Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
Criptococosis Jairo Lizarazo Elizabeth Castañeda Microbiología El género Cryptococcus está conformado por 39 especies de hongos basidiomicetos de las cuales solo dos: Cryptococcus neoformans y C. gattii se consideran causantes de la criptococosis en hombres y animales. Estas dos especies constituyen lo que se denomina el complejo de especies C. neoformans / C. gattii. Sin embargo, en la literatura se han documentado algunos pocos casos de criptococosis ocasionados por C. laurentii y C. albidus.[1-4] Taxonomía. Taxonómicamente el complejo de especies C. neoformans / C. gattii pertenece al filo Basidiomycota, clase Heterobasidiomicetos, orden Tremelalles, familia Tremellaceae, género Filobasidiella (Kwon Chung), especies: F. neoformans (Kwon Chung), F. bacillispora (Kwon Chung). Anamorfos: Cryptococcus neoformans var. neoformans ([Sanfelice] Vuilleman), Cryptococcus neoformans var. grubii (Franzot, Salkin, Casadevall) Cryptococcus neoformans var. gattii (Vanbreuseghem, Takashio) = C. gattii (Kwon Chung, Boekhout, Fell, Díaz).[4-6] Morfología. Microscópicamente, la mayoría de las blastoconidias (anamorfo, estado asexual) son esféricas u ovaladas con una base de gemación estrecha, unigemantes o multigemantes y con una cápsula que varía de tamaño en el ambiente, en el hospedero y en el cultivo in vitro. El tamaño de las blastoconidias depende del grosor de la cápsula, por lo que van de 5 µm hasta 80 µm; las blastoconidias poseen numerosas inclusiones lipídicas citoplasmáticas.[1] [2] [4] Las basidiosporas (teleomorfo, estado sexual) no tienen cápsula y son de 3 µm a 5 µm, tamaño que permite considerarlas también como propágulos infectantes; en medios de cultivo se transforman en pocas horas en blastoconidias encapsuladas.[4] Recientemente se demostró, en un modelo en ratón, la capacidad de las basidiosporas del complejo de especies C. neoformans / C. gattii de constituirse en propágulos infectantes.[7] Características fenotípicas y genotípicas. Las especies y variedades del complejo de especies C. neoformans / C. gattii poseen, entre otros, cuatro factores de virulencia que a su vez permiten una identificación fácil y adecuada en el laboratorio; son ellos: la cápsula polisacárida que se pone de manifiesto en la observación microscópica, mediante la tinción de contraste con tinta china, a partir de la muestra o del cultivo; el crecimiento a 37°C y las actividades enzimáticas de la ureasa y la lacasa o fenoloxidasa.[1] [2] El crecimiento a 37°C le permite adaptarse a las condiciones fisiológicas del hospedero y diferencia el complejo de las otras especies que comprende el género Cryptococcus. La actividad de la ureasa, enzima que hidroliza la úrea a amonio con incremento del pH, lo diferencia de las especies del género Candida y explica su asociación en la naturaleza con los excrementos de aves, y la actividad de la lacasa o fenoloxidasa, enzima que convierte los compuestos difenólicos (L-DOPA, epinefrina, norepinefrina) a melanina, explica la relación cada vez más documentada del hongo con material vegetal en el ambiente. La presencia de lacasa ha permitido un avance en los estudios del hábitat del hongo mediante el diseño de medios de cultivo con los sustratos adecuados para que se exprese su actividad; en esos medios las colonias aparecen pigmentadas de color café a negro.[1] [2] Los estudios con técnicas moleculares tales como huella digital por reacción en cadena de la polimerasa (PCR), análisis de la longitud de los fragmentos polimórficos amplificados (AFLP, por la sigla en inglés de amplified fragment length polymorphism), amplificación al azar del ADN polimórfico (RAPD, por la sigla en inglés de random amplification of polymorphic DNA), análisis de la longitud de los fragmentos de restricción polimórficos (RFLP, por la sigla en inglés de restriction fragment length polymorphism), cariotipificación y secuenciación han revelado de manera consistente las diferencias entre las dos especies del complejo C. neoformans / C. gattii.[3] [8-10] Además, han permitido clasificar en nueve tipos moleculares o genotipos, a saber: VNI a VNIV y VNB para la especie C. neoformans, y VGI-VGIV para la especie C. gattii. Algunas de las características del complejo C. neoformans / C. gattii como teleomorfo, anamorfo, pareja sexual, serotipos, tipos moleculares y distribución geográfica, se resumen en la tabla 183-1. Tabla 183-1. Complejo Cryptococcus neoformans/Cryptococcus gattii: teleomorfo, anamorfo, pareja sexual, serotipos, tipos moleculares, distribución geográfica. Teleomorfo Filobasidiella neoformans Filobasidiellabacillispora Anamorfo C. neoformans C. gattii C. neoformans var. grubii Híbrido AD C. neoformans var. neoformans Pareja sexual α o a Serotipos A AD D B y C Tipos moleculares VNI/AFLP1 VNB VNIII/AFLP3 VNIV/AFLP2 VGI/AFLP4 VNII/AFLP 1A,B VGII/AFLP6 VGIII/AFLP5 VGIV/AFLP7 Distribución geográfica Mundial Europa y Sur América Regiones templadas, tropicales y subtropicales Tomado de[1,3,4,7,8,9] Se ha secuenciado el genoma de aislamientos de C. neoformans var. neoformans, serotipo D, C. neoformans var. grubii serotipos A y C. gattii serotipo B.[11] Esta información permitirá, entre otras cosas, ampliar el conocimiento sobre la virulencia de este hongo y responder a los interrogantes sobre el éxito del complejo como patógeno humano y de animales [1] [4] Ciclo de vida. El ciclo de vida del hongo involucra dos estados: el anamorfo que se observa con mayor frecuencia, durante el cual se reproduce con blastoconidias haploides, encapsuladas, que se observan y aíslan tanto del ambiente como de las muestras clínicas de hombres y animales. El estado teleomorfo se observa bajo condiciones especiales in vitro y presenta un sistema de apareamiento bipolar codificado por un simple locus de apareamiento con dos alelos alternos MAT α y MAT a. Cuando células α y a se mezclan y siembran en medios de cultivo pobres en nutrientes, especialmente en fuentes nitrogenadas, la proteína G de la subunidad beta (GPB1) reconoce las feromonas secretadas por el tipo de pareja opuesto lo cual activa una cascada de cinasas que resulta en la conjugación y fusión celulares dando origen a filamentos diploides con conexiones en gancho, o fíbulas; al extremo de las conexiones se forman las basidias donde ocurre la meiosis y se generan las cadenas de basidiosporas haploides características de la clase de los Basidiomicetos.[4]. En la literatura está documentado que la mayoría de los aislamientos, tanto clínicos como del ambiente, expresan el locus de apareamiento α y además se lo ha relacionado con patogenicidad; sin embargo, no se ha esclarecido completamente este fenómeno. Se descubrió que bajo ciertas condiciones experimentales las células α llevan a cabo un proceso de fructificación haploide o monocariótica, mitótico y asexual, que da origen a hifas y basidiosporas sin que se produzca el apareamiento con la pareja sexual a, y por ende, sin intercambio de material genético ni meiosis. Este fenómeno explicaría el incremento de la pareja α en la naturaleza y la mayor probabilidad de exposición a ella del hombre y los animales. Recientemente se ha descrito que células de la pareja sexual a pueden presentar también el fenómeno de fructificación haploide, pero no con la eficiencia con que lo llevan a cabo las células α. Uno de los hallazgos más recientes indica que durante la fructificación de células α no isogénicas puede presentarse la formación de células diploides y meiosis; este hallazgo tiene implicaciones para la ecología y evoluciónde C. neoformans.[4]. El teleomorfo se ha observado siempre en condiciones de laboratorio, nunca en el ambiente ni se lo ha aislado de pacientes. De hecho, la gran mayoría de los aislamientos de pareja α se consideran estériles. Debido a la poca eficiencia de los métodos de cultivo, se han estandarizado métodos moleculares como la PCR con los iniciadores específicos, que han permitido la amplificación de los genes STE20a, STE12α, MFa y MFα. Con la PCR se ha confirmado el predominio de la pareja α tanto en los aislamientos clínicos como en los ambientales.[4] Hábitat natural. El hábitat de C. neoformans, definido desde 1955, lo constituyen los suelos enriquecidos con excrementos de aves, principalmente de palomas (Columba livia).[1] [12] El hábitat de C. gattii, por el contrario, era desconocido hasta 1990, cuando investigadores australianos señalaron como su fuente natural los detritos de algunas especies de Eucalyptus en floración.