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Amebas de vida libre Dalila Y. Martínez Francisco Bravo Eduardo Gotuzzo INTRODUCCIÓN Las amebas de vida libre (AVL)son parásitos protozoarios, que deben su nombre a la propiedad de sobrevivir y replicarse en el ambiente sin requerir un hospedero intermediario. Estas amebas han sido identificadas en el ambiente, en especial en la tierra, el lodo y las aguas contaminadas; se las puede identificar ocasionalmente en aguas frescas y limpias, incluyendo piscinas. Este grupo incluye numerosos géneros, pero solo se reconocen cuatro como patógenos para el ser humano, a saber: Naegleria, Acanthamoeba, Balamuthia y Sappinia.[1] [2] Las infecciones por estos parásitos son infrecuentes y casi siempre fatales, en especial cuando se desarrolla compromiso neurológico. ORGANISMOS El ciclo de vida de las amebas de los géneros Acanthamoeba, Balamuthia y Sappinia tiene dos estadios bien diferenciados y con características propias: trofozoíto y quiste; a diferencia de estos, Naegleria presenta además un estadio flagelado. Los trofozoítos constituyen el estadio reproductivo e invasivo, con características específicas de cada género que le confieren movilidad. Por otra parte, los quistes son formaciones que confieren resistencia ante las condiciones ambientales, como desecación, inanición y diversos agentes químicos y físicos. El estadio flagelado de Naegleria consta de estructuras piriformes, sin capacidad de alimentarse o dividirse, presentes en medios acuosos y cálidos, que en condiciones favorables regresan espontáneamente a trofozoítos. Las características de los estadios de cada género se detallan en la tabla 208-1; a continuación se describen otros datos relevantes. Estadios Naegleria Acanthamoeba Balamuthia Sappinia Trofozoítos Miden 10-25 µm. Miden 20-40 µm, Miden 12-60 µm. Miden 20-60µm. Son termofílicos: 40-45°C. Temperatura apropiada: 30°C, Temperatura: la del ambiente. Nucleo único. Nucleo único Nucleo único. Doble núcleo. Tabla 208-1. Caracteristicas microbiológicas de las diferentes amebas de vida libre. Presente enlos tejidos. Presente en los tejidos y en el ambiente, Presente enlos tejidos. Presente enlos tejidos. Quistes Miden 8-12 µm. Miden 6-30 µm, Miden 12-30 µm. Miden 18-25µm. Forma esférica. Forma esférica o poligonal, Forma esférica. Presentes en el ambiente. Presentes en los tejidos y en el ambiente, Presentes en los tejidos y en el ambiente. Presentes en el ambiente. Núcleo único, Núcleo único, Núcleo único. Doble núcleo. Doble pared, Doble pared, Triple pared. Flagelado Miden 12-18 µm, No aplica, No aplica. No aplica.Biflagelado, Presente en medios acuosos y cálidos, Cultivo in vitro Cultivo en agar enriquecido con bacterias, medio axénico y cultivo celular, ≥ 37°C, Cultivo en agar enriquecido con bacterias, medio axénico y cultivo celular, 30°C, Medio axénico y cultivo celular, 37°C. No crece en medio enriquecido con bacterias. Cultivo en agar enriquecido con bacterias. Naegleria Más de 30 especies conforman el género Naegleria.[3] de las que solo N. fowleri es patógena para el ser humano, pero se han descrito otras especies patógenas para animales. Los trofozoítos se mueven mediante pseudópodos llamados lobopodios. Se desarrollan y multiplican por división binaria a temperaturas de 40ºC a 45°C.[4] Los quistes cuentan con un núcleo central y una pared gruesa con dos poros y se asume que solo se encuentran en el ambiente, pues no se observan en los tejidos.[4] Los quistes pueden mantenerse estables hasta por ocho meses a 4°C, pero son susceptibles a la desecación, en cuyo caso se destruyen; se desenquistan en medios acuosos y de alta temperatura.[5] Acanthamoeba Este género fue descrito por primera vez en 1930 como contaminante de un cultivo de levadur.[6] y posteriormente se lo halló como agente causal de encefalitis granulomatosa amebiana (EGA) y de queratitis amebiana en seres humanos. Se han identificado más de 24 especies de Acanthamoeba. De acuerdo con las características morfológicas y el tamaño del quiste se pueden asignar a tres grupos distintos: el grupo I incluye amebas grandes con quistes de 16-30 µm; los quistes de las amebas de los grupos II y III miden 18 µm o menos, con mínimas diferencias en las formas. Sin embargo, en condiciones de cultivo, estas características no son confiables por lo que se usan técnicas moleculares que permiten identificar 15 genotipos diferentes (T1-T15) basados en los genes del rRNA 18S.[1] Los trofozoítos tienen morfología irregular y presentan múltiples proyecciones delgadas y distintivas llamadas acantopodios.[1] [5] [7] Tienen un núcleo central único con nucléolo prominente y citoplasma abundante de aspecto granular y vacuolar. Al igual que Naegleria se multiplican por división binaria y se alimentan de bacterias por fagocitosis o pinocitosis; sin embargo, algunas de estas bacterias pueden sobrevivir en su interior resultando en una interacción que les confiere virulencia y resistencia a antibióticos; entre dichas bacterias están Legionella spp., Francisellatularensis, Mycobacteriumavium, Vibrio cholerae, Listeria monocytogenes, Helicobacter pylori y Escherichiacoli O157.[5] [8] Los quistes son esféricos o poligonales y tienen pared doble;su citoplasma es granular, con vacuolas alimentarias contráctiles distribuidas alrededor del núcleo. Tiene poros conocidos como ostioles que le permiten monitorizar los cambios ambientales e identificar las condiciones favorables para su transformación a trofozoítos.[7] Balamuthia B. mandrillaris fue aislada por primera vez en 1986 del cerebro de un mandril baboon que murió de una enfermedad neurológica en el Zoológico de San Diego, de ahí deriva su nombre.[9] Posteriormente, en 1991, se la reconoció como un nuevo patógeno humano.