, palitos de cangrejo, panga, pulpo, rape, raya, rodaballo, sepia, gambas, langostinos, langosta, mejillones frescos. PESCADO AZUL Arenque, atún, bonito al natural, bonito fresco, boquerón, caballa, carpa, congrio, dorada,* jurel, palometa, pez espada, salmón, salmón ahumado, sardina, trucha. CARNES Y HUEVOS Carne magra de ternera, pechuga de pavo, pechuga de pollo, solomillo de cerdo, huevos. LEGUMBRES Alubias, garbanzos, guisantes, lentejas, soja en grano. VERDURAS, HORTALIZAS Y TUBÉRCULOS Acelgas, alcachofas, apio, berenjena, berros, borraja, brócoli, brotes de soja, calabacín, calabaza, canónigos, cardo, cebolla, champiñones, col rizada, coles de Bruselas, coliflor, endibias, escarola, espárragos verdes o blancos, espinacas, grelos, judías verdes, lechuga, lombarda, maíz cocido,** nabo, pepinillos, pepino, pimientos rojo y verde, puerro, rábano, remolacha, repollo, setas, tomate fresco, zanahoria. CEREALES Y PATATA Arroz, quinoa, espelta, pasta y trigo sarraceno son intercambiables entre sí, la misma cantidad. 50 g de esos cereales equivalen a 200 g de patata. * La dorada es un pescado blanco, pero tan calórico como los azules, por eso está incluido en este grupo. ** El maíz es un cereal, pero a efectos prácticos lo incluimos en el grupo de las verduras y las hortalizas porque cuando está cocido, podemos tratarlo como tal. ¿Qué ocurre si no comes carne, pescado o derivados, huevos o lácteos? Echa un vistazo a la tabla que presentamos a continuación. Tabla 8. Tabla de cambios extra Carnes, pescados o derivados Mitad de cantidad de soja texturizada seca. Mitad de cantidad de seitán. Misma cantidad de tempeh. Doble de tofu. Frutos secos: Plan n.º 1 15 g Plan n.º 2 20 g Plan n.º 3 25 g Plan n.º 4 30 g 1 huevo mediano o 1 lácteo desnatado 20 g de soja texturizada seca. 20 g de seitán. 60 g de tofu. 15 g de frutos secos. 50 g de tempeh. Por ejemplo, si tenemos una menestra con 120 g de carne de ternera, podrías preparar la misma receta, pero con 60 g seitán en lugar de filete de carne. O si tenemos un revuelto de verduras con un huevo, podrías hacer un salteado de verduras sin el huevo y con 15 g nueces en su lugar. Con estas tablas tienes más libertad. Sin embargo, para que la libertad no se convierta en desorden debes recordar estas reglas a la hora de seguir la dieta: • Cambia solo alimentos dentro del mismo grupo, manteniendo la cantidad indicada en la receta. • No hagas cambios continuamente, porque de cambios ordenados es fácil pasar a cambios caóticos, y de ahí a un desorden total. • Utiliza siempre una báscula digital para pesar los alimentos. • No pongas más gramos de los indicados en cada receta, pero tampoco pongas de menos. • No omitas tomas (si lo haces, no estarás bien nutrido y llegarás con hambre/ansiedad a la siguiente comida, con más riesgo de picotear entre horas). • Intenta seguir el orden de los días según consta en la dieta: día 1, día 2, etcétera. ¿Tienes antojos? Ya sabes que nosotros no somos partidarios de prohibir, sino de enseñarte a comer de todo con moderación. Hay alimentos que deben estar presentes a diario en nuestra alimentación (como la fruta, por ejemplo) y otros cuya presencia ha de ser puntual y moderada (como los dulces, por citar algo). Seguramente, mientras sigues la dieta, te apetezca una de esas cosas «prohibidas», o te encuentren en una situación en la que te sea complicado elegir algo más saludable, así que nosotros preferimos adelantarnos a ese momento y a continuación te indicamos cómo consumirlas de forma racional, compensando las calorías mientras tu objetivo sea adelgazar. Lógicamente, no debes abusar: no deberías hacer estos cambios más de una o dos veces por quincena (aunque las calorías sean casi las mismas, la calidad nutricional de tu dieta empeoraría si lo hicieras con más frecuencia). Tabla 9. Antojos Tienes ganas de... ¿Qué puedes hacer? Chocolate La mejor opción sería chocolate con un contenido superior al 70% en cacao. Pero si prefieres el chocolate con leche, la cantidad sería la misma en ambos casos (pues engordan lo mismo): 2 onzas pequeñas como postre. También tenemos otras opciones: • Postre lácteo o helado de chocolate que por unidad aporte menos de 100 Kcal. • En el desayuno, media mañana y merienda tienes varias opciones con chocolate (crema de cacao, barritas o cereales). Eso sí: vigila en esos productos el contenido en grasas y azúcares: cuantos menos, mejor. Pasteles, tartas, dulces Puedes tomar dos pastelitos pequeños (de los que se veden al peso) o dos galletitas, o un trocito pequeño de tarta o de bollo, o una pieza de bollería pequeña (magdalena, etcétera) en lugar del postre de la comida o la cena. Mejor si es casero. Pipas (y otros frutos secos) Puedes tomar 20 gramos (con cáscara) en lugar de una pieza de fruta. Y que sean naturales o tostados, evita los fritos. Palomitas de maíz, snacks del tipo patatas fritas, Un paquete de palomitas pequeño del cine (o medio en casa) podría sustituir alguna tarde de cine a tu merienda. O bien una bolsa de snacks tipo gusanitos o similar que no supere las 150 Kcal si eres mujer, o las 200 Kcal si eres hombre. gusanitos o bolsas similares Recuerda no pasarte con este tipo de productos: una o dos veces por quincena nada más (y cuanto menos, mejor). ¡Confiamos en ti! Aprende a comer bien Con este libro no solo vas a adelgazar, sino que vas a aprender a comer de forma saludable y ligera. Adelgazarás disfrutando de platos deliciosos y «normales», no con sustitutivos de comidas o comiendo siempre lechuga- pechuga/pechuga-lechuga. La idea es que la dieta que aquí tienes sea una herramienta para perder peso, sí, pero también para adquirir hábitos saludables con los que te encuentres a gusto, que te hagan estar bien nutrido, con los que no pases hambre (ni necesidad ni ansiedad) y que luego, en el futuro, quieras seguir manteniendo. Porque si mantienes en el tiempo los hábitos adquiridos durante la dieta, mantendrás el peso. A medida que vayas haciendo la dieta, irás aprendiendo sin darte cuenta, por decirlo de alguna manera, el oficio de alimentarte bien (como antiguamente el zapatero o el herrero aprendían el oficio, mirando y practicando). Así, cuando llegues a tu peso, no necesitarás hacer dieta; simplemente te cuidarás, y lo harás sin esfuerzo porque saldrá de ti de forma natural. Lo cierto es que si has hecho muchas dietas, estarás hasta el gorro de ellas y con motivación cero, lo entendemos. Pero no creemos que hayas hecho una como esta, una en la que vas a comer de todo (de todo, sí, lo repetimos, no es un error de imprenta). Se acabaron las prohibiciones, las dietas raritas, disociadas, hiperproteicas, con productos... Todo es mucho más sencillo. Esetipo de dietas en las que se prohíbe algo no son buenas para la salud ni son realistas a largo plazo (no cambian hábitos, no van a la raíz del problema). Nuestra labor desde hace más de diez años es simplificar las cosas: no queremos que la dieta sea una manera rara de alimentarnos para perder peso. Queremos que suponga un cambio en tu mentalidad, en la forma en que te relacionas con la comida. Un cambio, eso es. Hoy comienzas tu proceso de cambio. Si tú quieres, esta será la última vez que hagas dieta... porque esta vez vas a hacer algo más que una dieta: • Vas a aprender a comer. • Vas a hacer una compra saludable. • Vas a organizar la despensa. • Vas a realizar una planificación semanal. • Adquirirás un hábito culinario. • Controlarás mejor tus impulsos. • Tomarás mejores decisiones alimentarias. • Y, además, mejorarás tu peso y tu salud. ¡Viva la vida sana! Hay tres cosas que han de estar correctamente alineadas para que el proceso de adelgazamiento tenga éxito: 1. Que estés concienciado. 