[13] A partir de esa fecha, se ha aislado C. gattii de la naturaleza en asociación con detritos, flores y oquedades de numerosos árboles, entre ellos eucaliptos, acacias, ficus y almendros. Recientemente se ha descrito que esta asociación con materias vegetales es común para las dos especies.[14] [15] Como ya se dijo, la actividad de la fenoloxidasa le permitiría al complejo C. neoformans / C. gattii desarrollarse en la madera en descomposición.[1] [2] [16] También se ha descrito la asociación de las blastoconidias con factores abióticos y bióticos en el ambiente. Entre estos últimos vale la pena destacar la relación con las amebas; in vitro se ha demostrado que las blastoconidias sobreviven en las amebas de una forma similar a lo que sucede cuando se incuban con macrófagos alveolares in vitro. Esta podría ser una explicación para la supervivencia del hongo en la naturaleza. Sobre los factores de virulencia de los aislamientos del complejo de especies C. neoformans / C. gattii que contribuyen a la infección en el hospedero humano, es más probable que todos ellos beneficien al hongo en su nicho primario que son los suelos. Es así como la síntesis de la cápsula lo protege de la desecación y de los predadores del suelo como las amebas. La producción de melanina, que se ha observado en aislamientos a partir de excrementos ha demostrado proteger al hongo de la radiación UV y de las temperaturas extremas. En los excrementos se encuentra un alto contenido de úrea, que la ureasa del hongo convierte en amonio, protegiéndolo así del estrés osmótico.[17] Patogénesis Normalmente, C. neoformans llega al pulmón por inhalación. Esto es seguido por el escape del hongo hacia la circulación sistémica y la diseminación al sistema nervioso central (SNC). Existen varias etapas necesarias para dicha diseminación y se conocen factores tanto del huésped como del hongo que influencian cada una de ellas. La detención del hongo en el pulmón depende de una combinación de respuestas inmunes mediadas por células y de anticuerpos. La diseminación ocurre cuando estas respuestas fallan o cuando las células fagocíticas no son capaces de destruir a C. neoformans, y, por el contrario, se convierten en un nicho para su replicación. Uno de los principales factores del hongo que afectan la diseminación es la cápsula polisacárida, que la promueve en todas las etapas. Las enzimas secretadas son importantes, incluyendo la lacasa y la fosfolipasa B, porque facilitan el escape de la levadura del pulmón, y la ureasa que contribuye al paso a través de la barrera hematoencefálica. Finalmente, varios factores reguladores contribuyen al crecimiento de C. neoformans dentro del SNC (tabla 183-2). [1] [2] [18] Tabla 183-2. Factores microbianos y del huésped involucrados en la diseminación de Cryptococcus neoformans al SNC a partir del pulmón. Estado de la diseminación Factores microbianos quefavorecen la diseminación Factores del huésped que previenen la diseminación Crecimiento en el pulmón/salida del pulmón hacia la circulación sanguínea o al sistema linfático. Cápsula. Lacasa. Fosfolipasa B. Inositol Fosfoesfingolípido- fosfolipasa. Células T CD8+ Th1. Células T CD4+ Th1. FNT-α. INF-γ. IL-18. Granulomas. Anticuerpos. Genética del huésped. Supervivencia en la circulación sanguínea o en el sistema linfático. Cápsula. Macrófagos. Cruce de la barrera hematoencefálica. Transcitosis. Cápsula. Ureasa. Macrófagos. Crecimiento en el cerebro. SRE1.CTR4. Citocinas Th1. Quimiocinas Th1. Genética del huésped. Th: célula T ayudadora, FNT: factor de necrosis tumoral, INF: interferón, IL: interleucina, SRE: proteína de unión al elemento regulatorio del esterol, CTR: transportador del cobre.[1][2][18] Factores de virulencia del hongo. La cápsula polisacárida de C. neoformans, su principal factor de virulencia, está constituida, principalmente, por el glucuronoxilomanano (GXM) una cadena de unidades de manosa unidas en enlaces α 1-3 con grupos xilosil y beta glucuronil, y en menor proporción por el galactoxilomano y las manoproteínas. El grosor de la cápsula está regulado por varios factores ambientales, como la PCO2 ambiental y sérica y las bajas concentraciones de hierro, que lo incrementan. La cápsula tiene un profundo impacto sobre la inmunidad del hospedero, con numerosas funciones entre las cuales se encuentran: ser una barrera para la fagocitosis, agotar el complemento, inhibir la producción de anticuerpos, alterar la secreción de citocinas, interferir con la presentación del antígeno, producir edema cerebral, llevar a la pérdida de los receptores de selectina y del factor de necrosis tumoral, permitir una carga eléctrica altamente negativa alrededor de las blastoconidias, ser capaz de introducirse dentro del espacio intracelular y generar toxicidad local sobre los organelos y además se ha demostrado que favorece la replicación del VIH.[19] [20] En la figura 183-1 se pueden observar las características de la cápsula.[19] reproducción con permiso de Elsevier]. Figura 183-1. Microfotografías y composiciones que muestran la cápsula polisacárida de C. neoformans. A. Suspensión de las células en tinta china; B. Microscopía electrónica de rastreo. C-H. Inmunofluorescencia con el empleo de anticuerpos monoclonales (AcM) específicos contra la cápsula (fluorescencia verde y roja), que muestra también la localización de la pared celular (fluorescencia azul). D. Composición tridimensional de una célula de Cryptococcus marcada con dos AcM diferentes contra la cápsula; la pared celular se ve azul. E. Vista lateral de una sección de la célula mostrada en D. F-H. Cortes que muestran las tres dimensiones de la cápsula, visualizada con los AcM (verde y roja). Imágenes de Oscar Zaragoza y de Maxson et al, 2007b. Reproducida de Advances in Applied Microbiology, Volume 68 S0065216409012040. Oscar Zaragoza, Marcio L. Rodrigues, Magdia De Jesus, Susana Frases, Ekaterina Dadachova, Arturo Casadevall. Capítulo 4. The Capsule of the Fungal Pathogen Cryptococcus neoformans 2009 con permiso de Elsevier. La capacidad de sobrevivir a 37ºC es un factor de virulencia muy importante del complejo de especies C. neoformans / C. gattii y la variedad grubii es la más adaptada a soportar altas temperaturas corporales. C. neoformans ha desarrollado varios mecanismos y vías moleculares para adquirir esta propiedad, entre las que se destaca la de la calcineurina.[20] Se ha propuesto que la melanina protege al hongo por medio de una función antioxidante. También se han descrito otros mecanismos de protección dados por la melanina, a saber: soportar y ayudar a mantener la integridad de la pared celular y alterar la carga eléctrica de la misma, interferir con la respuestade las células T, anular la fagocitosis mediada por anticuerpos y dar protección contra los cambios de temperatura y los agentes antimicóticos.[16] [20] Neurotropismo. Se han planteado varias hipótesis para explicar el neurotropismo de C. neoformans: en primer lugar, la presencia de sustratos específicos de las neuronas como las catecolaminas (dopamina y norepinefrina) que favorecen el crecimiento del hongo al permitir la síntesis de melanina; por otra parte, el SNC puede considerarse un refugio para C. neoformans contra la respuesta inmune y, finalmente, la existencia de receptores específicos en las neuronas que pudieran atraer al hongo más ávidamente que otros órganos durante la infección sistémica.[4] Poco después de la diseminación hematógena de C. neoformans ocurren cambios morfológicos y funcionales en la barrera hematoencefálica que llevan a la apertura de las uniones firmes entre las células endoteliales y con ello a la invasión cerebral por parte del hongo a través de los espacios intercelulares. La denominada teoría transcelular postula que la blastoconidia migra activamente a través de la pared del capilar cerebral, en un mecanismo dependiente de ureasa y continúa su progresión dentro del SNC.[21] Otra teoría, la del “caballo de Troya”, sostiene que las células mononucleares pueden internalizar C. neoformans viable y conducirlo a través del endotelio dentro del SNC.[20] [22] Epidemiología La historia natural de la criptococosis indica que existen numerosas diferencias entre las especies; entre ellas se destacan el estado sexual (teleomorfo) y el tipo de hospedero. Los teleomorfos del complejo son Filobasidiella neoformans y F. bacillispora. C. neoformans, de carácter cosmopolita, tiene predilección por los individuos inmunosuprimidos, y los pacientes infectados por el VIH constituyen la población más afectada. Por el contrario, C. gattii, limitado geográficamente, afecta sobre todo a hospederos inmunocompetentes.