[10] hasta la fecha ha habido en todo el mundo más de 200 casos. Los trofozoítos presentan un núcleo único, con nucléolo prominente y un retículoendoplásmico acintado; posee proyecciones citoplasmáticas aplanadas y amplias llamadas lamelipodios, que le permiten desplazarse lentamente. Los quistes también son uninucleados; la pared es característicamente irregular compuesta de tres capas.[1] Balamuthia es difícil de cultivar pues, a diferencia de otras amebas, no crece en placas de agar recubiertas por bacterias y requiere el doble de tiempo para crecer (más de 20 horas). Crece muy bien en cultivos de células de mamíferos y en medio axénico.[4] [11] Su aislamiento a partir del ambiente es sumamente difícil a diferencia de Naegleria y Acanthamoeba; se la ha aislado de la tierra en pocas oportunidades.[12] por lo que se sabe poco sobre su nicho ecológico. Antes solo se había logrado aislarla de materiales de autopsia de seres humanos y animales afectados.[4] [11] Sappinia Recientemente identificada como patógena para el ser humano, con un caso reportado en la literatura.[13] atribuido inicialmente a S. diploidea, pero actualmente se reconoce a S. pedata como la especie responsable.[14] Previamente había sido aislada del ambiente y de las heces de humanos y otros animales, pero nunca fue reconocida como patógena en humanos. El paciente que motivó el reporte estaba sano, era immunocompetente, manejaba ganado y tuvo el antecedente de una sinusitis, lo cual podría corresponder a un factor de riesgo para su transmisión y a la vía de entrada por inhalación, a través de la nasofaringe, con posterior diseminación al sistema nervioso central (SNC). Su característica distintiva es la presencia de dos núcleos adheridos el uno al otro, indicativos de su reproducción asexual, algo también inusual en las amebas de vida libre. EPIDEMIOLOGÍA Naegleria N. fowleri ha sido hallada en todo el mundo, en especial en fuentes de agua tibiacomo lagos artificiales, estanques, manantiales, arroyos y ríos contaminados. No pueden sobrevivir en agua de mar.[5] N. fowleri ha sido aislada de las fosas nasales y la faringe de individuos sanos. Estudios de seroprevalencia muestran positividad para anticuerpos en individuos jóvenes de áreas consideradas endémicas, pero los infantes son negativos, lo cual sugiere que la exposición o las formas subclínicas son frecuentes.[15] Sin embargo, aún se desconocen los factores que confieren susceptibilidad a la infección. Afecta típicamente a niños y adultos jóvenes inmunocompetentes, con historia de una exposición recreativa a fuentes de agua tibia incluyendo lagos, pozas y riachuelos; aguas de piscinas mal cloradas, rara vez por inhalación.[7] Su forma de presentación clínica es la meningitis amebiana primaria (MAP), que está siendo informada mundialmente, pero cuya incidencia es desconocida. El período de incubación desde la exposición hasta el inicio de las manifestaciones clínicas va de un día a dos semanas.[7] Acanthamoeba Acanthamoebase encuentra ampliamente distribuida en la naturaleza y se aísla fácilmente de muestras ambientales como tierra, fuentes de agua y filtros de acondicionadores de aire;también de la boca, la nariz y las heces de individuos sanos. Este género tolera un amplio rango de osmolaridad, por lo que puede sobrevivir en agua destilada, fluidos humanos y agua de mar.[7] [16] Los estudios de sero prevalencia han informado la presencia de anticuerpos anti-acantameba en 80% a 100% de las personas sanas; se ha observado que la población hispana muestra menor probabilidad de desarrollar estos anticuerpos.[17] cuyo papel protector en individuos sanos no está claro, puesto que la mayoría de las infecciones sistémicas por Acanthamoeba ocurren en pacientes inmunocomprometidos. Clínicamente se presentan dos formas bien diferenciadas: la queratitis amebiana y la enfermedad sistémica. La queratitis amebiana (QA) se presenta típicamente en individuos inmunocompetentes, como resultado de un trauma o por el uso inapropiado o el mal mantenimiento de los lentes de contacto y la exposición de estos a agua contaminada;se reconoce esta última situación como un factor predisponente clave, que está presente en 85% de los casos.[18] Entre 2005 y 2007 se informó un brote asociado a una solución comercial multipropósito, que llevó a retirar el producto del mercado.[19] A pesar de todos estos hallazgos, el número tan bajo de casos reportados en comparación con el de usuarios de lentes de contacto sugiere la participación de factores predisponentes.[20] La enfermedad sistémica incluye la encefalitis granulomatosa amebiana (EGA), dermatitis amebiana, rinosinusitis, osteomielitis y enfermedad diseminada amebiana por Acanthamoeba; se presenta en individuos con algún tipo de alteración inmunológica, metabólica, fisiológica o bajo terapia inmunosupresora,o por abuso de drogas o alcohol.[5] [7] La condición predisponente reportada con mayor frecuencia es la infección por el virus de inmunodeficiencia/síndrome de inmunodeficiencia adquirida (VIH/sida).[7] Se presenta a cualquier edad y en ambos sexos, pero la mayoría de los casos reportados han sido en varones adultos. No tiene predilección racial, climática o estacional. Balamuthia La infección por Balamuthia es extremadamente rara: desde su reconocimiento como patógeno humano solo se han informado alrededor de 200 casos en todo el mundo.[9] Afecta tanto a individuos inmunocompetentes como a pacientes inmunocomprometidos por diferentes causas.[21] [22] ocasionalmente se observa en pacientes con VIH/sida.[10] Afecta predominantemente a niños y adultos jóvenes (5 a 60 años) y al sexo masculino;en la serie peruana 50% de los pacientes tuvieron menos de 15 años.