2. Que las circunstancias que hay a tu alrededor te ayuden. 3. Que la dieta sea correcta (agradable, equilibrada, sostenible, instructiva, etcétera). A lo largo de este libro iremos trabajando en esos tres puntos, y verás que no es tan difícil romper con ese círculo vicioso que nos hace enlazar dieta tras dieta a lo largo de los años sin conseguir nada más que sufrir. Por si no lo sabías, ALEA significa Alimentación Ligera, Equilibrada y Adaptada a ti. Si has leído con calma y detenimiento las páginas anteriores, habrás ido aprendiendo (o recordando) conceptos interesantes sobre nutrición, así como adquiriendo destrezas que te serán muy útiles y te harán más sencillo seguir la dieta que estás a punto de comenzar. Habrás determinado también tu peso adecuado, el plan que te corresponde, cuándo has de cambiar el plan a medida que adelgaces, etcétera. Si, por el contrario, has abierto el libro directamente por aquí, en busca de la dieta, sin leer todo lo anterior, te aseguramos que no estás haciendo lo correcto. Da marcha atrás y empieza por el principio, haciendo las cosas bien. De lo contrario, te asaltarán muchas dudas y no sabrás hacer bien el régimen. ¿Qué te vas a encontrar ahora? • Opciones para el desayuno, media mañana y merienda. • Opciones para el postre. • Tu dieta, y tus «20 pasos para el cambio». Un momento, ¿no te ha quedado claro lo de los «20 pasos para el cambio»? Como sabes, en este libro te presentamos un mes de dieta. Cuatro semanas que puedes repetir hasta que alcances tu peso (aunque si no quieres repetir las recetas, siempre tienes otras opciones, como te comentamos en el capítulo 7). Antes de comenzar cada semana de dieta verás varios capítulos en los que repasamos conceptos que te ayudarán a cumplir mejor y más fácilmente el régimen, consejos que te ayudarán a alimentarte mejor y aumentarán tu fuerza de voluntad, que te empujarán a cambiar de actitud hacia la comida. Son 20 en total (cinco cada semana). Por eso los hemos llamado los «20 pasos para el cambio», y por eso este libro se titula Adelgaza por fin con la Dieta ALEA. 20 claves sencillas para conseguir tus objetivos. Todos estos consejos o refuerzos son fruto de haber cribado los problemas más frecuentes que tienen nuestros pacientes durante el tiempo que siguen la dieta. Esos 20 pasos son importantes porque... • Te guiarán durante el proceso. • Te ayudarán a interiorizar los conceptos adecuados para mejorar tu actitud hacia la comida. • Ordenarán tu cerebro. • Te quitarán tus prejuicios, miedos o desilusiones fruto de otras dietas anteriores. • Te generarán más fuerza de voluntad. • Tendrás un mayor convencimiento de lo que quieres y tienes que hacer. No leerás los 20 pasos de golpe, sino que te los iremos dosificando de cinco en cinco, cada semana. Además siguen un orden concreto; su inclusión en una u otra semana no es azarosa. ¿Cómo y cuándo tienes que leer los pasos del cambio? Cuando comiences la primera semana de dieta, esa noche (o cuando te apetezca a lo largo del primer día) deberás leer los cinco primeros pasos que te corresponden esa semana. Antes de terminar la primera semana de dieta te recomendamos releerlos para que los fijes en tu mente. Cuando comiences la segunda semana, encontrarás los pasos del seis al diez. Te recomendamos leerlos el primer día de esa semana. Y al igual que con los cinco primeros, sería