[23] La criptococosis se ha descrito en todos los continentes con una distribución limitada por especies y variedades. C neoformans var. grubii se ha reportado en todo el mundo, C neoformans var. neoformans se ha informado especialmente en Europa y algunos casos en Estados Unidos y C. gattii en regiones tropicales y templadas.[24] La criptococosis se presenta con mayor frecuencia en los pacientes con trastorno de la inmunidad celular como los infectados por el VIH, [25] los que padecen enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoide, el lupus eritematoso sistémico o la sarcoidosis, los que reciben terapia inmunosupresora con corticosteroides u otras medicaciones citotóxicas, los pacientes con enfermedades malignas ya sean hematológicas o tumores sólidos y, finalmente, un grupo cada vez más importante, como son los pacientes trasplantados. Es importante anotar que existen pacientes (5% a 31%) en quienes no se identifica un factor de riesgo. De los pacientes afectados por C. gattii más de 90% son aparentemente inmunocompetentes [23] La criptococosis afecta con mayor frecuencia al sexo masculino; en los pacientes con sida la relación hombre: mujer ha venido disminuyendo lo que refleja la epidemiología de la infección por el VIH.[25] La criptococosis es una de las infecciones oportunistas más importantes en los pacientes infectados por el VIH. En los países con alta prevalencia de VIH/sida, C. neoformans es la principal causa de meningitis en adultos, superando a Streptococcus pneumoniae y a Neisseria mningitidis[26] La incidencia promedio de criptococosis en las personas infectadas por el VIH oscila de 0,04% a 12% por año. Un estudio reciente mostró que el África Subsahariana tiene la incidencia promedio anual más alta del mundo, con un valor de 3,2% lo que significa la aparición de 720.000 casos nuevos por año,[27] Por otra parte, la incidencia más baja está en Europa Occidental y Central y Oceanía con un valor de 0,1% o menos en cada una de estas regiones. En el mundo ocurren aproximadamente 957.900 casos nuevos por año de criptococosis meníngea, que producen unas 624.700 muertes en los tres meses siguientes a la infección. La gran mayoría de estas muertes ocurren en el África Subsahariana y la criptococosis es una de las principales causas de muerte en la población general, aun por encima de la tuberculosis.[27] Luego de la introducción de la terapia antirretroviral de gran actividad (TARGA) la incidencia de criptococosis ha disminuido significativamente en Norteamérica y en Europa Occidental. La criptococosis meníngea asociada al VIH es ahora, en algunos países industrializados como los Estados Unidos, un problema para los pacientes que presentan infección avanzada por VIH y que tienen acceso limitado a los servicios de salud.[28] La mortalidad es alta aun con la mejor terapia disponible. En los países industrializados oscila entre 10% y 25% a las 10 semanas del diagnóstico, sin que se hayan observado mayores cambios en los últimos años. En países del África Subsahariana estas cifras se elevan hasta 43%, incluso con tratamiento con anfotericina B. Los pacientes con criptococosis meníngea tratados en estos países con monoterapia de fluconazol no alcanzan a sobrevivir los seis meses.[29] Los pacientes infectados por el VIH y que sobreviven a la criptococosis tienen un mejor pronóstico de vida si reciben la TARGA.[30] En Colombia, en donde la epidemia del VIH/sida va en aumento con una prevalencia del 0,7%, el Grupo Colombiano de Estudio de la Criptococosis estableció para el período 1997-2005, mediante una encuesta nacional, una incidencia promedio anual en la población general de 2,4 casos por millón de habitantes y de 3,3 casos por mil en pacientes infectados por el VIH.[31] Un análisis de los años 2006-2009 muestra cifras similares.[32] La criptococosis afecta rara vez a los niños, a pesar de su exposición temprana al hongo. Cuando se presenta, el cuadro clínico es similar al de los adultos y se han informado tasas altas de mortalidad (37% a 43%). Sin embargo, en Brasil, en un análisis de 53 casos, se observó una mayor frecuencia en el estado de Pará, situado al norte del país, en un área tropical en donde la prevalencia de C. gatti es alta.[33] Epidemia de Vancouver. En la isla de Vancouver, provincia canadiense de Columbia Británica, se ha reportado a partir de 1999 un número inusual de casos de criptococosis en humanos y en animales. Para el período 1999-2007 se conocían 218 casos humanos, con una incidencia promedio anual de 5,8 casos por millón de personas. La mayoría de los pacientes consultaron por enfermedad respiratoria (76,6%) o criptococoma pulmonar (75,4%), 19 personas murieron (8,7%), 55,5% eran hombres y el promedio de edad fue de 58,7 años.[34] La mayoría de los pacientes eran inmunocompetentes y el agente etiológico fue C. gattii, serotipo B, VGIIa/AFLP6/1a, pareja sexual α. El aislamiento del hongo se logró a partir de un gran número de árboles nativos: arces, robles, pinos, abetos y cedros pero no de eucaliptos. Las blastoconidias se aislaron del aire.[35] [36] La incidencia de criptococosis en la isla fue de 8,5 casos por millón de habitantes en 1999, en 2000 se incrementó a 26 y en 2003 alcanzó la cifra de 37 por millón; para dar una idea de su magnitud, la incidencia de criptococosis en los aborígenes del Territorio del Norte de Australia, donde se ha reportado la más alta endemicidad por C. gattii, es de 8,8 casos por millón de habitantes. Todos los pacientes del brote de Vancouver eran residentes en el área o la habían visitado en el año previo al diagnóstico.[34-36] También se diagnosticó la criptococosis en más de200 animales terrestres y marinos, entre ellos perros y gatos, llamas, hurones, delfines y marsopas. Los síntomas que presentaron fueron secreciones nasales, tumores en la piel o infecciones fatales del SNC o los pulmones.[36] [37] Cómo C. gattii adquirió la capacidad de colonizar nuevas regiones bioclimáticas es aún objeto de estudio en muchos laboratorios, al igual que la procedencia de la cepa que dio origen a la epidemia. Los casos humanos y de animales que habían estado restringidos a la isla se han diagnosticado ya en el distrito de Columbia Británica y en los estados de Washington y Oregon en la costa Pacífica de los Estados Unidos.[38] [39] La criptococosis se diagnostica también en animales. C. gattii se ha aislado en numerosas especies de aves en Australia; sin embargo, es llamativo que la infección se localiza en el tracto respiratorio superior.[40] También se informó un brote de criptococosis en aves en Brasil.[41] Se ha aislado C. gattii de gatos, perros, ovejas, caballos, hurones y koalas en Australia; de kiwis en Nueva Zelanda, de un guepardo en África y también se describió un brote de criptococosis por C. gattii en un rebaño de cabras en España.[42] [43] Los sitios primarios de la infección pueden ser la cavidad nasal y los senos paranasales, el cerebro, las meninges y el pulmón.[40-43] En la tabla 183-3 se resume la información sobre hospederos y reservorios del complejo C. neoformans / C. gattii. Tabla 183-3. Complejo Cryptococcus neoformans/Cryptococcus gattii: hospederos, reservorios. C. neoformans var. grubii, C. neoformans var. neoformans C. gattii Hospederos Hombre Inmunosuprimidos. Inmunocompetentes. Animales Palomas, loros, otras aves (lesiones cutáneas). Koalas, perros, gatos, cabras, delfines, marsopas, hurones, loros, cacatúas, guacamayas, kiwis. Clase de patógeno Oportunista. Primario. Reservorios Excrementos de aves. ¿Palomas, vector mecánico? Excrementos de murciélagos, nidos de avispas. Material vegetal: detritos, material en las oquedades de los árboles: eucaliptos, acacias, pinos, robles, cedros, arces, abetos, oities, almendros, tamarindos, ficus, tipuana. Inmunidad La interacción de Cryptococcus con el sistema inmune del huésped es uno de los principales determinantes en el resultado de la enfermedad. A pesar de la infección inicial con C. neoformans en la primera infancia y de la frecuente exposición a las blastoconidias del hongo en el ambiente, los individuos inmunocompetentes son, por lo general, capaces de contrarrestarlas o reducirlas a un estado latente. Sin embargo, las deficiencias inmunológicas, principalmente de tipo celular, llevan a infecciones diseminadas que son uniformemente fatales sin la rápida intervención