[23] Los factores de riesgo asociados a esta infección están mal definidos; se informa con mayor frecuencia la exposición a tierra, por lo que actividades como la jardinería o jugar con tierra se podrían considerar de riesgo; asimismo, nadar en aguas estancadas contaminadas y ser de origen hispano, posiblemente esto último relacionado con factores ambientales, genéticos o socioeconómicos.[24] Previamente los casos se adquirían del medio ambiente, pero en los últimos años se ha documentado la transmisión de un ser humano a otro mediante el trasplante de órganos.[25] de ello ha resultado la adición de B. mandrillarisa la lista de agentes etiológicos de encefalitis grave o fatal con potencial de ser transmitidos mediante el trasplante de órganos. Los países que reportan mayor cantidad de casos son Estados Unidos de Norteamérica (principalmente los estados del sur: California, Mississippi y Texas), Perú y México; también se han informado casos en Europa, Asia y Australia.[21] [22] [25] Los casos peruanos provienen predominantemente de regiones costeras y desérticas, con ríos de bajo volumen (Piura, Ica y Lima). Se desconoce la magnitud real de la carga de enfermedad ocasionada por Balamuthia, porque a menudo es mal diagnosticada como otra enfermedad.[1] [22] CLÍNICA Las amebas de vida libre (AVL) ocasionan tres síndromes clínicos en seres humanos:(1) queratitis amebiana, (2) meningitis amebiana primaria (MAP),(3) enfermedad granulomatosa amebiana; esta última incluye el compromiso cutáneo,la encefalitis granulomatosa amebiana (EGA) y la enfermedad amebiana diseminada. Una comparación de las diferencias en las manifestaciones clínicas entre la MAP y la EGA se detalla en la tabla 208-2. MAP EGA Organismo Naegleriafowleri. Acanthamoeba spp. Balamuthiamandrillaris. Sappinia spp. Grupos en riesgo Niños y adultos jóvenes, inmunocompetentes. Inmunosuprimidos, inmunocompetentes e hispanos. Epidemiología Exposición a fuentes de agua tibia y contaminada. Contacto con tierra, agua y aire. Predominio en los meses cálidos del verano. Cualquier momento del año. Puerta de entrada Epitelio olfatorio. Vía hematógena: piel, pulmones. Epitelio olfatorio. Incubación 1-15 días. Semanas a meses. Curso clínico Agudo, fulminante, fatal en menos de una semana de iniciados los síntomas. Subagudo o crónico, fatal en semanas. Signos y síntomas Cefalea, rigidez cervical, fiebre, náuseas y vómitos, convulsiones y coma. Alteraciones en la personalidad, fiebre, cefalea, confusión, compromiso focal, convulsiones, hidrocefalia, coma. LCR Pleocitosis con predominio de PMN hemorrágico en los estadios tardíos Pleocitosis con predominio de LMN. Se observan trofozoítos en el examen directo. Rara vez se observan trofozoítos o quistes. Tabla 208-2. Diferencias clínicas entre meningoencefalitis aguda primaria (MAP) y encefalitis granulomatosa amebiana (EGA). Resonancia magnética Inespecífica. Lesiones (una omúltiples) que ocupan espacio y captan el contraste. Diagnóstico diferencial Meningoencefalitis aguda hemorrágica, bacteriana o viral. Tumor cerebral, abscesos, meningitis crónica tuberculosa o micótica, hematoma o isquemia intracerebral. LCR: Líquido cefalorraquídeo; PMN: Polimorfonuclear; LMN: Linfomononuclear. Queratitis amebiana La QA es una infección extremadamente grave causada por Acanthamoeba spp., que origina un marcado daño visual. Esta afección involucra un proceso multifactorial que incluye el uso de lentes de contacto por largos períodos, la mala higiene personal, la limpieza inapropiada de los lentes de contacto y la formación en ellos de biopelícula (que incrementan la afinidad por Acanthamoeba) y la exposición a agua contaminada.[16] La QA es una inflamación crónica de la córnea, usualmente unilateral. Su curso es progresivo, dependiendo del tamaño del inóculo y la extensióndel trauma corneal. Los síntomas iniciales se asemejan a la sensación de un cuerpo extraño, seguida de dolor intenso desproporcionado, fotofobia, ojo rojo, lagrimeo constante, blefaroespasmo, conjuntivitis y visión borrosa. Son comunes los intervalos de remisión, lo cual retrasa el diagnóstico ante una falsa respuesta al tratamiento antibiótico o antiviral.[16] Al examen ocular directo se observan un infiltrado corneal en anillo, característico, y congestión conjuntival y corneal intensas. Otros hallazgos comunes incluyen acumulación de pus en la cámara anterior (hipopion), perineuritis radialy escleritis anterior. El retraso del tratamiento lleva al desarrollo de una úlcera corneal, que puede progresar a ceguera, pérdida del ojo y enucleación.[1] [16] Esta infección se diagnostica mal y con frecuencia se confunde con queratitis herpética, bacteriana o fúngica, con lo que se retrasa el tratamiento. Generalmente es de mal pronóstico e inclusive el trasplante de córnea se contamina. En casos raros la lesión puede constituir la puerta de entrada al SNC.[1] [5] Hallazgos patológicos. La cadena de eventos descritos previamente lleva a ruptura de la barrera epitelial, invasión estromal por parte de la ameba, destrucción de queratocitos, inducción de una gran reacción inflamatoria granulomatosa, asociada a zonas de destrucción y necrosis caracterizada por ulceración y perforación corneales.[26] Meningoencefalitis amebiana primaria La MAP es una enfermedad de comienzo brusco y fulminante ocasionada por N. fowleri. Se propone que entra a través del epitelio olfatorio, cruza la lámina cribosa a lo largo de los nervios olfatorios, llega al bulbo olfatorio y finalmente al cerebro.