genial que los releyeses antes de terminar tu segunda semana. Lo mismo ocurrirá con las dos siguientes semanas. En cada una de ellas encontrarás los pasos del 11 al 15 y del 16 al 20. El hecho de leer y releer los 20 pasos a lo largo del proceso de adelgazamiento hará que se te marquen a fuego y los interiorices. Así te será mucho más sencillo poner en práctica los recursos aprendidos, y seguir la dieta te resultará más cómodo. Con eso no queremos decir que hacer la dieta vaya a ser un paseo, pues todo requiere esfuerzo, y cambiar hábitos es duro, pero hemos intentado (con los 20 pasos, y con una dieta rica, variada y fácil de hacer) ponértelo lo más sencillo posible. Tendrás días mejores y peores, pero no te desanimes. La idea es que te saltes la dieta lo menos posible, pero cuando así sea (en pequeña o gran proporción), no te agobies, simplemente mira hacia delante y haz bien la siguiente toma. Comidas menores Durante la dieta (y durante el resto de tu vida) harás cinco tomas a lo largo del día: desayuno, media mañana, comida, merienda y cena. Repartir así los nutrientes y las calorías durante la jornada te permitirá estar mejor alimentado, tener menos tentaciones de picotear, sufrir menos ansiedad por la comida y no llegar a la comida o la cena con un hambre voraz. Por todo eso sé constante y acostúmbrate a no fallar ninguna toma diaria. Pero si por lo que sea necesitas hacer más o menos tomas, hay solución. Imagínate que no tienes tiempo de tomar algo a media mañana. Esos alimentos que no tomes podrás repartirlos entre el desayuno y la merienda, por ejemplo. O al contrario, supón que tus mañanas son larguísimas porque transcurre mucho tiempo desde el desayuno hasta la comida. Quizá un almuerzo te sepa a poco. Podrías tomar la merienda como un segundo almuerzo en vez de en el horario tradicional. Antes de entrar en materia, unos consejos para el desayuno, la media mañana y la merienda: • Te proponemos siete ideas de desayuno, otras siete de media mañana y siete meriendas distintas. Puedes tomar una opción distinta cada día o bien repetir las que más te hayan gustado. • Verás que hay cantidades diferentes según el plan que te corresponda; sigue las indicaciones. • Las meriendas son un poco más sustanciosas que las medias mañanas, pero si lo prefieres (porque tienes más hambre por la mañana o por lo que sea), puedes intercambiar una por otra (es decir, utilizar las meriendas por la mañana y las medias mañanas por la tarde). • Si la mañana o la tarde se te hacen muy largas, puedes repartir lo que te corresponde en la merienda, por ejemplo, a lo largo de la tarde (o sea, no tienes que tomarlo todo a la vez, sino que lo puedes fraccionar), y lo mismo ocurre con la media mañana. • Si tienes turno de noche algunos días por trabajo, a media noche deberías tomar una toma extra (harás seis comidas en lugar de cinco); hazla como si fuera una «media mañana», siguiendo las cantidades que te correspondan según tu plan. (Aunque más adelante hablaremos de eso.) • Si estás de vacaciones o fuera de casa por trabajo, intenta también hacer las cinco tomas diarias. Seguro que alguna de las muchas opciones que te proponemos se adaptará también a esas circunstancias. • Aunque te guste mucho alguna opción de desayuno, media mañana o merienda, ve alternando entre las diferentes ideas de comidas menores. Así no siempre desayunarás o merendarás lo mismo y tu alimentación será más rica y saludable. • Cuando indicamos «una ración de fruta», como lógicamente no es lo mismo si hablamos de manzana, sandía o uvas, hemos incluido una tabla en las páginas finales, en la que especificamos la
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