médica. Existe respuesta inmunológica del huésped contra C. neoformans con mecanismos tanto innatos como adaptativos. De igual suerte, el hongo cuenta con estrategias para tratar de evadir los mecanismos de defensa del individuo. Respuestas innatas contra el complejo C. neoformans/C.gattii. Entre los factores innatos de defensa contra la criptococosis están las barreras físicas como la piel y la mucosa nasal y se conoce bien la actividad contra Cryptococcus de la saliva y el suero humanos. Sin embargo, los principales protagonistas de la respuesta inmune inespecífica contra este hongo son el sistema del complemento y las células fagocíticas. El sistema del complemento (C´) es una cascada de proteínas séricas que ataca a los patógenos y se puede activar por tres vías: la clásica (mediada por anticuerpos), la de las lectinas y la alternativa (mediada por la superficie microbiana). Todas estas vías finalmente convergen en la formación de la C3-convertasa y la fragmentación de C3 en C3a y C3b; este último facilita la opsonización del patógeno y de esta forma permite su reconocimiento mediante los receptores del complemento (CR) presentes en las células fagocíticas; posteriormente se ensambla la convertasa de C5 que permite la fragmentación de este en C5a y C5b. Las funciones de C5a, junto con C3a, son las de mediar en las respuestas inflamatorias y atraer las células efectoras fagocíticas, mientras que C5b inicia la formación del complejo de ataque a la membrana (C5b, C6, C7, C8 y polímeros de C9). Se ha demostrado bien la importancia del sistema del complemento en la criptococosis; los animales de experimentación carentes de elementos del complemento, vía alterna, son más susceptibles a la infección por Cryptococcus y mueren más rápidamente cuando se los inocula con él. Los pacientes con fungemia por C. neoformans presentan deficiencia del factor B de la vía alterna del complemento y estudios hechos en cortes de cerebro de pacientes fallecidos por criptococosis meníngea demuestran ausencia de la unión del factor C3 al hongo. La cápsula polisacárida de C. neoformans impide la activación de la vía de la lectina del complemento al evitar la unión de esta proteína con su residuo de manán.[19] [20] En conclusión, el sistema del complemento es la primera línea de defensa contra Cryptococcus en la circulación y prepara al organismo para la siguiente serie de respuestas inmunológicas por medio de la opsonización del patógeno y la quimiotaxis de las células fagocíticas. La cápsula del hongo funciona como un inhibidor de las respuestas del huésped relacionadas con el complemento, tales como la fagocitosis, mediante la inhibición de la vía clásica.[19] Células efectoras fagocíticas. Se ha demostrado la fagocitosis de Cryptococcus por diferentes tipos de leucocitos tales como macrófagos peritoneales y pulmonares de ratones, macrófagos y neutrófilos humanos y microglia del cerebro. La fagocitosis se desencadena por el reconocimiento directo de la levadura o por medio de los receptores del complemento o Fc de los anticuerpos. Las células dendríticas son capaces de endocitar C. neoformans. Además, tienen como función presentar los principales antígenos del hongo, glicoantígenos y manoproteínas, para la activación de las células T anti-Cryptococcus y de esta manera modular la respuesta inmune adaptativa. Esta acción inductora de la inmunidad celular protectora por parte de las células dendríticas es mucho más eficiente que la desarrollada por los macrófagos alveolares y peritoneales. Los neutrófilos también contribuyen a la respuesta innata contra la criptococosis. Una vez que C. neoformans entra al organismo, los neutrófilos son atraídos rápidamente al sitio de la infección y pueden destruir las levaduras por medio de mecanismos oxidativos, estallido respiratorio. A pesar de su rapidez, esta respuesta no es muy eficiente. Estudios recientes han sugerido que los polimorfonucleares tienen más una función reguladora de las respuestas inmunológicas que una acción antimicrobiana. No obstante, los neutrófilos son capaces de producir péptidos y proteínas antimicrobianos como parte de la respuesta inmunológica. Igualmente, neutrófilos y eosinófilos producen citocinas que estimulan la quimiotaxis de las células T. Los macrófagos son importantes en la criptococosis debido a su interacción con C. neoformans que le permite a este último comportarse como un parásito intracelular. C. neoformans, una vez fagocitado por el macrófago, puede sobrevivir y proliferar dentro del fagosoma y del fagolisosoma, y finalmente producir la muerte de la célula hospedera. No está claro cómo el hongo lleva a la lisis del macrófago y escapa, pero al parecer para la permeabilización es necesaria la actividad de la fosfolipasa B. Recientemente se ha descrito un nuevo mecanismo de expulsión de C. neoformans sin destrucción de la célula hospedera, con posibilidad de transferencia lateral a otro macrófago.Esta capacidad de la levadura de sobrevivir dentro de los macrófagos le permite escapar a la respuesta inmunológica del individuo y le sirve de vehículo, según la teoría del “caballo de Troya” para atravesar la barrera hematoencefálica y entrar al sistema nervioso central.[17] [19] [20] Estos mecanismos descritos favorecen la idea de un rol perjudicial de los macrófagos durante la criptococosis. De hecho, estudios recientes en modelos animales demostraron que la depleción farmacológica de macrófagos o monocitos se asoció con una mayor tasa de supervivencia.[44] [45] Respuesta inmunológica adaptativa contra Cryptococcus. La importancia de la respuesta inmunológica mediada por anticuerpos ha sido motivo de controversia. Se han descrito casos de criptococosis en pacientes con deficiencias de células B o de anticuerpos y, por otra parte, con frecuencia se encuentran anticuerpos contra proteínas y elementos capsulares de C. neoformans en individuos sin infección aparente. Es importante mencionar que se han empleado anticuerpos monoclonales en inmunización pasiva con buenos resultados. Los anticuerpos anti-Cryptococcus desencadenan su función protectora mediante la opsonización de los patógenos para la fagocitosis dependiente del receptor Fc y por la activación de la vía clásica del complemento. La eficacia de la respuesta inmunológica en este caso dependerá de la preponderancia de los anticuerpos protectores. Por el contrario, el exceso de producción de anticuerpos puede ser perjudicial al causar un efecto tipo prozona que puede originar resultados negativos. La inmunidad celular es esencial en la defensa contra Cryptococcus. El gran aumento de los casos de criptococosis asociado a la pandemia del VIH/sida y al uso extenso de terapia inmunosupresora demuestra que las deficiencias en la inmunidad celular predisponen a esta enfermedad. La inmunidad mediada por células destruye directamente la levadura por efectos citotóxicos e indirectamente gracias a las funciones reguladoras de las células naturales asesinas (NK) y de los linfocitos T. Tanto las células NK como los linfocitos T CD4+ y CD8+ tienen actividad fungicida directa y por medio de sus proteínas granulosina y perforina son capaces de inducir la permeabilización y lisis de la levadura. En las células NK es más importante la actividad de perforina, mientras que en las T CD4+ y CD8+ predomina la acción de la granulosina. La inmunidad celular, además de ser capaz de destruir directamente a C. neoformans, induce la expresión de un gran número de citocinas necesarias para el control de la infección. Las citocinas Th1 y Th2 están involucradas en la protección contra Cryptococcus; las asociadas a Th1 son esenciales para la inmunidad natural, mientras que las asociadas a Th2 no son protectoras en los ratones. El aumento en la expresión de las citocinas Th1 como IFN-γ y TNF-α es esencial para el control de la micosis. La IL-17 asociada a la respuesta Th17 modula la supervivencia del ratón ante Cryptococcus. Al contrario, citocinas Th2 como IL-4 e IL-13 reducen la capacidad de respuesta del huésped contra el hongo. En conclusión, el equilibrio Th1-Th2-Th17 es esencial en la supervivencia ante la criptococosis. Las células Tγδ también son necesarias en el mantenimiento del equilibrio entre las citocinas durante la infección.