[27] también se cree que es posible adquirir la infección inhalando polvo contaminado. El cuadro clínico recuerda el de una meningitis bacteriana de comienzo agudo, con fiebre, cefalea, dolor cervical, náuseas, vómitos, signos de irritación meníngea y encefalitis de progresión rápida. El paciente presenta inicialmente alteraciones del gusto y de la percepción de los olores, atribuidas al compromiso del nervio olfatorio. Característicamente no hay respuesta a los antibióticos usuales y los pacientes cursan con un deterioro neurológico rápido y progresivo que incluye convulsiones, ataxia, parálisis de nervios craneales confusión, coma y muerte. Es fatal en más de 95% de los casos y la muerte ocurre en un período no mayor de una semana, como consecuencia del desarrollo de hipertensión endocraneana y herniación cerebral. El diagnóstico generalmente es posmortem; hasta ahora ha habido pocos sobrevivientes.[28] [29] Hallazgos patológicos. N. fowleri produce una meningoencefalitis difusa que afecta gravemente la sustancia gris cortical. Su entrada ocurre por el daño de la mucosa olfatoria, penetra el epitelio respiratorio y la submucosa del plexo nervioso y de la placa cribiforme.[27] En el SNC se observan marcada congestión y edema cortical y meníngeo, con lesiones hemorrágicas y necrosis en el bulbo olfatorio y la corteza orbitofrontal. Se observan trofozoítos en los nervios olfatorios, las paredes de las arterias pequeñas y medianas y el espacio perivascular, pero con mínima reacción inflamatoria o sin ella; no se observan quistes. Enfermedad granulomatosa amebiana La enfermedad granulomatosa amebiana incluye la dermatitis amebiana, la encefalitis granulomatosa amebiana (EGA) y la enfermedad amebiana diseminada, las cuales parecen corresponder a diferentes estadios evolutivos en la historia natural de la enfermedad. Los agentes etiológicos reconocidos son: Acanthamoebas pp., B. mandrillaris y Sappiniapedata, esta última con un caso único de EGA. El tiempo de incubación de esta entidad es prolongado, de semanas a meses, motivo por el cual no están bien determinados el modo de adquisición y la fuente de la infección. Acanthamoeba llegaría al SNC predominantemente por vía hematógena, ya sea después de producir una lesión inicial en los pulmones,a los que entra por aspiración, o por inoculación directa a través de la piel dañada, lo que es raro. Por otro lado, B. mandrillaris atravesaría el epitelio respiratorio, progresando a lo largo del nervio olfatorio y llegaría al SNC por un mecanismo similar al descrito para Naegleria;[30] o podría entrar a través de la piel dañada e iniciar su recorrido por vía hematógena al SNC.[1] El curso clínico de la enfermedad sistémica puede ser subagudo o crónico con manifestaciones poco llamativas y duración de semanas a meses. A continuación se describen en detalle los diferentes cuadros clínicos. Compromiso cutáneo o dermatitis amebiana La dermatitis amebiana se presenta como una lesión primaria que representa el lugar de entrada del patógeno a través de la piel lesionada; o puede ser secundaria como parte de una infección diseminada. Debe sospecharse ante la persistencia de lesiones cutáneas luego de tratamientos antibacterianos y antimicóticos. Típicamente se inicia como lesiones indoloras eritemato-violáceas opapulonodulares que confluyen y forman una placa única, infiltrativa de bordes definidos y consistencia gomosa; su tamaño es variable. Rara vez se ulcera cuando el agente causal es B. mandrillaris, mientras que con Acanthamoeba es relativamente frecuente la ulceración en pacientes con VIH/sida. Las lesiones pueden presentarse en cualquier localización, como piernas, tórax, manos, etc.; sin embargo, se ha descrito con frecuencia la localización centrofacial en el caso de Balamuthia, principalmente en los casos peruanos (figura 208-1).[31] También se han descrito lesiones nodulares subcutáneas sin alteración cutánea. Se ha informado el compromiso de la cavidad oral, especialmente del paladar,acompañado de destrucción y deformación graves semejantes a las encontradas en la leishmaniasis mucocutánea, con linfadenopatía cervical asociada.[31] Sin un tratamiento específico o a pesar de él y en un período variable, en promedio seis meses (un mes a seis años) progresará invariablemente a EGA en el caso de B. mandrillaris,[23] [31] mientras que en el de Acanthamoeba no siempre sigue esta evolución.[21] [32] Figura 208-1. Dermatitis amebiana por B. mandrillaris, compromiso centrofacial. Diagnóstico diferencial. Incluye, entre las causas infecciosas, tuberculosis, leishmaniasis mucocutánea, lepra, esporotricosis, paracoccidioidomicosis y rinoescleroma (nariz de fibra). Entre las no infecciosas se pueden citar rosácea edematosa, sarcoidosis, lupus discoide, granulomatosis de Wegener y granuloma letal de la línea media, estos dos últimos cuando la lesión escentrofacial; y carcinomas basales y linfomas, que presentan características más destructivas que infiltrantes.[31] [33] Hallazgos patológicos. Se describe un proceso inflamatorio granulomatoso, con linfocitos, células plasmáticas e histiocitos, que afecta la dermis reticular y excepcionalmente el tejido subcutáneo; característicamente presenta células gigantes multinucleadas, eosinófilos y en algunos casos pequeños focos de vasculitis. Es raro encontrar un componente necrótico, tal vez en pacientes con sida, asociado a Acanthamoeba. Los parásitos son escasos, difíciles de encontrar y se pueden confundir fácilmente con histiocitos (trofozoítos), por lo que ante la sospecha de esta afección se recomienda hacer de 20 a 30 cortes de la biopsia.