[19] [20] [44-46] Clínica La criptococosis se manifiesta de varias formas clínicas. La más frecuente e importante es la del SNC, seguida por las formas pulmonares. C. neoformans puede afectar prácticamente cualquier órgano o tejido (tabla 183-4). Debido a su importancia diagnóstica y terapéutica, se debe distinguir entre el portador asintomático del hongo, la criptococosis pulmonar y la criptococosis diseminada. La colonización asintomática del árbol bronquial por C. neoformans es infrecuente; los pacientes pueden experimentar una neumonía autolimitada de comienzo poco llamativo y los síntomas, presentes únicamente en la mitad de los casos, son tos seca, dolor torácico y a veces fiebre de baja intensidad. Los casos restantes se descubren por casualidad al hacer estudios imaginológicos del tórax. Las imágenes diagnósticas muestran áreas de neumonitis relativamente bien circunscritas; ocasionalmente se encuentran lesiones cavitadas. El derrame pleural y la adenopatía hiliar no son comunes y las calcificaciones son raras; la resolución radiográfica completa de las lesiones requiere mucho tiempo. Ocasionalmente la enfermedad no se resuelve y se convierte en una neumonía crónica que progresa lentamente por varios años. Rara vez los pacientes desarrollan afectación pulmonar grave que los lleva a la dificultad respiratoria y a la necesidad de soporte ventilatorio. Esta última forma de presentación tiene una alta tasa de mortalidad a pesar del tratamiento ideal. Clínicamente no es posible distinguir la criptococosis pulmonar porque usualmente se presenta sin fiebre y con lesiones delimitadas en la radiografía del tórax, que sugieren una neoplasia y no una infección. El diagnóstico diferencial es amplio, especialmente con enfermedades pulmonares crónicas como la tuberculosis y las neoplasias, con las cuales se puede asociar, bronquiectasias, sarcoidosis, neumoconiosis y otras menos frecuentes. En los pacientes con sida, la afección pulmonar es más frecuente. Los pacientes afectados por C. gattii presentan más frecuentemente masas pulmonares, denominadas criptococomas.[47] El desenlace más temido no es la cronicidad de la lesión pulmonar sino la diseminación silenciosa al SNC que ocurre en 12% a 17% de los pacientes no tratados. Esta complicación, potencialmente fatal, puede ocurrir cuando la neumonía se encuentra estable o en resolución.[47] La criptococosis del SNC se presenta como meningitis, meningoencefalitis, lesiones pseudotumorales o criptococomas. La meningitis es, en la mayoría de los casos, de curso subagudo o crónico, se caracteriza por cefalea de gran intensidad acompañada de náuseas y vómito. Los síntomas constitucionales son variables, pero con frecuencia se observan fiebre y alteración del estado general. Son también frecuentes las alteraciones visuales (oscurecimiento y pérdida de la visión), la oftalmoplejia, ptosis palpebral y diplopía, y la rigidez de nuca. En algunos pacientes se presentan cambios en la conducta que sugieren una enfermedad psiquiátrica.[48] En el examen neurológico los hallazgos más frecuentes son: alteración de la conciencia, rigidez de nuca y signos meníngeos de Kernig y Brudzinski, además de anormalidades en el fondo de ojo, especialmente el papiledema y las hemorragias retinianas debidas a la hipertensión intracraneana y en algunos casos por lesión directa del nervio óptico. En casos crónicos se puede encontrar atrofia de los nervios ópticos con pérdida visual. También se observa alteración de otros pares craneanos, especialmente de los oculomotores. Rara vez hay signos focales neurológicos que cuando se presentan obedecen a lesiones isquémicas secundarias a vasculitis o a criptococomas. No es raro encontrar pacientes con cuadros clínicos de larga evolución, caracterizados por períodos de regresión y exacerbación de los síntomas. En estos casos crónicos se puede presentar la hidrocefalia comunicante con su consecuente hipertensión intracraneana.[48] La forma meningoencefalítica, especialmente asociada al sida, es de curso rápido y muchas veces fulminante; se acompaña de diseminación sistémica de la micosis. Se manifiesta con un deterioro rápido de la conciencia hasta llegar al coma, con escasos signos meníngeos, alteración del estado general con fiebre y, con frecuencia, convulsionestónico-clónicas generalizadas.[25] Las formas localizadas, o criptococomas, producen síntomas y signos neurológicos focales dependiendo del sitio del encéfalo que haya sido afectado y causan el síndrome de hipertensión intracraneana, además de convulsiones; su evolución es generalmente crónica.[49] El diagnóstico diferencial de las formas difusas de criptococosis del SNC se hace con meningitis tuberculosa, neurosífilis, carcinomatosis meníngea, toxoplasmosis y algunas infecciones virales del SNC. Las formas tumorales deben diferenciarse de neoplasias primarias o secundarias del SNC, de otros tipos de granuloma, así como del absceso cerebral y el hematoma subdural crónico. En países con alta incidencia de tuberculosis, la meningitis tuberculosa es el principal diagnóstico diferencial. C. gatti produce, con mayor frecuencia, criptococomas tanto pulmonares como encefálicos.[49] Esta micosis se puede diseminar a órganos y tejidos diferentes del SNC; la piel es el más frecuente. Esta diseminación es más común en pacientes inmunosuprimidos, especialmente por el sida. En la tabla 183-4 se muestran algunas de las manifestaciones clínicas de la criptococosis de otros órganos y tejidos debido a su importancia diagnóstica y terapéutica. Tabla 183-4. Manifestaciones clínicas de la criptococosis en órganos y tejidos diferentes al pulmón y el SNC. Órgano Manifestación clínica Piel. Pápulas, vesículas, placas, abscesos, celulitis, púrpura, lesiones acneiformes, fístulas de drenaje, úlceras, bulas, lesiones herpetiformes, lesiones de tipo molusco contagioso, tumor, infección concomitante. Ojo. Queratitis, coroiditis, endoftalmitis. Tracto genitourinario. Prostatitis, pielonefritis, lesiones genitales. Huesos y articulaciones. Osteomielitis crónica única o múltiple, artritis aguda y crónica. Músculos. Miositis. Corazón. Endocarditis nativa y protésica, aneurisma micótico, miocarditis, pericarditis. Tracto gastrointestinal. Esofagitis, colangitis, duodenitis, colitis, hepatitis, peritonitis, pancreatitis. Mamas. Mastitis. Ganglios linfáticos y bazo. Linfadenitis, esplenitis. Glándula tiroides. Tiroiditis, masa tiroidea. Glándula suprarrenal. Insuficiencia suprarrenal, síndrome de Cushing, masa suprarrenal. Cabeza y cuello. Gingivitis, adenitis salivar, laringitis, masa cervical. Tomado de[1] El hallazgo radiológico más frecuente en la criptococosis pulmonar, tanto en pacientes inmunosuprimidos como en inmunocompetentes, es la presencia de nódulos pulmonares, únicos o múltiples. También se pueden observar, con menor frecuencia, masas, áreas de consolidación pulmonar con broncograma aéreo, adenopatías, derrame pleural y cavernas. En los pacientes VIH positivos los nódulos presentan más cavitaciones y las consolidaciones tienden a ser más extensas.[50] En la neurocriptococosis se pueden observar múltiples alteraciones. La más frecuente en la TAC de cráneo es la dilatación de los ventrículos y en la resonancia magnética (RM) del cerebro, la dilatación de los espacios de Virchow-Robin y el realce leptomeníngeo con el medio de contraste paramagnético. La RM es más sensible que la TAC para detectar estas últimas lesiones. Otras anomalías descritas son los infartos cerebrales, que en muchos casos son espacios de Virchow-Robin dilatados, ventriculitis, criptococomas y abscesos. En muchos pacientes la TAC de cráneo es normal o solo se presenta la atrofia cerebral propia de los pacientes infectados por el VIH. El diagnóstico diferencial de las lesiones cerebrales se hace con la toxoplasmosis, la infección por citomegalovirus, tuberculosis, absceso piógeno, linfoma y metástasis cerebrales. La presencia de lesiones encefálicas detectables en las imágenes diagnósticas constituye un factor de mal pronóstico.[51] Diagnóstico El líquido cefalorraquídeo (LCR) constituye la muestra de elección para el diagnóstico de la criptococosis, dado que la forma meníngea es la más frecuente de la enfermedad; este líquido presenta anormalidades en casi todos los pacientes. Generalmente hay presión elevada, leucocitos aumentados con predominio de linfocitos, proteínas altas y glucosa baja. Las blastoconidias del complejo de especies C. neoformans / C. gattii se observan fácilmente al microscopio con la técnica de exclusión de la tinta china, con una positividad de 90% a 95% en los pacientes inmunocomprometidos y de 70% a 80% en los inmunocompetentes,[31] pero igualmente pueden observarse, aunque muy mal coloreadas y sin la cápsula característica, en la tinción de Gram. Las partículas de tinta china no penetran la cápsula y por lo tanto esta se destaca como en una tinción negativa; en el interior de la cápsula se observa la blastoconidia redonda u ovalada, de 4 µm a 6 µm de diámetro; en algunas ocasiones, debido al grosor de la cápsula, las blastoconidias alcanzan diámetros hasta de 30 µm a 80 µm. Usualmente tienen gemación única, pero en algunos casos es múltiple; hay inclusiones citoplasmáticas de lípidos y la pared es gruesa y refringente, muy esporádicamente se presentan seudohifas. En muestras de LCR es importante establecer la diferencia con los leucocitos que algunas veces se observan rodeados de un halo difuso. También se puede establecer el diagnóstico con la observación de las blastoconidias en otras muestras: esputos, lavado broncoalveolar, orina, biopsias, sangre, médula ósea, exudados de úlceras, material purulento y secreción prostática. Las levaduras encapsuladas establecen el diagnóstico de criptococosis; no obstante, y debido a las diferencias en morbilidad y respuesta a la terapia de las especies del hongo presentes en Colombia, se requiere el cultivo, para poder hacer la identificación completa. Además, existen informes, aunque muy escasos, de aislamientos de C. albidus y C. laurentii de procesos patológicos, lo cual destaca la importancia del cultivo.[1] Si se obtienen biopsias, el diagnóstico se hace con base en las coloraciones de rutina (HE, PAS) y especiales (plata-metenamina, mucicarmina de Meyer, azul de Alcián). En el tejido lo más notorio es la presencia de zonas quísticas en las cuales se observan las levaduras rodeadas de su cápsula, frecuentemente con mínima inflamación. En una serie de autopsias de pacientes con meningoencefalitis por Cryptococcus se establecieron claramente las diferencias significativas entre el número de levaduras y la respuesta inflamatoria en pacientes con infección por el VIH o sin ella. En el primer grupo, las levaduras fueron abundantes pero no se observó inflamación granulomatosa; por el contrario, en el segundo grupo las levaduras fueron escasas pero se observaron granulomas que reflejan el importante papel de la inmunidad mediada por células en respuesta a la lesión ocasionada por el hongo.[1] [2] Cultivo e identificación. El hongo se puede aislar en los medios empleados para el procesamiento bacteriológico del LCR, es decir, agar sangre y caldos enriquecidos al igual que en medios selectivos como el agar glucosado de Sabouraud pero sin cicloheximida o actidiona la cual inhibe el crecimiento de la levadura. Los hemocultivos se siembran en los medios comerciales. La identificación se basa en las características macroscópicas: colonias de crecimiento a las 48 a 72 horas, de color crema y aspecto mucoide; en la imagen microscópica de las levaduras encapsuladas y en las características fenotípicas: la capacidad de crecer a 37ºC, de asimilar creatinina y ciertos carbohidratos y de producir ureasa y fenoloxidasa. La diferenciación de las dos especies del complejo se lleva a cabo en el medio de canavanina-glicina-azul de bromotimol (CGB): C. gattii emplea la glicina del medio como única fuentede carbono y de nitrógeno, con liberación de amoníaco el cual alcaliniza el medio lo que lleva a un cambio del indicador a azul. C. neoformans no usa la glicina y por ende no crece en el CGB. La serotipificación se lleva a cabo por reacciones de aglutinación con antisueros específicos. Actualmente, ante la carencia de los antisueros comerciales se han estandarizado pruebas moleculares para la tipificación.[52] Para los estudios ecológicos y para el aislamiento a partir de muestras contaminadas como los esputos se recomienda el uso de medios con sustratos para la expresión de la fenoloxidasa como el medio con semillas de alpiste negro (Guizotia abyssinica) o con ácido cafeico, pues en ellos es fácil aislar las colonias de color café característico. En la tabla 183-5 se describen las muestras y las pruebas de laboratorio para la identificación de las especies del complejo C. neoformans / C. gattii. Tabla 183-5. Pruebas de laboratorio para la identificación de las especies del complejo C. neoformans. Muestras LCR. Esputos. Orina. Biopsias. Examen directo Tinta china. Nigrosina. Calcoflúor. Coloración de Gram. Coloraciones histológicas. Medios enriquecidos. Cultivos Medios para hemocultivos. Medios selectivos. Sabouraud más cloranfenicol. Ácido cafeico. Agar con alpiste negro (semillas de Guizzotia abysinica). Pruebas inmunológicas Detección de antígeno en LCR y suero: Aglutinación de partículas de látex. ELISA. Identificación Cryptococcus spp. Morfología macroscópica: colonias cremosas a las 48-72 horas. Morfología microscópica: blastoconidias encapsuladas (tinta china). Ureasa: positiva. Fenoloxidasa: positiva. Asimilación de azúcares. C. neoformans var. grubii. C. neoformans var. neoformans. Agar canavanina-glicina-azul de bromotimol (CGB): no hay crecimiento. C. gattii. Agar CGB: crecimiento y viraje del color del medio. Serotipos A, B, C y D. Pruebas moleculares: PCR. Pruebas de sensibilidad a los antimicóticos (CLSI).[53] Anfotericina B. Azoles. Pareja sexual α o a. Apareamiento in vitro con la pareja opuesta en medios pobres en nitrógeno.PCR con iniciadores específicos. Tipos moleculares. Huella digital por PCR/AFLP: VNI/AFLP1, VNII/ AFLPX, VNIII/AFLPXX,VNIV/AFLPXX, VNB/AFLP1A, VGI/AFLPx, VGII/AFLPxx, (VGIIa,VGIIb,VGIIc), VGIII/AFLPxx,VGIV/AFLP. *Cinical and Laboratory Standars Institute. Pruebas de susceptibilidad antimicótica. Para las especies del complejo se determina la concentración inhibidora mínima de los antimicóticos con la técnica de microdilución en caldo estandarizada por el Comité Nacional para Estándares de Laboratorio (NCCLS), ahora Instituto para Estándares Clínicos y de Laboratorio (CLSI, por la sigla en inglés de Clinical and Laboratory Standards Institute). En general, C. neoformans y C. gattii son sensibles a la anfotericina B, adquieren fácilmente resistencia a la 5-fluorocitosina y recientemente las cepas de C. gattii han empezado a mostrar menor susceptibilidad a los azólicos.[53] Pruebas inmunológicas. Para el diagnóstico de la criptococosis se emplea la determinación de la presencia del antígeno en LCR o en suero con el empleo de partículas de látex sensibilizadas con anticuerpos contra C. neoformans. Es una prueba sensible y específica que se ofrece en varios estuches comerciales, los cuales a su vez traen los controles que se deben hacer con el fin de eliminar posibles reacciones inespecíficas. La prueba es reactiva en el 95% de los casos de criptococosis, tanto en pacientes inmunocomprometidos como en los inmunocompetentes; se puede hacer cuantitativamente por lo que tiene valor pronóstico, especialmente en los pacientes no infectados por el VIH. En los pacientes con sida el antígeno circulante se metaboliza más lentamente, por lo que sus títulos se demoran mucho en descender, lo que limita en ellos el valor pronóstico de la prueba. También se ha desarrollado un ensayo inmunoenzimático (ELISA), disponible comercialmente, para medir la antigenemia (tabla 183-5). Tratamiento El tratamiento de la criptococosis se hace teniendo en cuenta si el paciente es o no portador del VIH. En términos generales, el tratamiento incluye tres fases: 1) de inducción, que se hace con el paciente hospitalizado y en la que se busca una rápida eliminación del hongo; 2) de consolidación, en la que, una vez rescatado el paciente, se procede a completar el esquema antimicótico, normalmente en forma ambulatoria; 3) de mantenimiento, especialmente en pacientes inmunosuprimidos, en la que se busca evitar la recaída. En la criptococosis meníngea la fase de inducción termina con la obtención de un cultivo negativo del LCR.[54] La criptococosis pulmonar se debe tratar y el medicamento de elección es el fluconazol. En estos pacientes es necesario descartar la infección del SNC mediante estudio del LCR. En las formas leves y moderadas el tratamiento se hace con fluconazol. Las formas graves se tratan como la criptococosis del SNC (tablas 183-6 y 183-7).[54] El mejor tratamiento de la criptococosis meníngea en los pacientes infectados por el VIH es, en la fase de inducción, la asociación de anfotericina B y 5-fluorocitosina (tablas 183-6 y 183-7). En Colombia, en donde no se consigue la fluorocitosina, una buena alternativa es la combinación de anfotericina B y fluconazol. Tampoco disponemos de las presentaciones lipídicas de anfotericina B, que han demostrado ser efectivas en esta enfermedad. La fase de consolidación se debe continuar con fluconazol. La terapia de mantenimiento también se debe hacer con fluconazol mientras persista la inmunusupresión (tablas 183-6 y 183-7).