[21] Solo dos tercios de las lesiones presentan amebas detectables, por lo general intracelulares, a la microscopía convencional (figura 208-2), en sus formas de trofozoítos y quistes. Figura 208-2. Hallazgos histopatológicos en dermatitis amebiana. Encefalitis granulomatosa amebiana La EGA es una enfermedad infecciosa caracterizada por un curso subagudo o crónico, fatal en la gran mayoría de loscasos; hasta el momento ha habido muy pocos sobrevivientes. Una comparación de las manifestaciones clínicas por especie responsable está detallada en la tabla 208-2. El período de incubación de la EGA suele durar de 10 días a un mes después de la exposición, en el caso de Acanthamoeba, y es desconocido en el de Balamuthia. Es frecuente la historia de una lesión cutánea antes del cuadro neurológico cuando el agente involucrado es B. mandrillaris, lo que no sucede con Acanthamoeba. El cuadro neurológico se inicia con fotofobia, cefalea y fiebre; síntomas observados típicamente en la encefalitis. En la mitad de los casos la fiebre precede al inicio de los síntomas y signos neurológicos. Estos son variables: predomina la focalización que corresponde a una o varias lesiones que ocupan espacio y cuya expresión depende del área cerebral afectada; en algunos casos se puede acompañar de signos de irritación meníngea e hidrocefalia. Muchas veces evoluciona al desarrollo de convulsiones, letargia y anisocoria, signos relacionados con el desarrollo de hipertensión endocraneana. Finalmente, el deterioro del nivel de conciencia progresa a coma y muerte en un período de cuatro a 16 semanas desde el inicio del cuadro neurológico.[33] [34] Diagnóstico diferencial. Se deben considerar enfermedades infecciosas y neoplásicas, dependiendo del contexto clínico del paciente, incluyendo tuberculosis, infecciones fúngicas, neurocisticercosis, toxoplasmosis, abscesos bacterianos, émbolos sépticos y tumores (por ejemplo, gliomas).[33] Hallazgos patológicos. Macroscópicamente se observa edema cerebral difuso con herniación de las amígdalas y del uncus. Las meninges se ven congestivas o purulentas en parches y hay grandes lesiones multifocales, necrosantes y hemorrágicas bien delimitadas, pero sin un patrón de distribución (figura 208-3). Las lesiones más importantes que se observan en la microscopía corresponden a angeítis grave, que afecta tanto arterias como venas con una infiltración importante de amebas (trofozoítos y quistes) en toda la pared vascular, lo que lleva a trombosis y microinfartos, que facilitan la invasión ulterior del parénquima cerebral. No se observa inflamación granulomatosa intracerebral ni presencia intravascular de amebas.[33] [35] Figura 208-3. Encefalitis granulomatosa amebiana. Hallazgos macroscópicos. Enfermedad amebiana diseminada En la forma diseminada se ha observado afectación del SNC, la piel, los pulmones, los riñones, la próstata y el útero, con presencia de lesiones granulomatosas, pero no se han observado lesiones vasculares. Otras localizaciones aisladas inusuales han sido: hueso, senos paranasales y oído. La tasa de mortalidad es mayor de 95%.[32] LABORATORIO Y DIAGNÓSTICO Naegleria El hemograma usualmente muestra leucocitosis con predominio de neutrófilos. Imágenes. En la resonancia magnética nuclear (RMN) se observa edema cerebral, con captación aumentada del contraste en las leptomeninges, principalmente las basales, y áreas hemorrágicas y de necrosis.[1] LCR. Los pacientes con MAP generalmente presentan cambios inespecíficos del líquido cefalorraquídeo (LCR) compatibles con meningitis bacteriana con presión de apertura elevada, recuento leucocitario aumentado con predominio polimorfonuclear (PMN), hiperproteinorraquia e hipoglucorraquia. En estadios tardíos de la enfermedad se observa el LCR hemorrágico.[1] [5] Microscopía. Tanto en el examen directo del LCR como en los cortes histológicos se puede observar la presencia de N. fowleri en su forma de trofozoíto, que también se puede visualizar con coloraciones de Wright y Giemsa. N. fowleri no es visible en la coloración de Gram, pues la fijación destruye los trofozoítos. Con el fin de descartar la MAP, Se recomienda hacer un examen directo del LCR en pacientes con meningitis purulenta en quienes no se observen bacterias en la coloración Gram. En los exámenes histológicos, típicamente se observan los trofozoítos alrededor de los vasos sanguíneos. Macroscópicamente (usualmente en la autopsia) se observan edema cerebral, con leptomeningitis aguda y áreas múltiples de hemorragia y necrosis. Identificación del organismo. N. fowleri crece bien en placas de agar recubiertas con bacterias gramnegativas.[4] Sin embargo, para su identificación se requieren anticuerpos monoclonales, análisis del perfil de isoenzimas, reacción en cadena de polimerasa (RCP) o sondas de ácido desoxirribonucleico (ADN), disponibles solo en centros de investigación.[36] Las pruebas serológicas no son útiles para el diagnóstico, por la rapidez de evolución y el desenlace fatal de los pacientes,que usualmente fallecen antes de que la respuesta inmune sea detectable. Acanthamoeba Queratitis amebiana. El diagnóstico de QA se basa en la sospecha clínica y la demostración de Acanthamoeba en muestras de raspado corneal profundo y en la biopsia.[5] La confirmación se hace con el aislamiento de Acanthamoeba de los lentes de contacto o la biopsia corneal. Los resultados iniciales pueden inducir erróneamente al diagnóstico de una etiología bacteriana por las coinfecciones con Staphylococcu sepidermidis, Staphylococcus aureus, Streptococcus pyogenes (β-hemolítico grupo A) o Propionibacterium. La microscopía de luz permite la identificación rápida de estos organismos en lentes de contacto, soluciones para los mismos o biopsias, por lo cual se deben examinar las muestras en directo buscando trofozoítos móviles; en los tejidos se pueden ver los quistes y trofozoítos en preparaciones teñidas con hematoxilina-eosina, Wright, Giemsa, PAS, calcoflúor blanco, etc. Las muestras se deben procesar, además, para cultivo o pruebas moleculares como RCP o ADN para la identificación.[1] [5] El cultivo de Acanthamoeba de una biopsia corneal o de lentes de contacto continúa siendo el método más ampliamente usado, por su simplicidad, bajo costo y no pérdida de células durante el proceso de centrifugación y lavado. La microscopía confocal in vivo constituye una herramienta no invasiva valiosa para el diagnóstico; tiene la ventaja que puede mostrar capas dentro de un espécimen sustancialmente grueso, por lo que es efectiva para la córnea. Tiene una gran sensibilidad, y permite al personal familiarizado con ellos visualizar quistes con las características morfológicas de los de Acanthamoeba.[37] Enfermedad granulomatosa amebiana Imágenes. Generalmente en la EGA hay múltiples lesiones que ocupan espacio con captación de contraste o sin ella.[1] LCR. El LCR sugiere una meningitis crónica, con pleocitosis de predominio linfocitario, hiperproteinorraquia (que puede exceder de 1.000 mg/dL) y glucosa normal o moderadamente disminuida; no se logra visualizar amebas en el examen directo. En pacientes con VIH/sida se pudo aislar Acanthamoeba del LCR.[16] [27] Identificaci ón del organismo. Acanthamoeba spp., crece bien en placas de agar recubiertas con bacterias gramnegativas, que se deben examinar diariamente desde el segundo día, por ocho a 14 días. Para la identificación y confirmación del diagnóstico se cuenta con estudios como inmunofluorescencia indirecta (IFI), RCP y sondas de ADN, pero este último no está ampliamente disponible. Los métodos de RCP tienen como finalidad proporcionar un diagnóstico rápido y se basan en la detección del gen 18S rARN. A partir de esto se ha desarrollado una RCP múltiplex en tiempo real, altamente sensible y específica, con la finalidad de detectar simultáneamente todas la amebas de vida libre patógenas en la misma muestra.[36] Serología. No es útil para el diagnóstico. Estudios previos mostraron la presencia de anticuerpos contra Acanthamoeba en sueros de personaslibres de la enfermedad así como en pacientes con EGA y/o compromiso cutáneo. Balamuthia El diagnóstico definitivo se hace mediante IFI en muestras de tejido fijadas en formalina.[22] otras pruebas incluyen serología y RCP para la identificación de ADN en tejido o LCR.[38] Imágenes. En la tomografía axial computarizada y la RMN se pueden observar leptomeningitis y áreas de hemorragia, necrosis e infarto. También se visualizan edema cerebral periférico y lesiones – una o varias-que ocupan espacio, hipodensas o heterogéneas que captan el contraste, localizadas tanto en la sustancia gris como en la blanca, semejantes a un tumor del SNC o a múltiples abscesos (figura 208-4). Conforme progresa la lesión, se observa un aumento del número y tamaño de las lesiones, acompañado de edema vasogénico y efecto de masa.[1] [22] Figura 208-4. Tomografía de paciente con encefalitis granulomatosa amebiana por B. mandrillaris. Hallazgos en el texto. LCR. Los hallazgos del LCR son generalmente inespecíficos: pleocitosis de predominio linfomononuclear con hiperproteinorraquia y glucosa normal, como en una inflamación subaguda (20-200 células). No se identifican organismos en el LCR.[5] [22] Microscopía. La biopsia es un procedimiento diagnóstico importante. En el tejido cerebral se observan abundantes amebas (trofozoítos y quistes), que son escasas en otros tejidos. Histológicamente no se puede diferenciar de Acanthamoeba en la microscopía de luz con las coloraciones disponibles actualmente. Identificación del organismo. La identificación de B. mandrillaris se hace con estudios de IFI, en tejido fresco o congelado.[4]También se han desarrollado, para una detección rápida, técnicas de RCP utilizando los genes rARN 16S y/o rARN 18S.[39] son altamente específicas y pueden detectar menos de 5 células. Asimismo, se ha desarrollado una RCP múltiplex en tiempo real, altamente sensible y específica, con la finalidad de detectar simultáneamente todas la amebas de vida libre patógenas presentes en la misma muestra.[36] Serología. Se vienen desarrollando estudios para detectar inmunoglobulinas IgM e IgG específicas de Balamuthia,[40] pero no se cuenta en el momento con pruebas que permitan usarlas para el diagnóstico. Los resultados sugieren que la elevación relativa en los títulos de anticuerpos al inicio del cuadro en comparación con controles sanos tal vez tenga alguna utilidad en el diagnóstico. Lamentablemente estas pruebas están disponibles solo en centros de investigación para estudios epidemiológicos. Sappinia La RMN cerebral mostró una masa única captadora del contraste; con la coloración de Giemsa, el tejido reveló una vacuola citoplasmática prominente y dos núcleos juntos. No se pudo cultivar del LCR o el tejido. El diagnóstico se hizo por exclusión, al no presentar reacción con ninguna de las otras especies de amebas de vida libre en el estudio de IFI y con base en los hallazgos morfológicos visibles en la microscopía electrónica. Posteriormente se desarrolló una RCP en tiempo real para distinguir S. pedata y S. diploidea.[14] TRATAMIENTO Y PRONÓSTICO Las infecciones por AVL aún tienen un pronóstico muy desfavorable, independientemente de la especie involucrada, debido principalmente a la falta de un diagnóstico precoz y a la ausencia de un tratamiento óptimo para todos los organismos que las integran; el tratamiento es usualmente empírico. A continuación se describen los tratamientos que han permitido la recuperación en algunos casos (tabla 208-3) y los fármacos que han demostrado alguna actividad in vitro. Tabla 208-3. Tratamientos exitosos utilizados contra amebas de vida libre. Organismo Medicamentos Dosis Referencia Acanthamoeba Queratitis Clorhexidina 0,02% en salino cada hora TO. Seal et al., 1995 Propamidina 0,1% cada hora TO. PHMB 0,02% cada hora - cada 6 horas. Murdoch et al., 1998Propamidina 0,01% cada hora. Clorhexidina 0,1% cada 6 horas. PHMB 0,02% cada hora - 3 horas. Larkin