[54] La evidencia científica de la eficacia de los antimicóticos en estos pacientes se obtuvo antes del advenimiento de los triazólicos. Por ello, aún se recomienda en la fase de inducción asociar anfotericina B con fluorocitosina, o un curso más largo de anfotericina B sola (tablas 183-6 y 183-7). La fase de consolidación se debe hacer con fluconazol.[54] Los pacientes con alteraciones permanentes de la inmunidad deben tratarse de igual forma que los infectados por el VIH.[54] Tabla 183-6. Tratamiento de la criptococosis pulmonar. Forma clínica Estado inmunológico Tratamiento Duración (meses) Leve a moderada. Inmunosuprimido1 e inmunocompetente. Fluconazol 400 mg/día v.o. 6-12 Grave1 Inmunosuprimido e inmunocompetente. Igual que la del SNC. 122 1 A estos pacientes se les debe estudiar el LCR para determinar si existe afectación del SNC. 2 Considerar cirugía ante falta de mejoría clínica o imaginológica. Tomado de [54] Tabla 183-7. Tratamiento de la criptococosis del sistema nervioso central (SNC). Meningoencefalitis Duración VIH positivo Terapia de inducción Anfotericina B (0,7-1,0 mg/kg/día) i.v. + fluocitosina (100 mg/kg/día) v.o. 2 semanas. Terapia alternativa Anfotericina B (0,7-1,0 mg/kg/día) i.v. + fluconazol (800 mg/día. 2 semanas. Terapia de consolidación Fluconazol (400 mg/día) v.o. 8 semanas. Terapia de mantenimiento Fluconazol (200 mg/día) v.o. Mientras persista la inmunosupresión.1,2 VIH negativo Terapia de inducción Anfotericina B (0,7-1,0 mg/kg/día) i.v. + fluocitosina (100 mg/kg/día) v.o. 4 semanas. Terapia alternativa Anfotericina B (0,7-1,0 mg/kg/día) i.v. 6 semanas. Terapia de consolidación3 Fluconazol (400-800 mg/día) v.o. 8 semanas. Criptococomas cerebrales4 Duración Terapia de inducción Anfotericina B (0,7-1,0 mg/kg/día) i.v. + fluocitosina (100 mg/kg/día) v.o. Por lo menos 6 semanas. Terapia de consolidación y mantenimiento Fluconazol (400-800 mg/día) v.o. 6-18 meses. 1 A los pacientes con carga viral indetectable y recuento de células CD4+ mayor de 100/mL durante 3 meses seguidos se les puede suspender la terapia de mantenimiento. 2 En los pacientes que novenían recibiendo TARGA, esta se pueden iniciar entre 2 y 10 semanas después de instaurada la terapia antimicótica. 3 Administrar 800 mg diarios si se utiliza una terapia de inducción con anfotericina B de 2 semanas. 4 Tratamiento antimicótico sin importar el estado inmunológico. Los corticosteroides están indicados para disminuir el efecto de masa y el edema perilesional. Se recomienda la resección quirúrgica de lesiones grandes (más de 3 cm), accesibles y con marcado efecto de masa. Tomado de [54] Los pacientes con criptococomas cerebrales requieren tratamientos más prolongados y la cirugía es una opción en casos de hipertensión intracraneana intratable. También lo es en la criptococosis pulmonar ante la falta de mejoría con el tratamiento o para fines diagnósticos.[54] Los factores de mal pronóstico más importantes para la criptococosis meníngea son: infección por VIH, alteración del estado de conciencia al ingreso, número bajo de leucocitos en el LCR y títulos altos del antígeno capsular en el LCR (1:1.024 o más).[49] La hipertensión intracreaneana constituye una de las complicaciones más graves de la criptococosis meníngea y se atribuye al bloqueo de la reabsorción del LCR en las granulaciones aracnoideas debido al proceso inflamatorio generado por C. neoformans.[55] Debe diagnosticarse tempranamente y su tratamiento debe ser intensivo.[54] [56]. En la figura 183-2 se presenta un algoritmo para el tratamiento de esta complicación. * Con la punción lumbar terapéutica se busca disminuir la presión de apertura en un 50%. En casos seleccionados se puede utilizar drenaje lumbar percutáneo o ventriculostomía temporales. Figura 183-2. Algoritmo para el tratamiento de la hipertensión intracraneana asociada a la criptococosis meníngea. Un número significativo de pacientes con criptococosis del SNC queda con secuelas; las más importantes son: pérdida visual y auditiva, disminución de la capacidad mental, parálisis permanente de pares craneanos, epilepsia e hidrocefalia.[49] El síndrome inflamatorio de reconstitución inmune (IRIS, por su sigla en inglés) ocurre, en la mayoría de los casos, en pacientes con recuentos de T CD4+ muy bajos y cargas virales muy altas que inician TARGA. Su incidencia se calcula en 10% a 25%. Sucede en los pacientes con criptococosis meníngea y se manifiesta por recrudescencia de las manifestaciones clínicas de la enfermedad varias semanas después de iniciada la TARGA. También se puede expresar como una linfadenitis. La diferenciación con la recaída de la criptococosis se hace por la negatividad del cultivo del LCR y del material obtenido de un ganglio linfático afectado.[57] La recomendación actual para el tratamiento del IRIS es la de continuar la terapia antimicótica sin cambio. Si las manifestaciones clínicas son leves, no se requiere tratamiento adicional alguno, ya que estas se resuelven espontáneamente. En los casos graves, en que exista inflamación del SNC con hipertensión intracraneana están indicados los esteroides, preferiblemente dexametasona 8 mg i.v. cada 8 horas durante 2 a 6 semanas. La suspensión de los esteroides se hará gradualmente. También son útiles las punciones lumbares terapéuticas.[54] Control y prevención La criptococosis no es una enfermedad de notificación obligatoria, excepto en la provincia canadiense de Columbia Británica debido a la epidemia de criptococosis gatti en la isla de Vancouver. Esto limita el control epidemiológico de la enfermedad. En la actualidad la mejor manera de prevenir la criptococosis consiste en la administración de TARGA a los pacientes infectados por el VIH. Por otra parte, se debe intentar un diagnóstico temprano para disminuir el impacto de la enfermedad. Existe evidencia de la utilidad de medir el antígeno capsular de C. neoformans en el suero de pacientes VIH positivos muy inmunosuprimidos (CD4+ menos de 100 células/µL) antes de que presenten manifestaciones neurológicas, debido a la alta prevalencia de la criptococosis en este grupo de pacientes.[58] En los últimos años se ha planteado también la inmunoterapia mediante la inmunización pasiva con anticuerpos monoclonales, la inmunización con GXM conjugado con una proteína o la administración de citocinas.[19] [20] BIBLIOGRAFÍA 1. Casadevall A, Perfect JR. Cryptococcus neoformans. ASM Press; 1998; 147(1): 59-60. 2. Mitchell TG, Perfect JR. Cryptococcosis in the era of AIDS-100 years after the discovery of Cryptococcus neoformans. Clin Microbiol Rev. 1995; 8(4): 515-48. 3. Bovers M, Hagen F, Boekhout T. Diversity of the Cryptococcus neoformans-Cryptococcus gattii species complex. Rev Iberoam Micol. 2008; 25(1): S4-12. 4. Idnurm A, Bahn YS, Nielsen K, Lin X, Fraser JA, Heitman J. Deciphering the model patogenic fungus Cryptococcus neoformans. Nature Rev Microbiol. 2005; 3(10): 753-64. 5. Salkin IF, Casadevall A. Cryptococcus neoformans var. grubii: separate varietal status for Cryptococcus neoformans serotype A isolates. J Clin Microbiol. 1999; 37(3): 838-40. 6. Kwon-Chung KJ, Boekhout T, Fell JW, Diaz M. Proposal to conserve the name Cryptococcus gattii against C. hondurianus and C. bacillisporus (Basidiomycota, Hymenomycetes, Tremellomycetidae). Taxon. 2002; 51(4): 804-6. 7. Velagapudi R, Hsueh YP, Geunes-Boyer S, Wright JR, Heitman J. Spores as infectious propagules of Cryptococcus neoformans. Infect Immun. 2009; 77(10): 4345-55. 8. Meyer W, Castañeda A, Jackson S, Huynh M, Castañeda E. IberoAmerican Cryptococcal Study Group. Molecular typing of IberoAmerican Cryptococcus neoformans isolates. Emerg Infect Dis. 2003; 9(2): 189-95. 9. Litvintseva AP, Thakur R, Vilgalys R, Mitchell TG. Multilocus sequence typing reveals three genetic subpopulations of Cryptococcus neoformans var. grubii (serotype A), including a unique population in Botswana. Genetics. 2006; 172(4): 2223-38. 10. Meyer W, Aanensen DM, Boekhout T, Cogliati M, Diaz MR, Esposto MC, et al. Consensus multi-locus sequence typing scheme for Cryptococcus neoformans and Cryptococcus gattii. Med Mycol. 2009; 47(6): 561-70. 11. Loftus BJ, Fung E, Roncaglia P, Rowley D, Amedeo P, Bruno D, et al. The genome of the basidiomycetous yeast and human pathogen Cryptococcus neoformans. Science. 