et al., 1992 Clorhexidina 0,006% cada hora. Kosrirukvongs et al., 1999 Naegleria Anfotericina B deoxicolato 0,1 mg 5 veces por día IT. Brown, 1991 Rifampicina 600 mg cada 12 horas vo. Anfotericina B deoxicolato 1,5 mg/kg, cada 12 horas EV. Seidel et al., 1982 1,5 mg cada día IT. Rifampicina 10 mg/kg, cada 8 horas vo. Miconazol 350 mg/m2 cada 8 horas EV. 10 mg/kg, cada día IT. Anfotericina B deoxicolato 60 mg cada día EV. Wang et al., 1993Rifampicina 450 mg cada día vo. Cloranfenicol 1 g cada 6 horas. Anfotericina B deoxicolato 1 mg/kg/dia EV. Vargas-Zepeda et al., 2005Fluconazol 10 mg/kg/día EV. Rifampicina 1 mg/kg/día vo. Acanthamoeba Enfermedad sistémica Itraconazol Oliva et al., 1999 Pentamidina Flucitosina Clorhexidina/ketoconazol - crema Miltefosina 60 mg/mL cada 12 horas TO. Aichelburg et al., 2008 Miltefosina 100 mg cada día vo. Balamuthia Flucitosina 2 g cada 6 horas Deetz et al., 2003 Fluconazol 400 mg cada día. Pentamidina 4 mg/kg/día EV. Azitromicina 500 mg cada día. Trifluoperazina/tioridazina 10 mg cada 12 horas. Sulfadiazina* 1,5 g cada 6 horas. Miltefosina 50 mg cada 12 horas vo. Martínez et al., 2010Albendazol 800 mg cada día vo. Fluconazol 450 mg cada día vo. Sappinia Azitromicina 250 mg cada dia. Gelman et al., 2001 Pentamidina 300 mg cada dia. Itraconazol 200 mg cada 12 horas. Flucitosina 2,75 g cada 6 horas. TO: Tópico; vo.: Vía oral; EV: endovenoso; IT: intratecal; PHMB: Polihexametilenobiguanida. Naegleria Por el retraso en el diagnóstico y su rápida evolución, casi fulminante, no ha habido muchos sobrevivientes.[28] [29] Por este motivo, un diagnóstico precoz y el comienzo temprano de la terapia son críticos para mejorar el pronóstico. El medicamento de elección para tratar la MAP es la anfotericina B deoxicolato (anfoB). N. fowleri ha sido muy sensible a este fármaco in vitro, que ha presentado características amebicidas.[2] Los esquemas exitosos utilizados en los escasos sobrevivientes incluyeron la combinación de anfoB (endovenosa y/o intratecal) con rifampicina y miconazol (endovenoso y/o intratecal).[28] Estudios in vitro sugieren un efecto sinérgico o aditivo entre anfoB y miconazol, pero no mostraron eficacia de larifampicina.[28] Asimismo, demostraron mayor susceptibilidad a ketoconazol que a fluconazol e itraconazol.[2] Otros fármacos utilizados fueron cloranfenicol y sulfonamidas.[28] Estudios en modelo animal mostraron que la azitromicina es activa contra N. fowleri y tendría actividad sinérgica con anfoB.[41] mientras que la claritromicina y la eritromicina tuvieron efectividad mínima.[2] Las artemisinas también mostraron ser activas pero inferiores a la anfoB.[42] La miltefosina y el voriconazol también fueron activos contra N. fowleriin vitro[43] al igual que las fenotiazinas (clorpromazina y trifluoperazina).[2] La anfotericinaliposomal, una forma menos tóxica, fue menos efectiva que la anfoB.[2] A diferencia de Acanthamoeba y Balamuthia, Naegleria no se enquista en el tejido cerebral ante situaciones adversas, sino que permanece en forma de trofozoíto, por lo cual una vez destruido este por acción de un tratamiento efectivo, no hay recurrencia. En resumen, los pacientes con sospecha de MAP deberían recibir dosis altas de anfoBintravenosa como parte de un régimen de combinación. Acanthamoeba El éxito terapéutico depende del diagnóstico y tratamiento tempranos. Hasta el momento, ningún agente ha demostrado ser efectivo para todos los genotipos de Acanthamoeba. Queratitis amebiana Se han utilizado muchos agentes en el tratamiento de la QA, tanto tópicos como sistémicos, con buenos resultados. El éxito del tratamiento se basa en el reconocimiento temprano y el manejo médico intensivo. La combinación de polihexametilenobiguanida(PHMB) 0,02% o clorhexidinabiguanida 0,02% más propamidina 0,01%/hexamidina en gotas ha mostrado tener buena actividad contra Acanthamoeba, tanto in vitro como in vivo;se ha observado un aumento de su efectividad al utilizarlas juntas, logrando inactivar los trofozoítos y quistes en aproximadamente 90% de los pacientes.[44] Esta combinación muestra sinergia al usarla simultáneamente con pentamidina. Sin embargo,se puede acompañar de toxicidad y desarrollo de resistencia.[2] El uso de monoterapia con PHMB o clorhexidina, en un ensayo clínico, mostró que ambas biguanidas son igualmente efectivas, con tasas de éxito de 78% y 85%, respectivamente.[45] Otros agentes utilizados en combinación con clorhexidina o PHMB incluyen ketoconazol, itraconazol, voriconazol y unimidazol tópico al 1%. In vitro, la miltefosina ha tenido excelente actividad contra los trofozoítos y parcial contra los quistes.[43] lo que amerita estudios adicionales. La terapia combinada ha demostrado ser más efectiva que la monoterapia, y se recomienda usarla por períodos de 2-3 meses; se observan recurrencias si se suspende prematuramente el tratamiento. El tratamiento médico falla principalmente en los estadios tardíos de la infección, cuando ya existe afectación profunda del estroma. Los tratamientos alternativos en caso de falla del tratamiento médico incluyen desbridamiento y queratoplastia penetrante. El trasplante corneal queda como última alternativa.[19] Enfermedad sistémica amebiana No existe un esquema de tratamiento específico; a diferencia de la QA, ha sido muy bajo el éxito de las terapias utilizadas; hasta el momento se cuenta con pocos sobrevivientes con manifestaciones cutáneas, rinosinusitis o infección diseminada, incluyendo EGA.[32] Entre los fármacos utilizados in vitro e in vivo con buenos resultados se encuentran fluconazol/itraconazol, 5-fluocitosina, pentamidina, fenotiazinas y sulfadiazina, generalmente en combinación para aprovechar su efecto sinérgico que no se puede observar in vitro.