2005; 307(5713): 1321-4. 12. Rosario I, Acosta B, Colom MF. Palomas y otras aves como reservorios de Cryptococcus spp. Rev Iberoam Micol. 2008; 25(1): S13-8. 13. Sorrell TC, Ellis DH. Ecology of Cryptococcus neoformans. Rev Iberoam Micol. 1997; 14(2): 42-3. 14. Lazéra MS, Salmito Cavalcanti MA, Londero AT, Trilles L, Nishikawa MM, et al. Possible primary ecological niche of Cryptococcus neoformans. Med Mycol. 2000; 38(5): 379-83. 15. Callejas A, Ordóñez N, Rodríguez MC, Castañeda E. First isolation of Cryptococcus neoformans var. gattii, serotype C, from the environment in Colombia. Med Mycol 1998; 36(5): 341-4. 16. Nosanchuk JD, Casadevall A. The contribution of melanin to microbial pathogenesis. Cell Microbiol 2003; 5(4): 203-23. 17. Steenbergen JN, Shuman HA, Casadevall A. Cryptococcus neoformans interactions with amoebae suggest an explanation for its virulence and intracellular pathogenic strategy in macrophages. Proc Natl Acad Sci USA. 2001; 98(26): 15245-50. 18. Eisenman HC, Casadevall A, McClelland EE. New insights on the pathogenesis of invasive Cryptococcus neoformans infection. Curr Infect Dis Reports. 2007; 9(6): 457-64. 19. Zaragoza O, Rodrigues ML, De Jesus M, Frases S, Dadachova E, Casadevall A. The capsule of the fungal pathogen Cryptococcus neoformans. Adv Appl Microbiol. 2009; 68: 133-216. 20. Ma H, May RC. Virulence in Cryptococcus especies. Adv Appl Microbiol. 2009; 67: 132-90. 21. Shi M, Li SS, Zheng C, Jones GJ, Kim KS, Zhou H, et al. Real-time imaging of trapping and urease-dependent transmigration of Cryptococcus neoformans in mouse brain. J Clin Invest.2010; 120(5): 1683-93. 22. Charlier C, Nielsen K, Daou S, Brigitte M, Chretien F, Dromer F. Evidence of a role for monocytes in dissemination and brain invasion by Cryptococcus neoformans. Infect Immun. 2009; 77(1): 120-7. 23. Sorrell TC. Cryptococcus neoformans variety gatti. Med Mycol. 2001; 39(2): 155-68. 24. Springer DJ, Chaturvedi V. Projecting global occurrence of Cryptococcus gattii. Emerging Infect Dis. 2010; 16(1): 14-20. 25. Jarvis JN, Harrison TH. HIV-associated cryptococcal meningitis. AIDS 2007; 21(16): 2119-29. 26. Jarvis JN, Meintjes G, Williams A, Brown Y, Crede T, Harrison TS. Adult meningitis in a setting of high HIV and TB prevalence: findings from 4961 suspected cases. BMC Infect Dis. 2010; 10: 67. 27. Park BJ, Wannemuehler KA, Marston BJ, Govendor N, Pappas PG, Chiller TM. Estimation of the current global burden of cryptococcal meningitis among persons living with HIV/AIDS. AIDS. 2009; 23(4): 525-30. 28. Mirza SA, Phelan M, Rimland D, Graviss E, Hamill R, Brandt ME, et al. The changing epidemiology of cryptococcosis: an update from population-based active surveillance in 2 large metropolitan areas, 1992-2000. Clin Infect Dis. 2003; 36(6): 789-94. 29. Mwaba P, Mwansa J, Chintu C, Pobee J, Scarborough M, Portsmouth S, et al. Clinical presentation, natural history, and cumulative death rates of 230 adults with primary cryptococcal meningitis in Zambian AIDS patients treated under local conditions. Postgrad Med J. 2001; 77(914): 769-73. 30. Lortholary O, Poizat G, Zeller V, Neuville S, Boibieux A, Alvarez M, et al. Long-term outcome of AIDS-associated cryptococcosis in the era of combination antiretroviral therapy. AIDS. 2006; 20(17): 2183-91. 31. Lizarazo J, Linares M, de Bedout C, Restrepo A, Agudelo CI, Castañeda E, Grupo Colombiano de Estudio de la Criptococosis. Estudio clínico y epidemiológico de la criptococosis en Colombia: resultados de nueve años de la encuesta nacional, 1997-2005. Biomédica. 2007; 27(1): 94-109. 32. Escandón P. Resumen ACIN 2010 Infectio. 2010. 33. Severo CB, Xavier MO, Gazzoni AF, Severo LC. Cryptococcosis in children. Paediatr Respir Rev. 2009; 10(4): 166-71. 34. Galanis E, MacDougall L. Epidemiology of Cryptococcus gattii, British Columbia, Canada 1999-2007. Emerg Infect Dis. 2010; 16(2): 251-7. 35. Kidd SE, Hagen F, Tscharke RL, Huynh M, Bartlett KH, Fyfe M, et al. A rare genotype of Cryptococcus gattii caused the cryptococcosis outbreak on Vancouver Island (British Columbia, Canada). Proc Natl Acad Sci USA. 2004; 101(49): 17258-63. 36. Kidd SE, Chow Y, Mak S, Bach PJ, Chen H, Hingston AO, et al. Characterization of environmental sources of the human and animal pathogen, Cryptococcus gattii, in British Columbia, Canada, and the Pacific Northwest of the United States. Appl Environ Microbiol. 2007; 73: 1433-43. 37. Stephen C, Lester SJ, Black W, Fyfe M, Raverty S. Multispecies outbreak of cryptococcosis on Southern Vancouver Island, British Columbia. Can Vet J 2002; 43(10): 792-4. 38. Datta K, Bartlett KH, Baer R, Byrnes EJ, III, Galanis E, Heitman J, et al. Spread of Cryptococcus gattii into Pacific Northwest region of the United States. Emerg Infect Dis. 2009; 15(8): 1185-91. 39. Byrnes EJ III, Li W, Lewit Y, Ma H, Voelz K, Ren P, et al. Emergence and pathogenicity of highly virulent Cryptococcus gattii genotypes in the Northwest United States. PLoS Pathog. 2010; 6(4): e1000850. 40. Malik R, Krockenberger MB, Cross G, Doneley R, Madill DN, Black D, et al. Avian cryptococcosis. Med Mycol. 2003; 41(2): 115-24. 41. Raso TF, Werther K, Miranda ET, Mendes-Giannini MJ. Cryptococcosis outbreak in psittacine birds in Brazil. Med Mycol. 2004; 42(4): 355-62. 42. Krockenberger MB, Canfield PJ, Malik R. Cryptococcus neoformans var. gattii in the koala (Phascolarctos cinereus): a review of 43 cases of cryptococcosis. Med Mycol. 2003; 41(3): 225-34. 43. Baró T, Torres-Rodríguez JM, De Mendoza MH, Morera Y, Alía C. First identification of autochthonous Cryptococcus neoformans var. gattii isloated from goats with predominantly severe pulmonary disease in Spain. J Clin Microbiol. 1998; 36(2): 458-61. 44. Alvarez M, Burn T, Luo Y, Pirofski LA, Casadevall A. The outcome of Cryptococcus neoformans intracellular pathogenesis in human monocytes. BMC Microbiology. 2009; 9: 51. 45. Voelz K, May RC. Cryptococcal interactions with the host immune system. Eukaryot Cell. 2010;9(6): 835-46. 46. Wozniak KL, Ravi S, Macias S, Young ML, Olszewski MA, Steele C, et al. Insights into the mechanisms of protective immunity against Cryptococcus neoformans infection using a mouse model of pulmonary cryptococcosis. PLoS one. 2009; 4(9): e6854. 47. Shirley RM, Baddley JW. Cryptococcal lung disease. Curr Opin Pulm Med. 2009; 15(3): 254-60. 48. Bicanic T, Harrison TS. Cryptococcal meningitis. Br Med Bull. 2005; 72: 99-118. 49. Satishchandra P, Mathew T, Gadre G, Nagarathna S, Chandramukhi A, Mahadevan A, et al. Cryptococcal meningitis: Clinical, diagnostic and therapeutic overviews. Neurol India. 2007; 55(3): 226-32. 50. Chang WC, Tzao C, Hsu HH, Lee SC, Huang KL, Tung HJ, et al. Pulmonary cryptococcosis: comparison of clinical and radiographic characteristics in immunocompetent and immunocompromised patients. Chest. 2006; 129(2): 333-40. 51. Charlier C, Dromer F, Lévêque C, Chartier L, Cordoliani YS, Fontanet A, et al. Cryptococcal neuroradiological lesions correlate with severity during cryptococcal meningoencephalitis in HIV-positive patients in the HAART era. PLoS ONE. 2008; 3(4): e1950. 52. Manual Clinical Microbiology. Washington: ASM 53. Clinical and Laboratory Standards Institute (CLSI). Reference method for broth dilution antifungal susceptibility testing of yeasts; approved standard, third edition. CLSI document M27-A3. Wayne, PA. Clinical laboratory Standard Institute, 2008. 54. Perfect JR, Dismukes WE, Dromer F, Goldman DL, Graybill JR, Hamill RJ, et al. Clinical Practice Guidelines for the Management of Cryptococcal Disease: 2010 Update by the Infectious Diseases Society of America. Clin Infect Dis. 2010; 50(3): 291-322. 55. Loyse A, Wainwright H, Jarvis JN, Bicanic T, Rebe K, Meintjes G, et al. Histopathology of the arachnoid granulations and brain in HIV-associated cryptococcal meningitis: correlation with cerebrospinal fluid pressure. AIDS. 2010; 24(3): 405-10. 56. [Guidelines in cryptococcosis--2008]. Rev Soc Bras Med Trop. 2008; 41(5): 524-44. 57. Sungkanuparph S, Filler SG, Chetchotisakd P, Pappas PG, Nolen TL, Manosuthi W, et al. Cryptococcal immune reconstitution inflammatory syndrome after antiretroviral therapy in AIDS patients with cryptococcal meningitis: A prospective multicenter study. Clin Infect Dis. 2009; 49(6): 931-4. 58. Jarvis JN, Lawn SD, Vogt M, Bangani N, Wood R, Harrison TS. Screening for cryptococcal antigenemia in patients accessing an antiretroviral treatment program in South Africa. Clin Infect Dis. 2009; 48(7): 856-62.
Compartir