[2] [46] Otros fármacos utilizados en combinación incluyeron trimetroprim-sulfametoxazol, rifampicina y ketoconazol, con los que se logró la recuperación de dos niños con meningitis crónica; últimamente se obtuvo la recuperación de un paciente con HIV/sida con miltefosina.[47] La pentamidina ha mostrado gran actividad contra Acanthamoebain vitro y combinada con las fenotiazina.[48] logró inhibir su crecimiento en un 70% a 90%, es decir, son amebicidas al igual que la miltefosina.[43] sin embargo, sugran toxicidadlimita su uso. La azitromicina demostró tener actividad amebistática in vitro sobre un 98% de los aislamientos, mientras que la claritromicina y la eritromicina fueron inefectivas.[49]Los azoles también resultaron ser amebistáticos: los imidazoles (clotrimazol > bifonazol > ketoconazol) fueron más efectivos que los triazoles (itraconazol >fluconazol).[50] El voriconazol ha mostrado in vitro un efecto inhibidor potente de Acanthamoeba, pero queda pendiente evaluar su efecto in vivo.[43]. Una consideración importante para tener en cuenta es que la miltefosina y las fenotiazinas penetran bien la barrera hematoencefálica (BHE),como la azitromicina, pero se ha reportado que la capacidad de acumulación de esta última en el LCR es muy baja.[51] Por otra parte, la anfoB demostró ser inefectiva, con mínima o ninguna actividad en el caso de Acanthamoeba. Balamuthia El pronóstico de las infecciones por B. mandrillaris aún es muy desfavorable, aunque parece no ser invariablemente fatal. Aún no se ha definido un tratamiento específico, pero con el uso de diversas combinaciones de fármacos por períodos de meses se han logrado algunos sobrevivientes. Se tiene conocimiento de siete sobrevivientes en los Estados Unidos, donde casi invariablemente se utilizó un régimen que incluyó pentamidina, fluconazol, 5-fluocitocina, sulfadiazina y un macrólido (claritromicina o azitromicina); en un caso se usaron tioridazina y miltefosina.[22] [52] [53] A estos casos se suman ocho sobrevivientes en Perú, atendidos en el Instituto de Medicina Tropical Alexander von Humboldt, quienes recibieron regímenes que incluyeron anfoB, itraconazol, albendazol y en los últimos cinco años, miltefosina. De este grupo, tres pacientes desarrollaron GEA antes de comenzar el tratamiento y solo uno quedó con una secuela neurológica: hemiparesia que no limita su independencia.[31] [54] Además de estos regímenes, algunos de los sobrevivientes fueron sometidos a una resección quirúrgica de la lesión en el curso del tratamiento antimicrobiano con la finalidad de disminuir la carga parasitaria, lo cual pudo haber favorecido el resultado.[52] [53] Muy pocos fármacos han mostrado actividad amebicida contra B. mandrillaris in vitro; ellos incluyen miltefosina.[43] propamidine, polimixina B y gramicidina S.[11] sin embargo, estos tres últimos no están disponibles para uso parenteral. Otros fármacos que han demostrado actividad amebistática contra B. mandrillaris fueron pentamidina, azitromicina y anfoB (de mayor a menor eficacia); mientras que fue limitada la eficacia de fluconazol, fluocitocina, sulfadiazina y trimetoprim/sulfametoxazol.[2] [11] Sin embargo, in vivo estos medicamentos parecen tener un efecto sinérgico. Por otro lado, B. mandrillaris tiene la capacidad de evadir el efecto de los antimicrobianos por su propiedad de enquistarse ante un ambiente adverso, permitiendo el desarrollo de infecciones crónicas que se reactivan tardíamente y se diseminan al SNC y a otros órganos, cosa que se observa con el uso de medicamentos amebistáticos.[55] Una consideración importante en la GEA es la necesidad de contar con un fármaco con capacidad de penetrar la BHE y concentrarse en el tejido cerebral. La azitromicina, la pentamidina y la anfoB no atraviesan bien la BHE y por consiguiente no se acumulan en el LCR. Mientras que la miltefosina se concentra bien en el tejido cerebral porque pasa muy bien a través de la BHE. Es un fármaco bastante seguro, cuyos principales efectos adversos son de naturaleza gastrointestinal, como náuseas y dolor abdominal. La miltefosina es una hexadecilfosfocolina desarrollada inicialmente como antineoplásico, pero se encontró que tiene actividad antiprotozoaria y se aceptó su uso en el tratamiento de la leishmaniasis visceral. Actúa sobre enzimas clave involucradas en la síntesis de esterol y fosfolípidos, lo que sugiere que este sería el blanco de su acción.[56] Estimula la secreción de citocinas activadoras (interferón gamma, células T y macrófagos), induce la producción de reactivos microbicidas y causa la muerte celular por un efecto similar a la apoptosis.[56] Sappinia Solo un paciente ha sido reportado hasta el momento; recibió tratamiento prolongado con una combinación de fármacos y sobrevivió. El régimen utilizado incluyó azitromicina, pentamidina, itraconazol y flucitosina asociado a resección quirúrgica; la supervivencia sugeriría que es menos virulenta comparada con otras amebas de vida libre patógenas.[13] BIBLIOGRAFÍA 1. Visvesvara GS, Moura H, Schuster FL. Pathogenic and opportunistic free-living amoebae: Acanthamoeba spp., Balamuthia mandrillaris, Naegleria fowleri, and Sappinia diploidea. FEMS Immunol Med Microbiol. 2007. 50(1): 1-26. 2. Schuster, FL, Visvesvara GS. Opportunistic amoebae: challenges in prophylaxis and treatment. Drug Resist Updat. 2004; 7(1): 41- 51. 3. De Jonckheere JF. A century of research on the amoeboflagellate genus Naegleria. Acta Protozoologica. 2002; 41(4): 309 - 342. 4. Schuster FL. Cultivation of pathogenic and opportunistic free-living amebas. Clin Microbiol Rev. 2002; 15(3): 342-54. 5. Schuster FL, Visvesvara GS.Free-living amoebae as opportunistic and non-opportunistic pathogens of humans and animals. 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